Según el pensamiento de la Creación, tenemos que llegar a la
condición donde podamos vivir y existir según las leyes
espirituales. Todas las desgracias que ocurren a cada uno de
nosotros, así como también todos los desastres y catástrofes,
suceden para que toda persona y la humanidad como un todo, sean
llevadas a cumplir los mandamientos espirituales durante su vida en
este mundo. Esto es lo que Baal HaSulam escribe:
La Cabalá es la instrucción mediante la cual el Creador será
revelado a las criaturas vivientes en este mundo. La Cabalá no
escribe sobre lo que nos ocurrirá después de la muerte, sino más
bien, escribe acerca de lo que nos debería ocurrir durante nuestra
vida en este mundo. La Cabalá habla sólo de lo que una persona en
este mundo necesita; lo que ella debe lograr para evitar vivir su
vida en vano sólo para involuntariamente volver de nuevo y completar
todo lo que antes no finalizó. Por consiguiente, La Cabalá es la
ciencia más indispensable y práctica en este mundo.
Es imposible que escapemos, la vida misma nos obliga a realizar esta
terminación, y como resultado de todo nuestro sufrimiento, llegamos
a la corrección completa o Gmar Tikkún. ¿Qué es “Gmar
Tikkún”? El mundo continuará existiendo; todo continuará
teniendo lugar justo como antes: El mismo universo, las mismas
estrellas, aves y árboles. Sólo la conciencia del hombre se
alterará, se alterará la forma en que él percibe el medio ambiente,
porque el hombre mismo cambiará. Nada más se alterará al continuar
actuando de acuerdo a las leyes de la naturaleza, según las
instrucciones que esta recibe del Creador. Es el hombre quien se
transforma de un animal a un hombre real.
La Cabalá explica cómo lograr este fin. Lo cual se alcanza
estudiando en un grupo específico, de acuerdo a los libros correctos
y bajo la supervisión de un Rav o maestro auténtico. Además, La
Cabalá enseña que un estudiante mientras más comienza a entender qué
hacer, más se perfecciona a sí mismo, al grupo, y a las mismas
lecciones. Baal HaSulam escribe sobre esto, y también bosqueja para
nosotros un cuadro de cómo debería aparecer el mundo corregido.
Lo primero que
estudiamos es la expansión de todos los mundos, Partzufim y
Sefirot, desde el punto más alto hacia abajo. La segunda
etapa consta de subir por los niveles espirituales. Para corregirse,
una persona debe ascender a lo largo de los niveles espirituales que
se han preparado para ella, desde el punto más bajo y ascendiendo
mientras aún continúa viviendo en este mundo. Hay un total de 125
niveles que tenemos que atravesar en el camino de ascenso en el
mundo espiritual. Son el número total de niveles que nos separan del
Creador, significando que, hay 125 niveles de alcance hasta el
Creador.
Ahora mismo actúo de acuerdo a la comprensión de mi naturaleza
egoísta. Algo es bueno para mí y algo más es malo. Aprendo de mi
medio ambiente y actúo consecuentemente. Mientras más me adapto a mi
medio ambiente más cómodo me siento en él. Más allá, mientras estoy
en mi naturaleza, parece que mi medio ambiente cambia a medida que
la gente alrededor de mí cambia sus opiniones en lo que se refiere a
cómo debería verse el mundo.
Cada generación se caracteriza por las almas que existen en ella,
difiriendo de las generaciones previas y siguientes. Podemos ver el
grado en el cual dos generaciones contiguas, como nuestros padres y
nuestros niños difieren de nosotros mismos.
Las almas descienden a nuestro mundo en cada generación, y de una
generación a la siguiente acumulan su experiencia. En conexión con
esto, los deseos de las almas se vuelven mayores que los deseos de
las generaciones previas. Por consiguiente, cada generación nueva
aspira a nuevos descubrimientos, ayudando al desarrollo de la
humanidad.
Cuando una persona comienza a estudiar el mundo espiritual, está
siendo empujada a cambiar su medio ambiente y al mundo, hacia una
mayor igualdad con el Creador. En la última etapa de este cambio, el
mundo se vuelve completamente equivalente al Creador. Esta
generación es llamada “la última generación”. No porque todo
perecerá, sino que simplemente como consecuencia de la perfección de
esta generación, ninguna corrección posterior será necesaria.
