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126. Un sabio llega a la ciudad

Lo escuché durante la comida de Shavuot, mayo de 1947, Tel-Aviv

“Un sabio llega a la ciudad”. El Creador es llamado “Sabio”. Él llega a la ciudad, porque en Shavuot (heb: fiesta de Pentecostés) Él Se mues­tra al mundo.

“El holgazán dice: ‘Hay un león en el cami­no’; quizás el Sabio no esté en Su casa. Quizás la puerta esté trancada”. Nuestros sabios dicen que el hecho es que “te esforzaste y no encontraste, no creas”. Por ende, si ve que no ha encontrado la cercanía del Creador, entonces se le dice que no debe haber trabajado suficientemente. Por eso el versículo lo llama “holgazán”.

¿Y cuál es la razón por la cual no se esforzó? Si está procurando la proximidad del Creador, ¿por qué no quiere hacer un esfuerzo? Después de todo, incluso cuando queremos conseguir al­guna cosa del mundo físico, debemos esforzar­nos. Lo cierto es que uno no desea trabajar; y el problema no es el que declara al decir “Hay un león en el camino”, o sea, que la Sitra Ajra sea, de acuerdo a lo que está escrito, “como un león en sitios secretos”. Quiere decir que quien comienza a andar por la senda del Creador, se encuentra con el león en el camino. Y aquellos que fracasan en esto no pueden recuperarse.

Por eso tiene miedo de comenzar, pues ¿quién puede vencerlo? Entonces se le dice “No hay ningún león en el camino”; es decir, “No hay na­die aparte de Él”. Esto se debe a que no existe ninguna otra fuerza aparte de Él, de acuerdo con el dicho que dice “y Dios hizo que el hombre haya de temerle”.

Y luego encuentra otra excusa más: “Quizás el Sabio no esté en Su casa”. Su casa es Nukva, la santa Shejiná (heb: Divinidad). Por lo tanto, sucede que no puede saber con certeza si está an­dando por la senda de Kedushá o no.

Por eso dice que quizás el Sabio, o sea, el Creador, no esté en Su casa. Esto equivale a de­cir que esta no es Su casa, no de la Kedushá. En­tonces, ¿cómo puede saber si está avanzando a través de Kedushá? Luego se le dice: “El Sabio está en Su casa”; esto significa que “El alma de uno habrá de instruirle”, y que al final sabrá que está avanzando a través de la senda de Kedushá.

Entonces dice: “Quizás la puerta esté trancada y sea imposible entrar, pues se dice que ‘no todos aquellos que desean tomar al Creador habrán de venir y tomarlo’”. Después de lo cual se le dice: “La puerta no está trancada”. Después de todo, podemos ver que muchas personas han ganado la admisión al palacio del rey.

Y a esto contesta: “De todas formas no iré”. En otras palabras, si uno es un holgazán y no quiere esforzarse, se vuelve suficientemente in­genioso para elaborar todo tipo de argumentos, y piensa que sólo le están dificultando la labor.

Pero lo cierto es que quien desea esforzarse ve lo opuesto. Ve que muchos han triunfado. Y aquellos que no quieren esforzase, ven que hay personas que no triunfaron. Y si no triunfaron, se debe a que descubrieron que no querían esforzar­se. Y como es uno holgazán y sólo desea justifi­car sus acciones, pregona como un sabio. Pero lo cierto es que la carga de la Torá y las Mitzvot debe ser aceptada sin discutir ni quejarse, y así ha de triunfarse.

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