APÉNDICE 2
Acerca de Bnei Baruj
Bnei Baruj es un grupo de cabalistas en Israel que busca compartir la sabiduría de la Cabalá con todo el mundo. Cuenta con materiales de estudio basados en textos cabalísticos auténticos que se han ido transmitiendo de generación en generación. En la actualidad, estos recursos didácticos se encuentran disponibles en más de 30 idiomas.
Historia y orígenes
En 1991, tras el fallecimiento de su maestro, el Rabash, Michael Laitman estableció un grupo de estudios de Cabalá llamado “Bnei Baruj”. Laitman fue el alumno aventajado y el asistente personal del Rabash, siendo reconocido como el sucesor de su método de enseñanza. El Rabash fue el hijo primogénito y sucesor de Baal HaSulam (1884-1954), el cabalista más grande del siglo XX. Baal HaSulam es el autor del comentario más amplio y autorizado sobre El Libro del Zohar, titulado El Comentario Sulam (escalera). Este gran cabalista fue el primero en revelar el método completo para alcanzar la elevación espiritual. En la actualidad, Bnei Baruj basa todo su método de estudio en el camino que nos prepararon estos dos grandes maestros espirituales.
Método de estudio
El método de estudio único desarrollado por Baal HaSulam y su hijo, el Rabash, es el que se imparte y se sigue a diario en Bnei Baruj. Este método está basado en fuentes cabalísticas auténticas como son El Libro del Zóhar, de Rabí Shimon Bar Yojái; El Árbol de la Vida, del Arí y El Estudio de las Diez Sefirot, de Baal HaSulam. A pesar de que el estudio está basado en estas fuentes cabalísticas auténticas, este se lleva a cabo empleando un lenguaje sencillo y común, todo ello desde una perspectiva contemporánea y científica. El desarrollo de esta metodología ha hecho que Bnei Baruj sea una organización respetada a escala internacional. Esta combinación única de un método de estudio académico junto a la propia experiencia personal, expande la perspectiva del estudiante y le otorga una nueva percepción de la realidad en la que vive. A aquellos que siguen el camino espiritual, se les proporciona las herramientas necesarias para que se estudien tanto a sí mismos, como a la realidad que les rodea.
El mensaje
Bnei Baruj es un colectivo diverso con alrededor de dos millones de estudiantes en todo el mundo. La esencia del mensaje que difunde Bnei Baruj es de carácter universal: la unidad entre personas y naciones, así como el amor al ser humano. Durante miles de años, los cabalistas han estado enseñando que el amor hacia el hombre debe constituir la base de toda relación humana. Este sentimiento reinaba en los tiempos de Abraham y en el grupo de cabalistas que él estableció. Si recuperamos estos valores ancestrales, aunque contemporáneos, descubriremos en nosotros la capacidad de olvidarnos de nuestras diferencias y unirnos. La sabiduría de la Cabalá, oculta durante miles de años, ha estado esperando el momento en que la humanidad estuviera lo suficientemente desarrollada y preparada para poner en práctica el mensaje que encierra. En la actualidad, está resurgiendo como una solución capaz de unir diferentes grupos y facciones en todas partes, permitiéndonos, como individuos y como sociedad, enfrentarnos a los retos que nos presenta la vida hoy.
Actividades
Bnei Baruj ofrece toda una variedad de formas para que las personas puedan explorar su vida y la naturaleza, brindando una cuidadosa orientación tanto a los alumnos principiantes como a los avanzados.
Televisión
Bnei Baruj ha creado una productora, ARI Films (www.arifilms.tv), especializada en la realización de programas educativos de televisión por todo el mundo y en diversos idiomas. En Israel, Bnei Baruj tiene su propio canal de televisión por cable y vía satélite 24 horas al día. Todas las emisiones de dicho canal son gratuitas. Y los programas están adaptados a todos los niveles, con emisiones dirigidas tanto a los principiantes como a los estudiantes avanzados.
Internet
El sitio web de Bnei Baruj, www.kab.info, presenta la auténtica sabiduría de la Cabalá a través de ensayos, libros y textos originales. Es la fuente de difusión de auténtico material cabalístico con más repercusión en la red, albergando una exclusiva y extensa biblioteca para todo aquel que desee explorar a fondo las fuentes de la Sabiduría de la Cabalá.
El Centro de Estudios en línea de Bnei Baruj (Learning Center), ofrece cursos gratuitos de Cabalá para principiantes, brindando a los estudiantes una formación sobre esta extensa sabiduría desde la comodidad de sus hogares. El canal de televisión de Bnei Baruj retransmite vía Internet en www.kab.tv/spa ofreciendo, entre otros programas, las clases diarias del Profesor Laitman, complementadas con textos y gráficos. Todos estos servicios se proporcionan de manera gratuita.
Libros
Bnei Baruj publica libros de Cabalá auténtica. Estos son esenciales para un entendimiento óptimo de esta sabiduría, explicada día a día en las lecciones del Profesor Laitman. Los libros del Dr. Laitman están escritos en un estilo contemporáneo y sencillo, basándose en los conceptos de Baal HaSulam. Constituyen un eslabón esencial entre el lector contemporáneo y los textos originales.
Clases de Cabalá
Como han hecho los cabalistas durante cientos de años, el Rav Michael Laitman imparte una lección diaria en el Centro de Bnei Baruj Israel entre las 03:00 y las 06:00 de la mañana (hora de Israel). Las lecciones son en hebreo con traducción simultánea a siete idiomas: inglés, ruso, español, francés, alemán, italiano y turco. Estas clases en directo, retransmitidas en el sitio www.kab.tv/spa, llegan de manera gratuita a miles de estudiantes por todo el mundo.
Financiación
Bnei Baruj es una organización sin fines de lucro, dedicada a la enseñanza y a la difusión de la sabiduría de la Cabalá. Para mantener su independencia y pureza de intenciones, Bnei Baruj no recibe financiación ni apoyo ni se encuentra vinculada a ninguna organización política o gubernamental.
Dado que la mayor parte de sus actividades se proporcionan al público sin coste alguno, la fuente principal de financiación para las actividades del grupo son las donaciones y el diezmo –al que contribuyen los estudiantes de manera voluntaria-, así como los libros del Dr. Laitman, que son puestos a la venta a precio de coste.
INFORMACIÓN DE CONTACTO
Sitios Web
www.kabbalah.info/es www.kab.tv/spa www.laitman.es www.kabbalahmedia.info www.kabbalahbooks.info
Bnei Baruj (Instituto de Educación e Investigación de la Cabalá) Correo electrónico:
spanish@kabbalah.info
APÉNDICE 1
Para una lectura adicional En el sitio www.kabbalah.info/es pueden ent contrarse diferentes textos de estudio. Además podrán descargarse ensayos y artículos procedentes de fuentes auténticas como el Arí, Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) y su hijo y sucesor, Rav Baruj Ashlag (Rabash).
En este sitio, el acceso a todos los materiales es completamente gratuito. En el sitio http://www.kabbalahbooks.info/kabo balah-books-spanish-s/26.htm se presentan una variedad de libros adicionales. Para ayudar a determinar qué libro leer después, hemos establecido tres categorías: Fundamentos, Intermedios, Avanzados. Aquí les presentamos parte de los títulos según estas categorías.
Principiantes Cabalá para no iniciados
(Random House Mondadori-Grijalbo, México)
La Cabalá es mucho más que una frívola moda de las estrellas de Hollywood, o que llevar un brazalete rojo. Su pensamiento nos impulsa a mirar más allá de lo tangible para dar propósito y sentido a nuestras vidas en busca de la iluminación. Cabalá para no iniciados es un libro que ofrece precisamente eso: cómo adaptar esta filosofía antigua a nuestra vida moderna y hacerla parte de la cotidianidad. En él se encontrará: • Mitos y realidades en torno a la Cabalá. • Una guía clara para aprender a leer la Biblia o Torá desde este punto de vista. • Consejos prácticos para incorporar su esencia a nuestra vida diaria. • La historia de la creación según sus enseñanzas. El lector está a punto de iniciar un viaje por el tiempo de más de seis mil años de antigüedad y a través de los cinco mundos espirituales. Así aprenderá la esencia y el propósito de su vida y descubrirá cómo sus deseos afectan el mundo que le rodea. Descubrirá éstas y muchas otras razones que han hecho que esta milenaria ciencia se encuentre cada día más vigente.
La guía de la sabiduría oculta de la Cabalá
(Nowtilus – España)
Aprende a interpretar el Árbol de la Vida, la sabiduría esotérica de la Cabalá, y cómo utilizarla en tu vida diaria, de la mano del prestigioso profesor Laitman. Aplica la Cabalá para conocer la realidad que te rodea, descubrir tu “brújula interior”, acercarte a la comprensión de Dios y descubrir el autentico sentido de tu vida.
Este libro ofrece la oportunidad de conocer todos los misterios que encierra la Cabalá, una de las principales corrientes de la mística judía que fue originalmente diseñada como un método para mejorar la vida, para crecer.
La Cabalá, en sí misma, es una herramienta. Y este libro, es el que nos ayudará a utilizar esta herramienta de la manera más óptima. Así, nos ayudará a descubrir la auténtica fuerza de dar y recibir, nos permitirá aprender los principios del dolor y del placer… y nos enseñará a ver la verdad en la realidad que nos rodea.
Cabalá para aprendices: Principios básicos para una vida plena
(Grupo Editorial Norma, Chile)
Cabalá para aprendices es un libro para todo aquel que esté buscando respuestas a las preguntas esenciales de la vida, tales como, “¿para qué venimos a este mundo?”, “¿por qué experimentamos placer y dolor?” y “¿por qué los seres humanos somos como somos?”
En este libro, el lector encontrará un método claro y fiable para comprender los fenómenos de este mundo. Además, ayudará a quienes buscan la verdad espiritual a dar el primer paso hacia la compresión de las raíces del comportamiento humano y de las leyes de la Naturaleza.
En estas páginas se encuentran los principios fundamentales de la Sabiduría de la Cabalá, acompañados por una clara descripción de su funcionamiento.
La Cabalá es un método sumamente acertado, sistemático y probado a través del tiempo, que nos ayuda a estudiar y definir nuestro lugar en el universo. Esta sabiduría nos explica por qué existimos, de dónde venimos, por qué nacemos, para qué vivimos y adónde vamos cuando dejamos nuestra vida en este mundo.
Cabalá para principiantes
(Ediciones Obelisco, España)
La sabiduría de la Cábala es un método antiguo y experimentado, mediante el cual el ser humano puede recibir una conciencia superior, alcanzando la espiritualidad. Si alguien siente un deseo y un anhelo de espiritualidad, podrá encauzarlo por medio de la sabiduría de la Cábala, otorgada por el Creador.
La Cábala enseña un método práctico para aprender a conectar con el mundo superior y la fuente de nuestra existencia mientras estamos en este mundo.
El hombre alcanza así la perfección, toma las riendas de su vida y trasciende los límites del tiempo y del espacio, llenando de sentido su vida y alcanzando la serenidad y el gozo infinito desde este mundo.
Intermedio
Los escritos sociales de Rabash
Rabí Baruch Shalom HaLevi (“Rabash”) cambió el curso del estudio de la Cabalá al integrar el concepto de unidad en nuestro mundo para alcanzar la obtención espiritual. El padre y maestro de Rabash fue el gran Cabalista, Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (conocido como Baal HaSulam) quien escribió el comentario del Libro del Zohar. Mientras que Baal HaSulam nos dio una visión de los mundos espirituales, fue Rabash quien articuló la esencia humana de la Cabalá para nuestra generación. Rabash nos dio el consejo práctico de cómo darnos cuenta de la espiritualidad simplemente formando grupos de estudio y usando la unidad y el amor como nuestras herramientas para alcanzar la espiritualidad en nuestra época. Los escritos en este libro no son sólo lecturas; el lector puede utilizar el libro como una guía en su vida diaria y dentro de su grupo de estudio. Al seguir los consejos que Rabash da en el libro, el estudiante descubre nuevos putos de vista en sus estudios. Rabash muestra cómo utilizar la sabiduría de la Cabalá para encontrar la espiritualidad en nuestras vidas.
Fundamentos
Cabalá: Alcanzando los Mundos Superiores
(Grupo Planeta Chile-Sudamérica)
Una meta importante en el estudio de la Cabalá es utilizar este conocimiento para influir en el destino de cada uno de nosotros. El proceso implica el darnos cuenta del verdadero propósito de estar aquí, descubriendo el significado de la vida y la razón por la cual ésta se nos ha otorgado.
Alcanzando los Mundos Superiores es una magnífica introducción a la sabiduría de la Cabalá, un primer paso hacia el descubrimiento del máximo logro del ascenso espiritual. Este libro llega a todos aquellos que buscan respuestas y para quienes tratan de encontrar una manera lógica y confiable de entender los fenómenos mundiales. Brinda una nueva clase de conciencia que ilumina la mente, da vitalidad al corazón y lleva al lector a las profundidades de su alma.
La Voz de la Cabalá
(Laitman Publishers)
En nuestra época, hay una sensación general de que “todo el mundo estudia Cabalá”. Sin embargo, la sabiduría de la Cabalá no es una moda pasajera, sino, un método ancestral que pertenece a la cima del pensamiento humano; una sabiduría que abarca todo lo que requiere el ser humano para lidiar con los grandes desafíos que enfrenta. El libro La Voz de la Cabalá es una selección y recopilación de los principales artículos de Cabalá publicados en nuestro periódico en español, clasificados en 10 capítulos que constituyen un mosaico rico y completo de esta sabiduría milenaria, para todo aquel que esté realizando sus primeros pasos en este camino. Aborda temas como: El Zóhar, el libre albedrío, la mujer y la espiritualidad, Cabalá y ciencia, entre otros.
Tu propósito en la vida
(Grupo Planeta México)
La Cabalá es una sabiduría ancestral, con 5.000 años de antigüedad, que se remonta a la antigua Mesopotamia. Detalla cómo están conformados los mundos, incluyendo el nuestro, y las fuerzas que actúan sobre nosotros. Escrituras del siglo pasado explican que somos la primera generación capaz de usar la Cabalá en nuestro mundo, el mundo material infinito.
Rescate de la crisis mundial:
Una guía práctica para emerger fortalecidos (Laitman Publishers)
Los antecedentes del Dr. Michael Laitman lo colocan en una posición única para ofrecer un panorama vasto y esperanzador sobre la actual crisis mundial. El Dr. Laitman brinda una perspectiva real y acertada, basada en sus ámbitos de especialización como Profesor de Ontología, Doctor en Filosofía y Cabalá, con Maestría en Biocibernética médica, para dar respuesta a los descomunales retos que estamos enfrentando hoy día. En este libro, el Dr. Laitman introduce conceptos fascinantes que se entrelazan en una solución profunda y global para hacer frente a estos problemas: • La crisis en esencia no es financiera, sino psicológica: Hemos perdido toda confianza los unos en los otros, y donde no hay confianza, no hay comercio; sólo aislamiento y parálisis. • Esta enajenación es el resultado de un proceso natural que se ha venido desarrollando durante milenios y que es hoy cuando llega a su culminación.
El Punto en el Corazón:
Fuente de placer para mi alma (Laitman Publishers)
Una vez que aparece en el corazón humano la vida nunca podrá ser la misma. Es una transición hacia la madurez, un despertar que provoca un profundo cambio interno. Es un deseo singular que conduce a la persona hacia la percepción de un nuevo mundo de plenitud, satisfacción, y amor. El Punto en el Corazón contiene extractos selectos de las palabras del principal cabalista de nuestro tiempo, Dr. Michael Laitman.
Juntos por siempre:
La historia acerca del mago que no quería estar solo (Laitman Publishers)
En Juntos por siempre, el autor nos dice que si somos pacientes y superamos las pruebas que se nos presentan a lo largo de nuestra vida, nos convertiremos en personas más fuertes, más valientes y más sabias. En vez de hacernos más débiles, aprenderemos a crear nuestra propia magia y nuestras propias maravillas, de manera que sólo un mago lo puede hacer. En este tierno y cálido relato, el Dr. Michael Laitman comparte con los niños y padres de familia algunos de los tesoros y encantos del mundo espiritual. La sabiduría de la Cabalá está colmada de fascinantes historias. Juntos por siempre es otro regalo más de esta sabiduría eterna, cuyas lecciones hacen que nuestras vidas sean más ricas, más sencillas y mucho más plenas. Los invitamos a explorar el sitio y disfrutar de los demás títulos actualizados.
Adar Álef, 24, 1 de marzo de 1943, en Tel Aviv
Acerca de la sombra se acostumbra en la noche de Hoshaná Rabá[1], cada uno examina si tiene sombra; y entonces está seguro de que le irá bien (Shaar HaKavanot – Puerta de las Intenciones, Comentarios de Sucot 6-7). La sombra es la vestidura, o mejor dicho, en esta vestidura se viste la Luz. No existe Luz sin una vestidura, ya que no existe Luz sin Kli (vasija). Y de acuerdo al tamaño de las vestiduras, se incrementan y multiplicarse las Luces. Y cuando uno pierde la vestidura, en la misma medida se ausenta para él la Luz que pertenece a esa vestidura.
Este es el asunto de verdad y fe. La verdad se denomina Luz, y la fe se denomina Kli. Este es el sentido de “el Creador y la Divinidad”, y de “Hagamos al hombre a nuestra imagen”, y “en su imagen andará el hombre”. El andar del hombre depende de la imagen, y este es el estado de la fe. Y por eso es que en Hoshaná Rabá uno debe analizar si su fe es total y plena.
Y, ¿por qué llamamos a los mundos que están por encima con el nombre de "Imagen”? Después de todo, Arriba no existe medida de fe. No obstante, lo que a nosotros nos parece seco, en realidad, Arriba, es una gran Luz ; sólo que nosotros le damos el nombre de “Arriba”, porque para nosotros se manifiesta como una sombra; y Arriba le damos ese nombre en relación al inferior.
Biná se denomina fe, que es la Luz de Ózen (oído), la acción de oír. Jojmá es la acción de ver, y es el sentido de la Luz que entra en las vasijas de recepción, que es el estado de “ojos”.
[1] Séptimo día de la Fiesta de los Tabernáculos.
Sucot Inter 3
En el Zóhar dice: “La parte del Creador consiste de deleitar a los pobres…”. En el comentario de Sulam interpreta esto diciendo: como el Creador vio que Lo Lishmá (no en nombre de la Torá) no lo conducía a Lishmá (en nombre de la Torá), se levantó para destruir al mundo; es decir que su abundancia se detuvo (Libro del Zóhar, “Introducción al Libro del Zóhar”, punto 175).
Podríamos decir que cuando uno recibe cierta iluminación desde Arriba, aun cuando uno no se haya purificado, si toma esta iluminación con el propósito de ascender de su bajeza y así aproximarse al otorgamiento, se considera que Lo Lishmá lo lleva a Lishmá. Esto quiere decir que está avanzando por el sendero de la Torá.
Y esto se denomina “Aquél que se alegra en los feriados”. Un feriado es un día festivo. Y ciertamente, no hay mejor día que aquél en que cierto grado de Luz le ilumina a uno desde Arriba, acercándole al Creador.
Lo escuché
“Invóquenlo mientras está cerca” (Isaías 55:6). Debemos entender lo que significa “mientras Él está cerca”, ya que “la Tierra entera está llena de Su gloria”. De esta manera, vemos que Él siempre está cerca; por lo tanto, ¿qué quiere decir “mientras Él está cerca”? Pareciera que hubiera un tiempo en el que Él no estuviese cerca.
El hecho es que esos estados siempre se evalúan con respecto al individuo en su alcance y percepción. Si uno no percibe Su proximidad, entonces nada surgirá de eso, ya que todo se mide de acuerdo con la sensación de uno. Uno puede sentir que el mundo está lleno de lo mejor; otro, en cambio, puede no percibir la bondad del mundo, y por ende no podrá decir que existe un mundo bueno. En lugar de eso, sostendrá lo que percibe: que el mundo está lleno de sufrimiento.
Y el profeta advierte sobre esto: “Invóquenlo mientras (Él) está cerca”. El mismo viene y dice: “Sepan que el hecho de que estén invocando al Creador, significa que Él está cerca”. Quiere decir que ahora tienen la oportunidad; si prestan atención, sentirán que el Creador está cerca de ustedes, y esta es una señal que indica la proximidad del Creador.
Y la evidencia de esto es que debemos saber que el hombre no se encuentra naturalmente calificado para la adhesión con el Creador, ya que esto va contra su propia naturaleza, puesto que por parte de la Creación, el hombre sólo tiene el deseo de recibir, mientras que la adhesión es únicamente para otorgar.. Pero a medida que el Creador invoca al hombre, esto va formando dentro del hombre una segunda naturaleza y así pasa a desear revocar su propia naturaleza, para adherirse a Él.
Por lo tanto, uno debe saber que el hecho de pronunciar palabras de Torá y de oración, es algo que viene solo del Creador. Uno jamás debe pensar en decir que está en mi poder y depende de mí, porque en realidad es completamente lo opuesto. Esto se asemeja a alguien que está perdido en un denso bosque, sin ver una salida que lo lleve hacia algún lugar habitado, y como resultado de esto se desespera y cree que nunca retornará a su casa. Pero cuando ve a alguna persona de lejos, o escucha alguna voz humana, el deseo y el anhelo de regresar a su lugar de origen se despiertan inmediatamente en él, y así comienza a gritar y a pedirle a alguien que vaya a salvarlo.
De forma similar, aquél que ha perdido el buen camino y que ha entrado en un sitio malo, y que ya se ha acostumbrado a vivir entre las bestias - de parte del deseo de recibir, jamás se le ocurrirá que debe regresar al razonamiento de Santidad. No obstante, cuando escucha la voz llamándolo, despierta al arrepentimiento.
Pero esta es la voz de Dios; no su propia voz. Pero si aún no ha completado sus acciones a nivel de la corrección, no podrá sentir ni creer que esta sea la voz del Creador, y así termina pensando que está en su poder y que depende de él mismo. Acerca de esto mismo es que el profeta advierte; que uno debe superar su propia razón y su pensamiento, y debe creer de todo corazón que es la voz de Dios.
Por eso, cuando el Creador desea sacarlo del denso bosque, le muestra una Luz remota; y así uno junta lo que le queda de fuerzas para andar por la senda que la Luz le señala, para finalmente poder alcanzarla.
Pero si uno no adjudica la Luz al Creador, y no desea reconocer que el Creador lo está llamando, entonces pierde la Luz, y nuevamente se encuentra parado en el bosque. Resulta que en vez de que ahora abriese su corazón al Creador para que Él lo salve del lugar de maldad, del deseo de recibir, y lo lleve de regreso a un lugar razonable; es decir, a estar adherido a lo que se llama el lugar de los hijos de Adam (hombre); esto es como en “Adamé la Elión” ( “me asemejaré al Supremo”), y alude a la voluntad de otorgar. Pero en vez de esto, la persona desaprovecha la oportunidad y se queda nuevamente donde estaba antes.
Slijot 1- 86, en honor a mi padre, mi maestro Shalit”a
“Indaga a Tus inquiridores cuando ellos indaguen Tu rostro; respóndeles desde los Cielos de Tu morada, y no cierres tu oído a sus ruegos” (Slijot para el primer día). Es… que el propósito de la creación del mundo era beneficiar a Sus creados. Pero para que la corrección se completara en toda su perfección, tenía que estar el estado de mitigación del atributo de Din (juicio) en el atributo de Rajamim (misericordia).Din es estado de grandeza). Pero para evitar llegar a una disparidad de forma a través de esto, tiene que haber el estado que se parece a un compromiso: según el Din habría recibido más, pero todavía estaba en peligro de estar en disparidad de forma. Pero cuando se mezcla con la cualidad de Rajamim (misericordia), no recibe la grandeza de la Luz, y así puede alcanzar la equivalencia de forma. Y la corrección se lleva a cabo mediante la inversión de las vasijas de recepción en estado de recepción con el fin de otorgar.
De esta manera, vemos que cuando uno procura por el Creador, todavía se encuentra apegado a la recepción; y a este se le llama deficiente e infame; y un infame no puede adherirse a lo bendito. Sin embargo, a aquél que recibe con el fin de otorgar, se le llama bendito, ya que no le falta nada, ni necesita nada para sí mismo. De esto se desprende que la única dificultad consiste en lograr estar en ese estado de bendito, puesto que únicamente por medio de la virtud de la Torá y las Mitzvot (preceptos) pueden invertirse las vasijas de recepción para ser vasijas de otorgamiento. Este es el motivo por el cual rezamos “Indaga a tus inquiridores”.
Hay dos tipos de inquiridores: unos inquieren sólo por Tu rostro y lo que procuran es otorgar. Por ende, aquellos que inquieren, con el objetivo de conseguir salvaciones, lo hacen sólo por Tu rostro. Acerca de esto, dijo que “cuando indagan tu rostro”. A aquéllos que indagan Tu rostro “respóndeles desde los Cielos de Tu morada”. Esto se refiere a que los Cielos de Tu morada se revelarán, porque ellos no seguirán mancillando Arriba, ya que están limpios de la cualidad de recibir. “Sus clamores y ruegos” aluden a que todas sus plegarias y ruegos siguen siendo para sí mismos; y que desean estar cerca del Creador, pero aún no están limpios de la intención de recibir.
Esto es, porque hay dos estados en el trabajo de Dios:
- Están aquellos que desean que el Creador se revele en el mundo, y que todos sepan que hay Divinidad en el mundo. En ese estado, esas personas no están en el medio, sino que solamente desean. En ese estado no puede decirse que esa persona esté en estado de recepción, puesto que no está rezando por estar próxima al Creador; solo está pidiendo que la gloria de los Cielos se revele en el mundo.
- Y están aquéllos otros que rezan por estar cerca del Creador. Estos sí están en el medio. Uno podría llamar esto recepción para uno mismo, por el hecho de que la persona desea recibir abundancia para poder aproximarse al Creador. Esto recibe el nombre de “ruegos” o “clamores”. Y aquéllos que aún se encuentran en un estado de “ruegos”, es decir, rezando por aproximarse a Él, elevan sus súplicas al Cielo. Y por ellos se le dice al Creador: “no cierres Tu oído”.
Esto se debe a que únicamente clama y llora aquel que se siente carente. Pero para otro, esto no es un clamor, sino sólo una demanda, como cuando se dice “da mis saludos”. Por lo tanto, con el rostro sólo existe una demanda.
“Desde los Cielos de Tu morada” se refiere a los Einaim (ojos), a la Luz de Jojmá; es decir, que puedan recibir la esencia de su abundancia, dado a que sus Kelim (vasijas) se encuentran ya bajo la forma de recibir con el fin de otorgar. Pero respecto de aquellos que aún se encuentran en un estado súplicas, dice: “no cierres tu oído”. “Oído” es estado de Biná, y quiere decir que necesitan extraer fuerzas para conseguir la cualidad de otorgamiento… sobre la Luz de Jasadim.
Lo escuché
Existe una diferencia entre Shavuot – que representa el ascenso de Zeir Anpin a Árij Anpin, a Bejinat Dikna – y Shabat en Minjá – que también representa un ascenso a Árij Anpin.
“Shavuot” es estado de Mojin de Jojmá que viene de YESHSUT[1] (Israel, Sába Tvuná; es decir, del estado de Biná que vuelve a ser Jojmá. Sin embargo, “Shabat” es GaR de Biná, y representa la esencia de Jojmá que se considera que aun no ha dejado el Rosh, y que está vestida en Moja Stimaá, que es GaR de Jojmá, y no VaK.
Y debido a que es GaR, no puede… salvo que sea de abajo hacia Arriba, sin expansión alguna abajo. Esta es la razón por la que se la considera Luz femenina, ya que no se expande hacia abajo. Y por esta razón el Shabat se denomina Nukva (femenino).
Un día festivo, sin embargo, representa ZaT de Biná, que viene a ser VaK, y se expande hacia abajo. Por ende, incluso después de todos los ascensos que hay en la realidad, la escalera de los niveles no cambia.
Y dijo que la razón de que la gente del mundo respeten un día festivo más que el Shabat, a pesar de que el Shabat representa un grado más alto, se debe a que un día festivo corresponde a ZaT de Biná, que se revela abajo, a diferencia del Shabat, que corresponde a GaR de Biná que no se revela abajo. Y, por supuesto, el grado del Shabat es mucho mayor que el de un día festivo.
[1] Israel, Sába y Tvuná- nombre de un Partzuf
10 de Elul
“Feliz es quien no se olvida de Ti, y el hombre que se esfuerza por Ti” (suplemento de la plegaria de Rosh HaShaná). Cuando uno avanza a través del estado de blancura, siempre debe recordar que todo lo que ha obtenido ha sido sólo a causa de haber asumido el estado de la negrura. Y debe esforzarse precisamente en el “por Ti”, de acuerdo con “y todos creen que Él es un Dios de fe”, aunque de momento no vea ningún lugar donde pueda trabajar por medio de la fe, por el hecho de que todo le está siendo revelado directamente. No obstante, debe creer por encima de la razón que todavía hay lugar para creer en estado de fe.
Y este es el significado de “Y los hijos de Israel vieron la gran labor… y creyeron en el Señor”. De este modo, aunque adquirieron el estado de “vieron”, referente a la vista, todavía tenían la fuerza de creer a través de la fe.
Y esto requiere un esfuerzo mayor, de lo contrario, uno pierde el grado en el que se encuentra. Como Libni y Shimí. Esto quiere decir que, de no ser así, uno podría escuchar Torá y Mitzvot (preceptos) precisamente en un momento de blancura; esto es una especie de condición. Pero uno debe escuchar incondicionalmente. Por eso, en un tiempo de blancura, uno debe tener cuidado con mancillar la negrura. Y esto es suficiente para el que entiende.
Lo escuché
“Porque no me verá hombre y vivirá” (Éxodo 33:20). Quiere decir que si uno ve la revelación de la Divinidad en mayor grado del que está preparado para ver, caerá en la mera recepción, que es opuesta a la Vida de las Vidas; y, así, ha de morir. Por lo cual, uno debe avanzar por la senda de la fe.
Tishrey 6, 17 de septiembre de 1942
“Porque la envidia por tu casa me ha consumido; y mis persecutores me injurian todo el día” (Salmos 69:9). Los agravios y las injurias se manifiestan de varias formas:
- Durante el Trabajo, cuando uno realiza un acto de Mitzvá, el cuerpo le dice: “¿Qué obtendrás a cambio de esto? ¿Qué beneficio?”. Por eso, incluso cuando se supera y consigue hacerlo de forma coaccionada, esta Mitzvá aún se considera una carga. Esto da lugar a la pregunta: si realmente está observando el mandamiento del Rey y le está sirviendo, debería sentirse feliz, ya que es natural que quien esté sirviendo al Rey se alegre por ello. Pero aquí sucede lo contrario. Entonces, resulta que aquí uno siente un estado de injuria y agravio; y esta coacción le prueba que realmente no cree estar sirviendo al Rey, y que no existe peor injuria que esa.
- O, puede ocurrir que descubra que no se encuentra adherido al Creador el día entero, puesto que no lo percibe como algo real; y ciertamente resulta imposible estar adherido a una cosa vacía. Por lo tanto, de distrae (mientras que algo real, allí donde hay placer, por lo contrario, es difícil de olvidar. Y si desea distraerse, debe esforzarse para borrar esto de su mente). Esto se llama: “mis persecutores me injurian todo el día”.
Esto aplica a toda persona, pero la diferencia radica en la sensación. Sin embargo, aun si uno no lo siente, se debe a que no ha prestado atención para ver este estado tal como es. Es similar a aquél que tiene un agujero en el bolsillo, por el cual caen las monedas, y así termina perdiendo todo su dinero. No importa el hecho de que sepa o no que tiene un agujero en el bolsillo. La única diferencia está en que, si sabe que tiene un agujero, entonces podrá arreglarlo. Pero esto no cambia el hecho de la perdida de dinero. Por lo tanto, cuando nota de qué manera el cuerpo, llamado “mis persecutores”, injuria al Creador, la persona dice: “Porque la envidia por Tu casa me ha consumido”, y desea corregirlo.
Lo escuché
Después que uno ve algunas palabras de la Torá en un libro y las memoriza, lo que entra en la mente queda inmediatamente corrupto. Por eso, cuando uno vuelve a mirar el libro, puede obtener la Luz para recibir la iluminación de lo que está viendo en ese momento. Y esto ya se considera nuevo y puro.
Adar Álef, 1940, de camino a Gaza
“Quien cesa en las palabras de Torá y entra en mera conversación, se alimenta de los carbones de las retamas”. Esto alude a que cuando uno se dedica a la Torá sin parar, la Torá representa para él el fuego de una llama que quema la tendencia al mal, y así puede continuar con su trabajo. Pero si se detiene en medio de su estudio, aunque pronto lo retome, la Torá pasa a ser para él como los carbones de las retamas. Esto quiere decir que ya no puede quemar la tendencia al mal, y que el sabor de la Torá se ha estropeado para él, y que debe interrumpir su trabajo.
Por lo tanto, cuando retorna a su estudio, debe procurar admitir que no volverá a interrumpir su estudio por la mitad. Y mediante la decisión tomada para el futuro, la intensa llama de la Torá volverá a encenderse.
Lo escuché
“Mejilá” (condonación); como en: de la ruina a la alabanza. Esto significa que, para uno, los pecados se han vuelto méritos a través del arrepentimiento que viene del amor. De esta forma, transforma los pecados en alabanzas, en méritos.
“Slijá” (perdón) viene de “y dejará a su bestia suelta”, cambiando la letra “Sámej” por una “Shin”. Quiere decir que expulsa los pecados fuera de sí, y declara que a partir de ese momento sólo realizará méritos. Esto se considera arrepentimiento por temor, que sucede cuando los pecados se vuelven errores para él.
“Kapará” (expiación) viene de “y realizará la expiación ante el altar”, de “desear expiar las manos de este hombre”. Por eso, cuando uno sabe que está sucio, no tiene la audacia ni la imprudencia de entrar al palacio del Rey. Por eso, cuando ve y recuerda sus malas obras, que van en contra de la voluntad del Rey, le resulta difícil dedicarse a la Torá y las Mitzvot; y más difícil aún le resulta pedir al Rey adherirse y unirse a Él.
Esta es la razón por la cual necesita expiación: para que no vea el estado miserable en que se encuentra, de total bajeza, y así no pueda recordar su situación, para tener lugar a recibir alegría al dedicarse a la Torá y al trabajo. Y entonces, cuando reciba alegría, tendrá lugar para pedir apegarse al Rey, ya que “la Shejiná (Divinidad) habita solo en lugar de alegría”. Por lo tanto, primero necesitamos expiación, y luego, cuando nos arrepentimos por temor, conseguimos el estado de perdón. Y luego, a través del arrepentimiento por amor, conseguimos el estado de condonación.
Debemos creer y entender que todo lo que pasa en nuestro mundo está dirigido por la Providencia, y que no existen coincidencias. También debemos saber que todo lo que está escrito como exhortación, como es el caso de las maldiciones, como en “si no escuchan…”, representan terribles tormentos, al contrario de lo que piensa todo el mundo. Algunos dicen que son bendiciones y no maldiciones. Como ejemplo, nombran al Predicador de Kusnitz, que siempre solía hacer la lectura ritual de la Torá en Parashat Tojajot (exhortaciones)y decía que estas representan verdaderas injurias y problemas.
Tal como nosotros mismos podemos ver en la realidad, las maldiciones existen, y son sensaciones de terrible e insoportable tormento en este mundo. Aun así, debemos creer que se debe atribuir todos estos tormentos a la Providencia, pues Él es el creador de todo. Moisés tomó estas maldiciones y las atribuyó al Creador. Este es el sentido de la expresión “y en todo el gran terror”.
Y cuando se cree en eso, también se cree que “existe un juicio y existe un juez”. Por eso es que el predicador solía hacer la lectura de la Torá en Parashat Tojajot: porque solo él podía atribuir las maldiciones y los sufrimientos al Creador, ya que creía en que “existe un juicio y existe un juez”. Y a través de todo esto vienen las verdaderas bendiciones, pues estas surgen de las maldiciones porque “el Creador hizo que sientan temor ante Él”.
Y a esto se refiere la expresión “la venda se corrige la el propio golpe”. Esto quiere decir que en el mismo sitio donde fracasan los malvados, caminarán los justos pues cuando se llega a un lugar donde no hay asistencia alguna, resulta que la Sitra Ajra se aferra a ese sitio. Entonces, los malvados fracasan. Este malvado, que no puede ir por encima de la razón, cae por la falta de ayuda. Así se queda entre el Cielo y la Tierra, por ser malvado; pues los malvados no pueden realizar nada dentro de la razón, a modo de “mal de ojo, ojos altaneros”.
Pero los justos se consideran a nivel de “mis ojos no son altaneros, ni es altanero mi corazón”, y así es como transitan el sendero. Resulta que esto se transforma en bendiciones, al atribuir todos los sufrimientos a la Providencia, y al llevar todo por encima de la razón, así crean para ellos mismos las vasijas apropiadas para recibir las bendiciones.
Lo escuché
“Me esforcé y no encontré; no lo creas”. Debemos entender el significado de “encontré”. ¿Qué es lo que hay para encontrar? “Encontré” concierne al hecho de hallar gracia vista los ojos del Creador.
“Encontré y no me esforcé; no lo creas”. Debemos preguntar, pues después de todo no nos está mintiendo. No se trata de una persona considerada desde el punto de vista individual, sino que la misma regla aplica a todo. Y si uno descubre que halló gracia ante Él, entonces ¿por qué no hay que creer?
El hecho es que, a veces, uno recibe el favor a través de la oración; pues esta es la virtud del rezo, y es que puede servir como el esfuerzo mismo. (También vemos, en la corporalidad, que hay quienes se abastecen por medio del esfuerzo, y quienes lo hacen por medio del rezo. Y al pedir que sean cubiertas sus necesidades, uno recibe permiso de proveer para sí mismo).
Pero en la espiritualidad, aunque haya caído en gracia, aún debe pagar el precio entero que corresponde a la medida de esfuerzo que cada uno debe aportar. De lo contrario, perderá el Kli. Por eso dijo: encontré y no me esforcé; no lo creas, ya que pierde todo. De este modo, luego uno debe pagar completando el esfuerzo.
Lo escuché en Tévet, en enero de 1928, en Guivat Shaúl (Jerusalén)
Debemos tener cuidado con todo aquello que el cuerpo disfruta. Uno debe lamentarlo, ya que a través de la recepción, uno se aleja del Creador. Esto es, porque el Creador es el Otorgante; y si uno ahora recibe, entonces se sitúa en oposición de forma. En la espiritualidad, la disparidad de forma es la distancia; y así uno no tiene adhesión al Creador. Este es el significado de “y adherirse a Él”. A través la angustia que uno siente al recibir el placer, la angustia anula el placer. Ocurre lo mismo con aquél que sufre de costras en la cabeza, y que recibe placer al rascarse la cabeza. Pero a la misma vez, sabe que así sólo conseguirá empeorar el estado de las costras, estas se expandirán y no podrá sanar. De esta manera, en el momento del placer, no hay una verdadera satisfacción, aunque de todas formas no pueda dejar de recibir el placer al rascarse.
También debe ver que, cuando recibe placer de alguna cosa, debe extender más dolor encima del placer, porque ve que de esa forma se aleja más del Creador, a un grado tal, que el placer que recibe no le conviene comparado con la pérdida que recibirá después por este placer. Y este es el trabajo del corazón.
Kedushá (Santidad) es aquello que acerca a uno al trabajo de Dios.
Impureza: es aquello que aleja a uno del trabajo de Dios.
Lo escuché en Shabat Terumá, el 5 de marzo de 1949, en Tel Aviv
“El Señor es Altísimo y los inferiores lo verán”. ¿Cómo puede haber equivalencia con el Creador cuando el hombre recibe y el Creador otorga? A esto contesta el versículo: “El Señor es Altísimo y los inferiores lo verán”. Si uno se anula, entonces no habrá ninguna otra autoridad que lo separe del Creador, y así podrá ver; es decir, obtendrá Mojin de Jojmá.
“Pero al altivo conoce de lejos”, pues aquél que es orgulloso, que tiene su propia autoridad, está distante; y esto es, porque carece de equivalencia. Y el estado de bajeza no significa rebajarse ante los demás; esto es modestia, y uno siente plenitud en este tipo de trabajo. Es la humildad que uno siente en este trabajo a nivel de plenitud pues la bajeza significa que las personas lo desprecian a uno. Precisamente cuando las personas lo humillan, es que puede hablarse de bajeza; y en ese momento uno no siente ninguna plenitud, puesto que es ley que lo que los demás piensan, afecta a la persona. Es decir, si las personas lo valoran, se siente pleno; y aquéllos que son despreciados por los demás, se consideran insignificantes.
Lo escuché en la noche de Púrim, después de leer la Meguilá; 3 de marzo de 1950
Acerca de comer los “Hamán Tash”, o sea, los “Bolsillos de Hamán”[1], dijo que comemos los Bolsillos de Hamán, ya que “el hombre debe embriagarse en Púrim hasta no poder distinguir entre el malvado Hamán y el bendito Mordejay”. Esto es, para que podamos recordar que Hamán no nos dio más que bolsillos, o vasijas, pero no el contenido. Quiere decir que sólo es posible recibir los Kelim (vasijas) de Hamán, y no las Luces, llamadas interioridad. La razón de esto es, que las vasijas de recepción se encuentran en el dominio de Hamán, y es esto de lo cual debemos despojarlo. No obstante, es imposible atraer las Luces con los Kelim de Hamán. Esto se puede hacer concretamente con los Kelim de Mordejay, que son vasijas de otorgamiento. Pero las vasijas de recepción están restringidas.
Y esto está explicado así en el texto: “a Hamán dijo internamente: ‘¿A quién querrá el rey honrar aparte de mí?’”. Esto viene a ser un verdadero deseo de recibir. Por eso dijo que traigan un manto real con el que se haya vestido el rey, y un caballo en el cual el rey haya montado, etc. Pero en realidad, las vasijas de Hamán, que son vasijas de recepción, no reciben nada a causa del Tzimtzum (restricción). Todo lo que tiene es un deseo y una carencia; es decir, sabe qué pedir. Por eso está escrito “Entonces el rey dijo a Hamán: ‘Toma rápido el manto y el caballo como has dicho, y haz así con el Judío Mordejay’”.
Esto recibe el nombre de Luces de Hamán dentro de las vasijas de Mordejay, es decir: dentro de las vasijas de otorgamiento.
[1] Los “Bolsillos de Hamán” conocidos como “Orejas de Hamán”, que es un bizcocho tradicional de Púrim.
Lo escuché el 1 de Adar; 21 de febrero de 1947, en Tiberíades
La razón por la que comemos pescado primero en una comida, es que el pescado se sirve libremente y sin ninguna preparación. Por eso se come primero el pescado, puesto que no requiere preparación alguna. Así está escrito: “Recordamos el pescado que acostumbrábamos comer en Egipto gratuitamente”. Y el Zóhar interpreta la expresión “gratuitamente” refiriéndose que es sin Mitzvot, es decir, sin preparación.
Y, ¿por qué el pez no requiere preparación? El hecho es que, vemos que un pez solo se considera Rosh (cabeza), pues no tiene manos ni piernas. Entendemos que se refiere al texto: “Yosef quería un pez y encontró una Margalit (perla) en su carne”.
“Margalit” es el estado de “Meraguel” (espía); y pez indica que ahí no hay negociación alguna, que alude a la ausencia de manos y de piernas. Y “a la mitad” quiere decir que, a través del ascenso de Maljut a Biná, cada nivel ha sido partido a la mitad; y por medio de esta división, se creó un lugar para los ”espías”. De este modo, la negociación es solamente sobre los “espías”, puesto que la Torá entera se extiende de allí. Y este es el asunto de la Margalit que cuelga de su cuello, y todo enfermo que la mirara, sanaba inmediatamente.
Sin embargo, no existe recompensa solamente en el estado de pez, salvo por el hecho de que es gratuito, tal como está escrito: “que acostumbrábamos a comer en Egipto gratuitamente”. “Un ojo abierto que nunca duerme no necesita ser cuidado”, dado a que el asunto de pescados corresponde al estado de Jojmá y de Shabat, que preceden a la Torá.
Y la Torá representa la negociación. Este es el significado de la frase “no he podido encontrar mis manos ni mis piernas en el seminario”. Esto se refiere a que no hubo negociación. “Gratuitamente” quiere decir que no requirió negociación; y la Torá representa el próximo mundo, discernido como “satisfechos y regocijados”, sin que la satisfacción apague el placer, pues es placer del alma. Pero en el estado de Shabat que precede a la Torá, considerado como Jojmá, llega a un estado de cuerpo; y el cuerpo es estado de límite donde la satisfacción apaga el placer.
Lo escuché
Uno debe anhelar alcanzar la recompensa de la Mitzvá, pues a través del cumplimiento de las Mitzvot, conseguirá la adhesión al Dador de las Mitzvot.
Lo escuché el 3 de Mishpatim, 2 de febrero de 1943, en Tel Aviv
La Torá escrita es despertar desde Arriba, y la Torá oral es despertar desde abajo; y juntas son “seis años habrá de servir; y al séptimo quedará libre”. En cuanto al trabajo, este es relevante precisamente cuando hay resistencia; y esto se llama Almá (mundo), que viene de la palabra He’elem (ocultamiento). Así, durante el ocultamiento, hay resistencia, y entonces hay lugar para el trabajo. A esto se refieren las palabras de nuestros sabios, que dicen: “seis mil años existe el mundo, y uno será destruido”; esto quiere decir que el ocultamiento será destruido, y ya no habrá más trabajo. Pero para eso, el Creador le da alas, y estas alas son coberturas, para que pueda seguir teniendo trabajo.
Lo escuché
Uno mismo no puede elevarse por encima de su propio círculo. Por ende, uno debe nutrirse de su entorno. Y uno no tiene otra alternativa más que el camino de la Torá y mucho esfuerzo.
Por tal motivo, si uno elige para sí un buen entorno, se ahorra tiempo y esfuerzo, ya que se conduce de acuerdo al entorno en el que se encuentra.
Lo escuché
El ascenso de Maljut al lugar de los Einaim se llama Yesod de Nukva. Esto es porque Nukva es estado de carencia, donde la disminución es carencia. Dado que se encuentra en los Einaim, que representan Jojmá, de todas maneras recibe el nombre de Bejiná Álef (primera fase) de las cuatro Bejinot. Pero cuando la Hey inferior se encuentra en Kéter, siendo Kéter el deseo de otorgar, no hay disminución alguna que aplique ahí, ya que no hay límite sobre el deseo de otorgar. Por eso se le llama Yesod de Dejurá.
Lo escuché
“Nadie ha de llegar a la puerta del rey vistiendo sacos”. Esto significa que cuando uno despierta y descubre cuán distante está del Creador, y cuán lleno de transgresiones, pecados y crímenes, no puede adherirse al Él ni recibir ningún tipo de salvación del Creador. Esto se debe a que se encuentra vestido con una vestidura de sacos, y así no puede entrar al palacio del Rey.
Por lo tanto, es necesario que uno descubra su verdadera situación, tal como esta es, sin tapujos. Mientras tanto, el propósito entero de las Klipot (cáscaras) consiste de cubrirla y esconderla; pero aquel que ha sido recompensado desde Arriba, puede descubrir y ver su propio estado. No obstante, debe saber que esto no representa un estado de perfección, sino esencialidad. Y el tiempo de amargura recibe se denomina Dálet[1]. Cuando esta es añadida con un Sak (saco), se forma la palabra Sháked (almendra) que apresura la redención.
Aun así, cuando uno forma por sí mismo la amargura en el trabajo, es decir, cuando puede realizar la introspección, se alegra de que de todos modos puede percibir la verdad. Esto se considera que lo está haciendo en estado de Rosh (cabeza); en otras palabras, la parte más importante. Y esto se llama Resh[2]; y unida con Sak, forma la palabra Shéker (mentira). Sin embargo, este trabajo debe realizarse como si lo hubiese agarrado un diablo, e inmediatamente fortalecerse en su fe de que todo habrá de ser corregido.
[1] Cuarta letra del alfabeto hebreo
[2] Vigésima letra del alfabeto hebreo
Lo escuché
“Al principio, Él creó al mundo con la cualidad de Din (juicio). Luego vio que el mundo no podía perdurar. Interpretación: la cualidad de Din es Maljut, el lugar del Tzimtzum (restricción). De ahí hacia abajo está el sitio donde se encuentran los externos.
No obstante, en las Nueve Superiores (Sefirot) puede recibirse la abundancia sin temor, pero el mundo no podía perdurar; esto se refiere a Bejiná Dálet (cuarta fase). El mundo no puede ser corregido, porque este es su lugar, y es imposible cambiarlo, es decir, anular las vasijas de recepción, ya que esta es su naturaleza, y no puede ser cambiada. La naturaleza viene a ser la Fuerza Superior, que esta fue Su voluntad, que el deseo de recibir sea pleno e imposible de anular.
Además, en el hombre, que está abajo, es imposible cambiar su naturaleza. Y por eso, la única sugerencia al respecto es asociarla con la cualidad de Rajamim, esto es, repetir en Biná el límite que existe enmarcado en Maljut. Quiere decir que Él lo creó como si hubiera una prohibición de recibir, y por eso es posible trabajar allí, en el sentido de recibir con la intención de otorgar. Esto se debe a que este no es el lugar de Bejiná Dálet, y por ende puede ser anulada.
Entonces, resulta que, en realidad, la manera de corregirse Bejiná Dálet es bajando, descendiendo. Quiere decir que descubre que ese no es su lugar. Y esto sucede gracias a las Mitzvot y a las buenas acciones que revela, esclarece a Bejiná Dálet dentro de Bejiná Bet, y esto le revela que lugar está abajo.
Y luego, el Zivug (emparejamiento) asciende, y el Mojin se extiende hacia abajo. En ese momento, la Hey inferior asciende hasta los Einaim, y el trabajo de revertir las vasijas de recepción vuelve a comenzar.
Y esta corrección es realizada, porque le da una porción a la Sitra Ajra. Esto es porque antes había lugar para que esta se nutriera solo de Bejiná Dálet, puesto que solamente allí se encontraba la cualidad de Din, y no en Biná. Pero ahora, Biná también ha adquirido el estado de la disminución, ya que la cualidad de Din se ha integrado con ella. Resulta que el lugar de la cualidad de Din ha crecido. Sin embargo, a través de este sitio hay un lugar para el trabajo, la capacidad de rechazar, puesto que este no es su verdadero sitio. Y entonces, después de acostumbrarse a rechazarla de donde le es posible, termina adquiriendo la habilidad de poder rechazarla de ese mismo lugar donde antes le resultaba imposible.
Y este es el sentido del versículo que dice: “Traga riquezas, pero las vomitará”. De esta manera, al ampliar sus fronteras, se traga grandes riquezas, y así ella misma termina corrigiéndose completamente. Y a esto se refiere el asunto del cabro para Azazel: que recibe una parte, a través de la cual se la separa posteriormente de Kedushá (Santidad), cuando es corregida en el lugar que Él le da, que no es su sitio.
Lo escuché
Un Kli (vasija) no abandona su propia autoridad, a menos que sea llenado con otra cosa. Pero no puede permanecer vacío. Por lo tanto, debido a que se encuentra bajo la autoridad de la Sitra Ajra, es claro que debe ser sacado de allí. Para eso debemos tratar de llenarlo con otras cosas. Esta es la razón por la cual debe llenarse con amor. Está escrito: “y entonces él será llevado tras el amor a sí mismo”.
Lo escuché
El gran sufrimiento que uno siente se debe sólo a la falta de vitalidad. Sin embargo, ¿qué puede hacer uno al respecto? No está en su poder tomar vitalidad. En ese momento uno llega a un estado de tedio. Y es precisamente en ese instante que uno necesita más fortaleza, y no la está consiguiendo.
Lo escuché
El trabajo debe ser con amor y con temor. Respecto del amor, es irrelevante decir que debemos estar volcados al mismo, ya que es natural, puesto que el amor es tan feroz como la muerte; pues, tal como está escrito: “el amor es tan fuerte como la muerte”. En cambio, la devoción debe concernir sobre todo al temor; o sea, cuando uno aún no siente el sabor del amor en el estado de servidumbre, pues este es visto por él como un estado forzado.
La ley dice que el cuerpo no puede sentir algo que sea forzado, pues está construido de acuerdo a la corrección. Y la corrección establece que el estado de servidumbre también debe basarse en el amor, pues este es el propósito de la adhesión, tal como está escrito: “en un lugar donde hay Labor, está la Sitra Ajra”.
La servidumbre debe basarse principalmente en la devoción, y corresponde al estado del temor. En ese momento, el cuerpo entero se opone a su trabajo, ya que no siente sentido en este estado de servidumbre. Y con cada cosa que hace, el cuerpo calcula que este estado de servidumbre no es pleno. De esta forma, ¿qué gana uno de su trabajo? Entonces, puesto que no percibe validez ni sabor en esta servidumbre, uno puede sobreponerse a esos reclamos sólo a través de la devoción. Esto quiere decir que uno percibe la servidumbre como algo amargo, y cada acto le provoca un sufrimiento terrible, pues el cuerpo no está acostumbrado a trabajar en vano: este esfuerzo debería producir algún beneficio a uno mismo o a otros.
Pero durante el estado de pequeñez, uno no siente ningún beneficio para sí mismo, ya que en ese momento no siente ningún placer de su servicio. Y además, no cree que haya algún beneficio para otros, debido a la poca importancia que él mismo le dé a esto; entonces, ¿qué placer podrían recibir otros de esto? Así, el sufrimiento por esta situación es grande. Y cuanto más trabaja, más aumenta el sufrimiento. Pero finalmente el sufrimiento y el trabajo se acumulan en cierto grado, hasta que el Creador se apiada de él y le da sentido a esta servidumbre. Así como está escrito: “Hasta que el espíritu sea vertido sobre nosotros desde Arriba”.
Lo escuché
Durante el trabajo, ciertamente, esto trata de dos cosas contradictorias. El estado del Creador es la adhesión, que es el estado de equivalencia, estado de anulación en la realidad (y uno siempre debe representar cómo fue cuando tenía muy poca adhesión, con que estaba lleno de vitalidad y placer y siempre debe aspirar a estar en adhesión, puesto que una entidad espiritual no puede dividirse en dos. Incluso si se trata de un asunto que le llena, siempre debe quedarse con lo bueno. Y debe representarse el tiempo que tenía, ya que el cuerpo no percibe lo negativo, sino lo existente; o sea, estados que ya tuvo. Y el cuerpo puede tomar estos estados como ejemplos).
Y la Torá recibe el estado de “Luz” que hay en ella. Quiere decir que durante el estudio, cuando uno percibe la Luz y desea otorgarle al Creador por medio de esta Luz, sigue el texto que dice: “Aquél que conozca el mandamiento del Amo, le brindará servicio”. Por ende, siente que existe y que desea otorgar al Creador; y esta es la sensación de uno mismo.
No obstante, cuando uno adquiere el estado de “la Torá y el Creador son Uno”, descubre que todo es Uno. En ese instante percibe el estado del Creador en el estado de la Torá. Uno siempre debe anhelar la Luz que hay en ella. Y podemos obtenerla con lo que estamos aprendiendo, aunque es más fácil encontrarla en asuntos de recepción.
Y durante el trabajo existen dos extremos. Uno es traído hacia el estado del Creador, en cuyo tiempo no se puede estudiar la Torá y se aspira a los libros de Jasadim. Y está quien ansía la Torá para conocer los caminos de Dios, los mundos, sus procesos, y los asuntos de dirección. Éstos son los dos extremos. Pero en el futuro, “aplastará la frente de Moab”; o, en otras palabras, ambos están incluidos en el árbol.
Lo escuché el 27 de Adar Álef
“Si yo no soy para mí, ¿quién será para mí? Y cuando soy para mí, ¿qué soy?” Estos dos estados representan una paradoja. El hecho es que uno debe trabajar totalmente de acuerdo al estado de “Si yo no soy para mí, ¿quién será para mí?”, entendiendo que no hay nadie que lo pueda salvar; pero “en tu boca, y en tu corazón, puedes realizarlo”; es decir, conforme a la forma de recompensa y castigo. Sin embargo, consigo mismo, uno debe saber que “cuando yo soy para mí, ¿qué soy?”. Esto implica que todo se encuentra lavajo la Providencia personal, y que no hay nadie que pueda hacer nada al respecto.
Y si se dice que todo se encuentra bajo la Providencia personal, ¿por qué debemos trabajar a modo de “si yo no soy para mí, ¿quién será para mí?”? Pues trabajando a modo de “si yo no soy para mí, ¿quién será para mí?” uno consigue la Providencia personal. De esta manera, todo sigue el camino de la corrección. Y la división del deber y de la Torá, que se llama “Hijos del Creador”, no se revela a menos que sea precedida por trabajo bajo la forma de “si yo no soy para mí, ¿quién será para mí?
Lo escuché el 6 de Tévet
Está el discernimiento de derecha y está el de izquierda. En la derecha están Jojmá, Jésed y Nétzaj; y en la izquierda están Biná, Guevurá y Hod. La derecha se llama Providencia personal y la izquierda se denomina castigo y recompensa.
Cuando actuamos con la derecha, debemos decir que todo se encuentra en la Providencia personal, y de todos modos uno no hace nada. De esta manera, uno no comete ningún pecado. Pero las Mitzvot que uno realiza tampoco son de uno, sino que vienen de Arriba; así que uno debe estar agradecido por ellas, tanto como por los beneficios materiales que el Creador ha hecho por él. Y esto se denomina Nétzaj; o sea, cuando uno Nitzaj (derrotó) a la Sitra Ajra. Y de aquí se extiende Jésed, que es amor, y de este modo llega a Jojmá, también llamada “Rishá de Lo Etiadá” (cabeza que no se consigue). Después, uno debe ir hacia la línea izquierda, que corresponde a Hod.
Lo escuché
La fe es, específicamente, trabajo puro. Esto es, porque el deseo de recibir no participa de este trabajo. Es más, el deseo de recibir se opone al mismo. La naturaleza de ese deseo le induce a trabajar solo donde ve y conoce, pero no por encima de la razón. Por eso es que de esta forma la adhesión puede ser total, ya que existe aquí un elemento de equivalencia, que viene otorgar verdaderamente.
Por lo tanto, cuando esta base es firme y sólida, aun cuando reciba influencias favorables, lo considera “un lugar”, que en Guematría es igual a “Torá”. Y con esta Torá debe haber temor, pues debe ver que no recibe ayuda ni asistencia alguna de esta Torá, sino de la fe. Y aun cuando lo considere superfluo, por estar recibiendo ya de la tierra placentera, debe creer que esta es la verdad. Y a esto se refiere el versículo que dice “y todos creen que Él es un Dios de fe”, ya que específicamente a través de la fe puede mantener el nivel.
Lo escuché en Shavuot, Jerusalén, 1939
“Yo soy el Señor tu Dios”, además, en el Zóhar, “conocido en las puertas”. Surge la pregunta: ¿por qué nuestros sabios cambiaron el nombre de la festividad de Atzeret por el nombre Entrega de nuestra Torá? En la Torá se lo denomina con el nombre de Ofrenda de las Primicias, tal como está escrito: “en el día de las primicias”. Nuestros sabios vinieron y lo denominaron “Entrega de nuestra Torá”.
El hecho es que nuestros sabios no cambiaron nada, sino que solamente interpretaron la cuestión de la ofrenda del primer fruto. Está escrito: “Gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento”. La diferencia entre un campo y un bosque radica en que el campo da frutos y el bosque consiste de árboles no fértiles que no dan frutos. Esto significa que el campo se denomina estado de Maljut, que representa la aceptación de la carga del Reino de los Cielos, que a su vez es el estado de la fe por encima de la razón.
Pero, ¿cuál es el nivel de la fe? Esto tiene una medida, pues debe ser llenada en el mismo grado que el conocimiento. Así, se llama “un campo que el Señor ha bendecido”; o sea, que da fruto. Ésta es la única manera a través de lo cual es posible adherirse a Él, porque no se le presentan a uno límites, por ser por encima de la razón.
El conocimiento, en cambio, es limitado. El nivel de la grandeza está de acuerdo con la medida del conocimiento. Y esto recibe el nombre de “otro Dios es estéril y no da fruto”. Por esta razón se le llama bosque. Pero en todo caso, ambos son llamados “bordes”. Pero tiene que existir un estado de la línea media, pues también necesita al conocimiento. Pero esto es solo bajo la condición de que no perjudique a la fe por encima de la razón.
Sin embargo, si uno trabaja un poco mejor con el conocimiento que con la fe, inmediatamente pierde todo. Uno debe estar sin diferencia alguna entre ellos. Entonces, dice: “Gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque cantaran con gozo”, pues en ese momento habrá corrección aun para “otro dios”, entendido aquí como un bosque, pues se fortalece mediante la fe.
A esto se refiere lo que está escrito sobre Abraham: “anda delante de Mí y sé perfecto”. Rashi interpreta esto diciendo que Abraham no necesitaba asistencia. Y acerca de Nóaj (Noé) está escrito que “Nóaj caminó junto con Dios”; o sea, él sí necesitaba asistencia, aunque en última instancia esta es asistencia del Creador. Pero lo peor que puede ocurrir es necesitar el soporte de las personas.
Existen dos consideraciones al respecto:
- Estado de regalo.
- Estado de préstamo.
El regalo que uno acepta de la gente es la aceptación de asistencia. Y cuando uno recibe un presente, no desea devolverlo, sino que desea usarlo para el resto de su vida.
Y un préstamo es aquello que uno toma temporalmente, durante el tiempo en que no tenga fuerza ni poder propio, pero que sin embargo tiene esperanza de adquirir fuerza propia a través del trabajo y el esfuerzo, la santidad y la pureza. Y entonces, devuelve la asistencia que había recibido. Pero esto tampoco es bueno; pues si no alcanza cierto grado de realización, entonces caerá de todas formas.
Y volviendo al asunto que dice que la entrega de la Torá, y no la recepción de la Torá, ocurrió porque en ese entonces fueron privilegiados con el Dador de la Torá. De acuerdo a lo escrito: “deseamos ver a nuestro Rey”. Por ende, la importancia de esto es que alcanzaron al Dador de la Torá. Y entonces recibe el nombre de “un campo que el Señor ha bendecido”; o sea, un campo que da frutos.
Este es el significado de las primicias, el primer fruto del campo. Es una señal de haber sido recompensado con el Dador de la Torá y con una consciencia plena. Por eso dice: “Mi padre fue un arameo errante”. Previamente uno había pasado por descensos y malicias; pero ahora se encuentra en un estado de conexión sostenible. Por esta razón, nuestros sabios interpretaron la cuestión de las “primicias” considerado la entrega de la Torá, que lograron alcanzar al Dador de la Torá.
Lo escuché
El asunto básico y principal consiste de incrementar la carencia, pues esa es la base sobre la cual se construye toda la estructura. Y la firmeza del edificio se mide de acuerdo a la firmeza de sus cimientos.
Hay muchas cosas que llevan a uno a esforzarse, pero que no lo conducen a la meta. Por eso, los cimientos terminan saboteando al edificio entero. Aunque de Lo Lishmá (no en beneficio de la Torá) uno llega a Lishmá (en beneficio de la Torá), pasará mucho tiempo antes de que uno regrese al camino correcto que le lleva hacia la meta. Por lo tanto, uno debe ver que la meta siempre se encuentra ante sus ojos, tal como está escrito en el Shulján Aruj: “Siempre veo al Señor ante mí”. Y aquél que se queda en su casa no es igual a aquél que está parado frente al rey. Aquél que cree en la realidad del Creador, y de que la Tierra entera está llena de Su gloria, se llena con temor y amor, y no necesita ninguna preparación u observación, sino solo anular completamente su propia naturaleza ante el rey.
Tal como podemos ver en la corporalidad, aquél que ama a su amigo de verdad, piensa solamente lo mejor de él y evita cualquier cosa que pueda perjudicarlo. Y esto se hace sin cálculo alguno, y tampoco requiere de un gran intelecto, puesto que es similar al amor natural de una madre por su hijo, y esta solo desea favorecerle. No necesita ninguna preparación ni inteligencia para amar a su hijo, ya que una tendencia natural no requiere de un intelecto que predisponga el hecho; sino que esto se realiza por medio de los mismos sentidos. Los mismos sentidos funcionan con verdadera devoción, pues esto es así por naturaleza; dado el amor que se siente por alguna cosa determinada, uno pone el alma hasta conseguir esa meta. Y en la medida en que no lo consiga, su vida no será vida.
De esta forma, quien siente como lo que está escrito en el Shulján Aruj, que su situación es similar, y que ciertamente se encuentra en un estado de plenitud, es porque tiene fe. Y mientras uno no sienta que se encuentra parado ante el rey, ocurre lo contrario.
Por ende, uno primero que nada debe considerar el estado de servidumbre; y debe lamentar no tener la debida fe, ya que la falta de fe representa su base; y uno debe rezar por el trabajo y el deseo para sentir esa carencia ya que si uno no la posee, no tendrá el Kli (vasija) dentro del cual recibir el llenado. Uno debe creer que el Creador escucha la plegaria de toda boca, y que uno también será salvado a través de la fe plena.
Lo escuché el 8 de Kislev, 28 de noviembre de 1941
Está el abrazo de la derecha y está el abrazo de la izquierda. Y ambos deben ser eternos. Quiere decir que, cuando uno se encuentra en el estado de derecha, debe pensar que no existe el estado de “izquierda en el mundo. Y además, cuando uno se encuentra en la izquierda, debe pensar que no existe el estado de derecha en el mundo.
El estado de derecha representa la Providencia personal, y el estado de izquierda representa la Providencia de recompensa y castigo. Y aunque exista la razón, que dice que no existe cosa tal como la derecha y la izquierda juntas, uno debe trabajar por encima de la razón para que ésta no lo detenga. Lo más importante es ir por encima de la razón. Esto significa que todo el trabajo que uno hace se mide de acuerdo a su trabajo por encima de la razón. Y aunque más tarde alcance un estado en el que estará dentro de la razón, no será nada, ya que su base seguirá siendo por encima de la razón; y de esta manera siempre se nutrirá de su raíz.
No obstante, si cuando llega al estado dentro de la razón, desea nutrirse precisamente dentro de la razón. Y en ese instante, la Luz se retira inmediatamente. Y si desea atraerla, debe comenzar a trabajar por encima de la razón, puesto que toda su raíz consiste de esto. Y después llega a la razón de Kedushá (Santidad).
Lo escuché el 1 de Elúl; 28 de agosto de 1938
Aquel que está sentado en su casa no se asemeja a aquél que está parado ante un Rey. Esto quiere decir que la fe tiene que hacerlo sentir a uno como si estuviera todo el día parado ante el Rey. De este modo tiene amor y temor en plenitud. Y no debe descansar hasta que alcance este grado de fe, pues ese es el sentido de nuestra vida y de nuestros días, y no aceptaremos ninguna recompensa.
Y la falta de fe debe estar atada a los órganos hasta que la costumbre se convierta en una segunda naturaleza, al grado que “cuando me acuerdo de Él, Él no me deja dormir”. Pero todas las cuestiones corporales apagan ese deseo, pues uno puede ver que todo lo que le proporcione placer, al obtener el placer, este anula la carencia y el dolor, y por esto no querrá recibir ningún consuelo.
Uno debe cuidarse de cualquier cosa material que reciba, para que esta no anule su deseo. Esto se consigue lamentándose por sí mismo que, a través de este placer, le faltarán las chispas y el poder de los Kelim (vasijas) de Kedushá (Santidad); es decir, las carencias de Kedushá. Y a través de la aflicción, uno puede cuidar de no perder los Kelim de Kedushá.
Lo escuché
En el Talmud dice: “Respecto de aquel que le dijo a ella, a su esposa, ‘hasta que veas un bello defecto en ti’, Rabí Ishmael, hijo de Rabí Yosi, dijo que el Creador dice que ella no puede unirse a él hasta que encuentre un bello defecto en sí misma” (Nedarim 66b). La primera interpretación de Tosafot[1] establece que está prohibido disfrutarlo si encuentra en ello algo bello.
Esto significa que si uno puede decir que él también posee bellas cosas con las cuales hubo ayudado al Creador para adherirse mutuamente; entonces, ¿por qué Él no ayudó a otro? La razón debe ser que hay en él cosas; es decir, que posee buena fe o buenas cualidades, pues tiene un buen corazón que le permite rezar.
Y este es el sentido de su comentario, que dice: “Él les dijo: ‘quizás como una bella mujer’”. Esto hace referencia a que hay una mente externa mejor que todos sus contemporáneos. O “quizás su cabello sea bello”. Esto quiere decir que él es tan meticuloso con respecto a sí mismo como si estuviera analizando algo del grosor de un cabello. O “quizás sus ojos sean bellos”. Esto sugiere que él tiene más gracia de Kedushá que todas las personas de su generación. O “quizás sus orejas sean bellas”. Esto implica que no puede oír ninguna calumnia.
[1] Tosafot – Agregados. Serie de comentarios de Rabinos Judíos de la Edad Media, que fueron agregados a los comentarios anteriores.
Lo escuché
Existen tres condiciones para una plegaria:
- Creer que Él puede salvarle, aunque uno se encuentre en las peores condiciones entre todos sus coetáneos pues, como está escrito: “¿Acaso la mano del Señor es demasiado corta para salvarle?” De ser así, entonces el Señor no puede salvar sus Kelim (vasijas).
- Uno ya no ve otra solución, pues ya ha probado todo lo que estaba en su poder, y aun así no encontró la cura para su difícil situación.
- Si Él no le ayuda, estaría mejor muerto que vivo. La plegaria es perdido/trabajo[1] en el corazón. Cuanto más perdido está, tanto mayor es la plegaria. Obviamente, aquél que carece de lujos no es igual que aquél otro que ha sido sentenciado a muerte, al que le falta sólo ser ejecutado, pues ya está encadenado con cadenas de hierro, y que se para e implora por su vida. Ciertamente, este no descansará ni dormirá, ni se distraerá por un momento de rezar por su vida.
[1] En el manuscrito, esta palabra está escrita con dos letras iniciales alternativamente. Con la letra Alef quiere decir “perdido” y con la letra Ayin decir “trabajo”.
Lo escuché
Los esfuerzos que uno realiza, no son más que preparaciones para alcanzar la devoción. Por ende, uno debe habituarse al estado de devoción, ya que no puede alcanzarse ningún grado sin la misma, puesto que esta es la única herramienta que lo califica a uno a ganarse todos los grados.
Lo escuché en Shabat, Tévet 13
Las personas del mundo caminan sobre ambos pies, que representan el placer y el dolor, que siempre van tras el placer, y siempre huyen del dolor. Por ende, cuando alguien consigue probar los sabores de la Torá y las Mitzvot, tal como está escrito “probad y ved que el Señor es bueno”, termina persiguiendo ser servidor del Creador. Como resultado de esto, uno siempre adquiere los grados de Torá y Mitzvot, tal como está escrito: “y en Su ley medita día la noche”.
¿Pero cómo puede uno restringir su mente a una sola cosa? Pues el amor y el placer siempre atan sus pensamientos de forma tal que su mente y su cuerpo se adhieran al amor y el placer, tal como lo podemos ver con el amor corporal. Esto ocurre precisamente cuando uno ya ha adquirido la expansión de la mente, que engendra amor. Y este estado se define como un estado dentro de la razón. Pero uno siempre debe trabajar por encima de la razón”, pues esto se llama un estado de fe y otorgamiento.
No sucede lo mismo dentro de la razón, pues entonces los órganos acceden a realizar su trabajo, porque estos también reciben amor y deleite; y por eso se define este estado dentro la razón.
En ese momento uno se encuentra en una situación complicada. Pero no se debe estropear este estado porque se trata de una iluminación divina en su interior, que la abundancia llega desde Arriba. En lugar de eso, uno debe corregir ambos, es decir, la fe y la razón.
Y entonces necesita analizar todo lo que ha alcanzado hasta ese momento, esto es, la Torá que ha conseguido y la abundancia que ahora posee, y preguntarse: ¿de dónde proviene todo esto? Esto se debe sólo a la preparación que había realizado al trabajar por encima de la razón.
Esto significa que, al dedicarse a la adhesión y unirse a la raíz misma, de este modo adquirió el estado de razón. Esto significa que la razón que obtuvo por medio de la fe, resulta ser verdadera. De esto deriva que principalmente considera el estado por encima de la razón, y también aprecia la razón porque ahora alcanzó la revelación de Sus nombres para atraer abundancia.
Por eso, ahora debe fortalecerse más a través de la razón, y debe asumir un estado por encima de la razón mayor, ya que la adhesión con la raíz ocurre únicamente a través de la fe; y esto es su propósito principal. Esto se llama “recepción”, que la razón atrajo la abundancia con el fin de otorgar. Así, puede alcanzar la fe por encima de la razón en una medida mayor, tanto en cantidad como en calidad.
Lo escuché en el año 1938
Uno jamás preguntaría lo siguiente acerca del placer: “¿cuál es el sentido de este placer?”. Si se manifestase incluso el más pequeño de los pensamientos cuestionando su propósito, sería una señal de que no se trata de un placer verdadero. Esto es, porque el placer llena todos los huecos, y de este modo, no queda espacio en la mente para cuestionar su propósito. Y si, aun así, uno lo cuestiona, indica que el placer no es pleno sino incompleto, puesto que no ha llenado todos los huecos.
Y así ocurre con la fe. La fe debe llenar todos los espacios del conocimiento. Por lo tanto, debemos describirnos cómo sería si tuviéramos conocimiento, y en ese mismo grado debemos tener fe.
Lo escuché en el año 1938
“La sabiduría clama afuera, en las calles alza su voz”. “’El que sea incauto, que se llegue hacia aquí’. Al falto de corazón le dijo”. Esto se refiere a que cuando uno adquiere adhesión con el Creador, la sagrada Shejiná (Divinidad) le dice que el hecho de que primero haya tenido que ser un necio no se debía a que realmente lo fuese. La razón era que carecía de corazón. Por eso decimos que “Y todos entienden que Él es un Dios de fe”. Esto quiere decir que después, cuando obtenemos la verdadera adhesión, no debe considerarse necedad el hecho que se diga que es por encima de la razón.
Es más, uno debe trabajar y creer que su trabajo es por encima de la razón, aunque vea en sus sentidos y sensaciones que su trabajo está dentro de la razón. Por el contrario: anteriormente había visto que la razón no le obliga al servicio, y por eso tenía que trabajar por encima de la razón y decir que había verdadera razón en ello. Quiere decir que creía que el servicio era una verdadera realidad. Y luego sucede lo contrario: todo su trabajo compele a su razón. En otras palabras, su adhesión le fuerza a trabajar. No obstante, cree que todo lo que ve dentro de la razón está por encima de la razón. Mientras que antes todo aquello que está por encima de la razón se encuentra dentro de la razón.
Lo escuché en el año 1938
Durante el período de preparación, el trabajo entero radica en el “no”; pues tal como está escrito, “y serán afligidos en una tierra que no es”. Sin embargo, en lo referente a la lengua, que es considerada “mí”, uno primero debe adquirir el estado del amor.
No obstante, durante el período de preparación, el trabajo se encuentra sólo bajo la forma de “no”; es decir, de “no has de tener”, y mediante la profusión de noes llegamos al punto de Dios[1] de Jésed. Pero antes de eso hay muchos noes, lo cual representa otros dioses: muchos noes. Esto se debe a que de Lo Lishmá uno llega a Lishmá.
Y a causa de que la Sitra Ajra sirve de apoyo, aun después, cuando trabajamos para atraer Kedushá (Santidad), si se acepta esta asistencia, caemos de nivel, y entonces aquélla toma la abundancia que habíamos atraído. De ese modo la Sitra Ajra tiene el poder de dominarlo a uno, y de este modo uno se encuentra forzado a satisfacer su deseo. Y uno no tiene otra alternativa más que ascender a un nivel más alto.
Así, el proceso se vuelve a repetir, al igual que antes, con los cuarenta y nueve portones de impureza. Esto significa que uno camina a través de los niveles de Kedushá hasta los cuarenta y nueve portones. Pero allí, ella tiene el control para tomar toda la vitalidad y la abundancia, hasta que la persona cae cada vez dentro de un portón de impureza mayor, puesto que “Dios ha hecho a uno opuesto al otro”.
Y cuando uno llega al portón número cuarenta y nueve, ya no puede continuar ascendiendo, hasta que el Creador venga y lo redima. Y respecto a eso se dice que “Devoró riquezas, pero las vomitará; de su vientre se las hará echar Dios”. Esto quiere decir que ahora uno toma toda la abundancia y la vitalidad que la Klipá (cáscara) tomaba de los cuarenta y nueve portones de Kedushá. A esto se refiere la frase: “el pillaje del mar”.
Sin embargo, es imposible ser redimido antes de que sea sentido el exilio. Y cuando uno camino por los cuarenta y nueve, percibe el exilio, y el Creador redime en la puerta número cincuenta. Y la única diferencia entre Galut (exilio) y Geulá (redención) radica en la letra Álef, que es “Alufó Shel Olam” (Paladín del mundo). Por lo tanto, además, si uno no alcanza el exilio de manera apropiada, le faltará ese nivel.
[1] En hebreo, la palabra “El” (heb: Dios) consiste de las mismas letras que la palabra “Lo” (heb: No), pero en orden inverso.
Lo escuché en Sucot, Inter 2, 12 de octubre de 1938
“El orgullo del hombre lo rebaja”. El significado de esto es sabido. El hombre nace en plena inferioridad. Pero si este reconoce su lugar, no sufre por el hecho de ser tan bajo, puesto que este es su lugar. Las piernas, por ejemplo, no están degradadas en lo más mínimo por el hecho de estar siempre caminando sobre los residuos y por el hecho de tener que cargar todo el peso del cuerpo mientras que la cabeza está por encima. Esto se debe a que reconocen cuál es su lugar, y por eso las piernas no están degradadas, ni sufren por encontrarse en un nivel bajo.
Pero si hubieran querido estar arriba, y aún así se les obligara a permanecer abajo, entonces podrían sentir cierto sufrimiento. Y este es el significado de la frase “El orgullo del hombre lo rebaja”. Si uno deseara permanecer en su estado de bajeza, no sentiría ninguna bajeza ni sufrimiento por el hecho de ser “un burro salvaje nacido como hombre”. Pero cuando el hombre quiere ser orgulloso, cae siente la insignificancia, y por esto sufre.
El sufrimiento y la insignificancia van de la mano. Si uno no siente sufrimiento, se considera que no se encuentra en un estado de bajeza. Eso está realmente de acuerdo con el nivel de su orgullo, o con lo que desea tener y no puede; y por eso se siente insignificante. Y esta sensación de bajeza luego se transforma en una vasija para el orgullo, tal como está escrito: “El Señor reina; Él está vestido de orgullo”. Si te adhieres al Creador, tendrás una vestidura de orgullo, pues, tal como está escrito: “El orgullo y la gloria son al Creador”. Aquéllos que se adhieren al Creador poseen gran orgullo. Y en la medida en que uno siente su estado de insignificancia, y de acuerdo al grado de su sufrimiento, consigue la vestidura del Creador.
Lo escuché
La disminución de la Luz representa su corrección. Esto quiere decir que nada se puede alcanzar sin esfuerzo. Y dado que es imposible alcanzar la Luz completamente en su máxima claridad, lo que se sugiere es disminuir esta Luz y de este modo, es posible alcanzarla mediante el pequeño esfuerzo que el inferior es capaz de aportar.
Es similar a aquél que desea mover un enorme edificio, lo cual es imposible. Entonces, ¿qué hace? Lo desarma en pequeños bloques, y así procede a moverlo por partes. Y ésta es la solución: al disminuir la Luz, uno puede realizar un esfuerzo pequeño.
Lo escuché el 1 de Janucá, 18 de diciembre de 1938
¿Por qué vemos que hay muchas personas que trabajan tan diligentemente por cuestiones corporales, incluso cuando están en riesgo sus propias vidas, mientras que cuando se trata de cuestiones espirituales todos tienen tanta cautela y realizan todo tipo de revisiones? Es más, uno es capaz de esforzarse en asuntos del mundo material aun cuando no ha de recibir una gran recompensa por su trabajo. Pero en la espiritualidad, uno no puede acceder a trabajar a menos que tenga certeza de que recibirá una buena recompensa por su trabajo.
El hecho es que se sabe que el cuerpo no tiene valor alguno. Después de todo, uno ve que este es efímero y parte sin dejar huella; así de fácil es abandonarlo, puesto que, de todas formas, no vale nada. No obstante, en la espiritualidad existe el estado de Klipot (cáscaras que guardan el cuerpo y lo mantienen. Por eso es que resulta difícil dejarlo partir. Y por eso es que vemos que es más fácil para las personas seglares abandonar sus respectivos cuerpos, pues no sienten su peso en la misma medida.
Pero no ocurre lo mismo en la espiritualidad; es el Ajoraim (parte posterior) de la Kedushá (Santidad), llamada devoción, que específicamente a través de esto, uno obtiene la Luz. Y antes de alcanzar un completo estado de devoción, uno no puede alcanzar ningún grado.
Lo escuché en Tiberíades, Kislev 1, Shabat
El asunto de la purificación del Masaj (pantalla que sucede en el Partzuf, también provoca la partida de la Luz. Y la razón radica en que luego del Tzimtzum (restricción), la Luz es apresada solamente dentro del Kli del Masaj, que sirve de fuerza que rechaza. Y ésta es la esencia del Kli.
Y cuando ese Kli parte, la Luz también parte. Esto significa que el Kli es la fe por encima de la razón. Y así aparece la Luz. Y cuando esta aparece, su naturaleza la lleva a purificar al Kli, a cancelar el Kli de la fe. Por causa de esto, a razón de que alcanza un estado de conocimiento para sí, la Luz inmediatamente le abandona. De este modo, uno debe procurar incrementar el Kli de la fe, el Masaj por encima del conocimiento, y así la abundancia no cesará.
Lo escuché, Inter 3
Todo hombre de Israel posee un punto interno en el corazón que se conside simple fe, que proviene de herencia de nuestros padres, que estuvieron en el Monte Sinaí. Sin embargo, está cubierto por muchas Klipot (cáscaras) que representan todo tipo de vestiduras de Lo Lishmá (no en nombre de la Torá); y estas cáscaras deben ser removidas. De este modo, su base se considerará únicamente en estado de fe, sin asistencia alguna ni ayuda externa.
Lo escuché en el año 1938
“’Jarut’ (grabado): no lo pronuncien ‘Jarut’, sino ‘Jerut’ (libertad)”. Esto quiere decir que está escrito: “escríbelo sobre la placa de tu corazón”. La escritura se hace con tinta, la cual representa la oscuridad. Y cada vez que una persona escribe, esto simboliza que está tomando decisiones acerca de cómo comportarse, y luego regresa a sus hábitos malvados, pues la escritura ha sido borrada. De este modo, uno debe escribir constantemente; pero esto debe ser a modo de grabado, para que quede grabado en su corazón y no pueda ser borrado.
Y entonces, adquiere libertad inmediatamente, el Kli de estado de Jerut en la medida en la que esté escrito en su corazón. En la medida en que esté grabado, será su redención. Este se debe a que la esencia del Kli consiste del espacio, tal como está escrito: “mi corazón ha sido matado[1] dentro de mí”. Y de este modo adquiere la libertad del ángel de la muerte, puesto que el estado de pequeñez viene a ser el mismo SaM; y se debe tener plena consciencia de esto y sobreponerse a él, hasta que el Creador le ayude.
[1] En hebreo, la palabra “Jalal” significa matado así como “espacio”.
Lo escuché en el año 1938
Libro, autor, cuento.
Un libro se denomina como antes de su creación. Un autor es el dueño del libro. Un autor representa la unión de autor y libro, que tienen que asumir la forma de un cuento; esto es, la Torá, conjuntamente con el Dador de la Torá.
Lo escuché en el año 1938
Debemos saber que las Klipot solo pueden asirse a un lugar donde haya alguna carencia. Pero huyen de un sitio donde hay plenitud, y no pueden tocarlo.
Ahora podemos comprender el asunto del rompimiento. En varios lugares está escrito que esto concierne a la separación de la Luz de Jojmá de la Luz de Jasadim. En otras palabras, debido a que se construyó un Parsá entre Atzilut y BYA (Beriá-Yetzirá-Asiyá), la Luz de Jojmá ya no puede descender. Solamente la Luz de Jasadim, que previamente contenía a la Luz de Jojmá, es la que ahora se ha separado de la Luz de Jojmá y ha descendido. De esta forma, tienen más poder de lo que tenían antes, y esto se llama “bajar primero las Klipot (cáscaras)”.
Lo escuché en el año 1938
“Lo lograron – Ajishena (apresuradamente)”, se refiere al sendero de la Torá; no lo han logrado por medio del sufrimiento, que es el sendero evolutivo que finalmente conduce todo hacia el propósito de la perfección. Y en lo que respecta al sendero de la Torá, sugiere que una persona común y corriente recibe virtudes con las cuales puede construirse Kelim (vasijas) que estén preparados para esto. Y estos Kelim se construyen a través de la expansión de la Luz y de su partida.
El Kli (vasija) es específicamente el deseo de recibir. Es decir que le hace falta alguna cosa. Y no hay Luz sin Kli; la Luz debe ser atrapada dentro de algún Kli para tener cierto asidero.
Pero una persona común no puede poseer carencias de cuestiones elevadas, ya que es imposible sentir una carencia antes de haber sido llenado, tal como está escrito: “la expansión de la Luz…etc.”. Por ejemplo, cuando alguien tiene mil liras, es rico y está contento. Pero si posteriormente gana más, digamos, hasta cinco mil liras, y luego pierde una parte hasta quedar con dos mil, se siente carente. Ahora posee Kelim para esas tres mil liras que perdió, puesto que ya las ha poseído. De esta forma podemos decir que ha sido anulado.
Y para esto existe la senda de Torá. Cuando uno se ha acostumbrado a la senda de la Torá, a lamentar la escasez del logro espiritual, cada vez que obtiene cierto grado de iluminación y esta se divide, le provoca más aflicción y mayores Kelim.
A esto nos referimos al decir que todo Kli necesita Luz; es decir, que no está lleno y que le falta Luz. De este modo, todo sitio con alguna carencia se vuelve un sitio para la fe. Pero si estuviera completamente lleno, el Kli no tendría existencia, y tampoco existiría un lugar para la fe.
Copiado de los escritos de mi padre, señor y maestro
En relación a los siete (días) enteros y completos de la santificación de la luna, es habitual esperar siete (días) enteros, y también el final del sagrado Shabat, y no como se acostumbra, que cuando el final del Shabat ocurre en medio de los siete días, santificamos la luna; o cuando de vez en cuando se completan los siete días, no se espera por el final del sagrado Shabat. Esto no es así, puesto que debemos esperar los siete enteros, y particularmente al final del Shabat.