La Cabalá no habla de algún desarrollo después de Gmar Tikkún,
porque esto guarda relación con los secretos de la Torá. Esta habla
únicamente acerca de cómo llevar una generación hasta el nivel de
“la última generación”. La Torá completa habla solamente acerca de
cómo pasar a través de los 125 niveles de alcance del Creador.
Por un lado, el medio ambiente de una persona le sirve para darse
cuenta de las leyes espirituales. Por otra parte, cambiando el medio
ambiente, hay oportunidades de cambiarse a sí misma. Más allá, al
grado que una persona cambia su medio ambiente, posteriormente los
cambios en esa persona son de una fuerza igual al número de miembros
de la sociedad dada.
En resumen, nuestro grupo es el lugar de corrección y
simultáneamente la fuente para la corrección de cada persona que en
él se encuentre. Aún si alguien en el grupo es todavía débil e
incapaz de hacer cualquier cosa en él, no obstante, recibe por
adelantado del grupo la fuerza para su corrección.
Por consiguiente, cada persona tiene que construir para sí misma el
ambiente correcto de donde derivar fuerza para la corrección
espiritual y para ascender después de una caída. Alternativamente,
en un grupo aún incapaz de dar la fuerza para la corrección, muchas
personas están en la condición de depresión, o mal estado de ánimo,
con ausencia de fuerza para el avance. Estas condiciones algunas
veces ocurren dentro de un ambiente sano también, pero no duran
mucho.
Cada nivel es construido de la manera siguiente: En “la derecha”
está la fuerza altruista del Creador; En “la izquierda” está la
fuerza egoísta del deseo que Él creó; En medio de ellas está el
hombre, que es, el que se percibe a sí mismo de esta forma. Una
persona tiene que tomar la cantidad correcta o proporción necesaria
de la fuerza derecha e izquierda y usarlas para ascender al
siguiente nivel. Obviamente, la derecha e izquierda, así como otros
términos, son equivalencias, puesto que simplemente no tenemos
ninguna otra manera para referirnos a los atributos del mundo
superior.
Una persona continúa este proceso hasta el nivel 125. Estos 125
niveles están divididos en 5 mundos. Cada mundo contiene 25 niveles.
El mundo espiritual más bajo, llamado el mundo de Assiya,
está ubicado por encima de nuestro mundo. Lo que le sigue entonces
es el mundo de Yetzira, luego los mundos de Beria, Atzilut
y Adam Kadmon. Nuestro mundo está abajo del nivel más
bajo del mundo de Assiya, y está separado de este por el
Majsom (una barrera).
Estas líneas, derecha e izquierda ayudan mutuamente a una persona a
vencer todas las dificultades involucradas en pasar de un nivel al
siguiente. Sin embargo, cuando una persona inicialmente comienza a
obrar en contra de su egoísmo, el deseo y la fuerza para ascender
emergen mientras él está presente en el lado derecho (las Fuerzas
del Creador). Ésta es la primera etapa. Encontrarse en el lado
derecho en la condición inicial no depende de la persona misma, sino
más bien del Creador.
En la segunda etapa, una persona pasa al lado izquierdo y añade
egoísmo a sí mismo. Su estado de ánimo aquí es completamente opuesto
a su estado de ánimo del lado derecho. Ella experimenta un mal
estado de ánimo, depresión y debilidad, y nada parece importante
para ella.
Estar en el lado izquierdo es necesario para sentir nuestro egoísmo,
y la cantidad de tiempo que la persona pasa allí depende de la
persona misma. Ella puede disminuir la cantidad de tiempo que está
presente en ese lugar, al mínimo. Todo el mal que la persona
experimenta, depende de la cantidad de tiempo que pasa en la línea
izquierda. Si la persona entendiera que su mal estado actual ocurre
con el propósito de fomentar su avance, entonces ya no evaluaría
esta condición como mala, sino más bien, como buena. Percibirá el
sufrir como una necesidad y consecuentemente, como un bien.
