28. No moriré, sino que viviré
En el versículo “No moriré, sino que viviré”, para que uno pueda alcanzar la verdad, debe existir la sensación de que si no la alcanza, se sentirá como si estuviera muerto. Esto se debe a que desea vivir, y significa que el versículo: “No moriré, sino que viviré” se refiere a aquel que desea alcanzar la verdad.
Este es el sentido de “Joná Ben Amitay”. “Jonás” proviene de la palabra hebrea Jonaá (fraude); y Ben (hijo) proviene de la palabra hebrea Mevín (entiende). Uno entiende, porque siempre analiza la situación en la que se encuentra, y ve que se ha engañado a sí mismo y que no está andando por la senda de la verdad.
Esto se debe a que la verdad implica otorgar, es decir, Lishmá (en beneficio del Creador). Lo contrario a esto son el fraude y el engaño, es decir, sólo recibir, que es Lo Lishmá (no en beneficio del Creador). De este modo, uno luego obtiene “Amitay”, que proviene de la palabra “Emet” (verdad).
Este es el sentido de “tus ojos son como palomas”. Einaim (ojos) de Kedushá (Santidad), también llamados “Einaim de la sagrada Shejiná (Divinidad), son Yonim (palomas). Somos engañados, y creemos que ella no tiene Einaim, tal como está escrito en el sagrado Zóhar: “Una bella doncella sin ojos”.
Lo cierto es que, quien es recompensado con la verdad, ve que ella tiene ojos. A esto se refiere el versículo: “De una novia cuyos ojos son bellos, su cuerpo entero no necesita ser examinado”.