El hecho es que la luna es considerada Maljut, llamada séptima, que viene a ser “Él está en mí”. Quiere decir que cuando el Shabat se llena por los seis días de acción, llamados “Él”, el Shabat dice “Él está en mí”. “Él” es el estado de sol y “mí” es el estado de luna, que recibe toda su luz del sol, y que no tiene nada propio.
No obstante, existen allí dos estados llamados “Shabat” y “Mes”, puesto que Maljut se considera como las cuatro Bejinot (fases) conocidas JuB (Jojmá y Biná) y TuM (Tiféret y Maljut). Las primeras tres Bejinot: Jojmá, Biná y Tiféret, corresponden al Shabat. Estas son las tres comidas referidas e insinuadas en la sagrada Torá a través de las tres veces que dice “este día”. Ciertamente, la Bejiná Dálet (cuarta fase) que hay en ella, representa el final del Shabat o del mes, y no está incluida en “este día”, pues es noche y no día. Y no deberíamos dificultar pues la primera comida del sagrado Shabat también es noche; por lo tanto, ¿por qué la sagrada Torá la llama ‘este día’?”. Pero la noche de Shabat es como “Y será un día único, conocido solo del Señor, ni día ni noche; y sucederá que a la hora de la tarde habrá luz”.
Sin embargo, la noche del fin del Shabat aún es oscura, y no iluminada. Por lo tanto, nuestros sabios nos instruyen en la Torá oral a preparar una mesa al final del Shabat, para también corregir esta oscuridad, esta noche, que aún está sin corregir. Esto recibe el nombre de “Melavé Malká” (escoltando a la reina), manteniendo y complementando a aquel “hueso luzz”[1], que es Bejiná Dálet, que no recibe nada de las tres comidas de Shabat, como ya hemos explicado. Aun así, esta Bejiná Dálet se va completando de acuerdo con el mes del día. Este es el significado de la santificación del mes: Israel santifica los tiempos; es decir, ese residuo de Israel que no es nutrido por la comida de Shabat. Por ende, aun el más grande entre los sacerdotes, que no hay más elevado en cuanto a superioridad de santidad, es, de este modo, advertido para cuidarse de no mancillar ninguno de sus parientes muertos. El escrito le advierte: “salvo por sus parientes más cercanos,…, por ella puede contaminarse”. De todo lo anterior, pueden comprender que toda Kedushá (Santidad) Superior viene del Shabat. Y puesto que ese hueso “luzz”, que es Bejiná Dálet, también llamado “su pariente cercano”, no recibe de la comida de Shabat, y por eso, el gran sacerdote no queda exento de contaminarse por medio de él.
Ciertamente, el significado de la corrección de la santificación del mes se extiende del Shabat y sus iluminaciones. Este es el sentido del versículo “Moisés estaba perplejo hasta que el Creador le enseñó la similitud de una moneda de fuego y le dijo ‘De este modo observa y santifica’”. Esto quiere decir que Moisés estaba muy confundido por no poder santificarlo pues todo el poder de Moisés consiste del Shabat, ya que la Torá fue entregada en Shabat.
Por lo tanto, no puede hallar una corrección para este residuo entre todas las Luces de la sagrada Torá, debido a que este residuo no se alimenta de eso. Y ésta es la causa por la que Moisés estaba perplejo.
¿Y qué hizo el Creador? Lo tomó y moldeó una forma dentro de otra forma, como una moneda de fuego en la que la forma grabada de un lado es diferente a la grabada del otro. Esto nos recuerda lo que dijeron nuestros sabios acerca de la moneda de Abraham: un anciano y una anciana se encontraban de un lado, representando a Bejiná Bet, el atributo de Rajamim (misericordia), y un hombre joven y una doncella se encontraban del otro lado, representando a Bejiná Dálet, el duro atributo de Din (juicio), de las palabras, “ningún hombre la hubo conocido”.
Y estas dos formas colaboraron de manera tal, que cuando el Creador deseó extender hasta allí una corrección de las Luces de Shabat, a través del trabajo de los justos, el Creador les mostró esa forma que se extendía de las primeras tres Bejinot de Maljut. Nosotros lo llamamos Bejiná Bet (segunda fase), y los justos pueden santificarla con las Luces de Shabat. Este es el sentido...
[1] Etzem Luzz - según los antiguos sabios, es el hueso que servirá para la formación del cuerpo después de la resurrección
Lo escuché
El tema del Ajoraim (parte posterior), concierne principalmente a la ausencia de Luz de Jojmá, que es la esencia de la vitalidad, y también se denomina Luz directa. Y esta Luz fue restringida para no llegar a la disparidad de forma. Por eso es que ZoN no tienen GaR cuando no están corregidos; o sea, para que la Sitra Ajra (otro lado) no absorba de allí.
Sin embargo, puesto a que hay una carencia de GaR, hay temor de que los externos puedan sujetarse ya que se deleitan en cualquier parte en que haya una carencia en la Kedushá (Santidad), pues vienen y plantean la pregunta de “dónde”, y no es realista responder a esta pregunta antes de que haya Jojmá. Por ende, hay corrección para ZoN que ascienden y se integran dentro de Biná, que es “pues es Jafetz Jesed (se deleita en misericordia)” y rechaza Jojmá; pues Biná no tiene necesidad alguna de Jojmá, ya que ella misma es esencialmente Jojmá.
Esto se llama obrar según la opinión de su Rav en todo, y que su fundamento entero es la raíz; es decir, o sea la opinión de su Rav. Y aquí es irrelevante la pregunta “¿Dónde está el sitio de Su honor?”. Y quedan en Biná hasta que sean corregidos al elevar MaN mediante sus esfuerzos y labores, hasta que sean purificados de la recepción para sí mismos. Entonces, ya quedan calificados para recibir Jojmá; y solamente entonces se les permite revelar su propio estado, puesto que antes eran carentes por no tener Jojmá, y aceptar la respuesta; es decir extender la Luz de Jojmá que ilumine en ellos de acuerdo a la irradiación de esta Luz. En ese estado en el que se encuentran están bajo su propia autoridad, y no bajo la autoridad de Biná. Esto se debe a que tienen la Luz de Jojmá, y esta Luz elimina y expulsa a los externos. Y es posible que este sea el significado de la frase: “Sabe qué contestarle a un epicúreo”.
Esto recibe el nombre de “una pared”; o sea, el Ajoraim de Biná, que es suficiente para ambos, y que es un escudo para la Sitra Ajra. Dicho de otro modo, al confiar uno en la opinión de su Rav, mediante ser uno con su Rav, la pared que su Rav tiene, y que es “Jafetz Jésed”, resulta suficiente también para él. Pero después quedan separados, cuando uno atrae la irradiación de la Luz de Jojmá y puede estar en su propia autoridad, pudiendo responder las preguntas de la Sitra Ajra.
Lo escuché en el año 1949, en Tel Aviv
Esto significa que los dos son iguales y que es imposible clarificar con la mente cuál es más importante. Por eso se requiere a un Goral (sino, destino, suerte). En el Zohar, Emor, se pregunta: “¿Cómo pueden ser iguales un cordero para el Señor y un cordero para Azazel?”
El hecho es que un cordero para el Señor representa el estado de derecha, y un cordero para Azazel representa el estado de izquierda, donde está el GaR de Jojmá. Acerca de esto se dice que “lo consiguieron – bien; no lo consiguieron – mal”. Esto quiere decir que se reveló Maljut de la cualidad de Din (juicio). Esto se considera un candado y un bloqueo de las Luces. El candado se encuentra en el lugar del Jazé en cada Partzuf; por eso Jojmá puede iluminar hasta el sitio en el que se encuentra el candado, pero se detiene en el Jazé, puesto que cualquier restricción afecta solamente a partir de este hacia abajo, y no hacia Arriba.
Y el cordero para el Señor se integra con la izquierda del cordero para Azazel; o sea, con Jojmá. No obstante, no es igual a la izquierda de Azazel, que va de Arriba hacia abajo. Ésta es la razón por la que la Luz se detiene: por el efecto del candado, aunque solo desde abajo hacia Arriba, que es cuando se oculta el candado y se revela la llave.
Resulta que en lo concerniente a Jojmá, el cordero para Azazel posee Jojmá de GaR; mientras que el cordero para el Señor es estado de VaK. Sin embargo, VaK puede iluminar, mientras que GaR debe ser detenido. Ésta es la razón del cordero para Azazel: para que Satán no lo acuse.
Lo acusa porque su único deseo consiste de atraer Jojmá, que pertenece a Bejiná Dálet (cuarta fase), pues no fue completado por ningún otro nivel, ya que su fuente es Bejiná Dálet. Por ende, si no recibe Luz dentro de su propio nivel, no puede ser completado.
Y si no desea hacerlo, provoca a uno todo tipo de estratagemas para forzarlo a realizarlo. Por esto, cuando se le da parte en el estado de Jojmá, no acusa a Israel, ya que teme perder la abundancia que ya tiene.
De todas formas, cuando extrae GaR de Jojmá, en ese momento Israel atrae VaK de Jojmá. Esta Luz de Jojmá recibe el nombre de la Luz de absolución, a través de la cual uno obtiene el arrepentimiento que proviene del amor, y sus pecados se vuelven virtudes. Este es el significado del cordero para Azazel cargando los pecados de los hijos de Israel; es decir, que todos los pecados de Israel se han vuelto virtudes.
Existe una parábola en el Zóhar que refiere al bufón necio y tonto de un rey. Cuando recibe vino y se le dice todo lo que ha hecho, incluyendo las malas obras que realizó, este replica diciendo que esas obras fueron buenas y que no existe nadie igual a él en todo el mundo. En otras palabras, es Satán quien viene a ser “el necio”. Cuando se da vino, o sea, estado de Jojmá; es decir, cuando la extrae, es la “Luz de absolución”, y de este modo todos los pecados se vuelven virtudes.
Entonces dice de todas las malas acciones que son buenas, ya que los pecados se han transformado en virtudes. Y puesto que Satán desea recibir su parte, no acusa a Israel. Este es el sentido de las acusaciones que había en Egipto, que preguntaba: “¿En qué forma son aquellos diferentes de aquellos otros? O Israel ha de morir como los egipcios, o Israel ha de regresar a Egipto”.
El hecho es que Egipto es la fuente de donde se extrae Jojmá, pero esta está bajo la forma de GaR; y cuando Israel se encontraba en Egipto, se encontraba bajo su dominio.
Lo escuché el 14 de Siván, junio de 1938
Es difícil describir el estado de descenso, el momento en que se pierden todas las labores y esfuerzos realizados desde el comienzo del trabajo hasta el tiempo mismo del descenso. A quien jamás ha probado el gusto y el sabor del servicio a Dios, esto le parece algo ajeno, ya que esto le sucede a aquéllos que se encuentran en grados elevados. Pero las personas comunes y corrientes no tienen conexión alguna con el servicio a Dios, sino sólo con las ansias del deseo de recibir, que está presente en el flujo del mundo, bañando al mundo entero con este deseo.
Sin embargo, debemos comprender por qué han llegado a tal estado. Después de todo, con o sin el consentimiento de uno, no existe cambio alguno por parte del Creador del Cielo o de la tierra. Él solamente se comporta como el Bien que hace el bien. De este modo, ¿cuál ha de ser el resultado de tal situación?
Debemos decir que viene a anunciar Su grandeza. Uno no necesita actuar como si no la valorara. Por el contrario, debe comportarse de acuerdo al temor que corresponde a Su majestad, para conocer el mérito y la distancia existente entre él y el Creador. Es difícil comprender esto con una mente externa, o tener cualquier noción posible de la conexión entre el Creador y la creación. Y en ese momento de descenso, siente que es imposible percibir algún tipo de conexión o pertenencia al Creador de acuerdo con la adhesión. Esto se debe a que siente que la servidumbre es algo extraño para el mundo entero.
En verdad, esto es ciertamente así; pero allí donde encuentras Su grandeza, encuentras Su humildad. Eso significa que el hecho de que el Creador le haya entregado este presente a la creación para permitirle conectarse y adherirse a Él, es algo que se encuentra más allá de la naturaleza.
Por lo tanto, cuando uno vuelve a conectarse, debe recordar siempre su tiempo de descenso, para así conocer y apreciar el valor del momento de la adhesión, y de este modo saber que ahora posee la salvación por encima del modo natural.
Lo escuché el 1 de Pésaj durante una comida; 15 de abril de 1949
Preguntó si la redención de nuestra tierra de manos de los opresores, nos está afectando, que hemos recibido el privilegio de ser liberados de la opresión de las naciones, y nos hemos vuelto como todas las naciones, donde uno no se encuentra esclavizado al servicio de otro. Y esta libertad actúa sobre nosotros de forma tal que tenemos cierta percepción del servicio del Creador; y dice que no debemos pensar que esto no nos afecta, es decir, que en esta servidumbre no se note ningún cambio por esta libertad.
Esto sería imposible, ya que el Creador no actúa en vano. Por el contrario, todo lo que Él hace nos afecta, ya sea para bien o para mal, sea luz o sea oscuridad, de lo cual llega a nosotros una fuerza adicional, o que a partir de esta acción podemos llegar a ascender, ya que no siempre hay permiso y fuerza en la espiritualidad, y siempre debemos permanecer bajo esta fuerza.
Por ende, uno no puede decir que la libertad que ha alcanzado no provocó cambio alguno en él. Más aún, si no sentimos ningún cambio para bien, entonces debemos entender que se trata de un cambio para mal, aunque no lo sintamos.
Y lo explicó en referencia a la salida del día festivo, luego de la Havdalá[1]. Es parecido a una comida de Shabat o día festivo, donde los placeres corporales despiertan placeres espirituales de acuerdo con la relación entre raíz y rama que viene a ser una especie de próximo mundo. Y ciertamente, probar del próximo mundo requiere que se lleven a cabo grandes preparaciones durante los seis días de acción. En la medida en que uno se haya preparado, será la sensación que le despierte. Pero sin la preparación adecuada para atraer el sabor espiritual del Shabat, ocurre lo contrario: uno empeora debido a los placeres corporales. Esto se debe a que después de las comidas corporales, sólo le da sueño y nada más, ya que luego de comer viene el sueño. De este modo, el hecho de comer lo hará caer más bajo.
Pero llegar a la espiritualidad a través de placeres corporales requiere grandes esfuerzos, ya que esta fue la voluntad del Rey. Están en contraste, puesto que la espiritualidad está ubicada bajo la línea del otorgamiento y la corporalidad está bajo la recepción; y puesto que ésta fue la voluntad del Rey, la espiritualidad es atraída hacia placeres corporales, ubicados bajo las Mitzvot (preceptos), y que vienen a ser los placeres de Shabat y de día festivo.
También debemos ver que incluso con esta libertad que se nos ha otorgado, debemos dirigirnos a realizar una gran preparación para extraer la libertad espiritual, llamada “la liberación de manos del ángel de la muerte”. Entonces recibiremos el estado de “la Tierra entera está llena de Su gloria”, llamada Mojin de AvI. Esto quiere decir que no veremos tiempo ni lugar algunos en donde no se esté vestido el Creador, y no podremos decir que Él no puede vestirse en tal tiempo o lugar, sino que la Tierra entera está llena de Su gloria.
Pero antes de eso existe una diferencia “entre la Luz y la oscuridad y entre Israel y las Naciones”: el Creador reside en el lugar de la Luz; y no ocurre lo mismo en un lugar de oscuridad.
Además, en Israel existe un lugar destinado para la Luz divina de Israel. No lo hay, en cambio, en las naciones del mundo: el Creador no se viste dentro de ellas. “Y entre el séptimo día y los seis días de acción”. Aun así, cuando recibimos Mojin de AvI, alcanzamos el nivel de “la Tierra entera está llena de Su gloria”. En ese momento no hay diferencia entre los tiempos, y Su Luz reside en todos los sitios y en todos los tiempos.
Y este es el significado del Pésaj, cuando Israel obtuvo el nivel de libertad, o sea, los Mojin de AvI, considerados “la Tierra entera está llena de Su gloria”. Naturalmente, no hay lugar para la tendencia al mal, ya que no está distanciada, a través de sus acciones, del trabajo de Dios. Al contrario, vemos cómo condujo al hombre hacia Su labor, aunque fue solamente de acuerdo a un despertar desde Arriba.
Por eso dijeron que la sagrada Shejiná dijo: “He visto la imagen de una gota de una rosa roja”. Quiere decir que vio que había un sitio que aún necesitaba ser corregido, pues Él no podía iluminar ese lugar. Por esta razón necesitaban contar las siete semanas de la cuenta de Ómer: para corregir esos sitios, para que podamos llegar a ver que “la Tierra entera está llena de Su gloria”.
Es parecido al ejemplo de un rey que tiene una torre llena de lujos y demás placeres, pero no tiene visitas, y por lo cual decide crear a las personas, para que estas puedan ir y recibir Su abundancia.
Pero nosotros no vemos la torre llena de placeres sino lo contrario; vemos que el mundo entero está lleno de sufrimiento. En realidad tenemos “vino real en abundancia”, pero la justificación que damos es que, desde el punto de vista de Maljut, no hay carencia alguna para ese vino, o sea, para los placeres comparados con el vino.
En cambio, la carencia existe sólo en cuanto a los Kelim (vasijas), pues no tenemos las vasijas adecuadas para recibir esta abundancia, ya que es específicamente dentro de los Kelim de otorgamiento que podemos recibirla.
La carencia es solo por parte de los Kelim, y no tenemos Kelim de recepción aptos para recibir la abundancia. Pueden recibir precisamente en los Kelim de otorgamiento, y en la medida de la grandeza de los Kelim, es la medida de grandeza de la abundancia. Por lo tanto, todos los cambios suceden solamente en los Kelim, no en las Luces. Esto es lo que nos indica el texto: “ –Kelim diferentes entre sí – y vino real en abundancia”, tal como estaba contemplado en el Plan de la Creación para beneficiar a Sus creados de acuerdo a Su capacidad.
[1] Ceremonia religiosa judía que marca el fin simbólico del Shabat y anuncia la llegada de una nueva semana.
Lo escuché el 27 de Tishrei
Comprendan la razón para la perspicacia, el entusiasmo y el ingenio cuando todos los órganos funcionan coordinadamente y a todo ritmo, cuando uno piensa en posesiones corporales. Pero respecto de cosas que conciernen al alma, la persona, el cuerpo y todos los sentidos trabajan con pesadumbre respecto a todas las necesidades del alma.
El hecho es que la mente y el pensamiento del hombre no son más que proyecciones de las acciones que realiza. Se reflejan como en un espejo. Por lo tanto, si la mayoría de las acciones de uno consisten de obras corporales, esto se refleja en el espejo de la mente. Quiere decir que son percibidas suficientemente en la mente, y de este modo uno puede utilizar la mente para lo que sea que desee, ya que ésta recibe vitalidad de las cosas corporales.
De esta forma, la mente sirve a ese sitio del cual recibe su vitalidad. Y debido a que no hay muchos Reshimot (registros) en la mente para que la recepción del sustento y de las impresiones sea satisfecha por completo, por esta razón la mente no está dispuesta a servirle en pos de las necesidades del alma.
Es por esto que uno debe prevalecer y hacer muchas cosas, hasta que todas queden registradas en la mente; y entonces el conocimiento ciertamente habrá de aumentar, y la mente le servirá con ingenio y rapidez, aún más que cuando es en pos de las necesidades corporales, ya que la mente representa una vestimenta cercana para el alma.
Lo escuché el 14 de Shevat, después de Shabat Beshalaj, 25 de enero de 1948
Todo el trabajo está solamente donde hay dos caminos, tal como podemos ver: “y vivirá en ellos, y no se morirá en ellos”. Y el sentido de “lo matarán pero no incumplirá” aplica solamente a tres Mitzvot (preceptos). Y también vemos que los primeros observantes entregaron sus vidas por los mandatos de “haz”.
Pero en realidad, este es todo el trabajo. Cuando uno debe guardar la Torá, este es el tiempo de la pesada carga. Y cuando la Torá guarda a la persona, esto no es para nada difícil, de acuerdo a “su alma habrá de enseñarle”. Y esto es lo que quiere decir que la Torá guarda a la persona.
Lo escuché
En cuanto a la Hey inferior que se encuentra en los Einaim (ojos ésta implica que había un Masaj (pantalla) y un velo encima de los ojos. Los ojos representan la providencia; o sea, cuando uno ve la providencia oculta.
Se considera una prueba cuando uno no puede decidirse por uno de los caminos. Viene a ser cuando uno no puede determinar la voluntad del Creador ni la voluntad de su maestro. Aunque uno pueda trabajar con devoción, uno es incapaz de determinar si el trabajo al que se dedica con devoción es apropiado o no, si este arduo trabajo va en contra del parecer de su maestro y en contra del parecer del Creador.
Para determinarlo, uno opta por aquello que suma mayor esfuerzo. Esto significa que uno debe actuar de acuerdo con su maestro. Solo el esfuerzo es lo que está en manos del hombre, y nada más. Por ende, no hay lugar para dudar de las acciones, los pensamientos y las palabras de uno. En lugar de eso, uno siempre debe incrementar su esfuerzo.
Lo escuché
En el Shabat está prohibido realizar trabajos; esto es un despertar desde Abajo. Y respecto de un discípulo sabio, de aquél que logró ser un discípulo del Creador, llamado “sabio”, también se considera despertar desde Arriba; es decir, que se le revelan los secretos de la Torá.
Por lo tanto, cuando viene un despertar desde Arriba, esto también recibe el nombre de Shabat. En ese momento, el ignorante, o sea, el cuerpo, siente temor; y entonces no hay lugar alguno para el trabajo.
Lo escuché
Nuestros sabios dijeron lo siguiente: “el temor del Shabat cae sobre el ignorante”. Un discípulo sabio es el estado del Shabat, y el Shabat representa el final de la corrección. De este modo, al igual que en el fin de la corrección, los Kelim (vasijas) son corregidos y están aptos para vestir la Luz Superior. Además, el Shabat se considera el estado de finalización. Esto significa que la Luz Superior puede aparecer y vestirse dentro de los inferiores; pero esto solo se considera un despertar desde Arriba.
Lo escuché el 15 de Shevat; 14 de febrero de 1949, en Tiberíades
La diferencia entre la fe y la mente. La fe posee una ventaja, porque afecta al cuerpo más que la mente, por estar más próxima a él. La fe viene a ser Maljut, y el cuerpo se relaciona con Maljut; por eso le afecta.
En cambio la mente se atribuye a las nueve Sefirot superiores, y por ende no puede influenciar tanto al cuerpo. Aún así, la mente posee una ventaja con respecto a la fe, por considerársela espiritual en comparación con la fe que se atribuye al cuerpo. Existe la siguiente regla respecto de la espiritualidad: no hay ausencia en la espiritualidad, y cada moneda se va acumulado hasta formarse una gran cantidad. Pero la fe es considerada corporalidad, que se denomina separación. No existe adición en la corporalidad; y lo que desaparece, desaparece. Lo que sucedió en el pasado, no se une al presente ni al futuro.
Por lo tanto, aunque la fe en algo lo afecte a uno durante alguna acción en un cien por ciento más que el efecto de la mente, esto funciona sólo por un tiempo. Sin embargo, la mente, aunque sea efectiva solamente en un uno por ciento, aún así ese porcentaje permanece constante y existente. Por esta razón, después de cien veces termina siendo añadido a la medida que la fe puede realizar de una sola vez. Cuando uno trabaja con fe cien veces, permanecerá en el mismo estado. Pero con respecto a la mente, esta permanecerá de manera constante y perpetua.
Es similar a cuando estudiamos algo intelectual. Aunque lo olvidemos, los registros permanecen grabados en el cerebro. Esto significa que cuanto más conocimiento uno adquiera, tanto más se desarrollará su cerebro. En cambio, con las cuestiones corporales, que se extienden en el tiempo y el espacio, un lugar que está al este jamás estará al oeste, ni estará la hora pasada en la hora presente. Pero en la espiritualidad, todo puede coexistir simultáneamente.
Lo escuché
Existe un estado de Mesías Hijo de Yosef, y un estado de Mesías hijo de David; y ambos deben unirse. Y entonces habrá en ellos una plenitud verdadera.
182. Moisés y Salomón
Lo escuché el 3 de Yiar, 10 de mayo de 1951
Moisés y Salomón se consideran Panim (frente) y Ajoraim (parte posterior). Está escrito acerca de Moisés: “y verás Mis espaldas”. Salomón, sin embargo, se considera Panim. Y solamente Salomón utilizó el Ajoraim de Moisés, que es la razón por la cual las letras del nombre “Shlomo” (Salomón) son las mismas letras hebreas utilizadas en la palabra “LeMoshé” (a Moisés).
Lo escuché el 25 de Nisán, 1 de mayo de 1951
El honor es algo que detiene al cuerpo, y en esa misma medida daña al alma. Por ende, todos los justos que se vuelven celebres y respetados, deben ver esto como un castigo. Pero respecto de los grandes justos, cuando el Creador desea que estos no pierdan por volverse famosos por ser hombres justos, Él los guarda de ser honorables a los demás, para evitar que sus almas se vean perjudicadas.
Por lo tanto, de acuerdo con el honor que reciben por un lado, por el otro lado caen en un estado de conflicto. Estos justos sufren todo tipo de degradaciones. Para equilibrar el honor que se les da, en esa misma medida el otro lado les da humillación.
Lo escuché en Pésaj, Inter 2, 23 de abril de 1951, en Tel Aviv
En el Zóhar (Emor, 43) dice: “Rabí Jía empezó diciendo ‘Yo duermo, pero mi corazón está despierto…’. La Asamblea de Israel dijo ‘Yo duermo en el exilio de Egipto, donde mis hijos se encontraban oprimidos y esclavizados; y mi corazón está despierto para guardarlos de perecer en el exilio. ¡Escucha! Mi Amado golpea’, este es el Creador, que dijo ‘Y yo habré de recordar mi pacto’”.
Debemos comprender el asunto del sueño. Cuando Israel se encontraba en Egipto, estaba bajo el dominio de los egipcios, y también ellos extrajeron el estado de GaR de Jojmá. Y debido a que Jojmá no ilumina sin Jasadim, esto se llama sueño. Y este es el estado de la opresión y la esclavitud en Egipto, haciendo alusión al trabajo duro, llamado también “Dinim de Dejura” (juicios masculinos). “Y toda clase de trabajos del campo”, que viene a ser Dinim de Nukva (juicios femeninos). “Pero mi corazón está despierto” quiere decir que aunque ella duerma desde el punto de vista de la línea izquierda, que es cuando Maljut se considera las dos grandes Luces, en ese momento Maljut recibe el nombre de la cuarta pata y se la considera como Tiféret, por encima del Jazé. “Pero mi corazón está despierto”, que allí ya se encuentra el punto del candado, que causa la determinación de la línea media, el retorno al punto que es considerado Panim, por medio de lo cual no perecerán en el exilio.
El significado de la frase “Abre para Mí una abertura que sea como la punta de un alfiler” se refiere a que ZA (Zeir Anpin) le dice a Maljut que extraiga Jojmá. Y aunque Jojmá no puede iluminar sin Jasadim, por lo cual se le dice que es solo “como la punta de un alfiler”, “y abriré para ti los portones superiores”. Esto es, luego le dará Jasadim, y de esta forma ella obtiene abundancia. Pero si ella no extrae Jojmá; o sea, si en lugar de Jojmá atrae Jésed, esto se denomina “Ábreme, hermana mía”. De este modo, desde el punto de vista de Jojmá, a Maljut se le llama “hermana”.
Lo escuché en Pésaj, Inter 2, día 2 de la cuenta de Ómer, el 23 de abril de 1951
Existe lo referente a las tres líneas y lo referente a Israel sujetándose al cuerpo del Rey. Existe lo referente al exilio en Egipto, cuando el pueblo de Israel tuvo que descender a Egipto, y lo referente al Éxodo de Egipto. Y existe lo referente a “aquél que esté por santificar a una mujer, traerá consigo a un hombre ignorante”. Y existe lo referente a la pregunta de Abraham: “¿Cómo puedo saber que la heredaré?”, a lo cual le responde el Creador: “Debes saber que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos durante cuatrocientos años y después saldrán con grandes riquezas”. Existe lo referente a GaR, lo referente a VaK y lo referente a VaK de GaR.
El Plan de la Creación consistía en deleitar a Sus creados; y a fines de que no ocurra el estado de vergüenza, ocurrió el Tzimtzum (restricción) y el Masaj (pantalla) y salió de esto el lugar del trabajo. De ahí se extendieron tres líneas. La primera línea se considera la derecha, considerada VaK sin Rosh (cabeza), y corresponde a la fe. La segunda línea se considera la izquierda, que corresponde al alcance espiritual. Y el alcance espiritual es opuesto a la fe.
Entonces está el estado de la línea media, considerada estado de VaK de GaR, o Jojmá y Jasadim, o las líneas derecha e izquierda incluidas. Quiere decir que recibe el estado de alcance espiritual en la medida de fe que tiene. Esto significa que en la medida de la fe que tenga, recibirá el mismo grado de alcance espiritual. Y allí donde no tiene fe, no extrae el alcance para complementarla, sino que siempre mide y compara ambas líneas, para que una no supere a la otra.
Y GaR (que se manifiesta ante él) recibe el nombre de alcance espiritual sin fe. Y esto se llama trabajo de los gentiles. Y el trabajo de Israel consiste de la fe, donde también está incluido el alcance. Esto se llama - cuerpo del Rey; o sea, fe y alcance.
Abraham es el patriarca de la fe; es decir, Jasadim. Entonces sabrá que todo aquél que desee acercarse al Creador, primero debe asumir el estado de la derecha, que es la fe. Pero la fe se opone al alcance. Por lo tanto, ¿cómo pueden obtener el estado de alcance cuando no tienen las herramientas para ello? Por eso el Creador le dijo: “tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya”. Y el significado del versículo que dice “se mezclarán con las naciones, y aprenderán sus obras” es que se encontraban dominados por las naciones, y también estaban bajo su dominio para extraer GaR de Jojmá.
Y el sentido del exilio en Egipto es que Israel también extrajo GaR de Jojmá. Y de esto consiste su exilio, al haber extraído un estado de oscuridad. El éxodo de Egipto ocurrió por medio de la plaga del primogénito, que se refiere a GaR de Jojmá; que el Señor golpeó a los primogénitos de Egipto. Este es el sentido de la sangre de Pésaj y de la sangre de la circuncisión; y esto es lo que está escrito en el Zohar (Emor, 43): “Cuando el Creador estaba matando a los primogénitos de Egipto, en ese momento Israel entró en el pacto del sagrado signo, fueron circuncidados y unidos a la Asamblea de Israel”.
La línea izquierda corresponde al prepucio que bloquea las Luces. De este modo, cuando Él mató al primogénito, cuando canceló el GaR, Israel, que estaba debajo, fue circuncidado; es decir, fue removido el prepucio. Esto se llama “Dinim de Dejura” (juicios masculinos), que bloquean las Luces. De esta forma, a través de la circuncisión que se hace con el escalpelo, que viene a ser hierro, llamado Dinim de Nukva (juicios femeninos), los Dinim de Dejura quedan cancelados. Y entonces se extiende el VaK de Jojmá .Esto significa que al comienzo se debe extraer el estado de perfección, es decir, GaR de Jojmá. Es imposible extraer medio escalón. Y esto debe conseguirse específicamente a través de los egipcios; y esto se llama exilio; es decir, que los judíos también deben estar bajo su dominio. Luego, por medio del éxodo de Egipto, que corresponde a la corrección del Masaj de Jirik, escapan de este dominio; los mismos egipcios gritan: “Levántense y salgan”. Y esto es: “Yo y no un mensajero”. “Yo” se refiere a Maljut, al candado, que cancela el GaR, por medio de lo cual sucede la integración de la izquierda dentro de la derecha y de la derecha dentro de la izquierda.
Y esto es: “Aquél que desee santificar a una mujer”; o sea, el estado de Jojmá, llamado izquierda; “traerá consigo a un hombre ignorante”, porque se encuentra en un estado de derecha, que corresponde a la fe. Pero lo que desea es alcance espiritual. Por eso, específicamente a través del hombre ignorante, puede extraer Jojmá, puesto que posee el arrepentimiento; pero para el alcance, y no para la fe.
“Yo me levanté para abrir a mi amado; y mis manos destilaron mirra, y mis dedos mirra líquida, sobre las manecillas del candado”. La mirra se refiere a “Él, tu Maestro, no se esconderá más, sino que tus propios ojos contemplarán a tu Maestro”. Y “mis manos” se refieren al logro espiritual. Y los “dedos” se refieren a ver, como en “cada uno señalando con su dedo, diciendo ‘Este es nuestro Dios’”. La frase “sobre las manecillas del candado” es el estado de Mánula.
Lo escuché el 3 de Yiar durante una comida en celebración de la conclusión de la novena parte del Zóhar, 9 de mayo de 1951
Acerca de los tres socios que hay en el hombre: el Creador, el padre y la madre.
Y dijo que existe un cuarto socio: la tierra. Si uno no extrae sustento de la tierra, no puede subsistir. La tierra es el estado de Maljut, que generalmente se considera que posee cuatro estados, llamados JuB TuM (Jojmá-Biná Tiféret-Maljut). Y los alimentos que uno extrae de la tierra representan las clarificaciones; que mediante los alimentos se clarifica la comida de la Klipá (cáscara).
Existen dos estados en Maljut: 1) Kedushá (Santidad); 2) La Malvada Lilith. Por ende, cuando una persona come y realiza la primera y la última bendición, de esta forma la comida sale del dominio de la Sitra Ajra (el otro lado). Y puesto que la comida se transforma en sangre, y ya que la sangre es el estado de Néfesh (espíritu), ahora su Néfesh es seglar y no de la Sitra Ajra.
No obstante, cuando uno come de una comida de Mitzvá, cuando la comida se considera en estado de santidad si se come con intención, la comida se transforma en sangre, y la sangre se transforma en Néfesh. Y así uno llega a un estado de Néfesh de Kedushá.
Esta es la razón por la cual la tendencia al mal siempre llega a uno y le hace entender que no conviene comer en una comida de Mitzvá por varios motivos. Su intención principal es no comer en una comida de Mitzvá por lo que se acaba de decir, ya que representa una parte de Kedushá.
Lo escuché
La expiación de pecados se realiza a través de la manifestación de la Luz de Jojmá. La confesión es la extracción de Jojmá. Cuanto más confiese uno, tanta más Jojmá se le revelará. Acerca de esto se dice que “y aquel día habrá de buscarse la iniquidad de Jacob, pero no habrá se encontrará”. Esto se debe a que, por cada pecado que es perdonado, este solo puede perdonarse cuando Jojmá atraiga el estado de Jojmá. Por esa razón buscaban iniquidades: para atraer sobre él la Luz de Jojmá.
El abrazo de la izquierda alude a traer la línea izquierda. En cada uno de los diez días de arrepentimiento se atrae el estado de las diez Sefirot de Mojin de Jojmá, llamado línea izquierda. Y en Yom Kipur (día del perdón) ocurre el Zivug (acoplamiento).
El abrazo de la derecha alude a atraer Jojmá hacia debajo del Jazé, el sitio de la revelación, donde ya ha sido mitigada por Jasadim. Esto se considera, principalmente, atracción de Jasadim. La construcción de Nukva continúa, por su parte, hasta el octavo día de Sucot, y en el octavo día se realiza el Zivug.
Lo escuché después de Yom Kipur, el 21 de septiembre de 1950
“Y él hacía un día festivo al salir de la santidad”. La santidad se relaciona con Jojmá y con la línea izquierda, donde está el miedo de los Dinim (juicios). Por lo tanto, no hay allí lugar para un día festivo. En cambio, al salir de la santidad, denominado Jojmá y línea izquierda, entonces hacía un día festivo, que viene a ser Luz de Jasadim.
Lo escuché el 22 de Yiar durante una comida de Shevat, Parashat BeHar-Bejukotay, 21 de mayo de 1949
“Y si el camino fuese demasiado largo para ti, no podrás soportarlo”.
Según su interpretación de por qué el camino es demasiado largo, dice que se debe a que “no podrás soportarlo”. Esto es por causa de que no puede llevar la carga de la Torá y las Mitzvot (preceptos), y por eso dice que el camino es largo. Para esto, lo que se sugiere según el versículo es: “… y atarás el dinero en tu mano”. Késef (dinero, plata) es Kisufín (anhelo), y se refiere al hecho de extraer anhelo a través del trabajo. De este modo, por medio del deseo, del anhelo por el Creador, será capaz de llevar la carga de la Torá y las Mitzvot. Késef también tiene que ver con la vergüenza, pues uno es creado con el objetivo de glorificar al Cielo; sobre esto está escrito: “Bendito sea… que nos creó en Su honor”.
En general, la Torá y las Mitzvot son cosas que uno observa para caer en Su gracia. La razón de esto es que el hecho de ser apreciado por su amo es algo inherente a la naturaleza del servidor, ya que de este modo el corazón de su amo estará volcado en su favor. Lo mismo sucede aquí: las varias acciones y la meticulosidad en las que uno se termina especializando no son más que medios mediante los cuales procura caer en gracia al Creador; y de esta forma alcanzar al Creador, que es la meta deseada.
Y una persona observa la Torá y las Mitzvot con la intención de caer en gracia a los demás, y de este modo convierte las necesidades del Cielo en un medio. En otras palabras, por medio de ellas espera obtener el favor de las personas; y mientras uno no haya alcanzado la Torá Lishmá (en su nombre), estará trabajando para las personas.
Y aunque uno no tenga otra alternativa que trabajar a favor de los demás, aún así deberá avergonzarse de tal servidumbre. Entonces, por medio de este Késef, recibirá el Késef de Kedushá (Santidad); o sea, llegará a desear la Kedushá.
“… y atarás el dinero en tu mano”. Esto quiere decir que aunque el anhelono dependa del hombre, si e no tiene el deseo por sí mismo, no podrá hacer nada. Sin embargo, debe manifestar el deseo por los Kisufín, el deseo de anhelar (y quizás VeTzartá [atarás] que suena como la palabra Ratzíta [deseaste]). Uno necesita demostrar un deseo por ello, manifestar un deseo y el anhelo de amar al Creador, de querer incrementar la gloria del Cielo, de querer complacerle, y caer en Su gracia.
Existe el estado de Zahav (oro) y existe el estado de Késef. La palabra “Késef” es el hecho de tener Kisufín en general; y la palabra “Zahav” significa que desea una única cosa, y que todas las ansias que uno sentía por varias otras cosas se anulan dentro de este deseo. Y solamente dice “da esto”[1], pues no desea nada más que levantar a la Divinidad del polvo. Esto es todo lo que desea.
Resulta que aunque uno descubra que no posee el deseo apropiado, de todas formas debe esforzarse, en pensamiento y en acción, en obtener el deseo. Y esto recibe el nombre de “y atarás el dinero en tu mano”. Uno no debe pensar que si está en las manos del hombre, debe ser algo insignificante. En cambio, “en vacas (con gracia) o en ovejas...”, pues sólo de esta forma será recompensado con las Luces más excelsas.
Lo escuché
Acerca del ocultamiento, que viene a ser una corrección, de no ser por este, el hombre no sería capaz de alcanzar ninguna perfección, ya que no sería digno de alcanzar la importancia del asunto. Pero cuando existe ocultamiento, este asunto se vuelve importante para él. Aunque uno no pueda apreciar su verdadera importancia, de todas formas el ocultamiento hace incrementar el valor de la importancia pues el interés va creciendo dentro de uno, de acuerdo con el grado de ocultamiento que uno siente.
Esto se asemeja a escalones. Uno sube, escalón tras escalón, hasta que llega al sitio designado. Esto significa que alcanza cierta medida de importancia con la cual al menos puede perdurar, ya que por más real que sea la importancia que uno tiene, la medida y el valor de excelsitud del Creador son inmensurables; pero aun así, uno tendrá cierta medida de importancia, que le bastará para persistir.
No obstante, el ocultamiento en sí no se considera ocultamiento, ya que el ocultamiento se mide según la demanda. Cuanta más demanda haya por algo determinado, tanto más ocultamiento habrá. Y ahora podemos comprender el sentido de la frase que dice “la Tierra entera está llena de Su gloria”. Pero aunque lo entendamos, el ocultamiento aún sigue cubriendo toda la tierra.
Está escrito lo siguiente acerca del futuro: “Porque Yo seré para ella una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella”. El fuego es ocultamiento. Pero aún así, la gloria se encuentra en medio del mismo; es decir, que entonces la gloria será revelada. Esto se debe a que en ese momento la demanda será mucho más grande, aunque siga perdurando el estado de ocultamiento. Pero la diferencia está en que en el momento que hay ocultamiento, pero no hay demanda, esto se considera estado de exilio. Entonces, aunque hay ocultamiento, también hay demanda; y esto es justamente lo que importa: solamente la demanda.
Lo escuché durante una comida de Shabat, Parashat Ajaréi-Kedoshim, día 23 del Conteo de Ómer; 7 de mayo de 1949
Él dijo respecto al Lejaim (“por la Vida”); expresión que se dice cuando se bebe vino, nuestros sabios dijeron: “Viento y vida de acuerdo con los sabios y sus discípulos”. Esto, supuestamente, nos deja perplejos. ¿Por qué es precisamente con respecto a nuestros sabios, y respecto a los ignorantes no?
Resulta que al decir Lejaim se está haciendo referencia a la “vida superior”. Cuando bebemos vino, debemos recordar que el vino alude al vino de la Torá; nos recuerda que debemos atraer la Luz de la Torá, llamada vida. Sin embargo, nuestros sabios denominan a la vida corporal como: “los malvados son llamados muertos en vida”.
Por lo tanto, son justamente nuestros sabios los que pueden decir “vino y vida”. Quiere decir que ellos son los únicos que están calificados para atraer la vida espiritual. En cambio, las personas ignorantes no tienen los medios con los cuales atraerla (y quizás, “de acuerdo con nuestros sabios” signifique “de acuerdo a la opinión de nuestros sabios”. Es decir, que la vida, lo que ellos denominan “vida” se refiere a la vida espiritual).
Lo escuché el 7 de Pésaj, Tel Aviv, 20 de abril de 1949
Todas las prevenciones y retrasos que aparecen ante nuestros ojos, no son más que una forma de acercarnos al Creador, pues Él desea acercarnos. Y todas estas prevenciones solo nos traen más acercamiento, ya que sin ellas no tendríamos posibilidad de aproximarnos a Él. Esto se debe a que, por parte de la naturaleza, no existe nada más distante de Él que nosotros mismos, puesto que estamos hechos puramente de materia, mientras que el Creador es el Altísimo que está por encima de todo. Y solamente cuando uno comienza a acercarse, empieza a sentir la distancia que existe entre ambos. Y cada prevención que uno logra superar, le acerca más el camino, puesto a que uno se habitúa a caminar por la línea del alejamiento, y aunque uno a veces perciba su distanciamiento, esto no produce cambio alguno en el proceso, pues sabe de antemano que está caminando por una línea que lo aleja. La razón de esto es que no existen suficientes palabras para describir la distancia que existe entre nosotros y el Creador. Por ende, aunque uno a veces llegue a percibir esa distancia en mayor grado de lo que pensaba, aún así esto no le mueve ni un pelo.
Lo escuché en Pésaj, el 4 de Inter; 18 de abril de 1949
En el Zóhar, Parashat Emor, dice: “Knéset Israel (Asamblea de Israel) dijo: ‘Yo duermo en el exilio de Egipto’” (Zóhar, Emor, p.43).
La partida de los Mojin se denomina “sueño”. “Y mi corazón está despierto”: el corazón es el estado de los treinta y dos senderos de sabiduría. Quiere decir que Jojmá iluminaba en ellos, pero sin la vestidura de Jasadim; y esto recibe el nombre de “exilio de Egipto”. Por este motivo se le llama “sueño”. Pero al mismo tiempo eran dignos de recibir Mojin de Jojmá, aunque en la forma de Ajoraim (parte posterior).
La voz de mi amado toca la puerta: se refiere a la voz de ZA, que es el estado de Jasadim. Y esto es lo que el Creador dijo: “Abre para Mí una abertura del tamaño de la punta de un alfiler”. Significa que durante la redención, Él les había dicho que volvieran a extraer el estado de Jojmá. Y cuando esto se hace sin Jasadim, esta abertura es llamada “la punta de un alfiler”, puesto que no puede iluminar sin Jasadim.
Y el versículo que dice “Y abriré para ustedes los portones superiores” se refiere a otorgarle el estado de Jasadim para que de este modo tenga expansión, tenga Jojmá y Jasadim.
“Abre para Mí… pues la abertura a través de la cual se entra en Mí, se encuentra en ti; pues Mis hijos no habrán de entrar en Mí, sino en ti”. Esto quiere decir que Él no puede otorgar a los hijos, que necesitan Mojin de Jojmá, ya que su estado es sólo Jasadim. Por otra parte, cuando extraiga Jojmá será posible para los hijos también recibir Jojmá. Por eso se dice que solamente ella puede crear esta abertura, mientras que “Yo me encuentro cerrado, para que no puedan encontrarme” sugiere que “no habrán de encontrarme en plenitud”.
Cuando ZA tiene solamente Jasadim, no tiene más que el estado de VaK, y es llamado “simplemente aire”. Pero cuando también tenga Jojmá, aunque entonces reciba solamente Jasadim, su Jasadim se llamará “aire puro”. Esto se debe a que en ese momento sus Jasadim serán mejor que Jojmá, aunque sin Jojmá, no podrá hallarse completo y pleno.
Este es el significado del texto: “Para unirme a Ti y siempre estar en paz contigo. Ven y ve, cuando el Creador mató a los primogénitos de Egipto, todos aquéllos que Él mató a medianoche, reduciendo los grados desde Arriba hacia abajo”. Esto se realiza por medio de la corrección del Masaj de Jirik, que causa dos estados: la partida de GaR y la extracción de Jasadim, donde a través de esta integración se pueden expandir los Mojin desde Arriba hacia abajo.
“Al momento en que Israel alcanzó el pacto del sagrado signo, sus hijos fueron circuncidados”. La “plaga del primogénito”, la “sangre de Pésaj” y la “sangre de la circuncisión” son parte del mismo estado. Se sabe acerca de que el dios de Egipto era un cordero. Esto significa que el sacrificio de Pésaj estaba dirigido a sus dioses.
Las Klipot (cascaras) de Egipto consistían en que deseaban extraer las Luces desde el final de la corrección; a modo del pecado del Árbol del Conocimiento, querían atraer la Luz de GaR, desde Arriba hacia abajo. Y mediante la matanza de Pésaj, mataron el GaR de Jojmá; esto se vio representado en la plaga del primogénito, que es GaR; y cancelaban el GaR. Esto sucedió a través del Masaj de Jirik; que es el estado de elevación del Mánula (candado), que provoca la cancelación de GaR.
La palabra “Dam” (sangre) viene de la palabra “Dmamá” (silencio), que mata a GaR. Este es el significado de la sangre de la circuncisión. El cincel significa los Dinim de Nukva, y los Dinim revocan los Dinim de Djura, de acuerdo a lo que está escrito en: “había dos tipos de sangre: la sangre de Pésaj y la sangre de la circuncisión”. Al desechar la sangre de Pésaj, el GaR fue cancelado y ocurre la integración en la corrección de las líneas, que es el sentido del dintel y de las dos Mezuzot (sobrepuertas).
“Y en el cuarto… y los hijos de Israel partieron de la otra autoridad, y se unieron en la sagrada Matzá”. El pan leudado representa a Mojin que se expanden desde el Jazé hacia abajo, momento en el cual iluminan desde Arriba hacia abajo. Y la Matzá representa a Mojin que ilumina desde el Jazé hacia Arriba; o sea, un estado en el que los externos no tienen cómo aferrase. Y la razón es que el candado que se reveló durante la noche de Pésaj, por causa de la cual ocurrió la matanza de Pésaj y la plaga del primogénito, actúa sólo desde sí hacia abajo. Quiere decir que fue revelado en el Jazé.
Resulta de esto que todo lo que existe desde sí hacia Arriba, no funciona con los Dinim que se encuentra en él. Pero no ocurre lo mismo desde el Jazé hacia abajo, ya que la expansión entera se encuentra debajo de su estado. Por eso, se siente allí el Din (juicio); y ésta es la razón por la cual Israel se cuidó de comer Matzá en lugar de pan leudado en la noche de Pésaj.
Existe una virtud en la Matzá, que no existe en el pan leudado; y existe una virtud en el pan leudado, que no existe en la Matzá. La virtud de la Matzá es los Mojin completos a nivel de GaR de Jojmá, que aún se consideran las dos grandes Luces. No obstante, se encuentran en la forma de Ajoraim (parte posterior), puesto que no pueden iluminar por carecer de Jasadim.
Y la ventaja del pan leudado, aunque este es solamente el estado de VaK, ya se encuentra vestido dentro de Jasadim. En el Templo, donde había Mojin de Jojmá, también eran a nivel del Jazé hacia Arriba”, que es el estado de Matzá. Por eso está escrito: “no se ha de quemar ofrenda de ninguna cosa leudante, ni de ninguna miel”.
Lo escuché
“En tu bolsillo no habrá ni una gran piedra ni una pequeña piedra”. “Even” (piedra) es el estado de fe (que sirve de pesa) que se reconoce como “pequeña”, por encima de la razón. Pero a la misma vez, debe decirse que se tiene una piedra grande; es decir, que tiene razón. Significa que lo que uno hace, no es como lo del resto del mundo, sino que tiene una base sólida, que viene a ser grandeza; y no pequeñez, o sea sin base, o una piedra íntegra.
En cambio, debe haber una pequeña piedra, pero debe estar íntegra; es decir, debe ser suficiente para cumplir la Torá entera y las Mitzvot (preceptos) en base a la pequeña piedra. Solamente entonces se considera íntegra. Pero si es pequeña y le permite a uno llevar a cabo sólo actos pequeños, no puede considerar una piedra íntegra.
¿Y una gran medida y una pequeña medida? Si uno posee una pequeña base, se considera pequeño. Pero cuando uno posee una gran piedra, una gran base, uno se considera grande; o sea, uno es grande. Y se dice que una piedra íntegra es cuando uno adquiere la Providencia particular.
Lo escuché
Acerca del justo total, o sea, que no pecó, está escrito lo siguiente: “Pues no existe ni un solo justo en la tierra que haga el bien sin pecar”. También agrega que en cada nivel existe un estado llamado justo total que está libre de pecado. Y en ese nivel, jamás se comete pecado (es decir el estado del Jazé hacia Arriba de cada nivel; también considerado Árbol de la Vida y Jasadim velados).
Y en el estado del Jazé hacia abajo, hay pecado y arrepentimiento. Y cuando esto se corrige, llegamos a un grado más alto y allí vuelve a repetirse lo anterior: el estado de justo total y el estado de “pues no existe ni un solo justo en la tierra que haga el bien sin pecar”.
Lo escuché
Las costumbres de Israel son tan importantes, que podemos decir que ofrecen más espiritualidad a la persona, que las propias Mitzvot (preceptos). Esto es así, aunque el hecho de transgredir una costumbre no produce castigos, mientras que la transgresión de los Dinim produce castigos. Aun así, en lo que respecta al beneficio, que viene a ser el hecho de provocar el temor del Cielo, las costumbres traen una espiritualidad mayor, ya que los grandes que las establecieron, lo hicieron de tal manera que la espiritualidad ilumine a través de ellos.
Por eso dijo que quien se impide la costumbre de comer carne y pescado en Shabat, se está impidiendo la espiritualidad. Sin embargo, esto concierne a alguien que no haya alcanzado la perfección; o sea, la facultad de ver lo que hace. Quiere decir que aún no ha adquirido los sabores de las Mitzvot, por lo cual necesita observar las costumbres.
Esto es parecido a una manzana que se estropea antes de pudrirse; pero en cuanto se estropea, con seguridad llegará la putrefacción. De forma similar, cuando una persona se libera, rechaza las costumbres; y luego de este rechazo, ella misma queda libre, o sus hijos.
Lo escuché en Shabat Teshuvá, 9 de octubre de 1948, en Tel Aviv
La razón por la cual se llama “Shabat Teshuvá”, es que (al final de los diez días de arrepentimiento, en Yom Kipur) decimos “por un pecado”. Y todo aquel que observe la frase “por un pecado” no encontrará su sitio allí en al menos un sesenta por ciento; y apenas cuarenta por ciento podrá llegar a ser explicado y justificado; quizás exista allí una duda que él no esté sintiendo. Pero en un sesenta por ciento, definitivamente no habrá de encontrarse a sí mismo.
Ésta es la razón por la cual existe la virtud del Shabat: la Luz del Shabat puede iluminar para que uno pueda encontrarse a sí mismo en todo el cien por ciento del “por un pecado”, que le fue dado solamente a él, y no a los demás. Pero sin la Luz, no podemos sentir. Por eso se le llama “Shabat Teshuvá”. El Shabat es bueno para la Teshuvá[1] (arrepentimiento), para que uno pueda sentir el pecado. Esto se debe a que primero debemos reconocer el pecado, y luego se puede pedir perdón. Pero si dijéramos “por un pecado” sin sentir el pecado, ¿qué clase de reconocimiento sería este? Después de todo, con el corazón estaríamos negando el pecado. Y la confesión que se realiza con la boca, pero sin la aceptación del corazón, no vale nada.
[1] Teshuvá viene del verbo “Lashuv”, volver.
Lo escuché
Existen dos estados: 1) el desprendimiento de los mundos de Arriba hacia abajo; 2) de abajo hacia Arriba.
Primer estado: “la creación que Dios hizo”. Esto quiere decir que el Creador nos ha preparado un lugar para el trabajo.
Segundo estado: cuando comenzamos a dedicarnos a la Torá y nos vestimos de abajo hacia Arriba. Pero antes de alcanzar el grado completo, no podemos saber nada con certeza. Esto se llama “aprender primero, comprender después”.
Un pequeño que está comenzando a comer pan, aún no posee conocimiento, sino que solamente lo come. Y cuando comienza a crecer, empieza a entender que hay una razón para el pan, que es la causante de la forma del mismo y que le da esa forma tal y como se manifiesta ante nuestros ojos: blanco, blando, sabroso, etc.
Entonces, consigue la forma del pan luego de que este ha sido sacado del horno: el pan puede estar demasiado blando o demasiado caliente, hasta que está listo para ser comido. Aún falta un acto más: el enfriamiento y secado con el tiempo, cuando el aire contribuye a que el pan esté a punto, dándole la forma que este tiene cuando es traído a la mesa. Pero entonces uno comienza a hurgar más a fondo y ve otra forma más, anterior al momento de haber sido colocado en el horno. Aunque tenga una forma similar, siguen habiendo grandes diferencias. De este modo, el calor del horno hace que el pan crezca, se endurezca, y que se tueste en la superficie. Previamente era blanco, y ahora tiene un color distinto. Y cuando empieza a investigar, descubre que el pan había adquirido su forma y su peso aun antes de haber sido colocado dentro del horno.
Si continúa reflexionando sobre esto, llega al estado en que se toma el trigo y se planta en la tierra. Hasta entonces, sólo puede recibir del pan; es decir, reducir el pan que existe en este mundo. Pero luego ya sabe cómo añadir.
Así también en la espiritualidad, que primero uno necesita recibir de abajo hacia Arriba; y solamente puede recibir, pero no puede añadir. Pero después, en el segundo estado, uno también puede añadir.
Lo escuché
Elías le preguntó: “¿Qué debo hacer por ti?” Y Eliseo le contestó: “una porción doble de tu espíritu”. Y aquél replicó: “Has pedido algo muy difícil”.
El hecho es que existe el esclarecimiento de los 248 (órganos físicos), y existe el “Lev HaEven” (corazón de piedra), que no puede ser esclarecido. No obstante, cuando se examinan los 248, de esta forma también es esclarecido el Lev HaEven, aunque, a este mismo, quede completamente prohibido tocarlo. Y quien examina estos 248, al hacer eso examina también el Lev HaEven.
Lo escuché el 3 de Av, 8 de agosto de 1948
Existe una diferencia entre la corporalidad y la espiritualidad: en la corporalidad la fuerza precede al acto; pues está escrito que: “antes que llamen, Yo habré de contestar”. Esto está predeterminado según el final de la corrección, según lo cual nada se hace antes de tener la fuerza para hacerlo.
En cambio, en la espiritualidad, donde aún no existe predeterminación de acuerdo al final de la corrección, sino que se arregla de acuerdo al orden de consultas, el trabajo debe comenzar antes de adquirir la fuerza; pues está escrito lo siguiente: “que llevan a cabo Su mandato, obedeciendo Su palabra”.
Lo escuché después de Shabat, Parashat Masaéi, Tel Aviv, 7 de agosto de 1948
Acerca del hecho lo que dijeron los autores del Zohar acerca del camino de la moral, no era algo necesario. También hubieran podido revelar sus secretos a través de otras vestiduras. Sin embargo, querían dar a sus secretos la vestidura moral para que el lector tuviera claro que lo importante no era la sabiduría de la Torá sino quién entrega la Torá, y que la esencia de la Torá y de las Mitzvot es tan sólo para adherirse al Dador de la Torá.
Por lo tanto, debido a que la vestidura de la moral es lo que más fue recordado, ordenaron los secretos con esta vestidura. Y las muchas veces que presentaron la vestidura de sabiduría, lo hicieron para que no se equivocaran diciendo que no hay más que la moral, y que allí no había ninguna sabiduría oculta, sino simple moral. Por eso escribieron usando dos tipos de vestiduras, una apuntando a la otra.
Lo escuché durante una comida de Shajarit en Shabat; Tel Aviv, 2 de Av
El Jazak[1] que decimos después de completar la serie significa que de la finalización debemos recibir la fuerza para completar todos los niveles. Así como el cuerpo tiene 248 órganos y 365 tendones, el alma también tiene esta cantidad de canales que suman 613, que son canales del alma a través de los cuales es extraída la abundancia. Y estos canales se abren por medio de la Torá. Mientras que no estén todos estos canales abiertos, entonces incluso que se perciba una carencia en el grado particular, este grado particular se incluye en el todo.
De este modo, si falta un elemento del todo, ese mismo discernimiento también estará faltando respecto de cada individuo, y estos se habrán de encarnar gradualmente según el orden de los grados. Y cuando queden completados, se alcanzará el final de la corrección. Antes de esto emergerán y se corregirán uno por uno. Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron: “la Torá precede al mundo”. Significa que la Torá ya estaba antes de que apareciera la limitación del mundo. ¿Y entonces cómo pudo iluminar dentro del mundo, considerado un límite?
Lo que sucede es que la Torá ilumina a modo de uno después del otro. Y cuando se completan todos los discernimientos, uno debe abandonar este mundo, pues ya habrá cosechado todo lo que había de aprehender de la Torá. Por ende, de cada final debemos recibir el refuerzo para seguir avanzando. Y los cinco libros de la Torá corresponden a las siete Sefirot, que esencialmente son cinco, ya que Yesod y Maljut no son parte de su esencia, sino que sólo están incluidas.
[1] La palabra hebrea “Jazak” significa “fuerte”, y alude a una bendición que se dice después de terminar cada uno de los cinco libros de Moisés que conforman el Pentateuco.
Lo escuché durante una comida de Shavuot
Acerca de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí: esto no quiere decir que la Torá haya sido entregada entonces y ahora no sea así. En cambio, la entrega de la Torá es algo eterno; el Creador siempre da. Sin embargo, no somos aptos para recibir. Pero en ese entonces, en el Monte Sinaí, fuimos los receptores de la Torá. Y el único mérito que teníamos en ese tiempo era que existíamos como un solo hombre en un solo corazón. Esto significa que todos nosotros no teníamos más que un solo pensamiento, que era la recepción de la Torá.
Sin embargo, desde la perspectiva del Creador, Él siempre da, tal como está escrito en el nombre del Ribash: “El hombre debe escuchar los diez mandamientos en el Monte Sinaí a diario”.
La Torá es llamada poción de vida y poción de muerte. Debemos preguntar: ¿cómo pueden coexistir dos nociones tan opuestas dentro de un mismo sujeto? Todo lo que vemos con nuestros ojos no son más que sensaciones, pero la realidad en sí no nos interesa. Por lo tanto, cuando uno estudia la Torá, y ésta le aleja del amor de Dios, esta Torá definitivamente recibe el nombre de poción de muerte. Y si la Torá le aproxima al Creador, recibe el nombre de poción de vida.
Pero la Torá en sí, o sea, la realidad en sí, no se tiene en cuenta. En cambio, son las sensaciones las que determinan la realidad aquí abajo. Y la Torá en sí, sin los receptores, parece que debiera entenderse como Luz sin Kli (vasija); es decir, sin haber sido conseguida. Esto se considera esencia sin materia. Y no es posible tener sensación o comprensión alguna respecto de la esencia; ni siquiera en un sentido corporal, y más aún en un sentido espiritual.
Y cuando uno trabaja para sí mismo, esto se considera Lo Lishmá (no en nombre de la Torá); y de Lo Lishmá llegamos a Lishmá (en nombre de la Torá). Por ende, si uno aún no ha alcanzado la recepción de la Torá, espera poder recibirla el año siguiente. Y cuando obtiene el grado de Lishmá completo, no le queda más nada que hacer en el mundo.
Por eso es que cada año hay un tiempo de recepción de la Torá, puesto que es el tiempo adecuado y maduro para el despertar desde abajo; y esto se debe a que en ese momento despierta el tiempo en que la Luz de la entrega de la Torá es revelada a los inferiores.
Por tal motivo siempre existe un despertar desde Arriba para que los inferiores puedan actuar como lo hicieron entonces en aquella ocasión. Así, si uno continúa andando por la senda a través de la cual de Lo Lishmá habrá de llegar a Lishmá, entonces estará progresando correctamente, y espera finalmente lograr la recepción de la Torá Lishmá. Pero si la meta no está siempre ante los ojos de uno, entonces estará avanzando en la dirección opuesta a la Torá, llamada “Árbol de la Vida”; por eso se le llama poción de muerte, ya que estará constantemente alejándose de la línea de la vida.
“Me he esforzado y no he encontrado; no lo creas”. Debemos comprender el significado de “he encontrado”. ¿Qué es lo que hay para encontrar? El hecho de encontrar se refiere a la gracia ante los ojos del Creador.
“No me he esforzado, pero he encontrado; no lo creas”. Debemos comprender que, después de todo, no está mintiendo. Esto no trata de la persona en sí, como individuo. En cambio, es la misma regla con respecto al colectivo. Y si uno ve que cayó en gracia al Creador, ¿por qué no se ha de creer? El hecho es que a veces una persona es favorecida por el Creador como lo es en la plegaria. Se debe a que esta es la virtud de la plegaria que puede servir como el trabajo en sí (también podemos ver en el mundo físico que hay quienes se entregan al trabajo y al esfuerzo, y hay quienes se entregan a la oración; y y por pedir sustento, se le permite recibirlo).
Pero en la espiritualidad, aunque uno logre recibir el favor del Creador, aun así luego habrá de pagar el precio entero; o sea, el grado de labor que todo el mundo tiene que dedicar. Si no, perderá el Kli. Por esta razón dijo: “No me he esforzado, pero he encontrado; no lo creas”, ya que habrá de perderlo todo. De esta forma, vemos que posteriormente uno debe completar el pago a través de su esfuerzo.
Lo escuché
Él explica por qué es costumbre que las Matzot (panes no leudados) siempre estén ocultas, en una bandeja de Matzot o en alguna otra cosa cubierta. Está escrito: “Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que fuera leudada, en sus artesas de amasar envueltas en paños, y se las llevaron sobre sus hombros”. Esto indica sobre “envueltas en sus ropas”.
El hecho es que, en Pésaj, los Kelim (vasijas) todavía no estaban propiamente corregidos. Por eso existe el asunto del conteo, para corregir los Kelim. Este es el sentido de las palabras que dicen: “Vi la imagen en una gota de una rosa”. Quiere decir que en la noche de Pésaj ocurrió el milagro que, aunque podría haber habido un asidero, aun así no lo hubo, ya que estaba cubierto, y nada estaba a la vista desde afuera. Por eso dice lo siguiente: “envueltas en paños”.
Lo escuché
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel gemían a causa del trabajo, y clamaron, y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y Dios oyó su gemido” (Éxodo 2:23-24). Quiere decir que sufrieron tanto que no pudieron soportarlo más. Y tanto rogaron con su plegaria, que “su llanto ascendió hasta Dios”.
Pero podemos ver que estaban diciendo lo siguiente: “Ojalá hubiéramos... cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos”. Y también dijeron: “Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los zapallitos, de las sandías, los puerros, las cebollas y los ajos”.
El hecho es que realmente estaban a favor del trabajo en Egipto. El versículo que dice “se mezclaron con las naciones y aprendieron sus costumbres” y esto se refiere a que si Israel se encuentra bajo el dominio de alguna nación, esta nación la domina y no puede liberarse de su dominio. De este modo, probaron suficiente sabor en ese trabajo y no podían ser redimidos.
¿Qué hizo el Creador? “El rey de Egipto murió”; esto implica que perdieron esta servidumbre. Así, ya no pudieron trabajar más; comprendieron que si no hay perfección de Mojin, la servidumbre también está incompleta. Por ende, “y los hijos de Israel gemían por causa del trabajo”. Es decir que no les bastaba con el trabajo, que no recibían vitalidad del trabajo.
La frase “el rey de Egipto murió” quiere decir que todas las dominaciones del rey de Egipto, que este nutriéndolos mantenía y nutría, murieron. Por eso es que no tenían lugar para rezar. E inmediatamente fueron salvados. Y luego, cuando caminaron en el desierto y llegaron a un estado de pequeñez, ansiaron el estado de servidumbre que habían tenido antes de la muerte del rey de Egipto.
Lo escuché en 1948 durante una comida de Shajarit en Pésaj
Él explica por qué es costumbre no comer en la casa de los demás por razones de Cashrut, y por qué no sucede lo mismo durante todo el resto del año. Además, incluso habiendo quien se sabe que todo lo suyo es Casher, más Casher aún que lo que pueda haber en casa de uno, de todas formas persiste la costumbre de no comer. Esto se debe a que la prohibición sobre Jametz (alimento fermentado) aplica a todo, y es imposible poder cuidarse de cualquier cosa. Por eso, el Creador puede cuidar de él y asegurarse de que no cometa la más mínima transgresión.
Por eso está escrito que con el alimento fermentado debemos cuidarnos de todo. A uno se le ordena cuidarse, y así, debe procurar evitar alcanzar cualquier cosa que esté leudada.
Sin embargo, uno no puede guardarse de esto solo. Por ende, sólo el Creador lo cuida. Y ciertamente esta cautela no es igual para todo el mundo. Algunos están mejor protegidos por el Creador, y otros menos, dependiendo de la necesidad de cada cual. Esto se debe a que existen personas que saben que requieren de un gran cuidado, por lo cual atraen una cautela mayor; y existen otras personas que sienten que no necesitan tanto cuidado de Arriba y no puede decirse esto, ya que depende de la sensación de cada uno: algunos se sienten deficientes y por lo tanto necesitan un cuidado mayor.
Lo escuché el 9 de Nisan, 18 de abril de 1948
En el Zóhar (Parashat Amur, 95a) dice: “Knéset Israel (Asamblea de Israel) dijo: ‘Yo duermo en el exilio de Egipto, donde mis hijos se encontraban en una dura esclavitud’”. Mojin estaban en un estado de sueño, pues tal como está escrito respecto de la expresión “hay”: su Dios está durmiendo.
“Pero mi corazón está despierto para cuidar de todos aquellos que no se extingan en el exilio”. Esto significa que cuando reciben Mojin de Ajoraim, son protegidos aunque éstos aún no iluminen dentro del corazón, y aunque aún sigan en el exilio, todavía se le considera despierto, según lo dicho: “no se revela del corazón a la boca”. El corazón viene a ser VaK, puesto que allí hay VaK de Jojmá. Por lo tanto, ni siquiera durante el período de grandeza puede haber otra Jojmá allí, sino sólo de lo que recibió.
“La voz de mi amado golpeó”. Este es el golpe, el Masaj (pantalla) de Jirik en ZA. “Y he recordado Mi pacto”; que se refiere a la circuncisión, que representa los Dinim de Nukva (femenino), que cancela los Dinim de Dejura (masculino). Los Dinim son el estado que cancela a GaR, y esto se considera “cortado”. Y hay otras correcciones que se denominan “saldo”. “Abre para Mí una abertura del tamaño de la punta de un alfiler, y yo abriré los portones superiores para ti”. Esta pequeñísima abertura que se menciona aquí se refiere a las pequeñas Luces; ya que sin Jasadim, Jojmá ilumina de manera muy reducida. Solamente después, cuando se atrae a Jasadim, Jojmá se integra con Jasadim, VaK, grandes Luces. Y el significado de los portones superiores es Jasadim del estado de AvI, llamado “aire puro”. Esto se debe a que sólo después de tener Jojmá y aun así extrae Jasadim, estos Jasadim se llaman “aire puro”, por el hecho de haber preferido la Jasadim a la Jojmá.
No obstante, cuando posee Jasadim sin Jojmá, se considera pequeñez. “Abre para Mí” se refiere a ZA y a su hermana Maljut, como Jojmá, para que atraiga Jojmá. “La puerta a través de la cual entrar en Mí está dentro de ti”. De esta manera, sólo cuando tengas Jojmá, tendré una abertura para entrar como Jasadim, lo cual obtuve de AvI, llamado “aire puro”.
“Ven y ve: Cuando el Creador estaba matando a los primogénitos en Egipto, y bajaba los grados desde Arriba hacia abajo”, Egipto es la línea izquierda, pero, en relación a la Klipá (cascara); sin integración alguna con la derecha. Y cuando el pueblo de Israel en Egipto estaba bajo su dominio; ellos también tuvieron que recibir la izquierda. Y la plaga de los primogénitos se refiere a la cancelación del dominio del GaR de la izquierda; por eso está dicho: “y bajaron los grados desde Arriba hacia abajo. En ese momento Israel entró al pacto del sagrado signo”.
La circuncisión concierne a los Dinim de Nukva, que viene a ser un Masaj de Jirik que cancela los Dinim de Dejura. Al hacer esto, cancela el GaR de la izquierda y sólo ilumina a nivel de VaK. Entonces, como resultado del hecho de que el Creador golpeara a sus primogénitos, tuvieron la fuerza suficiente para guardar el pacto: “por medio de la sangre que se mostraba encima de la puerta”.
“Y había dos tipos de sangre: uno de Pésaj y uno de la circuncisión”. La sangre de Pésaj representa la corrección de la integración de la línea izquierda; y la sangre de la circuncisión representa la corrección de los Dinim de Nukva; o sea, el Jirik. Y la sangre de Pésaj...
Lo escuché el 15 de Shvat
“Para que no tome también del Árbol de la Vida, y coma, y viva para siempre”. Baal HaSulam interpretó esto diciendo que probablemente tomaría de la Luz de Jasadim velados, considerada de Jazé hacia arriba. Esto se debe a que en ello existe suficiencia total; y de este modo no sería corregido el pecado del Árbol del Conocimiento, comprendido de Jazé hacia abajo. Entonces resulta que el Árbol de la Vida se denomina estado desde Jazé hacia arriba, donde hay Jasadim velados. Y creo que deberíamos interpretar lo que dijimos de acuerdo con esto: “una vida en la que hay temor del Cielo y una vida en la que hay temor del pecado”.
La diferencia entre ambos, según lo interpreta Baal HaSulam, es que lo que toma de la vida lo hace por el temor de pecar; es decir, que no tiene otra opción. Pero el temor del Cielo implica que tiene otra opción. O sea, aunque no adopte este discernimiento, de todas formas no habrá de pecar; pero aun así lo elige por temor del Creador.
No obstante, de acuerdo con esto no podemos decir que Jasadim velados sean Katnut (pequeñez). Esto ocurre precisamente cuando no tiene otra opción. Pero cuando alcanza Jasadim revelados del estado de Rajel, entonces el estado de Lea, que viene a ser Jasadim velados, se llama GaR y Gadlut (grandeza). Y esto se denomina temor del Cielo; quiere decir que ha revelado Jasadim, pero que de todas formas opta por Jasadim velados. De esta forma, vemos que hay dos tipos de Jasadim velados: 1) cuando uno no posee el estado de Rajel, cuando es llamado VaK; 2) cuando sí posee el discernimiento de Rajel, llamado “Lea”, y que viene a ser GaR.
Lo escuché el 13 de Shvat durante la comida de Shabat
La limpieza del cuerpo señala el grado de limpieza de la mente. La limpieza de la mente se denomina estado de verdad, donde no hay falsedad involucrada. Y no todo el mundo es igual en este sentido: algunos son parcialmente meticulosos al respecto. Pero el mantenimiento de la limpieza del cuerpo no tiene que ser algo tan meticuloso. La razón por la cual la mugre nos resulta tan aborrecible, es que la consideramos algo dañino; y debemos cuidarnos de lo que pueda ser perjudicial.
Por ende, no es esencial ser tan meticulosos en relación al cuerpo, ya que en definitiva, este habrá de desaparecer por más que lo cuidemos con todo tipo de precauciones. Pero con respecto al alma, que es algo eterno, definitivamente vale la pena ser meticulosos en cuanto a todos los cuidados que le podamos dedicar para protegerla de cualquier tipo de suciedad, ya que la suciedad se considera perjudicial.
Lo escuché el 7 de Shvat, en Tel Aviv, 18 de enero de 1948
No puede haber un espacio vacío en el mundo. Y debido a que lo esencial del hombre consiste del deseo, que es lo principal de la creación, de acuerdo con ello es que se mide la grandeza o pequeñez de uno. De esto resulta que uno debe tener cierto grado de deseo, ya sea por cuestiones corporales o espirituales. Quien carece totalmente de deseo se considera muerto, ya que la creación entera consiste únicamente del deseo, que viene a ser existencia de la ausencia. Y por carecer de esta sustancia, que es la sustancia de toda la Creación, es claro que sea considerado un aborto de la naturaleza que no puede subsistir.
De esta manera, uno debe procurar tener algún deseo, puesto que esta es la sustancia de la creación. Pero el deseo debe ser aclarado, ya que es natural que todo ser vivo perciba lo que le perjudica. De forma similar, nosotros debemos ser precisos para que el deseo sea determinado.
Lo escuché el 7 de Shvat, 18 de enero de 1948, en Tel Aviv
El pensamiento es el resultado del deseo. Una persona reflexiona sobre lo que desea, y no piensa en lo que no desea. Por ejemplo, una persona jamás piensa en el día de su muerte. Por el contrario, siempre tenderá a contemplar su eternidad, ya que esto es lo que desea. Resulta que uno siempre tiende a pensar en aquello que se adapta a su voluntad. Sin embargo, el pensamiento cumple una función particular: intensifica el deseo. El deseo se hunde en su sitio; no tiene el poder de expandirse y de realizar su acción. Aun así, por medio del pensamiento y de la contemplación sobre algún asunto, provoca que el deseo le pida al pensamiento que le provea algún consejo o artimaña para cumplir ese deseo; de este modo el deseo crece, se expande y lleva a cabo su obra.
Resulta que el pensamiento está al servicio del deseo, y el deseo representa el objeto. Ahora, puede haber un objeto grande o pequeño. Un gran objeto tiende a dominar a los más pequeños.
A quien tiene un pequeño objeto y no posee dominio alguno, se le aconseja incrementarlo persistiendo en el pensamiento sobre el deseo, ya que el pensamiento crece en la medida que uno piense en él.
Y de este modo, podemos decir que “él medita en Su ley día y noche”; pues al persistir en ello, alcanza un gran objeto hasta convertirse en el verdadero dominador.
Lo escuché el 24 de Tévet, 6 de enero de 1948
“Pues un soborno ciega al sabio”. Cuando uno comienza a criticar el trabajo y sus condiciones, se encuentra frente a la posibilidad de que sea imposible recibir el trabajo por las siguientes dos razones:
1. La recompensa por el trabajo no está garantizada en un cien por ciento. Uno no ve a aquellos que ya han recibido la recompensa, y cuando visita a personas que ya han invertido sus esfuerzos en sufrir la pesada carga del trabajo, no puede ver si ya han recibido la recompensa por su trabajo. Y si se pregunta a sí mismo “¿por qué no la han recibido?”, si alcanzase a descubrir la respuesta más sublime, ésta sería: “porque no siguieron todas las condiciones del trabajo al pie de la letra”. Pero aquellos que siguen los requisitos al pie de la letra, reciben su recompensa del todo.
Y entonces surge una segunda pregunta: ¿Cómo puede saber si será más capaz que su amigo de cumplir con esas condiciones del trabajo y de obedecer todos sus términos al pie de la letra, y que no habrá nadie que pueda criticarlo por su trabajo, y que este sea correcto en un cien por ciento?
2. Esto suscita la siguiente pregunta: cuando alguien comienza el trabajo ciertamente ha repasado todos los cálculos, y aun así ha aceptado esta tarea, entonces ¿de qué manera se propuso todas esas excusas? El hecho es que para ver la verdad, debemos mirar con los ojos bien abiertos. De lo contrario, sólo creeremos que estamos viendo quién tiene la razón, el justo o el mundo. Y en realidad no vemos la razón. Y para llegar a tener los ojos bien abiertos, debemos cuidarnos de los sobornos; “pues un soborno ciega al sabio y distorsiona las palabras del justo”.
Y la esencia del soborno es el deseo de recibir. Por ende, uno no tiene otra alternativa que aceptar la labor en todas sus condiciones, sin razonamientos, sino sólo en el estado de fe por encima de la razón. Luego, cuando uno ya está limpio del deseo de recibir, cuando es capaz de realizar una crítica, tiene esperanzas de poder ver la verdad acerca de este asunto. Por eso, aquel que sólo busca garantías, ciertamente no puede preguntar nada. Esto se debe a que siempre tiene la razón, y siempre ganará con cualquier argumento, porque lo cierto es que no puede ver la verdad.
Lo escuché en Beshalaj
En el versículo que dice “e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar”, “... y la gente sintió temor del Señor; y creyó en el Señor y en Su siervo Moisés”, debemos entender de qué manera la palabra “creyeron” es relevante en este contexto. Obviamente, el milagro del éxodo de Egipto y la división del mar llevó a Israel a un estado de fe mayor del que tenía antes. Nuestros sabios dijeron acerca del verso “Este es mi Dios, y yo lo glorificaré”, pues una esclava que estaba frente al mar vio más de lo que vio Ezequiel el profeta.
Por lo tanto, significa que el éxodo de Egipto fue una ocasión de revelación de milagros, que lleva a conocer al Señor; y esto es opuesto al concepto de “fe”, ya que aquí no hay una creencia por encima de la razón. Y cuando se observan milagros revelados es muy difícil mantenerse en el marco de la fe, pues esto lleva sobre todo a un tiempo de expansión de la razón. Por tal motivo, ¿a qué se refiere el texto al decir “y creyeron en el Señor”?
Debemos interpretar esto de esta forma: “Todos creen que Él es un Dios de fe”. El versículo relata la alabanza de Israel, que aun después de haber presenciado los milagros revelados, su servidumbre ante el Creador no se vio reducida en lo más mínimo, conforme al camino de la fe por encima de la razón. Y es un gran trabajo mantenerse en la senda de la fe sin desviarse ni un poco una vez que uno adquiere la facultad de servir al Creador a través de la razón.
Lo escuché el 14 de Shevat
En el versículo que dice “Zamrú[1] (cantar/podar) al Señor, pues Él ha hecho el orgullo”, pareciera que “podar” fuese como “mi fuerza y poda”. Esto significa que debemos siempre podar y cortar las espinas de la viña del Señor. E incluso cuando uno se siente pleno, y cree que ya ha removido las espinas, el versículo termina diciendo: “pues Él ha hecho el orgullo”.
Esto significa que aparentemente, Él es quien ha hecho el orgullo en este mundo, por el cual el hombre gusta de verse leal y sincero a sus propios ojos. Y cuando uno se siente a sí mismo que ya ha removido las espinas y que ya es un hombre pleno, esto es cierto tipo de orgullo. En cambio, uno debe siempre que hurgar en sus acciones, y chequearlas mediante diez tipos diferentes de exámenes; y no confiarse de su sensación temporal, pues esta solamente proviene de cierto orgullo.
Así lo declara el versículo en nombre de los justos: “perezosos, ustedes son perezosos; por eso ustedes dicen: ‘Vayamos y sacrifiquémonos ante el Señor nuestro Dios”.
Quiere decir que Él le dijo a los hijos de Israel: “cuando ustedes dicen ‘Vayamos y sacrifiquémonos ante el Señor’, y se sienten ya dispuestos a ir y sacrificarse en el altar ante el Señor, esto representa un estado de ociosidad y debilidad según el cual ya no desean seguir trabajando y examinándose constantemente con miras de prepararse para esta gran labor. Por eso creen que se encuentran perfectamente bien en este estado de servidumbre, según lo cual dice al final del versículo: ‘pues Él ha creado el orgullo’”.
[1] “Zamrú” en hebreo significa tanto “cantar” como “podar”. En este caso se está refiriendo a la segunda acepción.
Lo escuché el 22 de Adar, Tel Aviv, 9 de marzo de 1953
Él preguntó: “¿Por qué tenemos que atraer el estado de Jojmá, que es estado de conocimiento, si todo nuestro trabajo ha de realizarse por medio de la fe por encima de la razón?”.
Y respondió: “Si el justo de la generación no existiera a nivel del conocimiento, todo Israel no podría trabajar de acuerdo a la fe por encima de la razón. Sin embargo, precisamente cuando el justo de la generación atrae la iluminación de Jojmá, es que su mente ilumina sobre todo Israel.
Por ejemplo, si la mente de uno sabe y entiende qué desea, los órganos del cuerpo involucrados ejecutan la acción sin necesidad del intelecto; pues la mano, la pierna y el resto de los órganos del cuerpo hacen lo que tienen que hacer. Y a ninguna persona en su sano juicio se le ocurriría decir que si la mano y la pierna tuvieran un cerebro propio su tarea sería mejor. Por lo tanto, la mente no cambia a los órganos, sino que los órganos se organizan y coordinan de acuerdo a la grandeza de la mente. Esto quiere decir que si el cerebro posee una mente superior, todos los órganos funcionan acorde a ella, y se llaman “órganos superiores”. De forma similar, si la totalidad se adhiere a un verdadero justo que ya alcanzó el estado de conocimiento, podrá hacer cosas a nivel de fe. Y así sienten provisión plena y no les hace falta ningún estado de conocimiento.
Lo escuché
Hay una aclaración de “amargo y dulce”, y hay una aclaración de “verdad y mentira”. La averiguación de “verdad y mentira” se hace en la mente, y la de “amargo y dulce” se hace en el corazón. Por eso se debe prestar atención al trabajo del corazón, para que sea a fines de otorgar y no de recibir. Por parte de la naturaleza, lo único que el hombre percibe como dulce es recepción, y el otorgamiento es percibido como amargo. Y el trabajo de pasar de la recepción al otorgamiento se llama “trabajo del corazón”.
Por otra parte, la mente discierne entre “verdad y mentira”. Y para esto necesitamos trabajar por medio de la fe; es decir, creer con plena fe en los sabios. Esto se debe a que el trabajador no puede determinar por sí solo si algo es verdadero o falso.
Lo escuché el 21 de Adar; 8 de marzo de 1953
El trabajo de la recepción y al otorgamiento depende del corazón. Esto es el estado de VaK. Pero el trabajo de la fe y el conocimiento, es estado de GaR. Y aunque representen un solo discernimiento; o sea, que la fe se recibe de acuerdo al valor asignado al trabajo en el estado de recepción y el otorgamiento, aun así siguen siendo dos discernimientos distintos.
Esto se debe a que, aunque uno pueda trabajar de acuerdo al atributo de otorgamiento, aún desea ver a quién le está otorgando y quién recibe su trabajo. Por lo tanto, tiene que trabajar bajo la forma de Moja (mente); es decir, debe entender que existe un protector que acepta el trabajo de los inferiores.
Lo escuché en el año 1938
En el Zóhar dice: “Cuando uno nace, recibe un alma para su aspecto puramente animal”. Y lo interpreta diciendo que su alma animal también accede a ser un siervo del Creador. “Si más adelante uno alcanza la espiritualidad, obtendrá un alma que pertenece a las sagradas ruedas”. Quiere decir que tiene un alma que siempre ansía, y que rueda de un lugar a otro, al igual que una rueda que gira sin cesar, así gira y rueda el alma para adherirse a la Kedushá (Santidad).
Lo escuché el 5 de Trumá, 11 de febrero de 1943
“Les otorgará sabiduría a los sabios”. Él preguntó: “¿No debería haber dicho que otorgaría sabiduría a los necios?”.
Y dijo: “Se sabe que no hay coerción en la espiritualidad”. Por el contrario, ésta es dada a cada uno de acuerdo con su propia voluntad. La razón es que la espiritualidad es la fuente de vida y de placer. Por ende, ¿cómo puede algo bueno ser forzado? Vemos que cuando observamos la Torá y las Mitzvot lo hacemos de manera coaccionada, pues debemos superarnos a nuestro cuerpo que se rehúsa a ello pues no siente placer en tal trabajo. Y la razón de esto seguramente está en el hecho de que no percibe la espiritualidad en él, pues como hemos dicho, la espiritualidad es la fuente de vida y de placer; y como dice el sagrado Zóhar: “Donde hay labor, está la Sitra Ajra”.
Este es el motivo por el cual solamente los sabios pueden adquirir sabiduría, ya que los necios no tienen necesidad de ella. Sucede que sólo los sabios pueden recibir sabiduría causa razón de su naturaleza. Esto quiere decir que aquel que es sabio, ama la sabiduría, y ésta consiste de su único deseo y, de acuerdo con la norma, decimos que “no hay obstáculo ante el deseo”, pues, en este caso, es capaz de realizar cualquier esfuerzo para obtener sabiduría. Por eso, eventualmente, conseguirá la sabiduría. Por ello, quien ama la sabiduría puede recibir el nombre de “sabio”, a razón de su resultado final.
Pero respecto de los necios está escrito que “un necio no se deleita en la inteligencia”. El versículo que dice “otorgará sabiduría a los sabios” viene a decirnos que aquel que ama la sabiduría no se desanimará por el hecho de no haber conseguido sabiduría a pesar de haber realizado grandes esfuerzos. En cambio, continuará con su trabajo y ciertamente terminará adquiriendo sabiduría, porque ama la sabiduría. Por eso se dice: “Sigue por esta senda y seguramente has de triunfar”.
