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26. El futuro de uno depende de su gratitud por el pasado, y está sujeto a la misma

Lo escuché en 1943

Está escrito “El Señor es excelso, y los des­preciables lo verán”, pues sólo los más bajos pueden ver la grandeza. Las letras Yakar (pre­ciado) son las mismas letras de Yakir (conoce­rá). Esto significa que uno conoce la grandeza de algo al grado que lo considera preciado.

Uno recibe la impresión de acuerdo a la im­portancia de la cosa. La impresión nos lleva a la sensación en el corazón, y según la medida con que reconoce la importancia de eso, en esa mis­ma proporción surge dentro de sí regocijo.

De esta forma, si uno reconoce su insignifi­cante estado, en el sentido que no es más privile­giado que sus contemporáneos, significa que uno ve que hay muchas personas en el mundo a las que no se les ha dado la fuerza para realizar la sagrada labor aun de la manera más simple, que es “ Lo Lishmá” (en beneficio de Él), o incluso en Lo Lishmá de Lo Lishmá, o en la preparación para la preparación del revestimiento de la Ke­dushá (Santidad), mientras que a la persona sí se le ha impartido el deseo y el pensamiento para poder llevar a cabo la sagrada labor aunque sea de vez en cuando y de la manera más simple po­sible, entonces puede apreciar la importancia de esto de acuerdo a la importancia que le atribuye a la sagrada labor, y en esa medida debe pronun­ciar sus alabanzas y sentirse agradecido.

Esto se debe a que es cierto que no podemos apreciar la importancia de ser capaz de obser­var a veces las Mitzvot (preceptos) del Creador, aunque sea sin un propósito determinado. En ese estado uno llega a sentir júbilo y alegría en el corazón.

El elogio y la gratitud que uno manifiesta ante ello expanden sus sensaciones, y de esta forma uno se regocija por cada punto de la sagrada la­bor, y sabe para quién está trabajando; y de esta manera se sigue remontando cada vez más alto. Este es el sentido de lo que está escrito: “Te agra­dezco por la gracia que Tú me has concedido”. O sea, agradece por el pasado. Y de este modo uno puede decir lo siguiente con seguridad de sí mismo, y de hecho lo hace: “Y por la que Tú me concederás”.

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