201. Espiritualidad y corporalidad
¿Por qué es que vemos que hay muchas personas que trabajan tan diligentemente por cuestiones corporales, incluso cuando están en riesgo sus propias vidas, mientras que cuando se trata de cuestiones espirituales todos tienen tanto cuidado y realizan todo tipo de cálculos por temor a asumir cualquier tipo de riesgo? Es más, uno es capaz de esforzarse en asuntos del mundo físico aun cuando no ha de recibir una gran recompensa por su trabajo. Pero en la espiritualidad, uno no puede acceder a trabajar a menos que tenga certeza de que recibirá una buena recompensa por su trabajo.
El hecho es que se sabe que el cuerpo no tiene valor alguno. Después de todo, uno ve que este es pasajero y parte sin dejar huella; así de fácil es abandonarlo, puesto que, de todas formas, no vale nada.
No obstante, en la espiritualidad existe un discernimiento de Klipot (heb: Cáscaras); estas son las que guardan el cuerpo y lo mantienen. Por eso es que resulta difícil dejarlo partir. Y por eso es que vemos que es más fácil para las personas seglares abandonar sus respectivos cuerpos, pues no sienten el peso del mismo en la misma medida.
Pero no ocurre lo mismo en relación a la espiritualidad; es el Ajoraiim (heb: Parte posterior o de atrás) de Kedushá (heb: Santidad), llamada “devoción”. Es específicamente a través de esto que uno obtiene la Luz. Y antes de alcanzar un completo estado de devoción, uno no puede alcanzar ningún grado.