Sin embargo, debemos entender lo siguiente: ¿qué podemos hacer si por naturaleza “el hombre nacerá como la cría de un asno”? ¿De dónde sacará el deseo para anhelar la sabiduría? Para esto se nos dio el consejo de trabajar de acuerdo con “obedecedores de Su palabra” y de “procurar obedecer a Su palabra”. Esto significa que uno siempre se esmera para conseguir lo que desea. Por ende, aquí, cuando no tiene deseo alguno por sabiduría, vemos que lo que le falta es el deseo por la misma. Por eso, comienza a esforzarse y realizar actos para obtener el deseo de sabiduría, puesto que esto es lo único que le falta.
Y la regla indica que uno debe dedicarse a la Torá y al trabajo, aunque no tenga deseo de ello, lo cual llamamos “esfuerzo”. Quiere decir que uno puede hacer ciertas cosas aunque no sienta ningún deseo por aquello que está haciendo. Así dijeron nuestros sabios: “todo lo que esté en tus manos y te de la fuerza para, hazlo”. Y en virtud del reconocimiento, se formarán en uno el deseo y el ansia por la sabiduría.
Y de este modo se cumplirá el versículo que dice “otorgará sabiduría a los sabios”, y uno alcanza el poder obedecer a Su palabra. De esta forma, aquella acción que previamente era meramente un acto sin deseo, ahora ha adquirido el deseo que le faltaba.
Por lo tanto, si deseamos saber quién ama la sabiduría, debemos mirar a aquellos que se esfuerzan por conseguirla, aunque aún no hayan conseguido estar entre aquellos que aman la sabiduría. La razón para esto es que, como ya hemos dicho, a través de su esfuerzo conseguirán estar entre aquellos que aman la sabiduría. Y después, una vez que ya tienen el deseo por la sabiduría, alcanzan la sabiduría. De esta manera, vemos que el deseo por la sabiduría es el Kli, y la sabiduría misma es la Luz. Y esto se denomina “no hay coerción respecto de la espiritualidad”.
La Luz de Jojmá (sabiduría) es la Luz de la vida. Aquí la Jojmá sabiduría no es percibida como un concepto intelectual, sino como la vida misma, la esencia de la vida, al punto que sin ella uno puede considerarse “muerto”. Por esta razón podemos decir que Jojmá es el estado de Jaiá.
Lo escuché en 1950 durante la noche de Purim, luego de haber leído la Meguilá
“Hay cierto pueblo disperso y dividido entre los pueblos”. Hamán dijo que, en su opinión, “lograremos destruir a los judíos porque ellos están separados entre sí; por lo tanto, nuestra fuerza en contra de ellos dará resultado, seguramente, pues provoca la separación entre el hombre y Dios”. Y el Creador no les ayudará en forma alguna, ya que ellos están separados de Él”. Ésta es la razón por la cual Mordejay fue a corregir ese defecto, tal como se explica en el versículo “los judíos se reunieron”...”para estar juntos y salvarse”. Esto sugiere que se salvaron por medio de la unión.
Lo escuché de mi padre, maestro e instructor
“Cuán bueno es Dios solo con Israel, con los puros de corazón”. Es sabido que “solo” se refiere a reducción. Es decir, en cada sitio de la Torá donde está escrito “solo” es con la intención de reducir. Por lo tanto, en cuanto al trabajo debemos entender esto como en el caso de quien se disminuye, achicándose. El estado de insignificancia aplica cuando uno procura ser orgulloso, cuando desea estar en grandeza. Esto significa que desea comprender cada cosa, que su alma ansía ver y oír todo, pero que aun así se rebaja y accede a andar con los ojos cerrados y a observar la Torá y las Mitzvot con total sencillez. Esto es “bueno con Israel”. La palabra Yashar-El[1] (directo a Dios) posee las mismas letras que Li Rosh (me encabezan).
Esto implica que cree que posee una mente de Kedushá (Santidad), aunque se encuentra en estado de “solo”; es decir, que se encuentra en un estado de reducción y bajeza. Y acerca de este “solo”, que es absolutamente bueno, se cumple el versículo “Cuán bueno es Dios solo con Israel, con los puros de corazón” que significa que consigue el estado de puro de corazón. Y esto es lo que quiere decir “y removeré al corazón de piedra de tu carne, y te daré un corazón de carne”. El corazón de carne es Mojin de VaK, llamado Mojin de vestidura, y que viene de parte del Superior. Pero los Mojin de GaR deben venir de parte del inferior, a través de las averiguaciones del inferior.
Lo referente a VaK de Mojin y a GaR de Mojin requiere una explicación: existen muchos niveles de VaK y de GaR en cada grado. Y quizás se esté refiriendo a lo escrito en varios lugares; es decir, que la pequeñez, llamada “GE (Galgalta ve Eynaim) de inferior” ascienden a MaN a través del Kli que eleva MaN, llamado “AJaP del Superior”. Entonces resulta que el Superior eleva al inferior. Y luego, para recibir GaR de Luces y el AJaP de los Kelim, el inferior debe ascender por sí mismo.
[1] La palabra Israel ישראל utiliza las mismas letras que Yashar-El ישר-אל y Li-Rosh לי-ראש
Lo escuché
La lucha principal tiene que ser donde hay lugar a la opción. Mientras que en lo referente a Mitzvá y la transgresión está más cerca a la pérdida y más lejos de la ganancia, y por lo tanto debe observarlos sin consideración alguna.
No obstante, en lo referente a la opción, el hombre debe luchar y observar la Mitzvá (mandamiento) del libre albedrío. Y ésta es una acción libre (no un mandamiento); por ende, aunque fracase, no estará cometiendo una transgresión tan grande. Por eso aquí se le considera próximo a la recompensa; pues si vence en esta lucha, estará añadiendo una nueva autoridad al poder de la Kedushá (Santidad).
Lo escuché
El asunto de la fiesta de Pesaj es en Mojin de Jaiá, y el conteo es en Mojin de Yejidá. Por ende, durante el conteo, parten los Mojin, ya que el conteo es el estado de elevación de MaN. Es sabido que cuando se eleva MaN, se retiran las Luces; pero luego del conteo, Mojin retorna a su lugar. Esto se debe a que el estado de Katnut (pequeñez, durante el conteo es Katnut de Yejidá; pero conjuntamente con ello hay Mojin de los días no festivos, que es YESHSUT. Y Mojin de Shabat, que son Mojin de AvI.
Lo escuché en la conclusión del día 7 de Pésaj, en 1943
“¡Cómo amo Tu ley! Es mi ocupación el día entero”. Dijo que aunque el rey David ya había conseguido la perfección, aún anhelaba la Torá, puesto que esta es mayor y más importante que cualquier perfección del mundo.
Lo escuché
Los seis días de acción son el nivel de ZA, y el Shabat se denomina estado de Maljut. La pregunta es: ZA es un grado más alto que Maljut, ¿por qué el Shabat es más importante que los días de la semana? Además, ¿por qué son llamados “días no festivos”?
El hecho es que el mundo se nutre solamente a través de Maljut. Por eso Maljut recibe el nombre de “Asamblea de Israel”, ya que toda la buena influencia sobre la totalidad de Israel viene de allí. Por lo tanto, aunque los seis días representen ZA, no hay unificación entre ZA y Maljut. Por eso es que se denomina “no festivo”, ya que no hay abundancia alguna que se desprenda desde ZA a Maljut.
Y cuando no se extiende la Kedushá (Santidad) desde Maljut, esto recibe el nombre de días no festivos. No obstante, en Shabat existe una unificación de ZA y Maljut, y entonces se extiende la Kedushá desde Maljut. Esta es la razón por la cual se le llama Shabat.
Lo escuché en 1942
Cuando el temor le sobreviene a una persona, esta debe saber que no hay nada más fuera de Él, está escrito, ni siquiera actos de brujería. Y si uno ve que el temor lo supera, debe entender que no existe la casualidad, sino que Dios le ha dado la oportunidad desde Arriba, y uno debe contemplar con qué propósito le ha sido predispuesto este temor.
Resulta que ocurrió así para que uno pueda superarse y decir que no hay nada fuera de Él. Pero si después de todo esto el temor y el miedo no lo abandonan, uno debe tomar esto como ejemplo y decir que el mismo grado de temor que experimenta debe ser equivalente al servicio al Creador; o sea, que el temor de Dios, que es un mérito, debe existir en el mismo grado que el temor que le acecha en ese momento. Dicho de otro modo, el cuerpo recibe una impresión a partir de ese temor externo; y exactamente en esa misma medida de la impresión del cuerpo, debe ser el temor de Dios.
Lo escuché en 1947
Zelofejad estaba juntando leña. El Zóhar interpreta que estaba midiendo cuál árbol era más grande: el Árbol de la Vida o el Árbol del Conocimiento. El justo se denomina “Árbol de la Vida” que actúa totalmente con el fin de otorgar. Y en esto, no hay asidero alguno a los externos. Pero la plenitud se encuentra en el Árbol del Conocimiento, la extensión de Jojmá hacia abajo, que es el sentido de beneficiar a Sus creados. Y no deben ser medidas, sino que debe ser: “serán uno en tu mano”.
Quiere decir que uno está incompleto sin el otro. Y Mordejay corresponde al discernimiento del Árbol de la Vida, que no quería atraer nada hacia abajo, por falta de carencia. Por ende, Él tuvo que incrementar el estado de Hamán, para que este atrajera las Luces hacia abajo. Y luego, cuando revela la carencia, Mordejay las recibe a modo de recepción con el fin de otorgar.
Ahora vemos por qué más tarde, cuando Mordejay habló bien acerca del Rey, cuando lo salvó de la muerte, el Rey promovió a Hamán, que era su enemigo. Tal como dijeron nuestros sabios “de acuerdo al deseo de cada hombre”, de acuerdo con la voluntad de Hamán y de Mordejay, que se odiaban mutuamente.
Lo escuché en Purim, en 1947
La repartición entre las primeras cartas y las últimas está sólo en la copia de la escritura; es decir, en el contenido del escrito que surgió de la casa del Rey. Y los autores del rey interpretan el contenido para hacerlo entendible a todos.
El contenido era meramente “que debían estar preparados para ese día”. Y los autores lo interpretaron con respecto a las naciones, y que estas están destinadas a vengar a los judíos. Y esa fuerza fue tal, para que Hamán pensara “¿A quién habría de deleitar el rey con el fin de honrar, aparte de mí?”. Por ende, en las últimas cartas específicamente escribió, directo del Rey que “los judíos” deben estar listos. Por el contrario, en las primeras cartas no escribió específicamente “los judíos”. Por eso, tenían la fuerza para acusar.
El hecho es que esta fuerza fue dada, porque uno no debe justificar ningún deseo de recepción de las Luces, para extender las Luces superiores hacia abajo, pues el trabajo entero consiste de otorgar. Por lo tanto, al darle fuerzas a Hamán, desea las Luces mayores precisamente, tal como lo prueba su nombre “Hamán el Agagita”, que es Gag (techo) del grado, que es GaR.
Lo escuché el 2 de Nisán, Tel Aviv, 23 de marzo de 1947
“No matarás al puro y justo”. Un justo es aquel que justifica al Creador sienta lo que sienta, ya sea bueno o malo, lo acepta por encima de la razón. Esto es el estado de derecha. Puro se refiere a la limpieza de la materia; el estado tal cual lo ve pues el juez tiene sólo lo que ven sus ojos. Y si uno no entiende esta materia, o no puede alcanzarla, no debe empañar las formas tal como aparecen ante sus ojos lo cual se considera estado de izquierda, y debe alimentar a ambas.
Lo escuché en 1947
Es imposible adquirir la Torá por entero. Y embriagándose del vino de la Torá, cuando uno siente que el mundo entero es suyo, aunque aún no posea toda la sabiduría, creerá y sentirá que lo posee todo en un estado de plenitud.
Lo escuché en 1947
Las Luces de Shabat vienen al estado de Guf (cuerpo). Por lo tanto, en Shabat decimos: “Salmo de David. Bendice a mi alma y todo mi ser””, es decir, el estado de cuerpo. Una nueva cabeza, sin embargo, es estado de alma, que llega solo al estado de alma y no al de cuerpo. Por eso, se dice “Bendice a mi alma mía”, solamente, y no “y todo mi ser”, puesto que no alcanzan al cuerpo (ver Zóhar 1-97).
Lo escuché el 14 de Adar, Tel Aviv, 6 de marzo de 1947
“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. “Pan” es la Torá, que es “Ve, lucha por Mi pan”. El estudio de la Torá debe ser con temor, con temblor y sudor, por medio de lo cual el pecado del Árbol del Conocimiento será mitigado.
Lo escuché en 1947
“Aquel que venga para ser purificado, será asistido”. Quiere decir que uno siempre debe encontrarse en un estado de “aquel que venga”. Y así, en todo caso, si siente que ya ha sido purificado, ya no necesita más asistencia, ya que “Él ha purificado y ha partido”. Y si se siente en un estado de estar viniendo y yendo, entonces con certeza es asistido, puesto que no hay negación ante el deseo, ya que él está procurando la verdad.
“Pues tu amor es mejor que el vino”. Esto significa que el vino puede embriagar; y respecto de un borracho, el mundo entero le pertenece, ya que no tiene carencia, ni siquiera en los seis mil años.
Lo escuché el 1 de Adar, en un viaje a Tiberíades, 21 de febrero de 1947
Tiberíades de nuestros sabios, qué bueno es verte. “Ver” es el nivel de Jojmá. ”Bueno” es que allí puede adquirir el estado de Jojmá. Y Rabí Shimón Bar-Yojay se encontraba purificando los mercados de Tiberíades, esto es, las impurezas de los muertos, es decir, del deseo de recibir, que es el estado de “los malvados son llamados muertos en vida”. Y todas las impurezas son atribuidas solamente al nivel de Jojmá; por esto, en Tiberíades, donde existe la virtud de Jojmá, el mercado debía ser purificado.
Lo escuché
“A ti te agrada sufrir. Entonces dijo: ‘ni ellos ni su recompensa...etc.’, acerca de esta belleza que se desvanece en el polvo”. El sufrimiento se da principalmente en el lugar que está por encima de la razón. Y el grado del sufrimiento depende de la medida según la cual esté en contraposición a la razón. Esto es el estado de fe por encima de la razón; y este trabajo complace al Creador. Entonces, resulta que la recompensa está en el hecho de que por medio de este trabajo complace a su Creador.
No obstante, entremedio, antes de que uno pueda superarse y justificar Su Providencia, la Divinidad se encuentra en el polvo. Quiere decir que el trabajo en el estado de fe, llamado “sagrada Shejiná”, está en exilio, o sea en estado de anulación en el polvo. Y acerca de esto dijo que: “ni ellos ni su recompensa”. Esto significa que no puede tolerar el período intermedio. Y este es el sentido de su respuesta a él: “Lloro por esto y por aquello”.
Lo escuché el 3 de Mishpatim; 27 de febrero de 1943, Tel Aviv
Gotas de rocío caen de Galgalta a ZA. Y acerca del pálido cabello, hay un hoyuelo debajo de cada cabello; y este es el sentido de “porque Él me quebranta con tempestad”. Y a esto se refiere el versículo que dice “Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino”. Y este es el sentido de “Esto dará todo el que sea contado, medio Shékel[1] (siclo), conforme al Shékel del santuario”. Y esto es lo que significa “un hoyuelo de la cabeza”; es decir, hacer expiación por sus almas.
Para comprender lo relativo al cabello, debemos entender que esto sugiere lo negro y la tinta. Significa que cuando uno siente lejanía del Creador, al poseer pensamientos ajenos, esto recibe el nombre de “cabello”. Y “pálido” alude a blancura. Esto quiere decir que cuando se le otorga la Luz de Dios, esta le acerca más a Él, y ambos juntos se llaman “Luz y Kli (vasija)”.
Y el orden del trabajo es cuando uno despierta al trabajo de Dios, es gracias a que obtuvo el estado de “palidez, que en ese momento siente vitalidad y luz en el trabajo de Dios. Y después viene un pensamiento ajeno por el cual cae de su grado y se aleja del trabajo. El pensamiento ajeno recibe el nombre de Seará (tormenta/cabello). Y debajo del pelo hay un hoyuelo, que representa un agujero y una deficiencia en el cráneo. Antes de que los pensamientos ajenos se produjeran en él, tenía una cabeza completa y estaba cerca del Creador; y a través de los pensamientos ajenos se alejó del Creador. Y esto se considera tener una deficiencia. Y por medio de la aflicción, al lamentarse por ello, atrae desde ese agujero un flujo de aguay del cabello se forma un tubo para la transmisión de la abundancia, por medio de lo cual se dice que ha adquirido la palidez.
Y más tarde, los pensamientos ajenos le sobrevienen nuevamente, y así vuelve a quedar alejado del Creador. Esto vuelve a crear un hoyuelo, un estado de agujero y deficiencia en Galgalta (cráneo); y a través del sufrimiento vuelve a lamentarlo, y así vuelve a atraer hacia sí un flujo de agua una vez más, y el cabello vuelve a tornarse en un tubo para transmitir la abundancia. Y este proceso continúa repitiéndose con sus altibajos hasta que los cabellos acumulados alcanzan la medida completa. Quiere decir que cada vez que uno corrige, atrae abundancia. Esta abundancia se denomina “rocío”, como en “mi cabeza se llena de rocío”. Esto se debe a que la abundancia desciende intermitentemente; y cada vez es como si recibiera una gota. Y cuando su trabajo se completa y alcanza la medida completa de “hasta que no regrese más a la necedad”, lo cual se considera que por medio de ese rocío serán revividos los muertos.
Y este es el significado de la grieta: representa los pensamientos ajenos que provocan los hoyos en la cabeza. Y también se refiere al asunto del medio Shékel; o sea, que es mitad digno y mitad indigno. Pero debemos entender que las mitades no son a la misma vez, sino que cada vez debe haber algo completo. Esto es, porque si ha transgredido una Mitzvá (precepto) y no la cumplió, deja de considerarse medio malvado, y pasa a considerarse completamente malvado. Sin embargo, esto ocurre en dos veces. Una vez es justo y está adherido al Creador, y por ende es completamente digno. Y, cuando está en descenso, es malvado. A esto se refiere el texto que dice “el mundo no fue creado sino para quienes son completamente justos o para los que son completamente malvados”. Y por eso se llama “mitad”, pues hace referencia a que tiene dos tiempos.
Y esto es “hacer expiación por sus almas”. Por medio de la grieta, uno siente que su cabeza está incompleta; pues cuando le asalta un pensamiento ajeno, su razón no está enteramente con el Creador. Y cuando lo lamenta, esto le lleva a hacer la expiación por su alma. Esto se debe a que si se arrepiente cada vez, atrae la abundancia, hasta que esta lo llene a modo de “mi cabella se llena de rocío”.
[1] Shékel es una moneda llamada siclo y una medida de 5,7 gramos de plata en épocas bíblicas.
Lo escuché el día 4 de Sucot, 30 de septiembre de 1942
Se sabe que la partida del Mojin y el cese del Zivug (acoplamiento) se llevan a cabo sólo en las adiciones del Mojin, y que lo esencial del grado en ZoN es Vav y un punto. Quiere decir que, en esencia, Maljut no tiene más que un punto, un punto negro sin nada de blanco.
Y si uno acepta ese punto como lo principal, y no como algo superfluo de lo que desea librarse, y hasta lo acepta como adorno, esto recibe el nombre de “bella morada en su corazón”. Esto se debe a que no condena este servicio, sino que la vuelve esencial para sí mismo. Esto se llama “elevar a la Divinidad del polvo”. Y cuando uno mantiene la base a modo esencial, jamás cae de su grado, ya que no hay partida alguna en esa esencia.
Y cuando uno asume trabajar como un punto negro, incluso estando en el lugar más oscuro del mundo, la sagrada Shejiná dice “no hay lugar para esconderse de ti”. Por lo tanto, “estoy atado a Él por medio de un solo nudo”, “y jamás será separado”. Por eso, uno no tiene cese de adhesión.
Y si cierto grado de iluminación, llamada “adición”, desciende sobre él desde Arriba, la acepta a modo de “inevitable y no intencional”, ya que vendría del Emanante y sin el despertar del inferior. Y este es el significado de “soy negra y bella”, porque si puedes aceptar la negrura, verás que soy bella.
Y a esto se refiere el versículo que dice “quien sea cándido, déjalo llegarse aquí”. Cuando deja todos sus asuntos porque desea trabajar solo en beneficio del Creador, y trabaja a modo de “yo era cual una bestia ante Ti”, consigue poder ver la máxima perfección. Este es el sentido de la frase “ella le dijo: alguien sin corazón”. Significa que debido a que él no tenía corazón, él tenía que permanecer cándido; de lo contrario no podría aproximarse.
Pero a veces nos encontramos con un estado de “Divinidad en el exilio”, cuando el punto desciende a BYA de separación. Entonces se denomina “como una rosa entre espinas”, ya que tiene la forma de las espinas y de los cardos. En ese estado no puede ser aceptado, ya que allí dominan las Klipot (cascaras).
Y esto surge de las acciones del hombre, pues sus acciones afectan la raíz de su alma Arriba, en la sagrada Divinidad. Quiere decir que si una persona abajo está esclavizada al deseo de recibir, de este modo hace que la Klipá (cascara) gobierne sobre la Kedushá (Santidad) de Arriba.
Este es el significado del la corrección de medianoche. Nosotros rezamos para elevar a la Divinidad del polvo, para elevarla en importancia, puesto que el asunto de Arriba y abajo implica cálculos de importancia. Y entonces se le considera un punto negro.
En esta corrección prevalece y dice que desea guardar el versículo de “Livní y Shimí”. Livní es el estado de Laván (blanco), y no negro; y Shimí es el estado de Shmiá (oír), es decir, razonabilidad, que implica que asumir la carga del Reino de los Cielos es, para él, razonable y aceptable. Y corrección de medianoche es la corrección de la partición, la corrección de separar la Kedushá de la Klipá; o sea, corregir la mala sensación que está dentro del deseo de recibir, y conectarla con el deseo de otorgar.
Golá (exilio) posee las letras de Gueulá (redención), siendo la letra Álef la única diferencia escrita entre ambas palabras. Esto significa que debemos atraer el estado de Aluf (paladín) del mundo dentro de la Golá, y así inmediatamente sentiremos Gueulá. Este es el sentido de la frase “Aquel que pueda guardar a los dañinos debe compensar a los perjudicados con lo mejor que posea”. Y a esto se refiere el versículo que dice “donde hay juicio abajo, no hay juicio Arriba”.
Lo escuché durante la comida de Shavuot, mayo de 1947, Tel-Aviv
“Un sabio llega a la ciudad”. El Creador es llamado “Sabio”. Él llega a la ciudad, porque en Shavuot Él Se muestra al mundo.
“El holgazán dice: ‘Hay un león en el camino’; quizás el sabio no esté en su casa. Quizás la puerta esté trancada”. Nuestros sabios dicen que el hecho es que “te esforzaste y no encontraste, no creas”. Por ende, si ve que no ha encontrado la cercanía del Creador, entonces se le dice que no debe haber trabajado suficientemente. Por eso el versículo lo llama “holgazán”.
Y, ¿cuál es la razón por la cual no se esforzó? Si está procurando la proximidad del Creador, ¿por qué no quiere hacer un esfuerzo? Después de todo, incluso cuando queremos conseguir algo del mundo material, no lo conseguimos sin esforzarnos. Lo cierto es que uno no desea esforzarse; y el problema no es el que declara al decir “Hay un león en el camino”, o sea, que la Sitra Ajra sea, de acuerdo a lo que está escrito, “como un león en sitios ocultos”. Quiere decir que quien comienza a andar por el camino del Creador, se encuentra con el león en el camino. Y aquellos que fracasan en esto no pueden recuperarse.
Por eso tiene miedo de comenzar, pues ¿quién puede vencerlo? Entonces se le dice “No hay ningún león en el camino”; es decir, “No hay nada fuera de Él”. Esto se debe a que no existe ninguna otra fuerza aparte de Él, de acuerdo con el dicho que dice “y Dios hizo que el hombre haya de temerle”.
Y luego encuentra otra excusa: “quizás el sabio no esté en su casa”. Su casa es el estado de Nukva, la sagrada Shejiná (Divinidad). Por lo tanto, sucede que no puede saber con certeza si está andando por el camino de la Kedushá o no.
Por eso dice que quizás el sabio, o sea, el Creador, no esté en su casa. Esto equivale a decir que ésta no es su casa, no de la Kedushá. Entonces, ¿cómo puede saber si está avanzando a través de la Kedushá? Luego se le dice: “El Sabio está en Su casa”; esto significa que “El alma de uno habrá de instruirle”, y que al final sabrá que está avanzando a través de la Kedushá.
Entonces dice: “Quizás la puerta esté trancada” y sea imposible entrar, pues se dice que ‘no todos aquellos que desean tomar al Creador vendrán y lo tomarán’”. Después de lo cual se le dice: “la puerta no está trancada”. Después de todo, podemos ver que muchas personas han conseguido entrar al interior del palacio del rey. Y a esto contesta: “De todas formas no iré”. En otras palabras, si uno es un holgazán y no quiere esforzarse, se vuelve suficientemente ingenioso para elaborar todo tipo de argumentos, y piensa que sólo le están dificultando la labor. Pero lo cierto es que quien desea esforzarse ve lo opuesto. Ve que muchos han triunfado. Y aquellos que no quieren esforzase, ven que hay personas que no triunfaron. Y si no triunfaron, se debe a que descubrieron que no querían esforzarse, pero como uno es holgazán y sólo desea justificar sus acciones, pregona como un sabio. Pero lo cierto es que la carga de la Torá y las Mitzvot debe ser aceptada sin argumentos ni discusiones, y así triunfa.
Lo escuché el 8 de Siván; 15 de junio de 1949, Tel Aviv
“Quien deleita al Shabat le dan una heredad ilimitada, tal como está dicho, ‘Entonces te deleitarás en el Señor, y Yo te montaré sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob’;... Pero no como Abraham, de quien está escrito: ‘Levántate, recorre la tierra a lo largo y a lo ancho ’... ni como Isaac, de quien está escrito: ‘pues a ti y a tu descendencia les daré todas estas tierras’; sino como Jacob, acerca del cual se dice (Shabat, 118): ‘y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur’”.
Es difícil entender la Guemará (Torá oral) tal como dice. ¿Acaso a cada persona de Israel se le dará el mundo entero, una heredad ilimitada?
Debemos comenzar por las palabras de nuestros sabios: “En el futuro, el Creador sacará al sol de su funda y este se oscurecerá. Los malvados son juzgados por esto y los justos son sanados, tal como está escrito: ‘Porque viene el día, ardiente como un horno, y todos los maliciosos y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día siguiente les prenderá fuego’, dice el Señor de los ejércitos ‘que no les dejará ni raíz ni rama’; es decir, ni una raíz en este mundo ni una rama en el próximo mundo”. Los justos son sanados, como está escrito (Avodá Zará, Idolatría, 3b): “’Pero para ustedes que reverencian Mi Nombre, se levantará el sol de justicia con salud en sus alas’. Es más, son refinados a través de ello”.
Y debemos comprender la siguiente interrogante que plantearon nuestros sabios: ¿qué es un sol y qué es una funda, y de dónde viene la oposición entre ambos? Además, ¿qué viene a ser “ni una raíz en este mundo ni una rama en el próximo mundo”? Y, ¿qué significa “es más, son refinados por ello”? Debería haber dicho “sanados y refinados a través de ello”, ¿pero qué quiere decir con “Es más”?
Ahora entendemos las palabras de nuestros sabios (Sucá 29): “los miembros de Israel son censados por la luna, y las naciones del mundo son censadas por el sol”. Esto significa que la luz del sol es un término para representar el conocimiento más claro, conforme a lo escrito: “claro como el sol”. Y respecto a las naciones del mundo, que no recibieron la Torá y las Mitzvot (preceptos), dicen las escrituras que el Creador se lo ofreció a todas las naciones y a todas las lenguas, pero que éstas no deseaban deleitarse en la Luz de la Torá, considerada como la luna, que recibe de la Luz del Creador, que viene a ser la luz del sol, la Luz integral. Aun así, tienen aspiración y anhelo y deseo de investigar en el nombre y de llegar a conocerlo.
Pero (los miembros de) Israel son contados por la luna, representa la Torá y las Mitzvot en donde la sagrada luz del sol se viste en ellos. Por eso, la Torá representa la funda del Creador.
Está escrito en el Zohar, que la Torá y el Creador son Uno. Esto quiere decir que la Luz del Creador está vestida dentro de la Torá y las Mitzvot, y que Él y Su funda son Uno. Por lo tanto, Israel son contados por la luna, para complementarse en Torá y Mitzvot. Por ende, naturalmente también alcanzan al Creador. Pero debido a que las naciones del mundo no observan la Torá y las Mitzvot, es decir, la funda, no reciben ni siquiera la Luz del sol.
Este es el significado de “en el futuro, Él saca al sol de su funda”. Y dijeron: “La Shejiná (Divinidad) en los inferiores; es una necesidad sublime”. Quiere decir que el Creador aspira a esto con anhelo.
A esto se refieren los seis días de acción: al trabajo en Torá y Mitzvot, ya que “El Señor hizo todo para Su solo propósito”. Y también el trabajo de los seis días representa el trabajo de Dios, pues de acuerdo a lo escrito: “Él no lo creó para ser un páramo; Él lo formó para ser habitado”. Por eso es que se le llama “funda”. Y el Shabat es el asunto de la luz del sol; el día de descanso en la vida eterna. O sea, Él preparó al mundo en dos niveles: 1) para que Su Divinidad sea revelada a través de la Torá y de las Mitzvot durante los seis días de acción; 2) para que Él sea revelado en el mundo sin la Torá y las Mitzvot. Y este es el sentido de la frase “a su debido tiempo, lo aceleraré”. Lo han logrado: lo aceleraré; o sea, a través de Torá y Mitzvot. No lo han logrado: a su debido tiempo. Esto se debe a que la evolución de la Creación a través del aumento del sufrimiento, lleva a la humanidad hacia su fin y redención, hasta que el Señor se posa con Su Shejiná sobre los inferiores y esto recibe el nombre de “a su debido tiempo”; es decir, evolución en su propio tiempo.
Lo escuché
Existen dos estados de Shabat: 1) de Bereshit (Génesis); 2) de los seis mil años. Y la diferencia entre ambos es la siguiente: Es sabido que hay un estado de detención y un estado de descanso. Se trata de un estado de detención cuando no hay nada más que añadir. El descanso, sin embargo, proviene de las palabras hebreas “paró” y “descansar”, y hacen referencia a que uno está en medio del trabajo. Y puesto que no tiene fuerzas para continuar con su trabajo, se para a descansar para recuperar fuerzas y seguidamente reanudar su trabajo.
Shabat de Bereshit es un estado en el que no hay más que añadir. Esto se llama detención. Shabat de los seis mil años se considera descanso, a través del cual uno recibe fuerzas y vitalidad para continuar con su trabajo los días hábiles.
Ahora podemos comprender las palabras de nuestros sabios: “Shabat dijo: ‘Le has dado una pareja a todos, pero no a mí’”. Y el Creador respondió: “Israel será tu pareja”. El asunto de “pareja” se denomina ZA (Zeir Anpin). Si hay una Nukva, puede haber un Zivug (acoplamiento), y del Zivug surge la descendencia, o sea, la renovación y las añadiduras.
El asunto de Nukva es el estado de carencia. Si hay una carencia en algún sitio hay lugar para que sea corregida; y se considera que todas las correcciones han sido íntegramente realizadas al atraer la Luz Superior hacia donde se encuentra la carencia. Pero resulta que, en realidad, no había carencia alguna, sino que la carencia que anteriormente se consideró como tal, llegó bajo la forma de una corrección desde un principio, para que así la Luz Superior pudiera fluir desde Arriba.
Esto es similar a alguien que repasa algún asunto y se esfuerza por entenderlo. Y cuando logra el significado, entonces es al contrario: ya no siente lo que había sufrido mientras no comprendía ese asunto. Y ahora se regocija de tener alegría. La alegría se mide según el esfuerzo que realizó antes de llegar a comprender el asunto en cuestión.
De esta forma, el tiempo dedicado a este estudio se llama Nukva, que es carencia. Y cuando uno se une con esta carencia, da a luz a la descendencia, a la renovación. Esto es lo que argumentó Shabat: “Ya que no hay trabajo en Shabat, no habrá descendencia ni renovación”.
Lo escuché, memorias de Baal HaSulam
La Hey inferior en los Einaim (ojos) se refiere a que se ha hecho un Masaj (pantalla) y un velo fue colocado sobre los ojos. Los ojos son el estado de visión y la Providencia; o sea, cuando uno ve la Providencia velada.
Experimentar implica que uno no puede decidir cualquiera de los dos caminos, y que no puede clarificar la voluntad del Creador y la intención de su Rav. Aunque uno puede trabajar devotamente, no puede determinar si este trabajo devoto se encuentra en su lugar, o si por el contrario, este duro trabajo es opuesto a la opinión de su Rav y del Creador.
Y para determinar esto, uno elige aquello que añade esfuerzo. Quiere decir que uno debe obrar considerando que el esfuerzo es todo lo que se le encomienda al hombre, y nada más. De este modo, no tiene lugar alguno para dudar de sus acciones, de sus pensamientos y de sus palabras, sino que constantemente debe incrementar su esfuerzo.
Lo escuché a la noche de Shabat, 4 de septiembre de 1942
Entiendan lo que está explicado en el Shulján Aruj[1]: la ley establece que uno debe volver a repasar las plegarias de los Días Terribles[2], para que cuando llegue el tiempo de la oración, ya esté acostumbrado y habituado a rezar.
El hecho es que la plegaria debe realizarse en el corazón. Esto es lo que se quiere decir mediante “el trabajo en el corazón”: que el corazón acceda a lo que uno dice con la boca (de lo contrario, es una farsa; pues su boca y su corazón se contradicen). Por ende, en el mes de Elul[3] uno debe acostumbrarse a este gran trabajo.
Y lo más importante es que uno puede decir “escríbenos a la vida”. Esto significa que cuando uno dice así, el corazón también debe acceder (para que no sea meramente una adulación) a coincidir con lo que su boca dice, “porque el hombre se fija en la apariencia exterior, pero el Creador se fija en el corazón”.
De acuerdo con esto, cuando uno clama “escríbenos a la vida”, “vida” se refiere a la adhesión a la vida de las vidas; y es precisamente por medio de esto que uno desea trabajar enteramente con el fin de otorgar, y todos sus pensamientos de gratificación propia sean revocados.
Entonces, cuando siente lo que está diciendo, su corazón puede temer que su oración sea aceptada; o sea, que no tenga ningún deseo para sí mismo.
Y en lo referente al beneficio propio, aparece un estado en el que parece que uno renunciara a todos los placeres del mundo, incluyendo a todas las personas, amigos, familiares, a todas sus posesiones, y que se retirara al desierto donde no hay nada salvo bestias salvajes, pero sin nadie que lo conozca y que sepa de su existencia. Le parece como si perdiera su mundo entero de golpe; y siente que está perdiendo un mundo lleno de vida, y que lo cambia por una muerte que viene de este mundo. Cuando percibe esta imagen, siente como si se estuviera suicidando.
A veces la Sitra Ajra le ayuda a representarse su propio estado con todos estos colores oscuros. Entonces, su cuerpo repele esta plegaria, y en tal estado su plegaria no puede ser aceptada, pues él mismo no lo desea.
Por esta razón debe haber una preparación para la oración, para acostumbrarse misma rezar y para que su boca y su corazón coincidan. Y el corazón puede llegar a acceder a esto mediante el hábito, y así comprender que la recepción implica separación, y que lo más importante es la adhesión a la vida de vidas, que corresponde al atributo de otorgamiento.
Uno siempre debe esforzarse en el trabajo de Maljut, llamado “escritura”, considerado “tinta” y Shajarit (negrura). Esto significa que uno no quiera que su trabajo sea precisamente a nivel de “Livní (blancura) y Shimí”; es decir, que sólo en el tiempo de blancura se adhiere con la Torá y las Mitzvot incondicionalmente, ya sea en blanco o en negro, que siempre será lo mismo para él; y de todos modos, siempre obedecerá a los mandamientos de la Torá y de las Mitzvot.
[1] Código judío de leyes
[2] Días entre Rosh Hashaná y Yom Kipur
[3] Último mes del calendario hebreo
Lo escuché
Hay un versículo que dice: “es cual barcos mercantiles; trae su pan desde lejos”. Cuando uno reclama e insiste “es toda mía”, o sea que todos los deseos sean dedicados al Creador, la Sitra Ajra (otro lado) despierta su contra y también clama “es toda mío”. Y entonces se produce el comercio. Cuando hablamos del comercio nos referimos a que alguien desea comprar cierto objeto, y el comprador y el vendedor debaten acerca de su valor; o sea, cada uno de ellos insiste en tener la razón.
Y aquí el cuerpo analiza a quién vale la pena escuchar: al receptor o a la fuerza otorgante. Claramente ambos discuten entre sí, y dicen: “es toda mía”. Y puesto que uno ve su estado de bajeza, y que dentro de él también existen chispas que no acceden a observar la Torá y las Mitzvot (preceptos) ni siquiera en lo más mínimo, sino que el cuerpo entero reclama “es toda mío”, entonces “trae su pan desde lejos”, quiere decir de los alejamientos, cuando uno descubre cuán lejos está del Creador, y lo lamenta, le pide al Creador que le acerque más hacia Él, o sea “trae su pan”. El pan es el estado de fe en el que uno adquiere fe permanente, porque “Dios hizo que los hombres teman ante Él”. Significa que el Creador es quien le trae todos los alejamientos, para despertar en uno la necesidad de asumir el temor del Cielo.
A esto se refiere el versículo que dice “que el hombre no vive sólo del pan, sino vivirá de todo lo que sale de la boca del Señor”. Esto significa que la vitalidad de Kedushá (Santidad) dentro de uno no viene específicamente por aproximarse, de ingresos, de entradas a la Kedushá, sino también de las salidas, de los alejamientos. Esto se debe a que a través de la Sitra Ajra que se viste dentro del cuerpo de uno, reclamando “es toda mía”, con justo argumento, uno adquiere fe permanente cuando consigue superar estos estados. Esto quiere decir que uno debe atribuir todo al Creador; es decir, que incluso las salidas vienen de Él. Y cuando lo consigue descubre que tanto las salidas como las entradas provienen de Él.
Esto fuerza a uno a ser humilde, ya que ahora ve que el Creador es quién está detrás de todo: tanto de las salidas como de las entradas. Y este es el sentido de lo que está dicho acerca de Moisés, que él era humilde y paciente; uno debe tolerar su estado de inferioridad. Y en el momento que uno abandona la inferioridad, inmediatamente pierde todos los grados de “Moisés” que ya había conseguido. Este es el asunto de la paciencia. Toda persona experimenta el estado de inferioridad, pero no toda persona siente que la inferioridad sea algo bueno. Esto es, porque uno no desea sufrir. Pero Moisés toleró la humildad, por lo cual se le llamó humilde, ya que el estado de humildad le producía alegría.
Y la regla es que cuando no hay alegría, la Shejiná (Divinidad) no predomina. Por ende, durante la purificación no puede predominar la Shejiná. Y si bien la purificación es imprescindible (así como el sanitario: aunque uno sabe que debe ir allí, entiende que no es el Palacio del Rey).
Este es el significado de Brajá (bendición) y Bejorá (precedencia, primogenitura), cuyas letras son las mismas. Bejorá es el asunto de GaR, y la Sitra Ajra desea las GaR[1] (, pero no las bendiciones, ya que la Brajá es el asunto de la vestidura del Mojin. Y Esaú deseaba la Bejorá sin la vestidura; pero está prohibido recibir Mojin sin la vestidura. A esto se refieren las palabras de Esaú que dicen: “¿No me has guardado una bendición para mí?”. “Una bendición” es lo opuesto de “bendiciones”; es decir, una infamia. Se dice acerca de esto: “amaba la maldición, y ésta vino sobre él; no deseaba la bendición”.
[1] Las tres primeras Sefirot
Lo escuché a la salida de Rosh haShaná; Jerusalén, 1942
La razón de no comer nueces en Rosh HaShaná (Año Nuevo Judío) es que Egoz (nuez) en Guematria equivale a Jet (pecado). Y preguntó: “¿pero acaso Egoz, en Guematria, no equivale a Tov (bueno)?”. Y contestó que Egoz alude al Árbol del conocimiento del bien y del mal.
Y antes de que alguien vuelva de su camino incierto por amor, la nuez en él sigue siendo un pecado. Y quien ya haya logrado el regreso[1] por amor, sus malicias se tornan en derechos, y resulta que el pecado se convierte en algo bueno, y entonces ya tiene permitido comer nueces. Por eso debemos tener en cuenta que comemos sólo aquello que no tiene rastro alguno de pecado, y que corresponde al Árbol de la vida. Pero las cosas que en Guematría poseen el mismo valor que Jet, aluden al Árbol del conocimiento del bien y del mal.
[1] Estado conocido también como “arrepentimiento”
Lo escuché el 5 de Tishrey, 16 de septiembre de 1942
A aquel discípulo que aprendió en secreto, Bruria[1] lo golpeó y dijo: “ordenada en todo”, si es que existe estar ordenado en los 248 (órganos físicos). “Jashai” (secreto) significa pequeñez, de la palabra Jash-Mal. “Jash” hace referencia a los Kelim de Panim (vasijas frontales), y “Mal” hace referencia a Kelim de Ajor (vasijas posteriores), que son los Kelim que se encuentran debajo de Jazé, y que inducen grandeza. Aquel discípulo pensó que al adquirir el estado de Jash, que corresponde al deseo de otorgar y que todas sus intenciones son solamente otorgar, ya consiguió la perfección entera. Pero el propósito de crear los mundos era beneficio a Sus creados para que estos recibieran los placeres más sublimes y que el hombre pudiera alcanzar el nivel más alto, incluso debajo de Jazé, que corresponde a todos los 248. Por eso Bruria le dijo el versículo “ordenada en todo”, en todos los 248.
Esto significa que también atraería aquello debajo de Jazé; o sea, que también habría de atraer la grandeza. Esto es “Mal”, hablar, que viene a ser revelación, para revelar el nivel entero. Sin embargo, para evitar que se dañen, uno primero debe recibir la pequeñez, llamada “Jash”, que aún se encuentra en un estado que aún no ha sido revelado. Más tarde, uno también necesita averiguar el discernimiento de “Mal”, la grandeza, y entonces el nivel entero será revelado. Este es el sentido de “ordenada... y “asegurada”; es decir, cuando el estado de pequeñez ya se encuentra guardado dentro de él, ya puede atraer el estado de grandeza sin temor.
[1] Sabia discípula del Talmud
Lo escuché
Está el estado de esposa y está el estado de esposo. De esposa se dice: “ella no tiene nada salvo lo que su marido le da”; y por otra parte se considera que un esposo puede atraer abundancia dentro de su propio estado. Las rodillas son la acción de arrodillarse, pues según está escrito: “ante Mí todas las rodillas se arrodillarán”.
Existen dos estados diferentes respecto al acto de arrodillarse:
- Uno se arrodilla ante otro que sea superior o mayor. Y aunque no conozca su mérito, se arrodilla ante aquél porque cree que es grande.
- Cuando es completamente consciente de su grandeza y mérito.
También hay dos estados diferentes respecto a la fe en la grandeza del Superior:
- Uno puede creer en Su grandeza por no tener otra alternativa; es decir, porque no tiene manera de conocer Su grandeza.
- Uno puede tener una manera de conocer Su grandeza con total certeza, pero aun así elige el camino de la fe, porque “Es la gloria de Dios ocultarlo”. Quiere decir que, aunque existan chispas en el cuerpo de uno, que específicamente quieran conocer Su grandeza precisamente y no ser como una bestia, de todas formas elige la fe, por la razón recién mencionada.
Entonces resulta que quien opta por la fe por no tener otra alternativa, es considerado mujer, femenino, pues “se debilitó como mujer”, que sólo recibe de su marido. Pero quien sí tiene alternativa y lucha por andar por el camino de la fe, se llama “guerrero”. Por lo tanto, aquellos que eligen la fe cuando tienen la opción de andar por el camino del conocimiento, llamado Baal (esposo), son llamados “los que no se inclinaron ante Baal” (también nombre de un dios cananeo). Esto significa que no se rinden ni se doblegan ante el trabajo de Baal, que viene a ser el estado de conocimiento, sino que optan por el camino de la fe.
Lo escuché
La necesidad del trabajo es un requisito. Dado que el Creador le está dando un presente al hombre, desea que el hombre perciba el beneficio de este regalo. De lo contrario, el hombre sería como un necio, pues según las palabras de nuestros sabios: “¿Quién es un necio? Aquel que pierde aquello que le fue dado”. Por no saber apreciar ni reconocer su importancia, no cuida ni protege el obsequio que le fue dado. Existe una regla que indica que uno no siente la importancia de cosa alguna si no tiene necesidad de ella. Y de acuerdo al grado de necesidad y de sufrimiento que le suscita el hecho de no conseguir el objeto en cuestión, uno percibe alegría, placer y regocijo al llenarse dicha necesidad. Es similar al caso de aquel que recibe todo tipo de bebidas sabrosas, no obstante lo cual, si no tiene sed, no probará ni disfrutará nada; pues, tal como está escrito, son: “como frías aguas para un alma cansada”.
Por lo tanto, cuando se pone una mesa con una comida, para agasajar a la gente, la costumbre es que así como preparamos carne y pescado y todo tipo de cosas ricas, también atendemos de servir cosas amargas y picantes, tales como mostaza, chiles picantes, y platos agrios y salados. Todo esto es para despertar en el comensal la ansiedad del hambre, ya que cuando el corazón prueba un picante o un gusto amargo, esto le despierta hambre y carencia que necesita satisfacer con los platos sabrosos.
Y a uno no se le ocurre preguntar: ¿por qué necesito despertar la sensación de hambre? ¡Después de todo, el anfitrión solamente debería preparar el llenado para la carencia; o sea, el banquete en sí, en vez de preparar cosas que despierten una necesidad para llenar la carencia! Esto está claro, ya que el anfitrión desea que la gente disfrute de la comida, en la misma medida en que tenga carencia por la comida, podrá disfrutarla. Resulta que si él da muchas cosas ricas, esto no necesariamente ayudaría a que sus invitados disfruten de la comida, por la razón recién mencionada: no puede haber llenado sin carencia.
Por ende, para conseguir la Luz de Dios, también debe haber un estado de carencia. Y la carencia para ello consiste del esfuerzo: en la medida en que uno se esfuerza y le exige al Creador durante la fase del mayor ocultamiento, en ese mismo grado se volverá más necesitado del Creador, es decir que el Creador le abra los ojos para que pueda caminar por Su senda. Entonces, cuando uno tenga ese Kli (vasija) de carencia, cuando el Creador le brinde cierta ayuda desde Arriba, uno ya sabrá cómo cuidar de ese regalo. Sucede que la labor es considerada Ajoraim (parte posterior), y cuando uno recibe el Ajoraim, tiene la posibilidad de procurar y de conseguir el estado de Panim (cara, faz).
Al respecto está dicho que “un necio no desea sabiduría”. Esto significa que no posee una necesidad suficiente para querer esforzarse por obtener sabiduría. Del mismo modo, no tiene Ajoraim, y naturalmente tampoco puede conseguir el estado de Panim.
Este es el significado del dicho que dice: “De acuerdo con la pena, será la recompensa”. Dicho de otra forma, la pena, también llamada “esfuerzo”, crea al Kli para que uno pueda obtener la recompensa. Esto significa que en la misma medida del pesar que uno siente, es el placer y regocijo que obtendrá más tarde.
Lo escuché
Las Mitzvot (preceptos) no requieren intención, y la recompensa por una Mitzvá no se encuentra en este mundo. Esto significa que aquel que dice que las Mitzvot no requieren intención, cree que la recompensa de la Mitzvá no está en este mundo. La intención es la razón y el sentido de la Mitzvá. Y ésta es la verdadera recompensa de la Mitzvá. Si una persona prueba el sabor de una Mitzvá y comprende su razón de ser, no se necesita mayor recompensa que ésta. Así, si las Mitzvot no requirieran intención, igualmente la recompensa no sería de este mundo, ya que uno no estaría sintiendo gusto ni razón en ella.
De esto resulta que, si uno se encuentra en un estado en el que no tiene intención, se encuentra en un estado según el cual la recompensa de la Mitzvá no se encontrará en este mundo. Debido a que la recompensa de una Mitzvá representa su sentido y razón, si uno carece de esto, ciertamente no habrá de obtener recompensa de ninguna Mitzvá en este mundo.
Lo escuché en 1940, en Jerusalén
“Inerte” es algo que no tiene autoridad propia, sino que, en cambio, se encuentra bajo la autoridad de su amo, y debe satisfacer cada deseo del mismo. Por lo tanto, dado a que el Creador creó a la creación para Su gloria, está escrito lo siguiente: “todo lo que es llamado por Mi Nombre, lo he creado para Mi gloria”. Quiere decir que el Creador creó a la creación para Sus propias necesidades. La naturaleza del amo está impresa en los creados; es decir, ningún creado puede trabajar para otro, sino sólo para sí mismo.
“Vegetal” es aquello que ya tiene algo de autoridad propia, que ya puede realizar algo que sea contrario a la opinión del amo. Esto significa que ya puede hacer cosas que no sean para sí mismo, sino para otorgar; y esto ya es contrario a lo que está implícito en el deseo del amo que había sido impreso en los inferiores para obrar sólo dentro del deseo de recibir para sí mismos.
Aun así, podemos observar que en el reino vegetal del mundo físico, aunque puedan tener cierta movilidad y se expandan a lo largo y a lo ancho, todas las plantas tienen una única propiedad. En otras palabras, no existe ni una sola planta que pueda ir contra de todas las demás. Por el contrario, inevitablemente se ciñen a las reglas del reino vegetal y son incapaces de hacer nada que sea opuesto a sus similares.
De este modo, vemos que no tienen vida propia, sino más bien son partes de la vida de la flora en conjunto. También podemos decir que todas las plantas tienen una única forma de vida para todas en general. Todas las plantas son como una única criatura, y las plantas individuales vienen a ser órganos específicos de este ser.
De modo similar, en la espiritualidad hay personas que ya han adquirido la fuerza necesaria para superar su deseo de recibir en cierto grado, pero que están confinadas a su entorno. No pueden oponerse al entorno en el cual viven; aun así, se esfuerzan en ir contra lo que su deseo de recibir le indica. Esto ya implica que están trabajando con la intención de otorgar.
Animal: Vemos que cada animal tiene sus propias características; no están confinados al entorno, sino que cada uno de ellos tiene sus sensaciones y características propias. Ciertamente pueden obrar contra el deseo del amo, pueden trabajar de acuerdo con el atributo de otorgamiento, y además no están confinados al entorno sino conducen sus propias vidas y su vitalidad no depende de la vida de sus similares. De todas formas, no pueden percibir nada más allá de su propio ser. Dicho de otro modo, no tienen sensación del prójimo, y naturalmente no se preocupan del prójimo.
El Hablante posee las siguientes virtudes:
Actúa contra la intención del amo.
- No está confinado a sus contemporáneos como el reino vegetal; es decir, es independiente de la sociedad.
- También percibe al otro, y por lo tanto puede preocuparse por él y complementarlo, sintiendo y de lamentándose por los demás, y puede alegrarse del consuelo de los demás, y puede obtener algo del pasado y del futuro. Los animales, en cambio, sólo perciben el presente y su propia individualidad.
Lo escuché en 1942
Debemos comprender en qué es relevante la plegaria, que es nivel de Rajamim. Después de todo, existe la norma que dice: “He encontrado y no me he esforzado; no lo creas”. El consejo es que uno debe prometer al Creador que proporcionará el esfuerzo más adelante.
Lo escuché el 15 de Kislev, en Shabat
En la Plegaria Shmone-Esre (dieciocho) dice: “pues Tú escuchas la oración de toda boca de Tu pueblo Israel, con misericordia”. En un principio esto nos parece contradictorio, porque primero dice “pues Tú escuchas la oración de boca”; incluso una boca indigna es también escuchada por Él. Está escrito: “toda boca”, lo cual implica que incluye a cualquier boca aunque sea indigna. Luego dice “de Tu pueblo Israel, con misericordia”, y esto se refiere específicamente a una oración que esté misericordia. Porque de lo contrario no será escuchada. El hecho es que debemos entender que toda la pesadez que se percibe en el trabajo de Dios, es por causa de la oposición que se manifiesta a cada paso. Por ejemplo, existe una regla que señala que un hombre debe ser bajo. . Pero si seguimos este camino, nuestros sabios dicen: “sean muy, muy bajos de espíritu”; pero esto no significa necesariamente que deba ser una regla, pues se sabe que uno debe ir contra el mundo entero, y no anularse por la variedad de opiniones que abundan en el mundo; tal está escrito: “Y su corazón se elevará en los caminos de Dios”. Por lo tanto, esta regla no se refiere a una regla que podamos considerar completa.
Y si tomamos el camino contrario, el camino del orgullo, esto también está mal, ya que respecto de todo aquel que sea orgulloso, dice el Creador, “él y Yo no podemos habitar dentro de la misma morada”. Y también podemos observar lo contrario en lo referente al sufrimiento. Si el Creador le envía sufrimiento a una persona, y debemos creer que el Creador es bondadoso, entonces el sufrimiento que Él envió debe ser necesariamente beneficioso para esa persona. Por ende; ¿por qué le rezamos al Creador para que nos libere del sufrimiento?
Y en cuanto al sufrimiento, debemos saber que este sólo viene para corregirnos, para que estemos calificados a recibir la Luz del Creador. El rol del sufrimiento consiste sólo en limpiar y purificar al cuerpo, tal como dijeron nuestros sabios: “del mismo modo que la sal endulza la carne, el sufrimiento limpia al cuerpo”. Con respecto a la plegaria, llevaron a cabo esta corrección en lugar del sufrimiento. Por lo tanto, vemos que la plegaria también purifica al cuerpo. No obstante, la plegaria se denomina “camino de la Torá”. Por eso, la plegaria es más efectiva que el sufrimiento para mitigar el cuerpo. Por tal motivo, es una Mitzvá (mandamiento) rezar por el sufrimiento; ya que esto redunda en beneficio adicional para el individuo y para el conjunto en general.
Por causa de esto, este estado de oposición le provoca a uno la sensación de pesadez y el cese en el trabajo de Dios; y siente que no puede continuar con su trabajo, y se siente mal. Le parece que no es digno de asumir la carga del Reino de los Cielos “como un buey con su carga y como un burro con su peso”. De este modo, en ese momento se le denomina “indeseado”. Sin embargo, su única intención es atraer la fe, llamada estado de Maljut; o sea, levantar la Shejiná (divinidad) del polvo. Su objetivo es glorificar Su nombre en el mundo, Su grandeza, para que la sagrada Shejiná no adopte la forma de pobre y escasa. De este modo, el Creador oye la plegaria de toda boca, aun de aquel que no sea tan digno de Él, y que aún se siente lejos del trabajo de Dios.
Esto es lo que significa la frase “pues Tú escuchas la plegaria de toda boca”. ¿Cuándo es que Él oye a toda boca? Cuando el pueblo de Israel ora con misericordia, con simple misericordia; es decir, cuando uno reza para elevar a la Divinidad del polvo, para recibir fe. Esto se parece a alguien que no ha comido en tres días, y que entonces, le pide a otro que le dé algo de comer. Resulta que no está pidiendo ningún lujo ni nada superfluo, sino que simplemente está pidiendo que se le dé algo para revivir su alma.
De forma similar, en el trabajo de Dios, cuando uno está parado entre cielo y tierra, no está pidiendo nada redundante al Creador, sino sólo la Luz de la fe; está pidiendo al Creador que le abra los ojos para que pueda incorporar el estado de la fe. Esto se llama “elevar a la Divinidad del polvo”. Y esta plegaria es aceptada de “toda boca”. Por ende, en cualquier estado en el que se encuentre uno, si le pide que reviva su alma con la fe, esta plegaria será contestada.
Y esto se llama “con misericordia”, cuando su plegaria amerita la compasión de Arriba para que pueda mantener su vitalidad. Y a esto se refiere lo que está escrito en el Zohar, al decir que la plegaria de los pobres es aceptada de inmediato. Esto se debe a que, cuando es por y para la sagrada Shejiná, es aceptada inmediatamente.
Lo escuché en VaYerá, octubre de 1943
Entiendan esto:
- Lo relativo a los tres ángeles que vinieron a visitar a Abraham durante la circuncisión.
- Lo relativo al Creador visitándolo, y lo que Él le dijo durante su visita.
- Que nuestros sabios dijeron que el visitante toma la sesentava parte de la enfermedad.
- La separación de Lot.
- La destrucción de Sodoma y Gomorra.
- La petición de Abraham de no destruir Sodoma.
- Lo relativo a la esposa de Lot mirando hacia atrás y convirtiéndose en una columna de sal.
- Lo relativo al engaño de Simón y de Leví a la gente de Shejem en lo referente a la circuncisión, cuando dijeron: “porque para nosotros eso es una deshonra”.
- Lo relativo a las dos separaciones que ocurrieron por Lot, que fueron erradicadas en los días de David y de Salomón, y que son opuestas entre sí.
Para comprender lo mencionado arriba, primero debemos decir que sabemos que, para todo, discernimos entre Olam (mundo), Shaná (año) y Néfesh (alma). Por lo tanto, en cuanto a la circuncisión, que es el pacto de la piel, también se aplica lo referente a Olam, Shaná y Néfesh. (Existen cuatro pactos: de los ojos, de la lengua, del corazón y de la piel, y el de la piel incluye a todos los demás).
La piel, considerada el prepucio, es la Bejiná Dálet (cuarta fase), que debe ser retirada al sitio que le corresponde: al polvo. Esto se considera “Maljut en su sitio”, es decir, bajar a Maljut a un estado de polvo, como está escrito: “Aba (padre) proporciona la blancura”, es decir, baja a Maljut de todos los treinta y dos senderos hasta su sitio. Y podrán ver que las Sefirot han sido blanqueadas con la Aviut (espesor) de Maljut de la cualidad de Din que se encontraba en ellas, puesto que el rompimiento ocurrió por causa de esta Maljut.
Luego, Ima (madre) proporciona la rojez cuando recibe la Maljut que es mitigada dentro de Biná, llamada “tierra” y no “polvo”. Esto se debe a que hacemos dos discernimientos en Maljut: 1) tierra; 2) polvo. La tierra es Majut mitigada por Biná, llamada “Maljut que ha ascendido a Biná”. El polvo es llamado “Maljut en el sitio de Maljut”, que es la cualidad de Din.
Cuando Abraham tuvo que engendrar a Isaac, que es el estado de la totalidad de Israel, tuvo que purificarse a través de la circuncisión para que Israel pudiera emerger pura. La circuncisión, con respecto a su Néfesh (alma), se llama circuncisión y atañe a la extracción del prepucio y a lanzarlo a un lugar de polvo.
El Olam (mundo) en la circuncisión recibe el nombre de “la destrucción de Sodoma y de Gomorra”. La integración de las almas en el mundo (“mundo” significa la integración de muchas almas) se llama “Lot”, y la circuncisión en el mundo se llama “la destrucción de Sodoma”. La curación del dolor causado por la circuncisión se llama “la salvación de Lot”. “Lot” viene de la expresión “tierra maldita”, llamada Bejiná Dálet.
Debemos saber que cuando uno ha logrado la adhesión con el Creador, cuando ha logrado la equivalencia de forma y su único deseo es otorgar en lugar de recibir algo para beneficio propio, llega a un estado en el que ya no hay sobre qué trabajar, porque esta persona ya no necesita nada para sí misma; y en cuanto al Creador, él ve que no tiene deficiencias. Por lo tanto, permanece de pie y sin trabajo. Y esto le provoca el gran dolor de la circuncisión, porque la circuncisión le daba lugar para trabajar, ya que es la extracción del deseo de recibir para uno mismo. Resulta que al retirar el deseo de recibir, cuando éste ya no lo domina más, uno ya no tiene nada que añadir a su trabajo. Y hay una corrección para eso: incluso después de haber conseguido circuncidarse a sí mismo de su deseo de recibir, siguen permaneciendo chispas de Bejiná Dálet dentro de él; y ellas también están esperando la corrección. Solamente al extender las Luces de grandeza, son mitigadas, y así uno tiene lugar para trabajar. Este es el significado de los dolores de Abraham el patriarca tras la circuncisión, y del Creador yendo a visitarlo. Y esto es lo que significa el ángel Rafael curando su dolor (y no podemos decir esto con respecto a los cuatro ángeles, pues el orden es que Mijael está a la derecha, Gabriel a la izquierda, Uriel al frente, y atrás, que es Maljut, implícito en el oeste, está Rafael. La razón de esto es que él cura a Maljut tras la extirpación del prepucio, para que haya más sitio sobre el que trabajar.
Y el segundo ángel vino para destruir a Sodoma. Esto significa que cuando la extirpación del prepucio se considera Néfesh, se le llama “circuncisión”; y cuando se discierne como Olam, se le llama “la destrucción de Sodoma”. Y como ya han dicho, tras la extirpación del prepucio, queda dolor; y entonces necesitamos curar ese dolor. De igual forma, durante la destrucción de Sodoma, la curación es llamada “La salvación de Lot”, debido a las dos separaciones buenas que estaban a punto de manifestarse.
Aparentemente es difícil comprender lo relativo a la buena separación. Si es una separación, ¿cómo puede ser buena? Es más, después de la extirpación del prepucio, hay dolor. Esto se debe a que uno ya no tiene lugar para trabajar. Y esas separaciones, las chispas que quedan de Bejiná Dálet, le dan a uno lugar para trabajar por su necesidad de corregirlas. No pueden ser corregidas antes de la remoción del prepucio, ya que antes deben ser elevadas y corregidas las 248 chispas. Posteriormente, se corrigen las treinta y dos chispas que corresponden al “Corazón de Piedra“. Por ende, primero el prepucio debe ser removido por completo, lo cual implica que debe de tener un secreto; o sea, de saber de antemano que deben permanecer bajo el estado de Reshimó (reminiscencias). Y Este es el sentido del “Sod” (secreto): que a través de la corrección de la circuncisión, que representa la interrupción de Yesod; o sea, la interrupción de la Iod (primera letra de la palabra “Yesod”), de allí “Sod” se convierte en “Yesod”.
Este es el significado del ángel Rafael que posteriormente va a salvar a Lot por causa de las “separaciones buenas”. Y a esto nos referimos por Rut y Neomí, que vienen a ser la mente y el corazón. Rut viene de la palabra Reuiá (heb: digna), cuando la Álef no se pronuncia. Y Neomí viene de la palabra Noam (agrado); o sea, algo que le es placentero al corazón; que fue luego mitigado en David y Salomón.
No obstante, previamente el ángel dijo: “no mires detrás de ti”, ya que “Lot” es Bejiná Dálet, pero aún sigue conectada con Abraham. Sin embargo, “detrás de ti”, más allá de Bejiná Dálet, sólo hay Bejiná Dálet sin estar mitigada. Este es el significado de los grandes monstruos marinos de los cuales dijeron nuestros sabios que eran un Leviatán (ballena) y su esposa, que este Leviatán mató a la Nukva y que la saló para los justos en el futuro, que en relación a futuro nos referimos al tiempo después de todas las correcciones. Esto es el significado de que la esposa de Lot está mirando detrás de sí, tal como está escrito: “Pero su esposa miró hacia atrás, por detrás de él, y se transformó en una columna de sal”. Sin embargo, primero había que matarla, que representa la destrucción de Sodoma. Pero Lot, que es considerado el Leviatán (la conexión entre Bejiná Dálet y Abraham) debió ser salvado. Esto aclara la pregunta que hace todo el mundo: “¿Cómo pudo el ángel que curó a Abraham salvar a Lot? Después de todo, existe una regla que dice: ‘un ángel no puede cumplir dos misiones ’”. Pero esto es una cuestión sola, ya que tiene que quedar un Reshimó de Bejiná Dálet. Pero tiene que ser un secreto. Quiere decir que antes de circuncidarse, no había necesidad de saber nada al respecto. En cambio, tuvo que darle muerte. Y, cuando Sod se tornó Yesod, el Creador la salvó para los futuros justos.
Ésta es la implicancia de la lucha que había entre los pastores del Mikné (rebaño) de Abraham y los pastores del Mikné de Lot. Mikné simboliza Kinianim (posesiones) espirituales. La lucha se debe a que el rebaño de Abraham representa el propósito de aumentar la fe de Abraham. Esto sugiere que por medio de esto obtuvo mayores fuerzas para trascender por encima de la razón, ya que vio que precisamente de este modo, mediante la fe por encima de la razón, podría adquirir todas las posesiones.
Resulta que la razón por la cual quería las posesiones era que estas posesiones atestiguarían el camino llamado “fe por encima de la razón”, que representa el camino verdadero. Esto se evidencia del hecho que, puesto que obtiene posesiones espirituales desde Arriba, por medio de ellas se esfuerza en seguir sólo de acuerdo a la “fe por encima de la razón”. pero su interés en las posesiones espirituales no se basa en los grandes grados y logros que estos implican. Esto significa que, no es que crea en el Creador para alcanzar grandes logros a través de la fe. En cambio, necesita grandes logros para saber que está caminando por el sendero verdadero. De este modo, luego de toda la grandeza, desea precisamente caminar por la senda de la fe, ya que a través de la misma ve que está haciendo algo.
Sin embargo, la única intención de los pastores del rebaño de Lot consistía en alcanzar grandes posesiones y logros. Esto se llama “incrementar el discernimiento de Lot”. Lot lleva el nombre de “tierra infame”, que corresponde al deseo de recibir de uno, también llamado Bejiná Dálet; ya sea en la mente o en el corazón. Por eso es que Abraham dijo: “sepárense, se lo ruego, por mí”; es decir, que Bejiná Dálet fuera separada de él (de Lot), del estado de mundo-año-espíritu.
Este es el significado de la remoción del prepucio. La remoción de la Bejiná Dálet de Néfesh recibe el nombre de “circuncisión”. En el estado de “mundo”, la remoción del prepucio se llama “la destrucción de Sodoma”; y respecto al estado de “año”, este representa la integración de muchas almas; y se llama año. Este es el estado de Lot, que viene de la palabra “infamia”, por “la infamia de la tierra”. Por tal razón, cuando Abraham le dijo a Lot “sepárense, se lo ruego, por mí”, Lot aún era el hijo de Harán, refiriéndose esto a la segunda restricción, llamada “un río que fluye hacia fuera del Edén para regar el jardín”. Y está el estado de “más allá del Río”, fuera del río, que viene a ser el primer Tzimtzum (restricción). Y hay una diferencia entre el primer Tzimtzum y el segundo Tzimtzum.
En el primer Tzimtzum, los Dinim se ubican debajo de todas las Sefirot de Kedushá (Santidad), como habían surgido al principio, de acuerdo con el orden descendente de los mundos. Pero en el segundo Tzimtzum ascendieron al lugar de Kedushá y ya se sujetan a ella. Por ende, en este aspecto, son peores que los del primer Tzimtzum: no se pueden seguir expandiendo.
La tierra de Canaán es del segundo Tzimtzum, que es muy malo debido a que está sujeto a Kedushá. Por eso está escrito acerca del mismo: “no dejarán nada con vida”. No obstante, el estado de Lot, que es Bejiná Dálet, debe ser salvado. Por eso los tres ángeles vinieron como uno: uno para la bendición de la semilla, que representa a todo Israel, que a su vez también implica la procreación en la Torá, que se refiere a la revelación de los secretos de la Torá, llamados Banim (hijos), de la palabra Havaná (comprensión). Y todo esto sólo puede conseguirse después de la corrección de la circuncisión.
Este es el significado de lo dicho por Dios: “¿He de ocultar, de Abraham, aquello que estoy haciendo?”. Abraham temía la destrucción de Sodoma, porque no quería perder todos los Kelim (vasijas) de recepción. Por eso dijo: “¡Imagínate que hayan cincuenta justos dentro de la ciudad!”, pues un Partzuf completo representa cincuenta niveles. Y luego agrega: “¡Quizás haya cuarenta y cinco justos!”; o sea, Aviut (espesor) de Bejiná Guímel (fase tres), que vale cuarenta; y fase cuatro de vestidura, que es VaK, medio nivel, y que corresponde a cinco Sefirot, etc. Finalmente dice: “¿Y si hubiera diez justos?”, haciendo referencia al nivel de Maljut, que es sólo diez. Por ende, cuando Abraham vio que ni siquiera el nivel de Maljut podría emerger de allí, accedió a que Sodoma fuera destruida.
Resulta que cuando el Creador vino a visitarlo, rezó por Sodoma, tal como está escrito: “de acuerdo con el llanto por ella”, que hace referencia a que estaban todos inmersos en el deseo de recibir. “Todos juntos... y si no, lo sabré”. Esto significa que existen estados de otorgamiento dentro de ellos: “entonces sabremos”. Esto significa ”conexión”; es decir, los conectará con la Kedushá (Santidad). Y puesto que Abraham vio que ningún bien surgiría de ellos, accedió a la destrucción de Sodoma.
Ésta es la razón por la cual después de la separación de Lot de Abraham, está escrito que “y se fue a acampar hasta Sodoma”, el lugar donde mora el deseo de recibir con respecto a sí mismo. Y esto es sólo en la tierra de Israel.
Sin embargo, más allá del río, que representa el primer Tzimtzum, el dominio de Bejiná Dálet, no hay lugar para el trabajo, pues rige y gobierna en su propio sitio; es decir, sólo en la tierra de Israel, considerada el segundo Tzimtzum. Allí está todo el trabajo. Este es el sentido del nombre de Abraham, con la Hey en raham. Quiere decir que la letra Yod que allí se encontraba, fue dividida en dos letras- Hey – la Hey inferior y la Hey superior-; y Abraham tomó de la inclusión de la Hey inferior con la Hey Superior. Ahora podemos comprender a Simeón y a Leví, que engañaron a los hombres de Shejem. Debido a que Shejem quería a Dina, puesto que toda su intención estaba en el deseo de recibir, dijeron que tenían que ser circuncidados; o sea, debían cancelar sus vasijas de recepción. Y a causa de que su único propósito era el deseo de recibir, fueron matados por la circuncisión, pues perdieron el deseo de recibir a través de la misma. Para ellos, esto se considera la muerte.
Por eso sucede que se engañaron a sí mismos, ya que su intención entera estaba dirigida a Dina, que era su hermana. Ellos creían que recibirían a Dina dentro de las vasijas de recepción. Por ende, en cuanto fueron circuncidados y quisieron recibir a Dina, ocurrió que sólo podían utilizar las vasijas de otorgamiento y que habían perdido las vasijas de recepción por causa de la circuncisión. Pero, debido a que carecían de chispas de otorgamiento, porque Shejem era el hijo de Jamor, que no conocía nada aparte de las vasijas de recepción, no pudieron recibir a Dina dentro de las vasijas de otorgamiento, que están en oposición con su raíz. Su raíz es sólo Jamor, el deseo de recibir; y por eso terminaron perdiendo de todas formas. Esto se llama que Simeón y Leví causaron sus muertes. Pero en realidad, fue su propia culpa, y no la culpa de Simeón y de Leví.
Este es el significado de las palabras de nuestros sabios que dicen: “Si te cruzas con un villano, llévalo al seminario”. Debemos entender qué significa la frase “si te cruzas con”. Sugiere que el villano, que es el deseo de recibir, no siempre es encontrado; y esto es porque no todo el mundo considera a su deseo de recibir como un villano. Pero si hay alguien que siente al deseo de recibir como un villano y desea liberarse del mismo, deberá actuar según lo que está escrito: “Siempre habrá de mover la tendencia al bien por encima de la tendencia al mal”. “Si prevalece, bien; y si no, tendrá que dedicarse a la Torá; y si no, tendrá que leer el rezo de Shemá; y si no, tendrá que acordarse sobre el día de su muerte” (Berajot, pág. 5). En ese estado, resulta que tiene tres opciones juntas; y una es incompleta sin las otras dos.
Y ahora podemos comprender el problema que resuelve la Guemará. Si la primera opción que dice “llévalo al seminario” no sirve, entonces “lee el rezo de Shemá”. Y si eso tampoco ayuda o sirve, entonces “recuérdale sobre el día de su muerte”. Entonces, ¿para qué necesita los dos primeros consejos si es dudable que estos le ayuden? ¿Por qué no dar directamente el último consejo que consiste de recordarle acerca del día de su muerte? Responde diciendo que esto no quiere decir que uno de ellos individualmente pueda servir, sino que se requieren todos los tres consejos juntos.
Y significa lo siguiente:
- Llevarlo hacia el seminario, que es la Torá.
- Leer la plegaria de Shemá, que es el Creador y la adhesión con el Creador.
- Recordarle acerca del día de su muerte, que viene a ser la devoción. Esto se considera Israel, que es comparada con una paloma que estira su cuello. En otras palabras, todos los tres discernimientos son uno solo que reciben el nombre “la Torá e Israel y el Creador son Uno”.
Uno puede recibir ayuda de un Rav en cuanto al estado de la Torá y de la lectura de Shemá. Pero en cuanto al estado de Israel, que viene a ser la circuncisión, que es la devoción, uno debe trabajar por sí mismo. Y aunque también para esto haya ayuda venida desde Arriba, tal como lo dijeron nuestros sabios en “e hiciste un pacto con Él”, o sea, que el Creador le ayudó, aun así el que debe tomar la iniciativa es el hombre. A esto se refiere la frase que dice “recuérdale acerca del día de su muerte”. Siempre debemos recordar, y jamás olvidar, puesto que ésta es la misma esencia del trabajo del hombre.
Y en cuanto a las Reshimot que debemos dejar a modo de “la salvación de Lot”, esto se hace a causa de las dos separaciones buenas, que representan el significado de Hamán y de Mordejay. Mordejay sólo desea otorgar, y no necesita extender hacia sí Luces de grandeza. Pero a través de Hamán, que desea engullirse a todas las Luces dentro de su autoridad y dominio, a través de él, él es la causa que lleva al hombre a jalar las Luces de grandeza. Sin embargo, luego de haber extendido estas Luces, está prohibido recibirlas dentro de las vasijas de Hamán, llamadas “vasijas de recepción”, sino sólo dentro de las “vasijas de otorgamiento”. Este es el sentido de lo que está escrito acerca de que el Rey le dijo a Hamán “y hazle eso a Mordejay el Judío”. Esto es: “las Luces de Hamán iluminando en las vasijas de Mordejay”.
Lo escuché el 29 de Siván, 2 de julio de 1943, en Jerusalén
Existe el estado de aliento, voz y habla, y existe el estado de hielo, y existe el estado de terrible. “Aliento” significa Luz retornante, que proviene del Masaj (pantalla, que es una fuerza limitante. En mientras no se reciba en la medida del estado de “que no regrese a la necedad”, se le llama “aliento”.
Cuando se completa su medida, esta limitación, el Masaj con la Luz retornante, recibe el nombre de “voz”. La voz es como una advertencia que le dice a uno que no debe transgredir las leyes de la Torá. Y si lo hace, apenas haya cometido la transgresión, dejará de sentir sabor. Por lo tanto, cuando sabe con certeza que si transgrede, llega a un estado de cese, por ello mantiene la limitación. Y entonces llega a un estado de “habla”, que es Maljut. En ese momento puede ocurrir el acoplamiento espiritual del Creador con la Divinidad, con lo cual la iluminación de Luz de Jojmá se extiende hacia abajo.
Es sabido que hay dos grados: 1) Otorgamiento sin ninguna recepción. 2) Recepción con el fin de otorgar.
Entonces, cuando ve que ya ha llegado al grado en que puede recibir con el fin de otorgar, ¿por qué necesita la servidumbre, que es solamente en forma de otorgar con el fin de otorgar? Después de todo, el Creador recibe mayor satisfacción de la recepción con el fin de otorgar, porque la Luz de Jojmá que entra dentro del Kli (vasija) de recepción es la Luz del propósito de la creación. Por lo tanto, ¿por qué debe dedicarse al trabajo de otorgar con el fin de otorgar, que es la Luz de la corrección de la creación?
En ese momento, inmediatamente deja de percibir sabor, y queda completamente desnudo y desvalido. Esto se debe a que la Luz de Jasadim es la Luz que viste la Luz de Jojmá. Y si falta esta vestidura, aunque tenga la Luz de Jojmá, no tendrá nada con qué vestirla. Y entonces llega al estado que llamamos “el terrible hielo”. Esto es debido a que Yesod de Aba, que da Jojmá, y de quien se dice que es “estrecho en Jasadim y largo en Jojmá”, es hielo. Es como agua que se ha cristalizado: aunque haya agua, esta no se expande hacia abajo. Y Yesod de Ima recibe el nombre de “terrible”, considerada corta y ancha. Es llamada “corta” porque hay bloqueo sobre Jojmá, pues debido al segundo Tzimtzum hay ausencia de Jojmá. Y esto es “terrible”. Por lo tanto, es precisamente por ambas: la Jojmá se extiende a través de Yesod de Aba y Jasadim se extiende a través de Yesod de Ima.
Lo escuché en 1943
“Un campo que el Señor ha bendecido”. La sagrada Shejiná (Divinidad) es llamada “campo”. Y a veces “Sadé” (campo) se convierte en Shéker (mentira). La letra Vav dentro de la letra Hey es el alma, y la letra Dálet es la sagrada Shejiná. Cuando el alma se viste con ella, se llama Hey; y cuando uno desea añadir a la fe, extiende la letra Vav abajo, y se convierte en Kof. En ese momento la Dálet se convierte en Resh, en forma de pobre y carente, que quiere añadir. Entonces se convierte en Resh a modo de “un pobre nació en su reino”, cuando los carentes se volvieron pobres. En otras palabras: al insertar el mal de ojo dentro de uno mismo, tanto en la mente como en el corazón, a modo de “La destroza el puerco montés ”, el ojo queda colgado, ya que retorna a la separación; es decir, que la Sitra Ajra (el otro lado) está destinada a ser un santo ángel.
Y este es el significado de “¡Sea para siempre la gloria del Señor!”. Porque ha caído al estado de animal del Ya´ar (bosque), que viene de la palabra Yiró (su ciudad), significa que toda su vitalidad se ha volcado y se fortalece constantemente. En ese momento adquiere el estado de “un campo que el Señor ha bendecido”, cuando el mal de ojo se vuelve un ojo bondadoso.
Y este es el significado de “un ojo colgado”: que cuelga de una duda, ya sea con un ojo bondadoso o con un ojo malvado. Y esto es lo que significa retornar a la separación. Y este es el significado de “uno en oposición al otro”, como dijeron nuestros sabios: “No hubo regocijo ante Él como en el día en que el Cielo y la Tierra fueron creados”. Esto es así porque al final “el Señor será Uno y Su Nombre será Uno”, lo cual es el propósito de la Creación. Pero para el Creador, el pasado y el presente son lo mismo. Por lo tanto, el Creador contempla la creación en su forma final, tal como será al final de la corrección, cuando todas las almas, en su completa perfección, estén incluidas en Ein Sof. Su forma completa ya se encuentra allí, y no falta nada.
Pero con respecto a los receptores, es obvio que aún necesitan completar lo que tienen que completar. Esto es “que Dios ha creado y hizo”, es decir, las deficiencias y la irritabilidad. Esto es lo que quisieron decir nuestros sabios con: “los enojados solo producen enojo”, y también “todos los codiciosos son irascibles”.
Esta es la verdadera cara del deseo de recibir, en su forma real, con toda su obscenidad. Y todas las correcciones son para que se transforme en “con el fin de otorgar”: en esto consiste todo el trabajo de los inferiores. Antes de que el mundo fuera creado, la existencia era en forma de “Él es Uno y Su Nombre es Uno”. Esto quiere decir que aunque “Su nombre” ya se hubiera separado del “Él” y se hubiera revelado, y ya era llamado “Su Nombre”, aun así Él todavía era Uno. Este es el significado de “uno en oposición al otro”.
Lo escuché el 20 de Jeshván
Normalmente distinguimos dos tipos de carne: la carne de animal y la carne de pez, y en ambas hay señales de impureza. La Torá nos dio señales para saber cómo evitarlas y no caer bajo el dominio de su impureza.
Para el pescado nos señaló las aletas y las escamas. Cuando uno ve estas señales en un pez, sabe cómo cuidarse y no caer en manos de la impureza. Snapir (aleta) implica Soné-Pe-Or (odiar-boca-Luz). Esto se refiere a Maljut, llamada “boca”, y todas las Luces vienen de ella, lo cual se discierne como fe.
Y cuando uno descubre que se encuentra en un estado de sabor a polvo, en un momento en el que debe creer, sabe con certeza que debe corregir sus acciones. Y esto recibe el nombre de “Shejiná (Divinidad) en el polvo”. Uno debe rezar para levantar a la Divinidad del polvo.
Kaskéset (escamas) quiere decir que en el tiempo de Snapir uno es incapaz de trabajar. Pero cuando supera el estado de Snapir, surge en sus pensamientos una pregunta sobre la Providencia. Y esto se llama Kash (paja). Uno cae a ese estado desde su trabajo. Más tarde lo supera y comienza a trabajar por encima de la razón, y surge en su mente otra duda con respecto a la Providencia. Resulta que tiene Kash dos veces, que son Kas-Késet (escamas). Y cada vez uno se supera por encima de la razón, asciende y luego desciende. Entonces ve que no logra superarse por las múltiples dudas. En ese estado uno no tiene más opción que clamar al Creador, como está escrito: “y los Hijos de Israel se quejaron a causa de la servidumbre, y su clamor subió hasta Dios, y Él los liberó de Egipto”, esto es, los liberó de todos los problemas.
Nuestros sabios dijeron una conocida máxima, según la cual el Creador dice: “Él y Yo no podemos habitar en la misma morada”, es decir, porque son opuestos. Esto se debe a que hay dos cuerpos en el hombre: el cuerpo interno y el cuerpo externo. El sustento espiritual se viste en el cuerpo interno, que se discierne como fe y otorgamiento, llamados “mente y corazón”. Y el cuerpo externo tiene el sustento corporal, que es conocer y recibir.
Y en el medio, entre el cuerpo interno y el cuerpo externo, hay un cuerpo intermedio que no posee nombre propio. Sin embargo, si uno realiza buenas acciones, el cuerpo intermedio se adhiere al cuerpo interno; y si uno realiza malas acciones, el cuerpo intermedio se adhiere al cuerpo externo. De esta forma, uno tiene vitalidad corporal o vitalidad espiritual.
Sucede que, debido a la oposición que existe entre lo interno y lo externo, si el cuerpo intermedio se adhiere al cuerpo interno, se considera la muerte del cuerpo externo. Y si se adhiere al cuerpo externo, se considera la muerte del cuerpo interno. Esto se debe a que, en ese estado, la elección depende del cuerpo intermedio: continuar adhiriéndose a Kedushá (Santidad) o a su contrario.
Lo escuché en 1943, en Jerusalén
Toda persona está alejada del Creador por la recepción que hay en ella. Está alejada simplemente por su deseo de recibir. Pero debido a que tal persona no aspira a la espiritualidad sino a los placeres mundanos, su distanciamiento del Creador es de un día, es decir, una distancia de un día, lo cual significa que está alejado de Él en un solo aspecto: está inmerso en el deseo de recibir los deseos de este mundo.
No obstante, cuando una persona se aproxima al Creador, y disminuye su recepción en este mundo, entonces se considera próximo al Creador. Pero si después fracasa en la recepción del próximo mundo, se aleja del Creador porque desea alcanzar los placeres del próximo mundo pero además también cae en la recepción de los placeres de este mundo. Entonces resulta que ahora se ha alejado del Creador por dos días:
Por recibir placeres en este mundo, estado al que volvió a caer.
Por tener ahora el deseo de recibir la corona del próximo mundo. Esto sucede porque al dedicarse a la Torá y las Mitzvot, fuerza al Creador a que le recompense por su trabajo en la Torá y en las Mitzvot.
Resulta que al principio caminó un día y se acercó al servicio al Creador, y después retrocedió dos días. De este modo, ahora la persona necesita dos tipos de recepción: 1) de este mundo; 2) del próximo mundo. Por lo tanto, resulta que ha estado caminando en sentido contrario.
El consejo para esto es caminar siempre por la senda de la Torá, que consiste en otorgar. Y el orden debería ser que primero uno debe ser cuidadoso con los dos principios básicos: 1) la realización de la Mitzvá; 2) la sensación del placer a raíz de la Mitzvá. Uno debe creer que el Creador obtiene gran placer cuando guardamos Sus mandamientos.
Por lo tanto, resulta que uno debe observar la Torá en forma práctica, y creer que el Creador obtiene placer porque el inferior observa Sus Mitzvot. Y aquí no hay diferencia entre una Mitzvá grande y una pequeña; es decir, el Creador obtiene placer incluso del acto más insignificante que realicemos por y para Él.
Luego, hay un resultado que es el objetivo principal al que uno debe aspirar. En otras palabras, la persona debe sentir deleite y placer por poder complacer a su Creador. Este es el principal énfasis del trabajo, y se llama “servir al Señor con alegría”. Esa debería ser la recompensa por nuestro trabajo: recibir deleite y placer por lograr complacer al Creador.
Este es el significado de: “El extranjero que esté en medio de ti se elevará sobre ti cada vez más alto,... Él te prestará, pero tú no le podrás prestar”. El “extranjero” es el deseo de recibir (cuando se comienza a servir al Creador, al deseo de recibir se le llama “extranjero”. Y antes de eso, es un gentil completo).
“Él te prestará”. Cuando da la fuerza para trabajar, la da a modo de préstamo. Quiere decir que cuando pasa un día en Torá y Mitzvot, aunque no se haya recibido la recompensa inmediatamente, cree que más adelante le pagará por esa fuerza que le dio para trabajar. Por eso, después del trabajo del día, viene y reclama la deuda que se le había prometido: la recompensa por los poderes que el cuerpo le dio para observar la Torá y las Mitzvot. Pero no se la entrega, por lo que el extranjero clama: “¿Qué clase de trabajo es éste? ¿Trabajar sin recompensa?”. De tal modo que luego el extraño no quiere dar a Israel la fuerza para trabajar.
