Transcripción:
El árbol de la vida
Mirad, antes que las emanaciones fueran emanadas y las criaturas creadas
La sencilla luz superior llenaba toda la existencia.
Y no había un vacío, como algo desprovisto de atmósfera, un hueco o un foso.
Sino que todo estaba lleno de una luz sencilla, infinita
Y no había ni una parte, como una cabeza o una cola
Sino que todo era una luz suave, fluida
Y se llamaba la Luz Sin Fin.
Y cuando por su mera Voluntad tuvo el deseo de crear el mundo y emanar las emanaciones
Para dar a luz la perfección de Sus Obras, Sus Nombres, Sus apelaciones
Que fue la razón de la creación de los mundos
Se restringió en el medio
Precisamente en el centro
Él restringió la luz
Y la luz se retiró hacia los lados alrededor del punto medio.
Y ahí quedó un espacio vacante, un vacío
Circundando el punto medio
Y la restricción había sido uniforme
Alrededor del punto vacante
Para que el espacio
Estuviera circundado parejo
Ahí, después de la restricción
Toda vez que formó un vacío y un espacio
Precisamente en medio de la luz sin fin
Se formó lugar
En donde el emanado y el creado pudieran residir
Entonces de la Luz sin fin se desprendió un único hilo
Descendió hasta el espacio
Y a través de esa línea, Él emanó, formó
Creó todos los mundos
Antes que estos cuatro mundos alcanzaran el ser
Había un infinito, un nombre, en una unidad oculta y prodigiosa
Que aún en los ángulos más cercanos
No hay logro en lo que no tiene fin
Ya que no hay una mente que pueda percibirlo
Pues Él no tiene un lugar, un confín, un nombre.
Del Libro del Ari, El Árbol de la vida. Parte 1.