La Garantía Mutua
(Ha Arvut)
(Continuación del artículo de Matán Torá)
Todo Israel es responsable el uno por el otro
(Sanhedrín, 27.72; Shavuot 39)
Esto es referente a la unión existente cuando todo Israel se convirtió responsable el uno por el otro. Porque la Torá no fue dada a antes de que a cada uno se le preguntara si tomaría sobre ellos mismos el Mitzvá (precepto) de amar a otros en la medida completa expresada en las palabras “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Eso significa que todos y cada uno en Israel asume sobre sí mismo la tarea de cuidar y de trabajar por cada uno de los miembros de la nación y satisfacer todas sus necesidades; no menos que la cantidad impresa en ellos para cuidar de sus propias necesidades.
Una vez que toda la nación unánimemente estuvo de acuerdo y dijo: “Lo haremos y oiremos” (Éxodo 24.7), entonces, cada miembro de Israel se volvió responsable de que nada le faltara a los otros miembros de la nación y solamente entonces se hicieron merecedores de recibir la Torá. Con esta responsabilidad completa, cada miembro de la nación se liberó de la preocupación de las necesidades de su propio cuerpo y pudo observar la Mitzvá de “ama a tu prójimo como a ti mismo” en su completa magnitud y dar a cada miembro en necesidad todo lo que el primero tenga, porque él no se preocupa ya mas por la existencia de su propio cuerpo, porque ahora sabe que seiscientos mil leales amantes están listos para ver por él.
Debido a lo anterior no estuvieron listos para recibir la Torá en tiempos de Avraham, Itzjak y Ya’akov, sino sólo cuando salieron de Egipto y se volvieron una nación. Sólo entonces hubo la posibilidad de que cada uno fuera garantizado por cada una de sus necesidades sin una simple preocupación.
Ustedes evidentemente encuentran que la entrega de la Torá tuvo que ser retrasada hasta que salieran de Egipto y se convirtieran en una nación por sí mismos, o sea, que hasta que todas sus necesidades fueran satisfechas por ellos mismos sin ayuda exterior, estarían calificados para recibir la responsabilidad de arriba. Entonces, les fue entregada la Torá. De aquí resulta, que si aun después de recibir la Torá, un puñado de hombres de Israel los traiciona y regresa a la suciedad de auto-amor sin consideración para sus amigos, esa misma cantidad de necesidad que es puesta en las manos de esos pocos será la carga sobre todo Israel y tendrá que ser prevista por estos últimos.
Debido a que esos pocos no avergonzarán a todos y el cumplimiento del Mitzvá de amar a nuestro prójimo es previsto para todo Israel, esos rebeldes causan que los que observan la Torá y Mitzvot permanezcan en su suciedad de auto-amor, porque no podrían observar el precepto de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y completar su amor sin la ayuda de éstos pocos.
Así ustedes ven que Israel es responsable el uno por el otro, en el lado positivo y en el negativo. Porque por el lado positivo, si ellos obedecen la unión hasta que cada uno se interese y satisfaga las necesidades de sus amigos, pueden completamente observar la Torá y Mitzvot, llevando contento a su Creador. Y por el lado negativo vemos que si una parte de la nación no quiere mantener la unión y escoge hundirse en auto-amor, éstos causarán que el resto de la nación permanezca inmersa en su suciedad y bajeza sin poder jamás encontrar una salida.
18) Por lo tanto, el Taná (Rabí Shimon Bar Yojai) describía esa unión como dos tipos en un bote, cuando uno de ellos empezó a hacer un agujero en el bote. Su amigo le preguntó: “¿Por qué haces ese agujero?”, y este le contestó: “A ti que te importa, yo estoy agujerando debajo de mí, no de ti”, a lo que el otro le replicó: “¡Tonto, nos ahogaremos juntos!”
De esto aprendemos que debido a esos rebeldes que se hunden en auto-amor, por sus actos, se construye una pared de hierro que evita que los que observan la Torá desde el principio, observen por completo la Torá y los Mitzvot en la medida de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, la cual es la escalera para alcanzar adhesión con Él. Qué correctas fueron las palabras del proverbio que decía: “¡Tonto, nos ahogaremos juntos!”
19) Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, clarifica este concepto aun más allá, al decir que no es suficiente que todo Israel sea responsable los unos de los otros, sino que el mundo entero debe ser incluido en esa unión. En verdad no hay disputa aquí, porque todos estamos de acuerdo que para empezar, es suficiente comenzar con una nación para la observancia de la Torá y el inicio de la corrección del mundo, porque es imposible empezar con todas las naciones al mismo tiempo, como dijeron que el Señor fue a todas las naciones con la Torá y no quisieron recibirla, entendiéndose que estaban inmersos en auto-amor hasta el cuello, algunos con adulterio, algunos con robo y asesinato y así sucesivamente, hasta que fue imposible concebir en esos días tan siquiera pedirles el estar de acuerdo en retirarse del auto-amor.
Por lo tanto, el Creador no encontró a una nación o lengua que estuviera calificada para recibir la Torá, sino los hijos de Avraham, Itzjak y Ya’akov, cuya rectitud de sus padres se reflejó sobre ellos y como dijeron nuestros sabios: “Los padres observaban toda la Torá aun antes de que ésta fuera dada”, refiriéndose a que debido a la eminencia de sus almas y su adhesión con Él ellos tenían la habilidad de apegarse a los caminos del Señor, como es expresado en la espiritualidad de la Torá, sin necesitar primero la parte práctica de la Torá (que son refinamientos físicos), la cual no tenían posibilidad de observar.
La eminencia mental de nuestros padres santos influenció a sus hijos y a los hijos de sus hijos de gran forma y su bondad se reflejó sobre esa generación, cuyos miembros todos aceptaron sobre sí mismos el trabajo sublime y todos y cada uno proclamaron claramente, “lo haremos y oiremos”. Debido a eso, nosotros fuimos escogidos y obligados a ser el pueblo escogido, una gente de virtud de entre todas las naciones. Porque solo los miembros de la nación israelita tomaron sobre ellos la responsabilidad y no así las otras naciones del mundo que no participaron.
Esa es la cruda realidad, ¿Cómo podría Rabí Elazar estar en desacuerdo con ella?
20) Pero el fin de la corrección del mundo será poner a toda la gente del mundo bajo Su trabajo, como dice: “Y el Señor será el rey sobre toda la tierra: en ese día el Señor será uno, y su nombre uno” (Zacarías 14.9). Está dicho: “En ese día” y no antes. Y también dice: “…porque la Tierra estará llena de conocimiento del Señor (Isaías 11.9) y todas las naciones deberán seguirlo a Él “(Isaías 2.2).
Pero el rol de Israel hacia el mundo se asemeja al rol de nuestros santos padres hacia la nación israelita, refiriéndose justo a que debido a la bondad que nuestros padres reflejaron sobre nosotros y la ayuda para desarrollarnos y limpiarnos a nosotros mismos hasta que nos volvimos merecedores de recibir la Torá y si no hubiera sido por nuestros padres que observaron la Torá antes de que ésta fuera dada, nosotros no seriamos mejor que cualquier otra nación.
Está también sobre la nación de Israel a través de la Torá y Mitzvot, capacitarse a sí mismos y a toda la gente del mundo, para desarrollarse, de tal forma de que puedan tomar sobre sí mismos ese sublime trabajo de amar al prójimo, lo cual es la escalera para alcanzar el propósito de la creación, que es la adhesión con Él.
De modo que todos y cada uno de los preceptos que un israelita cumpla para llevar contento a su Creador, y no por auto gratificación, ayudará a tal extremo con el desarrollo de toda la gente del mundo, porque no se hace todo de una sola vez, sino por un desarrollo gradual hasta que se alcanza una cantidad que pueda llevar a todo el mundo a la limpieza deseada. Eso es a lo que nuestros sabios llaman: cambiar el balance por virtud, refiriéndose a que el refinamiento requerido ha sido alcanzado y ellos comparaban éste a la acción de pesar en una báscula, donde el cambio del balance es el llegar al peso deseado.