“Pero tú no le podrás prestar”. Si le das sustento y le pides que te dé fuerzas para trabajar, entonces te dice que no tiene ninguna deuda contigo por el sustento que le estás dando. Esto se debe a que “para empezar, te he dado el vigor para el trabajo, y eso fue bajo la condición de que me compraras posesiones. Por lo tanto, lo que ahora me estás entregando responde a la condición anterior. Por eso ahora vienes a mí para que te dé más fuerzas para el trabajo, para que puedas traerme nuevas posesiones”. Por lo tanto, el deseo de recibir se ha vuelto más astuto y utiliza su ingenio para calcular el provecho de esto. A veces dice que se conforma con poco y que las posesiones que ya tiene son suficientes, y por eso no desea darle más fuerzas para el trabajo. Y otras veces dice que la forma en la que uno se está conduciendo en ese momento es peligrosa, y que quizás sus esfuerzos sean en vano. Y en otras ocasiones dice que el esfuerzo es mayor que la recompensa, y que por lo tanto no le dará fuerzas para trabajar. Entonces, cuando uno lo pide para tener fuerzas para andar por la senda del Creador con el fin de otorgar y que todo sea solo para mayor gloria del Cielo, dice: “¿Qué obtendré yo a cambio?”. Entonces viene con los famosos argumentos tales como “Quién” y “Qué”; es decir, “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?”, como el argumento de Faraón; o “¿Qué ganancia tienen de este servicio?”, como el argumento de los malvados. Todo esto se debe a que posee un argumento justo, que es lo que ya han acordado entre ellos. Y esto se llama: “...si no obedeces al Señor tu Dios...”, y entonces reclama porque no cumple estas condiciones.
Pero cuando tú obedeces la voz del Señor, es decir, justo a la entrada (la entrada es algo constante, porque cada vez que sufre un descenso debe comenzar de nuevo; y esta es la razón por la cual se le llama “entrada”. Naturalmente, existen muchas salidas y muchas entradas), le dice a su cuerpo: “Ten por cierto que ahora deseo entrar en el trabajo de Dios. Mi intención consiste solo en otorgar y no recibir recompensa alguna. No debes esperar nada a cambio de tus esfuerzos, sino que todo sea con el fin de otorgar”.
Y si el cuerpo pregunta “¿Qué beneficio obtendrás de este trabajo?”, esto es, “¿Quién se beneficia de este trabajo en el cual quiero exigirme y esforzarme?”. O sencillamente pregunta: “¿Para quién estoy trabajando tan duramente?”.
La respuesta debe ser que tengo fe en los sabios que dijeron que debo creer con la fe abstracta, por encima de la razón, que el Creador nos ha ordenado que aceptemos la fe, qué Él nos ordenó guardar la Torá y las Mitzvot. Y también debemos entender que el Creador obtiene placer cada vez que guardamos la Torá y las Mitzvot con fe por encima de la razón. Y además uno debe alegrarse del placer que tiene Creador a raíz de nuestro trabajo”.
De este modo, hay aquí cuatro cosas:
Creer con fe en los sabios, y en la veracidad de sus palabras.
Creer que el Creador ordenó observar la Torá y las Mitzvot solamente a través de la fe por encima de la razón.
Que hay alegría cuando los creados guardan la Torá y las Mitzvot sobre la base de la fe.
Que uno debe obtener placer, deleite y alegría por haber recibido la posibilidad de satisfacer al Rey. Y el grado de grandeza e importancia de su trabajo se mide según la alegría que uno obtiene del mismo. Y esto depende del grado de fe con el que la persona cree en lo mencionado más arriba.
Entonces resulta que cuando uno obedece a Dios, todos los poderes que recibe del cuerpo no se consideran un préstamo del cuerpo que uno tenga que devolver a modo de: “si no obedeces la voz del Señor”. Y si el cuerpo pregunta: “¿Por qué debería darte fuerzas para el trabajo cuando tú no me prometes nada a cambio?”, uno debería contestar: “Porque para eso has sido creado. ¿Qué puedo hacer yo si el Creador te detesta? Como está escrito en el sagrado Zóhar, que el Creador odia los cuerpos”. Es más, cuando el sagrado Zóhar dice que el Creador odia los cuerpos, se refiere específicamente a los cuerpos de Sus servidores, porque desean ser eternos receptores, ya que también desean recibir la corona del próximo mundo.
Y esto se considera: “tú no prestarás”. Esto significa que uno no tiene que dar nada a cambio de las fuerzas que el cuerpo le dio para trabajar. Pero si uno le presta, si uno le concede algún tipo de placer, será como un préstamo, y el cuerpo tendrá que proporcionar a cambio fuerzas para trabajar, pero no gratuitamente.
Y el cuerpo siempre debe proporcionar vigor, a cambio de nada. Uno no debe concederle ningún tipo de placer, y debe siempre exigirle fuerza para el trabajo, ya que “el que toma prestado se vuelve esclavo del prestamista”. En consecuencia, él será siempre el esclavo y tú serás el amo.
Lo escuché en Tetzavé, Jerusalén, febrero de 1943
Acerca de los dos ángeles que acompañan a uno en la noche de Shabat, el ángel bueno y el ángel malo, el ángel bueno se llama “derecha”, mediante la cual uno se aproxima al servicio del Creador. Esto recibe el nombre de “la derecha acerca”. Y el ángel malo se llama “la izquierda aleja”. Esto significa que suscita en uno pensamientos ajenos, tanto en la mente como en el corazón.
Y cuando uno supera el mal y se aproxima al Creador significa que, en cada ocasión, supera el mal y se adhiere al Creador. Y así, mediante los dos se ha aproximado a la adhesión con el Creador. Esto significa que ambos llevaron a cabo una única tarea: han hecho que se adhiera al Creador. En ese estado uno dice: “Vengan en paz”.
Y cuando uno ha completado todo su trabajo y ha admitido toda la izquierda dentro de la Kedushá (Santidad) tal como está escrito: “no hay ni un lugar donde esconderse de Ti”, el ángel malo no puede hacer más; pues la persona ya ha superado todas las dificultades que el mal le presentó. En ese momento el ángel malvado queda inactivo y la persona le dice: “Vayan en paz”.
Lo escuché en Elul, agosto de 1942
En los cánticos de Shabat está escrito: “nos revelarán el sabor de doce Jalot[1] , que son una letra de Su nombre multiplicada y débil”.
Debemos interpretar las palabras del santo Ari. Es sabido que con el segundo Tzimtzum (restricción) se crearon dos letras Vav, es decir, el lado derecho y el lado izquierdo. Este es el significado de la duplicación, que viene de la palabra “multiplicar”. Y de esto –del poder de la corrección del segundo Tzimtzum cuando había asociación entre la cualidad de Rajamim y la de Din– el Din se hizo más débil de lo que era antes de la mitigación. Después las dos letras Vav iluminan dentro de Maljut, lo cual implica “las letras Zayin juntándose”. Las Zayin son Maljut bajo el nombre de “siete”, que unifica las dos letras Vav dentro en su interior.
El séptimo día se denomina Gmar Tikún (fin de la corrección), entendido como el fin de los días. No obstante, también ilumina a nivel de los seis mil años. Este es el significado de los seis días de acción que se entienden como “que Dios creó y hizo”. Y Shabat recibe el nombre de “descanso” (como está escrito: “y en el séptimo día Él paró de trabajar y descansó”).
Esto se considera Shabat, que ilumina en los seis mil años, pues ahí Shabat se considera descanso, como una persona con una pesada carga que se detiene a descansar en mitad del camino para recuperar fuerzas. Después deberá seguir llevando su carga. Pero en Shabat de Gmar Tikún no hay nada más que añadir, y por lo tanto ya no hay trabajo alguno.
[1] Plural de Jalá (pan de Shabat)
Lo escuché el 15 de Jeshván, 1 de noviembre de 1944, en Tel Aviv
“El bastardo que sea un sabio discípulo precede a un sumo sacerdote común”.
Un bastardo quiere decir un dios ajeno, cruel. Esto se relaciona con la bastardía. Cuando uno transgrede la prohibición de volverse hacia otros dioses, estos le engendran el bastardo.
Volverse hacia otros dioses significa que se aparea con la Sitra Ajra (otro lado), que es desnudez. Esto recibe el nombre de “quien viene en desnudez y engendra un bastardo de ella”. Y la regla del patrón es opuesta a la de la Torá. Por lo tanto, existe una disputa entre los comunes y los discípulos sabios. Y aquí hay una gran diferencia si la persona ha engendrado al bastardo. Un discípulo sabio sostiene que esto también viene del Creador; dice que Él es el causante de la forma que ve: el estado de bastardo. En cambio, el malvado dice que solo es un pensamiento ajeno que llegó a él a raíz de un pecado, y que tiene más que corregir sus pecados. Sin embargo, un discípulo sabio tiene la capacidad de creer que también en esto, su forma actual, debe ver su verdadera esencia. Y, al mismo tiempo, debe aceptar la carga del Reino de los Cielos con la importancia debida.
Esto significa que también aquello que se considera de poca importancia –lo más bajo y oculto– debe ser atribuido al Creador, y que el Creador fue quien formó dentro de él esa imagen de la y en este estado bajo él debe trabajar por encima de la razón, como si tuviera gran conocimiento en Kedushá (Santidad).
Y un sumo sacerdote es aquel que sirve al Creador a modo de “y ellos son muchos...”, es decir, que tienen mucho de Torá y Mitzvot y no les falta nada. Por lo tanto, si uno se conecta y acepta cierto grado de orden en el trabajo, la regla es que un bastardo que sea un discípulo sabio viene primero. Esto quiere decir que uno asume su bastardía en forma de discípulo sabio. “Sabio” es el nombre del Creador. Su discípulo es aquel que aprende del Creador. Solamente un discípulo sabio puede decir que todo, todas las formas que aparecen durante el trabajo, son “porque vienen del Señor”. Pero un sacerdote común, aunque sirva al Creador y sea grande en la Torá y en el trabajo, aún no ha conseguido poder aprender de boca del Creador; y todavía no es considerado un discípulo sabio. Por ende, este estado no puede ayudarle a alcanzar la verdadera perfección en absoluto, ya que se rige por la regla de los patrones; y la regla de la Torá es solo la que uno aprende de boca del Creador. Únicamente un discípulo sabio conoce la verdad: que el Creador es el causante de todas las razones.
Ahora podemos comprender las palabras de nuestros sabios: “Rabí Shimón Ben Menasia estaba estudiando todos los Etín (artículo definido masculino plural “los”) de la Torá”. “Et” significa inclusión. Quiere decir que cada día sumaba más Torá y Mitzvot denle relación al día anterior a comparación de su compañero Y puesto que llegó a “Temerás al Señor tu Dios”, esto es, que no podía seguir aumentando, llegó a un punto en que no pudo añadir más, e incluso, Dios no lo quiera, sucedía lo contrario.
Y Rashi hace la siguiente interpretación: Ben Menasia significa que comprendió la Menusá (huida), que quiere decir huir y retirarse de la campaña. También Ben[1] Hahamsuni, es decir, que entendió la verdad y cuál es la forma de la misma. Y permaneció de pie en guardia, y no pudo avanzar hasta que vino Rabí Akiva y le explicó Et (el), incluyendo los sabios discípulos. Quiere decir que a través de la adhesión con los sabios discípulos, es posible recibir cierta referencia.
Dicho de otro modo, solamente un discípulo sabio puede ayudarle, y nada más. Aunque sea grande en la Torá, se le seguirá llamando un común mientras no logre aprender de boca del Creador. Por lo tanto, uno debe rendirse ante un discípulo sabio, y aceptar lo que este le adjudique, sin discutir y por encima de la razón.
“La medida es más larga que la Tierra”. Esto quiere decir que la Torá comienza después de la Tierra; es decir, si es mayor que la Tierra. Y existe una regla que dice que nada puede empezar por el medio. Por eso, si uno desea empezar, el principio está después de la Tierra, esto es, pasado lo terrenal. (Y este es el significado de “un sumo sacerdote común”. Significa que aunque su trabajo sea en grandeza, si todavía no se le ha concedido la Luz de la Torá, aún sigue estando en lo terrenal).
Alcanzar Lishmá (en nombre de la Torá) requiere mucho estudio en Lo Lishmá (no en nombre de la Torá). Esto significa que uno debe esforzarse al máximo en Lo Lishmá, y así podrá ver la verdad: que aún no ha conseguido Lishmá. Sin embargo, si uno no hace grandes esfuerzos, no podrá vislumbrar la verdad.
En otra ocasión dijo que el hombre debe estudiar mucha Torá Lishmá para que se le permita ver la verdad: que está trabajando Lo Lishmá. El Trabajo Lishmá se reconoce como el estado de recompensa-castigo, lo cual se considera Maljut. Y la Torá Lo Lishmá se denomina ZA, lo cual se considera Providencia individual.
Por eso, todos los reyes de Israel, los cuales lograron la Providencia individual, no tenían que hacer nada más, puesto que no tenían nada más que añadir. Por eso dicen nuestros sabios que “un rey de Israel no juzga ni es juzgado”. Por lo tanto, no tienen parte en el próximo mundo, porque no hacen nada, pues ven que el Creador es quien hace todo. Este es el significado de Izevel (Jezabel), la esposa de Ajab. Interpretaron que su esposa arguyó, “Ei Zével” (dónde hay basura), es decir, “dónde hay basura en el mundo”. Ella vio que todo era bueno. Y “Aj Av” (Ajab) significa que él era “Aj” (hermano) del “Av” (padre) en el Cielo. Pero los reyes de la casa de David son juzgados, porque la casa de David tenía el poder de unir al Creador y Su Shejiná (Divinidad), aunque sean cosas opuestas, porque la Providencia es opuesta al estado de recompensa-castigo. Y éste es el poder de los grandes justos: que pueden unir al Creador y a la Divinidad; es decir, a la Providencia individual con recompensa-castigo. Y precisamente de ambos surge la completa y deseable perfección.
[1] En hebreo, la palabra “Ben” (hijo) tiene la misma raíz que “Mevín” (entender).
Lo escuché en la noche de Shabat Génesis, octubre de 1942
En El Zóhar, en la sección Noaj, hubo un diluvio, y el destructor estaba sentado en medio de esto, y preguntó: “Un diluvio significa una inundación de agua. Esto, en sí, es destructivo y mortal. Entonces, ¿qué significa que el destructor esté sentado en medio de todo esto, en medio del diluvio? Y además, ¿cuál es la diferencia entre el diluvio y el destructor?”.
Y respondió que la inundación representa los tormentos materiales, los tormentos del cuerpo. Y dentro de los mismos, de los tormentos del cuerpo, hay además otro destructor, que sabotea la espiritualidad. Esto significa que los sufrimientos del cuerpo suscitan en nosotros pensamientos ajenos, hasta que estos pensamientos ajenos sabotean y matan nuestra espiritualidad.
Lo escuché en la noche de Shabat, Bereshit, octubre de 1942
El versículo que dice: “de cada hombre, según la voluntad de su corazón, tomarán Mi ofrenda”. Este es el significado de “la sustancia de una ofrenda de Santidad”. En otras palabras, ¿cómo llega el hombre a un estado de ofrenda? A través de la santidad. Esto significa que si uno se santifica con lo permitido, llega a un estado de ofrenda, que es la sagrada Shejiná (Divinidad), denominada “Mi ofrenda”. Y este es el significado “de cada hombre, según la voluntad de su corazón”. Todo su corazón, es decir, que si entrega su corazón entero, recibe a cambio Mi ofrenda que es adherirse a la sagrada Shejiná.
En el versículo “en el día de su boda, y en el día de regocijo de su corazón”, “su boda” se refiera a un grado inferior, que es bajeza. Si una persona acepta servir al Creador en estado de bajeza, y a la vez se regocija con este trabajo, este ya es un grado importante. Y entonces se considera a uno en estado de “novio” de la sagrada Shejiná.
Lo escuché en el Ushpizín de Yosef
En el versículo que dice: “Y tomaron el fruto del árbol de cítricos”, es decir, el estado de justo, al que se denomina “árbol que da frutos”. En esto radica toda la diferencia entre Kedushá (Santidad) y Sitra Ajra (el otro lado), es decir, que “otro dios es estéril y no da frutos”. No obstante, a un justo se le llama Hadar (cítrico), porque da fruto; él “dar” (mora) en su árbol año en año. Por eso está escrito acerca de Yosef: “él fue el que Mashbir (provee / parte) a todos los pueblos de la tierra”, pues él los provee con los frutos que tenía y ellos no tenían frutos. De ese modo, todo el mundo percibió el estado en que él se encontraba, ya estuviera en el lado opuesto o en el lado bueno.
Y este es el significado de: “Y Yosef mantuvo con pan, de acuerdo al deseo de los pequeños”. Los “pequeños” se consideran GaR, como en “y será como filacterias entre tus ojos”, que corresponde a los Tefilín de la cabeza. Por esta razón, Yosef, el hijo nacido en edad anciana es llamado “hijo sabio”. Este es el significado de “me envió ante ti para el sustento”, que es la “Luz de Jaiá”, considerada GaR.
A esto se refiere el versículo que dice: “Yo te doy una parte (por un lomo) más que a tus hermanos, la cual tomé de mano del amorreo con mi espada y con mi arco”. (Sus hijos tomaron dos partes, y Rashi interpretó, “parte” (lomo) significa liso). Quiere decir “a través de sus hijos”; pues los hijos se consideran “frutos”. Y esto es lo que le dio a Yosef. Este es el significado de lo que está escrito acerca de Saúl: “Más alto que el resto de los pueblos, de su lomo para arriba”. Y a esto se refiere lo siguiente: “Puesto que tienes una túnica, sé nuestro príncipe”. Y este es el significado: “Los pequeños, ¿por qué vienen? Para recompensar a aquellos que los traen”. Él preguntó: “¿por qué necesitan sabiduría si lo importante no es el estudio sino la acción?”. Y respondió: “Para recompensar a aquellos que los traen”, ya que la sabiduría deriva en acción.
En lo referente a la disputa entre Saúl y David, no había ningún defecto en Saúl. Por eso reinó un año y no necesitó prolongar su reinado, ya que había conseguido completar todo en poco tiempo. David, en cambio, necesitó reinar cuarenta años. David era descendiente de Judá, hijo de Leá, el mundo oculto. Y Saúl era descendiente de Benjamín, hijo de Rajel, el mundo revelado, y por ende opuesto a David. Por esta razón David dijo: “Yo soy un hombre de paz”, esto es, yo alcanzo a todos y amo a todos, “pero cuando hablo, será para la guerra”. Y Avishalom era lo opuesto de David. Este es el significado del pecado de Jerobam, hijo de Nebat: el Creador tomó su vestidura y le dijo “Tú y Yo y el hijo de Ishay pasearemos por el Jardín del Edén”. Y preguntó: “¿Quién nos guía?”. Y el Creador le respondió: “el hijo de Ishay nos guía”. Entonces replicó: “No quiero”.
El hecho es que el orden de los grados establece que el mundo oculto viene primero, y después el mundo revelado. Este el asunto:“Lo tengo todo”, “Tengo suficiente”. “Suficiente” es GaR, y “todo” es VaK. Este es también el significado de las palabras: “¿Cómo se erguirá Yaakov, dado que es pequeño?”. Y que Yosef haya tomado de él la primogenitura. Después, se le dio todo, puesto que también tenía GaR, que obtuvo a través de Yosef, a modo de “Y Yosef mantuvo”.
Esto es lo que quiere decir “Leá era odiada”, de donde salen todos los odios y disputas de los discípulos sabios Este también es el significado de la disputa entre Shamay y Hilel, y para el futuro, cuando ambos campamentos se unan: el campamento de Yosef y el campamento de Judá. Esto es lo que Judá le dijo a Yosef: “Señor mío”, pues entonces sucedió la unificación entre Judá y Yosef. Pero Judá debe ser quien guíe.
Esto explica el hecho de que el sagrado Ari sea Mesías hijo de Yosef. Por eso pudo revelar semejante sabiduría, pues tenía autorización del mundo revelado. Y esta disputa proviene de “Y los niños lucharon entre sí dentro de ella”, que Esaú tenía las buenas vestiduras que estaban con Rebeca.
Lo escuché el 23 de Adar Álef, 28 de febrero de 1943
Para el líder: alguien que ya triunfó.
Sobre Shoshanim (rosas), es decir, la sagrada Shejiná (Divinidad), refiriéndose al vuelco de un estado de duelo a un estado de día festivo de Sasón (júbilo). Dado a que hay muchos estados de ascenso y de descenso, los descensos de denominan Shoshanim (rosas), de expresión “melló sus Shinaim (dientes)”, las preguntas de los malvados no deben ser contestadas, sino que “mellen sus dientes”. Y como resultado de los múltiples golpes, es decir, de las numerosas veces que se mellan los dientes, finalmente llegamos a las Shoshanim (rosas). Por eso hay muchos discernimientos de Sasón, que es la razón por la cual se dice “rosas”, en plural.
“De los hijos de Koraj”, viene de la palabra Karaja (calvicie) y quiere decir que ha perdido el cabello (Searot). Searot significa Astarot (ocultamientos), que proviene de la palabra Seará (tormenta). Es sabido que la recompensa es acorde al esfuerzo. Esto quiere decir que cuando hay Searot, hay lugar para el trabajo. Y cuando se corrige, la tormenta suscita el estado de cabello, a modo de “Este es el portón (Shaar)[1] del Señor”. Y cuando uno ha corregido todas las tormentas, y no tiene más ocultamientos, ya no tiene ningún lugar para el trabajo, y en consecuencia no queda lugar para la recompensa.
Resulta que cuando uno llega al estado de Koraj, ya no puede atraer más fe, llamada “portón que conduce al Señor”. Esto se debe a que si no hay portón, uno no puede entrar al palacio del Rey, pues esla base, ya que toda la estructura está construida sobre la fe. “Hijos de Koraj” viene de la palabra “Biná” (comprensión). Ellos comprendieron que Koraj se considera estado de izquierda, de donde se extiende el infierno. Por eso quisieron continuar su antigua amistad de la época en que se encontraban bajo la forma de “Señor, he oído lo que se dice de Ti, y temí” (Zóhar, Bereshit 4:7). Esto significa que con la fuerza que atrajeron, pudieron soportar los diferentes estados, y pasar de una victoria a la otra. Esto es lo que significa: “los hijos de Koraj no murieron”. Es decir, comprendieron que si permanecían en el estado de Koraj, no podrían seguir viviendo, y por eso no terminaron muriendo.
“Aprendió una canción de amistad”, significa que aprendieron que la medida de amistad con el Creador es completa.
“Mi corazón se desbordó”. El corazón desbordado es a modo de “lo del el corazón no se revela a la boca”. Esto quiere decir que no puede obtenerse nada de la boca, que es solo recepción en el corazón, como en “la gracia es derramada sobre tus labios”.
“Algo bueno”: la fe es llamada “algo bueno”. “Y digo: ‘Mi trabajo concierne al Rey’”. Cuando recibe la Luz de la fe, dice “Mi trabajo concierne al Rey”, y no es para mí mismo. Y entonces se le concede: “mi lengua es la pluma de un escritor diligente”, que es cuando se le concede el estado de la Torá escrita, que es el significado de la lengua de Moisés.
“Eres más bello que los hijos de los hombres”, cuando le dice a la sagrada Shejiná que su belleza viene de las personas. Es decir, de lo que las personas piensan de ella, que es considerada insignificante, y precisamente a raíz de eso nace la belleza.
“La gracia es derramada sobre tus labios”: La gracia corresponde concretamente a allí donde no se puede alabar pero aun así lo deseamos. Entonces decimos que allí hay gracia. Sobre tus Sefataim (labios), se refiere al Sof (final), es decir, que vio desde un confín del mundo hasta el otro.
[1] Searot (pelo), Se’arot (tormentas), Shaar (portón) – todas palabras escritas con las mismas letras hebreas en diferentes combinaciones.
Lo escuché en Mishpatim, en 1943
La Torá escrita se considera un “despertar desde Arriba”, y la Torá oral es un “despertar desde Abajo”. Y juntas reciben el nombre de: “...seis años te servirá, pero en el séptimo saldrá en libertad”.
Esto se debe a que la esencia del trabajo se encuentra precisamente allí donde hay resistencia. Y eso se llama Almá (arameo: mundo), que proviene de la palabra E’elem (ocultamiento). De este modo, cuando hay ocultamiento, hay resistencia; y entonces, hay lugar para trabajar. A esto se refieren las palabras de nuestros sabios: “el mundo en seis mil años, y la ruina en uno”. Quiere decir que el ocultamiento será arruinado, y no habrá más trabajo. En lugar de eso, el Creador le creará alas –que son coberturas para que tenga trabajo.
Lo escuché en Jerusalén el 21 de Yiar
“Rabí Janina Bar Papa dijo: ‘Ese ángel encargado del embarazo, se llama Laila (noche). Toma una gota y la coloca frente al Creador y dice ante Él: ‘Señor, ¿qué dará esta gota? ¿Será un héroe o un cobarde, un sabio o un necio, un rico o un indigente?’. Pero no mencionó ‘un malvado o un justo’” (Nidá 16b).
Debemos entender esto según la máxima que dice que un necio no puede ser un justo, como dijeron nuestros sabios: “Uno no comete pecado a menos que el espíritu de la necedad haya entrado en él”. Esto es más cierto aún con aquel que es necio todos los días de su vida. Por lo tanto, quien nace siendo necio, no tiene otra alternativa, pues ha sido condenado a ser un necio. De ahí que el dicho: “no mencionó ‘un malvado o un justo” es para que pueda tener una elección. Pero, ¿cuál es el beneficio si no dijo “un malvado o un justo”? Después de todo, si está condenado a ser un necio, ¡es lo mismo que ser condenado a ser malvado!
También debemos comprender las palabras de nuestros sabios: “Rabí Yojanán dijo: “El Creador vio que los justos son pocos; Él se paró y los plantó en cada generación, como está escrito: “pues los pilares de la Tierra son del Señor, y Él colocó el mundo encima de ellos’”. Y Rashi interpreta: “’Colocó el mundo encima de ellos’; esto es, los dispersó por todas las generaciones para que sean estructura, existencia y base para el sustento del mundo” (Yomá 38b).
“Son pocos” se refiere a que su número es cada vez menor. Por lo tanto, ¿qué hizo Él para propagarlos? “Se paró y los plantó en cada generación”. Debemos preguntar: “¿Cuál es el beneficio de plantarlos en cada generación, por medio de lo cual se multiplicarán?”. Debemos comprender la diferencia entre el hecho de que todos los justos se encuentren en una misma generación y que estén dispersos por todas las generaciones, como interpreta Rashi. ¿Acaso el hecho de estar dispersos en muchas generaciones hace que los justos se propaguen?
Para entender lo mencionado más arriba, debemos ampliar e interpretar las palabras de nuestros sabios acerca de que el Creador sentencia a la gota a ser un sabio o un necio. Quiere decir que aquel que nace siendo débil, sin la fuerza necesaria para superar su inclinación innata, y nace sin carácter y sin talento, debido a que durante la preparación, cuando comienza en el servicio a Dios, uno debe estar cualificado para recibir la Torá y la sabiduría, como está escrito “dará sabiduría a los sabios”, se pregunta lo siguiente: “¿Si ya son sabios, por qué aún necesitan sabiduría? En lugar de eso, debería ser: ‘dará sabiduría a los necios’”.
Y luego explica que un sabio es aquel que aspira a la sabiduría, aunque aún no la posea. En cambio, dado que tiene deseo, y el deseo se denomina Kli (vasija), aquel que tiene un deseo y un anhelo de sabiduría, ese Kli es para que allí ilumine la sabiduría. De esto resulta que un necio es aquel sin deseo de sabiduría, cuyo único deseo consiste en satisfacer sus necesidades personales. En términos de otorgamiento, un necio es absolutamente incapaz de alcanzar ningún nivel de otorgamiento.
Por eso, aquel que nace con tales características, ¿cómo puede alcanzar el grado de justo? Resulta que no tiene la cualidad de elegir. Por lo tanto, ¿cuál es el beneficio de decir que “no dijo ‘un malvado o un justo’”? Para que tuviera alternativa. Después de todo, puesto que nació débil y necio, ya no puede tener otra opción, porque es incapaz de superar su estado y anhelar la sabiduría del Creador.
Para comprender esto, que puede haber elección incluso para un necio, el Creador creó una corrección que nuestros sabios llaman “el Creador vio que los justos eran pocos; se paró y los plantó en cada generación”. Y preguntamos: “¿Cuál es el beneficio de esto?” .Ahora podremos comprender este asunto. Se sabe que está prohibido vincularse con los malvados, incluso cuando uno no actúe como ellos, como está escrito: “ni sentarse en compañía de escarnecedores”. Quiere decir que el pecado está principalmente en tomar asiento entre escarnecedores, aunque se siente y estudie la Torá y guarde las Mitzvot. De otro modo, la prohibición sería debida a la anulación de la Torá y de las Mitzvot. Pero en este caso, el mero hecho de sentarse entre ellos está prohibido, porque el hombre adopta los pensamientos y deseos de aquellos a quienes aprecia. Y viceversa: si uno no tiene deseo ni anhelo por la espiritualidad pero está entre personas que sí tienen ese deseo por la espiritualidad y uno estima a estas personas, entonces también adquirirá la fuerza de superación de ellos; y también sus deseos y aspiraciones, aunque por naturaleza él no tenga esos deseos y aspiraciones, ni la fuerza para superar su propio estado. Pero según sea el aprecio y la importancia que atribuye a estas personas, recibirá nuevas fuerzas.
Ahora podemos entender estas palabras ya mencionadas: “El Creador vio que los justos eran pocos”. Significa que no todo el mundo puede convertirse en un justo, por carecer de las cualidades necesarias según lo escrito acerca de haber nacido necio o débil; pero incluso así, tiene opción, y sus atributos personales no son pretexto. Esto es porque el Creador plantó a los justos en cada generación.
Por ende, la persona tiene la opción de ir a un sitio donde haya justos. Y puede aceptar su autoridad, y entonces recibirá todas las fuerzas y cualidades que le faltan por naturaleza. Las recibirá de los justos. Este es el beneficio de “los plantó en cada generación”, para que cada generación tuviera alguien a quien dirigirse, a quien apegarse, y de quien recibir las fuerzas necesarias para ascender al grado de justo. De esta forma, con el tiempo, ellos también se volverán justos. Entonces resulta que “no dijo ‘un malvado o un justo’” significa que tiene opción: puede ir a apegarse a los justos para que le guíen, y mediante ellos, recibir las fuerzas gracias a las cuales más tarde también podrá convertirse en justo.
Sin embargo, si todos los justos se encontrasen en la misma generación, los necios no tendrían manera de acercarse al Creador; no tendrían la elección. Pero al dispersar a los justos por las generaciones, cada persona tiene poder de elección para acercarse y apegarse a los justos que existen en cada generación. De lo contrario, la Torá le sería poción de muerte.
Podemos entender esto con un ejemplo del mundo físico: Cuando dos personas están una frente a otra, el lado derecho de una está frente al izquierdo de la otra, y el lado izquierda de la primera está frente al lado derecho de la segunda. Hay dos caminos: el de la derecha, el camino de los justos, que solo se ocupan de otorgar; y el camino de la izquierda, que solo se ocupan de recibir solo para sí mismos, y por ello se separan del Creador, que es otorgamiento puro. De este modo, están separados de la Vida de las Vidas.
Esta es la razón por la cual los malvados son llamados “muertos”. Resulta que cuando uno todavía no ha alcanzado adhesión con el Creador, resultan ser dos. Entonces, cuando uno estudia la Torá que se denomina “derecha” se encuentra a la izquierda del Creador, es decir que estudia la Torá con el fin de recibir para sí mismo, lo cual lo separa del Creador, y en este estado, la Torá se torna para uno en poción de muerte. Y esto se debe a que permanece separado, pues quiere que su Torá vista su cuerpo. Significa que pretende que la Torá incremente su corporalidad, y esto hace que la misma se convierta en poción de la muerte. No obstante, cuando una persona se adhiere a Él, se establece una única autoridad y la persona se une en Su unicidad. De tal manera que el lado derecho de la persona es el lado derecho del Creador, y entonces el cuerpo se vuelve vestidura para su alma. La manera de saber si uno camina por la senda de la verdad, es comprobando que cada vez que se involucre en las necesidades del cuerpo lo haga justo en la medida necesaria de lo que requiere su alma. Y cuando uno piensa que tiene más de lo que necesita para cubrir lo que requiere su alma, es como un ropaje que uno coloca sobre su cuerpo. En este caso, la persona cuida de que sus ropas no le queden más largas o más anchas, sino que se adapten correctamente a su cuerpo. De forma similar, cuando se ocupa de las necesidades del cuerpo, debe ser cuidadoso de no tomar más de lo necesario para su alma, es decir, para vestir su alma.
Alcanzar la adhesión con el Creador es algo que no todos aquellos que desean unirse al Él pueden conseguir, ya que esto se opone a la naturaleza del hombre, que fue creado con el deseo de recibir, el amor propio. Por eso, necesitamos a los justos de la generación. Cuando una persona se apega a un auténtico Rav, cuyo único deseo es hacer buenas obras, pero la persona siente que es incapaz de realizar buenas obras de forma que la intención sea con el fin de complacer al Creador, al apegarse a este auténtico Rav, y desear el aprecio de su Rav, realizando actos que su Rav aprecia, y detestando cosas que su Rav detesta, entonces puede alcanzar adhesión con su Rav y recibir fuerzas de este, incluso aquellas que no son innatas en él. Este es el significado de haber plantado justos en cada generación.
No obstante, según esto, cuesta entender por qué es necesario plantar a los justos en cada generación. Hemos dicho que era para los necios y los débiles. Pero esto podría haberse resuelto con una solución diferente: ¡no crear necios! ¿Quién le hizo decidir que esa gota llegue a ser un débil o un necio? Podría haber creado a todos sabios.
La respuesta es que los necios también son necesarios, ya que son los portadores del deseo de recibir. Ellos ven que no tienen medios propios para acercarse al Creador, y por eso son como aquellos sobre los cuales está escrito: “Y cuando salgan, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra Mí; porque su gusano no morirá, ni su fuego se apagará; y serán el horror de toda la humanidad”. Se han convertido en cenizas bajo los pies de los justos, por medio de las cuales los justos pueden reconocer el bien que el Señor ha hecho con ellos al haberlos creado sabios y fuertes, y gracias a lo cual Él los ha acercado más hacia Sí. Por lo tanto, ahora pueden agradecer y alabar al Creador, pues ven el estado tan bajo en el que se encuentran. Y esto se llama “cenizas bajo los pies de los justos”, ya que los justos caminan pisando sobre ellas, y de este modo dan alabanzas al Creador.
Pero debemos saber que los grados inferiores también son necesarios. El estado de Katnut (pequeñez) de un grado no puede considerarse superfluo, afirmando que sería mejor que los grados de Katnut ya surgieran directamente en Gadlut (grandeza). Es como un cuerpo físico; en él hay órganos ciertamente esenciales, como el cerebro, los ojos, etc., y otros órganos que en principio no son tan esenciales, como el estómago, los intestinos, los dedos de las manos, los dedos de los pies, etc. Pero no podemos decir que ninguno de estos órganos con funciones no tan esenciales sea redundante. Al contrario, todos son importantes. Y sucede lo mismo en la espiritualidad: también los necios y los débiles son necesarios.
Ahora podemos comprender lo que está escrito acerca de que el Creador dijo: “Vuelvan a Mí y Yo volveré a ustedes”. Significa que el Creador dice: “Vuelvan”, e Israel dice lo opuesto: “tráenos de vuelta, Señor, y así retornaremos”. Quiere decir que durante el decaimiento en el trabajo el Creador dice “Vuelvan” primero. Esto provoca en la persona un ascenso en el trabajo de Dios, y uno comienza a gritar: “Tráenos de vuelta”. Sin embargo, durante la caída, uno no grita: “Tráenos de vuelta”, sino que huye del trabajo. Por lo tanto, uno debe saber que cuando grita “tráenos de vuelta”, esto proviene de un despertar desde Arriba, ya que el Creador anteriormente dijo “Vuelvan”, gracias a lo cual uno asciende y puede decir “tráenos de vuelta”. Este es el significado de: “Y sucedía que, cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: ‘¡Levántate, oh Señor! Y sean dispersados Tus enemigos”. Ponerse en marcha se refiere al momento que se avanza en el servicio al Creador, que se considera ascenso. Entonces, Moisés dijo “Levántate”. Y cuando descansaron dijo: “Vuelvan”. Y durante el descanso del servicio a Dios, necesitamos que el Creador diga “Vuelvan”, lo cual significa “Vuelvan a Mí”, es decir, el Creador proporciona el despertar. Por eso, uno debe saber cuándo corresponde decir “levántate” o “Vuelve”.
Este es el sentido de lo que está escrito en Parashat Akev: “Y recordarás todo el camino... para saber qué hay en tu corazón, si tú estás dispuesto a guardar sus Mandamientos o no”. “Si estás dispuesto a guardar Sus mandamientos” se interpreta como “Vuelvan”. “O no” se interpreta como “levántate”. Y resulta que necesitamos ambos. Y el Rav sabe cuándo corresponde “levántate” y cuándo corresponde “Vuelvan”, ya que los cuarenta y dos trayectos es cuestión de ascensos y descensos que surgen en el servicio a Dios.
Lo escuché en 1948
Se llama espiritualidad a aquello que jamás se anula. Por lo tanto, el deseo de recibir, en la forma que se encuentra con el fin de recibir, llamada “corporalidad”. Esto se debe a que su forma presente será anulada y adoptará la forma de “con el fin de otorgar”.
La existencia de un sitio en la espiritualidad significa “un lugar real”, pues todo aquel que llega allí, a ese sitio, ve la misma forma que los demás. Sin embargo, algo imaginario no se denomina “un lugar real”, porque es imaginario, y cada uno lo imagina de manera distinta.
Cuando nos referimos a los setenta rostros de la Torá, significa que hay setenta niveles. En cada grado, la Torá es interpretada de acuerdo con ese grado en el que uno se encuentra. Sin embargo, el asunto de “mundo” es una realidad; es decir, todo aquel que llegue a cualquiera de esos setenta niveles en el mismo mundo, alcanza la misma forma que todos los aquellos que alcanzaron ese lugar.
De ahí se extrae lo que dicen nuestros sabios, los que interpretaron los versículos de la Torá. Ellos afirman que esto es lo que Abraham le dijo a Isaac, y otros dichos similares de nuestros sabios que decían lo que decían, lo que se explica en los versículos.
Así, surge la pregunta: “¿Cómo supieron lo que uno le dijo al otro?”. Porque aquellos que alcancen el grado en el que Abraham estuvo (o cualquier otro), pueden ver y conocer lo que Abraham vio y conoció. Por este motivo conocen lo que decía Abraham. Y ocurre lo mismo con todos los demás dichos de nuestros sabios al interpretar los versículos de la Torá. Todo esto se debe a que ellos también alcanzaron ese grado y, en la espiritualidad, cada grado es una realidad. Así como cada uno que visita la ciudad de Londres en Inglaterra, ve lo que hay en la ciudad y escuchar lo que allí se dice.
Lo escuché
El “Goren” (granero) significa la disminución de las buenas obras, el momento en que el hombre siente principalmente Gronot (gargantas; suena como Gueronot: deficiencias) con respecto al Creador. Por ello reduce las buenas obras, y luego llega a un estado de Yékev (bodega, que es el significado de: “Y aquel que blasfemó el nombre del Señor”.
“Sucot” se considera alegría, y se refiere a las “regocijantes Guevurot”, que es arrepentimiento por amor, cuando los pecados se vuelven méritos para él, e incluso el granero y la bodega son admitidos en Kedushá (Santidad). Esto es lo que quiere decir que el principal sentido de Sucot es Isaac, pero todos están incluidos dentro de él (y Pésaj –se considera amor, que es la derecha). Este es el sentido: “Abraham concibió a Isaac”.
Esto se debe a que la cuestión padre-hijo es causa-efecto, razón-resultado. De no haber existido primeramente un sentido de Abraham, que es la derecha, no podría haber llegado al sentido de Isaac, que es la izquierda. Pero la izquierda está integrada en la derecha, y esto es el sentido de “Pues Tú eres nuestro Padre”.
Abraham dijo: “serán borrados ante la santidad de Tu Nombre”. Y Yaakov también dijo que significa que los pecados serán borrados ante la santidad de Su Nombre. Y si permanece así, entonces hay una brecha en el medio. En otras palabras, los pecados en todo Israel son como una brecha en la Kedushá (Santidad). No obstante, Isaac dijo “mitad sobre mí y mitad sobre ti”. Quiere decir la parte de los pecados y la parte de las Mitzvot, ambas entrarán en la Kedushá. Y esto puede lograrse a través del arrepentimiento por amor, cuando los pecados de la persona se transforman en méritos, que entonces no hay ninguna brecha, tal como está escrito: “sin brecha y sin protesta”, sino que todo es corregido en pro de la Kedushá. Este es el sentido de las palabras de nuestros sabios: “Más grandes son el estiércol y las mulas de Isaac, que el dinero y el oro de Abimélej”. El estiércol representa algo inferior y sin ningún valor, esto es, que se considera la servidumbre como estiércol. Y más tarde llega un estado de separación debido a que no aprecia su trabajo, y cae en un estado de separación. Y esto se llama “el estiércol y las mulas[1] de Isaac”. Y puesto que Isaac corrigió todo en forma de arrepentimiento por amor, y sus pecados se convirtieron en méritos, el beneficio que obtuvo a través de su estiércol y sus mulas es mayor que el dinero y el oro de Abimélej.
Su Késef (dinero) significa Kisufim (anhelo) por el Creador; y Zahav (oro) significa Ze Hav (da esto), refiriéndose al anhelo de la Torá, es decir, a alcanzar la Torá. Y dado que Isaac corrigió todo, esto es, alcanzó el arrepentimiento por amor, sus pecados también se le consideraron méritos. Y entonces, en cualquier caso, se vuelve muy rico, ya que observar las Mitzvot, no hay más de 613 Mitzvot; pero los pecados y transgresiones son ilimitados. Por lo tanto, Isaac se hizo rico, como está escrito: “y encontró cien puertas”. Esto significa que obtuvo un cien por ciento de Kedushá, sin desperdicio alguno, ya que en él, el desperdicio también había sido corregido.
Por eso, el techo de la Sucá se hace con los residuos del granero y de la bodega (y pueden decir lo que afirmaron nuestros sabios: que Moisés se hizo rico con los residuos). Por lo tanto, “Sucot” debe su nombre principalmente a Isaac, que es las regocijantes Guevurot, y Sucot también debe su nombre a Moisés.
[1] “Mulas” se escribe similar a “Separaciones”.
Lo escuché en la noche de Sucot, dentro de la Sucá, en 1942
El granero representa los Dinim (juicios) masculinos, como en “oculto y no mancillado”, cuando siente que está en un estado de Goren (granero), es decir, Guer (extranjero) en el trabajo.
La bodega representa los Dinim femeninos, como en “oculto y mancillado”. Yékev (bodega) se considera Nékev (orificio).
Y existen dos tipos de Sucot:
- De nubes de gloria
- De residuo del granero y de la bodega.
Una nube se considera ocultamiento, cuando uno siente el ocultamiento sobre la Kedushá (Santidad). Si una persona se sobrepone a la nube, es decir, el ocultamiento que siente, obtendrá las nubes de gloria. Esto se llama MaN de Ima, y sucede durante los seis mil años. Se considera un secreto que aún no ha alcanzado a ser naturaleza, denominada Pshat[1].
Y el residuo del granero y la bodega recibe el nombre de Pshat y naturaleza, considerado MaN de Maljut, erigido concretamente a través de la fe, y se llama “despertar desde abajo”. Y MaN de Ima es un despertar desde Arriba, y no se discierne como naturaleza. Quiere decir que por parte de la naturaleza, cuando uno no está listo para recibir la abundancia, no recibe otorgamiento.
Pero por parte del despertar desde Arriba, que es por encima de la naturaleza, la Luz es otorgada sobre los inferiores en forma de “Yo soy el Señor, que mora entre ellos, en medio de su impureza”, como está escrito en el sagrado Zóhar: “aunque él ha pecado, es como si no lo hubiera hecho”.
No obstante, en el despertar desde abajo, la Luz no es otorgada. En cambio, precisamente cuando uno está cualificado por naturaleza, por sí mismo, esto se llama MaN de Nukva, el cual puede corregirse mediante la fe. Esto se llama “por sí solo”, considerado el séptimo milenio, llamado “y uno está arruinado”, es decir, “no tiene nada propio”, esto es, Maljut. Cuando esto se corrige, uno consigue el décimo milenio, que es GaR. Esta alma solo existe cada diez generaciones. Sin embargo, está el estado del séptimo milenio desde la perspectiva de los seis mil años, llamado “individual”; pues lo general y lo individual siempre son iguales. Pero esto es considerado MaN de Ima, y recibe el nombre de “nubes de gloria”.
Y el propósito del trabajo se encuentra en el estado de Pshat y la naturaleza, porque en este trabajo ya no tiene donde caer más bajo, pues ya se encuentra en el suelo. La razón de esto es que no necesita grandeza, puesto que para él es como si siempre fuera algo nuevo; que siempre trabaja como si recién empezara a trabajar, y lo hace aceptando plenamente la carga del Reino de los Cielos por encima de la razón. La base sobre la que estableció la forma de trabajar era en el estado más bajo posible; y todo era por encima de la razón. Solo un auténtico necio puede ser tan bajo como para proceder sin base alguna sobre la cual establecer su fe, literalmente sin ningún soporte. Además, acepta esta tarea con gran alegría, como si tuviera un conocimiento y una visión reales sobre los que establecer la certeza de la fe. Y en esa medida exacta de “por encima de la razón”, en la misma medida como si tuviese razonamiento.. Por lo tanto, si persiste en este camino, jamás caerá. Al contrario, podrá alegrarse siempre sabiendo que está sirviendo a un gran Rey.
Este es el sentido del versículo que dice: “Ofrecerás uno de los corderos por la mañana y el otro cordero lo ofrecerás al atardecer, como la ofrenda de la mañana y su libación“. Esto significa que la misma alegría que sintió mientras ofrecía su sacrificio, que para él era como la mañana, ya que la mañana se llama “luz”, es decir, que la Luz de la Torá le iluminaba con total claridad. En ese mismo estado de felicidad realizaba su sacrificio, su trabajo, aunque para él fuera como la tarde.
Quiere decir que aunque no tuviera claridad en la Torá y en el trabajo, aun así, todo lo hacía con alegría, pues trabajaba por encima de la razón. Por lo tanto, no sabe sopesar cuál de los dos estados complace más al Creador.
Este es el significado de la prédica “cierta materia” de Rabí Shimón Ben Menasia. Materia significa sin razón ni conocimiento. “Un oído que haya escuchado en el Monte Sinaí, no robarás”. Significa no recibir nada para sí mismo, más bien, asumir la carga del Reino de los Cielos sin grandeza, sino completamente por encima de la razón. Y fue y robó cierta iluminación de Luz para sí mismo, es decir, dijo: “Ahora puedo ser un siervo del Señor porque ya poseo razón y conocimiento del trabajo, y entiendo que vale la pena ser el siervo del Creador. Y ahora ya no necesito más la fe por encima de la razón”.
Y acerca de esto nos dice: “y él fue vendido a la corte”. La corte se refiere a la razón y al conocimiento del hombre, que son los que juzgan sus acciones y determinan si vale la pena hacerlas o no. “y él fue vendido” significa que se ha vuelto un extranjero en el trabajo de Dios, y que su mente viene y le hace la consabida pregunta: “¿Qué pretendes con este servicio?”. Y esto únicamente proviene del robo, habiendo recibido cierto apoyo para el estado de la fe. Por lo tanto, viene y desea anular el apoyo con sus preguntas. Pero esto es solo por “seis”, es decir, “fue vendido por seis años”, que se considera Dinim masculinos.
“Pero si el siervo simplemente dice: Yo amo a mi amo... No me liberaré”, es decir, que no desea quedar libre sin Mitzvot, entonces la corrección consiste en “su Amo lo traerá”; o sea, “el Señor de toda la tierra”, “a la puerta o a la Mezuzá”; o dicho de otro modo, le da un bloqueo en la recepción del Reino de los Cielos. Y “su amo perforará su oído”; su oído es perforado, pues le hace otro orificio para que pueda oír nuevamente lo que escuchó en el monte Sinaí: “no robarás”, “y él le servirá para siempre”. Esto es debido a que, en ese momento, realmente se vuelve un siervo del Creador.
Sucot es una residencia temporal. Se refiere a que si alguien ya ha obtenido una residencia permanente y no tiene nada más que hacer, como en lo referente al primero en contar las iniquidades, se le sugiere retirarse a una residencia temporal como la que habitaba en su camino a la casa de Dios, antes de que llegara a la residencia permanente. En ese tiempo, constantemente necesitaba alcanzar el Palacio de Dios,, y recibía huéspedes, cuando su trabajo era en forma de “visitante de paso”. Y ahora sí puede continuar con el trabajo pasado, cuando se sentía siempre agradecido y alababa al Creador por acercarlo cada vez más a Él, lo cual le daba alegría. Y ahora, en Sucot, puede continuar con esa sensación de felicidad que tenía entonces, y este es el significado de la residencia temporal. Por eso dijeron: “deja la residencia permanente y mora en una residencia temporal”.
“El estudio no es lo más importante, sino el acto”. Esto significa que un acto es como una especie de sustancia. Rabí Shimón Ben Menasia predicaba “cierta materia”, que el acto es lo más importante, y la mente no es más que cierto tipo de espejo.
Sin embargo, el acto se considera estado animal y la mente se considera estado parlante. El hecho es que si hay totalidad en el acto, entonces el acto es tan grande que trae consigo la mente de la Torá. Y la mente de la Torá recibe el nombre de “parlante”.
[1] Uno de los cuatro métodos clásicos de la exégesis bíblica judía usada por rabinos y estudiosos de la Biblia judía en la lectura de la Biblia hebrea, también conocido como el Tanaj
Lo escuché durante una comida en celebración de una circuncisión; Jerusalén, 1943
Maljut, por su parte, se llama “Jojmá inferior”, y con respecto a su conexión con Yesod se llama “fe”. Por encima de Yesod hay un estado de prepucio, cuyo propósito es separar a Maljut de Yesod y no permitirle conectarse con Yesod. El poder del prepucio consiste en representar a la fe como si fuese polvo. Este es el significado de la “Shejiná (Divinidad) en el polvo”.
Cuando la fuerza que representa esto se quita, afirmando que dicha fuerza es “polvo”, esto se denomina “circuncisión”: cuando se corta el prepucio y es arrojado al polvo.
En ese estado, la sagrada Shejiná sale del polvo y el mérito de la fe se vuelve aparente. Esto se llama “redención”: conseguir levantar a la Divinidad del polvo. Por lo tanto, debemos centrar todo nuestro trabajo en eliminar esa fuerza que representa, y solo la fe se considera completa.“Son meticulosos consigo mismos, tanto como una aceituna y como un huevo”. Una “aceituna” es como dijo la paloma: “Prefiero que mi alimento sea amargo como una aceituna venida del Cielo”. Y el “huevo” significa algo sin vida, aunque luego saldrá de él un animal. Pero por el momento no hay signos de vida en él. Y son meticulosos consigo mismos y prefieren trabajar aunque la situación sea como una aceituna.
Además, cuando ven que no hay vitalidad en el trabajo, y toda su fuerza en el trabajo es debida a que su única intención es levantar a la Divinidad del polvo, entonces, a través de esta labor, ganan la redención. Y entonces ven que esta comida, que antes era como una aceituna y un huevo, se ha convertido en algo vital, dulce y sublimemente placentero.
Este es el significado de la frase “un prosélito convertido se parece a un niño recién nacido”. Debe también guardar el propósito del Brit (pacto), y entonces estará en alegría. Resulta que, cuando el niño es circuncidado, aunque sufre, los padres e invitados están felices: creen que el alma del niño está feliz. De modo similar, debemos estar felices en el trabajo del Brit aunque sintamos un estado de sufrimiento. Debemos entender que nuestra alma está feliz.
Todo nuestro trabajo debe ser con alegría. Y la evidencia de esto es el primer mandamiento que le fue dado al hombre. La Mitzvá es ejecutada por los padres, y los padres e invitados están felices. Así es como deben ser realizadas todas las Mitzvot que uno cumple: solamente con alegría.
Lo escuché en 1945
En el versículo que dice “Guardad vuestras almas”, el cuidado se refiere principalmente al alma espiritual. Sin embargo, uno se preocupa por el alma corporal aun sin mandamientos de la Torá. Esto se debe a que la regla dice que una Mitzvá es, ante todo, evidente; quiere decir que es evidente que uno hace lo que hace por la Mitzvá en sí, y si no fuera por esa Mitzvá, no lo haría. En resumen, la Mitzvá en sí es la razón por la que uno lo hace.
Por lo tanto, cuando se lleva a cabo una Mitzvá, si uno ve que lo haría incluso si no se tratara de una Mitzvá, debe tener especial cuidado para encontrar algún lugar en el cual poder afirmar que solo lo está haciendo por la Mitzvá. De este modo la Luz de la Mitzvá podrá iluminar el acto de la Mitzvá que está ejecutando. Esto se denomina hacer un Kli con la Mitzvá en el cual pueda estar la Luz Superior. Así, vemos que el cuidado se refiere principalmente al alma espiritual.
Lo escuché en 1945
Para comprender lo que dijeron nuestros sabios “todo aquello que tenga escamas, se sabe que tiene aleta. Y todo aquello que tenga aleta, no se sabe si tiene escamas”. En el trabajo debemos interpretar el asunto de Kaskéset (escamas) como Kushiot (interrogantes) que tiene el hombre en el trabajo de Dios. Las Kushiot son Kelim para recibir respuestas, ya que las respuestas no son llenadas con la mente externa, sino concretamente con la mente interna, que es la Luz Superior que se viste sobre el hombre. Y entonces todos los interrogantes se depositan en él.
Por lo tanto, en la medida en que las preguntas aumentan, en ese mismo grado se viste la Luz Superior dentro del hombre. Por eso, las escamas se consideran signos de pureza, ya que a través de esto uno puede llegar a purificarse al desear no tener preguntas. Por lo tanto, uno hace todo lo que puede para purificarse, y así alcanzar con la Luz Superior.
Y aleta es algo que también se encuentra entre los signos de pureza. Snapir (aleta) implica Soné-Pe-Or Elión (odiar-boca-Luz Superior). Y el hecho de tener preguntas ciertamente es debido a que siente odio por la Luz Superior. Pero quien tiene aleta no tiene interrogantes, necesariamente. Uno puede odiar la Luz Superior, no porque tenga interrogantes, sino simplemente por codicia, y decir: “de cualquier forma no iré”.
Esta es la señal de purificación, es decir, cuando tiene un pescado. Un pescado implica carne que está revestida de la aleta y escamas. Esto significa que la Luz Superior ilumina a través de estas dos señales.
Pero cuando se trabaja sin interrogantes en la labor, esto no es señal de pureza. Esto se debe a que uno no tiene lugar en el que depositar la Luz Superior, pues no tiene una razón que lo obligue a atraer la Luz Superior, ya que incluso sin la Luz Superior, cree que se encuentra bien.
Por eso, cuando Faraón, rey de Egipto, quiso mantener al pueblo de Israel bajo su dominio, ordenó no dar Kash (paja), tal como está escrito: “Entonces el pueblo se dispersó para recoger paja”. De este modo jamás necesitarían que el Creador los liberase del dominio de la impureza para llevarlos a Kedushá (Santidad).
Lo escuché el 7 de Siván, 14 de junio de 1948
La suerte es algo por encima del raciocinio. De este modo, aunque lo razonable sea que suceda tal o cual cosa, la suerte hace que alguien triunfe con sus acciones. La razón hace referencia a la causa y efecto, es decir, que la causa provoca que el resultado sea el que es. Pero por encima de la razón, cuando la causa inicial no es lo que provoca la consecuencia, esto se llama “por encima del razonamiento”. Decimos de esto que la suerte provocó el resultado.
Se sabe que todo otorgamiento viene de la Luz de Jojmá y cuando Jojmá ilumina, recibe el nombre de “línea izquierda” y “oscuridad”. La abundancia queda bloqueada y esto se denomina “hielo”. Esto se llama “mérito”, porque alcanza el logro. Significa que la razón que causa la Luz de Jojmá se denomina “mérito”, que es causa y efecto.
Pero “los hijos, la vida y el sustento no dependen del hombre, sino de la suerte”. Esto quiere decir que Jojmá mengua específicamente a través de la línea media, e ilumina precisamente a través de esta disminución, llamada Masaj de Jirik. Entonces resulta que no ilumina con causa y efecto, pues Jojmá ilumina a través de la línea izquierda, sino precisamente a través de la disminución. Esto se llama “por encima de la razón”, y esto es “suerte”.
Lo escuché el 9 de Nisán, el 18 de abril de 1948
En el sagrado Zóhar, explica la razón por la cual Leá concibió a Reubén, mientras él pensaba en Rajel (Raquel) durante el acto. La ley dice que si piensa en otra mujer, el niño se llama “hijo de intercambio”[1]. Y el sagrado Zóhar explica que, dado que él estaba pensando en Rajel, y realmente creía que era Rajel; mientras que “hijo de intercambio” se aplica en caso que Rajel estaba en su pensamiento y que, en el acto, sabía que era Leá. Sin embargo, en este caso su pensamiento estaba con Rajel, y en cuanto al acto, también creyó que estaba con Rajel.
Y lo explica de la siguiente manera: es sabido que la espiritualidad es como el sello y la impronta: cada nivel tiene la impronta de su grado Superior. Y el comportamiento del sello y la impronta es que siempre son opuestos: la impronta siempre es opuesta al sello. De esto resulta que aquello considerado Klipá (cáscara) en Briá, es Kedushá (Santidad) en Yetzirá; y aquello que es Kedushá en Yetzirá, es Klipá en Asiyá.
Por lo tanto, si el justo se une a cierto grado, ciertamente se une con la Kedushá en ese grado. Y si durante el acto piensa en otro grado o nivel, y lo que es considerado Kedushá en ese grado se considera Klipá en otro grado, esto recibe el nombre de “intercambiable”. Esto quiere decir que la progenie de esta unión es intercambiable porque los grados son opuestos entre sí.
Sin embargo, Yaakov estaba pensando en Rajel, es decir, en la Kedushá del estado de Rajel. Y en cuanto al acto, también creyó que se trataba de Rajel. Así que tanto el pensamiento era de la Kedushá de Rajel como el acto pretendía ser del grado de Rajel. Por eso, aquí no se trata del estado de Leá, para que fuera considerado intercambiable.
[1] Bnei Tmurá (hijos de intercambio), se refiere a hijos nacidos de una relación sexual del hombre con su esposa mientras piensa en otra mujer aunque está sea otra esposa. La Guemará se refiere a estados en los cuales es prohibido mantener relaciones maritales y define los hijos nacidos de estas relaciones según tales estados.
Lo escuché el 17 de Adar Bet, 28 de marzo de 1948
En el Zóhar, Bereshit pág. 165, dice: “En los secretos de la Torá, los defensores de los ministros son erigidos desde Arriba. Y el resplandor de la espada llameante está fijado sobre todos los ejércitos y campamentos. Y en este discernimiento, otros discernimientos variados son interpretados a otros niveles variados”.
Y explicó que cuando la línea izquierda se extiende, debe ser mitigada con la línea derecha.
Se expande en tres lugares:
- En AvI, que es la raíz.
- En Maljut.
- En los ángeles de Dios.
En AvI, se denominan “defensores de los ministros”, y en Maljut se llaman “resplandor de la espada que gira”. Y en los ángeles se llama “y en este discernimiento, varios otros discernimientos variados son interpretados a otros niveles variados”.
Lo escuché el 5 de Adar, 15 de febrero de 1948
Para comprender las palabras del sagrado Zóhar, primero debemos entender lo que este quiere decir. Y entender lo que el sagrado Zóhar quiere decir depende de la dedicación de uno a la Torá y a las Mitzvot. La Torá y las Mitzvot pueden traer pureza a la persona, pueden limpiarla del amor propio. Y por eso se dedica a la Torá y las Mitzvot. Y en esa misma medida podemos comprender la verdad que el sagrado Zóhar desea transmitir. De lo contrario, hay Klipot que ocultan y que bloquean la verdad en las palabras del sagrado Zóhar.
Lo escuché al salir Shabat Beshalaj, el 24 de enero de 1948
Todo el trabajo se encuentra únicamente donde hay dos caminos, como está escrito: “Y vivirá en ellos, y no morirá en ellos. Y lo referente a ‘morirá, y no infringirá’ se aplica solamente a tres Mitzvot (preceptos): idolatría, derramamiento de sangre e incesto”[1]. Y aun así, vemos que los primeros Jasidim daban sus vidas por las de “Hacer”[2].
Y debemos saber que todo el trabajo y el esfuerzo tienen valor solo cuando se cumple con la Torá. En ese momento uno siente una pesada carga porque el cuerpo no consiente las condiciones de la Torá. Pero cuando uno consigue discernir que la Torá le protege, no se siente pesadez alguna en el trabajo de Dios. Esto se debe a que la Torá lo protege a uno, tal como está escrito: “El alma de uno habrá de instruirle”.
[1] N. del T.: Estas son Mitzvot (preceptos) de No Hacer.
[2] N. del T.: En referencia a las 248 Mitzvot de Hacer.
Lo escuché el 26 de Adar; 7 de marzo de 1948
En Shabat Shekalim (nombre de la porción semanal), cuando él comenzó el Kidush... dijo: “Había una costumbre entre los Admorim (jefes de las congregaciones) de Polonia que establecía que todos los ricos debían de dirigirse a sus rabinos en Shabat Shekalim para recibir Shekalim (monedas) de sus rabinos”.
Y dijo que esto implicaba que no se puede erradicar a Amalek sin Shekalim. Esto se debe a que, antes de que uno reciba Shekalim, aún no hay Klipá (cáscara) de Amalek. En cambio, en cuanto se toman los Shekalim, llega la gran Klipá llamada “Amalek”, y entonces comienza la tarea de erradicar a Amalek. Sin embargo, antes de esto, no había nada que eliminar.
Y a esto añadió una explicación concerniente a las palabras del Predicador de Kuznitz acerca de lo que se dice en la plegaria de clausura: “Tú has separado al hombre del principio (cabeza) y Tú habrás de reconocerlo para que se presente ante Ti”. El predicador preguntó al respecto: “¿Cómo es posible presentarse sin un Rosh (cabeza, pero también principio)? Quiere decir que ha separado al Rosh del hombre; y, ¿cómo es posible tal cosa?”. La explicación es: “Porque levantarás la cabeza de los hijos de Israel”, por medio de los cuales atraemos el estado de Rosh. Si damos el medio Shekel, con ello se nos concede el estado de Rosh.
Y después preguntó... “¿Por qué prepara para el Kidush más para beber que para comer? Este no es el orden correcto, ya que lo correcto debería ser comer más que beber, porque el beber solo viene a complementar el comer, según la máxima ‘Y comerás y quedarás satisfecho, y bendecirás’. No obstante, no sucede eso cuando el beber supera el comer”. E interpretó que comer implica Jasadim y beber implica Jojmá.
Y también añadió que el día de Shabat previo al mes de Adar contiene el mes entero de Adar. De este modo, “cuando llega Adar, hay mucha alegría”. Y dijo que hay una diferencia entre Shabat y un día festivo. Shabat recibe el nombre de “amor”, y el día festivo recibe el nombre de “alegría”. La diferencia entre la alegría y el amor radica en que el amor es una esencia, mientras que la alegría es solo un resultado que surge de alguna causa. La causa es la esencia y el resultado es solamente producto de la esencia. Por lo tanto, Shabat recibe el nombre de “amor y voluntad”, mientras que el día festivo se denomina “alegría y júbilo”.
También dijo, en relación a lo que Rabí Yojanán Ben Zakay le respondió a su esposa, que era como un ministro ante el Rey, y él, Rabí Janina Ben Dosa, como un esclavo ante el Rey; por eso pudo rezar. Parece que debería haber sido al revés: que el ministro, en lugar del esclavo, tuviera más influencia sobre el Rey.
Pero “ministro” es aquel que ya alcanzó la Providencia individual. En ese estado uno no encuentra lugar para la oración, pues todo es bueno. Pero un esclavo es aquel que se encuentra en el nivel de recompensa y castigo, y por ende tiene lugar para la oración, porque ve que tiene más qué corregir.
Y agrega otra explicación más de un artículo presentado (Babá Metziá 85a), donde se habla de un ternero que lo llevaban al matadero. Este llegó hasta donde estaba el rabino, apoyó la cabeza sobre su regazo y lloró. El rabino le dijo: “Ve, esto es para lo que has sido creado”. Y ellos dijeron: “Dado que no siente ninguna lástima, la aflicción caerá sobre él”.
“Esto es para lo que has sido creado” se refiere a la Providencia individual; quiere decir que no hay nada que añadir o quitar, ya que allí los sufrimientos también se consideran méritos. Por eso extendió sufrimientos sobre él.
Y la Guemará dice que fue librado del sufrimiento a través de un acto, al decir: “y Su misericordia está en todas Sus obras”. Un día, la criada del rabino estaba barriendo la casa; había pequeñas ratas dentro y comenzó a barrerlas hacia fuera. Él le dijo: “¡Déjalas!”. Está escrito: “y Su misericordia está en todas Sus obras”. Como él alcanzó a comprender que una plegaria también permanece en la eternidad, ahora pasó a tener lugar para la oración. Y por eso los sufrimientos le abandonaron.
Al salir el Shabat dijo su interpretación acerca de lo que el sagrado Zóhar dice sobre el verso “Pues el Señor ha elegido a Yaakov para Sí”. ¿Quién eligió a quién? Y el sagrado Zóhar responde: “El Señor eligió a Yaakov” (Bereshit 161b). Y dijo que la pregunta del sagrado Zóhar es si el Creador eligió a Yaakov. Resulta que Yaakov no hizo nada, sino que todo estaba bajo la Providencia individual. Y si Yaakov eligiera, indicaría que Yaakov sería el ejecutante, o sea, estaría en un estado de recompensa y castigo. Y respondió que, al principio, uno debe empezar por la senda de recompensa y castigo. En cuanto uno completa esa fase de recompensa y castigo, consigue ver que todo se encuentra bajo la Providencia individual y que “Él solo es quien ejecuta y ejecutará todos los actos”. Sin embargo, antes de completar el trabajo en la fase de recompensa y castigo, nos resulta imposible comprender la Providencia individual.
Y el domingo por la noche, después de la clase, explicó la cuestión de la astucia de Yaakov, así como está escrito acerca de Yaakov: “Tu hermano vino con astucia”. Ciertamente no había aquí mentira; de lo contrario, el texto no diría sobre Yaakov, el elegido entre los patriarcas, que era un mentiroso. En cambio, la astucia se refiere a que cuando uno ejecuta un acto de sabiduría sin buscar la sabiduría en sí, sino con el fin de obtener algún beneficio que necesite, y ve que no puede obtenerse directamente, realiza entonces un acto de sabiduría para obtener aquello que necesitaba. A esto se llama “sabiduría”.
Este es el significado del versículo: “sea astucia dentro de la razón”. Se refiere a la sabiduría a través de la razón. Quiere decir que la sabiduría que desea obtener no es por la sabiduría en sí, sino por otro motivo que lo fuerza a atraer Jojmá. En otras palabras, la debe atraer para complementar Jasadim.
Esto ocurre porque antes de que Jasadim obtenga Jojmá, se encuentran en estado de Katnut (pequeñez). Sin embargo, luego, cuando atrae Jojmá, pero sigue prefiriendo Jasadim en vez de Jojmá, resulta evidente que Jasadim es más importante que Jojmá. Esto se llama GaR de Biná, que significa que uno utiliza Jasadim por elección. Este es el significado de Jojmá a través de la razón, pues YSHSUT, se revela Jojmá en el estado de VaK. Y en AvI, se revela Jojmá al mejorar Jasadim, y permaneciendo en Jasadim. No obstante, aunque Biná es considerada corrección Jafetz Jésed (que se deleita en la misericordia), su elección de Jasadim no es aparente a causa del Tzimtzum Bet (segunda restricción), donde no hay Jojmá. Sin embargo, en Gadlut (grandeza), cuando llega Jojmá, los Jasadim que utiliza es por elección.
Lo escuché en Sucot inter 1, 27 de setiembre de 1942
Está escrito: “Y el primer día tomarán frutos de árboles cítricos, hojas de palmera y ramas de árboles frondosos, y sauces de río” (Levítico 23:40).
Y debemos interpretar “fruto de cítricos” de la siguiente manera: el árbol s representa al justo, llamado “árbol del campo”. El fruto es la progenie del árbol, la progenie del justo, es decir, las buenas acciones, que deberían estar en forma de adornos en su árbol. “De año a año” significa un año entero, que son “seis meses con aceite de mirra, y seis meses con dulces fragancias”. Los malvados, sin embargo, son “como la paja que se lleva el viento”. Las “hojas de palmeras” son dos cucharas, que son las dos letras Hey, la primera Hey y la última Hey, con las cuales uno adquiere “una cuchara con diez monedas de oro llenas de incienso”.
Las cucharas quieren decir coerción, y que uno acepta el Reino de los Cielos por la fuerza. Significa que, a pesar de que la razón está en desacuerd, uno va por encima de la razón. Esto recibe el nombre de “acoplamiento forzado”. “Tmarim” (palmeras) viene de la palabra “Morá” (miedo), que es temor a modo de: “y Dios lo hizo de forma tal que los hombres debieran sentir temor ante Él”.
Y por causa de eso se le llama Lulav (rama de palmera). Esto significa que antes de ser recompensado, uno tiene dos corazones. Y esto es llamado “Lo Lev” (no corazón), es decir, que el corazón no está únicamente dedicado al Creador. Y cuando se le concede el discernimiento de “Lo” (para Él), es decir, un corazón para el Creador, esto es Lulav Además, uno debe decir: “¿Cuándo alcanzarán mis acciones las acciones de mis ancestros?”. Gracias a esto, uno alcanza a ser una rama de los sagrados patriarcas; y este es el significado de “ramas de árboles frondosos”, que son los tres arrayanes.
No obstante, al mismo tiempo, uno debe estar bajo la forma de “sauces del río”, sin sabor y sin fragancia. Y debe deleitarse con este trabajo, aunque no sienta sabor ni fragancia en este trabajo. Y entonces, este trabajo recibe el nombre de “las letras de Tu nombre unificado”, con lo que se nos concede la unión completa con el Creador.
Lo escuché el 24 de Adar, 19 de marzo de 1944
Está escrito: “... y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ Y él respondió: ‘Escuché Tu voz (...) y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí’ (...) que no vaya a extender su mano y tome también del Árbol de la Vida...”. “Y expulsó al hombre”.
Debemos comprender el temor de Adam, que era tal, que tuvo que esconderse por haberse encontrado desnudo. El hecho es que, antes de comer del Árbol del Conocimiento, su alimento provenía de Biná, que es el mundo de la libertad. Después de haber comido del Árbol del Conocimiento, vio que estaba desnudo. Significa que temía, porque no quería extraer la Luz de Torá para utilizarla a modo de “los pastores del rebaño de Lot”. El asunto de “Los pastores del rebaño de Lot” significa que hay fe por encima de la razón, que recibe el nombre de “Los pastores del rebaño de Abram”. En otras palabras, aquel que ha logrado conseguir la Luz de la Torá no la toma como base para su trabajo, diciendo que ahora ya no necesita fortalecer su fe en el Creador, puesto que ya posee el cimiento de la Luz de la Torá. Esto se llama “Los pastores del rebaño de Lot”, y es estado de “el mundo maldito”; y se considera una maldición. Esto es lo contrario de la “fe”, que es una bendición.
En cambio –continuó– dice que ahora ve que si él va con fe por encima de la razón, desde Arriba se le da la Luz de la Torá, para indicarle que está caminando por la senda de la verdad. Y de ningún modo lo toma como apoyo para trabajar dentro de la razón, a partir de lo cual uno entra en el estado de las vasijas de recepción, sobre las cuales existía el Tzimtzum (restricción). Por esta razón se le denomina “lugar de la maldición”, ya que “Lot” significa el mundo maldito.
Y a este respecto el Creador le dijo: “¿Por qué tienes miedo de tomar esas luces por si las mancillas? ¿Quién te ha dicho que estabas desnudo? Debe ser porque has comido del Árbol del Conocimiento; y esto te ha producido miedo. Antes, cuando comías de todos los árboles del jardín, es decir, cuando utilizabas las Luces a modo de ‘Los pastores del rebaño de Abram’ no sentías temor alguno”. Por lo tanto, lo expulsó de allí “no vaya a extender su mano y tome también del Árbol de la Vida”. El temor era que se arrepintiera y entrara al Árbol de la Vida. Pero ¿qué es el temor? Puesto que había pecado con el Árbol del Conocimiento, ahora debe corregir al Árbol del Conocimiento.
Este es el significado de “Y el Señor lo expulsó del Jardín del Edén”, para corregir el pecado del Árbol del Conocimiento. Y después de esto tendrá la capacidad de entrar al Jardín del Edén. El Jardín del Edén representa el ascenso de Maljut a Biná, donde recibe Jojmá, porque Edén significa Jojmá. Y entonces, Maljut, llamada “jardín”, recibe Jojmá en forma de “Edén”. Y esto es “el Jardín del Edén”.
Lo escuché el 19 de Adar, 24 de febrero de 1943
Existe el discernimiento de “Ze” (este) y el discernimiento de “Zot” (esta). Moisés es considerado Ze, que esel padrino de boda del Rey. El resto de los profetas son considerados Zot o Koh (la letra Kaf con la letra Hey), que es el significado de la palabra “Yadjá” (tu mano), y que representa la (letra) Vav izquierda. También existe el estado de la Vav derecha. Y este es el significado de “las letras Zain que reúnen”, que juntan dos Vavs. A esto se refieren las palabras: “y una que las contiene”, que es la decimotercera, considerada un grado completo.
Hay una Vav derecha y una Vav izquierda. La Vav derecha se llama “Árbol de la Vida”; y la Vav izquierda se llama “Árbol del Conocimiento”, que es el lugar de la custodia. Las dos Vav se llaman “doce Jalot”[1], en dos filas de seis, que es el significado de los trece Tikunim (correcciones), que son doce, más una que las contiene y que recibe el nombre de “afortunada y limpia”.
Este es el significado de: “revelará sus sabores con doce bramidos, que son una señal en su cielo, dos veces y débilmente” (en la canción “Asader LeSeudata”). También está escrito que “ella será coronada con Vavs y Zains que reúnen” (en la canción “Azamer BeShibjin”). Debemos interpretar la coronación con las Vavs entendiendo que la conexión a través de dos Vavs es el significado de los doce bramidos (que son las doce Jalot) que son una señal en el cielo, llamada Yesod, y también “dos veces y débilmente”. Esto significa que las Vavs se han duplicado: la Vav izquierda se llama “Árbol del Conocimiento”, el lugar de la custodia. Después se vuelven débiles (recibe el nombre de “leve”), y así se hizo un espacio en el cual se puede trabajar fácilmente. De no haber sido por la duplicación con el Árbol del Conocimiento, hubieran tenido que trabajar con la Vav derecha, que significa “Árbol de la Vida”. Y entonces, ¿quién hubiera podido elevarse para recibir el Mojin?
No obstante, con la Vav izquierda, considerada como la custodia, uno está siempre bajo este estado. Y gracias a la custodia que asume por encima de la razón, su trabajo es entonces deseable. Por eso se le llama débil, leve, es decir, es fácil encontrar un lugar para trabajar. Esto quiere decir que, sea cual sea el estado en que se encuentra uno, puede ser servidor del Creador, ya que no necesita nada, pues todo lo hace por encima de la razón. Resulta que uno no necesita ningún Mojin para llegar a ser el siervo del Creador.
Ahora podemos interpretar lo que está escrito: “Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos”, que mesa significa, como está escrito, “... y la despide de su casa, y ella sale de su casa y ella fue...” (Deuteronomio 24:1-2). Shulján (mesa) se parece a VeShaljá (y despide), es decir, salir fuera del trabajo.
Debemos interpretar que, incluso durante las salidas del trabajo, o sea, durante los estados de descenso, uno aún tiene espacio para trabajar. Esto quiere decir que cuando uno se supera por encima de la razón durante los descensos, y clama que estos también le han sido enviados desde Arriba, los enemigos quedan cancelados. Esto se debe a que los enemigos pensaron que, con las caídas, la persona alcanzaría el estado más bajo y abandonaría la campaña; pero al final sucede lo contrario: los enemigos son anulados.
Este es el significado de lo que está escrito: “la mesa que está ante el Señor”, que precisamente de esta forma recibe la faz del Creador. Y este es el significado de que uno vence todos los juicios, incluso los más grandes, puesto que asume en todo momento la carga del Reino de los Cielos. Es decir, siempre encuentra un espacio para trabajar, como está escrito que Rabí Shimón Bar-Yojay dijo: “No hay ningún sitio en el que esconderse de Ti”.
[1] Jalot (plural de Jalá) pan trenzado que se sirve tradicionalmente en Shabat. Las doce Jalot se servían como parte de la ofrenda en el Templo de Jerusalén.
Lo que escuché en privado, en VaYerá, noviembre de 1952
La fe se conoce como estado de Maljut interpretada en la mente y el corazón, es decir, otorgamiento y fe. Y en oposición a la fe está el estado de Orlá (prepucio), que es “saber”, que es una forma de considerar este estado de Orlá. Sin embargo, la fe, llamada “sagrada Shejiná” (Divinidad), se encuentra en el polvo. Esto significa que trabajar en este estado se considera indigno, y por eso todos evitan caminar por esta senda. Pero solo ella se considera la senda de los justos y de Kedushá (Santidad).
El Creador desea que Sus nombres sean revelados solamente de este modo, pues así hay certeza de que no mancillarán las Luces Superiores, ya que toda la base es otorgamiento y adhesión. Además, las Klipot no pueden succionar nada de este estado, ya que únicamente pueden succionar de allí donde existe el saber y recepción.
Y donde domina el prepucio, la sagrada Shejiná no puede recibir las Luces Superiores en su interior, para que las Luces no caigan dentro de las Klipot. Por esta razón existe la angustia de la Shejiná, es decir, el impedimento a que las Luces Superiores entren en ella y pueda otorgar a las almas. Y esto depende solamente de los inferiores. El Superior solo puede otorgar la Luz Superior; pero la fuerza del Masaj (pantalla), a través de la cual el inferior no desea recibir en las vasijas de recepción, depende del trabajo de los inferiores; es decir, los inferiores deben realizar esa averiguación.
Yo escuché
Es sabido que, por causa del rompimiento, cayeron chispas de Kedushá (Santidad) dentro de BYA (Briá-Yetzirá-Asiyá). Allí, en BYA, no pueden ser corregidas; por lo tanto deben ser elevadas a Atzilut. Y a través de las buenas obras y las Mitzvot con intención de complacer a nuestro Creador, en vez de a uno mismo, esas chispas ascienden a Atzilut. Después se integran en el Masaj (pantalla) del superior, en el Rosh del nivel, donde el Masaj permanece eternamente. Y en ese momento, ocurre un Zivug (acoplamiento espiritual) en el Masaj a través de la integración de las chispas, y la Luz Superior se expande a través de los mundos según la cantidad de chispas que hayan sido elevadas.
Esto se asemeja a la purificación de los Partzufim de Akudim. Hemos aprendido que durante su purificación, cuando la Luz parte por tal motivo, el Masaj del Guf asciende junto con las Reshimot al Pe de Rosh. La razón de ello está en que cuando el inferior deja de recibir, se considera que se ha purificado de su Aviut (espesor). Por lo tanto, el Masaj de Guf puede ascender de vuelta al Pe de Rosh, puesto que su descenso hasta el nivel de Guf fue porque la Luz se expandió de Arriba hacia abajo, a las vasijas de recepción.
Además, se considera que el Rosh siempre está en el estado de abajo hacia Arriba, es decir, resistiéndose a la expansión. Y cuando el Guf deja de recibir las Luces de Arriba hacia abajo por la ausencia del Masaj que ha sido purificado a través del Bitush (golpeo) interno y externo, se considera que el Masaj de Guf se ha purificado de su Aviut y ha ascendido al Rosh con las Reshimot.
Es más, cuando uno se dedica a la Torá y las Mitzvot con el fin de otorgar en vez de recibir, a través de esto las chispas ascienden hasta el Masaj en el Rosh del mundo de Atzilut (ascienden de grado en grado hasta llegar al Rosh de Atzilut). Y cuando se integran en ese Masaj, y el nivel de Luz se manifiesta según el tamaño del Masaj, se añade más Luz a todos los mundos. Y también el hombre, que causó esa mejora Arriba, recibe Luz por haber producido una mejoría Arriba, en los mundos.
Lo escuché
Panim y Ajor (cara y parte posterior).Panim significa recepción de la abundancia u otorgamiento de abundancia. La negación recibe el nombre de Ajoraim: no recibe o no otorga.
Por lo tanto, al comienzo del trabajo, el hombre está en un estado de Ajor be Ajor (parte posterior en parte posterior), porque aún tiene vasijas del deseo de recibir. Si atrae abundancia al interior de estos Kelim, podría mancillar la Luz, ya que se considera que tiene valor opuesto. Esto se debe a que las Luces proceden de la raíz, y la raíz solamente otorga.
Por tal motivo, los inferiores utilizan los Kelim de Ima (madre), llamado Ajoraim, ya que no quieren recibir para no mancillar. Y el Emanante tampoco les otorga por el motivo recién mencionado; es decir, las Luces se guardan de ser mancilladas por los inferiores. Por eso se llama Ajor be Ajor.
Para explicar lo que está escrito en varios lugares, “dondequiera que haya una carencia, hay Yeniká (succión) para la Klipá”, podríamos decir que la razón de esto es que este sitio aún no está libre de Aviut (espesor). De lo contrario, la Luz iluminaría en su perfección, puesto que la Luz Superior jamás se detiene. Si existe un lugar corregido con Masaj, la Luz se aferra a él de inmediato. Y ya que hay un lugar de carencia, es decir, un lugar donde la Luz superior está ausente, existe ciertamente otro estado de Aviut, cuyo agarre está completamente en el deseo de recibir.
Lo escuché el 15 de Tamuz, 1 de Pinjás; 18 de julio de 1943
Atzilut es el estado desde Jazé (pecho) hacia arriba, lo cual es solamente vasijas de otorgamiento. BYA (Briá-Yetzirá-Asiyá) significa recepción con la intención de otorgar, el ascenso de la Hey inferior al lugar de Biná. Debido a que el hombre se encuentra inmerso en el deseo de recibir con la intención de recibir, no puede hacer nada si no recibe algo para sí mismo.
Por esta razón nuestros sabios dijeron que “de Lo Lishmá (no en nombre de la Torá) uno llega a Lishmá”. Significa que uno comienza a dedicarse a la Torá y las Mitzvot para que “nos proporcionen la riqueza de este mundo”, y luego para que “nos proporcionen la riqueza del próximo mundo”.
Y cuando se estudia de esta forma, uno debe alcanzar el estudio de Lishmá, es decir, por el nombre de la Torá. Esto significa que la Torá le enseñará los caminos del Creador. Y en primer lugar debe realizar la mitigación de Maljut en Biná, lo cual significa que eleva a Maljut, denominada “deseo de recibir”, hasta Biná, considerada “otorgamiento”. Es decir, que todo su trabajo sea solamente con el fin de otorgar.
Y entonces, se torna oscuro para él. Siente que el mundo se le vuelve oscuro, ya que el cuerpo da fuerza solamente bajo la forma de recepción, y no de otorgamiento. En ese estado, solo hay un consejo: rezar al Creador para que le ilumine los ojos y así poder trabajar bajo la forma de otorgamiento.
Y este es el significado de “¿para quién es la pregunta?”. Se refiere a Biná, que recibe el nombre de “Mi”[1], y la pregunta surge del versículo “preguntar acerca de la lluvia”, es decir, la plegaria. Puesto que alcanzan el estado de “aguas de Biná”, hay lugar para orar por ello.
[1] En hebreo, también agua y también “quién”.
Lo escuché en Siván, en junio de 1943
La Torá, el Creador e Israel son uno.
Por lo tanto, cuando uno estudia la Torá, debe estudiar Lishmá (en nombre de la Torá). Quiere decir que estudia con la intención de que la Torá le instruya, tal como indica el propio nombre de la “Torá”, que significa “instrucción”. Y puesto que “la Torá, Israel y el Creador son uno”, la Torá le enseña al hombre los caminos del Creador, y cómo Él está revestido en la Torá.
Lo escuché el 8 de Elul, 24 de agosto de 1947
“Uno aprende de su alma”.
Es sabido que toda la Torá se estudia principalmente para las necesidades del alma, es decir, para aquellos que ya han alcanzado el estado de alma. Sin embargo, aún deben anhelar y buscar palabras de Torá en otros que han alcanzado logros espirituales para aprender de ellos nuevas formas, que los antecesores hayan inventado con sus innovaciones en la Torá. De este modo, les resultará fácil avanzar en los grados más elevados, es decir, por medio de ellos avanzarán de grado en grado.
Pero existe una Torá que está prohibido revelar, ya que cada alma debe realizar ese escrutinio por sí sola, sin que nadie lo haga por ella. Por lo tanto, antes de realizar el escrutinio por sí mismos, está prohibido revelarles las palabras de la Torá.
Esa es la razón por la cual los grandiosos ocultan muchas cosas. Y además de esta parte, hay gran beneficio para las almas en lo que reciben mediante las innovaciones de otros en la Torá. Y “uno aprende de su alma” cómo y qué recibir, y a ser asistido por las innovaciones de otros en la Torá, y qué es lo que a él mismo le corresponde innovar.
Lo escuché en Tiberias, el 30 de Shevat (enero-febrero), con motivo de la celebración por la conclusión de la sexta parte
“En todas tus ofrendas ofrecerás sal”. Esto se refiere al pacto de la sal. El pacto corresponde a la mente. Generalmente se acepta que, cuando dos personas se hacen bien mutuamente, cuando actúa el amor entre ellas, no necesitan realizar ningún pacto. Pero a la vez, podemos ver que, precisamente cuando actúa el amor, es el momento habitual para realizar pactos. Entonces él dijo que el pacto es sellado para el futuro.
Esto significa que el acuerdo se realiza ahora para que en el futuro, si alguno de ellos llegara a pensar que sus corazones no son plenos el uno con el otro, pero tienen un acuerdo, este acuerdo les obliga a recordar el pacto que hicieron para poder continuar con su amor original también en este estado.
Y este es el significado de “en todas tus ofrendas ofrecerás sal”. Se refiere a que todos los Kravot[1] en el trabajo de Dios deben ser acerca del pacto del Rey[2].
[1] En hebreo Kravot (batallas) y Korban (ofrenda) contienen la misma raíz verbal como “acercamiento”
[2] En hebreo: Mélaj (sal) y Mélej (rey) .
