Lo escuché el 15 de Shevat; 14 de febrero de 1949, en Tiberíades
La diferencia entre la fe y la mente. La fe posee una ventaja, porque afecta al cuerpo más que la mente, por estar más próxima a él. La fe viene a ser Maljut, y el cuerpo se relaciona con Maljut; por eso le afecta.
En cambio la mente se atribuye a las nueve Sefirot superiores, y por ende no puede influenciar tanto al cuerpo. Aún así, la mente posee una ventaja con respecto a la fe, por considerársela espiritual en comparación con la fe que se atribuye al cuerpo. Existe la siguiente regla respecto de la espiritualidad: no hay ausencia en la espiritualidad, y cada moneda se va acumulado hasta formarse una gran cantidad. Pero la fe es considerada corporalidad, que se denomina separación. No existe adición en la corporalidad; y lo que desaparece, desaparece. Lo que sucedió en el pasado, no se une al presente ni al futuro.
Por lo tanto, aunque la fe en algo lo afecte a uno durante alguna acción en un cien por ciento más que el efecto de la mente, esto funciona sólo por un tiempo. Sin embargo, la mente, aunque sea efectiva solamente en un uno por ciento, aún así ese porcentaje permanece constante y existente. Por esta razón, después de cien veces termina siendo añadido a la medida que la fe puede realizar de una sola vez. Cuando uno trabaja con fe cien veces, permanecerá en el mismo estado. Pero con respecto a la mente, esta permanecerá de manera constante y perpetua.
Es similar a cuando estudiamos algo intelectual. Aunque lo olvidemos, los registros permanecen grabados en el cerebro. Esto significa que cuanto más conocimiento uno adquiera, tanto más se desarrollará su cerebro. En cambio, con las cuestiones corporales, que se extienden en el tiempo y el espacio, un lugar que está al este jamás estará al oeste, ni estará la hora pasada en la hora presente. Pero en la espiritualidad, todo puede coexistir simultáneamente.