21) Esas son las palabras de Rabí Elazar, hijo del Rabí Shimon, quien dijo que el mundo es juzgado por su mayoría, refiriéndose al rol de la nación de Israel para capacitar al mundo con un cierto refinamiento hasta que sean dignos de tomar sobre sí mismos Su trabajo, no menos que Israel cuando fue digno de recibir la Torá. Nuestros sabios comentaron sobre esto que ellos habían alcanzado la mayoría de sus virtudes al cambiar el balance lejos de la falta, la cual es el sucio auto-amor.
De seguro, si el lado de los buenos, el cual es el sublime apego de la bondad de amar al prójimo, se eleva sobre el lado sucio de las faltas, serán calificados por el acuerdo y la decisión de “lo haremos y oiremos” como Israel lo dijo. Pero antes de eso, refiriéndose a que antes de que alcancen lo correcto, el auto-amor ciertamente evitara que ellos estén de acuerdo en tomar esa responsabilidad.
Nuestros sabios dijeron: “si él cumple un Mitzvá, él ha hecho a todo el mundo bueno”, refiriéndose a que él suma su partícula individual de Israel a la decisión general, como aquel que pesa semillas de sésamo y agrega una a una a la báscula, hasta que hay suficientes para cambiar el balance. Ciertamente cada uno toma parte en ese proceso de cambio, sin el cual este nunca se hubiera completado. Por lo tanto él habla sobre el acto de un individuo de Israel que hace a todo el mundo correcto. Por que cuando el cambio completo del mundo se haya dado, entonces todos y cada uno de los individuos habrán tomado parte en este, o jamás se hubiera completado.
Así ustedes encuentran que Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon no disputa las palabras de nuestros sabios, de que todos en Israel son responsables los unos por los otros, pero Rabí Elazar, el hijo de Rabí Shimon, habla de la corrección del mundo entero en el tiempo del fin de la corrección. Por el contrario nuestros sabios hablan del presente, donde solo Israel toma sobre sí mismo el peso de la Torá.
22) Eso es lo que Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon habla concerniente al verso: “Un pecador hará perder mucho bien”, porque ha sido ya demostrado (cap.20) que la impresión que viene a un hombre al trabajar con Mitzvot entre el hombre y Dios, es completamente la misma a la que obtiene del Mitzvot entre el hombre y su semejante.
Debido a que está obligado a cumplir todos los Mitzvot en Su nombre, sin ninguna esperanza de auto-amor, refiriéndose a que ni un destello o esperanza retornan a él a través de sus problemas en la forma de recompensa, de honor, etc. En este punto exaltado de amor a Dios y el amor a su semejante se unen y se vuelven realmente uno.
De esto resulta que él hace un cierto grado de progreso en la escalera de amar a su prójimo en toda la gente del mundo, es debido a ese grado, que el individuo despertó en sus acciones, sean grandes o pequeñas, finalmente se une el futuro al cambiar el balance del mundo a la derecha, porque su contribución es adicionada al peso.
Y el que comete un pecado, que no pueda sobreponerse y conquistar su sucio auto-amor, que lo haga robar o hacer algo semejante lo cambia a él y al mundo entero a lo malo. Porque con la revelación de la suciedad del auto-amor, la baja naturaleza de la creación se refuerza y ahora él es encontrado substrayendo una cierta cantidad del lado bueno, muy parecido a una persona que retira de la báscula la semilla de sésamo que había puesto ahí, y que eleva el lado malo de la báscula en esa medida. De ahí tenemos que él regresa el mundo hacia atrás, como ellos dijeron que: “un pecador hará perder mucho bien”, por que debido a que no pudo sobreponerse a su insignificante deseo, empuja la espiritualidad del mundo entero hacia atrás.
23) Con esas palabras nosotros entendemos claramente lo que se dijo con anterioridad, acerca de la Torá, que fue dada específicamente a la nación de Israel, porque es cierto e inequívoco que el propósito de la creación está en los hombros de toda la raza humana, sean negros, blancos o amarillos.
