A que se refiere, “Cualquiera que guarde luto por Jerusalén será merecedor de contemplar su alegría”, en el trabajo
Artículo No. 39, 1989-1990
Nuestros sabios dijeron (Taanit. Página 30b), “Cualquiera que guarde luto por Jerusalén será merecedor de contemplar su alegría”. Si se toma literalmente, es difícil de entender. Ciertamente, había muchos justos que se lamentaban por Jerusalén, pero Jerusalén aún no había sido construida, por lo tanto, ¿cómo es que fueron recompensados al contemplar su alegría? En la explicación literal, probablemente existan muchas respuestas a esto, pero debemos interpretarlo dentro del trabajo.
Se sabe que Maljut es llamada “Jerusalén”. Por lo tanto, cuando decimos, “la destrucción de Jerusalén”, se refiere a la destrucción del Templo, lo cual se llama, “La Divinidad en el polvo”, o “La Divinidad en el exilio”. En otras palabras, una persona debe asumir la carga del reino de los cielos y creer que el Creador conduce al mundo con una supervisión benévola, pues está encubierta de nosotros.
Maljut es la que imparte a las almas y a BYA. Todo lo que viene desde lo alto a las criaturas es considerado como Maljut. Por lo tanto, Maljut no recibe el respeto de las criaturas, debido a que ellas no perciben la importancia de ella, es decir, lo que ella nos imparte. A esto se le llama, “Jerusalén en ruinas”. En otras palabras, ella debería haber impartido deleite y placer a las criaturas, y todos deberían haber contemplado su mérito, en vez de esto ellos ven que en ella todo está destruido y que no tiene nada para impartir. Acerca de esto se dice (en la oración Najem –consuelo- del noveno día de Av), “Los dolientes de Jerusalén, y la ciudad, que se lamenta: destruida, degradada, desolada”. En otras palabras, todo está en ruinas y destruido, y a esto se le llama “La Divinidad en el polvo”. Por lo tanto, cuando una persona debe asumir la carga del reino de los cielos, el cuerpo se resiste vigorosamente.
Por consiguiente, si una persona vence y toma sobre sí misma la carga del reino, a pesar de que no perciba la importancia, si se lamenta pues la importancia de Jerusalén se halla tan oculta de nosotros, si reza por la razón de que Jerusalén no tenga importancia, y si ruega al Creador que levante a Jerusalén del polvo en el que se encuentra, en la medida en que uno lamente su destrucción, es merecedor de que el Creador escuche su plegaria.
Y ese hombre es recompensado con ver su alegría, esto es, que ésta le otorga deleite y placer. Resulta que el significado será que aquel que se lamenta y se duele por Jerusalén, por la Divinidad que se encuentra en el polvo, esa persona será merecedora de contemplar su alegría. No hay luz sin un Kli (vasija). Y puesto que él tiene el Kli, es decir la carencia - que es su pesar por ver a la Divinidad en el polvo - en consecuencia, él es merecedor de ver el consuelo de Jerusalén.
Según lo dicho con anterioridad, debemos interpretar lo que está escrito (Isaías 1), “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no conoce; Mi pueblo no discierne”. Debemos entender la diferencia que hay entre un buey y un asno en el trabajo, así como la diferencia entre Israel y Mi pueblo en el trabajo. Baal HaSulam dijo que la diferencia ente un buey y un asno es que el buey es considerado “la mente”, lo cual es la fe por encima de la razón. Este es el significa de, “Conoce el buey a su dueño”. Un asno es considerado “el corazón”, es decir el deseo de recibir, que es, “Y el asno el pesebre de su amo”.
Por consiguiente hay aquí dos discernimiento por realizar:
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Aquellos que trabajan por la recompensa, que guardan la Torá y Mitzvot con el fin de recibir una recompensa. Su asunto principal es, “¿Cuánta será la recompensa que reciba y cuál será la recompensa, es decir, valdrá la pena el esfuerzo en la Torá y Mitzvot por esta recompensa?”
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Aquellos que desean trabajar para otorgar, debido a que está escrito en El Zohar: “Él es grande y gobierna”. En otras palabras, trabajan sólo debido a la grandeza del Creador. Esto es, sienten un gran privilegio por servir a un gran rey. Resulta que aquellos que trabajan para otorgar necesitan saber a quién están sirviendo, que en realidad se trata de un rey importante y poderoso al que sirven.