De este modo, la percepción y entendimiento de “bueno y malo”,
cambia. El grupo o ambiente puede coadyuvar a corregir estas
percepciones. Una persona puede derivar fuerza espiritual del grupo
mientras todavía no esté en el mundo espiritual. Todas las criaturas
son el cuerpo único de Adam y están separadas por sus
cuerpos/deseos debido a los deseos sin corregir.
Cuando el egoísmo es superado, somos capaces de recibir información
de las otras almas y sentirlas, debido a que cada persona está
dispuesta a hacer algo para alguien más. Es necesario construir un
grupo con una meta única. El grupo tiene que ser un entero único,
con un espíritu adentro. Hay que asegurar que la condición del grupo
esté siempre en un nivel, con cada una de los miembros siempre en
condición de ayudar al otro. Cada uno debe verse integrado en el
otro y en todos los demás como un entero. Al grado en que cada uno
pueda aminorar su “yo” relativamente a los demás y al grupo como un
todo, es la extensión de cuánto más él recibirá de cada miembro y
del grupo como un todo. La persona pequeña es capaz de recibir de la
grande. Para que esto ocurra, uno sólo necesita considerar a la otra
persona como si ésta estuviera arriba de sí mismo.
El grupo debe
mantener el estado donde el factor más importante sea la exaltación
del Creador. Esta meta debe determinar cada acción. Luego cada
persona podrá recibir un cargo espiritual del grupo, y las caídas
serán imperceptibles. Cada nivel de las almas construye su propio
medio ambiente, esto es, un medio ambiente al que corresponde. Todo
depende del nivel interno de las almas. El ambiente debe forjarse
según las diferentes leyes en cada mundo.
El grupo se construye según el principio de flexibilidad y la
habilidad para cambiar fácilmente. Es incluso apropiado si el grupo
constantemente cambia; esto quiere decir que avanza. La vida, el
trabajo y la familia en este mundo, así como también la vida animal
en el cuerpo físico, se alterará en el futuro según la
espiritualidad de los miembros en el grupo. Esto es específicamente
lo que el Creador demanda de nosotros.
Nuestro cuerpo estará en este mundo, mientras el alma está en el
mundo espiritual. Mientras más acciones espirituales cumple el alma,
más nuestro cuerpo seguirá las leyes espirituales en el mundo
material. Esto es, al final del desarrollo, las relaciones
familiares y esas entre los miembros del grupo que deben forjarse
según las leyes superiores del mundo de Atzilut.
Adam HaRishon
fue
creado específicamente de este modo. Su cuerpo/deseo consta de los
deseos de las nueve Sefirot, pero Maljut es la parte
llamada “Lev
HaEven”
(o sea el corazón de piedra), esto quiere decir, la parte de
Maljut que no pudo absorber los atributos de los primeras nueve
Sefirot o atributos del Creador.
Así, a él se le ha prohibido despertar este décimo deseo en sí
mismo, o comer del árbol del conocimiento del bien y el mal, porque
todo el mal está contenido en esta parte. Por consiguiente, si él
rompe esta regla, entonces ese mal entra en el mundo, inter
mezclándose con las otras partes o las primeras nueve
Sefirot.
No obstante, Adam pecó, esperando recibir la luz de las nueve
Sefirot en Maljut por el bien del Creador. Pero desde que
Maljut es incapaz de realizar la intención altruista, Adam
recibió para su propio bien, causando que el alma se rompiera en
600,000 partes separadas. Estas partes no sienten que fueron una vez
un alma completa y no se sienten ya más el uno al otro.
Cada parte del alma general es el deseo de recibir placer. Cada
parte es llamada el “yo” y necesita corregirse elevándose 125
niveles hacia arriba. Esto es que hay una necesidad de corregir cada
vez una partícula del 1/125 avo dentro de cada una de las 600,000
almas/deseos. Cada vez que una partícula pasa por el lado derecho y
luego al izquierdo, es incluida en la línea intermedia; Tomando la
fuerza del Creador o el deseo para otorgar de la línea derecha, y
adquiriendo el deseo de recibir de la línea izquierda, su suma
emerge en la línea intermedia, resultando en un deseo de recibir por
el bien de otorgar.
