Conociendo la creciente curiosidad de los niños y la angustia de muchos padres, hemos decidido reunir algunas sugerencias prácticas respecto a cada tema -basándonos en la sabiduría auténtica de la Cabalá-, que se relacionen con los asuntos del alma, la educación, y las magníficas preguntas que hacen los niños. ¡Que las disfruten!
Una respuesta a cada pregunta
Éste es precisamente el motivo por el cual hemos decidido dedicar el primer consejo de esta sección a cómo responder a las enormes preguntas que hacen los chicos que crecen en nuestros hogares. ¿Debemos decirles lo que pensamos, aún cuando la pregunta no es tan “fácil de digerir”, o debemos evitar darles una respuesta confusa, y dejar que luchen con esa pregunta en una etapa posterior de sus vidas?
Siempre diga la verdad, pero sea cuidadoso y considerado.
“Sea directo con el niño hasta el final, de otra forma no ganará su confianza, ya que los niños son sensitivos a cualquier falsedad, por más benigna que sea” (Yanush Korchak)
Ante todo, sepa que los niños son sensibles por naturaleza. Si detectan que algo se lesoculta, puede desbaratar todo el sistema de confianza y respeto mutuo con sus padres.Por ello, si uno posee información importante o la profunda comprensión de lo que es la vida, no lo oculte a sus hijos. Ellos tienen sed de adquirir ese conocimiento.
Es siempre preferible no ocultarles la verdad a los niños. Por otro lado, no es necesario abrumarlos con asuntos que aún no pueden asumir, por no estar emocionalmente preparados para hacerlo. En términos prácticos, si la verdad no es simple, trate de simplificarla y de adaptarla al mundo imaginario del niño, de una forma suave y no amenazadora, para no estresarlo. Recuerde que cada historia que le cuenta a su niño toma vida y se convierte en realidad. Su obligación como padres es de ser sensitivos al desarrollo emocional y mental de sus hijos. Podrán revelarles un nivel adicional de la sabiduría de la vida que han acumulado a través de los años dependiendo sólo de la madurez emocional de ellos.
Por lo tanto, a veces es mejor esperar que la petición de adquirir un mayor conocimiento nazca del niño mismo, para que sienta que no lo están “empujando” a algo que ni siquiera ha pedido. La expresión de su disposición le indicará que está preparado para absorber una respuesta más profunda. Escúchele con mucha atención y observe su reacción a lo que usted le dice, es así como podrá asegurarse que no lo está abrumando demasiado, y confundiendo.
Y si no conoce la verdadera respuesta a sus preguntas, no tenga miedo de admitirlo, pero no evada su responsabilidad hacia ellos, que consiste en buscar respuesta a sus preguntas, junto con ellos. Como Albert Einstein dijo una vez, “Lo importante es no dejar de preguntar”.
La gran rebelión, y la pequeña también…
Como padres, tenemos la tendencia a darles un montón de consejos a nuestros hijos, pero muchas veces escuchan con cuidado y luego van y hacen lo completamente opuesto. Por algún motivo, en la mayoría de los casos, el individuo siente la necesidad de hacer exactamente lo opuesto a lo que se le ha explicado, y de descubrir soluciones que son mejores ymás apropiadas que aquellas que han sido puestas a prueba por sus padres: vivir su propia vida. A pesar de que no siempre se triunfa, nadie parece escapar a esa aspiración.
Casi todos se han rebelado contra sus padres en algún momento. Pero, cuando vemos crecer a nuestros hijos pequeños, una de las cosas que más tememos, es que ellos hagan lo mismo.
¿De dónde surge esa aspiración a rebelarse contra toda la herencia de la previa generación?¿Cómo podemos lidiar con este fenómeno eficientemente, sin imponer nuestra opinión y sin dañar el desarrollo del niño?
Dando consejos honestos y amistosos
La Cabalá explica que cuando se le pide a alguien que cambie, naturalmente la persona se resiste a hacerlo, porque la aspiración al cambio no ha nacido de ella misma, y no siente que el cambio le represente beneficio alguno. La verdad es que en la mayoría de los casos, quien se resiste a cambiar tiene la razón. ¿Por qué? Porque la mayoría de los consejos que recibimos de nuestros padres es resultado de los modelos de pensamiento que ellos absorbieron en su niñez, y era apropiado para ellos, no para nosotros. Por eso, subconscientemente, los consejos de los padres les sirven primeramente a ellos, no a los hijos, y por lo tanto, son inaceptables.
De igual manera, es importante entender que subconscientemente, todo padre tiene la esperanza de que su hijo siga su ejemplo. Por lo tanto, le inculca sus propios conceptos y valores.
Para crear un intercambio de comunicación sano con un niño, debemos entender que cada nueva generación tiene valores nuevos y distintos a los nuestros, que no están de acuerdo con nuestras expectativas. Si ignoramos este conflicto entre las aspiraciones de los padres y el nuevo nivel de desarrollo del niño, inevitablemente estaremos provocando que se rebele.
Por medio de la observación de la naturaleza del hombre, los cabalistas han llegado a concluir que la única forma que un niño escuche a sus padres, es si éste siente que seguir ese consejo lo va a beneficiar. Por ello, es conveniente darles consejos o una explicación que les haga sentir que al aceptarlo, ellos personalmente ganan algo que no está necesariamente conectado con sus padres. Eso requiere que los padres sean honestos consigo mismos, y que examinen la esencia de sus consejos. Deben preguntarse continuamente, “¿A quien le está sirviendo este consejo en realidad?
Es primordial que los consejos no sean dados en la forma de “Lo que se debe y lo que no se debe hacer”, sino de tal forma que el niño entienda por sí mismo, dentro de sí mismo, lo que tiene que hacer. De esa manera, no sentirá que se le está forzando a seguir cierto proceso en su vida contra su voluntad, sino que la idea del cambio se ha desarrollado independientemente dentro de él mismo.
Otro punto interesante que mencionan los cabalistas, es que en lo más profundo de su corazón, cada niño añora tener un amigo verdadero. Una de sus más grandes aspiraciones es descubrir amigos verdaderos, aunque sean sus hermanos o padres. Por ello, para crear un verdadero diálogo con los niños, los padres deben aprender a ser buenos amigos, y hermanos mayores. Deben tratar de crear un ambiente de confianza mutua que no esté basado en el honor o el control, sino en una verdadera amistad y relación para alcanzar cualquier objetivo común que esté basado en el amor incondicional.
¡Buena suerte!