Lo escuché de mi padre, el 3 de Shevat, 31 de enero de 1941
La escritura dice (Éxodo 1): “Y edificaron para el Faraón las “ciudades granero”[1], Pitón y Ramsés”. Debemos preguntarnos: “¿Pitón y Ramsés significa que son hermosas ciudades, mientras que las palabras “Arey Miskenot” implican pobreza y escasez, y también peligro?”. Y también debemos entender lo que preguntó Abraham, el Patriarca: “¿Cómo puedo saber que la heredaré?” (Génesis 15:8). ¿Qué respondió el Creador? Está escrito: “Y Dios dijo a Abram: ‘Debes saber que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos durante cuatrocientos años’”. El significado literal es difícil de comprender, ya que la cuestión consistía en que quería garantías sobre su herencia; y no hay garantía aparente en la respuesta del Creador, que dice “tus descendientes estarán en exilio”, lo cual significa que esta respuesta era suficiente para él. Por otro lado, vemos que cuando Abraham mantuvo una larga discusión con el Creador respecto a la gente de Sodoma, él siguió diciendo “quizás”. Aquí, sin embargo, cuando el Creador dijo que sus descendientes estarían en exilio, él lo recibió como una respuesta satisfactoria, no discutió y dijo “quizás”. En lugar de esto, lo tomó como una garantía de herencia de la tierra.
Debemos comprender esta respuesta y también debemos comprender cómo el Zóhar interpreta el texto “El Faraón los acercó”, interpretándolo como acercarlos al arrepentimiento. ¿Es posible que el malvado Faraón deseara acercarlos al arrepentimiento?
Para poder entender todo esto debemos comprender las palabras de nuestros sabios (Sucá 52:71): “Rabí Yehuda dice: ‘Al final de los días, el Creador trae la tendencia al mal y le da muerte frente a los justos y los malvados. A los justos les parece una gran montaña, y a los malvados les parece una hebra del cabello. Unos y otros lloran. Los justos lloran diciendo ‘¿cómo pudimos conquistar semejante montaña?’ Y los malvados lloran diciendo ‘¿cómo es que no pudimos conquistar esta hebra de cabello?’”.
Este versículo resulta desconcertante en varios aspectos:
¿Cómo es que aún hay malvados si ya se le ha dado muerte a la tendencia al mal?
¿Por qué lloran los justos?, si por lo contrario, ¡deberían estar felices!
¿Cómo puede haber en realidad dos opiniones cuando ambos han alcanzado el estado de verdad? Este versículo habla sobre el final de los días, que es ciertamente un estado de verdad; por lo tanto, ¿cómo puede haber tal diferencia, con respecto a la realidad, entre una hebra de cabello y una enorme montaña?
Él explica esto con las palabras de nuestros sabios: “Rabí Asi dice: ‘Al comienzo, la tendencia al mal se parece al hilo de una telaraña; y al final, se parece a la coyunda de una carreta’, pues está escrito: ‘Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado con ejes de carreta’ (Isaías 5:18)”.
Existe una gran regla que debemos saber: el trabajo que se nos fue dado para servir como base a la fe por encima de la razón, no es porque seamos indignos de un grado elevado. Nos fue dado para que lo recibamos todo en un Kli (vasija) de fe. Nosotros lo vemos como algo bajo e sin valor, y ansiamos el momento de poder librarnos de esta carga que llamamos “fe por encima de la razón”. No obstante, esta es un gran grado y muy importante de una infinita excelsitud. La razón por la que nos parece bajo se debe a nuestro deseo de recibir, y en el deseo de recibir debemos discernir el estado de Rosh (cabeza) y Guf (cuerpo). El Rosh es llamado “conocimiento”, y el Guf es llamado “recibimiento”. Por eso, todo aquello que se opone al conocimiento lo consideramos indigno y animal.
Ahora podemos interpretar lo que preguntó Abraham el Patriarca: “¿Cómo puedo saber que la heredaré?”. ¿Cómo es posible que acepten la carga de la fe dado que esta se opone la razón? Y, ¿quién puede ir contra la razón? Por lo tanto, ¿cómo va a concedérseles la Luz de la fe, si es que la perfección depende solo de eso?
El Creador le respondió: “Debes saber que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya”. Esto significa que Él ha preparado una Klipá (cáscara) que es la tendencia al mal, una persona malvada, el Faraón, rey de Egipto. Las letras de la palabra Par´o (Faraón) son las mismas que las de la palabra Oref (nuca).
El Arí escribió en el Shaar HaKavanot para Pésaj, que Par´o es considerado el Oref de Egipto[2]. Él suele absorber la abundancia que desciende a los inferiores con su pregunta (Éxodo 5:2): “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?”. Con esta pregunta, ya están en manos de las Klipot (cáscaras), como dice el Rambam (Hiljot Deot) en las palabras “no recurran a la adoración de ídolos”, que con esta postura, es decir, con esta mera pregunta, ya se transgrede la prohibición de caer en la idolatría.
La Sitra Ajra desea absorber abundancia de la Kedushá (Santidad). Entonces, ¿qué es lo que hace para absorber abundancia de la Kedushá? Las escrituras nos dicen: “Y Faraón se acercó”. El Zóhar interpreta esto diciendo que los acercó al arrepentimiento. Entonces pregunta: ¿Cómo podemos decir que el Faraón los ha acercado al arrepentimiento si la conducta de las Klipot es alejar al hombre del Creador?
Debemos entender esto a través de lo que está escrito en el Zóhar (“Introducción al Zóhar” y el Comentario Sulam): “La transgresión se esconde dentro de ti, como la serpiente que ataca y vuelve a esconder la cabeza en su cuerpo”. Y dice en el comentario Sulam: Debido a que la transgresión está oculta, la fuerza de la serpiente, que ataca a la gente del mundo y que trae muerte al mundo, aún tiene todo el poder y no puede ser revocada. Se parece a la serpiente que muerde a un ser humano y que inmediatamente retira su cabeza y la esconde en su cuerpo, volviéndose así imposible matarla”.
Y hay otra referencia que aparece en el Zóhar, que dice que la serpiente inclina su cabeza y golpea con su cola. Significa que a veces uno acepta el peso de la fe por encima de la razón, que es como agachar la cabeza, pero golpea con la cola. La cola puede entenderse como el final, es decir, que agachó su cabeza para, en última instancia, recibir, con la intención de recibir. En otras palabras, primero le dio permiso a uno para aceptar la fe, para luego tomar todo bajo su dominio; pues la Klipá sabe que la única forma de recibir abundancia es a través de Kedushá.
A esto se refiere cuando dice que el Faraón los acercó. Explica que él, deliberadamente, llevó a Israel al arrepentimiento, para luego tomar bajo su dominio todo aquello que les pertenecía. Por eso escribió el Arí que el Faraón absorbió toda la abundancia que había descendido hasta los inferiores. Absorbió del Oref y de la garganta, considerada la cabeza del cuerpo es decir, quería tomar todo dentro de sus vasijas de recepción.
“Y construyeron Arey Miskenot”, significa que esto era para Israel. Dicho de otra forma, todo su trabajo durante el exilio cayó bajo la autoridad del Faraón, e Israel permaneció pobre. Debemos también interpretar la palabra “Miskenot” con origen en la palabra “Sakaná” (peligro), es decir, que había gran peligro de permanecer en ese estado durante el resto de sus vidas. Sin embargo, para el Faraón, el trabajo de Israel era “Pitón y Ramsés”; o sea, ciudades muy bellas.
Por lo tanto, “Y construyeron Arey Miskenot” (para Israel), y Pitón y Ramsés para el Faraón. Esto se debe a que todo el trabajo de Israel cayó dentro de las Klipot, y no veían bendición en su trabajo.
Cuando triunfaron en su trabajo en la fe y el otorgamiento, encontraron fertilidad; y en el momento en que cayeron en el “conocimiento y recibimiento”, inmediatamente cayeron en manos de la Klipá del Faraón. Al final, llegaron a la conclusión determinante de que el trabajo debía ser con fe por encima de la razón y en estado de otorgamiento.
Pero vieron que eran incapaces de escapar del dominio de Faraón por sí mismos. Por eso está escrito: “Y los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud”, porque temían que pudieran quedarse en exilio para siempre. Entonces, “su clamor se elevó hasta Dios”, y se les concedió el éxodo del exilio en Egipto.
Vemos que antes de que se dieran cuenta de la situación –que estaban en manos de las Klipot–, y de que estaban apenados y asustados por si se quedaban allí para siempre, no tenían necesidad de la ayuda del Creador con las vasijas de recepción; ya que la escasez y el daño causado por ellas no es percibido, y eso es lo que les impide adherirse al Creador,. ya que de otro modo uno considera más al trabajo en forma de conocimiento y recepción, mientras que considera la fe como algo inferior. Eligen el conocimiento y la recepción porque esto es lo que necesita la mente externa del hombre.
Por lo tanto, se les dio el exilio para que sintieran que no progresaban en su acercamiento al Creador, y que todo su trabajo se hundía en la Klipá de Egipto. Finalmente, vieron que no tenían otra alternativa más que aceptar ese trabajo humillante, a nivel de fe por encima de la razón y el anhelo por el otorgamiento. De lo contrario, se sentirían bajo el dominio de la Sitra Ajra.
Resulta entonces que aceptaron trabajar con la fe porque vieron que no tenían otra alternativa; y por eso aceptaron un trabajo humillante. Esto se considera un trabajo condicional, pues lo aceptaron para no caer en la red de las Klipot. Ese es el motivo por el que asumieron este trabajo. No obstante, si se anula la razón, también se anula el amor por este trabajo. En otras palabras, si se cancela la tendencia al mal y no hay nadie que les suscite pensamientos para no volverse hacia los ídolos, entonces el amor por el trabajo humillante se anula.
Ahora podemos comprender lo que escribieron nuestros sabios: “Al comienzo, la tendencia al mal se parece a la telaraña; y al final, se parece a la coyunda de una carreta”. Sabemos que hay un discernimiento de coacción, error e infracción. El deseo de recibir impreso en el hombre se considera coacción porque uno no puede evitarlo, y por lo tanto, no es considerado un pecado sino una transgresión, como está escrito: “¡Ay de los que atraen la iniquidad con cuerdas de vanidad!”. No puede ser rechazado ni odiado ya que no lo siente como un pecado.
Sin embargo, después, resulta ser “pecado, como con coyundas de carreta”; y las Klipot se formaron con este deseo de recibir, que tiene una estructura completa, como está escrito: “Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. De ahí surge la tendencia al mal, es decir, todo surge de esta hebra. Puesto que ya se ha mostrado como un pecado, todos saben cómo protegerse de esta hebra, y entienden que, si quieren entrar en la Kedushá, no hay más remedio que aceptar el trabajo humillante, es decir, fe y otorgamiento. De lo contrario estarán bajo la autoridad de la Klipá del Faraón, rey de Egipto.
Resulta que el beneficio del exilio es sentir que el deseo de recibir es un pecado, y este es el motivo para decidir que no hay otra solución salvo tratar de adquirir vasijas de otorgamiento. Este es también el significado de la respuesta del Creador a Abraham, el Patriarca, sobre su solicitud de garantías respecto a heredar la tierra: “Debes saber que tus descendientes... donde serán esclavizados y oprimidos...”. Por medio del exilio llegarán a descubrir que la hebra es un pecado, y entonces aceptarán el auténtico trabajo de alejarse del pecado.
Este es el significado de las palabras de Rabí Yehuda cuando dijo que en el futuro la muerte será engullida para siempre, es decir, que el Creador dará muerte a la tendencia al mal, y de ella solo quedará una pequeña hebra que ni siquiera se siente como pecado. (La hebra, que es del grosor de un cabello, es algo que no puede ser visto a simple vista).
No obstante, siguen quedando algunos justos y algunos malvados, y todos desean adherirse a Él. Los malvados aún no han corregido su hebra mientras existía la tendencia al mal y podían sentir que era un pecado. En cambio, ahora, cuando ya no hay tendencia al mal, lo único que queda es una ínfima hebra, y no tienen un motivo que los lleve a cambiar sus vasijas de recepción en vasijas de otorgamiento, porque una hebra del grosor de un cabello es imperceptible. En cualquier caso, no pueden adherirse a Él a causa de la disparidad de forma: Él y yo no podemos habitar en la misma morada.
Su corrección es ser polvo bajo los pies de los justos. Esto significa que, dado que la tendencia al mal ha sido eliminada, los justos no tienen razón para tener que ir con la fe por encima de la razón. Por lo tanto, al no tener motivo, ¿quién los obliga? Ven que los malvados quedan con la hebra, y que no la corrigieron mientras existía la tendencia al mal; y era entonces el momento de corregirla, pues estaba el deseo de recibir se revelaba como un pecado. En cambio, ahora no parece un pecado, sino una mera hebra. Por lo tanto, si no hay un motivo, no hay lugar para la corrección. Pero tampoco hay lugar para la adhesión, ya que la disparidad de forma aún existe y la única corrección para ellos es que los justos caminen por encima de ellos. Esto significa que ahora ven que ya no hay que temer a la red de las Klipot, pues se le ha dado muerte a la tendencia al mal.
Entonces, ¿por qué ahora deben trabajar con fe por encima de la razón? Ahora ven que los malvados no pueden alcanzar la adhesión porque carecen de un motivo, que la tendencia al mal sea identificada como pecado; y entonces siguen permaneciendo fuera porque aún existe disparidad de forma. Por eso, cuando los justos ven esto, comprenden cuán bueno fue para ellos haber tenido una razón para trabajar en otorgamiento. Antes creían que estaban trabajando en otorgamiento a causa de la tendencia al mal, pero ahora descubren que el pecado que veían, era por su bien. Dicho de otro modo, este es el verdadero trabajo, y no lo hacen por temor a caer en manos de las Klipot. La prueba está en el hecho de que ven que los malvados no corrigieron la hebra y ahora no tienen razón para hacerlo; y se quedaron fuera y no pueden llegar a la adhesión con el Creador.
Resulta que los justos reciben la fuerza para avanzar –de fuerza en fuerza– a través de los malvados; y los malvados se han convertido en polvo bajo los pies de los justos; y los justos caminan encima de los discernimientos que permanecen como malvados. Por lo tanto, en retrospectiva, este trabajo es particularmente importante. Y no por necesidad, como creyeron en un principio, cuando había tendencia al mal. En este momento ven que, incluso sin esta tendencia al mal, conviene trabajar a nivel de otorgamiento y fe.
En relación a “estos lloran y aquellos lloran”, se sabe que el llorar es Katnut (pequeñez), VaK. Hay una diferencia entre GAR y VaK. Mojin de VaK iluminan a nivel de pasado, es decir, extraen vitalidad y Luz de aquello que han pasado. Pero Mojin de GAR ilumina en el presente al unir el Zivug (acoplamiento espiritual).Este es el significado de que los justos lloren y digan: “¿Cómo pudimos conquistar semejante montaña?”. Ahora ven lo que había antes de habérsele dado muerte a la tendencia al mal, que su dominio era ciertamente grandioso, como está escrito: “Dios ha hecho tanto lo uno como lo otro”. Recibieron gran misericordia de parte del Creador, que les dio el poder de vencer en la guerra contra la tendencia del mal. Y ahora se regocijan del milagro que les fue concedido en ese entonces, es decir, en el pasado. Esto es llamado Mojin de Katnut.
Los malvados lloran porque ahora no hay forma de adherirse a Él, aunque ahora ven que no es más que una hebra diminuta. Pero dado que no hay tendencia al mal, no tienen una razón para transformar las vasijas de recepción en otorgamiento. Únicamente pueden percibir que se encuentran fuera, y por eso lloran.
Sin embargo, su corrección está en volverse polvo bajo los pies de los justos. En otras palabras, mientras los justos vean que no hay tendencia al mal, los malvados no podrán alcanzar la adhesión. De este modo, dicen sobre sus pensamientos que habían seguido la senda del otorgamiento solo a causa de la tendencia al mal; ven que este es el verdadero Kli. Esto significa que, incluso si no hubiera habido tendencia al mal, este camino seguiría siendo verdadero y que la senda de la fe es una senda maravillosa.
Ahora comprendemos por qué quedan malvados después de haberle dado muerte a la tendencia al mal: es para que se conviertan en polvo bajo los pies de los justos. Si no hubieran quedado malvados, no habría nadie para mostrar lo grandioso que es este hecho: que la senda de la fe no es debida al amor condicional. Es decir, la senda de la fe no deber ser seguida a causa de la tendencia al mal, sino por el amor incondicional, porque ahora ya no queda tendencia al mal, pero aun así, solo a través de la fe puede alcanzarse la adhesión con el Creador.
En otra ocasión escuché lo siguiente: La razón por la cual específicamente necesitamos la fe es nuestro orgullo. Ésta es la razón por la que nos resulta tan difícil aceptar la fe. Esto es, aunque la fe es un grado sublime y maravilloso, su excelsitud e importancia no puede ser alcanzada ni comprendida por los inferiores, y esto se debe a nuestro orgullo, es decir, a nuestro deseo de recibir. La imaginamos como algo bajo y animal, y por eso se nos dio la persona malvada.
En otra circunstancia escuché: vemos que cuando no queremos aceptar la fe, caemos de nuestro estado presente. Subimos y caemos todo el tiempo, hasta que nos damos cuenta de que no hay más opción que establecer la fe permanentemente. Esto tiene por objeto obtener la fe, y este es el sentido de “Y construyeron Arey Miskenot” (para Israel), para el Faraón.
[1] N. del T. La combinación de ciudades-granero no se utiliza en hebreo; pero las palabras “Arey Miskenot” implican pobreza y (fonéticamente) peligro.
[2] El Ari divide la palabra hebrea “Mitzraim” (Egipto) en dos palabras: “Metzar Iam” (mar estrecho)
Lo escuché en Jerusalén durante una comida por la celebración de una circuncisión
Existe el estado del “próximo mundo”, y existe el estado de “este mundo”. El próximo mundo se considera “fe”, y este mundo se considera “logro”.
Acerca del próximo mundo está escrito: “comerán y se deleitarán”; es decir, que no es fácil saciarlo. Esto se debe a que todo lo que se recibe por medio de la fe no tiene límite. Pero aquello que se recibe a través del alcance ya posee límites, porque el inferior limita todo aquello que entra en sus Kelim. Por lo tanto, el estado de este mundo tiene límite.
Lo escuché en 1943
Es sabido que no hay realidad sin alguien que la perciba. Por lo tanto, cuando decimos “Néfesh de Atzilut” significa que estamos percibiendo cierta medida de alcance en la abundancia Superior, una medida que llamamos Néfesh.
Y “mundo” se refiere a lo “general” dentro de ese alcance, es decir, que todas las almas tienen una forma común, de modo que todo aquel que alcanza ese grado, alcanza el mismo nombre llamado Néfesh. Quiere decir que no es necesario que un determinado individuo alcance ese nombre y en esa forma. Significa que, a cualquiera que alcance ese grado, que ciertamente se consigue a través de la preparación de Kedushá y pureza, se le manifiesta la abundancia bajo esa forma llamada Néfesh. Podemos entender esto mediante un ejemplo mundano: cuando uno le dice a otro “Ahora voy a Jerusalén”, al decir el nombre de la ciudad, todos la reconocen. Todos tienen certeza del lugar del que menciona, ya que aquellos que ya han estado en esa ciudad, saben de qué estamos hablando.
Lo escuché en 1943
Después del Tzimtzum (restricción) las Nueve Superiores se convirtieron en el lugar de Kedushá; y Maljut, sobre la cual existía el Tzimtzum, se convirtió en el lugar de los mundos. Y debemos hacer dos discernimientos: 1) un lugar vacío para las Klipot, cuya esencia es el deseo de recibir solo para sí mismo; y 2) un lugar libre, esto es, que se volvió libre para poder introducir allí lo que uno elija: Kedushá o lo contrario. De no haber sido por el Tzimtzum, toda la realidad estaría en el estado de Luz simple. Solo después de que ocurriera el Tzimtzum, hubo lugar para elegir entre hacer el bien o el mal.
La abundancia se extiende hacia ese lugar al elegir el bien. Y este es el significado de las palabras en los escritos del ARI que dicen que la Luz de Ein Sof ilumina a los inferiores. Ein Sof se denomina deseo de beneficiar a Sus creados”. Y aunque distinguimos muchos mundos, diez Sefirot y otros nombres, todo esto proviene de Ein Sof, que se denomina “Plan de la Creación”.
Los nombres “Sefirá” y “mundo” surgen por la abundancia otorgada desde Ein Sof que desciende a través de la misma Sefirá y mundo. Esto significa que, dado que los inferiores no pueden recibir Su abundancia sin una preparación y corrección previas, para que dichos inferiores puedan recibir, se efectuaron correcciones gracias a las cuales apareció la capacidad de recibir. Esto recibe el nombre de Sefirot. En otras palabras, cada Sefirá posee su corrección única. Y debido a eso, hay muchos discernimientos, que solamente son con respecto a los que reciben, ya que cuando el inferior recibe la abundancia de Ein Sof, lo hace a través de una corrección especial que lo adapta para poder recibirla. Este es el significado de recibir a través de una Sefirá especial; aunque la propia abundancia no sufra ningún tipo de cambios.
Ahora pueden comprender lo relativo a la plegaria que elevamos al Creador, que es la Luz de Ein Sof, la conexión que el Creador tiene con Su creación, y que se denomina “Su deseo de beneficiar a Sus creados”. Y aunque hay muchos nombres diferentes en la intención de la plegaria, la interpretación es que la abundancia será otorgada a través de las correcciones en las almas. Esto se debe a que, precisamente a través de las correcciones en las almas, la abundancia llegará a las manos de los receptores.
Lo escuché el 10 de Nisan, 31 de marzo de 1947
La seguridad es la vestidura de la Luz, denominada “vida”. Existe una regla que dice que no hay Luz sin Kli (vasija). Resulta que la Luz, llamada “Luz de la vida”, no puede vestirse, ya que debe haber un Kli. El Kli en el cual se viste la Luz de la vida usualmente se denomina “seguridad”, que significa que uno siente que puede realizar cualquier cosa, por más difícil que sea.
De este modo, la Luz se siente y es reconocida dentro del Kli de seguridad. Por tal motivo, la vida de uno se mide por el grado de seguridad que allí se revela. Porque la seguridad que hay en él, sirve para medir la magnitud de la vitalidad en él mismo. Por esta razón, uno puede ver en uno mismo que mientras su nivel de vitalidad sea alto, la seguridad le ilumina en cada cosa y verá que nada es un obstáculo para alcanzar aquello que desea. Esto es porque la Luz de la vida, que es una fuerza que desciende de Arriba, le ilumina y puede obrar con poderes sobrehumanos, ya que la Luz Superior no está limitada como las demás fuerzas materiales.
Sin embargo, cuando la Luz de la vida lo abandona, lo cual se considera un descenso de su nivel de vitalidad previo, se vuelve listo e inquisitivo. Comienza a calcular su conveniencia en todo, es decir, si conviene hacer algo o no. Y así, se vuelve más moderado, ya no es animado y vivaz como solía ser antes de que descendiera de su nivel de vitalidad. Pero uno no posee el intelecto para reconocer que todo su ingenio e inteligencia, con los que ahora analiza todo, son por haber perdido el espíritu de la vida que antes poseía. En lugar de eso, cree que se ha vuelto más inteligente, más de lo que era antes de haber perdido la Luz de la vida. Por el contrario, considera que antes se manejaba de modo imprudente.
No obstante, debe saber que toda la sabiduría que ahora ha alcanzado, le llega porque ha perdido el espíritu de la vida que antes poseía. Antes, medía todos los actos con la Luz de la vida que el Creador le había dado. Pero ahora que se encuentra en decadencia, la fuerza de la Sitra Ajra tiene poder para llegar a él con todos sus argumentos justificados. El consejo para esto es reconocer que ahora no puede dirigirse a su cuerpo y discutir con él. En cambio, debería decir: “Ahora estoy muerto y estoy esperando por la resurrección de los muertos”. Entonces debe empezar a trabajar por encima de la razón, decirle al cuerpo: “Todo lo que dices es verdad, y no tengo ningún argumento racional para contestarte. Sin embargo, espero comenzar a trabajar de nuevo. Ahora me dedicaré a la Torá y las Mitzvot, y me convertiré en un prosélito. Y nuestros sabios dijeron: ‘el prosélito recién convertido es como un niño recién nacido’. Ahora espero la salvación del Creador. Ciertamente Él me ayudará, y podré regresar una vez más al camino de la Kedushá (Santidad).
Y cuando tenga el poder de la Kedushá, tendré una respuesta para ti. Pero mientras tanto, debo ir por encima de la razón, pues todavía carezco del razonamiento de la Kedushá. Por lo tanto, puedes ganar con argumentos intelectuales, y no hay nada que yo pueda hacer salvo creer en nuestros sabios, quienes dijeron que debo observar la Torá y las Mitzvot con fe por encima de la razón. Ciertamente debo creer que por medio del poder de la fe recibiremos ayuda del Cielo, como dijeron nuestros sabios: ‘Aquel que viene a purificarse, será ayudado’”.
Lo escuché el 25 de Siván, el 28 de junio de 1943
“Mi alma llorará en secreto por causa del orgullo, por causa del orgullo de Israel”. Pregunta: “¿Llora ante Él porque ‘la fuerza y el regocijo están en Su morada?”. Debemos comprender el significado del llanto Arriba. El llanto aparece en un lugar en el que uno no puede ayudarse. Entonces llora para que otro le ayude. “En secreto” se refiere a los ocultamientos y las contradicciones que aparecen en el mundo.
Y este es el significado de “mi alma llorará en secreto”, ya que “todo está en manos de Dios, salvo el temor a Dios”. Acerca de eso nuestros sabios dijeron que hay llanto en las moradas internas. Quiere decir que cuando la Luz solo ilumina en el interior y no se revela hacia fuera por faltarles Kelim a los inferiores para poder recibirla, entonces hay llanto. Sin embargo, en las moradas externas, cuando la Luz puede ser revelada hacia fuera, cuando la expansión de la abundancia se revela abajo , entonces “la fuerza y el regocijo están en Su morada” y todo es visto. Aun así, cuando Él no puede otorgar a los inferiores, esto recibe el nombre de “llanto”, ya que Él necesita los Kelim de los inferiores.
Lo escuché el 25 de Siván, el 28 de junio de 1943
Para comprender el significado de “con mano poderosa y con furia desbordada, reinaré sobre ustedes” debemos entender que hay una regla que dice que no hay coerción en la espiritualidad, como está escrito: “No me has invocado a Mí, oh Yaakov; ni por mí te cansaste, oh Israel”. Sobre esto existe una conocida interpretación del predicador de Dubna; por lo tanto, ¿qué significa “con mano poderosa y con furia desbordada, reinaré sobre ustedes”?
Él dijo que debemos saber sobre aquellos que desean entrar al trabajo de Dios para realmente adherirse a Él y entrar en el Palacio del Rey, que no todos son admitidos. Al contrario, cada uno es puesto a prueba; y si se demuestra que no tiene ningún otro deseo, más que el deseo de adhesión, solo entonces será admitido.
¿Y cómo puede comprobarse que uno solamente posee un deseo? Se le dan obstáculos. Esto significa que le son enviados pensamientos ajenos y mensajeros ajenos para obstruirle y así abandone este camino y siga el camino de las masas. Y si uno se sobrepone a todas estas dificultades y rompe todas las barreras que le bloquean, y consigue no dejarse persuadir por pequeñas cosas, entonces el Creador le envía grandes Klipot (cáscaras) y Merkavot (carrozas) para desviarlo de la entrada a la adhesión con Él solo y con nada más. En este caso se considera que el Creador le está rechazando con mano poderosa. Si el Creador no le enseñara Su mano poderosa, sería difícil rechazarlo, ya que posee un fuerte deseo de adherirse solamente al Creador, y a nada más.
Pero quien no posee un deseo tan fuerte, cuando el Creador desea rechazarlo, consigue desviarlo con la cosa más insignificante, dándole un fuerte deseo por lo material, y así él ya abandona el trabajo sagrado por completo, y no hay ninguna necesidad de rechazarlo con mano poderosa.
No obstante, cuando uno trasciende las dificultades y los obstáculos, no es rechazado con facilidad, sino solamente con mano poderosa. Y si uno se sobrepone incluso a la mano poderosa, y no desea moverse del sitio de la Kedushá (Santidad) de ninguna manera, y desea adherirse específica y verdaderamente a Él, y ve que está siendo rechazado, entonces dice que “la furia se ha desbordado sobre él”. De otro modo, se le permitiría entrar. Pero debido a que el Creador “desborda la furia sobre él”, no es admitido en el Palacio del Rey para adherirse a Él.
Entonces, resulta que antes que uno no desee moverse de su sitio, y en cambio irrumpe y quiere entrar, uno no puede decir que siente que se ha desbordado la furia sobre él. Solo después de todos los rechazos a los que es sometido, cuando no se mueve de su sitio, es decir, cuando ya se han manifestado sobre él la mano poderosa y la furia desbordada, entonces se cumple “reinaré sobre ustedes”. Pues solo gracias a su gran esfuerzo se le revela el Reino de los Cielos y se le permite entrar en el Palacio del Rey.
Lo escuché en Siván, junio de 1943
Dijo que primero será la corrección del mundo, y luego será la redención completa: la llegada del Mesías. Este es el significado de “tus ojos verán a tu Maestro”... “y la Tierra entera se llenará de conocimiento”. Este es el significado de lo que escribió que primero se corregirá la parte interior de los mundos, y luego la parte exterior. Pero debemos saber que la parte externa de los mundos es un grado más alto que la corrección de la parte interna.
Y la raíz de Israel pertenece a la parte interna de los mundos. A esto se refieren las palabras “pues ustedes son el más insignificante de todos los pueblos”. Sin embargo, al corregir la interioridad, también se corrige la exterioridad, aunque en pequeñas porciones. Y la exterioridad será corregida cada vez (hasta que un céntimo y otro céntimo forman una gran suma), hasta que la exterioridad se haya corregido por completo. La diferencia principal entre la interioridad y la exterioridad se comprende, por ejemplo, en que cuando uno realiza cierta Mitzvá, no todos los órganos de su cuerpo están de acuerdo con ello. Es similar al caso de alguien que ayuna. Decimos que solamente su interioridad ha accedido al ayuno, mientras que su exterioridad se siente molesta por el ayuno, ya que el cuerpo siempre está en oposición al alma. Por lo tanto, la diferencia entre Israel y las Naciones del Mundo radica únicamente en lo concerniente al alma. En lo referente al cuerpo, son iguales: al cuerpo de Israel también le interesa únicamente su beneficio propio.
De tal manera que, cuando los individuos de todo Israel estén corregidos, el mundo entero naturalmente estará corregido. Porque las naciones del mundo se corregirán en la medida en que nosotros nos corrijamos. Este es el significado de lo que dijeron nuestros sabios: “Quien lo ha logrado: se sentencia a sí mismo y al mundo entero a la balanza de mérito”. Y no dijeron: “sentencia a todo Israel”, sino “al mundo entero a la balanza de mérito”. En otras palabras, la interioridad corregirá a la exterioridad.
Lo escuché el 12 de Adar, 17 de febrero de 1943
Antes del pecado de Adam HaRishón:
Su Guf (cuerpo) era de Biná de Maljut de Maljut de Asiá.
Y tenía NaRaN (Néfesh-Ruaj-Neshamá) de Briá y NaRaN de Atzilut.
Después del pecado:
Su Guf cayó en el estado de la piel de la serpiente, que es la Klipá (cáscara) de Bejiná Dalet (fase cuatro), llamada “polvo de este mundo”. En su interior, se encuentra revestido el Guf interno de la Klipá de Noga, que es mitad bueno y mitad malo. Y todos los buenos actos que realiza son únicamente con este Guf de Noga. Y a través de la observancia de la Torá y las Mitzvot, hace que este Guf vuelva a ser completamente bueno; y el Guf de la piel de serpiente se retira de él y entonces consigue a NaRaN de Kedushá, conforme a sus acciones.
La conexión del NaRaN del hombre con las Sefirot:
La esencia del NaRaN del hombre viene del estado de Maljut de las tres Sefirot Biná y ZoN en cada uno de los mundos de ABYA (Atzilut-Briá-Yetzirá-Asiyá). Si uno logra NaRaN de Néfesh, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Asiyá. Si logra NaRaN de Ruaj, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Yetzirá. Y si logra NaRaN de Neshamá, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Briá. Y si logra NaRaN de Jaiyá, recibe de las tres fases Maljut de Biná y ZoN de Atzilut.
Y esto es lo que dijeron nuestros sabios: que el hombre piensa solamente con las reflexiones de su corazón, y que el cuerpo entero es considerado “corazón”. Y aunque el hombre esté compuesto por cuatro niveles –inanimado, vegetal, animal y hablante– todos estos están registrados en el corazón. Y dado que tras el pecado, el Guf de Adam HaRishón cayó dentro de la piel de la serpiente, que es la Klipá de la fase cuatro, denominada “polvo de este mundo”, sucede que cuando piensa, todos sus pensamientos son de su corazón, es decir, de su Guf de la fase de la piel de serpiente. Y cuando uno supera, a través de su dedicación a la Torá y Mitzvot –, que es la única virtud– y si dirige su intención complacer a su Creador, entonces la Torá y las Mitzvot purifican su cuerpo. Esto significa que la piel de la serpiente se retira de él. Entonces, el acto previo de la Torá y las Mitzvot, llamado “Klipá de Noga”, considerada “el Guf interno”, que era mitad bueno y mitad malo ahora se ha vuelto completamente bueno. Significa que ahora él ha alcanzado equivalencia de forma. Y entonces, según sus actos, se le conceden las NaRaN de Kedushá. Es decir, al principio consigue NaRaN de Néfesh del mundo de Asiyá. Más tarde, cuando examina todas las fases que pertenecen al mundo de Asiyá, logra NaRaN de Ruaj del mundo de Yetzirá, hasta que alcanza NaRaN de Jaiyá de Atzilut.
Esto implica que cada vez se forma una estructura diferente dentro de su corazón: donde antes estaba el Guf interno de la Klipá de Noga, que era mitad bueno y mitad malo; ahora este Guf se ha vuelto completamente bueno mediante la limpieza que recibió de la Torá y las Mitzvot.
Por lo tanto, cuando tenía Guf a nivel de la piel de la serpiente, tenía que pensar y calcular sus reflexiones únicamente desde su corazón. Quiere decir que todos sus pensamientos iban dirigidos solo a satisfacer los deseos que le imponía la Klipá. No tenía otra forma de elaborar sus pensamientos ni de dirigir su intención, solamente lo que se encontraba en su corazón, el cual estaba en el estado de “piel de la serpiente”, la peor Klipá de todas.
Además, cuando es recompensado por observar la Torá y las Mitzvot, incluso en Lo Lishmá (no en nombre de la Torá), y pide y exige al Creador ayuda mediante la Torá y las Mitzvot en forma de ““Todo lo que esté en tus manos y en tus fuerzas hacer, hazlo””, y espera la misericordia de Arriba y que el Creador le ayude a alcanzar Lishmá y que toda la recompensa que exige del Creador por su trabajo sea conseguir obrar con el fin de otorgar placer a su Creador, como dijeron nuestros sabios: “la Luz que se encuentra en ella, lo reforma”.
En ese estado, el cuerpo de la piel de serpiente es purificado, es decir, que ese cuerpo se separa de él, y consigue una estructura totalmente distinta: la estructura de Néfesh de Asiyá. Luego continúa añadiendo hasta que alcanza la estructura de Néfesh y Ruaj de Biná y ZA y Maljut de Atzilut.
Pero incluso en ese momento uno no tiene opción de pensar en otras cosas, sino solo en aquello que dicta la estructura de Kedushá. Significa que no tiene lugar para pensar en contra de su propia estructura, sino que debe pensar y actuar con la única intención de otorgar placer a su Creador, como le demanda su estructura de Kedushá.
De esto resulta que uno no puede corregir el pensamiento, sino solamente el corazón, que debe dirigir su corazón: directo hacia el Creador. Entonces todos sus pensamientos y acciones estarán naturalmente dirigidos a complacer a su Creador. Y cuando corrige su corazón para que contenga deseos de Kedushá, su corazón se convierte entonces en un Kli dentro del cual puede depositarse la Luz Superior. Y cuando la Luz Superior ilumina dentro del corazón, este se fortalece y seguirá añadiendo continuamente.
De aquí podemos interpretar las palabras de nuestros sabios: “Grande es el estudio que deriva en acción”. Significa que la Luz de la Torá hace que uno actúe, puesto que la Luz que se encuentra en ella, lo reforma. Y esto es llamado “acto”. Quiere decir que la Luz de la Torá construye una nueva estructura en su corazón. De esta forma, el Guf anterior, que llegó a él a través de la piel de la serpiente, se ha separado de él y se le ha concedido un Guf sagrado. El Guf interno, llamado “Klipá de Noga”, que era mitad bueno y mitad malo, se ha vuelto completamente bueno, y ahora NaRaN se deposita dentro de él, y esto lo ha adquirido con sus acciones, a medida que las va sumando.
Antes de lograr una nueva estructura, aunque intente purificar su corazón, este todavía se mantiene tal cual es. En ese estado se considera que uno está bajo la forma de “quien obedece Su palabra”. Aun así, debemos saber que el principio del trabajo está específicamente bajo la forma de “quien obedece Su palabra”. Pero esto no es plenitud, puesto que no puede purificar sus pensamientos en ese estado; y esto se debe a que no puede ser rescatado de los pensamientos de transgresión porque su corazón es de un Guf de Klipá, y uno solamente piensa según los pensamientos en su corazón. En cambio, solo la Luz que haya en él puede reformarlo. En ese momento el Guf que lo separa se retira de él, y el Guf interno – Klipá de Noga– que era mitad malo, pasa a ser totalmente bueno. Entonces la Torá lo lleva a actuar a través de la formación de una nueva estructura. Y esto recibe el nombre de “acto”.
Lo escuché en Jerusalén, después de la fiesta de Sucot, el 5 de octubre de 1942
Debemos tener cuidado con “retírate del mal”, para conservar los cuatro pactos (Britot):
- El pacto de los ojos, que consiste en cuidarse de mirar mujeres. Y la prohibición no existe necesariamente porque pueda derivar en un pensamiento. Y la evidencia es que la prohibición también incumbe a un anciano de cien años. La verdadera razón surge de una raíz muy elevada: la precaución es debida a que si uno no tiene cuidado, puede llegar a mirar directamente a la sagrada Shejiná (Divinidad).
- El pacto de la lengua, que consiste en cuidarse respecto a la verdad y la mentira. Las averiguaciones que ahora existen, tras el pecado de Adam HaRishón, es la averiguación de verdadero y falso. Sin embargo, antes del pecado del Árbol del Conocimiento, las averiguaciones concernían a dulce y amargo. Pero cuando la averiguación se refiere a verdad y mentira, es totalmente diferente. A veces comienza dulce y termina amargo. Por lo tanto, resulta que hay una realidad de “amargo” que sin embargo es verdad.
Por esta razón, debemos ser cuidadosos al cambiar nuestras palabras. Aunque uno piense que solo está mintiendo a su amigo, debemos saber que el cuerpo es como una máquina: así cómo se acostumbra a caminar, continúa caminando. Por lo tanto, cuando se habitúa a la mentira y al engaño, resulta imposible caminar de otro modo; y por esto uno debe proceder con la mentira y el engaño también consigo mismo.
De esto resulta que uno debe engañarse a sí mismo y no decirse la verdad, puesto que no encuentra ningún sentido especial en ella.
Podríamos decir acerca de quién cree que engaña a su amigo que, en realidad, está engañando al Creador; ya que aparte del propio cuerpo, únicamente existe el Creador. Esto se debe a que la esencia de la Creación es que el hombre se considera “creado” solamente con respecto a sí mismo. El Creador desea que el hombre se sienta como una realidad aislada de Él. Pero a excepción de esto, “toda la Tierra está llena de Su gloria”.
Por ende, cuando uno miente a su amigo, está mintiendo al Creador; y cuando hiere a su amigo, está hiriendo al Creador. Por esta razón, si uno se habitúa a decir la verdad, esto le beneficiará con respecto al Creador. Es decir, si uno le ha prometido algo al Creador, tratará de mantener su promesa, ya que no está acostumbrado a cambiar su palabra, y de esta forma será consigue el estado de “el Señor es tu sombra”. Si uno mantiene su palabra y cumple con lo dicho, el Creador, a su vez, también mantendrá “bendito sea el que dice y hace”.
Hay una seña en el pacto de la lengua: no hablar de todo lo que sea posible, ya que al hablar uno revela lo que alberga su corazón; y esto da ocasión a que lo externo se aferre, dado a que, mientras uno no esté perfectamente limpio, al revelar algo de su interior, la Sitra Ajra tendrá poder para acusarle Arriba y burlarse de su trabajo. Ella dice: “¿Qué clase de trabajo está presentando Arriba si su intención en este trabajo se encuentra únicamente abajo?”. Esto responde la gran pregunta: es sabido que “una Mitzvá promueve otra Mitzvá”; pero entonces, ¿por qué vemos que a menudo uno decae en su trabajo? Como hemos dicho más arriba, la Sitra Ajra difama y acusa el trabajo de uno; y luego desciende y toma el alma de la persona. Es decir, puesto que ya ha difamado Arriba, y ha dicho que su trabajo no era limpio, sino que estaba trabajando bajo la forma de recepción para sí mismo, ella desciende y se lleva el “espíritu de vida” de uno preguntando: “¿Qué pretendes con este servicio?”. De este modo, incluso cuando uno alcanza cierta iluminación del espíritu de vida, lo vuelve a perder.
El consejo aquí es “camina con humildad, para que ella no se entere del trabajo de uno, siguiendo la máxima: “él no revela del corazón a la boca”. Así, la Sitra Ajra no podrá saber sobre su trabajo, porque solo conoce lo que es revelado a través de palabra o acción; esto es a lo que ella puede aferrarse.
Y debemos saber que el dolor y el sufrimiento, vienen principalmente a través de aquellos que acusan. Por lo tanto, debemos ser tan cuidadosos como podamos al hablar. Por otra parte, debemos saber que incluso cuando decimos palabras mundanas, esto también revela los secretos de nuestro corazón. Este es el significado de la frase: “Mi alma se pone al descubierto cuando habló”. Este es el pacto de la lengua, y con él debemos tener cuidado.
Y especial cuidado debe tenerse durante el ascenso, porque durante el descenso es más difícil caminar es difícil caminar en grandes grados y precauciones.
Lo escuché durante una comida en la noche de Shavuot (Pentecostés), en 1948
El asunto de la entrega de la Torá que ocurrió en el Monte Sinaí, no significa que la Torá fuera entregada solo una vez, y que luego haya dejado de entregarse. Por el contrario, no existe ausencia en la espiritualidad, ya que la espiritualidad es eterna y constante. Pero debido a que, desde el punto de vista del Dador, no somos aptos para recibir la Torá, decimos que la interrupción es por cuenta del Superior.
Sin embargo, al pie del Monte Sinaí, todo Israel estaba preparado para recibir la Torá, según lo escrito: “allí Israel acampó ante el monte, como un solo hombre con un solo corazón”. En ese momento, la totalidad de las personas estaban preparadas. Tenían una única intención, que era un único pensamiento sobre la recepción de la Torá. No obstante, no hay cambios por parte del Dador y Él siempre da. Está escrito en nombre del Baal Shem Tov que todos los días uno debe escuchar los diez mandamientos en el Monte Sinaí.
La Torá es llamada “Poción de la Vida” y “Poción de la Muerte”. Debemos comprender cómo pueden decirse dos cosas tan opuestas sobre un mismo tema.
Debemos saber que no podemos alcanzar ninguna realidad tal como es, sino que alcanzamos todo según nuestras sensaciones. Y la realidad, tal como es en sí misma, no nos interesa en absoluto. Por lo tanto, no alcanzamos la Torá en misma, sino solamente nuestras propias sensaciones. De modo que todas nuestras impresiones son únicamente según nuestras sensaciones.
Por lo tanto, cuando una persona estudia Torá, y la Torá le aleja del amor a Dios, esta Torá ciertamente se considera “Poción de la Muerte”. Y a la inversa: si esta Torá que está estudiando le acerca al amor a Dios, ciertamente se considera “Poción de la Vida”. Pero la Torá en sí, la existencia de la Torá en sí misma, sin tener en cuenta al inferior que debe alcanzarla, es considerada “Luz sin un Kli”; pues no hay ningún tipo de alcance espiritual. Por eso, cuando hablamos de la Torá, nos referimos a las sensaciones que la persona recibe de ella; y solo estas determinan la realidad para los creados
Cuando uno trabaja en beneficio propio, esto recibe el nombre de Lo Lishmá (no en nombre de la Torá). Pero de Lo Lishmá llegamos a Lishmá (en nombre de la Torá). Entonces, si uno aún no ha sido recompensado con la recepción de la Torá, espera serlo en el año siguiente. Pero cuando uno ha sido agraciado con la plenitud de Lishmá, no tiene nada más que hacer en este mundo; pues ya lo ha corregido todo para que esté en la plenitud de Lishmá.
Por esta razón, en cada año hay un tiempo para la recepción de la Torá; puesto que ese tiempo es el apropiado para el despertar desde abajo. Esto se debe a que es el despertar del tiempo en el que la Luz de la entrega de la Torá fue revelada a los inferiores. Por lo tanto, hay un despertar desde Arriba, que da fuerza a los inferiores para que puedan realizar el acto que los capacita para recibir la Torá, como entonces, cuando estuvieron preparados para recibirla.
Por ende, si uno va por la senda de Lo Lishmá que le lleva a Lishmá, camina por la senda de la verdad. Entonces, debe tener la esperanza con que finalmente pueda llegar a Lishmá y ser agraciado con la recepción de la Torá. Sin embargo, hay que tener cuidado de tener la meta siempre ante los ojos; de lo contrario caminará en dirección opuesta, porque la raíz del cuerpo es la recepción para sí mismo. Por este motivo, este siempre tiende hacia su raíz, que es la recepción con intención de recibir, lo contrario a la Torá, llamada “Árbol de la Vida”. Por eso, el cuerpo considera la Torá como “Poción de la Muerte”.
Lo escuché el 29 de Tevet, 18 de enero de 1942, en Jerusalén
Está escrito que “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero las cosas que son reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos por siempre, para que podamos cumplir todas las palabras de esta ley”. Debemos preguntar: “¿Qué viene a decirnos el texto a través de que las cosas secretas pertenecen al Señor?”. No debemos decir que oculto significa inalcanzable y que revelado significa alcanzable. Podemos observar que hay personas con conocimiento en la parte oculta, del mismo modo que hay personas que no poseen conocimiento de la parte revelada. Y no se puede decir que esto signifique que haya más gente con conocimiento en la parte revelada que en la oculta. (De lo contrario, solo estaríamos teniendo en cuenta una parte de la imagen total).
El hecho es que, en este mundo, vemos que hay acciones que se revelan como acciones ante nuestros ojos. Es decir que allí está involucrada la mano del hombre, y hay acciones donde vemos que se realiza un acto pero allí el hombre no puede hacer nada. En su lugar actúa una fuerza oculta.
Es como dijeron nuestros sabios: “Dentro del hombre existen tres socios: su padre, su madre y el Creador”. La parte revelada es el mandamiento de fecundarse y multiplicarse. Este acto es ejecutado por los padres. Y si los padres hacen las cosas correctamente, el Creador pone un alma en el recién nacido. Quiere decir que sus padres se ocupan de la parte revelada, pues es la única que pueden realizar; pero de la parte oculta –depositar el alma en el recién nacido– los padres no pueden obrar en absoluto. Solamente el Creador mismo puede hacerlo.
Del mismo modo, con las Mitzvot, debemos hacer únicamente la parte revelada, pues únicamente aquí podemos actuar, es decir, dedicarnos a la Torá y las Mitzvot a modo de “cumplir Su palabra”. Sin embargo, con la parte oculta, es decir, el alma en la observancia de la Torá y las Mitzvot, no hay nada que podamos hacer. Y cuando uno observa la Torá y las Mitzvot en acción, es decir, “haciendo”, debe rezar al Creador para que Él se ocupe de la parte oculta, es decir, depositar un alma en la parte práctica que a nosotros nos corresponde.
La parte práctica es llamada “vela de Mitzvá”, que solo son velas las cuales deben ser encendidas por la “Luz de la Torá”. La Luz de la Torá enciende la Mitzvá y da alma y vida a la parte práctica, al igual que con el recién nacido, donde también hay tres socios. Este es el significado de “las cosas reveladas nos pertenecen”; es decir, debemos trabajar según “todo lo esté en tu mano hacer por medio de tu fuerza, hazlo”. Solamente aquí podemos actuar. No obstante, obtener el alma y la vitalidad depende del Creador.
Y esto es lo que significa: “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios”. El Creador promete que si cumplimos la parte que nos es revelada, actuando según las condiciones de la Torá y las Mitzvot en la parte práctica, el Creador da un alma a nuestros actos. Sin embargo, antes de ser recompensados con la parte oculta, llamada “alma”, nuestra parte revelada es como un cuerpo desprovisto de alma. Por eso debemos ser recompensados con la parte oculta, y esto únicamente está en manos del Creador.
Lo escuché en Vaiejí, el 14 de Tévet, 27 de diciembre de 1947, en la comida de Shajarit
De Lo Lishmá (no en nombre de la Torá) se llega a Lishmá (en nombre de la Torá). Si prestamos mucha atención, podemos decir que el período de Lo Lishmá es el más importante, ya que es más fácil atribuir el acto al Creador. Esto es porque en Lishmá uno dice que realizó una buena acción porque estaba sirviendo al Creador plenamente, y todas sus acciones en Su nombre. Resulta que Él es el dueño del acto. No obstante, cuando uno trabaja en Lo Lishmá, no está realizando la buena acción para el Creador. Resulta que uno no puede dirigirse a Él reclamando que merece una recompensa. Por ende, para él, el Creador no le debe nada.
¿Para qué hizo esa buena acción? Solo porque el Creador le brindó una oportunidad para que este SaM le obligara a realizarla. Por ejemplo, si llegan invitados a la casa de uno, y uno siente vergüenza de que lo encuentren ocioso, toma un libro y estudia la Torá. Así que, ¿para quién está estudiando la Torá? No lo hace por la Mitzvá del Creador, para resultar favorable a los ojos del Creador, sino por las visitas que han entrado a su propiedad, para obtener la gracia de ellos. Por lo tanto, ¿cómo puede uno esperar una recompensa de Él por esta Torá, de la que se ha ocupado a causa de estos invitados?
De esto se desprende que, para él, el Creador no ha contraído deuda alguna. En lugar de eso, puede tratar de cargarle la cuenta a los invitados, para que estos le den una recompensa, es decir, lo respeten por estudiar la Torá. Pero uno no puede comprometer al Creador en modo alguno.
Cuando uno hace un autoanálisis y dice que finalmente se dedica a la Torá dejando de lado los motivos, es decir, los invitados, y dice que ahora está trabajando solamente para el Creador, debe decir de inmediato que todo está dirigido desde Arriba. Esto significa que el Creador deseaba concederle la dedicación a la Torá, y darle una causa de la verdad, y no es digno de recibir la verdad. Por lo tanto el Creador le dio un motivo falso, a través del cual s dedique a la Torá. Resulta que quién actúa es el Creador y no el individuo. Por lo tanto, y entonces, con más razón debe alabar al Creador, porque –incluso en el estado de bajeza en el que uno está– no le abandona y le da fuerza, o sea, el combustible, para desear dedicarse a las palabras de la Torá.
Pueden ver que si uno presta atención a esta acción, observa que el Creador es el operador en forma de “Solo Él hace y hará todos los actos”. Pero uno no agrega ninguna acción a la buena obra. Aunque uno realice esa Mitzvá, no la hace por la Mitzvá en sí, sino por otra causa (el hombre), y esta causa proviene de la separación.
Lo cierto es que el Creador es la causa, y Él es la razón que lo obliga. Pero, en él, el Creador está vestido en otra vestidura: no en vestidura de Mitzvá, sino en otro amor o en otro temor. Entonces, vemos que durante Lo Lishmá es más fácil atribuir las buenas obras al Creador y decir que Él es el ejecutor de las buenas acciones y no el individuo.
Es sencillo, porque uno no desea hacerlo por una Mitzvá, sino por otra causa. Sin embargo, en Lishmá uno sabe dentro de sí que está trabajando por la Mitzvá.
Esto quiere decir que uno mismo fue la causa, es decir, por causa de una Mitzvá, y no porque el Creador haya depositado en su corazón la idea o el deseo de realizar la Mitzvá: uno mismo lo ha elegido. La verdad es que todo fue llevado a cabo por el Creador, pero la persona no puede alcanzar la Providencia personal antes de alcanzar el discernimiento de recompensa y castigo.
Lo escuché la noche después de Shabat, en 1938
Entiendan lo que dijeron nuestros sabios: “Yo tomé prestado y yo pago”. Quiere decir que el propósito de haber creado el Cielo y la Tierra era la Luz de Shabat. Esta Luz debe revelarse a los inferiores, y este propósito se manifiesta a través de la Torá y Mitzvot (preceptos), y de las buenas obras.
Gmar Tikún (final de la corrección) es el momento en que esta Luz aparece en todo su esplendor gracias al despertar desde abajo, es decir, precedida de la Torá y las Mitzvot. Pero antes de Gmar Tikún hay también un estado de Shabat, llamado “cierto tipo de mundo próximo”, cuando la Luz de Shabat ilumina tanto en el individuo como en el colectivo completo.
La Luz de Shabat viene a modo de crédito, es decir, sin un esfuerzo previo, aunque después uno pagará todo este crédito. Dicho de otro modo, luego dará todo el esfuerzo que tenía que haber dado antes de habérsele impartido la Luz; y paga después.
Este es el significado de: “Yo tomé prestado”, es decir, atrajeron la Luz de Shabat a crédito. “Y yo pago”, proviene del versículo: “y deja que el cabello de la mujer quede revuelto”[1]. Significa que el Creador solo revelará esta Luz si Israel toma prestado, esto es, si la extrae. Aunque aún no sean dignos de ella, uno puede llegar a extraerla a crédito.
[1] En hebreo se emplea la misma palabra para “revolver el cabello” y “saldar” (una deuda).
Lo escuché el 19 de Adar Álef, 29 de febrero de 1948
Desciende e incita; asciende y acusa. Uno siempre debe examinarse para ver si su Torá y su trabajo no descienden al abismo. Esto se debe a que su grandeza se mide por el grado de adhesión con el Creador, es decir, de su nivel de anulamiento frente al Creador.
En otras palabras, su amor propio ni se le ocurre, sino que, por el contrario, uno desea anularse por completo. Esto se debe a que, para quien trabaja con el fin de recibir, la medida de su trabajo es la medida de grandeza de uno. En ese momento uno se vuelve un ser, un objeto y una entidad separada. En ese estado a uno le resulta difícil anularse ante el Creador. Sin embargo, cuando uno trabaja con el fin de otorgar, y cuando completa su trabajo, o sea, cuando ha corregido todos sus “Kelim (vasijas) de recepción para sí mismo con lo que posee de la raíz de su alma, ya no tiene nada más que hacer en el mundo. Por eso, uno debe pensar y concentrarse solamente en ese punto.
Si uno se encuentra en un estado de “descendiendo e incitando”, es señal de que camina por la senda de la verdad. En otras palabras, todo su trabajo está en un estado de descenso. En tal estado uno está bajo la autoridad de la Sitra Ajra, y entonces asciende y acusa, es decir, se siente en un estado de ascenso y acusa a los demás. Sin embargo, quien trabaja con pureza, no puede acusar a los demás, y siempre se acusa de a sí mismo y ve a los demás en un grado mejor que el suyo.
Lo escuché el 9 de Nisán, 18 de abril de 1948
Acerca del verso “Y a Su derredor hay gran tempestad”, nuestros sabios dicen que el Creador es especialmente meticuloso con los justos. Él preguntó: Si habitualmente son justos, ¿por qué merecen castigos tan grandes? El hecho es que todos los límites de los que hablamos en los mundos existen desde la perspectiva de los que reciben, es decir, que los inferiores se limitan y restringen hasta cierto grado, y así permanecen abajo. Arriba se acepta todo lo que hacen los inferiores; por lo tanto, en esa misma medida, se extiende la abundancia hacia abajo. Por eso, con sus pensamientos, palabras y acciones, los inferiores provocan que la abundancia descienda desde Arriba de esta manera.
Resulta que si el inferior considera un acto o palabra menor como si fuera importante, tal como considerar una interrupción momentánea en la adhesión con el Creador como si se transgrediese la prohibición más grave de la Torá, entonces Arriba se consiente la opinión del inferior y es como si el inferior hubiera transgredido una gran prohibición. De este modo, el justo dice que el Creador es particularmente meticuloso con él; y tal como lo dice el inferior, es aceptado Arriba. Cuando el inferior no siente una pequeña prohibición como si fuera grave, Arriba tampoco consideran las pequeñeces que transgrede como si fueran graves. Por ende, tal persona es tratada como si fuese una persona pequeña, pues sus preceptos son considerados menores y sus pecados también son considerados menores. Ambos son medidos de la misma forma, y en general se le considera una persona pequeña. No obstante, aquel que considera las cosas pequeñas y dice que el Creador es muy meticuloso con ellas, es considerado una gran persona; y tanto sus pecados como sus preceptos son considerados grandes.
Y según el placer que uno siente cuando realiza una Mitzvá (precepto), en la misma medida puede sufrir cuando comete una transgresión. Se dice una parábola al respecto: Había una vez un hombre que cometió un crimen terrible contra un reino, y fue sentenciado a veinte años de prisión con trabajo forzado. La prisión estaba fuera del país, en algún inhóspito lugar del planeta. La sentencia se ejecutó de inmediato, y fue llevado a ese inhóspito lugar en el fin del mundo.
Allí encontró a otras personas que también habían sido sentenciadas por ese reino a permanecer allí; pero entonces enfermó de amnesia y olvidó que tenía esposa e hijos, amigos y conocidos. Comenzó a creer que el mundo entero no era más que lo que sus ojos podían ver en ese inhóspito lugar y las personas que allí se encontraban; y que había nacido allí y no conocía nada más que eso. De modo que su verdad era según su sensación presente; y no consideraba la auténtica realidad, sino solo lo que percibía su conocimiento y sensación. Allí le enseñaron reglas y leyes para que no volviera a ir contra la ley y se abstuviera de cometer lo aquellos delitos inscritos en las leyes, y para que supiera cómo corregir sus acciones y pudiera salir de ahí. En los libros del rey aprendió que quien transgrede esta regla, por ejemplo, es enviado a una tierra inhóspita lejos de toda civilización. Entonces, queda impresionado por semejante castigo, y se queja de que se impartan castigos tan duros. Y sin embargo, él jamás creería que él mismo fue uno de los que transgredieron las leyes del reino, y que fue duramente sentenciado y el veredicto ejecutado. Además, debido a su amnesia, jamás llegará a sentir su verdadera realidad.
Este es el significado de “Y a Su derredor hay gran tempestad”: Uno debe considerar en cada uno de sus movimientos, que él mismo ya ha transgredido el mandamiento del rey, y que ya ha sido desterrado del poblado. Ahora, gracias a muchas buenas acciones, su memoria comienza a funcionar y empieza a sentir cuánto se ha alejado de aquel sitio habitado del planeta. Comienza a dedicarse al arrepentimiento, hasta que lo sacan de allí y lo regresan a aquel poblado; y este sentimiento llega precisamente a través de su labor. Empieza a sentir que se ha alejado de su origen y raíz, hasta conseguir la adhesión con el Creador.
Lo escuché el 1 de Tetzavé, 14 de febrero de 1943
Una Mitzvá (precepto) que viene a través de la transgresión significa que si uno asume el trabajo con el fin de recibir recompensa, entonces queda dividido en dos cosas:
- La recepción del trabajo, que recibe el nombre de Mitzvá.
- La intención: recibir una recompensa. Esto es llamado transgresión, pues la recepción desplaza a uno de la Kedushá hacia la Sitra Ajra.
Todo el fundamento y la razón que dieron a uno fuerzas para trabajar fue la recompensa. Por ende, una Mitzvá “que viene” – entendiendo que uno fue inducido a realizar la Mitzvá– se considera la transgresión. Por eso se llama “una Mitzvá que viene”, pues aquello que induce la Mitzvá es la transgresión, esto es, únicamente la recompensa.
Para esto, el consejo es que uno haga su trabajo a modo de “sin ver más”: que todo su trabajo esté dirigido a incrementar la gloria de los Cielos en el mundo. Esto se llama “trabajar para elevar a la Shejiná (Divinidad) del polvo”.
“Elevar a la Shejiná” significa que la sagrada Divinidad es llamada “la generalidad de las almas”, la cual recibe la abundancia del Creador, y la otorga a las almas. El administrador y quien transfiere la abundancia a las almas se llama “la unificación del Creador y de la Shejiná”, momento en el que la abundancia se extiende hacia los inferiores. Sin embargo, cuando no hay unificación, tampoco se extiende la abundancia hacia los inferiores.
Para dejarlo más claro, dado que el Creador deseaba satisfacer a Sus creados, al mismo tiempo que pensó en otorgar la abundancia, también pensó en la recepción de la abundancia. Es decir, que los inferiores recibieran la abundancia. Y ambos estaban en potencia. Quiere decir que, con posterioridad, las almas vendrían y recibirían la abundancia de hecho.
La receptora de la abundancia en potencia se llama sagrada Shejiná, ya que el Plan del Creador es una realidad completa, y Él no necesita un hecho de facto. Por ende, el inferior... (Inacabado)
Lo escuché el 13 de Adar; 23 de febrero de 1948
“Moisés respondió y dijo: ‘Y no me creerán ni escucharán mi voz’”, etc. “Y el Señor dijo: ‘¿Qué es eso que tienes en tu mano?’ ‘Una vara’, respondió Moisés. ‘Échala en tierra’, le dijo el Señor. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente, y Moisés huyó de ella” (Éxodo 4).
Debemos comprender que únicamente hay dos grados: Kedushá (Santidad) o Sitra Ajra (el otro lado). No hay ningún otro estado intermedio, sino que la misma vara se convierte en serpiente si es lanzada al suelo.
Para poder comprender esto debemos proponer las palabras de nuestros sabios, referentes a que Él había colocado Su Shejiná (Divinidad) sobre árboles y rocas. Se les llama árboles y rocas a las cosas de menor importancia, y precisamente de esta manera Él depositó Su Shejiná. Este es el significado de la pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?”. La mano significa alcance, de las palabras “y la mano alcanza”. La vara se refiere a que todos los alcances de uno se construyen sobre el estado de lo que es de menor importancia, que es fe por encima de la razón.
(Esto se debe a que la fe se considera como si fuera algo de menor importancia, y como algo inferior. Uno aprecia las cosas que se visten dentro de la razón. Sin embargo, si la mente de uno no lo capta, sino que es opuesto a su razón, uno debe decir que la fe tiene mayor importancia que su razón. Resulta que en ese momento uno rebaja su razón y dice que aquello que comprende dentro de la razón, se opone a la senda del Creador, que la fe es más importante que su mente. Esto se debe a que todos los conceptos contrarios a la senda del Creador no tienen ningún valor.
Al contrario: “tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen”. Significa que uno anula todo lo que oye y ve, y a esto se le llama ir por encima de la razón. Y entonces, a la persona esto le parece algo inferior y pequeño.
No obstante, en relación al Creador, la fe no se considera como algo inferior. Esto es porque quien no tiene otra opción y debe tomar la senda de la fe, considera la fe como algo inferior. Sin embargo, el Creador podría haber colocado Su Shejiná sobre algo que no fueran árboles y rocas,pero optó específicamente por este camino llamado fe. Él debe haberlo elegido porque es mejor y más exitoso. Vemos que, para Él, la fe no es algo de poca importancia. Muy al contrario, este camino tiene muchos méritos, pero a ojos de los creados parece insignificante).
Si la vara es lanzada al suelo y uno desea trabajar con un discernimiento más elevado, es decir, dentro de la razón, degradando el estado por encima de la razón, y este trabajo le parece insignificante, entonces la Torá y el trabajo de uno se convierten inmediatamente en serpiente. Este es el significado de la serpiente primigenia, y el significado de la frase: “A todo aquel que se enorgullece, el Creador le dice: ‘él y Yo no podemos habitar en la misma morada’”.
El motivo es, como ya hemos dicho, que Él ha colocado Su Shejiná sobre árboles y rocas. Por lo tanto, si uno lanza al suelo el discernimiento de la vara y decide elevarse para trabajar con un atributo más elevado, eso es ya una serpiente. Aquí no hay punto medio, es la serpiente o Kedushá, ya que toda la Torá y el trabajo que uno poseía del discernimiento de la vara ahora han pasado al discernimiento de serpiente.
Es sabido que la Sitra Ajra no posee Luces. Por ende, también en la corporalidad, el deseo de recibir únicamente tiene carencias, sin nada que las llene. Y la vasija de recepción permanece por siempre, sin llenado, porque quien tiene cien, desea doscientos, etc. Y de este modo, uno muere sin tener en sus manos ni siquiera la mitad de aquello que deseaba.
Esto proviene de las Raíces Superiores. La raíz de la Klipá (cáscara) es la vasija de recepción, y no tienen corrección alguna durante los 6.000 años[1]. Sobre ellas se realiza el Tzimtzum (restricción), y de este modo quedan desprovistas de Luces y de abundancia.
Por este motivo, lo seducen a uno para que atraiga Luz hasta su nivel, y algunas Luces que uno recibe al estar adherido a la Santidad –porque la abundancia ilumina en la Santidad–. Por lo tanto, cuando a uno lo seducen para que atraiga abundancia hacia su nivel, reciben esa Luz. De esta forma adquieren dominio sobre la persona, es decir, le dan satisfacción en el estado en que se encuentra para que no se mueva de allí.
Por lo tanto, uno no puede avanzar bajo este dominio, porque no necesita un grado más alto. Y puesto que uno no lo necesita, no es capaz de hacer ni el más mínimo movimiento para cambiar de lugar. En ese estado uno no puede discernir si está avanzando en Kedushá o de la forma contraria. Esto se debe a que la Sitra Ajra le da el poder para trabajar con más fuerza, ya que ahora se encuentra dentro de la razón, y esto le permite trabajar en un estado que no considera inferior. Y entonces así uno permanecería bajo la autoridad de la Sitra Ajra.
Para que uno no permanezca bajo el dominio de la Sitra Ajra, el Creador creó una corrección según la cual si uno deja de lado el discernimiento de la vara, inmediatamente cae al de la serpiente. Uno cae de inmediato a un estado de fracasos y es incapaz de fortalecerse a menos que acepte de nuevo el estado de la fe llamado “bajeza”.
Resulta que los fracasos en sí hacen que uno vuelva a aceptar el discernimiento de la vara, que es el estado de la fe por encima de la razón. Este es el significado de lo que dijo Moisés: Y no me creerán ni escucharán mi voz”. Esto quiere decir que no querrán asumir el camino del trabajo de fe por encima de la razón.
Entonces el Creador le dijo: “¿Qué es eso que tienes en tu mano? Una vara” “Échala en tierra”, y luego, “se convirtió en una serpiente”. Esto significa que no existe un estado intermedio entre la vara y la serpiente. Es para saber si uno se encuentra en la Kedushá o en la Sitra Ajra.
Resulta que, de cualquier forma, no tienen más alternativa que asumir el estado de fe por encima de la razón, llamado “vara”. Esta vara debe estar en la mano, y no debe ser lanzada. A esto se refiere el versículo: “La vara de Aarón tenía brotes”.
Quiere decir que todos los brotes que uno consiguió en su servicio al Creador, estaban basados concretamente en la vara de Aarón. Esto significa que Él quiso darnos una señal para que podamos saber si transitamos por el camino de la verdad o no. Él nos dio una señal para conocer solamente las bases del trabajo, es decir, sobre qué base uno está trabajando. Si su base está en la vara, es Kedushá (Santidad); y si la base está dentro de la razón, esta no es la forma de alcanzar la Kedushá.
Sin embargo, en el trabajo en sí, es decir, en la Torá y en la plegaria, no hay distinción entre aquel que sirve al Creador y aquel que no lo hace, pues aquí ocurre lo contrario: si la base se encuentra dentro de la razón, o sea sobre la de conocimientos y recepción, el cuerpo proporciona el combustible necesario para trabajar, y uno puede rezar y estudiar con más persistencia y entusiasmo, ya que se basa en la razón.
Sin embargo, cuando uno toma el camino de la Kedushá, cuya base es el otorgamiento y la fe, necesita gran preparación a fin de que la Kedushá le ilumine. Sin la preparación, el cuerpo no le da fuerza para trabajar, y siempre debe esforzarse al máximo, ya que la raíz del hombre es la recepción y dentro de la razón.
Por lo tanto, si el trabajo de uno se basa en cuestiones mundanas, siempre puede encontrarse bien. Pero si su trabajo se basa en el nivel del otorgamiento y por encima de la razón, necesitará constantes esfuerzos para no caer en la raíz de recepción que está en uno y dentro de la razón.
Uno no debe distraerse ni por un momento, de lo contrario caerá en su raíz mundana, llamada “polvo”, como está escrito: “porque polvo eres y al polvo regresarás”. Y esto ocurrió después del pecado del Árbol del Conocimiento.
Uno examina si está avanzando en Kedushá o todo lo contrario, ya que cualquier otro dios es estéril y no da fruto. El sagrado Zóhar nos proporciona esa señal: que precisamente sobre la base de la fe, llamada estado de “vara”, uno logra la fecundidad y la multiplicación de la Torá. Este es el significado de “la vara de Aarón tenía brotes”: los brotes y todo lo que crece viene específicamente a través de la vara.
Por lo tanto, del mismo modo que uno se levanta cada día de la cama y se lava para purificarse de la suciedad de su cuerpo, debe también librarse de la suciedad de la Klipá, para examinar si su discernimiento de la vara es pleno. Este análisis debe ser constante, y si uno se distrae, inmediatamente cae bajo la autoridad de los Sitra Ajra, llamada recepción para uno mismo. Queda totalmente esclavizado por ellos, pues se sabe que la Luz crea el Kli; y por eso, en la medida que uno trabaja con el fin de recibir, en esa misma medida uno necesita solamente el anhelo de recibir para sí mismo, y queda alejado de todo lo referente al otorgamiento.
Ahora podemos comprender las palabras de nuestros sabios: “Sed muy, muy rebajados”. ¿Por qué esa redundancia al decir “muy, muy”? Es así porque al haber sido honrado una vez, uno empieza a necesitar de l. Primero, uno recibe el honor no porque desee disfrutar de ese honor, sino por otros motivos, como la gloria de la Torá, etc. Uno tiene certeza de este escrutinio puesto que sabe que no tiene deseo de honor en absoluto.
Por consiguiente, es razonable pensar que a uno se le permite recibir honor. Sin embargo, todavía está prohibido recibir porque la Luz hace la vasija. Por lo tanto, después de recibir honor, uno se vuelve necesitado de honor, y entonces ya queda bajo su dominio y es difícil librarse de él.
A consecuencia uno adquiere su propia realidad y ahora resulta difícil anularse ante el Creador, puesto que a través del honor uno se convierte en una entidad separada y, para poder obtener adhesión, debe anular su propia realidad por completo. Por eso decimos “muy, muy”. La expresión “muy” se refiere a que está prohibido recibir honor para sí mismo, y el otro “muy” significa que incluso cuando la intención de uno no sea para uno mismo, de todas formas queda prohibido recibir.
[1] 6,000 años es el período estipulado para la corrección de la humanidad.
Lo escuché en Sucot, Inter 4
La alegría es un reflejo de las buenas acciones. Si las acciones son de Kedushá (Santidad), aparece la alegría. Sin embargo, debemos tener presente que también hay un estado de Klipá (cáscara). Para poder saber si es Kedushá, el escrutinio debe hacerse a través de la razón. En Kedushá hay razón, y en la Sitra Ajra no hay razón porque cualquier otro dios es estéril y no puede dar fruto. Por lo tanto, cuando uno recibe alegría, debe profundizar en las palabras de la Torá para poder descubrir el razonamiento de la Torá.
Además, debemos saber que la alegría es un estado de iluminación superior que se manifiesta por medio de MaN[1], que son las buenas acciones. El Creador nos sentencia estemos donde estemos. En otras palabras, si asumimos la carga del Reino de los Cielos para toda la eternidad, hay una iluminación superior inmediata que también se considera eternidad. Incluso si uno ve de manera evidente que pronto caerá de su grado actual, Él de todos modos sentencia allí donde uno se encuentra. Esto significa que si uno decide en ese momento cambiar de opinión y aceptar sobre sí la carga del Reino de los Cielos para toda la eternidad, se considera plenitud.
Sin embargo, si uno asume la carga del Reino de los Cielos sin desear que ese estado permanezca en él permanentemente, entonces este asunto y este acto no se consideran plenitud, y como es natural, la Luz Superior no puede venir y reposar sobre esto porque esta Luz es plena y eterna, y no cambiará. En cuanto a la persona, sin embargo, el estado en el que se encuentra no será eterno, aunque así lo desee.
[1] Abreviatura de Mei Nukvin (aguas femeninas)
Lo escuché el 5 de febrero de 1944
Respecto al versículo “lo sacrificará a Su voluntad”, nuestros sabios dijeron: “¿Cómo puede ser? Se le obliga hasta decir ‘yo quiero’”. También debemos comprender cuál es nuestra plegaria: “Que se haga la voluntad”, ya que el deseo de la vaca por alimentar al ternero es mayor que el deseo que tiene el mismo ternero de comer. Por lo tanto, ¿para qué necesitamos rezar “Que se haga la voluntad Arriba”?
Es sabido que para atraer la abundancia desde Arriba, uno debe anticipar el despertar desde abajo. Debemos averiguar para qué necesitamos el despertar desde abajo y por ello elevamos una plegaria para que se haga la voluntad Arriba. Significa que debemos despertar un deseo desde Arriba para que otorgue abajo. No es suficiente que tengamos voluntad, también debe haber una buena voluntad por parte del Dador. Aunque haya un deseo general de hacer el bien a Sus creados, Él aún espera que nuestro deseo despierte el Suyo.
Dicho de otro modo, si somos incapaces de despertar Su deseo, es señal de que el deseo por parte del receptor todavía está incompleto. Por ende, precisamente al rezar para que se haga la voluntad Arriba, se va creando nuestro deseo de que haya un deseo genuino, que se forme un Kli (vasija) digno y adecuado para recibir la abundancia.
Al mismo tiempo, debemos decir que todos nuestros actos, tanto los buenos como los malos, se extienden desde Arriba (esto es lo que significa la “Providencia personal”), que el Creador hace todo. Sin embargo, al mismo tiempo debemos lamentar nuestras malas acciones, aunque también esto se extienda desde Arriba.
El razonamiento nos obliga a que no nos lamentemos, sino que justifiquemos el juicio, que nos merecemos las malas acciones. No obstante, es al contrario: debemos lamentar que no se nos permita hacer buenas acciones, lo cual ciertamente es el resultado de un castigo, es decir, que no somos merecedores de servir al Rey. Si todo está dirigido, ¿cómo podemos decir que no somos dignos, teniendo en cuenta que no hay acción abajo? Con este propósito se nos dan malos pensamientos y deseos de que no somos dignos de servirle a Él, los cuales nos distancian del trabajo de Dios. Por esta razón, rezamos por ello: que este es un lugar de corrección para llegar a ser dignos y capaces de recibir el trabajo del Rey.
Ahora podemos comprender por qué existe la plegaria al haber algún problema, Dios no lo permita, si es que el problema seguramente llegó como un castigo, y los castigos tienen que ser correcciones, ya que hay una regla que establece que el castigo es una corrección. Entonces, ¿por qué le rezamos al Creador para que nos quite nuestras correcciones? Nuestros sabios mencionan el versículo: “tu hermano se siente envilecido delante de tus ojos”, ya que el golpeado es tu hermano. Debemos saber que la plegaria corrige a una persona incluso más que el castigo. De esta forma, cuando aparece la plegaria en lugar del castigo, la aflicción es retirada y se coloca la plegaria en su lugar para corregir el cuerpo. Esto es lo que significan las palabras de nuestros sabios: “Lo logró: fue por medio de la Torá, no lo logró: fue por medio del sufrimiento”. Debemos saber que el camino de la Torá es una senda más exitosa y proporciona mayor beneficio que la senda del sufrimiento. Esto se debe a que los Kelim (vasijas) que habrán de ser aptos para recibir la Luz Superior son más amplios y pueden propiciar la adhesión con Él.
A esto se refiere la frase “se le obliga hasta decir ‘yo quiero’”. Significa que el Creador dice: “Quiero los actos de los inferiores”.
El asunto de la plegaria es lo que nuestros sabios dijeron: “El Creador ansiaba la plegaria de los justos”, pues a través de la plegaria los Kelim se vuelven aptos para que el Creador luego les otorgue abundancia, puesto que existe un Kli apto para recibirla.
Yo escuché el 1 de BeShalaj, 2 de febrero de 1941
La Torá es llamada “indicador”, de las palabras “disparó”[1]. Significa que cuando uno se dedica a la Torá, siente su propia lejanía en la medida del esfuerzo que realiza. En otras palabras, se le muestra la verdad, es decir, su medida de fe, que es la base completa de la verdad. La base para observar la Torá y las Mitzvot (preceptos) está en la medida de fe que tengamos, ya que entonces nos parece que toda nuestra base está construida sobre la educación recibida. Esto se debe a que la educación basta para que uno observe la Torá y las Mitzvot con todas sus precisiones y detalles, y todo lo que llega mediante la educación se llama “fe dentro de la razón”.
A pesar que esto es opuesto al intelecto, es decir, que la razón requiere que según la medida en la que uno agrega en la Torá, nos sintamos más cerca del Creador. No obstante, la Torá siempre nos muestra más de la verdad. Cuando uno busca la verdad, la Torá le acerca más a la verdad, y ve la medida de su fe en el Creador. Esto es así para que uno pueda pedir misericordia y rezar al Creador para que le acerque más a Él, de realmente, lo cual significa recibir la fe en el Creador. Entonces uno podrá alabar y agradecer al Creador por haber sido recibido la capacidad de estar más cerca de Él.
Sin embargo, cuando uno no alcanza a ver el grado de su distanciamiento, y cree que está constantemente sumando, vemos que construye sus estructuras sobre una base endeble, y no queda lugar para pedirle al Creador que le acerque más a Él. Vemos que ya no hay lugar para esforzarse con el propósito de obtener la fe total, ya que uno se esfuerza únicamente en aquello que falta. Por lo tanto, en la medida en que uno no sea digno de ver la verdad, ocurre lo opuesto. Cuanto más añade por medio de la Torá y las Mitzvot, lo hace en la medida de su propia plenitud, y no ve ninguna carencia en él. Por eso, no tiene lugar para esforzarse y rezar a fin de obtener la fe en el Creador verdaderamente, porque cuando uno siente la corrupción debe invocar la corrección. Sin embargo, cuando uno se dedica a la Torá y las Mitzvot por el camino de la verdad, la Torá le indica la verdad, porque la Torá tiene la virtud de mostrarle el verdadero estado de su grado de fe (y este es el significado de “ser conocido”). Cuando uno se dedica a la Torá y ve la verdad, es decir, su propio distanciamiento de la espiritualidad, y ve que es una criatura tan insignificante, y que no hay nadie peor que él sobre la Tierra, la Sitra Ajra se le presenta con un argumento diferente: de hecho, el cuerpo de uno es realmente muy feo, y es cierto que no existe nadie más feo en el mundo que uno, para así causarle desesperanza, ya que la Sitra Ajra teme que uno se dé cuenta y llegue a corregir su estado actual. Por eso, la Sitra Ajra está de acuerdo con lo que uno dice, que es una persona fea, y le hace entender que si hubiera nacido con habilidades más elevadas y mejores medidas, podría haber superado su maldad y haberla corregido, y habría podido alcanzar la adhesión con el Creador.
La respuesta a esto debería ser que esto que la Sitra Ajra le dice, se menciona en Maséjet Tahanit (pág. 20), que Rabí Eliezer, hijo de Rabí Shimón, llegó desde una torre cercada a la casa de su maestro. Estaba montado sobre un burro recorriendo la ribera, sintiendo gran regocijo. Y su estado mental era rudo, pues había estado estudiando mucha Torá.
Una persona que era muy fea se le cruzó en el camino y le dijo: “La paz esté con usted, mi maestro”, pero él no le contestó. Le dijo: “¡Qué frívolo y qué feo es ese hombre! ¿Acaso todos los hombres de tu ciudad son tan feos como tú?”. Este respondió: “No lo sé, pero ve a reclamar al artesano que me hizo: ‘¡qué fea es la vasija que has hecho!’”. Al darse cuenta de que había cometido un pecado, se bajó del burro.
Según lo anterior, podemos ver que, a raíz de haber aprendido mucha Torá, se le concedió poder ver la verdad acerca de la distancia entre él y el Creador, es decir, el grado de su distanciamiento o proximidad. A esto se refiere que su estado mental era rudo, pues vio la forma completa de quien es orgulloso, que es su deseo de recibir, y entonces pudo ver que en realidad él era el más feo. ¿Cómo pudo ver la verdad? Por medio del estudio intensivo de la Torá.
De modo que ¿cómo podrá unirse a Él, dado que es una persona tan fea? Esta es la razón por la que preguntó si todas las demás personas eran tan feas como él, o si él era el único feo y el resto de las personas del mundo no lo eran. ¿Cuál fue la respuesta? “No lo sé”. Quiere decir que no sienten, por ende, no lo saben. ¿Y por qué no sienten? Esto significa que no consiguieron ver la verdad, por carecer de la Torá, de modo que la Torá les mostrara la verdad.
A esto le respondió Eliyahu (Elías): “Ve al artesano que me hizo”, porque vio que había llegado a un estado a partir del cual no podía seguir ascendiendo. Por esa razón se le apareció Eliyahu y le dijo: “Ve al artesano que me hizo”. En otras palabras, puesto que el Creador te hizo tan feo, Él debe haber sabido que con estos Kelim(Vasijas) la meta puede ser alcanzada. Así que no te preocupes, avanza y ten éxito.
[1] En hebreo se usa la misma palabra para disparar y para indicar algo.
Lo escuché el 16 de Shevat, 13 de febrero de 1941
Hamán de la Torá, ¿de dónde? “¿Has comido del árbol del cual Yo te mandé que no comieras?” (Génesis 3:11). Debemos entender cuál es la conexión entre Hamán y el Árbol del Conocimiento. El Árbol del Conocimiento es considerado el estado de grandeza de la recepción, que no está en Kedushá (Santidad) y que debe ser introducido en la Kedushá a través de correcciones.
El estado de Hamán es también el estado de grandeza de la recepción, como está escrito que Hamán dijo: “¿A quién desearía el rey...”, el Rey del Mundo, “...para honrar aparte de mí?”. Significa que esto se discierne como el estado de grandeza de la recepción, y es el estado de “Y se enalteció su corazón en los caminos de Dios”.
Lo escuché el 16 de Shevat, 13 de febrero de 1941
Es sabido que la servidumbre es esencialmente en complacer y satisfacer al Creador. Sin embargo, uno debe saber el verdadero significado de otorgar, pues es comúnmente utilizado, y bien sabido que el hábito hace que se pierda el gusto. Por eso, debemos aclarar con propiedad el significado de la palabra “otorgar”.
Lo cierto es que el deseo de recibir también está incorporado en el deseo de otorgar del inferior (pero el deseo de recibir puede ser usado con correcciones); de lo contrario no habría conexión entre el que da y el que recibe. Esto se debe a que es imposible que uno dé sin que el otro le dé nada a cambio, produciéndose de este modo una especie de sociedad.
Solamente cuando ambos se demuestran amor mutuo, surge una conexión y una amistad entre ellos. Pero si uno le muestra amor y el otro no le corresponde, tal amor es irreal y no tiene derecho a existir.
Acerca de esto, nuestros sabios dijeron el verso: “Y digo a Sión: ‘¡Tú eres Mi pueblo!’” (Isaías 51). No se diga “Amí” (Mi pueblo), sino “Imí” (conmigo)[1], “para ser Mi socio” (Zóhar, Bereshit); esto es, que los creados están en sociedad con el Creador. Resulta que cuando el inferior desea otorgar al Creador, entonces el inferior también debe recibir del Creador. Esto se llama estar en asociación, es decir, cuando el e inferior da, y el Superior también da.
Sin embargo, el deseo de recibir debe aspirar a adherirse a Él y recibir Su abundancia, Su sustento, Su benevolencia. Y ese fue el propósito original de la creación: beneficiar a Sus creados.
No obstante, debido al rompimiento que ocurrió en el mundo de Nikudim, el deseo de recibir cayó bajo el dominio de las Klipot (cáscaras), a causa de lo cual se produjeron dos estados en el Kli (vasija). El primero es que se desarrolló una relación con respecto a los placeres de la separación, y la labor de salir de la autoridad de las Klipot recibe el nombre de “trabajo de purificación”. El segundo estado que se produjo a causa del rompimiento, es el alejamiento de los placeres espirituales. Dicho de otro modo, uno se distancia de la espiritualidad, y no siente deseo por la misma. La corrección para esto, se llama Kedushá (Santidad), donde el trabajo consiste en anhelar Su grandeza. En ese estado el Creador ilumina a uno en estas vasijas. No obstante, debemos saber que en la medida en que uno posee Kelim (vasijas) de pureza, llamadas “aborrecen el mal”, en esa misma medida podrá trabajar en Kedushá, como está escrito: “Quienes aman al Señor, aborrecen el mal”.
Así que hay dos estados: el primero es “pureza” y el segundo es “Kedushá, la cual representa al “Kli”, ya que es la preparación para recibir Su benevolencia a través del bien que hace a Sus creados. Sin embargo, este Kli se le atribuye al inferior; y esto quiere decir que le corresponde repararlo, o sea que es su responsabilidad anhelar el bien, y esto significa dedicarse extensamente a Su grandeza y a su propia bajeza.
Aun así, la abundancia que debe revelarse en el Kli de Kedushá está en manos del Creador. Él es quien otorga la abundancia a los inferiores. En esto,, el inferior no puede ayudar en nada, y esto se denomina: “Las cosas ocultas le corresponden al Señor nuestro Dios”.
El Plan de la Creación, llamado “beneficiar a Sus creados”, comienza a partir de Ein Sof (infinito). Por tal motivo le rezamos a Ein Sof; es decir, le rezamos a la conexión que existe entre el Creador y los creados. Este es el significado de lo escrito en los textos del ARI: debemos rezarle a Ein Sof. Esto se debe a que Atzmutó (Su Esencia) no tiene conexión alguna con los creados, puesto que el principio de la conexión comienza en Ein Sof, donde se halla Su Nombre, que es la raíz de la Creación. Este es el significado de lo que está escrito en el Ierushalmí[2], esto es, que aquel que reza, lo hará en el Nombre, es decir, allí donde está Su Nombre, y Su Nombre y Ein Sof se conocen en el lenguaje de la leyenda “Una torre llena con cosas buenas”. Por eso rezamos al Nombre, para recibir el beneficio que ha sido preparado para nosotros con antelación.
