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1796. El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal

 

El árbol del conocimiento del bien y del mal

15 de enero de 1972


Está escrito en El Zóhar: “El árbol del conocimiento del bien y del mal, si lo lograron: bien; si no lo lograron: mal”. Se explica en el Comentario Sulam que si él lo logró, Midat HaDin (cualidad del juicio o sentencia) –cuarto discernimiento de la Luz directa no mitigada– es ocultada, y Midat HaRajamim (cualidad de la misericordia) es revelada; esto es, Maljut que es mitigada en Midat HaRajamim (cualidad de la misericordia), es revelada. Pero, si él no lo logra, sucede lo contrario.

Debemos entender el significado de revelación y ocultación. Es sabido que el hombre consta de virtudes y buenas cualidades, al igual que de malas cualidades. Esto es porque “No existe un justo sobre la tierra quien hará el bien sin pecar”.En otras palabras, siempre existe una deficiencia en la persona, algo más que corregir, de otra manera, no habría nada más para hacer en el mundo.

Esto es como dos hombres que están unidos el uno al otro, y hay amistad entre ellos y, de pronto, uno de ellos escucha que el otro le hizo algo malo. Inmediatamente se aleja de él y no puede mirarlo o permanecer cerca de su amigo. Pero, después de todo, se reconcilian. Nuestros sabios vienen y dicen: “No apacigües a tu amigo mientras esté enfadado”. La pregunta es: ¿Por qué? Durante su enfado, él ve la falta de su amigo y no puede perdonarlo de ninguna forma, ya que la falta de su amigo está revelada, y sus buenas cualidades –aquellas por las que lo eligió como amigo– ahora están ocultas y sólo se revela la falta del amigo. Así pues, ¿cómo puede hablar a alguien que es malo?

Pero, después de algún tiempo, cuando olvida el daño que su amigo hizo, puede redescubrir las buenas cualidades y ocultar las malas cualidades de su amigo; es decir, que reaviva la sensación de las buenas cualidades de su amigo.

Naturalmente, mientras no se dé poder y apoyo a las malas cualidades de su amigo, estas son dejadas de lado y ocultadas. Esto sucede porque cuando hablamos de algo, el discurso da poder y sustento a las cosas que se están discutiendo. De esta manera, cuando el enfado es olvidado, es decir, cuando la pena que su amigo le causó pierde su escozor, es posible comenzar a hablar del placer que recibió de las buenas cualidades de su amigo.

Esta imagen se percibe mejor entre un marido y su esposa. A veces, están en tal desacuerdo que desean apartarse el uno del otro. Pero después se reconcilian. La pregunta es: “¿Qué sucede con las cosas malas que ocurrieron entre ellos mientras estaban reñidos? ¿Acaso han desaparecido?”.

En realidad, debemos decir que ocultaron las razones, es decir, las malas cualidades que cada uno vio en el otro. Y ahora, durante el período de paz, cada uno recuerda únicamente las buenas cualidades entre ellos, las virtudes por las cuales se dio la unión entre ellos. Pero, incluso después, si alguien de la familia viene y comienza a hablar al hombre o a la mujer, y muestra las faltas del otro, le daría fuerza y vitalidad a cosas que entre ellos suprimen y cancelan, y les expondría a ellas. En ese estado, uno puede provocar la separación entre ellos. De forma similar, entre dos amigos, si una tercera persona viene y comienza a mostrar a uno de los amigos las faltas y desventajas de su amigo, hablando de cosas que están ocultas en ellas, él podría darles a estas cosas poder y vitalidad, y esa tercera persona podría provocar la separación entre ellos.

Y quizás esta es la razón por la que difamar está prohibido, aun cuando sea verdad; pues esto revela cosas que estaban escondidas previamente. Esto provoca lo opuesto –oculta las virtudes y revela las faltas de su amigo– provocando así separación y odio entre ellos. Y, pese a que todo lo que diga es verdad, la razón es tal como fue dicha arriba –que todo depende de qué se revela y qué se oculta. También es lo mismo entre el Creador y el hombre. Mientras la maldad del hombre está cubierta y una persona se considera a sí misma virtuosa, se siente calificada para dedicarse a la Torá y las Mitzvot (preceptos), pues es digna de ascender de grado. Pero, cuando es al contrario, y sus virtudes están cubiertas y solo sus desventajas son reveladas, no puede comprometerse en la Torá y las Mitzvot porque siente que es indigno de cualquier cosa. Así, podrá, al menos, disfrutar de este mundo como una bestia, pues no puede ser un ser humano. Baal HaSulam dijo sobre esto que, normalmente, conforme la persona se dedica a la Torá y las Mitzvot, siente su bajeza, y cuando se compromete en asuntos corporales, no siente ninguna bajeza. Pero debería ser lo contrario –mientras se compromete en asuntos corporales, debería sentir su bajeza, y naturalmente podría hacer todo sin ninguna vitalidad; mientras que comprometido en Torá y las Mitzvot, él debería considerarse a sí mismo como completo. De hecho, es el mismo problema que hemos mencionado anteriormente.

 

 

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