98. Se denomina espiritualidad a aquello que nunca se pierde
Se le denomina espiritualidad a aquello que jamás nunca se pierde. Por lo tanto, el deseo de recibir, con su intención de recibir, que es la forma bajo la que se encuentra, se denomina “material”. Esto se debe a que su forma presente ha de ser revocada, y adoptará la forma de, “con intención de otorgar”.
En la espiritualidad, “un lugar verdadero” se denomina “el lugar de la realidad”, pues todos aquellos que entran allí, a ese sitio, ven y perciben lo mismo. Sin embargo, algo imaginario no se denomina “un lugar verdadero”, ya que por ser imaginario, todos lo imaginan de manera distinta.
Cuando nos referimos a los “setenta rostros de la Torá”, nos referimos a que hay setenta niveles. En cada nivel, la Torá es interpretada de acuerdo con el nivel en el que uno se encuentra. Pero un mundo representa una realidad; o sea, todo aquel que llegue a cualquiera de esos setenta niveles que hay dentro de ese mundo, alcanza la misma forma que todos los demás que se encuentren en ese mismo nivel.
De ahí se extrae lo que dicen nuestros sabios, los que interpretaron los versículos de la Torá. Ellos afirman que “esto es lo que Abraham le dijo a Isaac”, y otros dichos similares de nuestros sabios. Afirman lo que se dice y se explica en los versículos.
Así, surge la siguiente pregunta: “¿Cómo supieron lo que uno le dijo al otro?”. Porque aquellos que hayan alcanzado el nivel de Abraham (o de cualquier otro), pueden ver y conocer aquello que Abraham vio y conoció.
Por este motivo conocen lo que había dicho Abraham. Y ocurre lo mismo con todos los demás dichos de nuestros sabios al interpretar los versículos de la Torá. Todo esto se debe a que ellos también alcanzaron ese nivel, y en la espiritualidad, cada grado representa un nivel de realidad. Cada uno ve la realidad del mismo modo en que todos aquellos que llegan a la ciudad de Londres, en Inglaterra, pueden ver lo que hay en la ciudad, y escuchar lo que allí se dice.