153. Un pensamiento es el resultado de un deseo
Un pensamiento o idea es el resultado de un deseo. Una persona piensa en lo que desea, y no piensa en lo que no desea. Por ejemplo, una persona jamás piensa en el día de su muerte. Por el contrario, siempre tenderá a contemplarse en un estado de eternidad, ya que esto es lo que desea. De esta forma, uno siempre tiende a pensar en aquello que es deseable para él.
Sin embargo, el pensamiento cumple una función particular: intensifica el deseo. El deseo permanece en su sitio; no tiene el poder de expandirse y de ejecutar su acción. Aun así, por medio del pensamiento y de la contemplación respecto de algún asunto determinado causa que el deseo le pida al pensamiento que le provea algún consejo o sugerencia acerca de cómo realizar ese deseo; de este modo el deseo crece, se expande y ejecuta su trabajo.
Resulta que el pensamiento está al servicio del deseo, y el deseo representa el objeto. Ahora, puede haber un “objeto” grande o pequeño. Un gran “objeto” tiende a dominar a los más pequeños.
A quien tiene un pequeño “objeto” y no posee dominio en absoluto, se le aconseja incrementarloa través de persistir en el pensamiento del deseo, ya que el pensamiento crece en la medida que uno piense en él.
Y de este modo, podemos decir que “en Su ley medita él día y noche”; pues al persistir en ello, alcanza un gran “objeto” hasta convertirse en el verdadero dominador.