Esta es la razón por la que Kéter se denomina “Su deseo de beneficiar a Sus creados”; y el beneficio en sí se llama Jojmá, que es la esencia de la abundancia. Por eso, Kéter se denomina Ein Sof y “Emanante”. Sin embargo, Jojmá aún no recibe el nombre de “emanado”, pues aún no hay Kli en Jojmá, y se considera una Luz sin Kli. Por ende, Jojmá también se considera Emanante, porque no es posible alcanzar la Luz sin un Kli; y toda la diferencia que existe entre Kéter y Jojmá radica en que allí, Shoresh (raíz), se revela más a los emanados.
[1] Las dos palabras consisten de las mismas letras en hebreo, y cuando no van acompañadas de puntuación, parecen la misma palabra.
Lo escuché la víspera de Shabat, el 1 de Siván; 4 de junio de 1943
El asunto de la limitación consiste en limitar el estado en el que uno se encuentra y no desear Gadlut (grandeza). Por el contrario, uno desea permanecer eternamente en su estado actual, y esto recibe el nombre de eterna Dvekut (adhesión). Independientemente del grado de Gadlut que uno posea, aun si uno posee la más mínima Katnut (pequeñez), si esta ilumina eternamente, se considera que se le ha otorgado Dvekut eterna.
No obstante, cuando uno desea más Gadlut, esto se considera un lujo.
Y a esto se refiere la frase “cualquier aflicción será remanente”, es decir, que la tristeza viene a la persona porque desea lujos. Este es el significado que cuando Israel vino a recibir la Torá Moisés llevó a la gente al pie del monte, como está escrito: “...y ellos se quedaron al pie del monte”. Har (monte, montaña) significa Hirhurim (reflexiones). Moisés los guió hasta el final del pensamiento, del entendimiento y de la razón, un grado del que no hay más bajo que él. Solamente entonces, cuando accedieron al estado de transitar por él sin vacilar ni desviarse, sino permaneciendo en ese nivel como si tuviesen la mayor adhesión, y alegrándose por ello, eso es lo que significa “servir al Señor con alegría”. Esto se debe a que durante la Gadlut es irrelevante decir que Él les da trabajo para que estén con júbilo, ya que durante la Gadlut, la alegría viene por sí sola. En lugar de eso, el trabajo del júbilo les es impartido durante el tiempo de Katnut, para que puedan sentir alegría a pesar de sentir Katnut. Y este es un gran trabajo.
Esto se conoce como la principal parte del grado, que es un estado de Katnut. Este estado debe ser permanente, y la Gadlut solamente es un añadido. Además, uno debe anhelar lo principal, y no los agregados.
Lo escuché la víspera de Shabat, el 9 de Iyar, 14 de mayo de 1943
“Una transgresión no apaga una Mitzvá (precepto), y una Mitzvá no apaga una transgresión”. La pauta en el trabajo es que uno debe tomar el buen camino. Pero el mal dentro de la persona no le permite tomar el buen camino.
Sin embargo, uno debe entender que no necesita desarraigar el mal, pues esto sería imposible, sino que solamente debe odiar el mal, como está escrito: “Quienes aman al Señor, odian el mal”. Únicamente este odio es preciso, ya que el odio separa entre quienes están adheridos.
Por esta razón, el mal no tiene existencia propia, sino que su existencia depende del amor al mal o del odio que uno sienta por el mal. Esto significa que si uno siente amor por el mal, entonces queda atrapado bajo el dominio del mal. Y si uno odia el mal, escapa de su autoridad, y su mal deja de ejercer dominio sobre ella.
Resulta que el trabajo principal no está en el mal en sí, sino en la medida de amor y la medida de odio. Y por este motivo, una transgresión provoca otra transgresión. Debemos preguntar: “¿Por qué uno merece semejante castigo?” Cuando uno cae de su trabajo, debe ser ayudado para levantarse de la caída. Sin embargo, aquí vemos que se le agregan más obstáculos para que caiga aún más abajo que la primera vez.
Pero para poder aborrecer el mal, uno recibe más maldad, para que pueda sentir cómo las transgresiones le alejan del trabajo de Dios. Aunque uno haya lamentado su primera transgresión, aún no ha sentido la cantidad de remordimiento que le induzca a odiar el mal.
Por lo tanto, una transgresión lleva a otra; y cada vez que uno se lamenta, cada remordimiento, verdaderamente suscita un odio por el mal, hasta que la persona completa su medida de odio al mal. En ese momento uno se separa del mal, porque el mal lleva a la separación.
De esto se desprende que si uno encuentra cierta medida de odio en un nivel que produzca separación, no necesita la corrección de “una transgresión que lleva a otra”; y naturalmente, uno gana tiempo y de ese modo, es admitido en el amor de Dios. Este es el significado de: “Quienes aman al Señor, odian el mal”. Solamente odian el mal, pero el mal en sí permanece en su sitio; y lo único que necesitamos es el odio al mal.
Esto proviene de: “Tú lo has creado tan solo un poco inferior a Dios”, y este es el sentido de que la serpiente dijera: “y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal”. Quiere decir que, cuando uno se esfuerza y desea comprender todos los procedimientos de la Providencia, como el Creador, esto es lo que significa: “La codicia del hombre lo rebaja”. Significa que uno quiere comprender todo con la mente externa, y si uno no lo consigue, se encuentra en un estado de bajeza.
Lo cierto es que si uno despierta para conocer algo, es una señal de que necesita conocer esa cosa. Y cuando uno consigue superar su propia razón, de aquello que desea comprender, y toma todo con fe por encima de la razón, esto se considera la mayor bajeza de la naturaleza humana. Vemos que en la medida en que uno demanda conocer más, pero acepta esto con fe por encima de la razón, resulta que se encuentra en el mayor estado de bajeza.
Ahora podemos entender cómo interpretaron el versículo (Números 12:3): “Moisés era un hombre muy modesto”, humilde y paciente. Significa que toleraba la bajeza en la medida que no hay mayor que ella.
Este es el significado de que Adam HaRishón (el primer hombre) comiera del Árbol de la Vida antes del pecado, y de que estuviera en plenitud. No obstante, no pudo avanzar más en el grado en el que se encontraba, pues no sentía ninguna carencia en su estado. Y en consecuencia, obviamente, no era capaz de revelar todos los nombres Sagrados.
Por tal motivo hizo: “Venid y ved las obras de Dios, terrible en hechos sobre los hijos de los hombres”, que él comiera del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Y a través de este pecado, todas las Luces se retiraron de él y, naturalmente, se vio obligado a comenzar su trabajo de nuevo. Y los escritos dicen sobre esto que fue expulsado del Jardín del Edén, porque si hubiera comido del Árbol de la Vida, habría vivido para siempre. Este es el significado de la interioridad de los mundos. Si uno entra ahí, ahí permanece para siempre. Significa que nuevamente uno se quedaría sin carencia alguna. Y para poder ir y revelar los nombres sagrados que se manifiestan con la corrección del bien y del mal, tuvo que comer del Árbol del Conocimiento.
Esto es similar a aquella persona que desea entregarle a su amigo un gran barril de vino, pero su amigo tiene solo una pequeña copa. ¿Qué hace entonces? Vierte vino dentro de la copa y la lleva a su casa, donde deposita su contenido en otra parte. Luego, regresa de nuevo con la copa y la vuelve a llenar de vino. A continuación regresa otra vez a casa, y así hasta que termina recibiendo todo el vino de los barriles.
También escuché otra parábola acerca de dos amigos, uno de los cuales se convirtió en rey mientras que el otro se volvió muy pobre. El segundo escuchó decir que su amigo se había convertido en rey, así que fue a ver a su amigo, el Rey, y le contó su desgraciada situación. El rey le entregó una carta dirigida al Ministro del Tesoro, para que durante dos horas pudiera recibir todo el dinero que quisiera. El amigo pobre llegó a la tesorería con una pequeña caja; entró, y llenó la pequeña caja con dinero. Al salir, el ministro pateó la caja y todo el dinero cayó al suelo. Esto se repitió una y otra vez, hasta que el pobre hombre dijo llorando: “¿Por qué me estás haciendo esto?”. Y dijo: Ahora sí, todo el dinero que has tomado durante todo este tiempo te pertenece, y podrás llevártelo todo. Tú no tenías las vasijas para llevarte suficiente dinero de la tesorería, y por eso te hemos jugado esta treta.
Lo escuché después de la festividad de Pésaj, el 27 de abril de 1943
“Si te hizo daño este villano, tráelo al Beit Midrash (sala de estudio)... y si no, recuérdale el día de la muerte”. Esto quiere decir que se le recordará que el trabajo debería hacerse en el lugar donde él no está presente, es decir, más allá de su piel. Esto es llamado “trabajar fuera de su cuerpo”, que no tiene ni un solo pensamiento sobre su propio cuerpo.
Lo escuché el 20 de Siván
Hay dos estados en el mundo. En el primero, el mundo es llamado “angustias”, y en el segundo es llamado “sagrada Shejiná (Divinidad)”. Esto se debe a que, antes de que a uno se le conceda el privilegio de corregir sus acciones y dirigirlas con el fin de otorgar, percibe el mundo únicamente en forma de dolor y tormentos. No obstante, después consigue ver que la sagrada Shejiná está vestida en el mundo entero, y entonces se considera que el Creador llena el mundo entero. Y el mundo recibe el nombre de “sagrada Shejiná”, la cual recibe del Creador. Esto se llama “la unificación del Creador y de la Divinidad”. Del mismo modo que el Creador da, el mundo se ocupa solamente de otorgar.
Esto se asemeja a una triste melodía. Ciertos intérpretes saben cómo transmitir el tormento en torno al cual se compuso, porque todas las melodías son como un lenguaje hablado donde la melodía interpreta las palabras que uno desea expresar verbalmente. Si la melodía provoca el llanto en quienes la escuchan, hasta hacerles llorar por el tormento que esta transmite, entonces es llamada “Nigún” (melodía), y todos adoran escucharla. Sin embargo, ¿cómo puede ser que las personas disfruten con el sufrimiento? Se debe a que la melodía no apunta a un dolor presente, sino a uno pasado, es decir, a tormentos que ya han quedado atrás y fueron mitigados y recibieron su llenado. Por tal motivo, a la gente le gusta escucharlas pues indican la mitigación de los Dinim (juicios), que los dolores que uno sentía fueron endulzados. Por eso, estos sufrimientos resultan dulces al oído, y así, el mundo es llamado “sagrada Shejiná”.
Lo principal que uno debería saber y sentir es que existe un líder para la ciudad, como dijeron nuestros sabios, “Abraham el Patriarca dijo: ‘No existe ciudad sin un líder’”. No debemos pensar que todo lo que sucede en el mundo es producto de la casualidad, y que la Sitra Ajra nos induce a pecar y a decir que todo es fortuito. Este es el significado de “Hamat (vasija de) Kerí (semen). Hay un Hamat lleno de Kerí. El Kerí le induce a uno a pensar que todo es Bemikré (fortuito). (Aun cuando la Sitra Ajra suscita en uno pensamientos para decir que todo es casual, sin providencia, esto tampoco es casualidad, sino que el Creador así lo quiso).
Sin embargo, uno debe creer en la recompensa y el castigo, y que existen un juicio y un juez, y que todo está dirigido por la Providencia de recompensa y castigo. Esto se debe a que, a veces, cuando llega a la persona un deseo, un despertar por el trabajo de Dios, y cree que aparece por casualidad, también debe saber que realizó un trabajo previo a escuchar y rezó para ser ayudado desde Arriba y poder realizar una acción intencionada, y esto se llama elevar MaN.
Sin embargo, uno ya lo ha olvidado y no ha considerado esta acción, ya que no recibió una respuesta inmediata a su plegaria, como para decir: “Porque Tú escuchas la plegaria de cada boca”. Aun así, debe creer que el orden desde Arriba establece que la respuesta a la plegaria puede llegar varios días o meses después de haber rezado.
Uno no debe pensar que es casualidad haber recibido este presente despertar. A veces uno dice: “Ahora que siento que no me falta nada y no me preocupa nada, mi mente está lúcida y estable, y por esta razón ahora puedo centrar mi mente y mi deseo en el trabajo de Dios”. De esto se desprende que uno puede decir que toda su ocupación en el trabajo de Dios es “su fuerza y el poder de su mano le han concedido este logro”. Así, cuando uno puede dedicarse a alcanzar necesidades espirituales, debe entender que esta es la respuesta a la plegaria. Aquello por lo que pidió anteriormente, ahora ha sido respondido.
Además, a veces, cuando uno lee algún libro, el Creador le abre los ojos y siente cierto despertar, entonces, también su reacción normal es atribuir esto a la casualidad. No obstante, todo está guiado por la providencia.
Aunque uno sepa que toda la Torá son los nombres del Creador, ¿cómo puede decir que a través del libro que está leyendo llegó algún tipo de sensación sublime? Uno debe saber que a menudo lee el libro y sabe que toda la Torá consiste en los nombres del Creador, y sin embargo no recibe iluminación ni sensación alguna. Por el contrario, todo es árido y el conocimiento que uno posee no le ayuda en absoluto. Por lo tanto, cuando uno estudia cierto libro y deposita su esperanza en el Creador, el estudio debe basarse en el fundamento de la fe, es decir, que uno cree en la Providencia y que el Creador le abrirá los ojos. En ese momento, uno se vuelve necesitado del Creador, y de ese modo está en contacto con Él. Por medio de esto, puede lograr la adhesión con Él.
Hay dos fuerzas que se oponen entre sí: la Fuerza Superior y la fuerza inferior. Respecto a la Fuerza Superior está escrito: “Todo aquello que es llamado por Mi Nombre, Yo lo he creado para Mi gloria”. Esto significa que el mundo entero fue creado solamente para gloria del Creador. La fuerza inferior es el deseo de recibir, el cual argumenta que todo fue creado para él –tanto lo corporal como lo espiritual–, que todo es para el amor propio. El deseo de recibir argumenta que merece este mundo y el próximo mundo. Por supuesto, el Creador triunfa, pero esto recibe el nombre de “camino del sufrimiento”, que significa el largo camino. No obstante, hay otro camino más corto, llamado “camino de la Torá”. Esta debería ser la tendencia de todos - acortar el tiempo. Esto es llamado “Ajishena” (aceleradamente). De lo contrario será “Beitá” “a su debido tiempo”, según lo dicho por nuestros sabios: “lo lograrón, será Ajishena; no lo lograron, será Beitá”, “que coloco ante ti un rey como Hamán, y él te obligará a reformarte”.
La Torá comienza con Bereshit (En el principio), etc.: “...y la tierra estaba sin orden y vacía, y en tinieblas...” etc., y finaliza así: “a la vista de todo Israel”.
Al principio vemos que la tierra está “sin orden y vacía, y en tinieblas...” pero después, cuando todos se corrigen con el fin de otorgar, consiguen el estado de “Y dijo Dios: ‘Hágase la luz’...”. Hasta que se revela la Luz “a la vista de todo Israel”.
Lo escuché un jueves. VaYerá, 6 de noviembre de 1952
Debe haber una preparación en el estado de “Moja” (mente), en el trabajo referente al estado de la fe. Esto significa que si uno es negligente con el trabajo de la fe, cae en una posición en la que desea solo conocimiento, que es una Klipá (cáscara), que es opuesto a la sagrada Shejiná (Divinidad). Por eso, nuestro trabajo es fortalecer constantemente el estado de “mente”.
Así, si uno siente que es negligente en el trabajo de “Liba” (corazón), necesita fortalecer el trabajo que se refiere al estado del corazón, y realizar acciones opuestas, es decir las abstinencias del cuerpo, que es lo contrario al deseo de recibir.
La diferencia entre la negligencia en el trabajo de la mente y el trabajo del corazón consiste en que hay una Klipá (cáscara) malvada en contra de la mente, la cual puede provocar un estado de “reflexiona sobre los principios”. Por lo tanto, uno debe llevar a cabo acciones contrarias, es decir, en cada renovación del estado de mente, asumirá remordimiento por el pasado y aceptación del futuro. Uno puede recibir el origen de esto, mediante el nivel de “inerte”. Y en cuanto a la vestidura de la fe, esto es algo perpetuo y eterno. Por ende, uno contará siempre con ella como medida para ver si su trabajo es limpio o no, porque la vestidura de la Shejiná se retira solamente a raíz de algún defecto, ya sea en la mente o en el corazón.
Lo escuché en la noche después de Shabat, VaYerá, 8 de noviembre de 1952
El fundamento principal es un camino conocido por todos. El cuidado y la custodia respecto al intelecto se deben a que están construidos sobre la base de una pregunta. Si uno se encuentra con la pregunta conocida, debe estar armado y reforzado para estar alerta y contestar de inmediato con la sabida respuesta.
Dicho de otro modo, toda la estructura está construida sobre preguntas y respuestas cuando uno se encuentra en el camino del Creador y es recompensado con la construcción de la estructura de la Shejiná (Divinidad). Y cuando uno no tiene lugar para preguntas y respuestas, se llama “de pie”.
El Creador preparó un lugar incluso para aquellos a los que ya se les ha concedido la vestidura permanente de la Shejiná, y ya están transitando los escalones, quienes ya no tienen lugar para el trabajo superior. En este sitio cuentan con un fundamento libre en el cual puede posarse la fe.
Aunque es difícil entender cómo puede existir una cosa de ese tipo en grados tan elevados, el Creador puede hacer tal cosa. Este es el significado de la corrección de la línea media y de la prohibición de recibir de la línea izquierda.
Al mismo tiempo, vemos que Jojmá solamente se revela en Maljut. Y aunque Maljut sea un estado opuesto a Jojmá, de todos modos, el lugar para que se revele Jojmá está precisamente aquí, en Maljut.
Este es el significado de “y esta carga estará bajo tu mano”. Nuestros sabios dijeron que uno no se detiene en una Halajá (ley) a menos que haya fracasado en ella. Halajá quiere decir un discernimiento de Maljut (y este es el significado de la Kalá (novia): cuando se va hacia la novia, se llama “ley”[1]). Esto se construye solamente sobre obstáculos, es decir, en un tiempo de “cuestionamientos”. Cuando uno no tiene preguntas, no posee el nombre de “Fe” o “Shejiná”.
[1] En hebreo las palabras “novia” y “ley” se escriben con las mismas letras, pero en diferente orden.
Lo escuché
“En el lugar donde encuentras Su grandeza, allí encontrarás Su humildad”. Quiere decir que quien está siempre en verdadera Dvekut (adhesión), ve que el Creador se humilla, que el Creador está presente en los lugares bajos.
Uno no sabe qué hacer, y por eso está escrito “quien se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra”. Uno observa la grandeza del Creador y luego “que se humilla”, es decir, que baja el cielo a la Tierra. El consejo que se ofrece con respecto a esto es pensar que si este deseo proviene del Creador, no tenemos nada mayor que eso, tal como está escrito: “Él levanta al pobre de las basuras”.
Primero, uno debe ver si tiene carencia. De lo contrario, debe rezar por ella: ¿Por qué no la tengo? La razón por la que no tiene carencia se debe a la falta de reconocimiento.
Por ende, en cada Mitzvá (precepto) uno debe rezar: ¿por qué no soy consciente de que no estoy observando la Mitzvá plenamente? En otras palabras, el deseo de recibir lo envuelve de tal forma que no ve la verdad. Si uno viera que se encuentra en un estado tan bajo, ciertamente desearía no seguir en ese estado. Por el contrario, uno debe esforzarse constantemente en su trabajo hasta alcanzar el arrepentimiento, tal como está escrito: “Él lo lleva a uno al inframundo, y luego lo eleva”.
Esto significa que cuando el Creador desea que el malvado se arrepienta, hace para él que el inframundo sea tan bajo de modo que el mismo malvado no quiere serlo más. Por lo tanto, uno necesita elevar una plegaria para que el Creador le enseñe la verdad incorporándole a uno la Luz de la Torá.
Lo escuché
El asunto del dominio de Israel sobre las Klipot (cáscaras), y viceversa, el dominio de las Klipot sobre Israel. Primero debemos entender qué es “Israel” y qué son “las Naciones del Mundo”. En varios sitios se explica que Israel significa “Interioridad”. También recibe el nombre de “Kelim (vasijas) Anteriores[1]”, con los cuales uno puede trabajar con el fin de otorgar contento a su Creador. “Las Naciones del Mundo” reciben el nombre de “Exterioridad”, “Kelim Posteriores”, cuyo sustento proviene solamente de la recepción y no del otorgamiento. El dominio de Las Naciones del Mundo sobre Israel radica en que no pueden trabajar en forma de otorgamiento y en los Kelim Anteriores, sino únicamente en los Kelim Posteriores. Estos incitan a los trabajadores del Creador a que extiendan las Luces hacia abajo, en los Kelim Posteriores.
El dominio de Israel consiste en que, si dan fuerza para que todos puedan trabajar con la intención de otorgar contento al Creador, es decir, solo en los Kelim Anteriores, incluso si extraen el estado de Jojmá, es solamente en forma de “un sendero por el cual transitar”, y no más.
[1] Relativo a frontal (N. del T.)
Yo escuché el 1 de Elul, 5 de septiembre de 1948
Existen dos discernimientos en la Torá, y existen dos discernimientos en el trabajo. El primero es el discernimiento del temor y el segundo es el del amor. La Torá se considera un estado de plenitud: no nos referimos por parte del trabajo de uno, sino que hablamos en referencia a la Torá en sí misma.
El primero se llama “amor”, y significa que uno tiene un deseo y anhelo de conocer los caminos del Creador y Sus tesoros ocultos, para lo cual empeña toda su fuerza y energía para lograrlo. Uno considera todo lo de la Torá que extrae a través de su estudio como si hubiera ganado algo de valor incalculable. Según la importancia que le conceda a la Torá, crecerá gradualmente hasta que, se le van revelando los secretos de la Torá, siempre en función de sus esfuerzos.
El segundo discernimiento es el temor, y significa que uno desea ser siervo del Creador. Y puesto que “Aquel que desconoce el mandamiento del Superior, ¿cómo puede servirle?”, uno teme y le aterra no saber servir al Creador. Cuando uno aprende de esta manera, siempre descubre gusto en la Torá y lo puede usar; y así se deleita y emociona según el grado de apreciación e importancia que conceda al hecho de haber sido agraciado con algo de la Torá. Y si uno persiste en esta forma, gradualmente se le revelan los secretos de la Torá.
Aquí surge una diferencia entre las enseñanzas externas y la sabiduría de la Torá: en las enseñanzas externas la admiración reduce el intelecto, ya que la emoción es lo contrario del intelecto. De este modo, el entusiasmo hace que disminuya la comprensión de la mente.
No obstante, en la sabiduría de la Torá, el entusiasmo es esencia, como la mente. La razón de esto es que la Torá es vida, como está escrito: “aquel que tuvo sabiduría, esta le preservó la vida”, pues la sabiduría y la vida son lo mismo.
Por lo tanto, a medida que la sabiduría se revela en la mente, también aparece en la emoción, porque la Luz de la vida llena todos los órganos (creo que por esa razón uno debe siempre verse y sentirse entusiasmado con la sabiduría de la Torá, ya que en ese entusiasmo hay una gran distinción entre lo que es una enseñanza externa y la sabiduría de la Torá).
Ocurre lo mismo con el trabajo, considerado la línea izquierda, ya que se entiende como recepción. El asunto de la “recepción” se refiere a que uno desea recibir porque siente una carencia; y una carencia la consideramos como tres discernimientos: 1) lo que desea el individuo; 2) lo que desea el público; 3) lo que desea la Shejiná (Divinidad).
Todo deseo es contemplado como un deseo de llenar una carencia. Por lo tanto, se considera “recepción”, línea izquierda. La Torá, sin embargo, significa que uno no trabaja porque siente una carencia que debe ser corregida, sino porque desea complacer a su Creador.
(Es como una plegaria, alabanza y gratitud. Cuando uno se consagra a un camino en el que siente la plenitud y no ve deficiencias en el mundo, esto recibe el nombre de “Torá”. No obstante, si uno toma ese camino mientras siente cierta carencia, esto recibe el nombre de “trabajo”).
Deben hacerse dos discernimientos durante el trabajo: 1) debido al amor de Dios, cuando uno desea adherirse al Creador, y cuando siente que este es el lugar donde poder manifestar el grado de amor que siente, y ama al Creador; 2) debido al temor, cuando uno tiene temor de Dios.
Lo escuché el 15 de Elul, 28 de agosto de 1942
Para poder comprender esto, debemos entender otras cosas más:
- Lo referente al Reinado, memorias y Shofarot[1], y cuál es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “anula tu voluntad ante Su voluntad, para que Él anule Su voluntad ante la tuya”.
- Las palabras de nuestros sabios: “Los malvados, van de inmediato a la muerte; y los justos, van de inmediato a la vida”.
- El versículo: “Los hijos de Guershon: Libni y Shimey”.
- Las palabras del sagrado Zóhar: “Yud es un punto negro que no contiene blanco”.
- La Maljut del Superior se vuelve Kéter con respecto al inferior.
El regocijo atestigua si el trabajo es pleno.
Todas estas cosas hacen referencia a la preparación para el mes de Elul.
Para comprender lo anterior, debemos entender el propósito de la creación, de la cual se dice que Él desea beneficiar a Sus creados. Y a causa del Tikún (corrección), para no dar lugar al “pan de la vergüenza”, se realizó un Tzimtzum (restricción). Y del Tzimtzum se extendió el Masaj (pantalla), por medio del cual las vasijas de recepción se convierten en vasijas de otorgamiento.
Y cuando las vasijas están dirigidas con el fin de otorgar, la Luz, oculta y atesorada para los creados, se recibe de inmediato. Quiere decir que uno recibe el deleite y el placer que había en el Plan de la Creación: beneficiar a Sus creados.
Con eso podemos interpretar lo que está escrito: “Anula tu voluntad frente a Su Voluntad”, es decir, anular el deseo de recibir dentro de ti ante el deseo de otorgar, que corresponde a la voluntad del Creador. Esto quiere decir que uno habrá de revocar al amor propio ante el amor a Dios. Esto se llama “anularse ante el Creador”, y recibe el nombre de Dvekut (adhesión). Y en consecuencia, el Creador puede iluminar dentro de su deseo de recibir, ya que entonces se encuentra corregido en forma de “recibir con el fin de otorgar”.
Eso es lo que quiere decir: “para que Él anule Su voluntad ante la tuya”. Significa que el Creador anula Su voluntad, esto es, el Tzimtzum que ocurrió a causa de la disparidad de forma. Ahora, sin embargo, cuando ya hay equivalencia de forma, se produce la expansión de la Luz dentro del deseo del inferior que se corrigió con el fin de otorgar, pues este es el propósito de la creación: beneficiar a Sus creados. Y ahora puede llevarse a cabo.
Así podemos interpretar el verso “Yo soy de mi amado”. Quiere decir que al anular mi deseo de recibir ante el Creador, que obra íntegramente solo para otorgar, se alcanza “y mi amado es mío”. Quiere decir que “Mi amado”, que es el Creador, “es mío”. Él me entrega el deleite y el placer que se hallan en el Plan de la Creación. Así, lo que antes se encontraba escondido y restringido, ahora se ha convertido en “la revelación de su Faz”, porque ahora el propósito de la Creación ha sido revelado, y consiste en beneficiar a Sus creados.
Es preciso saber que las vasijas de otorgamiento son llamadas YH (Yud, Hey), del nombre HaVaYaH (Yud, Hey, Vav, Hey), que son vasijas puras. Este es el sentido de “Todo aquel que recibe, lo hace dentro de la vasija más pura”. En ese estado uno es recompensado con “y mi amado es mío” y Él otorga Su abundancia sobre él, que es lo mismo que decir que uno es recompensado con la revelación de la Faz.
No obstante, hay una condición para ello: es imposible obtener la revelación antes de recibir el discernimiento de Ajoraim (parte posterior), que representa el ocultamiento de la Faz o Rostro y de decir que esto es tan importante como la revelación de la Faz. Significa que uno debería sentir alegría como si ya hubiera adquirido la revelación del Rostro.
Sin embargo, uno no puede soportar y apreciar el ocultamiento como la revelación salvo cuando trabaja en estado de otorgamiento. En este caso puede decir: “No me preocupa lo que sienta durante el trabajo, porque lo único que me importa es mi deseo de otorgar al Creador. Si el Creador considera que obtendrá mayor satisfacción con mi trabajo en Ajoraim, entonces estaré de acuerdo”.
No obstante, si uno aún tiene chispas de recepción, comienza pensar que se le hace difícil creer que el Creador dirige el mundo a modo “Bueno y Benefactor”. Este es el significado de la letra Yud del nombre HaVaYaH, que es la primera letra, llamada “un punto negro que no contiene blanco”, es decir, total oscuridad y ocultamiento de la Faz.
Quiere decir que cuando uno llega a un estado en el que no tiene ayuda, su situación se vuelve negra, lo cual es el discernimiento más bajo en el Mundo Superior; y esto se convierte en Kéter para el de abajo, pues el Kli (vasija) de Kéter es un Kli de otorgamiento.
El discernimiento más bajo en el Superior es Maljut, que no tiene nada propio. Es decir, no posee nada. Y solo en esta forma recibe el nombre de Maljut. Quiere decir que si uno asume el Reino de los Cielos, que es un estado en el que uno alegremente no tiene nada, luego, se convierte en Kéter, que es un Kli de otorgamiento, y el más puro de los Kelim (vasijas). En otras palabras, la recepción de Maljut en un estado de oscuridad, se convierte posteriormente en un Kli de Kéter, que es una vasija de otorgamiento.
Así lo dice el verso: “Pues los caminos del Señor son derechos, y los justos los atraviesan; pero los transgresores allí tropiezan”. Significa que los transgresores, aquellos que están bajo el control de los Kelim de recepción, deben caer y arrastrarse bajo su peso cuando llegan a ese estado.
Pero los justos, aquellos que se encuentran en otorgamiento, son elevados por medio de ello; es decir, a través de ello adquieren vasijas de otorgamiento (debemos interpretar que los malvados son esos cuyos corazones aún no están preparados para adquirir Kelim de otorgamiento, y los justos son aquellos cuyos corazones ya se encuentran preparados para obtener las vasijas de otorgamiento, pero aún no son capaces). Así lo establece el sagrado Zóhar al decir que la sagrada Kedushá (Divinidad) le dijo a Rashbi (Rabí Shimón Bar-Yojay): “No hay sitio donde me pueda esconder de ti”. Y por eso ella se aparece ante él. Este es el significado de lo que dijo Rashbi: “debido a eso, y Su deseo está en mí”; y esto es: “yo soy de mi amado y mi amado es mío”, y entonces le imparte a la VH (Vav-Hey), refiriéndose a que “el Nombre está incompleto y el trono está incompleto hasta que la Hey se una con la Vav”. La Hey es llamada “deseo de recibir”, que es la última vasija, la final, dentro de la cual la Vav le otorgará a la Hey, y así se llegará al final de la corrección.
Este es el significado de “los justos, van de inmediato a la vida”. Quiere decir que la propia persona debe determinar en qué libro quiere que su nombre sea escrito - en el libro de los justos –y querer alcanzar el deseo de otorgar– o no. Debido a que uno posee muchos discernimientos en relación al deseo de otorgar, a veces, uno dice: “Sí, quiero obtener el deseo de otorgar, pero sin anular de una vez por completo el deseo de recibir”. Esto indica que quiere los dos mundos para sí, pues también quiere el deseo de otorgar para su propio deleite.
Sin embargo, solo aquellos que desean convertir sus vasijas de recepción en vasijas de otorgamiento sin recibir para sí mismos, son inscritos en el libro de los justos, para que no haya lugar a que uno pueda decir: “Si hubiera sabido que el deseo de recibir debía ser eliminado, no hubiera orado por él” (para que no diga después: “No es esto a lo que me había comprometido”).
Por lo tanto, uno debe decir sin reservas a qué se refiere con ser inscrito en el libro de los justos, para que luego no haya quejas.
Debemos saber que, en el trabajo, el libro de los justos y el libro de los malvados se encuentran dentro de uno mismo. Esto significa que uno debe elegir y saber con certeza qué quiere, porque “malvado” y “justo” hacen referencia al mismo cuerpo. Por eso uno debe decir si quiere quedar inscrito en el libro de los justos, para inmediatamente estar destinado a la vida, es decir, para adherirse a la Vida de las Vidas, pues desea hacer todo en beneficio del Creador. Además, cuando uno queda inscrito en el libro de los malvados, donde están inscritos aquellos que desean recibir en beneficio propio, se dice que deben ser inscritos allí para morir de inmediato, puesto que el deseo de recibir será eliminado dentro de él, como si hubiera muerto.
Sin embargo, a veces uno duda. Dicho de otro modo, uno no desea que su deseo de recibir sea anulado de inmediato. Es difícil para uno decidir que se dé muerte de inmediato a todas sus chispas de recepción, es decir, no acepta que todos sus deseos de recibir queden anulados en él al instante, sino desea que sus chispas de recepción sean anuladas de a poco, y no de una vez. Esto es, que actúen las vasijas de recepción un tanto y otro tanto que actúen las vasijas de otorgamiento. Resulta, pues, que esta persona no tiene una visión firme y clara. Una visión firme significa que, por un lado, afirma “todo es mío”, es decir, todo con el propósito de recibir, y por otro lado afirma “todo es para el Creador”. Y a esto se le llama una visión firme. No obstante, ¿qué puede hacer uno si el cuerpo no está de acuerdo con su opinión que desea que todo sea para el Creador? En ese estado podemos decir que esta persona hace todo lo que puede para trabajar enteramente para el Creador, en otras palabras, reza al Creador para que le ayude a poder ejecutar todos sus deseos únicamente para Él. Por ese motivo oramos: “Recuérdanos para la vida, e inscríbenos en el libro de la vida”.
Por eso escribe “Maljut”, pues uno asume el discernimiento del punto negro que no contiene blanco. Este es el significado de “Anula tu deseo” para que su recuerdo se levante ante Mí, y así Su voluntad se anulará frente a la tuya. ¿Con qué? Con un Shofar. Es decir, con el Shofar de madre, pues este asunto depende del arrepentimiento.
En otras palabras, si uno acepta la negrura, uno también debe intentar que sea de una forma honorable, y no de forma deshonrosa. Esto recibe el nombre del “Shofar de Madre”, pues se refiere a que uno lo considerará bello y respetable.
Según esto, debemos interpretar lo que está escrito: “Los hijos de Guershón: Libni y Shimey”.Si uno descubre que ha sido expulsado de la labor, debe saber que esto se debe a Libni[2], esto es, porque específicamente desea “blancura”. En otras palabras: si se le da la blancura, es decir, que todo lo que uno haga ilumine, lo cual significa sentir buen gusto en la Torá y la plegaria, estará dispuesto a escuchar y a entrar en la observancia de la Torá y las Mitzvot.
Este es el significado de “Shimí”[3]. Quiere decir que precisamente a través de un tipo de “blancura”, uno puede oír. Sin embargo, durante el trabajo, uno distingue una forma negra, y no puede aceptar oír que asumirá este trabajo. Por lo tanto, debe ser expulsado del Palacio del Rey, pues recibir el Reino de los Cielos debe ser con una entrega incondicional.
No obstante, cuando uno dice que está dispuesto a asumir el trabajo bajo la condición de que haya una forma blanca, es decir, que el día ilumine para él, pero no lo acepta si el trabajo se le manifiesta como forma negra, resulta que esta persona no tendrá lugar en el Palacio del Rey, pues aquellos que desean trabajar con el fin de otorgar son admitidos en el Palacio del Rey; y cuando uno trabaja con el fin de otorgar, no le importa lo que pueda sentir durante su tarea.
Por el contrario, incluso en el estado en que uno distingue algo de negro, no se impresiona por ello, sino que solamente desea que el Creador le dé la fuerza para poder superar todos los obstáculos. Significa que uno no le pide al Creador que le proporcione una forma de blanco, sino que le dé las fuerzas para trascender todos los ocultamientos.
De este modo, aquellos que desean trabajar con el fin de otorgar, y están constantemente en el estado de blancura, esta blancura le permite a uno seguir la labor, ya que mientras ilumina, uno puede trabajar incluso bajo la forma de recepción para sí mismo.
Así, sucede que uno nunca podrá saber si su trabajo se encuentra en un estado de pureza o no; y esto provoca que jamás pueda adquirir Dvekut (adhesión) al Creador. Por esta razón, uno recibe de Arriba forma de negrura, y así puede ver si su trabajo se encuentra en estado de pureza.
En otras palabras, si uno también puede sentir regocijo en un estado de negrura, es señal de que trabaja en pureza, pues uno debe alegrarse y creer que desde Arriba le fue dada una oportunidad de poder trabajar con el fin de otorgar.
Tal como escribieron nuestros sabios: “Todo codicioso está enojado”. Esto significa que quien está inmerso en recibir para sí mismo, siempre estará enojado, pues siempre le falta algo. Siempre necesita llenar sus vasijas de recepción.
Pero aquellos que deseen ir por el camino del otorgamiento deben siempre sentir regocijo. Esto quiere decir que, independientemente de la forma que llegue a él, siempre debe estar alegre, ya que no pretende recibir para sí mismo. Por eso dice que, de cualquier modo, si uno realmente está trabajando con el fin de otorgar, ciertamente debe alegrarse de que se le haya dado la oportunidad de satisfacer a su Creador. Y si uno siente que su trabajo todavía no es con el fin de otorgar, también debe alegrarse, porque dice por su parte que no desea recibir nada para sí. Se siente feliz de que su deseo de recibir no pueda disfrutar de este trabajo; y esto debería alegrarle. Sin embargo, si uno espera obtener algo para sí mismo de este trabajo, está permitiendo que la Sitra Ajra(el otro lado) se adhiera a su trabajo; y esto le causa aflicción, enojo, etc.
[1] Cuernos de carnero que se usan para soplar y emitir sonidos como: Tekia (un solo soplo largo), Shevarim (tres soplos medianos) y Terua (nueve soplos cortos), que van acompañados de textos sagrados
[2] “Libni” suena como la palabra “blanco” en hebreo (Laván).
[3] “Shimí” suena como la palabra “Shmi’a” (oír).
Lo escuché en la noche que sigue a la fiesta de Pésaj, 29 de marzo de 1945
Está escrito: “y creyeron en el Señor y en Moisés, Su siervo”. Debemos saber que las Luces de Pésaj (Pascua judía) tienen la virtud de impartir la Luz de fe. Sin embargo, no hay que creer que la Luz de la fe es algo de poca importancia, porque la grandeza y la pequeñez son categorías que dependen únicamente de los receptores.
Cuando uno no trabaja de acuerdo a la verdad, cree que posee demasiada fe y que, con la medida de fe que posee, puede dispensarla a otras personas, y de ese modo estos podrán ser temerosos y plenos.
No obstante, quien de verdad desea servir al Creador y se examina a sí mismo constantemente, si de veras desea trabajar devotamente “y con todo su corazón”, ve siempre que su fe es insuficiente, esto es, que siempre es escasa.
Solamente cuando uno tiene fe puede sentir que está siempre sentado ante el Rey. Cuando uno percibe la grandeza del Rey, puede descubrir el amor de dos maneras: de una buena manera o a través de violentos Dinim (juicios). Por ende, aquel que va tras la verdad es el que necesita la “Luz de la fe”. Si tal persona escucha o ve algún modo de obtener la “Luz de la fe”, entonces se alegra como si hubiera encontrado una gran fortuna.
Por lo tanto, leemos en la Parashá (porción de la Torá) acerca de esas personas que vislumbran la verdad durante la festividad de Pésaj, que es propicia para obtener la Luz de la fe, lo siguiente: “y creyeron en el Señor y en Moisés, Su siervo”. Se debe a que ese es un tiempo apropiado para lograr esto.
Lo escuché en 1943
Se sabe que hay un camino de la derecha y un camino de la izquierda. “Derecha” viene de la palabra (hebrea) “la derecha” y se refiere al versículo: “Y él creyó en el Señor”. El Targum dice “derecha” cuando el Rav le dice al discípulo que tome el camino de la derecha.
La derecha normalmente recibe el nombre de “plenitud”; y la izquierda “incompleto”, pues aún faltan ahí correcciones. En ese estado el discípulo debe creer las palabras de su Rav, quien le indica que camine por la línea de la derecha, llamada “plenitud”.
¿Y qué es esta “plenitud” por la cual debe andar el discípulo? Es que uno debe imaginarse que ya ha sido recompensado con la fe completa en el Creador, y que ya siente en sus órganos que el Creador gobierna al mundo a nivel de “bueno y benefactor”, es decir, que el mundo entero recibe de Él solamente el bien.
Pero cuando uno se observa a sí mismo, descubre que es pobre y despojado de todo. Es más, al contemplar el mundo, ve que el mundo entero está atormentado, cada cual de acuerdo a su grado.
Uno debería decir al respecto: “Ellos tienen ojos y no ven”. Quiere decir que en la medida en que uno esté bajo el dominio de múltiples autoridades, designadas ellos, no pueden vislumbrar la verdad. ¿A qué se refiere con “múltiples autoridades”? Que uno posee dos deseos: aunque cree que el mundo entero le pertenece al Creador, también cree que algo le pertenece al hombre, que en realidad uno debe anular su propia autoridad frente a la autoridad del Creador, y decir que no desea vivir para sí mismo, y que la única razón por la que desea existir es para satisfacer al Creador. De este modo, anula su propia autoridad por completo, y así pasa a encontrarse bajo el dominio de una sola autoridad: la autoridad del Creador. Solo entonces puede uno vislumbrar la verdad, cómo el Creador gobierna el mundo con la cualidad de bondad y benevolencia.
Pero mientras uno se encuentre bajo el dominio de múltiples autoridades, es decir, mientras todavía posea dos deseos, uno en su mente y otro en su corazón, será incapaz de ver la verdad. En lugar de eso, debe elevarse por encima de la razón y decir “ellos tienen ojos” pero no ven la verdad.
De esto se desprende que, cuando uno se observa a sí mismo y desea saber si en ese momento está pasando por un descenso o un ascenso, tampoco puede saberlo. Quiere decir que uno puede pensar que se encuentra en un estado de descenso, y esto también es incorrecto, porque en ese momento podría encontrarse en un estado de ascenso, esto es, observando su verdadero estado y lo lejos que se encuentra de la sagrada labor. Y de este modo, uno está más cerca de la verdad.
Y podría suceder lo contrario, es decir, que ahora se sienta en un estado de júbilo, cuando de hecho está bajo el dominio de la recepción para sí mismo, lo cual llamamos “descenso”.
Solamente quien ya se encuentre bajo una única autoridad puede discernir y conocer la verdad. Por lo tanto, uno debe confiar en la opinión de su Rav y creer lo que su Rav le dice. Esto significa que uno debe andar como su Rav le indica.
Y aunque uno encuentre todo tipo de argumentos, y vea que haya muchas otras enseñanzas que no vayan de la mano con el punto de vista de su Rav, en cualquier caso, deberá confiar en la opinión de su Rav y decir sobre aquello que ve en otros libros que no coinciden con la opinión de su Rav, que puesto que se encuentre bajo el dominio de múltiples autoridades, no conseguirá comprender la verdad. Uno no puede ver lo que está escrito en otros libros, la verdad que quieren mostrar.
Es sabido que cuando uno aún no se ha purificado, su Torá se convierte para él en Poción de la Muerte).
¿Y por qué dice que “Sin el logro espiritual, su Torá se convierte para él en la Poción de la Muerte”? Esto se debe a que todas las enseñanzas que uno aprende u oye no le traerán el beneficio de ser impartido con el discernimiento de la vida, que es Dvekut (adhesión) con la Vida de las Vidas. Por el contrario, constantemente uno es arrastrado más lejos de la Vida de las Vidas, ya que todo lo que hace solo responde a los requerimientos del cuerpo, lo cual recibe el nombre de “recibir para sí mimo” que, a su vez, es considerado separación.
Esto significa que a través de sus actos, uno se aleja más de la Vida de las Vidas; y esto recibe el nombre de “Poción de la Muerte”, porque le lleva hacia la muerte y no hacia la vida. Significa que uno se aleja aún más del otorgamiento, que es llamado “equivalencia de forma con el Creador”, según la máxima: “Así como Él es Misericordioso, tú has de ser misericordioso”.
También debemos saber que, cuando uno se dedica a la derecha, es el tiempo correcto para extraer la Abundancia superior, porque “lo bendito se adhiere a lo bendito”. En otras palabras, dado que uno se encuentra en un estado de plenitud llamado “bendito”, en ese aspecto se encuentra en equivalencia de forma, pues la señal de plenitud se manifiesta cuando uno está en estado de alegría. De lo contrario, no hay plenitud.
Tal como dijeron nuestros sabios: “La Shejiná (Divinidad) solo permanece mediante el regocijo de la Mitzvá”. Significa que la razón de que uno tenga alegría es la Mitzvá, esto es, el Rav le había ordenado tomar el camino de la derecha.
Resulta que uno observa los mandamientos del Rav, pues se le ha asignado un determinado tiempo para andar por la derecha, y otro determinado tiempo para andar por la izquierda. La izquierda contradice a la derecha, ya que “izquierda” se refiere a cuando uno realiza cálculos para sí mismo y comienza a analizarlo que ha adquirido a través del trabajo de Dios, y ve que es pobre y despojado de todo. Entonces, ¿cómo puede sentirse pleno?
Aun así, uno asciende por encima de la razón debido a la orden del Rav. De esto se desprende que toda la plenitud fue construida mediante “por encima de la razón”, y esto recibe el nombre de “fe”. Este es el sentido de “En todo lugar donde Yo haga recordar Mi Nombre, vendré a ti y te bendeciré”. “En todo lugar” significa que, aunque uno aún no merezca recibir una bendición, de todas formas, “Yo di mi bendición, porque tú creas un lugar, que es un lugar de regocijo, en el cual la Luz superior puede morar”.
Lo escuché el 26 de Shavat, 16 de febrero de 1947
La hoja hace referencia a la sombra que esta proyecta al estar sobre la luz, es decir, sobre el sol. Existen dos tipos de sombras: una proviene del lado de Kedushá (Santidad), y la otra, surge como consecuencia del pecado.
Así, vemos que hay dos tipos de ocultamiento de la Luz. Del mismo modo que la sombra oculta al sol en el mundo físico, existe ocultamiento de la Luz superior, llamado “sol”, y que proviene del lado de la Kedushá (Santidad), concretamente como consecuencia de una elección, similar a lo que está escrito acerca de Moisés: “Y Moisés ocultó su rostro, pues temía mirar”.
La sombra aparece como consecuencia del temor, y el temor implica que uno teme recibir la abundancia y no ser capaz de dirigirse con el fin de otorgar. El resultado de esto es que la sombra llega a raíz de la Kedushá, es decir, porque uno desea estar adherido al Creador.
En otras palabras, Dvekut (adhesión) recibe el nombre de “otorgamiento”; y uno teme no ser capaz de otorgar. Entonces vemos que uno se encuentra adherido a la Kedushá, y esto recibe el nombre de “una sombra que viene del lado de Kedushá”.
También existe una sombra que surge como consecuencia de un pecado. Quiere decir que el ocultamiento llega a uno, no porque no desea recibir sino al contrario, porque uno quiere recibir para recibir. Por esto la Luz parte, ya que toda la diferencia entre Kedushá y Klipá (cáscara) radica en que la Kedushá desea otorgar, mientras que la Klipá solo desea recibir y no otorgar en lo más mínimo. Por eso se considera que esta sombra proviene del lado de la Klipá.
No hay otro modo de salir de ese estado, excepto conforme a lo que está escrito: “y cosieron hoja de higuera y se hicieron cinturones”, que “cinturones” se refiere a las fuerzas del cuerpo que se juntaron en forma de sombra de Kedushá. Significa que, aunque ahora no tengan Luz, dado que la abundancia partió como consecuencia del pecado, aún así se sobreponen a esto sirviendo al Creador por mera fuerza, por encima de la razón, lo cual es llamado “fuerza”.
Está escrito: “Y oyeron la voz del Señor..., y el hombre y su mujer se escondieron”. Es decir, entraron en la sombra. Este es el significado de “y Moisés ocultó su rostro”, esto es que Adam HaRishón (El Primer Hombre) hizo lo mismo que Moisés.
“Y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ y él respondió: ‘Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí’“. “Desnudo” significa desprovisto de la Luz superior.
El Creador preguntó la razón por la cual se había adentrado en la sombra, lo cual se denomina “Y me escondí”... porque estaba desnudo”. ¿Se debe a la sombra de Kedushá o a causa del pecado? El Creador le preguntó: “¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieras?”, es decir, como consecuencia de un pecado.
Pero cuando la sombra viene por causa de un pecado, recibe el nombre de “imágenes, ídolos y hechiceros”, lo cual es “Dios ha creado e”. Esto se debe a que existen fuerzas en Kedushá para realizar cambios y para enseñar señales y presagios; y también hay fuerzas en la Sitra Ajra. Y este es el motivo por el cual los justos no utilizan estas fuerzas, debido a “estos frente a los otros”, para no fortalecer a la fuerza de Sitra Ajra y hacer lo que ellos hicieron.
Solo en ocasiones excepcionales el Creador no le da a la Sitra Ajra la misma fuerza que hay en Kedushá. Como el caso de Elías en el Monte Carmel, que dijo: “Contéstame, para que no digan que es hechicería”, es decir, que hay la fuerza para el ocultamiento de la Luz superior.
Por lo tanto, son cinturones que provienen de la hoja de higuera, que resulta del pecado del Árbol del Conocimiento. Estas hojas, es decir, esta sombra que aparece debido al pecado, dado que la causa no es del lado de Kedushá, que ellas escogen estar a la sombra por sí mismas, pero se apropian de la sombra ya que no tienen otro consejo; esto puede servir solo para salir del estado de descenso. No obstante, después el trabajo debe volver a comenzar desde el principio.
Lo escuché
“Verdad” es lo que uno siente y ve por sus propios ojos. Este discernimiento recibe el nombre de “recompensa y castigo”, pues nada puede obtenerse sin esfuerzo. Pongamos por ejemplo una persona que se sienta en su hogar y que no quiere hacer nada para procurarse sustento, y dice que, ya que el Creador es el bueno y benefactor, y es el proveedor de todo, le transmitirá sus carencias mientras que él, no necesita hacer nada.
Obviamente, si esta persona se comporta de tal modo, con toda certeza morirá de hambre. Esto es evidente a los ojos de cualquiera y es lo más lógico; y de hecho es lo cierto, esto es, que morirá de hambre.
Pero a la misma vez uno debe creer por encima de la razón que podría conseguir todo lo necesario sin esfuerzo ni preocupación, gracias a la Providencia personal. En otras palabras, el Creador realiza y realizará toda acción; y uno no le ayuda a Él en nada, sino que es el Creador quien lo hace todo. Y uno no puede añadir ni sustraer nada a lo que Él hace.
Entonces, ¿cómo pueden ir de la mano estas dos cosas si ambas se contradicen? Un discernimiento se denomina lo que la mente de uno alcanza, e indica que sin la ayuda del hombre, sin un trabajo y esfuerzo previos, no podrá lograrse nada. Esto recibe el nombre de “verdad”, pues el Creador deseaba que uno se sintiese de esta forma. Y por eso, este camino se llama “el camino de la verdad”.
Pero no se sorprendan si estos dos caminos se contradicen entre sí, ¿cómo es posible que dicho estado sea verdadero? La respuesta es que la verdad no se refiere a la forma y al estado. La verdad hace referencia a la sensación de que el Creador deseaba que nos sintiéramos así. Esa es la “verdad”.. De esto resulta que, el tema de la verdad, puede enunciarse precisamente acerca del Creador, es decir, acerca de Su voluntad: que Él desea que uno se sienta de esta manera y así lo vea.
Sin embargo, a la vez, uno debe creer que aunque no perciba ni vea con el “ojo” de la mente que el Creador puede ayudarle a obtener todos los beneficios posibles sin ningún esfuerzo, esto es cierto solamente con respecto a la Providencia personal.
La razón por la cual uno no puede alcanzar el discernimiento de la Providencia personal antes de alcanzar el asunto de recompensa y castigo, es que la Providencia personal es algo eterno, mientras que su mente no es eterna. Y algo eterno no puede revestirse de algo que no sea eterno. Así, en cuanto uno obtiene el discernimiento de recompensa y castigo, la recompensa y castigo se convierte en un Kli (vasija) en el que se puede vestir la Providencia personal.
Ahora podemos comprender el verso: “Por favor, Señor, salva; por favor, Señor, triunfa”. “Salva” se refiere a recompensa y castigo. Uno debe rezar para que el Creador le proporcione trabajo y esfuerzo mediante los cuales pueda ser recompensado. Al mismo tiempo uno debe rezar por el éxito, que es Providencia personal, y que indica que será recompensando con todos los beneficios del mundo sin ningún trabajo ni esfuerzo.
También podemos ver esto en las posesiones corporales (que se distinguen por su separación en distintos lugares, es decir, en dos cuerpos diferentes, mientras que en la espiritualidad todo existe en un único cuerpo, pero en dos veces). Hay personas que adquieren sus posesiones específicamente a través de grandes esfuerzos, energía e ingenio; pero a la vez, vemos lo contrario: hay quienes no son tan ingeniosos, ni tienen tanta energía, ni se esfuerzan tanto, pero aun así triunfan y se convierten en los mayores poseedores de propiedades del mundo.
La explicación es que estos asuntos corporales provienen de sus raíces superiores, es decir, del discernimiento de recompensa y castigo y de la Providencia personal. La única diferencia es que en la espiritualidad se manifiesta en un solo lugar, en un sujeto, pero uno tras otro; en otras palabras: en una persona pero en dos estados. Y en lo corporal ocurre de una vez pero en dos sujetos diferentes, es decir, en una sola vez pero en dos personas distintas.
Lo escuché el 10 de Tévet, 1 de febrero de 1928, en Givat Shaúl
Uno debe examinar si la fe se encuentra en orden, es decir, si siente temor y amor, tal como está escrito: “Si soy un padre, ¿dónde está mi honor? Y si soy un Señor, ¿dónde está mi temor?”. Y esto recibe el nombre de “mente”.
También debemos comprobar que no haya deseos de auto gratificación, que no se despierte en él ni un solo pensamiento de recibir para sí mismo, sino que todos sus deseos estén dirigidos exclusivamente a otorgar al Creador. Esto recibe el nombre de “corazón”, y es el significado de “El Misericordioso quiere el corazón”.
Lo escuché el 31 de marzo de 1947
Un tesoro es un Kli en el cual se coloca lo que se posee. El grano, por ejemplo, se coloca en el granero, y los objetos preciosos se ponen en un lugar más protegido. Así, cada cosa recibida es llamada según su correlación con la Luz, y la vasija debe ser capaz de recibir las cosas. Como ya hemos aprendido, no hay Luz sin Kli. Y esto es lo que ocurre incluso en el mundo físico.
Sin embargo, en la espiritualidad ¿qué es el Kli, dentro del cual podemos recibir la recompensa espiritual que el Creador desea darnos y que tendrá que estar en correspondencia con la Luz? –Esto es como en la corporalidad, donde la vasija tiene que estar en correlación con el objeto dentro de ella.
Por ejemplo, no podemos decir que tenemos tesoros de vino almacenados en sacos nuevos para protegerlo y evitar que se avinagre; ni tampoco que tenemos abundante harina que ha sido guardada en barriles. En vez de esto, hay una forma de proceder según la cual el contenedor indicado para el vino son los barriles y las botellas, mientras que para la harina son los sacos y no los barriles, etc.
De este modo, surge una pregunta: “¿cuál es el contenedor espiritual, los Kelim (vasijas) con los que poder acumular un gran tesoro de abundancia superior? Según la que dice que el deseo de la vaca por amamantar al ternero es mayor que el deseo de este por ser amamantado, a raíz de “Su deseo es hacer el bien a Sus creados”. Y la razón del Tzimtzum (restricción), debemos creer que es por nuestro propio bien. Y el motivo debe ser que no tenemos las vasijas apropiadas para albergar la abundancia, del mismo modo que las vasijas corporales deben ser aptas para contener lo que se deposite en ellas. Por lo tanto, debemos afirmar que si conseguimos los Kelim, tendremos con qué sostener los agregados de abundancia.
La respuesta a esto es que, en la tesorería del Creador, existe solo el tesoro del temor de Dios (Berajot 33).
Sin embargo, debemos interpretar qué es el temor. Este es un Kli, y el tesoro está hecho de este Kli, y todas las cosas importantes se colocan allí. Entonces dijeron los sabios que el temor es tal como está escrito acerca de Moisés: nuestros sabios dijeron “La recompensa por ‘Y Moisés ocultó su rostro, pues temía mirar’ fue ‘y él contempla la imagen del Señor” (Berajot p.7).
El temor se refiere al temor que uno siente por el inmenso placer que allí existe, que no puede recibir con la intención de otorgar. Con esta recompensa, es decir, por haber sentido temor, ha construido para sí mismo un Kli dentro del cual poder recibir la abundancia superior. Este es el trabajo del hombre, y todo lo demás, lo atribuimos al Creador.
Sin embargo, no es así con respecto al temor, porque el significado del temor no es recibir. Y lo que el Creador otorga, lo da para que sea recibido, y este es el significado de “todo está en manos de Dios, salvo el temor a Dios”.
Esta es la vasija que necesitamos. De lo contrario, nos consideraremos necios, tal como dijeron nuestros sabios: “¿Quién es necio? Aquel que pierde lo que se le ha dado”. Quiere decir que la Sitra Ajra nos despojará de la abundancia si no podemos aspirar a obrar con el fin de otorgar, porque entonces va a las vasijas de recepción, es decir, a la Sitra Ajra y a la impureza.
Este es el significado de “Y observarán las Mitzvot”. Observar significa temer. Y aunque la naturaleza de la Luz, que se cuida a sí misma, lo cual significa que la Luz desaparece antes de que uno desee recibirla dentro de las vasijas de recepción, uno debe actuar por sí mismo en todo lo que esté a su alcance. Como dijeron nuestros sabios: “Cuídense a ustedes mismos solo un poco desde abajo, y yo los cuidaré mucho desde Arriba”.
La razón por la cual le atribuimos temor a la gente, según dijeron nuestros sabios “todo está en manos de Dios, salvo el temor a Dios”, es porque Él puede darlo todo, menos el temor. Y por eso, lo que el Creador da es amor, en lugar de temor.
El temor se adquiere a través del poder de la Torá y de las Mitzvot. Esto quiere decir que cuando uno observa la Torá y las Mitzvot, con intención de lograr complacer a su Creador, esa intención que subyace en los actos de sus Mitzvot y del estudio de la Torá, le llevan a lograrlo. De lo contrario, uno se quedaría sin avanzar Y aunque observase la Torá y las Mitzvot en detalle, permanecería simplemente en el grado de inerte de Kedushá.
Por ende, uno siempre debe recordar la razón que le obliga a observar la Torá y las Mitzvot. A esto se refirieron nuestros sabios al decir “que vuestra Santidad sea para Mi Nombre”. Esto significa que “Yo seré vuestra causa, pues todo vuestro trabajo consiste en querer complacerme a Mí, es decir, que todas vuestras acciones sean con intención de otorgar”.
Nuestros sabios dijeron (Berajot 20): “Todo lo se halla en observar, también se halla en recordar”. Esto significa que todos aquellos que observan la Torá y las Mitzvot, lo hacen con la intención de lograr “recordar”, a modo de “Cuando yo me acuerdo de Él, Él no me permite dormir”. Por consiguiente, observar es lo primordial para lograr recordar.
Por lo tanto, el deseo de uno consiste en recordar que el Creador es la causa por la que se observan la Torá y las Mitzvot. Esto se debe a que resulta que la razón y causa de observar la Torá y las Mitzvot es el Creador, ya que sin eso uno no puede adherirse a Él, porque “Él y Yo no podemos habitar en la misma morada” debido a la disparidad de forma.
La razón de que la recompensa y el castigo no sean revelados, que solo debamos creer en la recompensa y el castigo, se debe a que el Creador desea que todos trabajen para Él y no para sí mismos. Esto se discierne como disparidad de forma con respecto al Creador. Si la recompensa y el castigo fueran revelados, uno trabajaría por amor a sí mismo, es decir, para que el Creador lo ame, o por odio a sí mismo, es decir, por miedo a que el Creador lo odie. Esto implica que el motivo para el trabajo es únicamente la persona, no el Creador; y el Creador desea ser el motivo determinante.
Así, vemos que el temor se manifiesta precisamente cuando uno reconoce su bajeza, y dice que está sirviendo al Rey, es decir, que su deseo de otorgarle a Él es un gran privilegio, y eso es más valioso que lo que uno pueda expresar. Esto obedece a la regla que sostiene que cuando uno le da a una personalidad importante es como si recibiera de ella.
En la misma medida en que uno siente su bajeza, puede uno empezar a apreciar la grandeza del Creador, y se despertará el deseo de servirle a Él. Pero si uno es orgulloso, el Creador dice: “él y Yo no podemos habitar en la misma morada”.
Este es el significado de “Un necio, un malvado y un grosero son la misma cosa”. La razón de esto es que al no sentir temor, es decir, al no poder rebajarse ante el Creador ni decir que es un gran honor servirle a Él sin recompensa alguna, uno no puede recibir ninguna sabiduría del Creador; y permanece como un necio. Entonces, aquel que es necio, es malvado, como dicen nuestros sabios: “Uno no peca a menos que haya sido alcanzado por la necedad”.
Lo escuché en 1948
Debemos entender varias precisiones en la Meguilá[1]:
- Está escrito: “Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Hamán”. Debemos entender qué significa “Después de estas cosas”, es decir, después de que Mordejay (Mardoqueo) salvara al rey. Parece más razonable pensar que el rey debería haber favorecido a Mardoqueo. Y sin embargo, ¿qué es lo que dice? Que engrandeció a Hamán.
- Cuando Ester le dijo al rey “porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo”, el rey le preguntó: “¿Quién es y dónde está?”. Esto significa que el rey no sabía nada al respecto, aunque explícitamente dice que el rey le dijo a Hamán: “Te es dada la plata, las personas también; para hacer con ellos lo que tengas a bien”. Así, podemos ver que el rey sí estaba al tanto de la venta.
- Acerca de “según la voluntad de cada uno” nuestros sabios dijeron (Talmud, Meguilá 12): “Rabá dijo - obrar según la voluntad de Mordejay y de Hamán”. Es sabido que allí donde solo dice “Rey” se refiere al Rey del Mundo. ¿Cómo puede ser que el Creador obre según la voluntad de un malvado?
- Está escrito: “Mordejay conocía todo lo que se había hecho”. Quiere decir que solo Mordejay sabía, ya que, antes de eso, se dice: “La ciudad de Shushán quedó perpleja”. De modo que la ciudad entera de Shushán sabía acerca de esto.
- Está escrito: “Porque un edicto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey, no puede ser revocado”. Así que, ¿cómo entregó después las segundas cartas que, a la postre, cancelarían las primeras?
- ¿A qué se refiere lo que dijeron nuestros sabios: “En Purim uno debe embriagarse hasta que no pueda distinguir entre el infame Hamán y el bendito Mordejay”?
- ¿Qué significa lo que nuestros sabios dijeron sobre el versículo: “Y el beber fue de acuerdo con la ley”? Es decir, ¿qué significa “de acuerdo con la ley”? Rabí Hanán dijo en nombre de Rabí Meir: “de acuerdo con la ley de la Torá”. ¿Qué es la ley de la Torá? Más comer que beber.
Para comprender lo anterior, primero debemos entender lo concerniente a Hamán y Mordejay. Nuestros sabios dicen respecto al versículo “según la voluntad de cada uno”, refiriéndose a Hamán y a Mordejay, que debemos interpretar que el deseo de Mordejay recibe el nombre de “regla de la Torá” que consiste en más de comer que de beber; y el deseo de Hamán es el opuesto: más de beber que de comer.
Hemos preguntado “¿Cómo es posible que Él celebrara un banquete de acuerdo a la voluntad de un malvado?”. La respuesta a esto está escrita inmediatamente después: “no hay coerción”. Esto quiere decir que el beber no era obligatorio; y este es el sentido de “no hay coerción”.
Como nuestros sabios dijeron sobre el versículo: “Entonces Moisés ocultó su rostro, pues tenía miedo de mirar”, nuestros sabios dijeron que en recompensa por “Entonces Moisés ocultó su rostro”, tuvo el privilegio de “y contempló la imagen del Señor”. Esto significa que, precisamente debido a que no lo necesitaba (pudo construir sobre ello un Masaj [pantalla]), le fue permitido recibir. También está escrito “He concedido ayuda a aquel que es poderoso”. Esto quiere decir que el Creador ayuda a quien es fuerte y puede recorrer los caminos de Dios.
Está escrito: “Y el beber era de acuerdo a la ley”. ¿Qué es “de acuerdo a la ley”? Porque “no hay coerción”. Quiere decir que no necesitó beber, pero en cuanto comenzaron a beber, fueron atraídos por la bebida. Esto quiere decir que estaban ligados a la bebida, que necesitaban la bebida, porque sin ella no podían seguir adelante.
Esto se llama “coerción”, y se refiere a que habían anulado el método de Mordejay. Este es también el sentido de lo que nuestros sabios dijeron, que aquella generación fue sentenciada a perecer porque se regocijaron en el banquete de un malvado.
Dicho de otro modo, si hubieran recibido el beber bajo la forma de “no hay coerción”, no hubieran anulado el deseo de Mordejay, que es el método de Israel. Sin embargo, más adelante, cuando tomaron la bebida bajo la forma de “coerción”, ellos mismos sentenciaron a muerte la ley de la Torá, que es el discernimiento de Israel.
Este es el significado de “más comer que beber”. El asunto de beber se refiere a la revelación de Jojmá, también llamada “conocimiento”, mientras que el comer recibe el nombre de Luz de Jasadim, que es la fe.
Este es el significado de Bigtán y Téresh, que buscaban hacerse con el rey del mundo. “Y el asunto llegó a oídos de Mordejay... se investigó sobre ello y se confirmó que era así”. En lo referente a buscar, esto no ocurrió de una sola vez, y Mordejay no lo consiguió con facilidad, sino que le fue revelado aquello en relación a este defecto después de mucho esfuerzo. Y de momento que se volvió claro para él, “ambos fueron colgados”, es decir, que tras la sensación de imperfección en ello, fueron colgados; es decir, eliminaron estas acciones y deseos del mundo.
“Después de estas cosas”, esto es, después de todo el trabajo y los esfuerzos que Mordejay había realizado a través de sus escrutinios. El rey quiso entonces recompensarlo por su esfuerzo de trabajar únicamente Lishmá (en nombre de la Torá) y no para sí mismo. Puesto que hay una norma que dice que el inferior no puede recibir nada sin una necesidad previa –porque no puede haber Luz sin Kli (vasija)–, y que el Kli es llamado “carencia”, entonces, al no ser una necesidad para uno mismo, ¿cómo se le puede otorgar algo?
El rey podría haberle preguntado a Mordejay qué debería darle en recompensa por su labor. Pero dado que Mordejay es un Tzadik (justo) cuyo trabajo está únicamente dirigido a otorgar, y no tiene necesidad alguna de ascender por los niveles, sino que se contenta con poco, el rey deseó concederle la Luz de la Jojmá, que se extiende desde la línea izquierda; y el trabajo de Mordejay era solo desde la línea derecha.
¿Qué fue lo que hizo el rey? Engrandeció a Hamán, o sea, elevó en importancia a la línea izquierda. Este es el sentido de “y colocó su asiento por encima de todos los ministros”. Además, le entregó el poder, y todos los esclavos del rey se arrodillaron e inclinaron ante Hamán, pues el rey así lo había ordenado, que él recibiera el control; y todos lo aceptaron.
Arrodillarse es aceptar el gobierno, porque les gustaba más el método de trabajo de Hamán que el de Mordejay. Todos los judíos en Shushán aceptaron la soberanía de Hamán, al punto que se les hizo difícil entender el punto de vista de Mordejay. A fin de cuentas, todos entienden que el trabajo de caminar por la línea de la izquierda, que recibe el nombre de conocimiento, es más sencillo que recorrer los caminos del Creador.
Está escrito que preguntaron: “¿Por qué transgredís el mandamiento del rey?”. Quedaron perplejos al ver que Mordejay era persistente en transitar por el camino de la fe, y no sabían qué lado era el correcto.
Fueron a preguntarle a Hamán quién estaba en lo correcto, como está escrito: “le dijeron a Hamán para ver si las palabras de Mordejay se mantendrían en pie, pues les había dicho que era un judío”. Esto quiere decir que la manera del judío consiste más en comer que en beber; significa que la fe es lo básico, y este es todo el fundamento del judaísmo.
Esto provocó una gran molestia a Hamán pues Mordejay no estaba de acuerdo con su punto de vista. Por eso, cuando todos vieron la manera de actuar de Mordejay, que insistía en que era el único que estaba siguiendo la senda del judaísmo, y que aquellos que tomaran otro camino serían considerados idólatras, está escrito: “Pero todo esto de nada me sirve, mientras vea a Mordejay, el judío, sentado ante la puerta del rey”. Esto se debe a que Mordejay afirma que solamente a través de él se alcanza el portón que lleva hacia el rey, y no a través de Hamán.
Ahora entendemos por qué está escrito “Mordejay sabía”. Esto quiere decir que es precisamente Mordejay quien sabía. Pero está escrito “la ciudad de Shushán quedó perpleja”, es decir, todos lo sabían.
Debemos interpretar que la ciudad de Shushán quedó perpleja y no sabía quién estaba en lo correcto. Pero Mordejay sabía que bajo el dominio de Hamán, se llevaría a cabo el aniquilamiento de los hijos de Israel. En otras palabras, borraría a todo Israel del mundo, es decir, el cumplimiento del judaísmo de los hijos de Israel, cuya base para el trabajo es la fe por encima de la razón, también llamada “Jasadim cubiertos”. Esto implica seguir al Creador de ojos cerrados, y decir siempre sobre uno mismo: “tienen ojos y no ven”; porque a lo único que se aferra Hamán es a la línea izquierda, llamada conocimiento, que es lo opuesto a la fe.
Este es el significado de las suertes que Hamán echa, como en Yom Kipurim (Día del Perdón), como está escrito: “un sino para el Señor, y el otro para Azazel”. El sino para el Señor quiere decir el discernimiento de la derecha, que es Jasadim, llamado “comer”, que es la fe. El sino para Azazel es la línea izquierda, que de hecho es considerada como “buena para nada”, y toda la Sitra Ajra se extrae de ahí.
Por lo tanto, el bloqueo de las Luces llega desde la línea izquierda, ya que solo la línea izquierda paraliza las Luces. Este es el significado de “lanzar pur, es decir, sino”, es decir, interpreta lo que lanza o echa. Dice pur, que representa Pi Or (Boca de Luz).
Todas las Luces fueron bloqueadas a través del sino de Azazel, y vemos que echa abajo todas las Luces. Hamán pensó que “los justos lo prepararán y los malvados lo vestirán”. Dicho de otro modo, Hamán creyó que él se quedaría con la recompensa, en realidad merecida por Mordejay y todos los que lo acompañan por todos los esfuerzos y sacrificios que hicieron juntos.
Esto quiere decir que Hamán pensó que se apoderaría de las Luces que aparecen mediante las correcciones de Mordejay. Y todo eso fue, porque vio que el rey le había concedido poder para atraer la Luz de Jojmá. Por ende, cuando fue al rey diciendo “para destruir a los judíos”, es decir, anular el dominio de Israel, que es la fe y Jasadim, y hacer que se revele el conocimiento en el mundo, el rey le respondió: “Se te darán la plata y la gente para hacer lo que tengas a bien”. Es decir, como Hamán entienda que es conveniente, de acuerdo con su dominio, que corresponde a la izquierda y al conocimiento.
Toda la diferencia entre las primeras cartas y las segundas radica en la palabra “judíos”. “La copia del escrito” (se refiere al contenido que salió ante el rey. Después, se interpreta la copia del escrito, explicando la intención del mismo) decía: “que se entregue un decreto en cada provincia, expuesto a todas los pueblos, ser destinados a ese día”. No dice quiénes eran los destinados, pero Hamán interpretó la copia de la escritura conforme a lo siguiente: “y escribió todo lo que Hamán había ordenado”.
En las segundas cartas está escrita la palabra “judíos”, como está escrito: “que se entregue un decreto en cada provincia, expuesto a todas los pueblos, y que los judíos estén destinados a ese día a vengarse de sus enemigos”.
Por lo tanto, cuando Hamán llegó ante el rey, este le dijo que la plata que había sido preparada con antelación “será entregada a ti”. Es decir, que no necesitas hacer nada más, pues “y la gente para hacer lo que tengas a bien”. En otras palabras, el pueblo ya quiere hacer lo que tú consideres mejor, esto es, desea recibir tu dominio. No obstante, el rey no le dijo que revocara el dominio de Mordejay y los judíos, sino que había dispuesto de antemano que, en ese momento, hubiera revelación de Jojmá, lo cual es como encontrar gracia a tus ojos.
En la copia de la escritura decía “que se entregue un decreto en cada provincia, expuesto a todos los pueblos”, que significa que el decreto establecía que se publicara que el asunto de la revelación de Jojmá es para todas las naciones.
Sin embargo, no dijo que fuera anulado el discernimiento de Mordejay y los judíos, que consiste en la fe. La intención era que hubiera revelación de Jojmá (sabiduría), aunque volvieron a elegir Jasadim (misericordia).
Hamán dijo que, dado que ese era el tiempo de la revelación de Jojmá, ciertamente la revelación de Jojmá no era dada para que no fuese utilizada; ya que, ¿quién haría algo si no fuera para ser utilizado? De no ser usado, la operación sería en vano. Por lo tanto, debe hacerse la voluntad de Dios, y el Creador llevó a cabo esa revelación con el fin de usar la Jojmá.
El argumento de Mordejay consistía en que el objetivo de esta revelación era únicamente mostrar que aquello que toman para sí andar por la senda de la derecha, lo cual corresponde a Jasadim cubiertos, no lo hacen a falta de otra opción, y por eso toman este camino.
Esto parece coacción, esto es, que no tienen otra alternativa, ya que de momento no hay Jojmá revelada. En cambio, una vez que se ha revelado Jojmá, hay lugar para que elegir por su buena voluntad. En otras palabras, eligen el camino de Jasadim, más de parte de la izquierda, que corresponde a la revelación de Jojmá.
Esto significa que la revelación solo fue hecha para que pudieran revelar la importancia de Jasadim, que esta posee más valor para ellos que Jojmá. Tal como dijeron nuestros sabios: “Hasta aquí, forzadamente; pero en lo sucesivo, voluntariamente”. Y este es el sentido de “los judíos ordenaron, y se hicieron cargo”. De esto se desprende que la revelación de Jojmá tuvo lugar en ese momento solo para que pudieran recibir el camino judío por voluntad.
Y esa era la disputa entre Mordejay y Hamán. Mordejay argumentaba que lo que vemos ahora, que el Creador revela el dominio de Jojmá, es solo para que puedan recibir Jojmá con la intención de mejorar Jasadim. Significa que ahora tendrán lugar para mostrar que su recepción de Jasadim es voluntaria; es decir, tienen lugar para recibir Jojmá, pues este es el tiempo del dominio de la izquierda, que desprende Luz de Jojmá, y aun así, eligen Jasadim. Resulta que, de esta forma, al recibir Jasadim, muestran que la derecha domina a la izquierda. De este modo, el decreto judío es el que importa, y Hamán afirmó lo contrario: que la presente revelación de la línea izquierda por parte del Creador, que corresponde a Jojmá, es para usar Jojmá. De otro modo, significaría que el Creador hizo algo en vano, y no hay quien lo disfrute. Por eso, no debemos desatender lo que dijo Mordejay, todos deben obedecerle y usar la revelación de Jojmá que ahora ha aparecido.
Resulta que las segundas cartas no revocaron a las primeras, sino que se presentaron como una explicación e interpretación de la primera copia del escrito, diciendo que lo relativo a que fuera anunciado a todos”, la revelación de Jojmá que ahora ilumina, es para los judíos. En otras palabras, es para que los judíos pudieran elegir Jasadim con por voluntad propia, y no por no tener otra opción para elegir.
Por eso está escrito en las segundas cartas “y que los judíos estén destinados a ese día a vengarse de sus enemigos”.
Esto significa que el dominio que ahora tiene Jojmá es para mostrar que prefieren Jasadim a Jojmá, y esto se llama “vengarse de sus enemigos”. Esto se debe a que sus enemigos quieren específicamente Jojmá, mientras que los judíos rechazan la Jojmá.
Ahora podemos entender lo que hemos inquirido acerca de la pregunta del rey: “¿Quién es él, y dónde está aquel que se atreve dentro de su corazón a hacerlo?”. ¿Y por qué preguntó esto? Después de todo, el propio rey le había dicho a Hamán: Se te darán la plata y la gente para hacer lo que tengas a bien.
(Es como hemos dicho antes: que todo lo relacionado con la revelación de Jojmá tiene el propósito de que la gente actúe como mejor le parezca; es decir, que haya lugar para elegir. Y esto se llama “el pueblo hacen lo que te parezca bien”. Sin embargo, si no hay revelación de Jojmá, no hay lugar para elegir, sino que la Luz de Jasadim que toman, parece que lo hicieran por no tener otra opción).
Esto significa que todo esto surgió porque el rey dio la orden de que ese fuera el momento de revelar Jojmá. La intención consistía en que la izquierda sirviera a la derecha. De ese modo, sería evidente que la derecha es más importante que la izquierda, y esta es la razón por la que eligieron Jasadim.
Este es el significado de Meguilat Ester. Aquí parece haber una contradicción entre términos, ya que Meguilá (rollo) implica que es Galuy (revelado) a todos, mientras que Ester implica que hay Hastará (ocultamiento). No obstante, debemos interpretar que toda la revelación tiene como propósito el dar lugar a que se pueda optar por el ocultamiento.
Ahora podemos comprender lo que escribieron nuestros sabios: “En Purim uno debe embriagarse hasta no poder distinguir entre el infame Hamán y el bendito Mordejay”. Lo referente a Mordejay y a Ester fue anterior al segundo Templo, y la construcción del Templo simboliza la extensión de Jojmá; y Maljut recibe el nombre de “El Templo”.
Este es el significado de que Mordejay enviara a Ester a ir hasta el rey a preguntarle por su gente. Y Ester respondió: “todos los sirvientes del rey...”.
Aquel que no es llamado, hay una ley para él: que sea ajusticiado, “pero a mí no se me ha ordenado ir ante el rey en estos treinta días”.
Quiere decir que abajo está prohibido extraer el discernimiento de GaR de Jojmá; y aquel que extraiga GaR (que son las tres primeras Sefirot, cada una de ellas compuestas de diez; en total, treinta) es sentenciado a muerte, porque la línea izquierda provoca separación de la vida de las vidas.
“Excepto aquellos a los cuales el rey ofrezca el cetro de oro y seguirá viviendo”. “Oro” se refiere a Jojmá y GaR.
Esto significa que solo a través del despertar del Superior uno puede permanecer con vida; es decir, en adhesión, que recibe el nombre de vida; pero no a través del despertar del inferior.
Aunque Ester es Maljut que necesita Jojmá, aun así es solo a través del despertar del Superior. Pero si ella extendiera Jojmá, se perdería por completo. En ese sentido, Mordejay le dijo “alivio y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos”, es decir, al revocar totalmente la línea izquierda, y de momento que los judíos quedaran solo con la línea derecha, que es Jasadim, entonces “tú y la casa de tu padre perecerán”.
Bajo la forma de “el padre fundó a la hija”, se deduce que ella debe tener Jojmá. Pero debe predominar el comer sobre el beber. No obstante, si los judíos no tienen alternativa, tendrán que revocar la línea izquierda; y de este modo, todo su sentido quedaría anulado. Y respecto a esto, ella dijo: “Si muero, muero”.
Dicho de otro modo, “si voy, estoy perdida, porque llegaré a un estado de separación, como cuando el inferior despierta y provoca la separación de la vida de las vidas. “Y si no voy, entonces el alivio y la vendrá de alguna otra parte para los judíos”, es decir, de otra manera. Revocarían la línea izquierda por completo, como Mordejay le había dicho a Ester. Por eso, ella tomó el camino de Mordejay invitando a Hamán al banquete, lo cual significa que extendió la línea izquierda tal como Mordejay le habría encomendado.
Después, ella incluyó la izquierda dentro de la derecha, y de este modo podía darse la revelación de las Luces abajo, y también permanecer en una forma de Dvekut(adhesión). Este es el significado de Meguilat Ester: que aunque haya revelación de la Luz de Jojmá, ella aún toma la forma del ocultamiento que hay allí (porque Ester viene de la palabra Hester, ocultamiento).
En lo referente a que él lo desconociera, está explicado en el Talmud de las Diez Sefirot (Parte 15, Or Pnimí, punto 217, párrafo: “Él escribe...”) que, a pesar de que iluminó con Luces de Jojmá, no puede recibirse sin la Luz de Jasadim, pues esto causa separación. Sin embargo, se produjo un milagro cuando, por medio del ayuno y los llantos, extendieron la Luz de Jasadim y, de este modo, pudieron recibir la Luz de Jojmá.
No obstante, tal cosa no es posible antes del final de la corrección. Pero dado que este discernimiento surge a partir del discernimiento del final de la corrección, tiempo en el cual ya estará corregida, tal como está escrito en el sagrado Zóhar: “SaM está predestinado a convertirse en un ángel sagrado”, de esto se desprende que entonces no habrá diferencia entre Hamán y Mordejay, pues Hamán también será corregido. Y este es el significado de “En Purim uno debe embriagarse hasta no poder distinguir entre el infame Hamán y el bendito Mordejay”.
También, en relación a las palabras acerca de que fueron colgados, es una referencia a ser colgados del árbol. Es decir, comprendieron que el pecado es el mismo que el del Árbol del Conocimiento (Etz HaDaat), pues allí también la mácula estaba en GaR.
Con respecto a “sentado en la puerta del rey”, puede añadirse que indica que estaba sentado y no de pie, ya que sentado se llama VaK, y “de pie” se denomina GaR.
[1] Meguilat Ester (Rollo de Ester), se refiere al Libro de Ester.
Lo escuché el 24 de Adar; 19 de marzo de 1944
El hombre está compuesto por tres tipos de Gufim (cuerpos):
- El Guf (cuerpo) interno, que representa una vestidura para el Nefesh de Kedushá (Santidad).
- La Klipá (cáscara) de Noga.
- La piel de la serpiente.
Para que uno pueda salvarse de los dos cuerpos, para que estos no interfieran con la Kedushá y para poder utilizar solo el cuerpo interno, la respuesta a esto es que hay un remedio: contemplar únicamente aquellas cosas que conciernen a este cuerpo interno.
Esto significa que el pensamiento de uno debe permanecer siempre bajo la autoridad única, es decir: “No hay nada más que Él”. “Él” hace y hará todas las cosas, y no existe creación en el mundo que pueda separarlo de la Kedushá.
Y debido a que uno no piensa en esos dos cuerpos, estos mueren por falta de alimentos y no tienen sustento para existir, ya que los pensamientos que tenemos para ellos son su provisión y de esto se mantienen. Este es el sentido de “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Antes del pecado del Árbol del Conocimiento, la vitalidad no dependía del pan. Es decir, no había necesidad de atraer la Luz y la vitalidad, pues iluminaba.
Sin embargo, después del pecado, cuando Adam HaRishón (el primer hombre) se apegó al cuerpo de la serpiente, la vida se vinculó al pan, es decir, al alimento que siempre debe renovarse. Y si la persona no recibe alimento, muere. Y esto se convirtió en una gran corrección, con el fin de ser salvada de esos dos cuerpos.
Por lo tanto, uno debe tratar con todas sus fuerzas de no tener pensamientos sobre estos cuerpos, y quizás esto sea lo que han querido decir nuestros sabios: “Los pensamientos de transgresión son peores que la transgresión misma”, porque se nutren de pensamientos. En otras palabras, reciben vitalidad de los pensamientos que uno tiene.
Por lo tanto, uno solo debe pensar para el cuerpo interno, pues este es una vestidura para el Nefesh de Kedushá. Esto quiere decir que uno debería tener pensamientos que trascienden la piel. “Más allá de su piel” significa fuera de su cuerpo, y esto se refiere a más allá de su beneficio personal, y solo cuando los pensamientos se ocupan del beneficio de los demás, esto es llamado “más allá de su propia piel”.
La razón es que, más allá de la piel, las Klipot (plural de Klipá: cáscara) no tienen a qué aferrarse, pues estas se mantienen solo con aquello que se encuentra dentro de la piel, es decir, aquello que pertenece al cuerpo de uno y no fuera de él, llamado “fuera de su propia piel”. Eso significa que se aferran a todo lo que está en la vestidura del cuerpo, y no pueden aferrarse a lo que no se encuentre revestido por el cuerpo.
Cuando uno persiste en tener pensamientos que trascienden su propia piel, consigue lo que está escrito: “Y después de deshecha mi piel, en mi carne veré a Dios” (Job 19, 26). Se refiere a la sagrada Shejiná (Divinidad), y esta se encuentra más allá de la piel de uno. “Deshecha” significa que ha sido corregida para mantenerse “más allá de mi piel”. En ese momento obtiene “en mi carne veré a Dios”.
Quiere decir que la Kedushá llega y viste el interior del cuerpo, especialmente cuando uno accede a trabajar fuera de su propia piel, esto es, sin vestidura alguna. No obstante, los malvados que desean trabajar precisamente cuando el cuerpo posee vestiduras, es decir, dentro de la piel, morirán sin sabiduría. Esto se debe a que no tienen vestiduras y no se les concede nada. Sin embargo, son precisamente los Tzadikim (justos) quienes son recompensados con la vestidura dentro del cuerpo.
Lo escuché en 1945, Jerusalén
El versículo dice (Salmos 104): “He allí el grande y ancho mar, donde se agitan seres innumerables, seres pequeños y grandes”.
Debemos interpretarlo así:
1. El mar, es el mar de la Sitra Ajra.
2. Grande y ancho, significa que se manifiesta y grita: “Da, da”, refiriéndose a los grandes Kelim (vasijas) de recepción.
3. Seres, quiere decir que allí hay Luces Superiores sobre las que uno pisa y aplasta con sus pies.
4. Innumerables, hace alusión a que hay seres pequeños y grandes, lo cual significa que tenga uno poca o mucha vitalidad, todo se encuentra en ese mar.
Esto se debe a que existe una regla que indica que desde Arriba se da y no se mide su peso (de todo lo que se da desde Arriba no se recibe nada a cambio: todo queda abajo). Por lo tanto, si uno extrae algo de Arriba y lo mancilla, esto queda abajo, pero no con el hombre, sino cae al mar de la Sitra Ajra.