Sin embargo, cuando ellos comienzan a trabajar con el fin de otorgar, y que toda su razón para tener esta fuerza de trabajar, es la importancia del Creador, entonces da comienzo el trabajo bajo el marco de la Divinidad en el polvo. En otras palabras, cuando la espiritualidad, es decir trabajar para servir al Creador, debería haber sido cada vez más importante, la persona tiene pensamientos tales que le demuestran lo contrario. Y en lugar de que la persona avance y trabaje con más alegría debido a que está sirviendo a un rey poderoso e importante, le vienen imágenes de insignificancia. En otras palabras, él no percibe Su grandeza y eso le provoca descensos constantes.
Esto quiere decir que incluso cuando el vence los descensos, aún no puede resistir y luchar contra estos pensamientos. Y lo que estos pensamientos le muestran es que la Divinidad está en el polvo. Él quisiera trabajar con alegría pues sirve a un rey poderoso e importante, y esto debería darle alegría, pero siente todo lo contrario: el rechazo. Es como si estuviera siendo rechazado del trabajo.
A esto se le llama “la Divinidad en el polvo”: esta sensación de que se le está empujando hacia afuera. En otras palabras, siente que si bien desea tomar sobre sí mismo la carga del reino de los cielos, las interrogantes del Faraón llegan para cuestionarle, “¿Quién es el Señor para que yo escuche Su voz?” Esto se considera que Maljut, es decir la Divinidad, está en el exilio con el Rey Faraón de Egipto, quien muestra la bajeza del reino de los cielos.
En este momento, uno sólo puede rezar para que el reino se construya, es decir que el reino no permanezca bajo la imagen de la bajeza, puesto que uno no puede recibir alegría de esta bajeza, cuando mira que no tiene ninguna importancia. Y se considera que uno debe rezar por la destrucción del Templo, porque el mundo no puede mirar como algo bueno recibir el reino de los cielos, es decir, considerar el trabajo del Creador como un trabajo respetable y pleno de dignidad.
Por lo tanto, cuando uno reza por el exilio de la Divinidad, no debe rezar porque esté en el polvo solamente para él. Más bien, uno debe rezar por su bajeza en el mundo entero, que nadie en el mundo le presta un pensamiento a la espiritualidad. Y él reza por todo el mundo, como nosotros rezamos, “Y construir Jerusalén pronto en nuestros días”, para que sea glorificado en todo el mundo, tal como se pronuncia durante el rezo en Rosh Jashana (el inicio del año), “Que seas Rey sobre todo el mundo con Tu gloria”. Pero si la colectividad no siente la carencia, ¿cómo es que rezarán?
Sin embargo, esta persona que fue recompensada con adquirir la necesidad, que siente el exilio, él puede pedir la redención. ¿Pero aquellos que no sienten que se encuentran en el exilio, cómo pueden ellos pedir que Él los libere del exilio? Pues resulta que la sensación de estar en el exilio de una persona es ya en sí considerada un ascenso en el grado y debe pedir el llenado para todo el público.
Es como se mencionó arriba, “Cualquiera que se lamente por Jerusalén será merecedor de contemplar su alegría”. En otras palabras, aquel que siente el exilio de la Divinidad y se lamenta es aquel que es merecedor de contemplar su alegría, pues en términos de Kelim (vasijas) sólo él tiene los Kelim preparados para la redención, porque los Kelim son un deseo de llenado.
Por lo tanto, se lamenta cuando él siente que la Divinidad está en el exilio y su grandeza no se aprecia. Pero aquel que desea tomar sobre sí mismo la carga del reino de los cielos debido a que Él es grande y gobierna, le vienen pensamientos e imaginaciones y estos pensamientos lo repelen de la santidad y sólo venciéndolos y por la mediante la coerción por encima de la razón lo puede resistir.
