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MOISÉS – EL PASTOR FIEL
 

07 de abril, 2007

Moisés simboliza la fuerza espiritual y el Faraón, la fuerza del egoísmo. La historia del Éxodo de Egipto es mas allá que pura historia; es el relato de la lucha de la Luz contra la oscuridad

Es de noche en Egipto. En las casas de los hebreos hay un silencio total.

El Faraón, Rey de Egipto, ordenó ahogar todos los varones hebreos en el Nilo. Sus emisarios están dando vueltas entre las casas, tratando de captar cualquier ruido sospechoso. Ya son tres meses que Moisés fue escondido y se está haciendo imposible silenciarlo. Mañana, saldrá Miriam al Nilo y lo dejará en la orilla del río, dentro de una canasta de papiro. Entre las cañas observará los acontecimientos, esperando un buen final.

 

Así, desde la oscuridad y la incertidumbre, se revela el punto más grande de luz en la historia de Israel. Moisés es indudablemente el líder más importante del pueblo judío de todos los tiempos: liberó a los hijos de Israel de Egipto y los condujo hacia las puertas de la Tierra de Israel. Los más grandes gobernantes de todas las generaciones lo consideran el más grandioso de todos, y a su historia y hechos, tan relevantes hoy como nunca, aún 3000 años después.

Según la sabiduría de la Cabalá, hay un gran significado interno y cautivador en la historia de Moisés.

Moisés simboliza la fuerza espiritual en cada uno de nosotros, y el Faraón, la fuerza del ego que domina al hombre y reprime su deseo por la espiritualidad. La Cabalá describe la pugna entre ellos como una feroz lucha interna en el hombre, entre el deseo repentino por la espiritualidad, que va desenvolviéndose paulatinamente, y el ego cruel, depredador, que constantemente reprime el deseo espiritual.

Mientras el Faraón predomina, el hombre permanece en Egipto, pero cuando Moisés gana poder, el hombre logra salir en libertad. Este éxodo de Egipto simboliza la liberación del dominio del ego hacia la libertad. Es la lucha por  el “punto de Israel” en nosotros, que determinará la Meta de nuestra vida: perseguir metas físicas y efímeras, en este mundo, o desarrollarnos y descubrir el mundo espiritual.

 

Primera etapa de la lucha contra el ego

Moisés vivió en el palacio del Faraón como un príncipe egipcio. Recibió honores reservados para hijos de reyes, hasta que un buen día se despertó en él el deseo por la espiritualidad, cambiando su vida completamente.

Este impulso inexplicable empujó a Moisés a dejar el palacio y reestablecer la conexión con sus hermanos, ya que según los cabalistas, cuando despierta el punto espiritual en el ser humano, éste no puede seguir morando donde reina el ego.

 

El auge de la lucha de poderes

El Señor le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!»

 Moisés levantó los brazos al cielo, y durante tres días todo Egipto quedó envuelto en densas tinieblas (Éxodo 10:21-22).

A partir de esto, Moisés y Aarón se encuentran nuevamente frente al Faraón, demandándole por última vez la liberación de su pueblo. El Faraón, iracundo, amenaza de muerte a Moisés si vuelve al palacio.

Al día siguiente, con el Creador a su lado, Moisés reúne al pueblo hebreo y los egipcios reciben el último y el más doloroso golpe: la plaga de los primogénitos. El Faraón es vencido y los hijos de Israel salen en libertad.

Pero Moisés es el único deseo que siente y conoce el camino, ya que tiene una relación personal con el Creador. Y aunque los demás deseos (los hijos de Israel) están dispuestos –por un solo momento- a escaparse del Faraón, el egoísmo sigue aferrándose a ellos, hasta que finalmente se desligan de su dominio, embarcándose en el sendero hacia el mundo Superior, llenos de alegría y felicidad. 

 

La entrada a la espiritualidad

Según los cabalistas, amar al prójimo es la entrada a la espiritualidad. Vivimos en un mundo materialista y competitivo, en el que el hombre es un lobo del hombre, y es precisamente esta época que destaca la gran necesidad de la unión entre las personas.

Los grandes cabalistas esperaron este momento cúspide por miles de años, desarrollando la sabiduría de la Cabalá bajo ocultación, preparándola para nuestra generación. Hoy día, que la Cabalá se está revelando mundialmente como el método de unión, sólo nos queda una cosa: desarrollar el deseo por la espiritualidad en nosotros y hacer uso de este método de corrección del ego. La plena y eterna realidad espiritual está más cerca que nunca de nuestras manos.

 

Hasta los ciento veinte

Según la Cabalá, el proceso de desarrollo espiritual va en círculos de “40 años”, que en Gematría (valor numérico de las letras hebreas) equivalen a la letra “Mem”, la Sefirá de Biná. No son años corporales; representan escalones espirituales adquiridos por el individuo.

“40 años” vivió Moisés en casa del Faraón hasta que el deseo por la espiritualidad despertó en él. “40 años” en Midián, le tomó desarrollar este deseo, para poder enfrentar al Faraón (el ego), y “40 años” más condujo Moisés a los hijos de Israel en el desierto hasta llegar a la Tierra de Israel.

Moisés completó los 120 escalones espirituales, el origen de la famosa bendición: “hasta los 120”.

 

¿Quién es el Moisés  de hoy?

El deseo llamado Moisés existe en cada uno de nosotros, y hoy día, tenemos la oportunidad de prestarle atención y permitirle conducirnos a la espiritual “Tierra de Israel”. Es decir, llevarnos hacia el mundo espiritual, hacia la Luz. En el momento que lo hagamos, descubriremos una realidad espiritual, plena y eterna, y alcanzaremos la felicidad y la plenitud duraderas.

* El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber-nética, doctor en filosofía y cabala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kabbalah.info

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