En otras palabras, si uno extrae cierta iluminación y no puede mantenerla de forma permanente porque sus vasijas aún no se encuentran limpias, aptas para la Luz, para recibirla dentro de las vasijas de otorgamiento al igual que la Luz que proviene del Dador, entonces, la iluminación debe alejarse de uno,
En ese momento la iluminación cae en manos de la Sitra Ajra. Esto se repite varias veces, es decir, uno la extrae y después se aleja de ella.
Por ende, las iluminaciones aumentan en el mar de la Sitra Ajra hasta que se rebosa el vaso. Esto significa que después de que uno reúne todo el esfuerzo que es capaz de revelar, el Sitra Ajra le devuelve todo lo que había tomado para sí. Este es el sentido de “Devoró riquezas pero las vomitará”. Significa que todo lo que la Sitra Ajra tomó bajo su poder, lo hizo solo a modo de fianza, es decir, mientras durara su dominio sobre el hombre.
Y todo el asunto acerca de su dominio es para que haya lugar donde uno pueda aclarar sus propias vasijas de recepción, y las haga ingresar a la Kedushá (Santidad). Dicho de otro modo, si no hubiera ejercido su gobierno sobre la persona, esta se habría conformado con poco, y entonces sus vasijas de recepción permanecerían separadas. Y uno jamás podría llegar a juntar todos los Kelim que pertenecen a la raíz de su alma, ingresarlos a la Kedushá, y extender sobre ellos la Luz que les pertenece.
Por lo tanto, cada vez que uno extrae algo y tiene un descenso debe comenzar de nuevo, es decir, realizar nuevos escrutinios. Y lo que tenía antes, cae dentro de la Sitra Ajra, y ésta lo mantiene bajo su dominio como fianza. Después, uno recibe todo aquello de lo que ella se había apoderado todo ese tiempo.
No obstante, también debemos saber que si uno pudiera mantener cierta iluminación de forma permanente, incluso la más pequeña, ya podría considerarse completo. Dicho de otro modo, uno podría avanzar con esta iluminación. Por ende, si pierde esta iluminación, uno debería lamentarlo. Esta situación se asemeja a una persona que coloca una semilla en la tierra para que de ella crezca un gran árbol, pero que inmediatamente después la quita del suelo. Entonces, ¿cuál es el beneficio de colocar la semilla en la tierra?
Es más, podemos decir que no solo ha quitado la semilla del suelo y la ha corrompido, sino que también ha desenterrado un árbol con frutos maduros y lo ha corrompido.
Lo mismo sucede aquí: si uno no hubiera perdido esa ínfima iluminación, de ella habría salido una gran Luz. Significa que no necesariamente ha perdido la fuerza de una luminosidad pequeña, sino que es como si hubiera perdido una gran Luz.
Debemos saber que es una norma: uno no puede vivir sin vitalidad ni placer; y esto proviene de la propia raíz de la creación, que consiste en Su deseo de beneficiar a Sus creados. Por lo tanto, ningún creado puede existir sin vitalidad ni placer. Por eso, todo creado debe salir en busca de un lugar del cual extraer placer y deleite.
Pero el placer se recibe en tres ocasiones: en el pasado, en el presente y en el futuro. Sin embargo, la principal recepción de placer ocurre en el presente. Aunque vemos que uno también recibe placer del pasado y del futuro, esto se debe a que el pasado y el futuro iluminan en el presente.
Por ende, si uno no encuentra sensación de placer en el presente, recibe vitalidad del pasado, y puede decirle a los demás cuán feliz fue en tiempos pasados. Uno puede recibir vitalidad de eso en el presente, o imaginarse y tener esperanza de ser feliz en el futuro. Pero medir la sensación de placer del pasado y del futuro depende de la medida en que estos iluminan a uno en el presente. Además, debemos saber que esto sucede tanto con los placeres corporales como con los placeres espirituales.
Como vemos, cuando la persona trabaja aunque sea en el plano corporal, la regla es que durante el trabajo se siente desgraciado porque se esfuerza. Y solo puede seguir trabajando porque el futuro le ilumina, pues entonces–recibirá el pago por su labor–. Esto le ilumina en el presente, y por eso puede continuar trabajando.
Esto es que no disfruta de la recompensa, sino por no sufrir por el esfuerzo. Lo que ocurrirá en el futuro, le produce placer en el presente.
El futuro brilla para él en el presente, sugiriendo que pronto el trabajo habrá terminado, es decir, el tiempo en que debe trabajar, y podrá recibir reposo. De ese modo, le ilumina el placer provocado por el descanso que recibirá en última instancia. Esto significa que su beneficio consiste en que no sufrirá por lo que ahora siente a causa del trabajo. Y esto le da la fuerza para trabajar en este momento.
Si uno no es capaz de imaginarse que pronto quedará libre de los tormentos que sufre en este momento, caerá en la desesperación y la tristeza; y ese estado puede llevarlo a quitarse la vida.
Por eso, nuestros sabios dijeron: “Quien se quita la vida, no participa en el próximo mundo”, porque niega a la Providencia, y que el Creador dirige al mundo en el aspecto “Bueno y Benefactor”. En lugar de eso, uno debe creer que estos estados le son enviados porque Arriba desean traerle Tikún (corrección), es decir, que uno reunirá Reshimot (reminiscencias) de estos estados, para poder comprender cómo es el mundo de una manera más intensa y más fuerte.
Estos estados reciben el nombre de Ajoraim (posterior). Y cuando uno trascienda estos estados, será recompensado con la manifestación de Panim (anterior), que significa que la Luz iluminará dentro de estos Ajoraim.
Hay una norma que indica que uno no puede vivir si no tiene un lugar dónde extraer placer y deleite. Entonces, cuando uno no puede recibir esto en el presente, debe recibir vitalidad del pasado o del futuro. Dicho de otro modo, el cuerpo busca vitalidad para sí por todos los medios que tiene a su alcance.
Entonces, si uno no está de acuerdo en recibir vitalidad a través de cosas materiales, el cuerpo no tiene más alternativa que acceder a recibirla de cosas espirituales; ya que no tiene otra opción.
Por ende, uno debe acceder a recibir placer y deleite de las vasijas de otorgamiento, ya que es imposible vivir sin vitalidad. Resulta que cuando uno se acostumbra a guardar la Torá y las Mitzvot (preceptos) Lo Lishmá (no en nombre de la Torá) –es decir, para obtener una recompensa a cambio del trabajo– puede vislumbrar algún beneficio para después, y así, puede trabajar con el cálculo del placer y del deleite que espera recibir más adelante.
No obstante, si uno trabaja no para ser recompensado, sino que desea trabajar sin obtener recompensa, ¿cómo puede imaginarse algo de lo cual recibir? Después de todo, no puede crear ninguna imagen, pues no tiene con qué formarla.
Por lo tanto, en Lo Lishmá, no hay necesidad de que a uno le envíen vitalidad desde Arriba, ya que lo obtiene a través de la imagen del futuro. Y desde Arriba, no dan lujos, solo lo imprescindible. Entonces, si uno quiere trabajar únicamente en beneficio del Creador y no tiene interés alguno en obtener vitalidad por medio de otras cosas, no hay más remedio que concederle vitalidad desde Arriba. Esto se debe a que uno demanda lo estrictamente necesario para subsistir, y luego recibe el sustento desde la estructura de la sagrada Shejiná (Divinidad).
Es como dijeron nuestros sabios: “Todo aquel que se angustia por el público, es recompensado y ve el consuelo del público”. El público recibe el nombre de “sagrada Shejiná”, ya que “público” significa un colectivo, es decir, la Asamblea de Israel, porque Maljut es el conjunto de todas las almas.
Puesto que uno no desea recompensa alguna para sí mismo, sino que quiere trabajar para el Creador, lo cual se denomina “elevar la Divinidad del polvo”, para que no sea degradada –al no querer trabajar para Él–, pero todo lo que ve es aquello que le producirá beneficio propio, y entonces hay combustible para el trabajo. Y en lo concerniente al beneficio del Creador, si uno no ve qué obtendrá a cambio, el cuerpo rechaza este trabajo, porque le sabe a polvo.
Tal persona realmente desea trabajar para el Creador, pero su cuerpo se resiste. Y así, llega a pedirle al Creador que le dé la fuerza necesaria para que no obstante pueda trabajar para levantar a la Divinidad del polvo. De este modo, él es recompensado con la manifestación de Panim (rostro) del Creador, y el ocultamiento se aparta de él.
Lo escuché en Tevet, 1942
Es sabido que nada se manifiesta bajo su forma verdadera, sino solo a través de su opuesto “como el predominio de la Luz sobre la oscuridad”. Esto implica que todo apunta hacia otra cosa, y a través de lo opuesto, puede llegar a percibirse la existencia del concepto contrario.
Por lo tanto, es imposible alcanzar algo con plena claridad si lo paralelo a esto no existe. Por ejemplo: es imposible valorar y decir que algo es bueno si no tenemos su contrario señalando lo malo. Ocurre lo mismo con las nociones de dulce y amargo, amor y odio, hambre y saciedad, sed y saciedad, adhesión y separación. Resulta que es imposible llegar a amar la adhesión sin haber adquirido antes un odio por la separación.
Para ganar el grado del odio a la separación, uno primero debe saber lo que esta significa, es decir, de qué está separado; y entonces podrá decir que desea solucionar esa separación. En otras palabras, uno debe analizar de qué y de quién se encuentra separado. Y después podrá tratar de enmendarlo y conectarse con aquel de quien está separado. Por ejemplo, si uno entiende que se beneficiará de la unión con Él, entonces podrá asumir y saber qué es lo que pierde al permanecer separado.
La ganancia y pérdida se miden de acuerdo al placer y al sufrimiento. Uno se aleja de aquello que le causa sufrimiento y lo detesta. La medida de la distancia depende de la medida del sufrimiento, ya que escapar del sufrimiento es una condición de la naturaleza humana. De este modo, uno depende del otro; es decir, según el nivel de sufrimiento, se esforzará y hará todo tipo de acciones para alejarse de ello. En otras palabras, los sufrimientos provocan odio por lo que produce el sufrimiento, y en ese mismo grado se mantendrá alejado de ello.
Por ende, uno debe saber qué es la equivalencia de forma y así poder saber qué es lo que debe hacer para lograr la adhesión, denominada “equivalencia de forma”. De ese modo llegarán a saber qué significan la disparidad de forma y la separación.
Es sabido, gracias a los libros y los autores, que el Creador es benevolente. Esto quiere decir que Su Providencia se manifiesta a los inferiores como benevolencia. Y esto es lo que debemos creer.
Por lo tanto, cuando uno analiza la dirección del mundo, comienza a examinarse a sí mismo y a los demás, y ve cómo sufren bajo la Providencia en lugar de deleitarse, como correspondería a Su nombre: Benevolente. Entonces, le resulta difícil decir que la Providencia Superior es benevolente y que imparte abundancia
No obstante, debemos saber que en ese estado, cuando no pueden decir que el Creador otorga solo el bien, son considerados malvados, porque el sufrimiento los lleva a condenar a su Hacedor. Solamente cuando ven que el Creador les otorga placer, justifican al Creador. Así lo afirmaron nuestros sabios al decir: “¿Quién es Tzadik (justo)? Aquel que justifica a su Hacedor”, esto es, aquel que dice que el Creador gobierna el mundo de forma justa.
De este modo, cuando uno sufre, se aleja del Creador; porque naturalmente comienza a detestar a quien le otorga sufrimientos. En consecuencia, donde uno debería amar al Creador, ahora es lo contrario, pues ha comenzado a odiar al Creador.
Entonces, ¿qué debe uno hacer para llegar a amar al Creador? Para esto nos fue concedida la virtud de observar la Torá y las Mitzvot, pues la Luz en ellas, nos reforma. Allí hay Luz que permite a uno percibir la severidad del estado de separación y, poco a poco, a medida que se va dirigiendo a conseguir la Luz de la Torá, va naciendo dentro de él un odio por el estado de separación, comienza a sentir la razón que hace que él y su alma estén separados y lejos del Creador.
Así, uno debe creer que Su Providencia es benevolente; pero dado que uno está inmerso en el amor propio, esto provoca su disparidad de forma, porque existe una corrección conocida como “con el fin de otorgar”, llamada equivalencia de forma. Solamente de este modo podemos recibir deleite y placer. La incapacidad de recibir este deleite y placer que el Creador desea otorgar, provoca en el receptor un rechazo por la situación de separación; y así uno logra discernir el gran beneficio en la equivalencia de forma, y comienza a anhelar la adhesión.
En consecuencia, cada forma apunta a otra forma. Así, todos los descensos a través de los cuales uno siente la separación, son una oportunidad para discernir entre algo y su lado contrario. En otras palabras, uno debe aprender los beneficios de los ascensos. De lo contrario, no podrá apreciar la importancia del hecho que desde Arriba quieran acercarle y para ello le conceden ascensos. No podría obtener la noción de importancia que podría extraer, como cuando uno recibe comida sin haber sentido hambre nunca.
Resulta que lo descensos, que son momentos de separación, producen la importancia de la adhesión durante los ascensos; mientras que los ascensos le llevan a odiar los descensos causados por los estados de separación. Dicho de otro modo, no puede determinar cuán malos son los descensos. Uno calumnia a la Providencia, y ni siquiera percibe a quien está calumniando y tiene que saber que deberá arrepentirse de tal pecado. Esto se denomina “calumniar al Creador”.
Así, podemos comprender que, precisamente cuando uno adquiere ambas formas, puede discernir la distancia entre una y la otra “como el predominio de la Luz sobre la oscuridad”. Solamente entonces puede uno apreciar y considerar lo referente a la adhesión, a través de la cual se logran el deleite y el placer del Plan de la Creación, que es “Su deseo de beneficiar a Sus creados”. Todo lo que aparece ante nuestros ojos no es sino aquello que el Creador desea que alcancemos tal como lo hacemos, ya que estos son los caminos por medio de los cuales podemos alcanzar la meta en su totalidad.
No obstante, no es tan sencillo conseguir la adhesión con el Creador. Se requieren gran esfuerzo y trabajo para alcanzar y sentir el placer y el deleite.. Antes de eso uno debe justificar a la Providencia, y creer por encima de la razón que el Creador es benevolente con los creados, y decir “tienen ojos pero no ven”.
Nuestros sabios han dicho: “Habacuc vino y enfatizó un solo punto”, como está escrito: “El justo vivirá por su fe”. Esto significa que uno no necesita fijarse en los detalles, sino que debe concentrar su trabajo entero en un solo punto, una regla, que es la fe en el Creador y sobre esto debe orar, es decir, que el Creador le ayude a ser capaz de avanzar a modo de fe por encima de la razón. Hay una gran virtud en la fe, que a través de ella, uno llega a odiar la separación. La fe, indirectamente, le lleva a detestar la separación.
Podemos ver que existe una gran diferencia entre estos tres conceptos: fe, evidencia y conocimiento. Respecto de algo que puede ser visto y conocido, si la mente determina que eso es bueno y toma esa decisión una vez, dicha decisión basta. En otras palabras, la ejecuta de la forma en que él había decidido, ya que la mente le acompaña en cada acción para no romper con lo que ella ha determinado; y le permite entender al cien por ciento lo que decidió en la medida en la que la razón lo llevó a tal decisión.
Sin embargo, la fe es una cuestión de un acuerdo potencial. En otras palabras, uno supera a la mente y dice que ciertamente vale la pena trabajar de la manera en que la fe lo obliga a trabajar: por encima de la razón. Por lo tanto, la fe por encima de la razón es útil solo durante la acción, cuando uno cree, ya que solamente entonces está dispuesto a esforzarse en el trabajo por encima de la razón. Sin embargo, cuando deja de lado la fe, aunque sea por un momento, cuando esta se debilita por un instante, de inmediato uno cesa la Torá y la labor y no le ayuda el hecho de que recientemente haya aceptado sobre sí la carga de la fe por encima de la razón.
No obstante, cuando percibe dentro de su mente que esto es malo para él, y que pone en riesgo su vida, ya no necesita más argumentos ni razonamientos sobre por qué esto es un peligro para él. Por el contrario, puesto que una vez ya estaba concientizado en un cien por ciento de que debía practicar estas cosas que la mente le dice cual es buena y cual es mala– ahora, se rige según esa decisión.
Podemos ver la diferencia que existe entre lo que la mente exige y lo que solo la fe exige de uno, y cuál es la razón de que cuando algo está basado en la fe, debamos recordar constantemente la forma de la fe o, de lo contrario, caeríamos del grado en el que nos encontremos, a un estado de maldad. Estos estados pueden sucederse en un solo día. Uno puede caer de su propio grado varias veces en un mismo día, porque es imposible que la fe por encima de la razón no cese al menos por un momento durante el día.
Debemos saber que la razón de olvidar la fe se origina en el hecho de que la fe por encima de la razón y de la mente, se contrapone a todos los deseos del cuerpo. Esto se debe a que los deseos del cuerpo están, por naturaleza, impresos en nosotros y reciben el nombre de “deseo de recibir”, ya sea en la mente o en el corazón. Por ende, el cuerpo siempre tiende hacia nuestra naturaleza. Solo cuando uno está adherido a la fe, se tiene el poder de superar los deseos corporales y elevarse por encima de la razón, es decir, contra el razonamiento del cuerpo.
Por lo tanto, antes de adquirir los Kelim (vasijas) de otorgamiento, llamados adhesión, la fe no puede ser encontrada en él de forma permanente. Cuando la fe no ilumina dentro de él, ve que se encuentra en el estado más bajo posible; y todo esto le viene por su disparidad de forma, que es el deseo de recibir para sí mismo. Esta separación le causa todos los tormentos, destruye todas las estructuras y todos los esfuerzos que había invertido en el trabajo.
Descubre que, en el instante en que pierde la fe, se encuentra en un estado peor que cuando emprendió la senda del trabajo de otorgamiento. Así, uno llega a odiar la separación, porque inmediatamente empieza a sentir los tormentos en sí mismo y en el mundo entero. Se le vuelve difícil justificar Su Providencia con respecto a los creados y considerarla benevolente; y entonces siente que el mundo entero se ha oscurecido frente a sus ojos, y que no tiene nada de donde extraer alegría.
Por eso, cada vez que uno empieza a corregir el defecto de calumniar a la Providencia, llega a sentir odio por la separación. Y a través del odio que siente en la separación, llega a amarla adhesión. Dicho de otro modo, en la misma medida que sufre durante la separación, se aproxima a la adhesión con el Creador. Y así también, en la misma medida en que percibe que la oscuridad es mala, llega a sentir que la adhesión es buena. Entonces sabe cómo valorarla cuando recibe, por el momento, cierto grado de adhesión, pues ya ha aprendido a apreciarla.
Ahora podemos ver que todos los tormentos que existen en el mundo no son más que una preparación para los verdaderos tormentos. Estos son los tormentos que uno debe alcanzar, o no podrá obtener nada espiritual, ya que no puede haber Luz sin Kli. Estos tormentos, los verdaderos tormentos, señalan a que condena a la Providencia y la calumnia. Por esto reza uno, para no calumniar a la Providencia; y estos son los tormentos que el Creador acepta. De esto se afirma que el Creador escucha la plegaria de toda boca.
La razón por la que el Creador atiende esos tormentos es que, en ese momento, uno no solicita ayuda para sus propios Kelim de recepción, pues podemos afirmar que si el Creador le garantizara todo lo que él desee, esto le alejaría más de Él por la disparidad de forma que recibiría en consecuencia. Sin embargo, sucede lo contrario: uno pide fe, pide que el Creador le conceda fuerza para superarse, para conseguir la equivalencia de forma, porque ve que si la fe no es permanente, si deja de iluminarle en algún momento, volverá a caer en pensamientos en los que calumnia a su Creador. Resulta que todo el sufrimiento que padece es por calumniar la Providencia Superior.
Lo que le hiere es que allí donde debería haber alabado al Creador diciendo “Bendito sea Él que nos ha creado en Su Gloria”, es decir, el respeto de los creados hacia el Creador, siente que el comportamiento del mundo no es en Su honor, ya que todos se quejan y reclaman que primero debe manifestarse abiertamente la Providencia para mostrar que el Creador gobierna el mundo con benevolencia. Y como no se revela, dicen que esta Providencia no lo glorifica, y esto le duele.
Así, a través de los tormentos que uno siente, se ve forzado a calumniar. Por eso, cuando le pide al Creador que le conceda el poder de la fe y que le conceda benevolencia, no es porque quiera recibir placer para deleitarse uno mismo, sino para no volver a calumniar ya que esto le causa dolor. Para sí mismo, solo desea creer por encima de la razón que el Creador gobierna el mundo con benevolencia; y desea esta fe para asentar esta convicción en sus sensaciones como si fuera dentro de su mente.
Por lo tanto, cuando uno practica la Torá y las Mitzvot, desea extraer la Luz de Dios pero no en beneficio propio, sino porque ya no soporta ser incapaz de justificar Su Providencia, que es benevolente. Le duele profanar el nombre de Dios, cuyo nombre es “Benevolente”, mientras que su cuerpo sostiene otra cosa.
Esto es todo lo que le provoca dolor ya que, al encontrarse en un estado de separación, no puede justificar Su Providencia. Esto se considera que odia el estado de separación. Y cuando uno siente este sufrimiento, el Creador oye su plegaria, le acerca a Él, y le recompensa con la adhesión. Esto se debe a que los sufrimientos que sentía por la separación, le llevaron a recibir la adhesión; y entonces se dice: “como el predominio de la Luz sobre la oscuridad”.
Este es el sentido de “el predominio de la tierra está en todo”.“Tierra” es la creación; “está en todo” se refiere a que a través del predominio, o sea, cuando vemos la diferencia entre el estado de separación y el de adhesión, se nos concede adhesión con el “todo”, puesto que el Creador recibe el nombre de “la raíz de todo”.
Lo escuché el 6 de Trumá, 12 de febrero de 1943
Está escrito (Levítico 16:8): “Y Aarón echará Goralot (suertes, destinos) sobre los dos machos cabríos; una suerte por el Señor, y otra suerte por Azazel”. Respecto a Hamán está escrito (Ester 3:7): “fue echado Pur, esto es, la suerte (Goral)”.
El destino es aplicable allí donde no puede realizarse ninguna averiguación racional porque la mente no alcanza a distinguir entre el bien y el mal. En ese estado se lanza un Goral, cuando ya no se confía más en la mente, sino en lo que designe el destino. Entonces, cuando usa la palabra Goral (sino, suerte, destino), significa que ahora vamos por encima de la razón.
En lo concerniente al séptimo día de Adar (sexto mes del calendario hebreo), día en que Moisés nació y murió, debemos entender qué significa “Adar”. Viene de la palabra “Adéret” (manto), tal como está escrito acerca de Elías (Reyes I 19:19): “y echó sobre él su manto”. “Adéret” es “Adéret Sear” (cabellera), que se discierne como Searot (cabellos) y Dinim (juicios), que son los pensamientos extraños e ideas que surgen a lo largo del trabajo, y que lo distancian a uno del Creador.
Aquí aparece el asunto de cómo superar esto. Y aunque uno encuentre muchas contradicciones en Su Providencia, aun así debe superarlas con fe por encima de la razón, y decir que la Providencia es benevolente. Este es el asunto de lo que está escrito acerca de Moisés: “Y Moisés ocultó su rostro”. Significa que vio todas las contradicciones, y las mantuvo a raya a través del esfuerzo realizado mediante el poder de la fe por encima de la razón.
Y como dijeron nuestros sabios: “En contrapartida de ‘Y Moisés ocultó su rostro, pues temía mirar’ fue recompensado con ‘y él contempla la imagen del Señor ’”. Este es el sentido de “¿Quién es ciego, sino Mi siervo?, ¿O sordo, como Mi mensajero?”.
Es sabido que los “Ojos” también son llamados “razonamiento”, “intelecto”, refiriéndose a los ojos de la mente. Esto se debe a que siempre decimos que vemos que la mente y la razón requieren que así lo digamos cuando algo es percibido dentro de la mente.
Por lo tanto, quien va por encima de la razón es como quien no tiene ojos y es llamado ciego, es decir, finge estar ciego. También, quien no desea oír aquello que los espías le dicen y finge ser sordo, es llamado sordo. Este es el sentido de “¿Quién es ciego, sino Mi siervo? ¿O sordo, como Mi mensajero?”.
Pero cuando uno dice “tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen” quiere decir que no desea obedecer aquello que la razón requiere y aquello que los oídos oyen, tal como está escrito acerca de Josué Ben Nun, que jamás algo malo entró por sus oídos. Este es el significado de “Adéret Sear”, es decir, que encontró muchas contradicciones y Dinim (juicios). Cada contradicción recibe el nombre de Sear (cabello), y bajo cada Sear se encuentra una cavidad.
Esto significa que uno hace una cavidad en su cabeza, esto es, que pensamientos ajenos perforan y agujerean la cabeza. Cuando uno tiene muchos pensamientos ajenos, se considera que tiene muchos Searot; y esto recibe el nombre de Adéret Sear.
A eso se refiere lo que está escrito acerca de Eliseo: “Elías se fue de allí y encontró a Eliseo, el hijo de Shafat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes que iban delante, y él mismo cargaba la última. Elías se dirigió a él y echó su manto sobre él” (Reyes I, 19). (Una yunta es un par de Bakar (ganado), puesto que estaban arando con pares de bueyes, amarrados entre sí. Esto se llama yunta). Bakar proviene de la palabra Bikoret (crítica), y “doce” se refiere a la plenitud del grado (como doce meses y doce horas).
Esto es que uno ya posee todo el estado de Searot que pueda existir en el mundo, y entonces Los Searot se convierten en Adéret Sear. No obstante, con Eliseo, esto se manifestó bajo la forma de la mañana de Yosef, tal como está escrito: “En cuanto llegó la mañana, los hombres fueron enviados fuera de allí en sus asnos”. Es decir que uno ya ha sido recompensado con la Luz que se encuentra sobre estas contradicciones, pues a través de estas, lo que se llama crítica, conseguimos superarlas solamente atrayendo Luz sobre ellas. Está escrito: “Aquel que venga a purificarse, será asistido”.
Debido a que uno ya ha atraído la Luz sobre toda la crítica, y no tiene nada más que añadir, pues toda la crítica ya ha sido completada en él,, esta y las contradicciones acaban por sí solas. Esto es según la norma que dice que no hay acción sin propósito, ya que tampoco existe operante que carezca de propósito.
Debemos saber que aquello que aparece como contradictorio a la providencia de “Bueno y Benefactor”, simplemente tiene como fin obligar a uno a atraer Luz Superior sobre estas contradicciones cuando desea sobreponerse a ellas. De lo contrario, no podrá superarse. Esto que uno extrae cuando surgen las contradicciones, llamadas Dinim (juicios), recibe el nombre de “grandeza del Creador”.
Eso quiere decir que las contradicciones pueden anularse, cuando uno desea superarlas, solamente si atrae la grandeza del Creador. Resulta que estos Dinim son las causas para atraer la grandeza del Creador. Este es el sentido de lo que está escrito: “y echó sobre él su manto”.
Quiere decir que luego le atribuyo a Él, al Creador, el manto entero de Searot. Significa que ahora ve que el Creador le dio este manto intencionadamente para que extrajera la Luz Superior sobre las Searot.
Pero uno solamente puede ver eso más tarde, cuando ya se le ha concedido la Luz que se encuentra sobre estas contradicciones y Dinim que tenía al comienzo. Esto se debe a que ve que, sin el cabello, es decir, los descensos, no habría un lugar en el que pueda prevalecer la Luz Superior, ya que no hay Luz sin Kli (vasija).
Por ende, uno ve que toda la grandeza del Creador que ha alcanzado fue por los Searot y por las contradicciones que tuvo. A esto se refiere la frase “el Señor en lo Alto es poderoso”. Quiere decir que la sensación de la grandeza del Creador se adquiere a través del Adéret; y este es el sentido de “Dejad que las sublimes alabanzas a Dios estén en sus bocas”.
Esto significa que, a través de sus fallos en el trabajo de Dios, uno va ascendiendo, porque, sin un empujón previo, a uno le cuesta realizar movimientos y acepta permanecer en la situación en la que se encuentra. Pero cuando uno desciende a un nivel más bajo del que le corresponde según su entender, esto le da fuerza para sobreponerse, pues uno no puede permanecer en tal situación negativa, no puede aceptar quedar así, en ese estado en el cual ha caído.
Por ello, siempre debe sobreponerse y salir del estado de descenso. Y entonces debe atraer la grandeza del Creador. Eso le lleva a extraer, desde Arriba, fuerzas más elevadas; de lo contrario, permanecerá en ese estado de bajeza. Resulta que por medio de los Searot uno revela gradualmente la grandeza del Creador, hasta que descubre los nombres del Creador, denominados los trece atributos de Rajamim (misericordia). Este es el significado de “y el mayor servirá al menor”, y de “los malvados lo prepararán, pero los justos lo vestirán”, y también de “y servirás a tu hermano”.
Esto significa que todo el estado de esclavitud, es decir, todas las contradicciones que tuvo, parecían estar obstruyendo la sagrada labor y trabajar en contra de la Kedushá (Santidad). Ahora, cuando obtiene la Luz de Dios, la cual se encuentra sobre estas contradicciones, uno descubre lo contrario: que estaban sirviendo a la Kedushá. Esto quiere decir que a través de ellas hubo un sitio para que la Kedushá pudiera revestirse en sus vestiduras. Y esto recibe el nombre de “los malvados lo prepararán, pero los justos lo vestirán”, es decir, que ellos proporcionaron los Kelim (vasijas) y el espacio para la Kedushá.
Ahora podemos interpretar lo que nuestros sabios escribieron (Talmud, Jaguigá 15: 71), “Redimido: un justo. Este toma su parte y la de su amigo, en el Cielo. Convicto: un malvado. Este toma su parte y la de su amigo, en el infierno”. Esto significa que uno toma los Dinim y los pensamientos extraños de su amigo. Estos debemos interpretarlos en referencia al mundo entero, pues por ello fue creado el mundo poblado con tantas personas, cada una con sus propios pensamientos y opiniones, y todos presentes en un mismo mundo.
Esto fue hecho así intencionadamente, con el fin de que cada persona se incluya en todos los pensamientos de su amigo. De ese modo, cuando uno se arrepiente, es recompensado con la incorporación.
Puesto que, cuando uno desea arrepentirse, debe determinar a favor de sí mismo y del resto del mundo en una balanza de méritos, ya que él mismo está incorporado en todas las nociones ajenas y los pensamientos del mundo entero. A esto se refiere “Convicto: un malvado. Éste toma su parte y la de su amigo en el infierno”, lo cual significa que mientras uno seguía siendo malvado, también llamado “convicto”, su propia parte o porción consistía de Searot, contradicciones y pensamientos ajenos. También estaba integrado en la parte de su amigo en el infierno; dicho de otro modo, estaba incorporado en todas las nociones de todas las personas del mundo.
Por lo tanto, cuando posteriormente uno es “Redimido: un justo”, esto es, cuando se arrepiente, se coloca a sí mismo, y al mundo entero, “en la balanza de mérito, toma su parte y la de su amigo en el Cielo”. La razón de esto es que uno también debe extraer Luz Superior para los pensamientos ajenos de todas las personas del mundo, puesto que se encuentra integrado en ellas y debe dictaminar a favor de ellos.
Esto se consigue precisamente atrayendo la Luz Superior para volcarla sobre estos Dinim de todos. Aunque los demás no puedan recibir esta Luz que uno ha atraído para ellos –dado que no poseen Kelim preparados para ello– de todas formas, uno lo hace para ellos también.
No obstante, debemos comprender lo que indica la famosa regla acerca de aquel que atrae las Luces en los niveles superiores: se dice que en la misma medida que uno induce Luz en el Superior, uno recibe de estas Luces, por ser el causante. Según esto, los malvados también deben recibir una parte de las Luces que han inducido en los justos.
Para entender esto debemos empezar por el asunto de los Goralot (sinos). Hubo dos sinos, como está escrito: “un sino para el Señor, y el otro para Azazel”. Se sabe que un Goral es un concepto que está por encima de la razón. Por lo tanto, cuando el Goral está por encima de la razón, esto causa que el segundo sea para Azazel, que es el sentido de “la tempestad caerá sobre la cabeza de los malvados”. Esto se debe a que atrajo la Luz Superior a través de estas contradicciones. Se puede ver que de esta forma aumenta la grandeza del Creador; y esto es un inconveniente para los malvados, ya que todo su deseo se encuentra solamente dentro de la razón. Y cuando aumenta la Luz que se basa en el discernimiento por encima de la razón, ellos se debilitan y quedan anulados.
Por ende, lo único que los malvados tienen es su ayuda para que los justos puedan extraer la grandeza del Creador, y luego quedan anulados. A esto se le llama “Redimido: él toma su parte y la de su amigo en el Cielo” (esto se refiere solo a aquel que ha colaborado en realizar la corrección de crear la realidad de la revelación de la Luz por medio de buenas acciones, y por ende, este acto permanece en Kedushá. Y recibe aquello que provoca Arriba para hacer un lugar para la expansión de la Luz. En ese estado, el inferior recibe lo que causa en el Superior. Sin embargo, las contradicciones y los Dinim son cancelados, porque son remplazados por la grandeza del Creador, que aparece por encima de la razón, mientras que ellos, en cambio, desean que aparezca concretamente en los Kelim dentro de la razón; y por ello son cancelados. Y así es como puede interpretarse esto).
No obstante, también los pensamientos ajenos, que el público en general provocó que atraiga la grandeza del sobre ellos, esta Luz se queda para ellos, y cuando sean dignos de recibir, lo harán según el grado de incidencia de cada uno con respecto a la Luz Superior que atraiga sobre sí mismo.
A esto se refiere la frase que aparece en el sagrado Zóhar (Parte 15, y en el Comentario “Sulam”, punto 33): “Una senda que discurre por la escisión de un cabello”, que distingue entre la derecha y la izquierda. Los dos chivos expiatorios en Yom Kipurim, que es referencia al arrepentimiento por temor. También hubo un sino en Púrim, que es el arrepentimiento por amor. Esto se debe a que era antes de la construcción del Templo, y en ese entonces necesitaban el arrepentimiento por amor. Pero para que esto sucediese, debían primero llegar al arrepentimiento. Esta necesidad causa Dinim y Searot (cabellos). Este es el significado de que Hamán recibiese autoridad desde Arriba, a modo de “establezco un gobierno sobre ustedes, para que él los rija”.
Por eso fue escrito que Hamán “lanzó Pur; es decir, el sino” en el mes de Adar, que es el décimo segundo, del mismo modo que fue escrito “doce bueyes” con respecto a Eliseo. Está escrito: “dos filas; seis en una fila”. Esto corresponde al mes de Adar, que es Adéret Sear, los mayores Dinim.
De este modo, Hamán supo que vencería a Israel, ya que Moisés había fallecido en el mes de Adar, pero ignoraba que Moisés también hubiera nacido en ese mes, a modo de “y vieron que era bueno”. Esto es así porque cuando uno se fortalece en la situación más dura, obtiene las mayores Luces, denominadas “grandeza del Creador”.
Este es el sentido de la expresión “fino lino trenzado”. En otras palabras, dado que se les concedió “la senda que discurre por la escisión de un cabello”, “dos filas; seis en una fila”, resulta que “trenzado” viene de las palabras “un extraño se retiró”. Esto quiere decir que la Sitra Ajra, que es el extraño, ha sido anulada y se ha retirado pues ya ha cumplido su misión.
Resulta de esto que todos los Dinim y las contradicciones vienen solamente a enseñar la grandeza del Creador. Por lo tanto, con Jacob –que era un hombre lampiño, sin Searot–(vellos), resultaba imposible revelar la grandeza del Creador, ya que no tenía motivo ni necesidad para atraer esta Luz. Por esta razón, Jacob no estaba capacitado para recibir las bendiciones de Isaac, porque carecía de Kelim y no puede haber Luz sin un Kli. Por eso, Rebeca le sugirió que tomara las vestiduras de Esaú.
Y este es el significado del versículo que dice “y su mano se había aferrado al talón de Esaú”. Esto quiere decir que aunque no tuviera pelo, lo tomó de Esaú. Esto es lo que vio Isaac, y dijo: “las manos, son las manos de Esaú; pero la voz, es la voz de Jacob”. Dicho de otro modo, a Isaac le agradó la corrección que había realizado Jacob, y mediante ello fueron construidos sus Kelim para las bendiciones.
Esta es la razón por la cual necesitamos un mundo tan grande con tantas personas, para que cada uno esté incorporado en su amigo. De esto se deduce que cada individuo se encuentra incorporado con los pensamientos y deseos del mundo entero. Por eso se dice que cada persona es un pequeño mundo. A esto también se refiere la expresión “No redimido”. Esto significa que cuando uno aún no se ha purificado, “toma su parte, y la de su amigo en el infierno”. Quiere decir que está incorporado del infierno de su amigo. Es más, aun cuando uno ya haya corregido su propia parte del infierno, si no ha corregido la parte de su amigo, o sea, la parte en la que se incorporada en el mundo, todavía no podrá considerarse completo.
Ahora comprendemos que, aunque Jacob fuera lampiño, sin Searot, aún se aferrara al talón de Esaú. Significa que toma los Searot al incorporarse con Esaú. Por lo tanto, cuando uno logra corregirlos, toma la parte de su amigo en el Cielo. Esto se refiere a la medida de la grandeza de la Luz Superior que ha extendido sobre los Searot de las gentes. Obtiene esta recompensa aunque la masa del público aún no pueda recibirla por no estar debidamente preparada para ello.
Ahora podemos entender la discusión de Jacob y de Esaú. Esaú dijo “Yo tengo suficiente”, y Jacob dijo “Yo tengo todo”, es decir, “dos filas; seis en una fila”, que implica dentro de la razón, y por encima de la razón, que es el deseo de recibir y la Luz de Dvekut (adhesión).
Esaú dijo “Yo tengo suficiente”, que corresponde a una Luz que entra en los Kelim de recepción, dentro de la razón. Jacob declaró que tenía todo, esto es, ambos discernimientos. En otras palabras, está usando los Kelim de recepción, y también tiene la Luz de Dvekut.
Este es el significado de la muchedumbre que hizo el becerro y que dijo: “Este es tu dios, Israel”, sugiriendo Éleh (Estos) sin el Mi (Quién); es decir, solo deseaban conectarse con el “Éleh” y no con el “Mi”. Esto significa que no deseaban ambos, Mi y Éleh, los cuales juntos forman el Nombre Elokim (Dios), que implica suficiente y todo. Esto es lo que no quisieron.
Este es el sentido de los querubines, que son Kravia y Patia. Un querubín en un extremo, que corresponde al discernimiento de “suficiente”; y un querubín en el otro extremo, que corresponde al discernimiento de “todo”. A esto también se refiere “la Voz hablándole de entre los dos querubines”.
Pero, ¿cómo puede ser posible? Después de todo son extremos, opuestos entre sí. Aun así, tuvo que hacer un Patia (tonto) y así recibir. Esto se denomina “por encima de la razón”, porque hace lo que se le dice, aunque no comprenda nada de lo que se le esté diciendo.
En lo referente al “todo”, llamado “por encima de la razón”, uno debe tratar de trabajar con alegría, pues a través de la alegría aparece la verdadera medida del todo. Si uno no siente alegría, tendrá que apenarse por no tenerla, ya que este es el principal campo de trabajo; en otras palabras, descubrir la alegría por trabajar por encima de la razón.
Por ende, cuando uno no se deleita con este trabajo, debe afligirse por ello. Y este es el significado del texto que dice “cuyo corazón lo lleva a querer”, lo cual significa estar dolorido y atormentado por no sentir regocijo en esta labor.
Este es también el sentido de “Porque serviste al Señor, tu Dios, con alegría a razón de todas las cosas”. En vez de eso, dejaste el todo y solo tomaste lo suficiente. Por lo tanto, al final te encontrarás muy abajo y sin nada, es decir, también perderás lo suficiente. Pero en la medida en que uno tenga el “todo”, y sienta alegría, al mismo grado se le concederá lo “suficiente”.
De acuerdo con esto debemos interpretar “las mujeres llorando por Tamuz” (Ezequiel 8). Rashi interpreta esto diciendo que ellas eran idólatras, que él tenía plomo en los ojos, y que ellas lo estaban calentando para derretir el plomo de los ojos. Aquí debemos interpretar el llanto como que no sentían regocijo porque había polvo en los ojos. El polvo es Bejiná Dálet (la cuarta fase), es decir, el Reino de los Cielos, que es fe por encima de la razón.
Este discernimiento tiene forma de polvo, en el sentido de que no es importante. Y este trabajo sabe a polvo, lo cual significa que es tan poco trascendente como el polvo. La alegoría acerca de las mujeres que lloran por Tamuz sugiere que queman esta idolatría para que, con la alta temperatura, el polvo pueda separarse y salir del plomo. Esto implica que están llorando por el trabajo que les fue dado, para creer en Su Providencia benevolente por encima de la razón; mientras que estando dentro de la razón, solo consiguen ver contradicciones en Su Providencia. Este es el trabajo de Kedushá; y quieren quitar el polvo, es decir, el trabajo por encima de la razón, llamado “polvo”. No obstante, los ojos, llamados “vista”, implican el hecho de ver Su Providencia estando dentro de la razón. Y esto recibe el nombre de “idolatría”.
Esto es semejante a una persona cuyo oficio es fabricar utensilios y vasijas de tierra, que trabaja haciendo utensilios de arcilla. Los pasos son que, en primer lugar, debe hacer las bolas de arcilla, luego las corta y hace agujeros en ellas. Y cuando su hijo pequeño ve lo que su padre está haciendo, exclama: Padre, ¿por qué estás estropeando las bolas que has hecho?” El hijo no comprende que el objetivo principal del padre es hacer esos agujeros, ya que solo estos pueden convertirse en receptáculos; y el hijo desea tapar los agujeros que el padre hizo en las bolas de arcilla.
Lo mismo sucede aquí. Este polvo dentro de los ojos bloquea la visión, de modo que dondequiera que mire, verá contradicciones en la Providencia. Sin embargo, esto representa el Kli entero por medio del cual puede descubrir las chispas de amor incondicional, llamadas “regocijo de Mitzvá”. Acerca de esto se dice: “De no haber recibido ayuda del Creador, él no lo hubiera logrado”. Esto quiere decir que si el Creador no le hubiera transmitido estos pensamientos, no hubiera podido obtener exaltación alguna.
Lo escuché el 4 de Trumá, 10 de febrero de 1943
Destino es un despertar que viene de Arriba, cuando no hay ayuda alguna de parte del inferior. Este es el sentido de “lanzar Pur”, que se refiere al destino. Hamán acusaba y decía: “tampoco observan ellos las leyes del rey”.
Esto significa que la esclavitud comienza para el trabajador en un estado de “Lo Lishma” (no en nombre de la Torá), es decir, para recibir beneficio propio. Por ende, ¿por qué se les ha entregado a ellos la Torá? Porque después se les concede el estado de Lishmá (en nombre de la Torá) y con ello, las Luces y el alcance superior.
Entonces aparece el acusador diciendo: “¿Por qué se les conceden estas cosas tan sublimes que no esperan y por las que ni siquiera han trabajado, estando, por el contrario, todos sus pensamientos y metas dirigidos hacia cosas que solo concernían sus necesidades personales, o sea, Lo Lishmá?”. Este es el sentido de “Los malvados podrán prepararlo, pero los justos lo vestirán”.
Esto quiere decir que antes se encontraba trabajando a nivel de malvado, es decir, Lo Lishmá, solo en beneficio del receptor. Luego es recompensado con Lishmá, esto es, que todo el trabajo entra en el dominio de la Kedushá (Santidad), es decir, todo es para otorgar. Este es el sentido de “los justos lo vestirán”.
Este es el significado de Purim, como en Yom Kipurim (Día del Perdón). Purim es un despertar que viene de Arriba, y Yom Kipurim es un despertar que viene de abajo, esto es, a través del arrepentimiento. No obstante, ahí también hay un despertar de Arriba, que corresponde a los destinos, habiendo allí un destino para el Señor, y el otro para Azazel. Y el Creador es el que comprueba.
Lo escuché
Todo eso agrada al espíritu de la gente. Él se planteó: “Hemos visto que los más grandes y renombrados estaban en desacuerdo. Por lo tanto, el espíritu de la gente no se encuentra a gusto con esto”.
Él respondió que no dijeron “toda la gente”, sino “el espíritu de la gente”. Esto significa que solamente los cuerpos son los que están en desacuerdo, es decir, cada uno de estos está trabajando con el deseo de recibir.
Sin embargo, “el espíritu de la gente” ya es espiritualidad; y “agrada”, pues el justo que atrae la abundancia, lo hace para la generación entera. Y solo quienes aún no han revestido su espíritu, no pueden alcanzar y sentir la abundancia que atrae este justo.
Lo escuché después de Shabat VaYkrá, 20 de marzo de 1943
Lo más importante es no desear nada más que otorgar a causa de Su grandeza, porque todo tipo de recepción es deficiente. Es imposible escapar de recibir; solo podemos tomar el extremo opuesto, que es el otorgamiento.
La fuerza motriz, esto es, la fuerza que es extendida y que obliga a trabajar, es solo Su grandeza. Uno debe pensar que, al fin y al cabo, debe haber esfuerzo y trabajo; pero a través de estas fuerzas, uno puede obtener cierto grado de beneficio y placer. En otras palabras, uno puede satisfacer con su trabajo y con su esfuerzo a su limitado cuerpo, el cual puede ser como un invitado pasajero o como un compañero eterno, esto es que sus energías duran por toda la eternidad.
Esto se parece a una persona que tiene el poder de construir un país entero, pero solamente construye una cabaña que termina siendo destruida por un viento fuerte. Vemos que todas sus energías han sido invertidas en vano. Sin embargo, si uno permanece en Kedushá (Santidad), entonces todas sus energías se quedan en la eternidad. Solo a través de esto debe uno recibir la base para el trabajo, y todas las demás bases están descalificadas.
La fuerza de la fe es suficiente para que uno pueda trabajar en forma de otorgamiento. Esto quiere decir que puede creer que el Creador acepta su trabajo, aunque a uno no le parezca que su trabajo sea tan importante. No obstante, el Creador acepta todo. Si uno atribuye el trabajo a Él, Él lo recibe de buena gana y acepta todos sus trabajos, sin importar cómo estos sean.
De este modo, si uno desea usar la fe a modo de recepción, entonces esta no es suficiente para él. Significa que en ese momento duda de la fe. La causa es que la recepción no constituye la verdad, pues, de hecho, uno no obtiene nada de esa labor. Solamente el Creador será quien reciba de su labor.
Por lo tanto, sus dudas son fundadas. Dicho de otro modo, estos pensamientos ajenos, que surgen en su mente, son argumentos ciertos. Pero si uno desea valerse de la fe para andar por la senda del otorgamiento, ciertamente no tendrá dudas en la fe. Si tiene dudas, entonces debe saber que, quizás, no desea realmente recorrer la senda del otorgamiento, ya que para el otorgamiento basta la fe.
Lo escuché en 1943
“El Señor es tu sombra”. Si uno piensa, el Creador también piensa en él. Y cuando el Creador piensa, se denomina “la montaña del Señor”. Este es el significado de “¿Quién subirá a la montaña del Señor, y quién permanecerá en Su sagrado sitio? Aquel que está limpio de manos”. Este es el sentido de “Y las manos de Moisés le pesaban”, “y puro de corazón”, refiriéndose al corazón.
Lo escuché en 1943
En el versículo “No moriré, sino que viviré”, para que uno pueda alcanzar la verdad, debe estar en la sensación de que si no la alcanza, se sentirá como si estuviera muerto. Esto se debe a que desea vivir. Y significa que el versículo: “No moriré, sino que viviré” se refiere a aquel que desea alcanzar la verdad.
Este es el significado de “Yoná Ben Amitay”. “Yoná” (Jonás) proviene de la palabra hebrea Honaá (fraude); y Ben (hijo) proviene de la palabra hebrea Mevín (entiende). Uno entiende porque siempre analiza la situación en la que se encuentra y ve que se ha engañado a sí mismo, y que no está caminando por la senda de la verdad.
Esto se debe a que la verdad significa otorgar, es decir, Lishmá (en nombre de la Torá). Lo contrario a esto son el fraude y el engaño, es decir, solamente recibir, que es Lo Lishmá (no en nombre de la Torá). De este modo, uno luego obtiene “Amitay”, que proviene de la palabra “Emet” (verdad).
Este es el sentido de “tus ojos son como palomas”. Einaim (ojos) de Kedushá (Santidad), llamados “Einaim de la sagrada Shejiná (Divinidad), son Yonim (palomas). Somos engañados y pensamos que ella no tiene Einaim, como está escrito en el sagrado Zóhar, “Una bella doncella sin ojos”.
Lo cierto es que, quien es recompensado con la verdad, ve que ella tiene ojos. A esto se refiere el versículo: “Una novia cuyos ojos son bellos, no hay necesidad de examinar su cuerpo entero”.
Lo escuché en Shabat Terumá, 5 de marzo de 1949, en Tel Aviv
“El Señor es excelso, y los inferiores lo verán”. ¿Cómo puede haber equivalencia con el Creador si el hombre es el que recibe y el Creador es el que da? A esto, responde el versículo: “El Señor es excelso, y los inferiores...”
Si uno se anula, no tiene autoridad que lo separe del Creador. En ese estado uno “verá”, esto quiere decir que se le impartirá Mojin de Jojmá, “y al altanero, Él lo reconoce desde lejos”. No obstante, el orgulloso, aquel que se siente dueño de sí mismo, se encuentra distanciado, pues carece de equivalencia con Él.
No se considera inferioridad al hecho de rebajarse ante los demás. Esto es humildad, y con ella se obtiene sensación de plenitud. Inferioridad, muy al contrario, significa que el mundo lo desprecia a uno. Precisamente cuando las personas desprecian, esto se considera inferioridad. En ese instante uno no siente plenitud alguna, pues es ley que aquello que uno piensa, le afecta.
Por lo tanto, si la gente lo considera, él se siente pleno; y aquellos a quienes los demás desprecian, se sienten despreciables.
Lo escuché en 1943
Está escrito “El Señor es excelso, y los despreciables lo verán”, pues solo los más bajos pueden ver la grandeza. Las letras Yakar (preciado) son las mismas letras de Yaquir (conocerá). Esto significa que uno conoce la grandeza de algo en la medida que lo considere preciado.
Uno se impresiona de algo según su importancia. La impresión nos lleva a sentir en el corazón, y según la medida de importancia que concedamos, en esa misma proporción nacerá la alegría en nosotros.
De esta forma, si uno reconoce su bajeza, en el sentido que no es más privilegiado que sus contemporáneos, es decir, que uno ve que hay muchas personas en el mundo a las que no se les ha dado la fuerza para realizar la sagrada labor aun de la manera más simple, incluso sin la intención y en “Lo Lishmá” (no en nombre de la Torá), o incluso en Lo Lishmá de Lo Lishmá, e incluso en la preparación de la preparación del revestimiento de la Kedushá (Santidad), mientras que a uno se le ha impartido el deseo y el pensamiento para poder llevar a cabo la sagrada labor aunque sea de vez en cuando y de la manera más simple posible, entonces puede apreciar la importancia de esto de acuerdo a la importancia que le atribuye a la sagrada labor, y en esa medida debe dar sus alabanzas y agradecimiento por ello, pues es cierto que no podemos apreciar la importancia de poder a veces guardar las Mitzvot (preceptos) del Creador, incluso sin una intención. En ese estado uno llega a sentir júbilo y alegría en el corazón.
A través de la alabanza y la gratitud que uno manifiesta, se expanden las sensaciones, y de esta forma uno se maravilla por cada punto de la sagrada labor, y sabe para quién está realizando su trabajo; y de este modo remonta cada vez más alto. Este es el sentido de lo que está escrito: “Te agradezco por la gracia que Tú me has concedido”. Es decir, por el pasado. Y así, uno puede decir con seguridad de sí mismo, y de hecho lo dice: “Y por la que Tú me concederás en el futuro”.
Lo escuché el 5 de Av, 25 de julio de 1944, durante una comida festiva con motivo de la conclusión de la parte de El Zóhar
El tema de las cosas que salen del corazón, entran al corazón, entonces, ¿por qué vemos que, incluso si las cosas ya han entrado al corazón, aun así uno cae del grado en que se encuentra?
El hecho es que cuando uno escucha de su maestro las palabras de la Torá, inmediatamente está de acuerdo con él y resuelve observar las palabras de su maestro con el alma y el corazón. Pero más tarde, cuando sale al mundo, ve, codicia y se le adhieren muchos deseos que deambulan por el mundo; y su mente, su voluntad y su corazón quedan anulados ante la mayoría.
Mientras no tenga poder para juzgar al mundo en escala de mérito, estos deseos lo vencerán y él se mezcla con sus deseos y es conducido como una oveja al matadero. No tiene elección y está obligado a pensar, a desear, anhelar y exigir todo lo que la mayoría reclama. Entonces elige sus pensamientos ajenos y sus indeseables gustos y pasiones que son ajenos al espíritu de la Torá. En ese estado, no tiene la fuerza suficiente para sobreponerse a la mayoría.
En cambio, solo hay un consejo útil aquí, que es aferrarse a su maestro y a los libros. Esto es conocido como “De boca de los libros y de boca de los autores”. Solo aferrándose a ellos puede hacer que su mente y su voluntad cambien a mejor. Sin embargo, ningún argumento o filosofías ingeniosas le servirá para cambiar su razonamiento, sino solo el remedio de la adhesión, pues representa una virtud maravillosa, ya que la adhesión lo reforma.
Solo cuando uno se encuentra dentro de la Kedushá (Santidad) puede argüir consigo mismo y evitar las bonitas e ingeniosas filosofías, sobre cómo su razonamiento siempre le exige andar por la senda del Creador. Pero debe saber que, aunque sea sabio y tenga certeza de poder utilizar este ingenio para vencer al Sitra Ajra, debe tener en mente que esto será inútil.
Esta no es un arma que sirva para ganar la guerra contra el instinto, pues todos estos conceptos no son sino una consecuencia que ha adquirido tras la mencionada adhesión. Dicho de otro modo, todos los conceptos, sobre los cuales construye su estructura, y para lo cual uno siempre debe seguir la senda del Creador, forman el fundamento que es la adhesión con su maestro. Así, si pierde esta base, todos los conceptos son inútiles, pues carecen de cimientos.
Por lo tanto, uno no debe fiarse de su propio intelecto, sino volver a adherirse a los libros y los autores, pues solamente esto puede ayudarle; ni el ingenio ni el intelecto, por ser ambos carentes de vida.
Lo escuché el 5 de Av, 25 de julio de 1944, durante la conclusión de El Zóhar
Está escrito: “Quienes aman al Señor, detestan el mal, etc.; y los librará del poder de malvados. Y cuestiona: ¿Cuál es la relación entre “detestan el mal” y “Él los librará del poder de malvados”?
Para entender esto debemos primero traer a colación las palabras de nuestros sabios: “El mundo no fue creado sino para quienes son totalmente justos o para quienes son totalmente malvados”. Él pregunta: ¿Vale la pena crear el mundo para los totalmente malvados, y no para aquellos que no son totalmente justos?.
Él contesta: desde la perspectiva del Creador, no hay nada en el mundo que tenga dos significados. Esto solo ocurre solamente desde la perspectiva de los receptores, es decir, según la sensación de los que reciben. Esto significa que los que reciben pueden sentir un buen sabor en el mundo o un terrible sabor amargo, pues cada acto que hacen lo calculan de antemano, porque ninguna acción es llevada a cabo sin un propósito. Pueden desear mejorar su situación presente o perjudicar a alguien, pero las pequeñas cosas no ameritan un operador determinado.
Por lo tanto, aquellos que aceptan los modos de según los cuales del Creador dirige al mundo, determinan si es bueno o malo dependiendo de cómo se sientan. Por eso, “quienes aman al Señor”, quienes comprenden que el propósito de la Creación es beneficiar a Sus creados, entienden que, para llegar a sentirlo, es necesario alcanzar la adhesión y la proximidad al Creador.
De este modo, si perciben cierta lejanía de parte de Él, lo denominan “malo”. En ese estado, uno se considera malvado, ya que un estado intermedio sería irreal. Dicho de otra forma, o bien uno siente la existencia del Creador y Su Providencia, o bien uno imagina que “la Tierra ha sido entregada al poder de los malvados”.
Dado que uno siente que es una persona veraz, es decir, que no puede engañarse diciéndose que siente algo cuando en realidad no lo siente, de inmediato comienza a implorarle misericordia al Creador para que lo libere de la red de la Sitra Ajra y de todos los pensamientos ajenos. Al suplicar de manera sincera, el Creador escucha la plegaria (y quizás este sea el significado de “El Señor está cerca de todos aquellos que lo invocan con sinceridad”). En ese momento, “Él los librará del poder de malvados”.
Mientras uno no sienta su verdadero ser, es decir, la medida de su propia maldad a un nivel suficiente como para despertar e implorar al Creador dada la aflicción que siente al reconocer su maldad, no podrá merecer ser redimido. Esto se debe a que aún no ha encontrado el Kli (vasija) para que su rezo sea escuchado, llamado “desde lo más profundo del corazón”. Esto se debe a que uno aún cree que existe algo de bien en él. Esto quiere decir que aún no ha descendido hasta lo más profundo de su corazón, donde todavía cree que tiene algo de bien, y no percibe con qué amor y temor se relaciona se refiere a la Torá y las Mitzvot; y por eso no ve la verdad.
Lo escuché el 17 de Siván, 2 de junio de 1931
En el versículo: “quienes aman al Señor, aborrecen el mal; Él guarda las almas de Sus seguidores, Él los libra del poder de los malvados”, interpreta que no es suficiente amar al Creador y desear alcanzar la adhesión a Él, sino que uno también debe aborrecer el mal.
El asunto del odio se manifiesta en el odio al mal, denominado “deseo de recibir”. Y uno ve que no tiene forma de librarse de él, y al mismo tiempo, rehúsa aceptar esa situación. Y uno siente las pérdidas que le ocasiona el mal, y también ve cuál es la verdad, que no puede anular ese mal por sí mismo, ya que se trata de una fuerza natural que nos llega del Creador, que dejó impreso en el hombre el deseo de recibir.
El verso nos dice qué puede uno hacer, esto es, aborrecer el mal. Y de esta forma el Creador lo guardará del mal, tal como está escrito: “Él Él guarda las almas de Sus seguidores”. ¿Qué quiere decir guardar? “Él los libra del poder de los malvados”. En ese estado uno ya puede considerarse afortunado, pues ya tiene cierto grado de contacto con el Creador, aunque sea el grado más mínimo.
De hecho, la cuestión del mal permanece y le sirve a uno como Ajoraim (parte posterior) del Partzuf. Pero esto es solo mediante su corrección ya que al sentir un verdadero desprecio por el mal, este es corregido y asume la forma de Ajoraim. El aborrecimiento aparece si uno desea lograr la adhesión con el Creador, entonces, se comporta según una conducta acostumbrada entre los amigos:, es decir, que si dos personas descubren que cada una aborrece lo mismo que su amigo, y ama lo mismo que su amigo ama, entonces alcanzan una unión perpetua, como una estaca que no se caerá jamás.
Por lo tanto, dado que el Creador ama otorgar, los inferiores también deben adoptar el deseo único de otorgar. El Creador, además, detesta ser receptor, pues Él es absolutamente pleno y no carece de nada. Por ende, el hombre también debe detestar lo relativo a la recepción en beneficio propio.
De lo anterior resulta que uno debe odiar profundamente el deseo de recibir, pues todos los desastres del mundo provienen únicamente del deseo de recibir. Y al aborrecerlo, uno lo corrige y se rinde ante la Kedushá (Santidad).
Lo escuché en Shvat, el 6 de febrero de 1941
La Torá recibe el nombre de Lishmá (en su nombre) principalmente cuando uno estudia para saber claramente dentro de la misma razón, y sin la más mínima duda de que existe un juez y que existe un juicio. Que existe un juicio significa que uno ve la realidad tal como esta se presenta ante nuestros ojos. Es decir, que cuando trabajamos de acuerdo a la fe y el otorgamiento, vemos que estamos creciendo y ascendiendo a diario, puesto que notamos cada vez un cambio para bien. Por el contrario, cuando trabajamos en forma de recepción y conocimiento, vemos que cada día decaemos hasta la máxima bajeza que existe en la realidad.
Cuando examinamos estos dos estados, vemos que existen un juicio y un juez. Esto se debe a que, cuando no seguimos las leyes de la verdad de la Torá, somos castigados de inmediato. En esa situación vemos que existe un juicio justo. En otras palabras, vemos que esta es la mejor manera, y la más apropiada, de alcanzar la verdad.
Esto significa que el juicio es justo, que solo así podemos alcanzar la meta en su integridad, para entender dentro de la razón, con total y absoluta comprensión que no hay nada más elevado, que solo por medio de fe y otorgamiento podemos alcanzar este propósito.
Así, si uno estudia con este fin: el de entender que existe un juicio y que existe un juez, se le llama Torá Lishmá (en beneficio del Creador). Este es también el sentido de lo que dijeron nuestros sabios: “Grande es el estudio que guía hacia la acción”.
Supuestamente debería haber dicho “que lleva hacia acciones”, es decir, a poder llevar a cabo muchos actos, en plural y no en singular. Pero lo cierto es que, como ya lo hemos mencionado antes, el estudio debe darle a uno solamente fe, y la fe recibe el nombre de Mitzvá (mandamiento), lo cual juzga al mundo entero a favor.
La fe también es llamada acción, pues es común que quien lleva a cabo una acción, antes de ello, debe haber tenido una razón que le empuja a realizarla dentro de la razón , que eses una correlación entre la mente y la acción.
No obstante, cuando algo está por encima de la razón, que la razón nos impide llevarlo a cabo, entonces, uno debe decir que no hay ninguna razón implícita en ese acto, sino meramente un acto. Este es el significado de “Bienaventurado es quien realiza una Mitzvá, pues se ha sentenciado a sí mismo en balanza de mérito”. A esto se refiere el dicho “Grande es el estudio que guía hacia la acción”, es decir, a un acto sin razón denominado “por encima de la razón”.
Lo escuché el 23 de Jeshván, 9 de noviembre de 1944
Cuando uno se siente en un estado de ascenso, que está exaltado, cuando siente que no tiene otro deseo salvo la espiritualidad, es bueno reflexionar acerca de los secretos de la Torá para alcanzar su interioridad. Incluso si uno ve que a pesar de sus esfuerzos no consigue entender nada, de todas formas vale la pena reflexionar acerca de los secretos de la Torá, incluso cien veces en una sola cosa. Uno no debe desesperarse y decir que es inútil , puesto que no logra entender nada. Esto es así por dos razones:
1. Cuando se estudia algún tema y se ansía entenderlo, dicha ansia recibe el nombre de “plegaria”. Esto se debe a que una plegaria representa una carencia, es decir, uno anhela aquello que le hace falta y que el Creador colme su deseo.
El grado de la plegaria se mide por el anhelo, ya que cuanto más necesitamos una cosa, mayor es el anhelo de ella, pues la medida del anhelo se corresponde con la medida de la necesidad.
Existe una norma que dice que, donde uno invierte mayor esfuerzo, dicho esfuerzo incrementa la carencia, y uno quiere recibir llenado para su carencia. Una carencia se llama “plegaria”, el trabajo del corazón, ya que “el Misericordioso quiere los corazones”.
Resulta que es entonces cuando uno puede ofrecer una plegaria verdadera, porque cuando uno estudia las palabras de la Torá, el corazón debe estar libre de los demás deseos y debe dar a la mente la fuerza necesaria para que pueda pensar y analizar. Si no hay deseo en el corazón, la mente no puede analizar, como dijeron nuestros sabios: “Uno siempre aprende allí adonde su corazón desea”.
Para que su rezo sea aceptado, debe haber una plegaria integra. Por lo tanto, cuando uno analiza a fondo, obtiene como resultado una plegaria integra., y su plegaria puede ser aceptada, pues el Creador escucha las plegarias. Pero hay una condición: la oración debe ser íntegra y no tener otras cosas mezcladas en medio.
2. La segunda razón es que, en ese momento, debido a que en cierta medida uno se desprende de lo material y está más próximo a la cualidad de otorgamiento, es el tiempo más adecuado para conectarse con el interior de la Torá, que se manifiesta solamente a aquellos que están en equivalencia con el Creador. Ya que la Torá, el Creador e Israel son Uno. No obstante, cuando uno se encuentra en un estado de auto recepción, pertenece a la externalidad y no a la interioridad.
Lo escuché en 1945
En lo referente a Lishmá (en nombre de la Torá), para que una persona obtenga Lishmá, necesita del despertar desde Arriba, porque es una iluminación desde el Cielo, y no puede ser comprendido por la mente humana. En cambio, el que lo prueba, sabe. Al respecto está escrito: “Probad y ved que el Señor es bueno”.
Por eso, cuando uno acepta para sí la carga del Reino de los Cielos, necesita encontrarse en total plenitud, es decir, solo otorgar y no recibir nada. Si uno siente que sus órganos no están de acuerdo con esto, no tiene más remedio que comenzar a rezar y volcar su corazón por entero al Creador, para que le ayude a que su cuerpo acepte someterse a Él.
Y que no se diga que si Lishmá es un obsequio de Arriba, entonces, ¿qué sentido tienen su superación y su trabajo, y todas las virtudes y correcciones que uno lleva a cabo para poder llegar a Lishmá, si todo depende del Creador? Sobre esto, dijeron nuestros sabios: “No son libres de escapar de esto”. Por el contrario, uno debe dar el despertar desde abajo, y eso se considera plegaria. No puede haber una plegaria genuina si uno no sabe de antemano que no puede alcanzar absolutamente nada sin ella.
Por lo tanto, los actos y virtudes que realiza para conseguir Lishmá, van formando en él las vasijas corregidas que desearán recibir el “Lishmá.” Entonces, después de todos los actos y virtudes, podrá elevar una auténtica plegaria, pues ya habrá visto que todos sus actos no le han ayudado de nada. Solo entonces podrá elevar una plegaria verdadera desde lo más profundo de su corazón, y entonces el Creador escuchará su plegaria y le concederá el regalo de Lishmá.
También debemos saber que al obtener Lishmá, uno da muerte al instinto del mal, porque la inclinación al mal se denomina recibir en beneficio propio. Y al alcanzar la intención de otorgar, uno suprime la auto-gratificación. Y la muerte significa que uno ya no utiliza más sus vasijas de recepción para sí mismo. Y como estas ya no están activas, se las considera muertas.
Si uno tomara en cuenta lo que recibe por su trabajo bajo el sol, vería que no es tan difícil subordinarse al Creador por dos razones:
- Le guste o no, o sea, quiera o no, de todas formas uno debe esforzarse en este mundo.
- Incluso durante el trabajo, si uno trabaja Lishmá, recibe placer del trabajo en sí.
Así lo afirma el Predicador de Dubna respecto al versículo “Y no me invocaste a Mí, Yaakov; pues de Mí te cansaste, Israel”. Significa que aquel que trabaja para el Creador no realiza esfuerzo alguno. Por el contrario, siente placer y exaltación
Pero aquel que no trabaja para el Creador, sino en favor de otras metas, no puede reclamarle a Él por no proporcionarle vitalidad para trabajar, pues se encuentra trabajando para otra meta. Uno solamente puede reclamar a aquel para quien trabaja, y reclamarle que le proporcione vitalidad y placer durante su trabajo. De una persona tal, se dice: “Todo aquel que confíe en ellos será como aquellos que los hicieron”.
Y no es necesario preguntar por qué cuando uno asume la carga del Reino de los Cielos, es decir, cuando desea trabajar con el fin de otorgar al Creador, puede que todavía no sienta vitalidad alguna, y esta vitalidad podría obligarlo a aceptar la carga del Reino de los Cielos. En cambio, uno debe aceptarla contra su voluntad y no en beneficio propio. Esto significa que el cuerpo no acepta esta sumisión, ¿por qué el Creador no lo colma de vitalidad y de placer?
La razón es que esta es una gran corrección. De no haber sido por eso, y si el deseo de recibir hubiera accedido a esta tarea, uno jamás habría conseguido obtener Lishmá. Por el contrario, hubiera continuado trabajando siempre para su beneficio personal, para satisfacer sus propios deseos. Es tal como dice la gente: el mismo ladrón grita “Atrapen al ladrón”, y de esta forma no podemos identificar cuál es el verdadero ladrón, para atraparlo y restituir lo robado.
Pero aunque el ladrón, que es el deseo de recibir, no encuentre sentido en el trabajo de aceptar la carga del Reino de los Cielos, dado que el cuerpo se puede habituar a trabajar en contra de su propia voluntad, tiene los medios con los que llegar a trabajar solo con la intención de satisfacer a su Creador, pues su única intención debería ser solamente para el Creador. Así es como está escrito: “Entonces te deleitarás en el Señor”. De este modo, cuando él sirvió al Creador anteriormente, no sintió ningún placer por su trabajo. Más bien hizo su trabajo forzadamente.
No obstante, ahora que se ha acostumbrado a trabajar para otorgar, es recompensado con el deleite en el Creador, y el propio trabajo le proporciona placer y vitalidad. Y en este caso se considera que, también el placer, está dirigido específicamente hacia el Creador.
Lo escuché en 1943, Jerusalén
El sagrado Zóhar dice que el Creador detesta los cuerpos. Debemos interpretar que esto se refiere al deseo de recibir, llamado cuerpo. El Creador creó Su mundo en Su gloria, según está escrito: “Todo aquel que es llamado por Mi Nombre, a quien Yo he creado para Gloria Mía, Yo lo he formado, lo he hecho”.
Por lo tanto, esto se opone al argumento que esgrime el cuerpo y que dice que todo es para él, para su propio beneficio, mientras que el Creador dice lo contrario: que todo debe ser para beneficio de Él. Por eso, explicaron nuestros sabios que el Creador dice: “él y Yo no podemos habitar en la misma morada”.
Resulta que el principal agente separador que nos impide estar adheridos al Creador, es el deseo de recibir. Se hace palpable cuando llega la maldad, es decir, cuando viene el deseo de recibir y pregunta: ¿por qué deseas trabajar en beneficio del Creador? Nosotros creemos que habla como lo hacen los humanos, y que desea entender con el intelecto. Sin embargo, esto no es cierto, ya que no pregunta para quién está trabajando uno, que es, ciertamente, un argumento racional que se despierta en quien hace uso del intelecto.
En cambio, el argumento de la maldad es un cuestionamiento físico, es decir, pregunta lo siguiente: “¿Qué pretendes con este trabajo?”. En otras palabras, ¿qué provecho obtendrás a cambio del esfuerzo que estás realizando? Con esto quiere decir: Si no estás trabajando para ti mismo, ¿qué ganará con todo esto el cuerpo, llamado “deseo de recibir para uno mismo?”.
Dado que se trata de un argumento corporal, la única respuesta válida también debe ser corporal: “Desafiló sus dientes, y de no haber estado allí, no habría sido redimido”. ¿Por qué? Porque el deseo de recibir para uno mismo no obtiene redención, ni siquiera en tiempo de redención. Eso se debe a que esta llegará cuando todas las ganancias entren a los Kelim (vasijas) de otorgamiento, y no a los Kelim de recepción.
El deseo de recibir para sí mismo debe permanecer siempre carente, ya que llenar el deseo de recibir significa la misma muerte. La razón de esto es que la creación fue principalmente para Su gloria, (y esto es una respuesta a lo que está escrito: que Su deseo es beneficiar a Sus creados, y no a Sí Mismo). Esto significa que la esencia de la creación es revelar a todos que el propósito de la creación es beneficiar a Sus creados. Concretamente, cuando uno declara que fue creado para honrar al Creador. En ese momento, en esas vasijas se revela el propósito de la creación: beneficiar a Sus creados.
Por eso, uno siempre debe examinarse a sí mismo y analizar el propósito de su trabajo, es decir, si el Creador recibe satisfacción de cada acción que uno ejecuta, porque desea alcanzar la equivalencia de forma, lo cual se llama: “Todas tus acciones serán en nombre del Creador”. Y quiere decir que desea que el Creador disfrute todo lo que uno haga, tal como está escrito: “Complacer a su Hacedor”.
Además, uno necesita conducirse con el deseo de recibir, y decirle: “Ya he decidido que no quiero recibir más placer porque tú desees disfrutar. Porque con tu deseo me veo forzado a separarme del Creador, pues la disparidad de forma provoca separación y distanciamiento de Él”.
Debido a que uno no puede liberarse de la dominación del deseo de recibir, y por eso está siempre en ascensos y descensos, su esperanza. Por ello, uno espera que el Creador, le abra los ojos y pueda tener la fuerza de sobreponerse y trabajar únicamente en beneficio de Él. Esto es lo que está escrito: “Una cosa he pedido al Señor, y esta buscaré”. Cuando dice “esta” se refiere a la sagrada Shejiná (Divinidad). Y pide (Salmos 27:4) “que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida”, pues la casa del Señor es la sagrada Shejiná.
Y ahora podemos comprender lo que nuestros sabios dijeron acerca del versículo “Y tomaréis en el primer día”, esto es, el primero en el cálculo de las transgresiones. Debemos entender por qué existe regocijo si hay lugar a un cálculo de transgresiones. Dijo que debemos saber que hay una cuestión de importancia en el esfuerzo, cuando hay contacto entre el individuo y el Creador.
Esto quiere decir que uno siente que necesita al Creador, puesto que en el estado de labor ve que no hay nadie en el mundo que le pueda salvar del estado en el que se encuentra sino solo el Creador. Entonces ve que “No hay nada más que Él” que pueda salvarlo del estado en el que se encuentra y del cual no puede escapar.
Esto significa que tiene un contacto estrecho con el Creador. Y uno no sabe apreciar este contacto, es decir, debe creer que se encuentra en adhesión con Él, esto es, que todo su pensamiento esté concentrado en el Creador, es decir, que entonces Él le ayudará. De lo contrario, uno sentirá que está perdido.
Sin embargo, quien logra la Providencia particular y ve que el Creador es quien hace todo, según está escrito “Él, y solo Él, es quien hace y hará todas las acciones”, obviamente no tendrá nada que añadir, y en todo caso, no le queda lugar para elevar una plegaria pidiendo ayuda al Creador, pues ve que, incluso sin su plegaria, el Creador hace todo.
Por ende, no hay lugar para hacer buenas acciones, ya que descubre que todo es realizado por el Creador, y sin su participación. Así, en ese estado uno no necesita al Creador para que le ayude en nada. Por consiguiente, en ese momento la persona no tiene contacto con Él, no siente necesidad de Él como para verse perdida si no recibe Su ayuda.
Entonces, resulta que no tiene el contacto que tenía con Él durante la labor. Dijo que esto es comparable a una persona que se encuentra entre la vida y la muerte, y le pide a su amigo que le salve de morir. ¿De qué forma se lo pide a su amigo? Seguramente que trata de pedirle a su amigo que se apiade de él y le salve de la muerte con todos los medios que estén a su alcance. Y, por supuesto, nunca se olvida de rogar a su amigo, ya que de lo contrario, ve que perderá su vida.
Sin embargo, cuando alguien le pide a su amigo cosas lujosas, que no son tan necesarias, el solicitante no está tanto en adhesión con su amigo –para que este le dé lo que pide– hasta el punto de que desatienda la petición. Vemos, por lo tanto, que con aquellas cosas que no son de vida o muerte, el solicitante no se encuentra tan adherido al otorgante.
De este modo, cuando uno siente que debería pedir al Creador que le salve de la muerte, del estado de “los malvados en sus vidas se consideran muertos”, el contacto entre la persona y el Creador es estrecho. Por esta razón, para los hombres rectos, un lugar para el trabajo es necesitar la ayuda del Creador; de lo contrario, se encontrará perdido. Esto es lo que anhelan los justos: un lugar donde trabajar para estar en estrecho contacto con el Creador.
De esto resulta que si el Creador da lugar al trabajo, estos justos sienten gran regocijo. Por eso ellos dijeron: “primero para el cálculo de las transgresiones”. Para ellos es una alegría tener un lugar para trabajar, es decir, que ahora están necesitados del Creador y pueden entrar en estrecho contacto con Él. Esto es porque uno no puede venir al Palacio del Rey a menos que tenga algún propósito.
Este es el significado de “Y ustedes tomarán. Precisamente “ustedes”, porque todo se encuentra en las manos de Dios, excepto el temor a Dios. Dicho de otra forma, el Creador puede dar Luz de abundancia, porque esto es lo que Él tiene. Pero la oscuridad y la carencia, no están en Sus límites.
Debido a que hay una regla que dice que existe temor de Dios solo desde un lugar de carencia –que se denomina “deseo de recibir”, es decir que solo entonces tiene lugar para el trabajo – en lo que siente resistencia, y el cuerpo viene y pregunta: “¿Qué significa este trabajo?”, y uno no tiene nada qué contestar a esa pregunta. .
Luego, uno debe asumir la carga del Reino de los Cielos por encima de la razón, como un buey con su yugo y como un asno con su carga, es decir, sin discutir. En cambio, Él dijo y Su voluntad fue cumplida. A esto se le llama “vosotros”, en otras palabras, que este trabajo te pertenece sólo a ti, y no a Mí. Es decir, el trabajo que tu deseo de recibir te impone.
No obstante, si el Creador proporciona a uno cierta iluminación desde Arriba, el deseo de recibir se rinde y se anula como una vela frente a una antorcha. Y entonces uno ya no tiene labor alguna, puesto que ya no necesita aceptar sobre sí la carga del Reino de los Cielos de forma forzada, como un buey con su yugo y un asno con su carga, como está escrito en “quien ama al Señor, aborrece el mal”. Esto quiere decir que el amor de Dios se extiende solamente desde el lugar donde hay maldad. En otras palabras, en la medida que uno odia el mal, es decir, que ve cómo el deseo de recibir es un obstáculo en su intento de alcanzar la meta total, en esa misma medida, necesita obtener el amor de Dios. Sin embargo, si uno no siente que tiene maldad, no puede tener obtener el amor de Dios porque no siente necesidad de ello, pues ya ha logrado satisfacción en su trabajo.
Como ya hemos dicho, uno no debe resentirse cuando el deseo de recibir que le obstruye su labor, se torna trabajoso. Ciertamente, uno estaría más satisfecho si el deseo de recibir se ausentara del cuerpo, es decir, que provocara todos esos cuestionamientos en la persona, obstaculizando su trabajo de observar la Torá y las Mitzvot.
Pero uno debe sentir que los obstáculos del deseo de recibir en el trabajo le son enviados desde Arriba. Uno recibe la fuerza para descubrir el deseo de recibir desde Arriba porque hay lugar para trabajar precisamente cuando despierta el deseo de recibir. Entonces, uno está en estrecho contacto con el Creador para poder transformar el deseo de recibir en un deseo con el fin de otorgar. Y debe creer que esto produce satisfacción al Creador, al elevar su plegaria a Él, para que le acerque mediante la adhesión, que se denomina equivalencia de forma, la cual se discierne como la anulación del deseo de recibir para que este sea con el fin de otorgar. Al respecto, dice el Creador: “Mis hijos me han vencido”. Es decir, les he dado el deseo de recibir, y ustedes me piden, en cambio, que les dé el deseo de otorgar.
Ahora podemos interpretar lo que se menciona en la Guemará (Julin p. 7): “Cuando Rabí Pinjas Ben Yair iba a redimir a los cautivos, se encontró con el río Guinaí (nombre del río) y le dijo a Guinaí: ‘Divide tus aguas y yo pasaré a través de ti’. Este le contestó: ‘Harás la voluntad de tu Hacedor, y yo haré la voluntad del mío. Tú quizás lo hagas, quizás no; mientras que yo ciertamente lo haré’”.
Él explicó que el significado de esto es que le dijo al río, que representa el deseo de recibir, que le permitiera atravesarlo y alcanzar el grado de hacer la voluntad de Dios, es decir, hacer todo con el fin de complacer a su Hacedor. El río,el deseo de recibir, respondió que puesto que el Creador le había creado con esta naturaleza de recibir placer y deleite, no deseaba modificar esa naturaleza con la que Él lo había creado.
Rabí Pinjas Ben Yair le declaró la guerra, es decir, quiso convertirlo en el deseo de otorgar. A esto se le llama “declararle la guerra a la creación” que el Creador creó en la naturaleza, llamada deseo de recibir, y que comprende la creación entera, llamada “existencia a partir de la ausencia”.
Uno debe saber que, durante el trabajo, cuando el deseo de recibir se dirige a la persona con todo tipo de argumentos, no hay discusiones ni razonamientos alguno que puedan servir. A pesar de que uno piense que son argumentos justificados, esto no le ayudará a vencer su propio mal. Por el contrario, está escrito: “Él desafila sus dientes”. Esto significa avanzar solo por medio de acciones, y no de argumentos. Quiere decir que uno debe aumentar su poder a la fuerza. Este es el sentido de lo que escribieron nuestros sabios: “Se le obliga hasta que dice ‘yo quiero’”. Dicho de otro modo, gracias a la persistencia, el hábito se torna en una segunda naturaleza. Concretamente, uno debe intentar tener un fuerte deseo de conseguir el deseo de otorgar y sobreponerse al deseo de recibir. Un fuerte deseo quiere decir que este es medido por la proliferación de las pausas y de los descansos intermedios, esto es, los intervalos entre cada superación. A veces, en el medio, uno recibe un intervalo, es decir, un descenso. Este descenso puede ser un intervalo de un minuto, una hora, un día o un mes. Después, uno reanuda el trabajo de sobreponerse al deseo de recibir, y los intentos de alcanzar el deseo de otorgar. Un deseo se considera fuerte cuando el intervalo no le lleva un largo tiempo, sino que inmediatamente se despierta para continuar su trabajo.
Esto es similar a una persona que intenta romper una gran roca. Toma un gran mazo y golpea muchas veces durante el día entero. Pero los golpes no son contundentes. Es decir, no da cada golpe con gran impulso, sino que baja el mazo lentamente. Luego, se queja diciendo que esta tarea de romper la roca no es para él, y que hace falta ser un héroe para tener la habilidad de romper esta gran roca. Dice que no nació con tales capacidades como para poder romper la roca.
Sin embargo, aquel que levanta este gran mazo y golpea la roca con un gran impulso, y no lentamente, sino con un gran esfuerzo, logrará que la roca se rinda ante él y se rompa. A esto se refiere la frase: “así como un martillo rompe la roca”.
De igual manera, en el trabajo sagrado, que consiste en llevar los Kelim de recepción a la Kedushá (Santidad), también tenemos un gran martillo. Es decir, las palabras de la Torá que nos proporcionan buenos consejos. Pero si no es constante, y hay largas pausas en medio, uno termina abandonando la campaña y diciendo que no fue hecho para esto, sino que este trabajo requiere a alguien que haya nacido con alguna destreza especial. No obstante, uno debe creer que cualquiera puede alcanzar la meta, aunque siempre deba tratar de incrementar los esfuerzos y de ese modo, podrá romper la roca en poco tiempo.
También debemos saber que hay aquí una condición muy dura con respecto al esfuerzo para entrar en contacto con el Creador: el esfuerzo debe estar bajo la forma de elegancia. La elegancia simboliza algo que es importante para la persona. Uno no puede trabajar con alegría si la labor carece de importancia. Por lo tanto, uno debe sentir regocijo por tener ahora contacto con el Creador.
Este asunto se encuentra representado en el Etrog (citrón), que es el fruto de un árbol de Hadar (cítricos y elegancia). Está escrito que este debe estar limpio por encima de su nariz. Es sabido que aquí hay tres discernimientos: a) elegancia, b) fragancia, c) sabor.
El sabor significa que las Luces se vierten desde Arriba hacia abajo, es decir, por debajo de Pe (Boca), donde están el paladar y el gusto. Esto quiere decir que las Luces entran en las vasijas de recepción.
La fragancia significa que las Luces vienen desde abajo hacia Arriba; quiere decir que entran en las vasijas de otorgamiento, en forma de recepción y no de otorgamiento por debajo del paladar y la garganta. Esto se discierne como el dicho acerca del Mesías: “y él olerá en temor a Dios”. Se sabe que el aroma se le atribuye a la nariz.
La elegancia implica belleza, que se discierne por encima de su nariz, pues carece de fragancia. Esto significa que aquí no hay sabor ni aroma involucrados. Por lo tanto, ¿qué hay allí gracias a lo cual uno pueda subsistir? Solo hay en ello nivel de elegancia, y esto es lo que lo sostiene.
En el citrón vemos que la elegancia se manifiesta en él antes de estar apto para ser comido. Pero cuando está listo para ser comido, ya no hay belleza en él.
Esto implica sobre el trabajo de “primero contar las transgresiones”. Significa que precisamente cuando uno trabaja en la forma de “vosotros tomaréis”, es decir, el trabajo durante la aceptación de la carga del Reino de los Cielos, cuando el cuerpo se resiste a este trabajo, justamente entonces hay lugar para la alegría de la elegancia. Esto quiere decir que durante este trabajo la elegancia se hace visible, es decir, que si se alegra por su trabajo se debe a que lo considera bello y no una deshonra.
En otras palabras, a veces uno desprecia esta labor de asumir la carga del Reino de los Cielos, que es un tiempo de sensación de oscuridad, en el que descubre que nadie puede salvarlo de su estado presente salvo el Creador. Entonces acepta el Reino de los Cielos por encima de la razón, “cual un buey con su yugo y cual un asno con su carga”.
Uno debe alegrarse ahora de tener algo que dar al Creador, y el Creador disfruta que uno tiene algo para darle. Pero uno no siempre tiene la fuerza para decir que este es un trabajo bonito, llamado elegancia; y en lugar de ello, desprecia esta labor. Se trata de una condición dura para que la persona pueda decir que elige este trabajo antes que el trabajo de blancura, esto es, que no percibe el sabor de la oscuridad durante el trabajo, sino que luego siente el gusto de la labor. Significa que entonces ya no necesita trabajar para que el deseo de recibir acepte asumir el Reino de los Cielos por encima de la razón.
Si uno consigue superarse y afirmar que esta labor es placentera cuando cumple la Mitzvá (precepto) de la fe por encima de la razón, y acepta este trabajo como belleza y elegancia, esto se llama “regocijo en la Mitzvá”.
Esto quiere decir que la plegaria es más importante que la respuesta a la misma. Se debe a que en el rezo uno tiene lugar para trabajar, y necesita al Creador. Es decir, espera la misericordia del Cielo. En ese momento, está en verdadero contacto con el Creador, y entonces se encuentra en el Palacio del Rey. Pero cuando la plegaria recibe respuesta, él ya ha salido del Palacio del Rey, pues ya ha tomado lo que había pedido y ha partido.