Y a cada vez que desea creer que Su Providencia es benévola, tiene pensamientos que difaman al Creador y le aflige que debe escuchar difamación. Piensa que es sólo porque las naciones del mundo dominan sobre la santidad, es decir que existe un ocultamiento y para aquellos que desean ingresar en el servicio sagrado, Sitra Ajra encubre la importancia de la santidad. Se desprende que es precisamente aquel que se lamenta que necesita de la misericordia del cielo para poder vencer la maldad en él y se lamenta y gime para que el Creador le ayude.
Pero él ciertamente debe rezar por el conjunto, o se podría considerar que está rezando sólo para su propio beneficio, esto es, para que él solo sea liberado del exilio. Y si uno verdaderamente pide para el beneficio del Creador, para que la gloria del cielo se revele en el mundo, ¿cómo podría pedir sólo para sí mismo? Por consiguiente, uno debería pedir para que la gloria del cielo se revele en todo el mundo, como nuestros sabios dijeron (Baba Kama 92), “Cualquiera que implore misericordia para su amigo, y necesite lo mismo, se le concede primero”.
En el trabajo, debemos entender por qué recibe primero respuesta la persona que implora misericordia para su amigo. Parece que la misericordia que está solicitando no se debe a que desea invocar la misericordia para su amigo. Parece un engaño. Como nuestros sabios dijeron que se le respondería primero, por esto suplica misericordia para su amigo.
Y sin embargo, debemos entender por qué se le responde primero. ¿El rezo no puede ser concedido a ambos juntos y debe ser a cada uno por separado y no a ambos a la vez? Debemos comprender por qué se le responde primero.
Debemos interpretar que cuando una persona suplica misericordia para su amigo en el trabajo, es decir cuando uno comienza a marchar por el camino para conseguir Dvekut (adhesión) con el Creador a través de la Torá y Mitzvot (los mandamientos), considerando que todas sus acciones serán para el Creador y no para sí mismo, el cuerpo comienza a resistirse al trabajo. Le da pensamientos de que este trabajo no es para él, pues la naturaleza del cuerpo es para su propio beneficio, mientras que él desea trabajar para el Creador. Por lo tanto, el cuerpo, llamado “deseo de recibir”, siempre le muestra que no vale la pena trabajar para el Creador. Y puesto que uno no puede hacer un solo movimiento sin placer, pues esta es la naturaleza de la creación ya que Él desea deleitar a Sus criaturas, lo cual es la razón de la creación, por lo tanto uno no puede trabajar a menos que reciba placer por el trabajo.
Así, todo lo que un hombre hace es sólo para disfrutar, es decir, recibir recompensa por el esfuerzo que él está haciendo. Por tanto, en Lo Lishma (no por Su nombre), cuando uno cree en recompensa y castigo, uno tiene energía para el trabajo durante la labor; porque él está mirando la recompensa que recibirá. Pero, cuando uno trabaja con el fin de otorgar, es decir, cuando él no desea recibir ninguna recompensa por su labor, ¿cómo puede trabajar él sin placer?
El Zohar dice sobre esto que nosotros debemos trabajar porque el Creador es grande y gobierna, es decir, debido a la grandeza del Creador. Esto es así, porque nosotros vemos que en la naturaleza, el más pequeño de todos recibe placer cuando sirve al más grande, ya que, naturalmente, uno tiene fuerza para trabajar en servicio de una persona importante. De forma especial, es un gran placer servir a un gran rey. Uno no necesita trabajar en eso, está en la naturaleza de la creación. En lo que uno debe trabajar, es en saber y sentir que él es una persona importante, y después él será capaz de servirle.
Por tanto, de forma particular, cuando uno desea trabajar debido a la grandeza del Creador, malos pensamientos vienen a él y no le permiten sentir la grandeza del Creador, sino que, de hecho, le muestran lo opuesto. Efectivamente, este ocultamiento gobierna a todos. Pero, para aquellas personas que no trabajan debido a la grandeza del Creador, el cuerpo no necesita esconder de ellos la grandeza del Creador. Esto es así, porque en tanto ellos no hagan de la grandeza del Creador la razón del trabajo, el cuerpo no está trabajando sin paga, porque considera la recompensa, no al que da la recompensa.
