En la parte sureña de Suiza está ubicado un pequeño pueblo llamado Arosa. Hasta hace un mes, el mundo lo conocía como una estación de esquí popular. Arosa es el sueño de todo esquiador. Provisto de todas las comodidades modernas, atrae a las miles de personas de todas partes del mundo que vienen a esquiar y a relajarse. En 2004, Arosa se volvió atractiva para otra razón; se convirtió en el centro de reuniones del Foro Mundial de Sabiduría.
Ahora Arosa acoge a científicos prominentes, pensadores y líderes espirituales de todo el mundo que se reúnen para discutir estrategias que combatan un mundo plagado de crisis. En enero, 22-25, 2006, la cumbre de Arosa se llevó a cabo simultáneamente con la conferencia de líderes corporativos del mundo que se efectuó al otro lado de la montaña, en Davos. Estas dos cumbres simultáneas, grupos de reflexión globales auguraron escalofriantes perspectivas, como se suele decir, concluyendo que el destino del mundo entero estaba en juego.
La cumbre Arosa fue una continuación directa del foro que se reunió en Tokio. La reunión de Tokio estableció el concepto ideológico básico, y en Arosa, el proceso continuó con debates de planes concretos y cómo llevarlos a cabo. Los delegados se reunieron en foros diversos para discutir muchas propuestas presentadas. Todo el mundo se unió debido a la extrema importancia del tema, la crisis global y su responsabilidad mutua para afrontarla.