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La naturaleza como ejemplo de modelo economico

 

Economia colaboracion

 

La naturaleza como ejemplo de modelo económico

 

La humanidad ha estado "apagando incendios" durante miles de años al vivir inconscientemente bajo la premisa de máximo beneficio con el mínimo esfuerzo. Es decir, hemos estado persiguiendo placeres y escapando del dolor. Y aunque los seres humanos somos los más desarrollados, hemos estado adormecidos. Pero ha llegado el momento de reconocerlo: no estamos implementando un Plan Maestro que incluya en un solo colectivo todas nuestras necesidades particulares.

A diferencia de lo que ocurre en los seres humanos, el instinto de conservación del equilibrio es un atributo inherente de la naturaleza en los niveles inanimado, vegetativo y animado. El hombre es la excepción a la regla. Por consiguiente, en el universo entero, la humanidad es el único elemento disociado.

El mundo debería adoptar la forma de un sistema que se asemeje al sincrónico y perfecto movimiento de la naturaleza, es decir, el desarrollo de éste, debería llevarlo a la cooperación mutua en la que el individuo actúe en bien del colectivo al que pertenece, y con ello, a obtener su plenitud. Como la ciencia lo ha comprobado, la naturaleza se mantiene en constante armonía y equilibrio, que de verse amenazados, activa de inmediato los mecanismos necesarios para restaurarlos.

Lo fundamental de las leyes de la naturaleza es el principio de interconexión y unidad. Este principio determina que todas sus partes deben trabajar no para procurarse su propio sustento, sino el del sistema en su conjunto. En otras palabras, por extraño que pueda parecer desde el punto de vista humano, cada elemento que hay en ella cuida de todos los demás componentes y no de sí mismo. Un buen ejemplo de ellos son las comunidades de hormigas, que llegan a formar superorganismos, o incluso los equipos de deportistas que trabajan en torno a una meta en común, es decir, que trabajan con el único objetivo de alcanzar el triunfo para todos. Este es el procedimiento natural, real.

La sabiduría de la Cabalá nos explica que no podemos resolver nada antes que reconozcamos la raíz del problema, hagamos lo que hagamos. Esta nos enseña que la fuerza general que gobierna y sostiene nuestro universo, nos está empujando continua y deliberadamente a equilibrarnos y a armonizarnos con ella. Es decir, llegar a ser bondadosos y altruistas como ella. Por otro lado, el egoísmo humano parece estar en un aumento constante. Por lo tanto, el contraste creciente entre nuestra naturaleza egoísta y la fuerza más elevada y benévola de la realidad, da como resultado todas las crisis, ya sean económicas, ecológicas, o alimentarias.

Es decir, todos nosotros constituimos un cuerpo universal multicelular en el cual estamos conectados los unos a los otros, y el modelo económico y social más provechoso para el individuo es el que toma en cuenta a todos los demás.

Sin embargo, dado que las leyes de la naturaleza han sido predeterminadas y son inalterables, no tendremos otra opción sino “optar por cooperar voluntariamente entre nosotros”. De hecho, esta opción trae consigo una ventaja inherente únicamente a los seres humanos: la habilidad de comprender cómo y por qué la naturaleza opera de la manera en que lo hace, en vez de seguir ciegamente sus leyes.

Por lo tanto, al remediar la naturaleza humana, contribuimos a restaurar los demás elementos de la naturaleza que nosotros mismos hemos deteriorado, mientras que si continuamos fracturando su equilibrio, sólo intensificamos y prolongamos nuestras dificultades.

La Cabalá nos enseña que el único camino que nos queda para ayudarnos a nosotros mismos y auxiliar al mundo que nos rodea, es “trabajar” internamente para reemplazar nuestro deseo de autocomplacencia por el deseo de “satisfacer al sistema”; y que para estabilizar los distintos sistemas que hemos construído entre nosotros, debemos corregir nuestras relaciones egoístas, en las que están basados estos sistemas. Este objetivo es alcanzable, pero es necesario abordarlo desde un ángulo diferente.

Estamos obligados a cambiar por completo su forma, porque la economía no sólo expresa conexiones económicas, sino también todas las conexiones de la humanidad que son calculadas con dinero, es un universo paralelo de conexiones entre nosotros.

 

 

 

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