Resulta que, particularmente, para la gente que desea trabajar sólo debido a la grandeza del Creador, existe una resistencia y las naciones del mundo cubren y esconden al Israel en el hombre. Así, de forma natural, la mayoría de las difamaciones contra la grandeza del Creador está en aquellos quienes desean alcanzar Dvekut con el Creador. Aquellos que sienten el descernimiento llamado “Divinidad en el polvo” son quienes sienten la necesidad de pedir del Creador liberarla del exilio, de estar entre las naciones, esto es que las naciones dominen sobre ella y escondan la grandeza y la importancia de la Santa Divinidad.
Por tanto, aquellos que sienten que la Divinidad está en el polvo, deben rezar para que la gloria del cielo sea revelada en todo el mundo. Sin embargo, no todo el mundo necesita esto – elevar la Divinidad del polvo – y entonces, se le contesta a él primero porque él necesita la misma cosa. Pero, después de todo, esto trae revelación a toda la generación. Y, mientras ellos no tengan los Kelim apropiados para esto, esto no puede ser así revelado en ellos aun. Esto es como nuestros sabios dijeron: “Si él guarda una Mitzvah (mandamiento), feliz es él, pues se ha sentenciado a sí mismo, y al mundo entero, en la escala del mérito”.
Así, sólo aquella persona – que siente el ocultamiento sobre la espiritualidad, sobre el deseo de otorgar debido a la grandeza del Creador - debe pedir misericordia para la generación completa. Y, ya que él necesita la misma cosa, a él se le dará respuesta primero. Esto es porque está dicho acerca de él: “Cualquiera, que guarde luto por Jerusalén será merecedor de contemplar su alegría”. Y la razón es como dijimos arriba, que él necesita la misma cosa, y no lo público. Esta es la razón de que aquel, que implora misericordia por su amigo, no pueden recibir ambos el otorgamiento del rezo porque sólo él necesita esa cosa, es decir esa salvación – sentir la grandeza de la Kedusha (santidad) llamada: “levantar a la Divinidad del polvo”.
Pero aquellos, que trabajan de la primera manera antes mencionada, que trabajan por una recompensa, ellos consideran la recompensa. Y allí hay una regla. Aquel que da es importante. Resulta que si ellos creen que ellos recibirán recompensa, que el Creador pagará su recompensa, entonces Él ya es importante para ellos. Pero, aquellos que no trabajan por una recompensa, deberían sentir ahora Su grandeza, y sobre esto existe la ocultación que está colocada en la Kedusha – su grandeza es oculta. Para ello, a nosotros se nos otorgó la solicitud del Creador para remover el ocultamiento, como está escrito: “No escondas Tu rostro de mí”.
Ahora, podemos entender que por lo que pedimos es: “Pero Israel no conoce”, y a lo que se refiere, “Mi pueblo no discierne”. Israel son aquellos quienes trabajan con el objetivo de alcanzar Dvekut con el Creador, para ser recompensados con lograr el grado de Yashar El (directo a l Creador), y no para su propio beneficio. Ellos pertenecen a la intención llamada “Conocer” ya que ellos necesitan llegar a clarificar el conocimiento de que ellos deben alcanzar la grandeza del Creador. Y este conocimiento llega específicamente, a través de la fe por encima de la razón; pues la razón está dominada por las naciones del mundo, quienes esconden la grandeza de la santidad y degradan el reino del cielo al polvo.
Y particularmente, al sobreponerte con fe por encima de la razón, cuando uno lleva al cabo sus acciones por coerción, cuando los malos pensamientos sobre el Sitra Achra llegan a él, cuando ellos calumnian y dicen que no vale la pena trabajar para beneficiar al Creador, que la razón para ese trabajo es sólo la grandeza del Creador, entonces no hay nada que uno pueda hacer excepto creer en los sabios, que nos dicen que específicamente este trabajo que hace una persona de ir por encima la razón, es el que da contento al Creador. Esto es como Baal HaSulam dijo, que la mayoría del trabajo es cuando una persona da algo al Creador precisamente cuando él va por encima de la razón.
Esto significa que la razón le dice a él que no vale la pena hacer cosas con el fin de otorgar. Pero uno se sobrepone a eso y trabaja por encima de la razón. Esto es considerado que una persona da algo al Creador. Pero, cuando el Creador le da despertar desde arriba, no hay nada que uno pueda hacer, acerca de lo cual él puede decir que él está dando algo al Creador, pues entonces un hombre es anulado ante el Creador como una vela ante una antorcha, sin ninguna opción.
