209. Tres condiciones para una plegaria
Existen tres condiciones para una plegaria:
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Creer que Él puede salvarle, aunque uno se encuentre en la situación más crítica entre todos sus coetáneos. Pues, aun así, “¿Acaso la mano del Señor es demasiado corta” para salvarle? De ser así, entonces “el Señor no puede salvar a Sus vasijas”.
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Uno ya no ve otra solución, pues ya ha probado todo lo que estaba en su poder, y aun así no encontró la cura para su difícil situación.
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Si Él no le ayuda, estaría mejor muerto que vivo. La plegaria es la petición [32] en el corazón. Cuanto más perdido está, tanto mayor es la plegaria. Claramente, aquél que carece de lujos no es igual que aquél otro que ha sido sentenciado a muerte, al que le falta sólo ser ejecutado, pues ya está encadenado con cadenas de hierro, y que se para e implora por su vida. Ciertamente, este no descansará ni dormirá, ni se distraerá por un momento de rezar por su vida.
[32] En el manuscrito, esta palabra está escrita con lo que parecen ser dos letras iniciales. Con una quiere decir “perdido” y con la otra quiere decir “trabajo”. Parece que el sentido apropiado corresponde más con “trabajo”, puesto que es parte de la frase que dice: “la plegaria es el trabajo en el corazón”; sin embargo, aparentemente cambia las letras de forma deliberada para aludir a “perdido”, puesto que esta es la palabra a la que se está refiriendo en el resto del artículo.