Cada uno ayudará a su prójimo
Artículo Nº 4, 1984
Hemos de entender cómo uno puede ayudar a su amigo. Si esto se refiere específicamente al lugar donde hay pobres y ricos, sabios y necios, fuertes y débiles, o donde todos son ricos, sabios, fuertes, etc., ¿y en ese caso en qué puede una persona ayudar a la otra? Vemos que hay algo que todos tienen en común: el estado de ánimo. Tal como dijeron: “¿Una preocupación en el corazón del hombre? Que lo hable con los demás”. Porque para que la persona tenga un estado de ánimo elevado, ni la riqueza, ni la erudición, le ayudarán. En cambio, uno puede ayudar al otro, al ver que se halla con un estado de ánimo abatido. Tal como está escrito: “No hay persona que pueda liberarse a sí misma de la prisión”. Sino que precisamente es su amigo el que puede levantarle el ánimo. Es decir que su amigo le eleva del estado en el que se encuentra, hacia un estado de ánimo vivo. Y entonces, empieza a recuperar su fuerza y confianza de vida y riqueza. Y comienza, como si su meta se encontrase ahora cerca de él. Como resultado, cada uno tiene que estar atento y pensar cómo puede ayudar a su compañero a elevar su estado de ánimo, porque con respecto al estado de ánimo, cada uno puede encontrar en su compañero, un espacio vacío que puede llenar.