Así, en ese estado, uno está dando nada, porque él no tiene opción. Pero cuando él debe ir por encima de la razón, ya que el estado de la razón es valioso, entonces él puede decir que él está dando algo al Creador. Y él dice que nosotros debemos creer que este trabajo es más importante para el Creador que el resto de los trabajos.
El profeta dijo: “Conoce el buey a su dueño”. Esto pertenece al discernimiento de Israel, quienes son considerados las cabezas de los pueblos. Israel significa Li Rosh (La cabeza es mía). El conocimiento les pertenece a ellos, y por eso él dice: “Pero Israel no conoce”, pues ellos no estaban comprometidos en la labor con el fin de llegar a conocer al Creador, como está escrito: “Conoce este día, y guárdalo en tu corazón, que el Señor, Él es Dios”.
Y el profeta dijo que ellos no estaban comprometidos en eso. También, el profeta habló a la colectividad, es decir al pueblo, cuyo trabajo es sólo recibir recompensa y esta es la razón de que se comprometen en Torá y Mitzvot. Ellos no consideran el asunto de: “Y el asno, el pesebre de su amo”. El asno, como dijimos arriba, es el deseo de recibir llamado “sólo amor propio”. Y después, el profeta les dijo que el asno, esto es, aquel que mira al pesebre de su amo – la recompensa – no considera que es el Creador que le da la recompensa, es decir que al considerarlo, ellos recibirían el amor del Creador, tal como existe amor por aquel que da regalos al pueblo. Pero ellos no notaron al otorgante; y sólo pensaron que tendrían una recompensa.
Resulta de esto que lo que ellos hicieron, lo hicieron por recompensa, es decir, sin amor o temor. Así, ellos no le prestaron ningún pensamiento al “pesebre de Su amo”, esto es, al dueño, que el Creador es el otorgante. En vez, ellos separaron los Mitzvot del otorgante de la Torá y Mitzvot y no pensaron en el otorgante del trabajo durante el trabajo. Además, cuando ellos pensaron acerca de la recompensa, ellos no estaban pensando en quién era el otorgante de la recompensa.
Esto significa que el profeta existe y advierte a ambos, a Israel – que trabajan sobre la intención pero no dan suficiente consideración a alcanzar Dvekut con el Creador – y a aquellos que trabajan sólo en acción y cuyo objetivo es sólo recibir recompensa, y ellos no consideran quién es el que da la recompensa. Esto es el porqué de “Mi pueblo no discierne”. Y, naturalmente, ellos carecen del amor del Creador.
De esto resulta que, un hombre debería responsabilizarse por lo que va a rezar antes de que vaya a rezar. Esto es el por qué Baal HaSulam dijo que uno debería rezar por una sola cosa, y esto incluye muchas cosas: es que él le pida del Creador que le dé un deseo para trabajar con el fin de otorgar, y no para su propio beneficio. Esto es así, porque para tener un deseo de otorgar, él debe tener fe en el Creador y creer en la grandeza del Creador. Pero la oración por la cual él desea que el Creador le dé el deseo de otorgar, significa que una persona dice al Creador: “Yo deseo que mientras me esfuerce en en Torá y Mitzvot, la intención sea la de que yo crea que el Creador toma placer en mis acciones”.
En otras palabras, aunque uno no saboree o sienta algo durante su labor, él tendrá la fuerza para decir a su cuerpo – mientras el cuerpo argumenta: “Ves que el estudio de la Torá y los rezos no tienen sabor para ti” – esto es que el hombre desea tener la fuerza para decir al cuerpo: “ya que estoy trabajando sólo para el placer del Creador, ¿por qué debería preocuparme si tiene sabor para mí o no? Si yo estuviera trabajando para mi propio beneficio, tú tendrías razón en lo que me estás diciendo, que no te sabe a nada por lo que yo trabajo. Así mismo, una persona que no disfruta su comida, no come. Yo, sin embargo, estoy trabajando para el beneficio del Creador, por tanto es igual para mí, el tipo de sabor que esté probando”. Y esto se llama rendición incondicional.