Pero, debido al descenso de la naturaleza humana al más bajo grado, que es el auto-amor que gobierna sobre toda la humanidad, no hubo forma de negociar con ellos y persuadirlos para que estuvieran de acuerdo de tomarla sobre ellos mismos, aun como una promesa vacía (salir del angosto mundo al amplio espacio del amor al prójimo), todos excepto la nación de Israel, por que ellos habían estado esclavizados en el reino salvaje de Egipto por cuatrocientos años terribles.
Nuestros sabios dijeron: “Como la sal endulza la carne, la agonía pule al hombre”, refiriéndose a que ellos llevaron el cuerpo a gran refinamiento, y en adición, el refinamiento de sus santos padres se reflejó sobre ellos, como algunos de los versos de la Torá lo testifican.
Debido a esos dos prólogos fueron calificados para ella, por lo cual son referidos en forma singular: “y ahí Israel acampó ante la montaña (Éxodo 19,2)” lo que nuestros sabios interpretan: como un hombre y un corazón. Eso es porque todas y cada una de las personas de la nación se separaron a sí mismas completamente del auto-amor y querían solo beneficiar a su amigo. Esto nos dice que todos los individuos en la nación han venido juntos y se han transformado en un hombre y un corazón, porque solo entonces estuvieron calificados para recibir la Torá.
24) La Torá fue dada solamente a la nación de Israel, porque era inconcebible que cualquier extranjero tomara parte en esto. Debido a eso la nación israelita ha sido construida como una especie de puerta de acceso por la cual las chispas de refinamiento deberán brillar sobre toda la raza humana.
Esas chispas se multiplicarán diariamente hasta que alcancen la cantidad deseada, o sea, hasta que ellos se desarrollen y lleguen a entender lo placentero y tranquilizante que se está en el corazón del amor al prójimo. Porque entonces ellos sabrán como cambiar el balance hacia lo correcto y se localizarán a sí mismos bajo esa carga, y lo incorrecto será erradicado del mundo.
25) Aun permanece la necesidad de completar lo que hemos dicho arriba acerca de la razón por lo cual la Torá no fue dada a nuestros padres, por que el precepto de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, el cual es el eje sobre el que giran los Mitzvot y para clarificar e interpretar esto, la misma no pudiera ser observada por un individuo sino solo a través del consenso de una nación completa.
Es por lo cual tomó hasta el éxodo de Egipto el ser merecedor de observar ésta, y entonces fueron cuestionados si todos y cada uno de la nación estaban dispuestos de tomar sobre sí mismo ese Mitzvá.
26) Solamente una vez que todos estuvieron de acuerdo, se les dio la Torá. No obstante, aun estamos por ver donde encontramos en la Torá que todos ellos accedieron a esto, antes de recibirla.
Tengamos en mente que esas cosas son evidentes para cualquier persona conocedora de la invitación que Dios envió a Israel a través de Moisés antes de la recepción de la Torá, como esta dice: “Ahora pues si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. Entonces vino Moisés y llamó a los ancianos del pueblo, y propuso en presencia de ellos todas estas palabras que el señor le había mandado. Y todo el pueblo respondió a una, y dijo: Todo lo que el Señor ha dicho haremos. Y Moisés refirió las palabras del pueblo al Señor” (Éxodo 19,5).
Esas palabras no parecen concordar en su giro, porque el sentido común nos dice que si una persona pide a su amigo que le haga algún trabajo, y quiere que esté de acuerdo, debe darle a él un ejemplo del contenido del trabajo y cuanto pagará. Solo entonces podría su amigo decidir si toma o no este trabajo.
Pero aquí no encontramos ni un ejemplo del trabajo ni de su pago, porque Él dice: “si tú en verdad obedeces mi voz, y mantienes mi convenio”, y Él no interpreta la voz o nos dice de qué se trata el convenio. Luego añade: “entonces tú serás mi propio tesoro de entre todas las gentes: porque toda la tierra es mía”, pero no podemos ver de esas palabras si Él nos manda a trabajar para ser un remedio (Segulá significa remedio en Hebreo, y también virtuoso. Baal HaSulam usa ambos significados libremente) para todas las personas o si ésta también es una promesa para todos nosotros.
