(por Ana Twag – escritora y estudiante de Cabalá)
“Si no tienen pan, que coman pasteles”, dijo María Antonieta. Sería interesante saber qué opinaría ella frente a la crisis mundial del arroz. ¿Diría acaso, “si no tienen arroz, que coman cuscús”? Pronto, nos informan los pronósticos, tampoco habrá sémola, ni soja ni maíz, entonces nos olvidamos del cuscús. ¿Qué nos quedará?
La punta del Iceberg
El precio alto del arroz en el mundo no es más que la punta del iceberg de la crisis mundial de alimentos, que perjudicará a los niveles más pobres de la población del mundo.
También la ONU informó que deberá reducir la asistencia de alimentos que se da a los pobres del mundo, y como resultado de esto otros 400 mil niños se quedarán sin comida. Los directores del plan de alimento mundial advirtieron que se supone que hasta 100 millones de personas sufrirán de hambre.
El origen de la subida del costo de artículos básicos en el mundo está en la subida de precios del petróleo y sus derivados, y se provoca por el apetito en aumento de muchos agricultores, especialmente de los países del este de Asia y oeste de África, que abandonan sus cultivos básicos y tradicionales en beneficio de otros que les pueden proveer de gasolina biológica u otros negocios más rentables. Y como siempre, ¿quién sufre? El talón de Aquiles de la sociedad – las capas más débiles, los pobres.
Tratamiento de raíz
Vamos viendo en muchos países cómo se va propagando el hambre. De pronto, vemos al vecino de enfrente recibir a altas horas de la noche una canasta de productos alimenticios de alguna asociación de beneficencia, lo que le permite no exponerse dada la vergüenza de necesitar esta ayuda. Madres solteras demandan ayuda ya que el hambre y la pobreza las ha privado de esta vergüenza. Niños llegan al colegio y no pueden cumplir con sus tareas de estudio porque en sus casas no han comido nada.
Hay pobreza, una pobreza fea y terrible, de la que los gobiernos no se hacen cargo. Y ¿quién lo hace? Asociaciones privadas. No hay duda que la actividad de estas es admirable, pero no puede venir en lugar de lo verdadero – un tratamiento de raíz del problema de la pobreza.
Las asociaciones son una respuesta temporaria que depende de la bondad de la gente. ¿Qué haremos cuando la gente deje de donar? Muchos de aquellos que durante años han sido donantes, llegan hoy a usar para sí mismos la ayuda que estas asociaciones extienden a los necesitados.
La rueda da vueltas, y a veces se convierte en un carrusel…
La armonía en la naturaleza
A lo contrario del hombre, la naturaleza actúa en absoluta armonía. Si observamos por un momento el cuerpo humano descubriremos que cada órgano obra de manera independiente, en absoluta relación con el resto del cuerpo. El corazón, por ejemplo, crea un dialogo maravilloso con los pulmones y nos permite respirar. Cada célula en nuestro cuerpo contribuye al funcionamiento de otra célula, y cuando una de ellas se desenfrena y comienza a reproducirse en forma independiente y sin control, causa un desastre en el cuerpo entero.
Las plantas, y los insectos responsables de polinizarlas, obran recíprocamente. Hay, incluso, insectos que su tamaño está adaptado al de la flor de la cual diseminan su polen, y cuando una especie de flor se extingue, lo mismo sucede con los insectos que se alimentan de ella.
Vemos esto también en los pájaros. Una banda de gansos, por ejemplo, vuela en estructura formando una V, y cuando uno de ellos bate sus alas está creando una “ola elevadora” a beneficio del que vuela detrás de él. El grupo puede volar así una distancia mayor, en un 72%, de lo que podría volar un ganso por su cuenta.
Durante el vuelo, los gansos graznan por detrás para alentar a los que encabezan el grupo para que sigan el vuelo con rapidez y constancia (muy distinto a las bocinas que nos van detrás en la carretera…), y cuando uno de los gansos está herido o debilitado, dos de los compañeros salen de la estructura y lo acompañan hasta que se repone o se muere, y únicamente entonces vuelven al grupo. Los gansos saben lo que muchos de nosotros hemos olvidado – no se abandonan heridos en el terreno.
La Naturaleza Superior
Los sabios de la Cabalá también nos describen en sus escrituras la “Naturaleza Superior”, y nos aconsejan imitar la maravillosa armonía que habita en ella. Debemos actuar como un solo cuerpo, integral y unido, en el que todas sus partes están combinadas una con la otra como en un rompecabezas, especiales pero juntas, independientes pero dependiendo una de otra, como en una familia.
Es cierto que en todos nosotros late el instinto destructivo de sobrevivencia existencial. Por un lado, este instinto nos permite subsistir porque demanda recibir placer y goce, y por otro lado se revela en su completa fealdad: nunca se satisface y no descarta ninguna artimaña, incluso pisotear al prójimo y explotarlo.
Pero si supiéramos cómo moderar este instinto, convertirlo de deseo de recibir a todo precio a deseo de dar a todo precio, se revelará el verdadero rostro bondadoso de este instinto, que mantendrá la integridad del pueblo, su fortaleza y unidad, por medio del amor fraternal y la responsabilidad mutua.
El Amor es verdadero combustible
La crisis de alimentos, no es más que uno de los feos aspectos de nuestro rostro egoísta, del de los humanos, en la era de la abundancia.
Perjudicamos todo el sistema de la naturaleza: animal, vegetal, inanimada y especialmente el nivel “hablante”. Tomamos del mundo más de lo que necesitamos, y la naturaleza nos devuelve este daño del frágil equilibrio que existe en ella, con la misma moneda –hambre, tsunami, terremotos. Es como un bumerán del mismo daño.
Aquel que trata la naturaleza como un dueño de casa arrogante e imperioso, no debería asombrarse que los inquilinos no están contentos, especialmente aquellos “inquilinos” pobres que luchan por la porción de arroz diaria por el hecho de que es más rentable cultivar combustibles.
Combustible o Alimento
Este combustible, que la sociedad moderna venera, se convierte paulatinamente en el material inflamable que alimenta el odio y la envidia entre los humanos. Entre los que “valen más” y los que “valen menos”, entre los que tienen que decidir en cual yate pasarán el fin de semana y los que apenas compran pan y leche (ya ni hablemos de arroz, que ha llegado a su pico máximo con un costo de 24.7 dólares americanos las cien libras).
Y ¿qué harán los pobres?
No podremos recomendarles, inspirados en María Antonieta, que sigan comiendo pasteles. Pronto subirá el precio del azúcar… ¿quién podrá entonces prepararlos?
Amor Eterno
Todo lo aquí escrito indica que todo es temporario, fuera de ese recurso interno que se encuentra en todos nosotros, eterno, accesible y gratis – amor al prójimo. Nos conviene aprender de las flores, de los pájaros, de nuestras propias células, de cada detalle en la naturaleza, cómo fluir con ella y obedecer sus leyes.
Deberíamos también aprender a amar.