115. Inerte, Vegetal, Animal y Hablante
“Inerte” es algo que no tiene un dominio de sí mismo, sino que, en cambio, se encuentra bajo la autoridad de su amo, y debe satisfacer cada deseo del mismo. Por lo tanto, respecto de cuando el Creador creó a la Creación para Su gloria, está escrito lo siguiente: “todo lo que es llamado por Mi Nombre, lo he creado para Mi gloria”. Quiere decir que el Creador creó a la Creación para Su propia satisfacción. La naturaleza del amo está impresa en las creaturas; es decir, ninguna creatura puede trabajar para otro, sino sólo para sí misma.
“Vegetal” es aquello que ya tiene su propia autoridad y dominio en cierto grado. Ya puede realizar algo que sea contrario a la opinión de su amo. Esto significa que ya puede hacer cosas que no sean para sí mismo, sino para otorgar; y esto ya es contrario a lo que está implícito en el deseo del amo que había sido impreso en los inferiores para trabajar sólo a través del deseo de recibir para sí mismos.
Aun así, podemos observar que en el reino vegetal del mundo físico, aunque puedan tener cierta movilidad y se expandan en grosor y en longitud, todas las plantas tienen una única propiedad. En otras palabras, no existe ni una sola planta que pueda ir contra el comportamiento general de todas las demás. Por el contrario, inevitablemente se ciñen a las reglas del reino vegetal y son incapaces de hacer nada que sea opuesto al modus operandi de sus similares.
De este modo, vemos que no tienen una vida propia, sino más bien son partes de la vida de la flora en conjunto. También podemos decir que todas las plantas tienen una única forma de vida para todas ellas en general. Todas las plantas son como una única criatura, y las plantas individuales vienen a ser órganos específicos de este ser.
De modo similar, en la espiritualidad hay personas que ya han adquirido la fuerza necesaria para superar su deseo de recibir en cierto grado, pero que están confinadas a su entorno. No pueden oponerse al entorno en el cual viven; aun así, se esfuerzan en ir contra lo que su deseo de recibir le indica. Esto ya implica que están trabajando con la intención de otorgar.
Animal: Vemos que cada animal tiene sus propias características; no están confinados al entorno, sino que cada uno de ellos tiene sus sensaciones y características propias. Ciertamente pueden operar contra el deseo del amo, pueden trabajar de acuerdo con el atributo de otorgamiento, y además no están confinados al entorno. Por el contrario, conducen sus propias vidas y su vitalidad no depende de la vida de sus amigos. De todas formas, no pueden percibir nada más allá de su propio ser. Dicho de otro modo, no tienen consciencia o sensación de los demás, y obviamente no se preocupan de los demás.
El Hablante posee las siguientes virtudes:
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Actúa contra la intención del amo.
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No está confinado a sus contemporáneos como el reino vegetal; es decir, es independiente de la sociedad.
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También percibe al otro, y por lo tanto puede preocuparse por él y complementarlo, a través de sentir y de lamentarse con los demás, y de poder alegrarse del consuelo de los demás, y por la capacidad de obtener algo del pasado y del futuro. Los animales, en cambio, sólo perciben el presente y su propio ser.