También debemos entender la conexión con las palabras: “porque toda la tierra es mía”. Todas las interpretaciones aquí tratan de corregir esta oración, y Even Ezra dice, en el nombre de Rav Marinos que la palabra “porque” significa “aunque”, él la interpreta como “entonces tú serás mi propio tesoro entre todas las gentes: aunque toda la tierra es mía”. Even Ezra tiende a estar de acuerdo con esto, pero esa interpretación no coincide con nuestros sabios que dicen que “porque” sirve para cuatro significados: “o”, “no sea que”, “pero”, “eso”.
El agrega una quinta interpretación: “aunque”. Entonces, el escrito termina: “Tú serás para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Pero aquí también no es evidente del texto si éste es un precepto y uno debe profundizar en él, o una buena promesa. Las palabras “un reino de sacerdotes” no son repetidas y no son explicadas en ninguna parte en las Sagradas Escrituras. Y nosotros debemos enfocarnos principalmente en definir la diferencia entre “un reino de sacerdotes” y “una nación santa”. Porque el significado ordinario de sacerdocio es uno de santidad, y es obvio que un reino donde todos sean sacerdotes debe ser una nación santa, así es que las palabras “nación santa” parecen redundantes.
27) No obstante, por todas las interpretaciones que hemos hecho hasta ahora, aprendemos que el verdadero significado de esas palabras, deben ser vistas en forma de negociación con una oferta y un consentimiento, lo cual significa que, Él realmente ofrece a ellos por medio de esas palabras la forma completa, el contenido del trabajo en la Torá y Mitzvot y la recompensa que lo sigue.
El trabajo en la Torá y Mitzvot está expresado en las palabras: “Y tú serás para Mí un reino de sacerdotes”, refiriéndose a que todos ustedes desde el más joven al más viejo, son como sacerdotes. Justo como ellos tienen posesiones en este mundo corpóreo, porque el Señor es su posesión, así toda la nación será organizada para que la tierra entera y todo en ella estén dedicada al Señor y ningún individuo en ella trabajará más que para observar los mandamientos de Dios y satisfacer las necesidades de su prójimo, así que ninguna persona nunca más necesitará preocuparse de sí mismo.
En esta forma, aun los trabajos mundanos como el cultivar, sembrar y semejantes, son como el trabajo del sacrificio que los sacerdotes cumplen en el Templo, y ¿Por qué necesitaría hacer el Mitzvá de hacer sacrificios para el Señor, si yo puedo observar el Mitzvá de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo?”. Lo que resulta que aquel que cultiva su campo para alimentar a su prójimo, es el mismo que aquel que hace sacrificio al Señor. Más allá, parece que el Mitzvá de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, es más importante que aquel que hace el sacrificio.
En verdad, este no es el fin aun, porque toda la Torá y los Mitzvot fueron dados por el solo propósito de limpiar a Israel con ellos, lo que es la limpieza del cuerpo, después de lo cual él alcanzaría la verdadera recompensa que es la adhesión con Él, lo que es el propósito de la creación. Y esa recompensa es expresada en las palabras “una nación santa”, que a través de la adhesión con Él nosotros nos hemos santificado, como dice: “Tú serás santo porque Yo el Señor tu Dios soy Santo” (Levítico 19.2).
Y tú ves que las palabras “un reino de sacerdotes” expresan la forma completa del trabajo alrededor del eje de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, refiriéndose a un reino que es todo sacerdotes que el Señor es su posesión, y que no tienen auto-posesión de las cosas mundanas. Nosotros debemos admitir que esta es la única definición a través de la cual podemos entender las palabras: “un reino de sacerdotes”. Porque tú no puedes interpretarla con respecto a los sacrificios en el altar, porque no se pudiera haber dicho de toda la nación, ¿por quién hubieran hecho los sacrificios?
