La Cabalá no es misticismo, es una ciencia. Es una manera de conectarse directamente con eventos que nos parecen mágicos e insondables porque, en nuestro actual estado de conciencia, no entendemos cómo funcionan. Sería lo mismo que alguien llevara un encendedor a una tribu viviendo en un lugar apartado en donde nunca hubieran visto un artefacto de este tipo. Esta persona sería considerada como el dios del fuego, o alguna mística criatura que puede aparecer llamas en sus manos. Esto significa que se trata simplemente de lo que está oculto y lo que está revelado.
La Cabalá no es magia. La magia implica el uso de Fuerzas Superiores ocultas para manipular a la gente, conseguir lo que se desea y obtener determinados resultados para beneficio personal en detrimento de otra persona. Sin embargo, es imposible conectarse con las Fuerzas Superiores a menos que el hombre cambie su naturaleza moral interior. El alcance dentro de la Cabalá es una cuestión de transformación interior y no existe la posibilidad de acercarse a esta fuerza sin ese requisito. Por lo tanto, no hay relación alguna, como no sea en la imaginación.
Solamente unas cuantas personas tienen permitido estudiar la Cabalá y una de las condiciones es ser judío. Lo anterior no es exacto, ya que todos los cabalistas han enseñado a alumnos que no eran judíos de nacimiento. Algunos de los grandes cabalistas, de hecho, fueron gentiles de otras naciones, como Unjelos, el Rabí Akiva y la lista continúa. Todos los cabalistas aceptaron estudiantes que fueran dignos, no por sus atributos físicos, sino por un atributo interior que se llama "Yejud", o "Yehud" y lo explicaremos más tarde.
Es necesario tener una maestría en sabiduría, Guemará, Mishná, etc., antes de iniciar los estudios de Cabalá. Si usted no entiende lo que está escrito en la Torá o la Guemará, tampoco entenderá la Cabalá. Por lo tanto, no es que el conocimiento previo de estas sabidurías sea indispensable, es que no se puede descubrir la espiritualidad en estas sabidurías. Se debe acudir a los libros que hablan sobre espiritualidad de tal forma que el estudiante no la pueda confundir con temas de este mundo, como sería el caso del lenguaje de la Torá, o el lenguaje de las historias en la Haggadá.
En lo que respecta a los amuletos, el uso y manipulación de números y letras para protegerse de la maldad, todo esto es total y completamente opuesto a las enseñanzas de la Cabalá. De hecho, está completamente prohibido. Se considera idolatría intentar utilizar las Fuerzas Superiores por alguna razón egoísta y personal. Por lo demás, no existe nada de lo que uno tenga que protegerse. Los artículos como el agua bendita, los amuletos, hilos rojos, etc., son cuestiones psicológicas y nada tienen que ver con la Cabalá.
Y finalmente, se relaciona a la Cabalá con las enseñanzas orientales, pues debido a la ignorancia, se la asoció con el Budismo y con algunos aspectos del Hinduismo que tratan abiertamente sobre espiritualidad. Pero se debió a que la espiritualidad, como la explican los libros cabalistas, no se había revelado.