Las relaciones virtuales son el fruto de nuestra imaginación.Mucha gente hoy en día crea "conexiones virtuales" en sitios sociales como Facebook. Conocen a otras personas, comparten fotos, e incluso establecen conexiones románticas. ¡Hay quienes incluso se enamoran de sus compañeros virtuales!
El motivo por el cual nos vemos tan atraídos a nuestros compañeros virtuales es porque la conexión que establecemos con ellos es inmaterial, no implica contacto físico, y es incluso "espiritual", en cierta forma. Como no estamos atados por limitaciones físicas, tenemos la libertad de pensar cuanta fantasía queramos, de atribuirle las mejores características a nuestra contraparte virtual, y de elevar nuestra conexión con ellos "hasta las nubes", por así decirlo. Nos auto-convencemos de que esta conexión es muy especial y que es una oportunidad para lograr un amor bello y perfecto.
Pero desafortunadamente, esto es sólo una ilusión. En el Internet, las características físicas de una persona están ocultas y sus aspectos internos son enfatizados. Uno puede expresarse de la forma en que quiera hacerlo, pero el problema es que perdemos contacto con la realidad en la medida en que nos sumergimos inconscientemente en este juego. Nos olvidamos que no estamos tratando con una persona real, sino con nuestra imaginación.
Cuando vemos a alguien en la vida real, en persona, entonces podemos saber si realmente posee ciertas características o no, y podemos ver si esas características son verdaderas. En el Internet, por otro lado, sólo vemos un cuadro (cuidadosamente elegido) y leemos unas cuantas líneas que lo más probable sean mentira, y nos vamos imaginando cosas que son completamente irrealistas. Pero, el momento en que nos encontramos con nuestros compañeros virtuales en persona, esta dulce fantasía explota como una burbuja de jabón.
Pero desafortunadamente, esto es sólo una ilusión. En el Internet, las características físicas de una persona están ocultas y sus aspectos internos son enfatizados. Uno puede expresarse de la forma en que quiera hacerlo, pero el problema es que perdemos contacto con la realidad en la medida en que nos sumergimos inconscientemente en este juego. Nos olvidamos que no estamos tratando con una persona real, sino con nuestra imaginación.
Cuando vemos a alguien en la vida real, en persona, entonces podemos saber si realmente posee ciertas características o no, y podemos ver si esas características son verdaderas. En el Internet, por otro lado, sólo vemos un cuadro (cuidadosamente elegido) y leemos unas cuantas líneas que lo más probable sean mentira, y nos vamos imaginando cosas que son completamente irrealistas. Pero, el momento en que nos encontramos con nuestros compañeros virtuales en persona, esta dulce fantasía explota como una burbuja de jabón.