Y también respecto a los regalos del sacerdocio, ¿quiénes serían los que regalaban? Y también respecto a la santidad de los sacerdotes ha sido dicho, “una nación santa”. Por lo tanto, esto ciertamente debe significar que no solo Dios es su posesión, que ellos carecen de toda posesión material para sí mismos, refiriéndose al completo sentido de las palabras “ama a tu prójimo como a ti mismo”, lo cual cubre totalmente a toda la Torá. Y las palabras “una nación santa” expresan la recompensa completa, que es la adhesión.
28) Ahora nosotros entendemos completamente las palabras anteriores, porque Él dice: “Ahora, por lo tanto, si tú en verdad obedeces mi voz y mantienes mi convenio”, o sea hacer un convenio en lo que Yo te digo aquí, que tú serás un remedio, tú servirás como un remedio para mí y chispas de refinamiento y purificación del cuerpo pasarán a través de ti a todas las gentes y a todas las naciones del mundo. Porque las naciones del mundo aun no están listas para esto, y Yo necesito una nación que pueda comenzarlo y ser como un remedio para todas las otras naciones. Por lo tanto, Él termina: “Porque toda la tierra es mía”, o sea, que toda la gente de la tierra me pertenece y están destinadas a unirse a mí como tú lo haces.
Pero mientras ellos sean incapaces de cumplir ésta tarea, Yo necesito una gente virtuosa y si tú estás de acuerdo con esto, ser el remedio para todas las naciones, Yo mando que tú seas para mí un reino de sacerdotes que es el amor a tu prójimo en su forma final de “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Y “una nación santa” es la recompensa en su forma final de adhesión con Él que incluye todas las recompensas que puedan ser concebidas.
Esto es como nuestros sabios interpretan el fin: “Estas son las palabras que tú debes decir a los hijos de Israel”, “Estas son las palabras”, no más y no menos. Porque, ¿cómo puedes decir que Moisés agregaría o substraería de las palabras del Señor, de lo que él tenía que estar prevenido? Semejante cosa no encontramos en toda la Torá, por el contrario, la Torá dice acerca de él: “Porque él es el más confiable en toda mi casa” (Números 12.7).
29) Ahora podemos entender completamente la última forma del trabajo, como fue explicado en las palabras “un reino de sacerdotes”, lo que es la definición final de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, ya que esto fue concebido por Moisés para contenerse a sí mismo y rehusarse a mostrar el plan completo de todo el trabajo de una sola vez, no sea que Israel se rehusara a desprenderse por sí mismos de las posesiones materiales y regalar su fortuna y bienes.
Esto es como escribió el RaMBaM, que a las mujeres y a los niños pequeños no se les debe decir del objeto del trabajo limpio, que no debe ser en orden de recibir recompensa y esperar hasta que ellos crezcan y se vuelvan más sabios y tengan el coraje de excluir eso. Por lo tanto, el Señor le advirtió de no hacer menos que ofrecerles la verdadera naturaleza del trabajo, como está expresado en las palabras “un reino de sacerdotes”.
Y respecto a la recompensa que está definida en las palabras “una nación santa”, ahí también Moisés pudo haber pensado ahondar más acerca de los placeres y la sublime sutilidad que viene con la adhesión y así persuadirlos a que aceptaran esto y se deshicieran a sí mismos de las posesiones de este mundo. Por lo tanto, a él se le advirtió no hablar de toda la recompensa que está incluida en las palabras “una nación santa”.
La razón para eso es que si él les hubiera dicho acerca de las cosas sorprendentes que son la esencia de la recompensa, ellos habrían aceptado Su trabajo en orden de alcanzar por sí mismos esa maravillosa recompensa y que sería considerado trabajar para sí mismos por amor propio.
De esta forma vemos que referente a la forma del trabajo que está expresado en las palabras “un reino de sacerdotes”, a él le dijeron “no menos”, y acerca de la medida de la recompensa, expresada en las palabras de “una nación santa”, le dijeron “no más”.