Mí querido compañero del alma y discípulo, y todos los amigos.
He recibido todas tus cartas, y puedan éstas complacer al Todopoderoso. Sin embargo, "Conoce al Dios de tu padre y sírvele”. Conocer implica reconocimiento, porque un alma que no conoce no es buena. Esto significa que, si una persona no conoce a su amo, aún cuando tenga un alma y anhele y aspire a servirle, ésta no es buena.