Recibimos de arriba sólo las fuerzas que nos permiten contrarrestar
el egoísmo del lado izquierdo, esto es, lo suficiente para corregir
la parte egoísta, lo necesario para recibir por el bien de otorgar.
Una persona recibe sólo lo que es capaz de soportar. Si la persona
no ha recibido alguna fuerza adicional de arriba, no recibiría un
mal estado.
Si un miembro del grupo quiere avanzar espiritualmente, entonces
necesita continuamente la oportunidad de recibir la espiritualidad y
el egoísmo del grupo. Por consiguiente, estos dos atributos deben
coincidir conjuntamente en el grupo. Estar en el grupo significa
estar vinculado con este, en el sentido interior.
La persona que llega a La Cabalá es muy egoísta, autónoma e
independiente de otros. Ella necesita tiempo hasta que comienza a
desear al Creador y entender la importancia de la meta de la
creación. Sólo después será capaz de disminuirse a sí misma en
relación al grupo, para ceder y recibir de este.
Al principio, la persona puede no tener el deseo de hacer algo por
el grupo, pero la meta común debe obligarlo a hacer esto. Si cada
persona tiene por entendido que no hay nada más importante que la
meta de la creación, entonces será fácil para ella ser útil al grupo
de muchas formas.
Sin embargo, si los placeres de este mundo aún valen más que la
meta para la persona y no se puede separar a sí misma de esos
placeres, entonces su tiempo no ha llegado aún y no hay lugar en el
grupo para ella. Su alma no está lista para cumplir las leyes
espirituales. Cuando la persona ha experimentado todos los placeres
de mundo, recibe entonces un empujón hacia lo espiritual. Para que
esto ocurra, no necesariamente tiene que estar en todas las
condiciones de este mundo y luego rechazarlas al descubrir su
insignificancia. Más bien, ella logra esto al recibir desde arriba
las bases necesarias para ver la pequeñez de la búsqueda terrenal
por placer.
Hoy, la espiritualidad nos atrae con un placer mayor comparado con
el mundo material. Por consiguiente, la deseamos, y ésta no es una
mentira. Nuestro mundo entero vive y es soportado por la chispa
diminuta de la luz espiritual que ha pasado a través del Majsom y
ha penetrado en nuestro mundo. Ahora imagine al mundo
espiritual, el cual íntegramente no es más que la luz que es,
muchos billones de veces más grande que la chispa de placer de
nuestro mundo. ¡Qué placeres existen allí!
Pero ¿Cómo entramos en el mundo espiritual? Sabemos que para lograr
esto tenemos que tornar nuestra escencia egoísta, del deseo de
recibir al deseo de dar. Sin embargo, no entendemos lo que esto es,
y no hay suficientes palabras para explicar este concepto. No
tenemos las circunvoluciones necesarias en nuestro cerebro para
entender esto, porque nuestro cerebro trabaja dentro del sistema de
egoísmo.
La Cabalá nos enseña que para sentir placer, es suficiente cambiar
sólo la dirección del deseo, en vez del deseo mismo. El placer
corresponderá a qué tanto cambiará la orientación hacia el objetivo
del deseo. Aquí hablamos de un concepto puramente psicológico; La
persona aún recibe placer, pero lo importante es para qué o para
quién lo recibirá.
Una pregunta emerge: ¿Dónde está la manija que necesitamos girar
para lograr esto?
Esta está localizada en el límite entre el egoísmo de nuestro mundo
y el altruismo del mundo espiritual, y se llama el “Majsom”.
Esto quiere decir que en ese estado ya estoy dispuesto a hacer
cualquier cosa para pasar al mundo espiritual con mis percepciones.
El grupo es necesario para que una persona cumpla esta condición,
así como también la constancia acerca del estudio. El grupo es
necesario para desarrollar el deseo de recibir lo espiritual en la
magnitud necesaria. Luego un chasquido interior ocurre… y la persona
comienza a recibir la fuerza y la conciencia espiritual desde
arriba. |