De acuerdo con esto, debemos entender el versículo: “Tus aceites desprenden deliciosa fragancia; tu nombre es como aceite derramado”. El aceite recibe el nombre de “Luz Superior” cuando fluye. “Derramado” se refiere durante el cese de la abundancia cuando la fragancia del aceite permanece (“fragancia” quiere decir que ha quedado una Reshimó de lo que antes tenía). Mientras que la elegancia, sin embargo, es en un sitio desprovisto de todo asidero, es decir, donde ni siquiera ilumina el estado de Reshimó (reminiscencia)
Este es el asunto de Átik y AA (Árij Anpin). Durante la expansión de la abundancia, recibe el nombre de AA, que es Jojmá (sabiduría), es decir, la Providencia revelada. Átik viene de la palabra VaYeatek (trasladar), en otras palabras, la partida de la Luz, que no ilumina. Y esto recibe el nombre de ocultamiento. Este es el momento del rechazo a las vestimentas, que es el tiempo de la recepción de la corona del Rey, la cual recibe el nombre de Maljut (Reino) de Luces, considerada como Reino del Cielo.
En el sagrado Zóhar este asunto está escrito: “La sagrada Shejiná dijo a Rabí Shimon ‘no hay donde esconderse de ti’”. Esto quiere decir que incluso en el mayor de los ocultamientos en la realidad, aceptará sobre sí la carga del Reino de los Cielos con gran alegría. La razón de esto es que sigue la línea del deseo de otorgar, y así otorga lo que está en sus manos. Si el Creador le da más, él da más. Y si no tiene nada para dar, se para como una grulla y llora ante el Creador para que Él le salve de las aguas del mal. Por ende, también de este modo, está en contacto con el Creador.
El motivo de que este discernimiento reciba el nombre de Átik –pues y Átik es el grado más alto– es que cuanto más lejos de ser vestido se encuentra algo, más alto se encuentra. Uno puede ver esto en la cosa más abstracta, que es el cero absoluto, puesto que ahí la mano del hombre no llega.
Esto significa que el deseo de recibir puede aferrarse solamente allí donde haya cierto grado de expansión de la Luz. Antes de la purificación de sus Kelim (vasijas) con el fin de no mancillar la Luz, uno no está preparado para que la Luz llegue hasta él y entre en sus Kelim. Solamente cuando uno recorre el camino del otorgamiento, es decir, un lugar donde el deseo de recibir no está presente, ya sea por medio de su mente o de su corazón, la Luz podrá llegar hasta allí en total perfección. En ese caso la Luz llega a uno bajo la sensación que puede sentir la excelsitud de la Luz Superior.
No obstante, cuando uno no ha corregido sus Kelim para que estén en la intención con el fin de otorgar, y cuando la Luz llega a la forma de expansión, la Luz debe restringirse y esta ilumina solo de acuerdo a la pureza de los Kelim. Por lo tanto, en ese momento la Luz aparenta estar en absoluta pequeñez. Por ende, cuando la Luz se quita la vestidura en los Kelim, ella puede brillar en todo su esplendor y claridad, sin ningún tipo de restricción respecto al inferior.
De esto se desprende que la importancia del trabajo surge precisamente cuando uno llega a un estado de cero, es decir, cuando ve que anula su ser y su existencia por completo, pues ahí el deseo de recibir no tiene poder alguno. Solo entonces entra uno a la Kedushá. Debemos saber que “Dios ha hecho a uno en oposición al otro”. Esto significa que en la misma medida de revelación que haya en la Kedushá, se despertará la Sitra Ajra. En otras palabras, cuando uno declara “es todo mío”, es decir, que el cuerpo entero pertenece a la Kedushá, también la Sitra Ajra arguye sosteniendo que el cuerpo entero debería servir a la Sitra Ajra.
Por lo tanto, uno debe saber que cuando ve que el cuerpo afirma que pertenece a la Sitra Ajra, y grita con todas sus fuerzas las conocidas preguntas “quién” y “qué”, es una señal de estar recorriendo el camino de la verdad, esto es, que su única intención consiste en satisfacer a su Hacedor. Por ello, el principal trabajo se encuentra precisamente en ese estado.
Uno debe saber que es una señal de que este trabajo está dirigido hacia el objetivo. La señal indica que está luchando y que envía sus flechas a la cabeza de la serpiente, pues esta chilla y arguye reclamando “qué” y “quién”, es decir, “¿Qué significa para ustedes este servicio?”. En otras palabras, ¿qué ganarán trabajando solamente para el Creador y no para ustedes mismos?”. Y el argumento de “quién” significa que es el argumento de Faraón, que dijo: “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?”.
Podría decirse que el argumento de “quién” es un argumento racional. Es normal que cuando a alguien se le dice que vaya a trabajar para alguien s, pregunte “¿para quién?”. Por lo tanto, cuando el cuerpo reclama: “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?”, se trata de un argumento racional.
Sin embargo, de acuerdo con la máxima, que la razón no es un objeto en sí, sino más bien un espejo a través del cual lo que se encuentra en los sentidos también lo está en la mente. Y este es el sentido de “Y los hijos de Dan[1]: Jushim (sentidos)”. Esto quiere decir que la mente juzga solamente de acuerdo con lo que los sentidos le permiten escrutar, y en la medida que le permitan idear todo tipo de invenciones y artilugios que encajen con las exigencias de los sentidos.
Dicho de otro modo: la mente trata de conceder a los sentidos lo que estos demandan. Sin embargo, la mente no tiene ninguna necesidad propia de algún tipo de demanda. Entonces, si los sentidos demandan el atributo de otorgamiento, la mente obra siguiendo las líneas del otorgamiento, sin plantear preguntas, pues esta se encuentra exclusivamente al servicio de los sentidos.
La mente se parece a alguien que se mira al espejo para comprobar si está sucio. Y todos los sitios que el espejo le muestra que están sucios, este va a lavarse y limpiarse, pues el espejo le muestra que en su rostro hay cosas feas que es preciso limpiar.
Sin embargo, lo más difícil es saber qué es lo que se considera fealdad. ¿Es acaso el deseo de recibir, esto es, la demanda del cuerpo de hacer todo para uno mismo? ¿O es, en cambio, que el deseo de otorgar es una fealdad que el cuerpo no puede tolerar? La mente no consigue analizarlo, pues es como el espejo, que no puede determinar qué es fealdad y qué es belleza, porque todo depende de los sentidos, y solo estos pueden determinarlo.
Entonces, cuando uno se habitúa a trabajar de forma forzada para llegar a trabajar a favor del otorgamiento, la mente también funciona según las líneas de otorgamiento. Y entonces, cuando los sentidos ya se han acostumbrado a trabajar para otorgar, es imposible que la mente haga la pregunta “quién”, o sea, los sentidos no preguntan más, “¿qué significa este servicio para ustedes?”, pues ya se encuentran trabajando con el fin de otorgar y, naturalmente, la mente no plantea la pregunta “quién”.
Resulta que la esencia del trabajo radica en la pregunta, “¿qué significa este servicio para ustedes?”. Y lo que uno oye, cuando el cuerpo pregunta “quién”, se debe a que el cuerpo no desea degradarse de este modo. Por esta razón realiza la pregunta “quién”, que parecería que estuviera formulando un argumento racional, pero lo cierto es que, como ya hemos dicho antes, la labor principal radica en el “qué”.
[1] Nombre de uno de los hijos de Jacob, del verbo “juzgar”
Lo escuché en 1940, en Jerusalén
Cuando el estado de ocultamiento lo supera a uno y llega a un estado en el que el trabajo se vuelve insulso, y no puede imaginar ni sentir amor y temor, ni realiza nada en santidad, entonces, su única salida es llorar al Creador para que Él se apiade de uno y retire el Masaj (pantalla de sus ojos y de su corazón.
El asunto del llanto es muy importante. Tal como escribieron nuestros sabios: “todas las puertas han sido cerradas, excepto las puertas de las lágrimas”. Al respecto, el mundo se pregunta: si las puertas de las lágrimas no fueron cerradas, ¿para qué se necesitan? Es como en el caso de una persona que le pide a su amigo un objeto necesario. Esto le conmueve, y por eso le pide y le solicita con todos los ruegos y súplicas. Aun así, su amigo no le presta atención a nada de eso. Y cuando ve que los ruegos y súplicas ya no tienen sentido, eleva su voz en llanto.
Acerca de esto dijeron: “Todas las puertas han sido cerradas, excepto las puertas de las lágrimas”. Entonces, ¿cuándo no se cierra la puerta de las lágrimas? Precisamente cuando todas las demás puertas han sido cerradas. En ese momento hay lugar para la puerta de las lágrimas, y uno descubre que no ha sido cerrada.
Sin embargo, cuando las puertas de la oración se encuentran abiertas, las puertas de las lágrimas y del llanto son irrelevantes. A esto se refiere que las puertas de las lágrimas se encuentran cerradas. ¿En qué momento no están cerradas las puertas de las lágrimas? Justamente cuando todas las demás puertas están cerradas, las puertas de las lágrimas están abiertas. Esto se debe a que uno todavía cuenta con la ayuda de la plegaria y del ruego.
Este es el sentido de “Mi alma llorará a escondidas”, es decir, que cuando la persona llega a un estado de ocultamiento, entonces “Mi alma llorará”, porque a uno ya no le queda otra alternativa. Y a esto se refiere, “Todo lo que esté en tus manos y en tus fuerzas hacer, hazlo”.
Lo escuché en 1941, en Jerusalén
Corona significa Kéter; y Kéter se refiere al Emanador y a la raíz. La Kedushá (santidad) está conectada a la raíz, es decir, se considera que la Kedushá está en equivalencia de forma con su raíz. Esto implica que la Kedushá se encuentra en equivalencia de forma con su raíz, o sea, al igual que nuestra raíz, el Creador, Solamente desea otorgar, como está escrito: “Su deseo es beneficiar a sus creados”, entonces, Kedushá es únicamente otorgar al Creador.
Sin embargo, no sucede lo mismo con Sitra Ajra que todas sus intenciones son solamente recibir para sí misma. Por eso, no se encuentra en adhesión con la raíz, que es Kéter. Por lo tanto, se considera que Sitra Ajra no tiene corona, es decir, no tiene Kéter porque está separada de Kéter.
Ahora podemos entender lo que dijeron nuestros sabios (Talmud, Sanedrín 29): “Todo aquel que añade, en realidad sustrae”. Esto significa que si uno añade a la cuenta, estará sustrayendo. Está escrito (Zóhar, Pekudey, punto 249): “También aquí es, en relación a lo que está dentro, escribe: ‘Construirán el tabernáculo con diez cortinas’. En relación con lo que está por fuera, dice: ‘once cortinas’, añadiendo letras, es decir, añadiendo la letra Ayin a las doce, y sustrayendo de la cuenta. Sustrae una del número doce, debido a la adición de la letra Ayin a las doce”.
Es sabido que el cálculo se implementa solo en Maljut, que es la que calcula la altura del grado a través de la Luz que retorna que hay en ella. También es sabido que Maljut es llamada “el deseo de recibir para sí mismo”.
Cuando Maljut anula su voluntad de recibir ante el Shoresh (raíz), y no desea recibir más, sino únicamente otorgar a Shoresh, tal como lo hace el mismo Shoresh que es deseo de otorgar, entonces, Maljut, también llamada Aní (yo) se convierte en Ein (nada). Solo entonces puede extraer la Luz de Kéter para construir su Partzuf, y se convierte en los doce Partzufim de Kedushá.
Sin embargo, cuando Maljut desea recibir para sí misma, se transforma en el Ayin (ojo) del mal (mal de ojo). Dicho de otro modo, donde antes había una combinación de Ein, es decir, anulación ante la raíz, que es Kéter, ahora se ha convertido en Ayin (que implica ver y conocer dentro de la razón).
Esto se llama “añadir”, y significa que uno quiere añadir conocimiento a la fe y trabajar con la razón. En otras palabras, dice que vale más trabajar dentro de la razón para que, de este modo, el deseo de recibir no se oponga al trabajo.
Esto provoca un déficit, esto es, que están separados de Kéter, también llamado “deseo de otorgar”, que es la raíz. A partir de entonces deja de haber equivalencia de forma con la raíz, denominada Kéter. Por lo tanto, Sitra Ajra se llama “Maljut sin corona”, y significa que Maljut de Sitra Ajra no tiene adhesión con Kéter. Por esta razón, solo tienen once Partzufim, sin Partzuf Kéter.
Este es el significado de lo que escribieron nuestros sabios: “noventa y nueve perecen por mal de ojo”. Se refiere a que no poseen discernimiento de Kéter; y que su Maljut, que es el deseo de recibir, no desea anularse ante la raíz, llamada Kéter. Esto significa que no quieren convertir al Aní (yo), también llamado “deseo de recibir”, en aspecto de Ein (nada), que es la anulación del deseo de recibir.
En vez de ello, desean añadir. Y a esto se le llama “el Ayin malvado”[1]. Entonces, donde debería haber Ein con Álef, ellos insertan el mal de Ayin (ojo[2]) . De este modo, caen de su grado debido a la falta de adhesión con la raíz.
A esto se referían nuestros sabios al decir: “Todo el que se enorgullece, el Creador dice: ‘él y Yo no podemos habitar en la misma morada’”, pues esto genera dos autoridades. Sin embargo, cuando uno se encuentra en un estado de Ein y se anula ante la raíz, es decir, que la única intención de uno es el otorgamiento, como la raíz, encuentra una sola autoridad: la autoridad del Creador. Entonces, todo lo que recibe en el mundo es solo para otorgar al Creador.
Este es el sentido de lo que fue dicho: “El mundo entero fue creado para mí; y yo, para servir a mi Hacedor”. Por este motivo debo recibir todos los grados en este mundo, para poder darle todo al Creador; y esto se llama “servir a mi Hacedor”.
[1] Ayin quiere decir “ojo”, y en hebreo se escribe como Ein, pero reemplazando la letra Álef por la letra Ayin.
[2] La palabra “ojo” y el nombre de la letra Ayin se pronuncian igual.
Lo escuché en 1941, en Jerusalén
Respecto al versículo “¡Ay de quienes, desean el día del Señor! ¿Para qué desean el día del Señor? Este es oscuridad, y no Luz” (Amos 5:18) los sabios dijeron: existe una parábola acerca de un gallo y un murciélago que se encontraban aguardando la luz. El gallo le dijo al murciélago: ‘Yo aguardo la luz, pues la luz me pertenece; en cambio tú, ¿qué necesidad tienes de ella?’” (Sanedrín 98,2). La interpretación es que, puesto que el murciélago no tiene ojos para ver, ¿qué es lo que gana con la luz del sol? Es más, para quien no tiene ojos, la luz del sol únicamente aumenta la oscuridad.
Debemos comprender esta parábola, es decir, en qué manera los ojos están relacionados con la capacidad de mirar la Luz de Dios, que el texto llama “el día del Señor”. Ese es el sentido con el que fue escrita la parábola del murciélago, que aquel carente de ojos permanece en la oscuridad.
También debemos entender qué es “el día del Señor” y qué es “la noche del Señor”, y cuál es la diferencia entre ambos. Nosotros distinguimos el día de los humanos por el amanecer, pero el “día del Señor”, ¿cómo lo identificamos?
La respuesta es: con la aparición del sol. En otras palabras, cuando el sol brilla sobre la tierra, lo llamamos “día”. Y cuando el sol no brilla, lo denominamos “oscuridad”. Pasa lo mismo con el Creador. El día se llama “revelación” y la oscuridad se llama “ocultamiento de Su Rostro”.
Esto significa que cuando hay revelación del Rostro, cuando es tan claro para la persona así como el día, se llama “día”. Tal como dijeron nuestros sabios acerca del versículo: “El asesino se levanta con la luz, para matar al pobre y necesitado; y por la noche, actúa como un ladrón” (Talmud, Psajim 2). Y puesto que dijo, “y por la noche actúa como un ladrón”, resulta que la luz es “día”. Ahí dice que si el asunto les resulta tan claro como la luz que llega a las almas, entonces es un asesino, y es posible salvar su alma. De este modo vemos que, con respecto al día, la Guemará dice que es un asunto tan claro como el día.
Resulta que “el día del Señor” significa que La Providencia mediante la cual el Creador dirige el mundo– claramente adopta la forma de la bondad y beneficencia. Por ejemplo, cuando uno reza, su plegaria es contestada de inmediato, y recibe aquello por lo que rezó, y uno triunfa dondequiera se dirija. Esto es llamado “el día del Señor”.
No obstante, la oscuridad, que es la noche, significa la ocultación del Rostro. Esto hace que en uno surjan dudas sobre la bondad y beneficencia de la Providencia y pensamientos ajenos. Dicho de otro modo, el ocultamiento de la Providencia despierta en uno estas ideas y estos pensamientos ajenos. Esto es llamado “oscuridad” y “noche”. Es decir, uno experimenta un estado en el que siente que el mundo se le ha tornado oscuro.
De este modo se puede interpretar lo que está escrito: “¡Ay de quienes desean el día del Señor! ¿Para qué desean el día del Señor? Este es oscuridad, y no Luz”. El hecho es que aquellos que aguardan el día del Señor, están esperando que se les conceda la fe por encima de la razón, que la fe sea tan fuerte como si estuvieran viendo con sus propios ojos, con plena certeza de que es así, es decir, que el Creador dirige el mundo beneficiosamente.
En otras palabras, no quieren ver cómo el Creador dirige el mundo beneficiosamente, porque la acción es opuesta a la fe. O dicho de otro modo, la fe se encuentra precisamente donde se opone a la razón. Y cuando uno lleva a cabo algo en contra de la razón, se dice que es “fe por encima de la razón”.
Esto implica que creen que la Providencia del Creador sobre los creados es bondadosa. Y mientras no lo ven con absoluta certeza, no dicen al Creador: “Queremos ver la bondad y beneficencia visualizadas dentro de la razón”. Por el contrario, desean que permanezca en ellos como “fe por encima de la razón”.
Pero piden al Creador que les otorgue una fuerza tal, que esta fe sea tan potente como si la estuvieran viendo dentro de la razón. Es decir que no haya diferencia entre la fe y el conocimiento dentro de la razón. A esto se refieren aquellos que desean adherirse al Creador con “el día del Señor”.
En otras palabras, si lo perciben como conocimiento, entonces la Luz de Dios, llamada “Abundancia Superior”, irá a las vasijas de recepción llamadas “Kelim de Pruda” (vasijas de separación). Y ellos no desean esto, porque iría al deseo de recibir, que es opuesto a la Kedushá (Santidad), la cual se opone al deseo de recibir auto gratificación. Por el contrario, ellos desean adherirse al Creador, y esto solamente puede conseguirse mediante la equivalencia de forma.
Sin embargo, para alcanzar eso, es decir, para que uno tenga el deseo y el anhelo de unirse al Creador –sabiendo que uno nace con la naturaleza del deseo de recibir en beneficio propio– ¿cómo es posible lograr algo que es tan opuesto a la propia naturaleza? Por esta razón, uno debe realizar grandes esfuerzos hasta adquirir una segunda naturaleza, que es el deseo de otorgar.
Cuando a uno le es enviado el deseo de otorgar, es apto para recibir la Abundancia Superior y no transgredir, ya que todos los defectos vienen solo a través del deseo de recibir en beneficio propio. Dicho de otro modo, aun cuando se hace algo con el fin de otorgar, interiormente existe la idea de recibir algo a cambio de la acción de otorgamiento que en ese momento se realiza.
En resumen, uno no puede realizar nada si no espera recibir algo a cambio de ese acto. Siente que debe disfrutar, y cualquier placer que recibe para sí mismo le produce una separación de la Vida de Vidas, debido a la separación.
Esto impide que uno esté adherido al Creador, ya que la adhesión se mide con la equivalencia de forma. Por ende, no puede haber otorgamiento puro sin que se mezcle la recepción por parte de uno mismo. Por eso, para adquirir la facultad de otorgar, se necesita una segunda naturaleza, de modo que uno tenga la fuerza para alcanzar la equivalencia de forma.
Dicho de otra manera, el Creador es el Otorgante y no recibe nada, pues Él no carece de nada. Esto significa que cuando Él otorga, no se debe a una carencia, ya que solo si Él no tuviera a quien otorgar, sentiría esto como una carencia.
En lugar de eso, debemos percibirlo como un juego. Es decir, que el hecho que Él quiere dar, no significa que necesite algo; sino que todo esto es una especie de juego. Es parecido a lo que dijeron nuestros sabios respecto a la ama de casa: “Ella preguntó: ‘¿Qué hace el Creador después de haber creado al mundo?’” La respuesta fue: “Se sienta, y juega con una ballena”, pues está escrito: “Allá van los barcos del mar, y el Leviatán (el monstruo marino) que Tú has creado para entretenimiento” (Avodá Zará –Adoración de Ídolos– p. 3).
El Leviatán hace referencia a la adhesión y a la conexión (tal como está escrito, “de acuerdo con cada espacio, con guirnaldas de flores”). Esto quiere decir que el propósito, que es la conexión del Creador con los creados, es solo un juego; no se trata de una cuestión de deseo o necesidad.
La diferencia entre un juego y un deseo es que todo lo que proviene del deseo es una necesidad. Si uno no obtiene lo que desea, siente carencia de eso. En cambio, en un juego, aunque uno no obtenga ese algo, no se considera una carencia, tal como se dice: “no es tan grave que no haya obtenido lo que pensaba, porque no es tan importante”. Esto se debe a que el deseo que tenía por ese algo, era solamente lúdico, y no serio.
Entonces, todo el propósito consiste en que el trabajo de uno sea por completo en otorgamiento, y que no tenga un deseo o anhelo de recibir placer a cambio de su trabajo.
Este es un grado elevado, pues está implementado en el Creador. Y se le llama “el día del Señor”, que “el día del Señor” se considera plenitud, como está escrito: “Oscurecerán las estrellas de su alba; esperarán la Luz y no habrá”. La Luz es considerada plenitud.
Cuando uno adquiere la segunda naturaleza, el deseo de otorgar que el Creador concede después de la primera naturaleza –el deseo de recibir–, ya está capacitado para servirle a Él plenamente; y esto se considera “el día del Señor”.
De este modo, quien no haya obtenido la segunda naturaleza y pueda servir al Creador en forma de otorgamiento, y espere ser agraciado con la cualidad de otorgar, esto es, cuando uno ya ha invertido todas sus energías y ha hecho todo lo que estaba a su alcance para adquirir esta fuerza, entonces se considera que está aguardando el día del Señor, es decir, tener equivalencia de forma con el Creador.
Cuando el día del Señor llega, la persona se regocija enormemente. Se alegra de haber salido del dominio del deseo de recibir para sí mismo, que lo separaba del Creador. Ahora está adherido al Creador, y siente como si hubiera ascendido hasta la cima.
No obstante, ocurre lo contrario con aquel que trabaja solamente con el deseo de recibir para sí mismo. Se siente feliz solo mientras crea que obtendrá alguna recompensa a cambio. Apenas descubre que el deseo de recibir no obtendrá ninguna recompensa por su trabajo, se vuelve triste e indolente, y a veces, llega a meditar sobre el comienzo y dice: “Yo no juré sobre esto”.
Más aún, el día del Señor significa alcanzar la facultad de otorgar. Si a uno le dijeran que esta será su recompensa por observar la Torá y las Mitzvot (preceptos), diría: “Yo lo considero oscuridad, y no Luz”, pues este conocimiento le conduce a la oscuridad.
Lo escuché el 24 de Av, 3 de agosto de 1948
Está escrito: “No tendrás otros dioses ante Mí”. El sagrado Zóhar interpreta que “debe haber piedras con las cuales pesar”. Al respecto, pregunta: ¿Cómo puede pesarse la labor con piedras, y por ese medio conocer su estado en el camino de Dios? A esto responde que es sabido que, cuando uno comienza a trabajar más de lo habitual, su cuerpo empieza a patalear y rechaza esta labor con toda su fuerza.
Esto se debe a que, lo referente al otorgamiento, es una pesada carga para el cuerpo: no puede tolerar este trabajo, y su resistencia se presenta en forma de pensamientos ajenos. Entonces llega a preguntar “quién” y “qué”, y de este modo uno declara que todas estas preguntas ciertamente le son enviadas por la Sitra Ajra para obstaculizar su trabajo.
Dice que si en ese momento uno dijera que esto proviene de Sitra Ajra, quebrantaría el precepto que dice “No tendrás otros dioses ante Mí”. El motivo de esto es que uno debe creer que viene de la sagrada Shejiná (Divinidad), puesto que “No hay nada más que Él”. En vez de eso, la sagrada Shejiná le revela a uno su verdadero estado, cómo está recorriendo los caminos de Dios.
Esto quiere decir que, al enviarle estas inquietudes, llamadas “pensamientos ajenos”, ve cómo uno las responde. Y de esta forma, uno debe llegar a conocer su verdadero estado en el trabajo para poder saber qué hacer.
Es semejante a lo que dice la parábola respecto al hombre que quería saber cuánto lo amaba su amigo. Desde luego, cuando están cara a cara, su amigo se oculta por vergüenza. Por lo tanto, uno envía a una persona para que hable mal de uno mismo. Así, puede ver la reacción de su amigo cuando él está ausente y comprobar el verdadero grado de amor que aquel siente por él.
La enseñanza de esta parábola es que cuando la sagrada Shejiná muestra su rostro a la persona, es decir, cuando el Creador da vitalidad y alegría, en ese estado, uno se avergüenza de decir lo que piensa sobre la labor de otorgamiento y no recibir nada para sí mismo. No obstante, cuando no está ante ella, esto es, cuando la vitalidad y la alegría se enfrían, lo cual se considera “no ante ella”, uno puede ver el verdadero estado en que se encuentra con respecto a la intención de otorgar.
Si uno cree en lo que está escrito, que “No hay nada más que Él”, está escrito que el Creador es quien envía todos los pensamientos ajenos, es decir, que Él es el ejecutante, ciertamente sabrá qué hacer y cómo responder a cada una de las preguntas. Es como si la sagrada Shejiná le enviara mensajeros para comprobar cómo habla mal sobre ella y sobre el Reino de los Cielos; y así es como podemos interpretar este asunto.
Uno puede comprender que todo viene del Creador. La razón de esto es que se sabe que los golpes de protesta que el cuerpo le envía a la persona a través de sus pensamientos ajenos, no son dados cuando esta no está dedicada al trabajo. Estos golpes que uno recibe, son sentidos plenamente, hasta el punto que estos pensamientos quebrantan su mente, y le llegan precisamente solo después de haber observado la Torá y haber trabajado más que de costumbre. Esto se llama piedras con las que pesar.
Significa que esas piedras, aquello que uno quiere comprender, estas preguntas caen en la mente de uno, cuando luego uno procede a sopesar el propósito de su trabajo, si realmente vale la pena trabajar con la intención de otorgar, con toda su fuerza y con toda su alma; y que todos sus deseos solo estén dirigidos a la esperanza de que hay lo qué adquirir en este mundo pues solamente cuando la meta de su trabajo es con el fin de otorgar placer a su Hacedor, y de ninguna manera para asuntos materiales.
En ese momento se inicia un debate amargo, ya que uno comprueba que hay argumentos a favor de ambas posiciones. Las escrituras advierten al respecto: “No tendrás otros dioses ante Mí”. No vayan a decir que algún otro dios les dio las piedras para pesar su trabajo, sino “ante Mí”.
En cambio, uno debe saber que esto es considerado “ante Mí”. Es así para que uno compruebe la verdadera forma de la base y el fundamento sobre los cuales se construye la estructura del trabajo.
La pesadez experimentada en el trabajo se debe principalmente a que existen dos textos que se contradicen entre sí. Por un lado, uno debe intentar que todo su trabajo consista en alcanzar la adhesión con el Creador, y que todo su deseo sea solamente darle satisfacción a su Hacedor, y de ninguna manera a sí mismo.
Por otro lado, vemos que este no es el objetivo principal, puesto que el propósito de la creación no era que las criaturas le otorgaran al Creador, pues Él no carece de nada que las criaturas tengan para darle algo. Todo lo contrario, el propósito de la Creación es consecuencia de Su deseo de beneficiar a Sus creados, es decir, que los creados puedan recibir de Él placer y deleite.
Estos dos aspectos se contradicen entre sí desde un extremo al otro. Por una parte, debemos otorgar, y por otra, debemos recibir. En otras palabras, existe el discernimiento de la corrección de la creación, que consiste en alcanzar adhesión, entendiéndose esto como equivalencia de forma, y que todas sus acciones sean únicamente con intención de otorgar. Solo entonces es posible alcanzar el propósito de la creación, que consiste en recibir deleite y placer del Creador.
De ese modo, cuando uno se ha habituado a transitar por los caminos del otorgamiento, de todos modos, no posee Kelim (vasijas) de recepción. Y cuando uno recorre los caminos de la recepción, no tiene Kelim de otorgamiento.
Así, gracias a “las piedras con las que pesar” uno adquiere ambos pues, tras la negociación que tuvo durante el trabajo, cuando supera y acepta sobre sí la carga del Reino de los Cielos, en el aspecto de otorgamiento en mente y corazón, hace que, cuando se está a punto de extraer la abundancia superior –puesto que ya posee un fundamento sólido acerca de que todo debe ser a nivel de otorgamiento–, aun cuando uno reciba cierta luminiscencia, esta recepción ya será con el propósito de otorgar. Esto es así porque el fundamento entero de su trabajo está construido solamente sobre el atributo de otorgamiento. Esto se denomina “recibir con el fin de otorgar”.
Lo escuché en 1948
La grandeza del Creador significa que uno debe pedirle a Él que le de la fuerza para ir por encima de la razón. Esto quiere decir que existen dos interpretaciones de la grandeza del Creador:
1. No llenarse de conocimiento, que es el intelecto, con el que uno puede contestar sus propias interrogantes. En cambio, uno debe desear que sea el Creador quien responda a sus interrogantes. Esto se llama grandeza porque toda la sabiduría viene de Arriba, y no por parte del hombre; o sea que el hombre pudiese responder a sus interrogantes.
Todo aquello que uno pueda contestar se considera respondido con la mente externa. Esto significa que el deseo de recibir entiende que vale la pena observar la Torá y las Mitzvot. Sin embargo, si “por encima de la razón” le obliga a uno a trabajar, se denomina “en contra del deseo de recibir”.
2. La Grandeza del Creador implica que la persona comienza a necesitar de Él para que le conceda sus deseos.
Por lo tanto:
Uno debe ir por encima de la razón. Así, uno descubre que está vacío y, en consecuencia, siente necesidad del Creador.
Solo el Creador puede darle a uno la fuerza necesaria para poder ir por encima de la razón. En otras palabras, lo que Él da se llama “grandeza del Creador”.
Lo escuché durante una comida en la segunda noche de Rosh HaShaná, 5 de octubre de 1948
El asunto de la Granada, dijo, indica lo que nuestros sabios han dicho: “Aun los más vanos entre vosotros están llenos de Mitzvot, cual granada” (Talmud, Iruvín 19). Dijo: Rimón (granada) viene de la palabra Romemut (excelsitud), que implica el trabajo por encima de la razón. Y su significado es que “Los vanos entre vosotros están llenos de Mitzvot”. La medida del llenado es proporcional a cuánto uno pueda ir por encima de la razón, y esto se llama Romemut.
Sólo hay vacío en un lugar donde no hay existencia, como está escrito: “pende la Tierra sobre la nada”. Entonces, ¿cuál es la medida del llenado de ese lugar vacío? La respuesta es: de acuerdo a la medida en que uno se eleve por encima de la razón.
Esto quiere decir que el vacío debe ser llenado con grandeza, es decir, según el aspecto “por encima de la razón”; y se le debe pedir al Creador que le dé a uno esa fuerza. Esto significa que todo el vacío fue creado, que no sobreviene a la persona para que esta se sienta vacía, sino para que se llene con la grandeza del Creador. En otras palabras, para tomar todo por encima de la razón.
Y este es el sentido de “y Dios hizo que temieran los hombres ante Él”. Esto significa que todos estos pensamientos de vacío llegan a la persona para que sienta la necesidad de aceptar la fe por encima de la razón. Y para eso necesitamos la ayuda de Dios. Resulta que en ese momento uno debe pedirle al Creador que le proporcione la fuerza para creer por encima de la razón.
Y es precisamente en ese instante que uno necesita que el Creador le ayude, porque la mente externa le hace entender lo contrario. Por lo tanto, no hay mejor consejo que pedir ayuda al Creador.
Respecto a eso está escrito: “A diario el instinto supera al hombre; y de no ser porque el Creador le ayuda, uno no habría de prevalecer”. Así, vemos que solo entonces llega uno al estado en que comprende que nadie más le puede ayudar salvo el Creador. Y esto es “y Dios hizo que temieran los hombres ante Él”, que el asunto del temor es aspecto de fe, y solo entonces uno tiene necesidad de la salvación de Dios.
Lo escuché durante una comida en el segundo día de Rosh HaShaná, 5 de octubre de 1948
El trabajo principal de la persona debe consistir en cómo llegar a sentir gusto al otorgar deleite a su Creador, puesto que todo lo que uno hace para sí mismo lo distancia del Señor debido a la disparidad de forma. Sin embargo, si uno realiza un acto en beneficio del Creador, ya sea el acto más insignificante, aun así será considerado una Mitzvá (precepto).
Entonces, el principal esfuerzo de uno debe consistir en adquirir una fuerza que le haga sentir gusto al otorgar; y esto se consigue reduciendo la fuerza que le hace sentir gusto en la recepción para sí mismo. En ese estado, poco a poco, uno adquiere el gusto por otorgar.
Lo escuché en 1948
La alegría se considera amor, que es existencia. Esto es similar a cuando alguien se construye una casa sin dejar ninguna abertura en las paredes. Resulta que no puede entrar a la casa, puesto que no hay ningún hueco en las paredes que le permita entrar a la casa. Por lo tanto, debe hacerse algún espacio a través del cual poder entrar en ella.
Por ende, cuando existe amor, también debe haber temor, pues el temor representa el vacío. En otras palabras, uno debe despertar el temor de no ser capaz de aspirar a otorgar. Por lo tanto, cuando existen ambos, hay integridad. De otro modo, el uno quiere anular al otro, por lo que hay que tratar de que ambos estén en el mismo sitio. Este es el sentido de la necesidad de amor y de temor. El amor es llamado existencia, mientras que el temor es llamado carencia y vacío. Únicamente con los dos juntos existe plenitud. Y esto se denomina “dos piernas”, y precisamente cuando uno posee dos piernas puede caminar.
Lo escuché en Tamuz, julio de 1944
Se debe saber que, cuando uno comienza a andar por el camino, que desea llegar a hacer todo en beneficio del Creador, llega a estados de ascensos y descensos. A veces se encuentra en un descenso tal que llega a plantearse huir de la Torá y las Mitzvot (preceptos). Esto quiere decir que la persona recibe pensamientos tales que ya no siente más deseo de estar en la autoridad de la Kedushá (Santidad). Entonces uno debe creer que es lo contrario, es decir, que es la Santidad la que huye de él. Y esto se debe a que cuando uno desea afectar a la Kedushá, esta se adelanta y huye de él. Si uno cree en esto y que se sobrepone durante la huida, entonces el Braj (huye) se convierte en Barej (bendice), como está escrito en “Bendice, Señor, sus esfuerzos, y acepta la obra de sus manos”.
Lo escuché en Elul, agosto de 1942
El sagrado Zóhar interpreta la siguiente frase que nuestros sabios escribieron: “Tres cosas amplían la mente del hombre. Estas son: una bella mujer, una bella morada, y bellos Kelim (vasijas)”. Cuando dice: “Una bella mujer’ es la Sagrada Shejiná (Divinidad). ‘Una bella morada’ es el corazón; y ‘bellos Kelim’ son los órganos”.
Debemos explicar que la sagrada Shejiná no puede manifestarse en su forma verdadera, que es un estado de gracia y belleza, salvo cuando uno posee bellos Kelim, que son los ‘órganos’, obtenidos del corazón. Esto significa que uno debe primero purificar su corazón para convertirlo en una bella morada, anulando el deseo de recibir para uno mismo, y acostumbrándose a trabajar en acciones que en su totalidad estén gobernadas con el fin de otorgar. De esto se obtienen bellos Kelim, es decir, que sus deseos, llamados Kelim están limpios de recepción para uno mismo. Al contrario, serán puros, lo cual se denomina aspecto de otorgamiento.
Sin embargo, si la morada no es bella, entonces el Creador dice: “él y Yo no podemos habitar en la misma morada”, ya que debe haber equivalencia de forma entre la Luz y el Kli (vasija). Por lo tanto, cuando uno asume y acepta la fe en la pureza, tanto en la mente como en el corazón, es recompensado con una bella mujer, es decir, la sagrada Shejiná aparece ante él en forma de gracia y belleza. Y esto amplía su mente. En otras palabras, a través del placer y la alegría que uno siente, la sagrada Shejiná aparece en sus órganos, llenando los Kelim externos e internos. Esto se llama “ampliar la mente”.
Eso se obtiene a través de “la envidia, la pasión y el honor”, que “sacan a uno del mundo”. Al hablar de envidia, se refiere a la envidia respecto a la sagrada Shejiná, referente al celo del Señor de los ejércitos. El honor significa que uno desea incrementar la gloria del Cielo; y la pasión, se refiere a “Habéis escuchado el deseo de los humildes”.
Lo escuché en Tamuz, julio de 1944
Está escrito (Cantar de los Cantares, 2): “Hasta que sople la brisa del día y huyan las sombras”. Debemos comprender qué representan las sombras en el trabajo y qué son “dos sombras”. El hecho es que cuando uno no siente Su Providencia y que Él dirige el mundo siendo “Bueno y Benefactor”, esto se considera “sombra que oculta el sol”.
En otras palabras, así como una sombra corporal que oculta el sol no lo altera, y este sigue brillando con plena intensidad, del mismo modo, quien no siente la existencia de Su Providencia no provoca ningún cambio Arriba. Es más, no existe alteración alguna Arriba, tal como está escrito: “Soy Dios, no varío”.
No obstante, todos los cambios ocurren en los receptores. Debemos observar dos discernimientos en esta sombra, en este ocultamiento:
1. Cuando uno todavía tiene la capacidad de sobreponerse a los estados de oscuridad y ocultamiento, lo cual siente, y de justificar al Creador, y de rezarle con el fin de que le abra los ojos para ver que todos los estados de ocultamiento que uno siente provienen de Él; es decir, que Él es quien ejecuta todo esto sobre la persona para que esta pueda descubrir su plegaria y anhelar unirse a Él.
La razón de eso es que solo por medio del sufrimiento que uno recibe de Él, deseando liberarse de las dificultades y huir de los tormentos, uno hace todo lo que puede. Entonces, al recibir estos estados de ocultamiento y de aflicción, con certeza encontrará la cura conocida, que consiste en rezar todo lo que pueda para que el Creador le ayude y le libre del estado en el que se encuentra. En este estado uno aun cree en Su Providencia.
2. Cuando uno llega a un estado en que no logra sobreponerse más y decir que todo el sufrimiento y el dolor que siente se debe a que el Creador le envió todo esto para así tener una razón para ascender de grado. Entonces entra en un estado de herejía. Esto se debe a que no puede creer en Su Providencia, y de cualquier modo, en esta situación no tiene la capacidad de rezar.
Entonces, resulta que hay dos tipos de sombras, y este es el sentido de la frase “y las sombras huyen”, que se refiere a que las sombras huirán del mundo.
He aquí que la sombra de Klipá (cáscara) es llamada “otro dios es estéril y no da fruto”, mientras que Kedushá (Santidad), se denomina “bajo su sombra me senté con deleite, y su fruto fue dulce a mi paladar”. En otras palabras, uno dice que todos los estados de ocultamiento y de sufrimiento que siente han sido enviados por el Creador para dar lugar al trabajo por encima de la razón.
El tener la fuerza para decir eso, es decir, que todo es provocado por el Creador, es por nuestro propio beneficio. Dicho de otro modo, a través de esto uno puede llegar a trabajar con el fin de otorgar, y no para sí mismo. En ese momento uno reconoce, es decir, cree que el Creador disfruta de este trabajo precisamente, que es llevado a cabo totalmente por encima de la razón.
Entonces, uno no le reza al Creador para que las sombras huyan del mundo, sino que dice: “Veo que el Creador desea que Le sirva de este modo, completamente por encima de la razón”. Así, con todo lo que uno hace, declara: “seguramente que el Creador disfruta de este trabajo, así que ¿por qué debería importarme si trabajo en un estado de ocultamiento de Su Rostro?”. Debido a que uno desea trabajar con el fin de otorgar, es decir, para complacer al Creador- Por lo tanto, no siente ninguna inferioridad por este trabajo. Es decir, no se siente en un estado de ocultamiento de Su Rostro, o que su trabajo no le causa deleite al Creador. Por el contrario, uno está de acuerdo con el liderazgo del Creador, es decir, como quiera que el Creador desee que uno sienta Su existencia durante el trabajo, lo acepta de corazón. Y esto es así porque uno no observa lo que le proporciona placer, sino aquello que pueda complacer al Creador. Y de ese modo, esta sombra le da vida.
Esto se llama: “Bajo su sombra me he deleitado”. Quiere decir que uno codicia un estado en el que pueda sobreponerse por encima de la razón. Por lo tanto, si uno no se esfuerza en un estado de ocultamiento, cuando aún existen las condiciones para rezar y pedir que el Creador le acerque a Él, y es negligente en esa situación, entonces a uno le es enviado un segundo estado de ocultamiento en el que ni siquiera puede rezar. Y esto se debe al pecado de no esforzarse al máximo para rezar al Creador. Y a consecuencia de esto llega a tal grado de bajeza.
Sin embargo, después de llegar a ese estado, uno obtiene la compasión de Arriba, desde donde se le concede un nuevo despertar. El mismo ciclo se repite hasta que finalmente uno se fortalece en la plegaria, y así el Creador escucha su oración, lo acerca a Él y lo corrige.
Lo escuché en 1943
Cuando nos acostumbramos a algo, esto se convierte en una segunda naturaleza. Por lo tanto, no existe nada que el hombre no pueda sentir en ello su realidad. Esto quiere decir que, aunque uno no tenga sensación sobre una determinada cosa, puede llegar a sentirla al acostumbrarse a ella.
Es preciso entender que existe una diferencia entre el Creador y los creados en lo referente a las sensaciones. Para los creados existe “quien percibe” y “lo percibido”, el que alcanza y lo alcanzado. Esto significa que tenemos a alguien que siente y que está conectado con cierta realidad.
Sin embargo, una realidad sin alguien que la perciba es el Creador en Sí. En Él “no existe pensamiento ni percepción alguna”. Esto no es así en una persona: toda su existencia es solamente por medio del que percibe la realidad. Incluso la validez de la realidad se comprueba con respecto a quien la percibe.
En otras palabras, aquello que es probado por quien percibe, se considera verdad. Si alguien prueba algo amargo en la realidad, es decir, si se siente mal en la situación en la que se encuentra y sufre por causa de ese estado, entonces, se le considera malvado con respecto a la labor, ya que condena al Creador, pues Él es llamado “Bueno y Benefactor” porque solo otorga bondad al mundo. Aun así, en relación a la sensación de la persona, esta siente que ha recibido lo contrario del Creador; es decir, que la situación en la que se encuentra es mala.
Por lo tanto, debemos comprender que lo que escribieron nuestros sabios (Talmud, Berajot 61), “El mundo no fue creado sino para aquellos totalmente malvados o para aquellos totalmente justos”, significa lo siguiente: uno puede, ya sea probar y sentir un buen gusto en el mundo, y así justificar al Creador y decir que Dios solamente otorga bondad al mundo; o probar y sentir un gusto amargo en el mundo y entonces ser “malvado”, pues estaría condenando al Creador.
Resulta que todo es medido de acuerdo a la sensación de uno. No obstante, todas estas sensaciones no guardan relación alguna con el Creador, como está escrito en el “Poema de Unificación”: “Como ella siempre serás; ni escasez ni exceso en ti habrá”. Por ende, todos los mundos y todos los cambios existen solo con respecto a los receptores, tal cual como los adquiere.
Según el manuscrito – Lo escuché en 1943
Cuando uno estudia Torá y desea que todos sus actos sean con el fin de otorgar, siempre debe tratar de apoyarse en la Torá. El apoyo es considerado como el sustento, que es amor, temor, júbilo, frescura, etc. Y uno debe extraer todo esto de la Torá. En otras palabras, esta debe proporcionar a uno dicho resultado.
Sin embargo, cuando uno estudia Torá y no obtiene estos resultados, no se considera Torá. La razón de eso es que la Torá significa la Luz vestida en la Torá, como dijeron nuestros sabios: “He creado la inclinación al mal, he creado la Torá como condimento”. Esto se refiere a la Luz que está en la Torá, pues la Luz en ella corrige dicha inclinación.
También debemos saber que la Torá se divide en dos aspectos: 1) el aspecto de Torá; 2) el aspecto de Mitzvá. De hecho, es imposible comprender estos dos aspectos antes de que se nos concede caminar por la senda de Dios conforme a “El secreto del Señor es para aquellos que le temen”. Esto se debe a que cuando uno se encuentra en estado de preparación para entrar al Palacio del Señor, es imposible comprender la senda de la verdad. No obstante, es posible dar un ejemplo, ya que incluso una persona que se encuentra en el período de preparación puede entender en cierta medida, como dicen nuestros sabios (Talmud, Sutá 21): “Rabí Yosef dijo: ‘Una Mitzvá protege y salva cuando es practicada... La Torá protege y salva cuando es practicada pero también cuando no es practicada’”.
El hecho es que “cuando es practicada” se refiere al momento en que uno tiene cierta Luz. Esta Luz que obtuvo solo puede usarse cuando se encuentra en uno, pues en ese momento uno se regocija por la Luz que le ilumina. Esto se denomina aspecto de Mitzvá, es decir, que aún no ha alcanzado el aspecto de Torá, sino que extrae vitalidad de Kedushá (Santidad) solamente de la Luz. No ocurre lo mismo con la Torá: cuando uno alcanza algún medio para su trabajo, puede usar ese medio que ha logrado incluso cuando no la esté practicando; es decir, aun cuando no tenga la Luz. Esto se debe a que solo la luminiscencia se ha ido de su lado, pero puede utilizar ese medio que ha alcanzado en el trabajo aun cuando la luminiscencia lo haya abandonado.
Sin embargo, uno debe tener claro que el aspecto de Mitzvá, cuando es practicada, es mayor que la Torá cuando no está siendo practicada. “Cuando es practicada” quiere decir que en ese momento uno está recibiendo la Luz; a esto se refiere con “practicada”; cuando uno recibe la Luz en ella. Por lo tanto, cuando uno ya tiene la Luz, una Mitzvá es más importante que la Torá cuando uno no tiene Luz, esto es, cuando no hay la vitalidad de la Torá. Por un lado, la Torá es importante porque uno puede usar el medio que ha alcanzado a través de esta. Pero esto es por el hecho de que ella carece de vitalidad, llamada “Luz”, mientras que en la Mitzvá uno recibe la vitalidad que llamamos “Luz”, y en este sentido, la Mitzvá es más importante.
Así, cuando uno carece de vitalidad, es considerado “malvado”. por la razón que en ese momento uno es incapaz de decir que el Creador dirige el mundo como “Bueno y Benefactor”. Esto implica que él recibe el nombre de “malvado”, pues condena a su Creador, pues ahora siente que carece de vitalidad y que no tiene nada por lo qué regocijarse y poder decir que da gracias al Creador por haberle otorgado placer y deleite.
Uno no puede decir que cree que el Creador dirige Su Providencia hacia los demás de manera benévola, puesto que entendemos que la senda de la Torá es una sensación en los órganos. Si uno mismo no siente placer y deleite, ¿de qué le sirve que otros experimenten beneficio y placer? Si uno realmente creyera que la Providencia se revela como benevolente hacia el prójimo, esta creencia debería proporcionar placer y deleite por entender que el Creador dirige al mundo con Providencia de placer y deleite. Si no nos causa vitalidad y alegría, ¿cuál es el beneficio de decir que Él vela por su prójimo con benevolencia?
Lo más importante es lo que uno siente en su propio cuerpo, ya sea bueno o malo. Uno disfruta del placer de su amigo solo si disfruta del beneficio de su amigo. En otras palabras, aprendemos que, con la sensación del cuerpo, las razones no importan. Lo único que importa es si uno se siente bien.
En ese estado uno dice que el Creador es “Bueno y Benefactor”. Si uno se siente mal, no puede decir que el Creador se comporta con él de manera benevolente. Así, precisamente si uno disfruta con la felicidad de su amigo, si esto exalta su espíritu, y siente alegría por el bienestar de su amigo, entonces puede decir que el Creador es un buen dirigente. Si uno carece de alegría, se siente mal. Entonces, ¿cómo puede decir que el Creador es benevolente? Por eso, un estado en el que no se posee vitalidad ni regocijo es considerado un estado en el que no se siente amor por el Creador ni se tiene la capacidad de justificarlo y ser feliz, como correspondería a quien tiene el honor de servir a un rey tan importante y grandioso.
Es preciso saber que la Luz Superior se encuentra en un estado de absoluto reposo. Y toda expansión de los nombres sagrados es llevada a cabo por los inferiores. En otras palabras, todos los apelativos que posee la Luz Superior provienen del alcance de los inferiores. Esto significa que la Luz Superior es nombrada de acuerdo con la forma en que uno la alcanza, es decir, de acuerdo con su sensación.
Si uno no siente que el Creador le otorga algo, ¿qué nombre puede darle si no recibe nada de Él? En cambio, si uno cree en el Creador, cada uno de los estados que siente, dice que proviene de Él. En ese estado, uno nombra al Creador de acuerdo con sus propias sensaciones. Si uno se siente feliz en el estado en que se encuentra, dice que el Creador es llamado “Benevolente”, ya que esto es lo que siente, que recibe el bien de Él. En ese estado uno recibe el nombre de Tzadik (hombre justo), puesto que él Matzdik (justifica) a su Creador. Si uno se siente mal en el estado en que se encuentra, no puede afirmar que el Creador le envía el bien. Por lo tanto, en ese estado, se denomina Rashá (malvado), porque él Marshía (condena) a su Creador. Sin embargo, no existe un estado intermedio en el que uno afirme sentirse tanto bien como mal, o bien es feliz o bien es desgraciado.
Nuestros sabios escribieron (Talmud, Berajot 61): “El mundo no fue creado..., sino para aquellos totalmente malvados o para aquellos totalmente justos”. La razón de esto es que no hay una realidad tal en la que uno se sienta bien y mal a la vez.
Cuando nuestros sabios dicen que hay punto intermedio, se refieren a que con respecto a los creados, que poseen el aspecto del tiempo, se puede concebir un punto intermedio, entre dos tiempos, uno tras el otro; y así lo hemos aprendido, que existe una cuestión de ascensos y descensos. Estos son dos momentos: en uno es malvado y en otro es justo. Pero no es posible que uno pueda sentirse bien y mal de manera simultánea, en un mismo momento.
Esto significa que, cuando afirmaron que la Torá era más importante que una Mitzvá, se referían precisamente al momento en que esta no es puesta en práctica, es decir, cuando uno no tiene vitalidad. Entonces la Torá es más importante que una Mitzvá que no tiene vitalidad. La causa de esto es que uno no puede obtener nada de una Mitzvá que no tiene vitalidad. Pero con la Torá uno aún conserva un sentido del trabajo, de lo que había recibido mientras practicaba la Torá. Aunque la vitalidad se haya ido, esa noción que recibió permanece en él, y la puede utilizar. Existe un tiempo en que una Mitzvá es más importante que la Torá, esto es, cuando hay vitalidad en la Mitzvá, y no tiene vitalidad en la Torá.
De esta forma, cuando no la práctica, o cuando uno no obtiene vitalidad ni regocijo en la labor, no hay otro consejo más que rezar. No obstante, durante la plegaria uno debe saber que es malvado por no percibir el deleite y el placer en el mundo, aunque haga todo tipo de cálculos para creer que el Creador solamente otorga el bien.
A pesar de ello, no todos los pensamientos que uno tiene son verdaderos en el sentido del trabajo. En la labor, si el pensamiento lleva a la acción, es decir, a una sensación en los órganos, de forma tal que estos sientan que el Creador es bueno y benefactor, los órganos deberían recibir vitalidad y regocijo de esto. Si uno no posee vitalidad, ¿de qué sirven todos los cálculos si ahora los órganos no aman al Creador debido a que Él les imparte Su abundancia?
Así, uno debe saber que si no obtiene vitalidad ni regocijo del trabajo es una señal de que es malvado, pues es infeliz. Todos los cálculos que realice serán falsos si no conducen a una acción, es decir, a la sensación en los órganos de que uno siente amor por el Creador porque Él otorga deleite y placer a los creados.
Lo escuché en 1945
La obtención de Lishmá (en nombre de la Torá) no es algo que esté al alcance de nuestro entendimiento, ya que para la mente humana es inconcebible que algo así pueda existir en este mundo. Esto se debe a que uno solo tiene permiso para entender que, si observa la Torá y las Mitzvot (preceptos), alcanzará algo. En eso debe haber una recompensa; de lo contrario, uno es incapaz de hacer nada. En cambio, esto es una iluminación que viene desde Arriba; y solo quien la prueba puede conocer y comprender. Acerca de eso está escrito: “Prueben y vean que el Señor es bondadoso”.
De este modo, debemos entender por qué uno debe hacer artimañas y buscar consejos sobre cómo llegar a Lishmá. Después de todo, ningún consejo le ayudará; y si Dios no le proporciona la otra naturaleza, llamada “deseo de otorgar”, ningún esfuerzo podrá ayudarle a alcanzar el estado de Lishmá.
La respuesta, como dijeron nuestros sabios, es: “No está en tus manos completar la labor; y no eres libre de evadirla” (Avot 2:21). Esto quiere decir que uno debe proporcionar el despertar desde abajo, ya que esto se discierne como una plegaria. La plegaria se considera una carencia, y sin una carencia no puede haber llenado. Por ende, cuando uno siente necesidad por el estado de Lishmá, el llenado llega desde Arriba, y la respuesta a la plegaria viene desde Arriba; es decir, uno recibe llenado para su carencia. De esto se desprende que el trabajo de uno es necesario para recibir Lishmá del Creador solamente en forma de carencia y Kli (vasija). No obstante, uno jamás puede alcanzar el llenado por sí solo: se trata más bien de un obsequio que proviene del Creador.
No obstante, la oración debe ser completa, esto es, desde lo más profundo del corazón; esto significa que uno sabe con certeza al cien por ciento de que no hay nadie en el mundo que pueda ayudarlo sino el Creador mismo. Y, ¿cómo puede uno saber que nadie más, sino el mismo Creador, puede ayudarle? Uno puede obtener esta noción precisamente si ya ha empleado todas las fuerzas que tiene a su alcance y no ha conseguido nada. Así, uno debe hacer todo lo posible en el mundo para merecer el nivel de trabajo en nombre de los cielos. Es entonces cuando uno puede elevar la plegaria desde lo más profundo de su corazón, y entonces el creador escucha su plegaria.
Sin embargo, cuando uno se está esforzando con el fin de alcanzar el nivel de Lishmá, debe saber que tiene que asimilar la voluntad de trabajar únicamente con intención de otorgar, es decir, solo para otorgar y sin recibir nada a cambio. Solamente entonces comienza uno a notar que sus órganos físicos se oponen a esta opinión. A partir de ahí uno llega a la clara comprensión de que no le queda otra alternativa que volcar su demanda al Creador y pedirle ayuda para que su cuerpo consienta esclavizarse a Él incondicionalmente, ya que se da cuenta de que no puede persuadir a su cuerpo de anularse por completo. Resulta que, precisamente cuando uno ve que no hay razón para esperar que su cuerpo acceda a trabajar por sí mismo para el Creador, su plegaria surge desde el fondo de su corazón y esta termina siendo aceptada.
Debemos saber que, al alcanzar Lishmá, uno da muerte a la inclinación al mal, pues la tendencia al mal es el deseo de recibir; adquirir el deseo de otorgar anula al deseo de recibir, de modo que este no puede obrar nada. Esto se considera “darle muerte”. Porque ha sido retirado de su cometido, y no tiene nada más que hacer ya que no puede utilizarse; cuando su función es revocada, se considera que se le ha dado muerte.
Cuando uno considera “qué clase de recompensa recibe el hombre por su labor para que trabaje bajo el sol”, uno descubre que no es tan difícil esclavizarse a Su Nombre por dos razones:
- De cualquier forma, ya sea voluntaria o involuntariamente, uno debe realizar todo tipo de esfuerzos en este mundo. ¿Y qué es lo que le queda como resultado de todos esos esfuerzos?
- No obstante, si uno trabaja Lishmá, también obtiene placer durante el trabajo en sí.
Según el versículo sobre el cual habló el predicador de Dubna: “no me has invocado a Mí, oh Yaakov; ni por mí te cansaste, oh Israel”, y dijo que esto es similar al caso de un hombre rico que salió del tren y que llevaba consigo una pequeña maleta. Él la puso donde todos los comerciantes colocaban su equipaje, luego los porteadores cargaban los paquetes y los traían al hotel en el que se alojaban los comerciantes. El porteador pensó que el comerciante cargaría él mismo el equipaje pequeño, por lo que no necesitaba su ayuda; así que cargó uno de los paquetes grandes.
El comerciante quiso pagarle una suma pequeña de dinero, como solía hacer, pero el porteador no lo quiso tomar, y dijo: “He colocado en el depositario del hotel un gran equipaje que me ha dejado exhausto. Apenas podía cargarlo, y apenas he cargado su paquete, ¿y usted quiere pagarme tan poco por esto?”.
La lección es que cuando uno viene y dice que ha trabajado de manera exhaustiva observando la Torá y las Mitzvot, el Creador le dice: “Tú no me has invocado a mí, oh Yaakov”. En otras palabras, la maleta que has tomado no ha sido la mía, sino la de otra persona. Has dicho que observar la Torá y las Mitzvot te ha costado gran esfuerzo, por lo tanto debes haber estado trabajando para otro patrón; así que ve hacia él, que él te pague.
Este es el significado de: “ni por mí te cansaste, Oh Israel”. Esto quiere decir que quien trabaja para el Creador, no siente esta labor como una carga. Por el contrario, le proporciona placer y exalta su espíritu.
No obstante, quien trabaja en favor de otros propósitos, no puede quejarse ante el Creador por qué Él no le proporción vitalidad en su labor, ya que no trabajó para el Creador; y por ende, no puede esperar un pago a cambio. En vez de esto, uno puede quejarse a aquellos para los cuales ha estado trabajando, para que le proporcionen placer y vitalidad.
Y debido a que existen tantos propósitos en Lo Lishmá (no en nombre de la Torá), uno debe exigirle a la meta para la cual había trabajado que le proporcione recompensa, es decir, placer y vitalidad. Al respecto se dice: “Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos”.
Sin embargo, esto sería difícil. Después de todo, vemos que incluso cuando uno asume para sí la carga del Reino de los Cielos sin ninguna otra intención, no recibe aún sensación de vitalidad para poder decir que esta le empuja a asumir sobre sí la carga del Reino de los Cielos. Y la razón por la que uno asume para sí esta carga solo se debe a la fe por encima de la razón. Es decir, uno lo hace superando esto a la fuerza, en contra de su voluntad. Entonces, podemos preguntar: ¿por qué uno siente esfuerzo en esta labor, con el cuerpo constantemente buscando el momento de librarse de ella, como quien no siente vitalidad alguna del trabajo? De acuerdo a esto, cuando uno trabaja humildemente y tiene como único propósito trabajar con intención de otorgar, ¿por qué el Creador no le proporciona el gusto y la vitalidad implícitos en su labor?
La respuesta es que debemos entender que este asunto representa una gran corrección. Si no fuera por eso, es decir que si la Luz y la vitalidad hubieran brillado inmediatamente cuando comenzamos a realizar el trabajo del Reino de los Cielos, tendríamos la vitalidad en la labor, o sea que el deseo de recibir también habría accedido a ejecutar este trabajo.
En ese estado, ciertamente, uno estaría de acuerdo, ya que desea saciar su deseo, es decir, estaría trabajando en beneficio propio. Si fuese así, no habría posibilidad alguna de alcanzar Lishmá. Esto se debe a que uno estaría obligado a trabajar en beneficio propio, pues sentiría mayor placer en la labor de Dios que en los deseos corporales. Así, uno tendría que permanecer en Lo Lishmá, ya que de este modo podría obtener satisfacción de su trabajo. Donde hay satisfacción no hay nada que uno pueda hacer, porque, sin una recompensa, uno no puede trabajar. Entonces, si uno recibiera satisfacción en esta labor de Lo Lishmá, tendría que permanecer en ese estado.
Sería parecido a lo que se dice cuando muchos están persiguiendo a un ladrón para atraparlo, el ladrón también corre y grita: “Atrapen al ladrón”. De esta forma, es imposible reconocer quién es realmente el ladrón, para atraparlo y quitarle de sus manos lo robado.
Pero cuando el ladrón, que representa el deseo de recibir, no siente el gusto ni la vitalidad en la labor de aceptar la carga del Reino de los Cielos, si en ese mismo estado trabaja con fe por encima de la razón, en coerción, y su cuerpo se termina acostumbrando a esta labor en contra del deseo de su voluntad de recibir, entonces, posee los medios para llevar a cabo el trabajo que tendrá como propósito complacer a su Creador. Puesto a que el requerimiento principal de una persona es alcanzar la adhesión con el Creador mediante su trabajo, que se discierne como equivalencia de forma, y donde todos sus actos están dirigidos a otorgar.
Tal como dice el texto: “Entonces habrás de deleitarte en el Señor”. El sentido de “entonces” es que primero, al comienzo del trabajo, uno no recibía placer. Por el contrario, el trabajo era forzado. Sin embargo, después, cuando uno ya se ha acostumbrado a trabajar con la intención de otorgar y a no examinarse a sí mismo –para comprobar si siente el buen gusto de la labor– sino que cree que está trabajando para satisfacer al Creador, uno debe creer que el Creador acepta la labor de los inferiores sin importar cuánta o cómo esta sea. En absolutamente todo, el Creador examina la intención, y esto le produce satisfacción. Luego, uno recibe lo que dice el texto: “Entonces te deleitarás en el Señor”. Incluso sentirá placer y deleite durante la labor de Dios, ya que ahora trabaja realmente para el Creador, pues el esfuerzo que realizó durante el trabajo coaccionado le da la capacidad de trabajar para Él verazmente. Uno descubre que también entonces, el placer que recibe está vinculado al Creador, es decir, específicamente para el Creador.
Lo escuché el 12 de Shvat, 6 de febrero de 1944
Debemos saber la razón de la pesadumbre que se siente cuando uno desea trabajar para anular su “yo” ante el Creador, y no preocuparse por su propio beneficio. Uno llega a un estado en el que parece que el mundo entero se detiene, y que solo uno está, aparentemente, ausente de este mundo; dejando a un lado a familia y a amigos con el fin de anularse ante el Creador. Hay una sencilla razón para esto, se llama “falta de fe”. Significa que uno no ve frente a quién se está anulando, es decir, no siente la existencia del Creador. Y esto le provoca pesadumbre.
Sin embargo, cuando uno empieza a sentir la existencia del Creador, inmediatamente su alma desea anularse y conectarse a la raíz, para integrarse en ella como “una vela frente a una antorcha”, sin ningún discernimiento mental o racional pues esto le sucede a uno de forma natural, del mismo modo que una vela se anula frente a una antorcha.
Entonces, resulta que la esencia del trabajo consiste únicamente en alcanzar la sensación de la existencia del Creador, esto es, sentir la existencia del Creador, que “toda la tierra está llena de Su Gloria”. En esto consiste todo el trabajo de uno; es decir, que todo el vigor que uno pone en el trabajo sea solo con el fin de alcanzar esto, y no otras cosas. Uno no debe confundirse y pensar que tiene que obtener algo. La persona está falta de una sola cosa: fe en el Creador. No ha de pensar en nada más, es decir, que la única recompensa que anhele de su trabajo sea obtener la fe en el Creador.
Debemos saber que no existe diferencia entre una pequeña o gran luminiscencia que una persona alcance. Esto es así porque no hay cambios en la Luz, pues todos los cambios suceden en los Kelim (vasijas) que reciben la abundancia, como está escrito: “Yo, el Señor, no cambio”. Por ende, si uno puede aumentar sus propias vasijas, en esa misma medida aumentará la luminiscencia. Aun así, la cuestión es: ¿Con qué puede uno aumentar sus vasijas? La respuesta es: en la misma medida en que alabe y agradezca al Creador por haberlo acercado a Él, que lo pueda sentir en alguna medida y pensar en la importancia de ello, del hecho de haber sido recompensado con cierta conexión con Él. Según el grado de importancia que uno se formule, así será la medida de luminiscencia que crezca dentro de uno. Debemos saber que uno jamás llegará a conocer la verdadera magnitud de la importancia de la conexión entre hombre y Creador, ya que somos incapaces de calcular su verdadero valor. En cambio, en la medida que uno la aprecie, captará su valor e importancia. Hay una fuerza en ello, en virtud de la cual uno recibe luminiscencia incesantemente.
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Lo escuché
Logramos discernir muchos niveles y diferentes aspectos en los mundos. Debemos comprender que todo lo referente a niveles y discernimientos, trata del alcance de las almas con respecto a lo que se recibe de los mundos. Esto sigue la regla de “Aquello que no alcanzamos, no lo conocemos por nombre”. Esto se debe a que la palabra “nombre” indica alcance espiritual, como ocurre con la persona que da nombre a un objeto después de haber discernido sobre él mismo, según su propio alcance.
Así, la realidad en general se divide en tres discernimientos con respecto al logro espiritual:
Atzmutó (Su Esencia)
Ein Sof (Infinito)
Neshamot ( las almas)
1. No hablamos de Atzmutó en absoluto. Esto se debe a que la raíz y el lugar de los creados comienzan en el Plan de la Creación, allí donde ellos se incluyen según el aspecto “el final de un acto se encuentra en el pensamiento inicial”.
2. Ein Sof está relacionado con el Plan de la Creación, que es “Su deseo de hacer el bien a Sus creados” en el aspecto infinito denominado “Ein Sof”, y es la conexión que existe entre Atzmutó y las almas. Nosotros percibimos esta conexión bajo la forma de “el deseo de deleitar a los creados”.
Ein Sof es el comienzo. Es llamado “Luz sin Kli (vasija)”. No obstante, aquí se encuentra la raíz de los creados, es decir la conexión entre el Creador y los creados, denominada “Su deseo de hacer el bien a Sus creados”. Este deseo comienza en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiyá.
3. Las Neshamot (almas), que son las receptoras del bien que Él desea brindar.
Ein Sof recibe ese nombre porque esta es la conexión entre Atzmutó y las almas, la cual percibimos como “Su deseo de satisfacer a Sus creados”. No tenemos expresión alguna salvo para esa conexión del deseo de disfrutar, y este es el comienzo del asunto llamado “Luz sin Kli”, pues allí empieza la raíz de los creados, esto es, la conexión entre el Creador y los creados, llamada “Su deseo de hacer el bien a Sus creados”. Este deseo nace en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiyá. Todos los mundos respecto a sí mismos, se consideran Luz sin Kli, de los cuales no se hace apelación alguna. Estos se disciernen como Atzmutó, y en ellos no hay alcance alguno.
No es de asombrarse entonces que se disciernan allí varios discernimientos. Esto se debe a que estos discernimientos se encuentran allí en potencia. Luego, cuando llegan las almas, se revelan estos discernimientos en las almas que reciben las Luces Superiores de acuerdo con lo que hayan arreglado y corregido, de modo que las almas puedan recibirlas, cada una según su capacidad y calificación. Y entonces, estos discernimientos se revelan de hecho. Sin embargo, mientras las almas no alcancen la Luz Superior, todo en su propio valor se considera Atzmutó.
Los mundos son considerados Ein Sof con respecto a las almas que reciben de los mundos. La razón de esto es que dicha conexión entre los mundos y las almas, es decir, lo que los mundos dan a las almas, procede del Plan de la Creación, que es una correlación entre las almas y Atzmutó. Esta conexión se llama Ein Sof. Cuando rezamos al Creador y le solicitamos que nos ayude dándonos lo que deseamos, significa que nos dirigimos al estado de Ein Sof. Allí se encuentra la raíz de los creados, que desea impartirles placer y deleite, lo cual denominamos “Su deseo de beneficiar a Sus creados”.
El rezo va dirigido al Creador que nos creó, y Su Nombre es “Su deseo de beneficiar a Sus creados”. Él es llamado Ein Sof porque hace referencia a lo que precede al Tzimtzum (restricción). Y aun después de la restricción, no acontece cambio alguno en Él, pues la Luz es inmutable y Él siempre conserva este nombre.
La proliferación de nombres solamente se da con respecto a quienes reciben. Por eso, el primer nombre que se reveló como el secreto de la raíz para los creados, fue Ein Sof. Y este nombre permanece inmutable. Todas las restricciones y los cambios suceden únicamente con respecto a quienes reciben, y Él siempre resplandece en el nombre inicial, que es “Su deseo de beneficiar a Sus creados” infinitamente. Por tal motivo rezamos al Creador, llamado Ein Sof, que ilumina sin restricción alguna, sin fin. Y lo que después se convierte en el fin, son correcciones para los receptores, con el propósito de que puedan recibir Su Luz.
La Luz Superior consiste en dos discernimientos: quien alcanza y lo alcanzado. Todo lo que decimos en relación a la Luz Superior atañe solo a la forma en que quien alcanza se impresiona por lo alcanzado. Sin embargo, por sí solos, ni quien alcanza ni lo alcanzado, reciben el nombre de Ein Sof. Antes bien, lo alcanzado se denomina Atzmutó, y quien alcanza se denomina “almas”, siendo un discernimiento renovado, que forma parte del todo. Es renovado en el sentido de que el deseo de recibir se encuentra impreso en él. Y en ese sentido, la creación recibe el nombre de “existencia a partir de la ausencia”.
En sí, todos los mundos son considerados una simple unidad, y no se produce cambio en la Divinidad. Este es el significado de “Yo, el Señor, no cambio”. No hay Sefirot ni Bejinot (discernimientos) en la Divinidad. Ni siquiera los más puros apelativos hacen referencia a la Luz en sí, pues esta es un discernimiento de Atzmutó, donde no hay alcance. Al contrario, todas las Sefirot y discernimientos hablan exclusivamente de lo que la persona percibe dentro de sí misma. Esto es así porque el Creador quiso que alcanzáramos y comprendiéramos la abundancia como “Su deseo de beneficiar a Sus creados”.
Para poder alcanzar lo que Él había deseado que alcanzáramos y que comprendiéramos cómo es “Su deseo de beneficiar a Sus creados”, Él creó y nos concedió estos sentidos, y estos sentidos obtienen sus impresiones de la Luz Superior.
En esta medida, nos han sido dados muchos discernimientos, ya que el sentido general es denominado “deseo de recibir” y se divide en numerosos detalles, según la medida que los receptores sean capaces de recibir. De este modo, encontramos muchas divisiones y detalles llamados ascensos y descensos, expansión, partida, etc.
Dado que el deseo de recibir es llamado “creado” y un “discernimiento renovado”, el habla comienza precisamente en el lugar donde el deseo de recibir empieza a recibir impresiones. El habla representa discernimientos en las partes de la impresión, pues aquí ya existe una correlación entre la Luz Superior y el deseo de recibir. Esto recibe el nombre de “Luz y Kli”. Sin embargo, no hay de qué hablar mientras la Luz no tenga Kli, ya que una Luz no alcanzada por un receptor es considerada Atzmutó; del cual está prohibido hablar, pues es inalcanzable y lo que no alcanzamos no le damos nombre.
De esto aprendemos que, cuando oramos para que el Creador nos envíe salvación, remedio, etc., hay dos cosas que debemos distinguir: 1) El Creador; 2) Aquello que proviene de Él.
En el primer discernimiento, considerado Atzmutó, queda prohibida toda palabra, como hemos mencionado. En el segundo discernimiento, aquello que proviene de Él y que es considerado la Luz que se expande en nuestras vasijas, esto es, en nuestro deseo de recibir, es lo que llamamos Ein Sof. Es la conexión del Creador con los creados, y esto es, “Su deseo de beneficiar a Sus creados”. El deseo de recibir es considerado como la Luz en expansión que finalmente alcanza al deseo de recibir.
Cuando el deseo de recibir recepta la Luz en expansión, esta es entonces denominada Ein Sof. Llega a los receptores a través de numerosos velos, para que puedan ser recibidos por el inferior. Resulta que todos los discernimientos y cambios se llevan a cabo específicamente en el receptor, en la medida que el receptor se impresione con ellos. No obstante, debemos entender la materia de la que estamos hablando. Cuando hablamos de discernimientos en los mundos, nos referimos a discernimientos potenciales. Y cuando el receptor alcanza dichos discernimientos, estos pasan a ser discernimientos propiamente dichos.
El alcance espiritual se da cuando quien alcanza y lo alcanzado se unen, ya que si no existe quien alcance no existe forma para lo alcanzado, pues no hay quien obtenga la forma de lo alcanzado.
Por eso, este discernimiento es considerado Atzmutó, respecto al cual no es posible declaración alguna. Entonces, ¿cómo podemos decir que lo alcanzado tiene su propia forma?
Solo podemos hablar desde donde nuestros sentidos reciben la impresión de la Luz en expansión, que es “Su deseo de beneficiar a Sus creados”, y que de hecho llega a las manos de los receptores.
De la misma manera, al examinar una mesa, nuestro sentido del tacto la percibe como algo sólido. También reconocemos su longitud y su anchura mediante nuestros sentidos. Sin embargo, esto no implica que la mesa se manifieste con esta misma forma a alguien que posea sentidos diferentes. Por ejemplo, si un ángel examinara la mesa desde su punto de vista, la vería de acuerdo a sus sentidos. Por lo tanto, no podemos determinar ninguna forma con respecto al ángel, pues desconocemos los sentidos que este posee.
Por ende, dado que no podemos alcanzar al Creador, nos es imposible decir qué formas tienen los mundos desde Su perspectiva. Solo podemos alcanzar los mundos de acuerdo a nuestros sentidos y sensaciones, ya que fue Su voluntad que lo alcanzáramos de este modo.
Este es el sentido de “No existe cambio alguno en la Luz”. Por el contrario, todas las transformaciones ocurren en los Kelim, es decir, en nuestros sentidos, donde todo se mide de acuerdo a nuestra imaginación. De esto se desprende que si muchas personas examinaran un mismo objeto espiritual, cada una lo comprendería según su propia imaginación y sentidos, percibiendo cada persona una forma diferente. Además, la forma en sí cambiará en una persona de acuerdo con sus ascensos y descensos, como hemos explicado antes cuando dijimos que la Luz es Luz Simple y que todos los cambios suceden solamente en quienes reciben.
Ojalá se nos conceda Su Luz, y podamos seguir los caminos del Creador y servirle; pero no con el propósito de recibir recompensa, sino con el fin de complacer al Creador y elevar así a la Divinidad del polvo. Ojalá se nos conceda la adhesión con el Creador y la revelación de Su Divinidad a Sus creados.
Lo escuché en 1942
El Sagrado Zóhar dice: “Él es Shojén (El que mora) y Ella es Shejiná (Divinidad)”. Es sabido que se dice que no existe cambio alguno con respecto a la Luz Superior, como está escrito: “Yo, HaVaYa (el Señor), no cambio”. Todos los nombres y denominaciones son solo con respecto a los Kelim (vasijas), lo cual es el deseo de recibir incluido en Maljut, la raíz de la Creación. Desde ahí desciende hasta nuestro mundo, hasta los creados.
Todos estos discernimientos, comenzando con la raíz de la creación de los mundos, hasta los creados, se denominan Shejiná. El Tikún (corrección) general es que la Luz Superior iluminará en ellos en plenitud y perfección y entonces la Luz que brilla en los Kelim es llamada Shojén, y los Kelim se llaman con el nombre general “Shejiná”. En otras palabras, la Luz mora dentro de la Shejiná. Esto significa que la Luz se llama Shojén porque mora dentro de los Kelim; es decir, que la totalidad de los Kelim se llama Shejiná.
El tiempo previo a que la Luz brille en ellos en absoluta plenitud se denomina “Correcciones”. Esto significa que realizamos correcciones para que la Luz pueda brillar plenamente dentro de las vasijas. Hasta entonces, ese estado es llamado “Divinidad en Exilio”, que aún no existe perfección en los Mundos Superiores y abajo, en este mundo, y en el sitio donde debe prevalecer la Luz Superior dentro del deseo de recibir, allí, el deseo de recibir se llena de necedades y bajezas que no honran a los Cielos. Esto significa que allí donde el corazón debiera ser un tabernáculo para la Luz de Dios, se convierte en un espacio de desperdicios e inmundicia. Resulta que la Shejiná se encuentra en el polvo, que significa que se la rebaja al nivel del suelo que cada uno desprecia todo lo concerniente a la Kedushá, y son rebajados hasta el nivel de polvo, que no existe deseo alguno de elevarla del polvo. Por el contrario, elige cosas innobles y esto ocasiona aflicción a la Shejiná, pues no se le asigna un lugar en el que pueda prevalecer la Luz Superior.
Lo escuché en Parashat Itró 1, el 1 de febrero de 1944
Está escrito: “No hay nada más que Él”. Esto significa que no existe ningún otro poder en el mundo capaz de oponerse al Creador. Y la razón por la cual uno ve que en el mundo hay cosas y poderes que niegan Su Poder Absoluto, se debe a que el Creador así lo desea.
Y este modo de corrección se llama “la mano izquierda rechaza y la derecha acerca”; es decir, aquello que la izquierda rechaza se considera una corrección. Esto significa que en el mundo existen cosas que, desde un principio, han tenido como finalidad desviar al hombre del camino correcto, y por medio de las cuales es rechazado de la Kedushá (Santidad).
Y el beneficio de estos rechazos es que, por medio de ellos, la persona recibe una necesidad y un deseo completo de que el Creador le ayude, puesto que ve que de otra manera estaría perdida ya que no sólo no progresa en su trabajo, sino que ve que retrocede, es decir, carece de la fuerza para observar la Torá y las Mitzvot[1] (preceptos), incluso en Lo Lishmá[2] (no en beneficio de la Torá). Pues sólo superando todos los obstáculos de manera genuina, por encima de la razón, pueden observarse la Torá y las Mitzvot. Pero la persona no siempre posee la fuerza para sobreponerse por encima de la razón; por el contrario, se encuentra forzada a desviarse de la senda del Creador, Dios no quiera, aun siendo Lo Lishmá.
Y aquel que siempre siente que lo fragmentado excede a lo intacto, es decir, que existen muchos más descensos que ascensos, y que no ve un final a estos estados, cree que permanecerá para siempre al margen de la Kedushá (Santidad), pues siente que es demasiado difícil para él observar la Torá en lo más mínimo, a menos de que pueda trascender por encima de la razón. Pero no siempre es capaz de conseguirlo. Por lo tanto, ¿cuál será el final de todo esto?
Entonces, finalmente determina que nadie puede ayudarle sino el Mismo Creador. Esto le lleva a realizar una sincera demanda de corazón al Creador para que le abra los ojos y el corazón y, ciertamente, le acerque más a la eterna adhesión con Dios. De esto se deduce que todos los rechazos que había experimentado, provenían del Creador.
Esto significa que no se debía a que hubiera fallado, a que no tuviera la capacidad de sobreponerse a los obstáculos. En cambio, a aquellas personas que verdaderamente desean acercarse al Creador, y con el fin de que no se contenten con poco, es decir, no permanezcan como niños ignorantes, se les brinda ayuda desde Arriba, para que no puedan decir: “Gracias a Dios, tengo Torá, Mitzvot y acciones de bien; por lo tanto, ¿qué más puedo necesitar?”
Y solamente si uno posee un deseo sincero, recibirá ayuda desde Arriba. Y constantemente se le muestra cuán carente está en su estado presente. Esto significa que se le envían pensamientos y opiniones que se oponen al trabajo con el fin de hacerle ver que no está unido al Señor. Y en la medida en que consigue sobreponerse, siempre acaba viendo que se encuentra más lejos de la Kedushá que los demás, quienes se sienten unidos al Creador.
Sin embargo, uno siempre tiene quejas y reclamos, y no consigue justificar el comportamiento del Creador, y cómo Él se comporta con uno. Esto le provoca dolor. ¿Por qué no está unificado con el Creador? Finalmente llega a sentir que no tiene parte alguna de la Kedushá.
Aunque uno en ocasiones recibe un despertar desde Arriba que le revive momentáneamente, enseguida vuelve a caer a lo más bajo. No obstante, esto es lo que lo lleva a descubrir que sólo Dios puede ayudarle y acercarle realmente.
El hombre siempre debe tratar de aferrarse al Creador. Esto significa que todos sus pensamientos deben estar orientados hacia Él, y que aun encontrándose en el peor estado, un estado del cual no pueda concebirse un mayor descenso, no debe abandonar Su dominio. Es decir, no debe concebir que exista otra autoridad que le esté impidiendo entrar en la Kedushá, y que sea capaz de causar beneficio o daño alguno.
Esto significa que no debe pensar que existe la fuerza de la Sitra Ajra (otro lado, opuesto) impidiéndole ejecutar buenas acciones y seguir la senda de Dios. En cambio, todo es llevado a cabo por el Creador.
Baal Shem Tov decía que aquel que sostiene la existencia de otra fuerza en el mundo, es decir, Klipot (cáscaras), se encuentra en un estado de “servir a otros dioses”. No es necesariamente el pensamiento herético el responsable de la transgresión. Pero si él cree que existe alguna otra autoridad y fuerza aparte del Creador, de esta forma ya está cometiendo un pecado.
Más aún, aquel que sostiene que el hombre es dueño de su propia autoridad y que afirma que fue él mismo quien ayer no deseó seguir la senda del Creador, también está pecando de hereje. Esto se debe a que no cree que sólo el Creador sea quien dirige al mundo.
Sin embargo, cuando comete una transgresión, ciertamente debe arrepentirse y lamentarse por haberla cometido. Pero también aquí debemos colocar al dolor y a la pena en el lugar que les corresponde, es decir, ¿dónde encuentra la causa de ese pecado? Pues este es el punto del que se debe lamentar.
Entonces, la persona debe arrepentirse y decir: “He cometido ese pecado, porque el Creador me arrojó de la Kedushá a un lugar de suciedad, a la letrina, al sitio de residuos”. Esto significa que el Creador le dio a uno un deseo y un anhelo para entretenerse y respirar aire en un lugar pestilente.
(Y se puede afirmar, como está escrito en los libros, que a veces uno llega encarnado en un cerdo. Debemos interpretar esto, como él dice, entendiendo que uno recibe un deseo y anhelo de extraer vida de aquellas cosas que previamente había considerado meros desperdicios, pero ahora desea nutrirse por medio de ellos).
Además, cuando uno siente que ha llegado a un estado de ascenso, y percibe un poco de sentido en el trabajo, no debe decir: “ahora me encuentro en un estado en el cual comprendo que vale la pena servir al Creador”. En cambio, debe saber que en ese momento ha sido favorecido por el Creador, y por lo tanto, Él lo acercó más a Sí; y esta es la razón por la cual en ese momento percibe un sentido en el trabajo. Y debe cuidarse de no abandonar el dominio de la Kedushá afirmando que exista alguien más que esté actuando aparte del Creador.
(Pero esto significa que el ser favorecido por el Creador, o lo contrario, no depende de la persona misma, sino sólo del Creador. Y el hombre, con su mente externa, no puede comprender por qué razón el Señor lo ha favorecido en ese momento y no después).
Del mismo modo, cuando lamenta que el Creador no lo acerca a Él, también debe cuidar en qué sentido lamenta este distanciamiento respecto del Creador. Pues si lo hace pensando en su beneficio personal, entonces se estaría convirtiendo en un receptor para sí mismo, para su propio beneficio; y quien recibe, está separado de Él. En cambio, debería lamentar el exilio de la Shejiná (Divinidad), o sea, está causando aflicción a la Shejiná.
Uno puede tomar como ejemplo cuando algún pequeño órgano del cuerpo está dolorido, ciertamente el dolor es percibido básicamente en la mente y en el corazón. El corazón y la mente representan la totalidad del hombre. Y por supuesto, la sensación de un solo órgano no puede ser equivalente a toda la sensación de dolor en la persona, donde se siente la mayor parte del dolor. Así es el dolor que uno siente por estar alejado del Creador, ya que uno no es más que un órgano particular de la divina Shejiná, porque esta es el alma de Israel en su totalidad. Por lo tanto, el dolor particular no se asemeja al grado de dolor general. Esto significa que existe aflicción en la Shejiná cuando los órganos son apartados de ella, y no puede sustentarlos.
(Y podríamos decir que este es el significado de lo que dijeron nuestros sabios: “Cuando un hombre se lamenta, ¿qué es lo que dice la Shejiná? ‘Oprobio a mi cabeza’”). Y si uno no vincula el pesar por estar alejado del Creador a sí mismo, se salva de caer en la trampa del deseo de recibir “para sí mismo”, que es considerado “separación de la Santidad”.
Lo mismo sucede cuando uno siente cierta cercanía con la Kedushá; cuando siente alegría por haber sido favorecido por el Creador. También entonces uno debe sostener que su gozo se debe principalmente a que ahora existe deleite Arriba, en la Sagrada Shejiná, al haber logrado acercar a Ella ese órgano particular, en vez de haberlo tenido que alejar de Su lado.
Y uno obtiene alegría del hecho de ser recompensado con poder deleitar a la Shejiná. Esto está en concordancia con el cálculo anterior que dice que, cuando hay deleite para lo individual, es sólo una parte del deleite del total. A través de estos cálculos, uno pierde su individualidad y evita ser atrapado por la Sitra Ajra, que es el deseo de recibir “en beneficio propio”.
Si bien el deseo de recibir es imprescindible, pues de él está compuesto el hombre en su totalidad,, se debe a que cualquier cosa que exista en la persona aparte del deseo de recibir, no pertenece al creado, sino que se le atribuye al Creador. Pero el deseo de recibir placer debe ser corregido invirtiéndolo con el fin de otorgar.
Esto significa que el placer y el deleite que el deseo de recibir consigue, deben corresponder con la intención de brindar deleite Arriba cada vez que el creado sienta placer, puesto que este fue el propósito de la creación: beneficiar a Sus creaciones. Y esto se llama “el deleite de la Shejiná Arriba”.
Por esta razón uno debe hallar consejo sobre cómo causar deleite Arriba. Y por cierto, si uno recibe placer, también Arriba se sentirá contento y satisfacción. Por eso, el individuo anhela estar siempre en el palacio del Rey, y poder divertirse con los tesoros del Rey. Y eso, por supuesto, provocará contento y satisfacción Arriba. De esto se desprende que todo el anhelo debe estar orientado exclusivamente en beneficio del Creador.
[1] También Mandamientos.
[2] En traducción literal “no en Su Nombre”.
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