La creciente adicción a las drogas se está convirtiendo en un problema estratégico para el mundo entero. Los políticos no se muestran particularmente interesados en este problema, pues únicamente sienten necesidad de gobernar algo o a alguien. Es por eso que hacen todo lo posible por ocultarlo y ni siquiera le dan prioridad en sus campañas electorales. Esto se debe a que sienten su impotencia y consideran este asunto como una misión fallida. Pero, si prestamos atención, no solamente a lo que esta ocurriendo en este momento, sino también al reconocimiento de esta tendencia, ciertamente concluiríamos que la humanidad, como una parte inteligente y volitiva del universo, está entrando en un período de autodestrucción.
El problema de la drogadicción en el mundo moderno ha sido minuciosamente investigado, descrito y presentado en numerosas conferencias. Está en la agenda de las Naciones Unidas y se discute en debates gubernamentales tanto a puerta cerrada como de manera pública. Por tanto, para no resultar repetitivos, vamos a abordar directamente en qué consiste la solución que ofrecemos.
Desde el punto de vista de su producción, las drogas resultan mercancías muy baratas. Fácilmente se podrían surtir a toda la humanidad. Así que, ¿por qué no se hace precisamente eso? Hay tanta gente sobre la Tierra que sufre de enfermedades, desempleo, drogadicción, falta de un hogar o dolencias. Los presupuestos sanitarios exceden los gastos militares. Recibiendo su dosis diaria, los drogadictos no supondrían ninguna amenaza para la sociedad. En comparación con cualquier otro problema de un ciudadano desempleado medio, sólo requerirían un cuidado mínimo. Ellos existen en su propio mundo, separados de los problemas de la sociedad y no causan ningún daño serio.
El problema es que un estado de anulación por narcóticos en el individuo frena el desarrollo de la humanidad, contradice la ley fundamental de la Naturaleza. La Naturaleza nunca permitirá la desconexión del hombre del proceso de comprensión consciente del sentido de la vida. Nunca verá con buenos ojos un consumo incontrolado de drogas.
La humanidad conoce los narcóticos desde hace miles de años. Sin embargo, nunca los había utilizado excesivamente en el pasado. La gente no sentía la imperiosa necesidad de desconectarse de la sensación de la vida, pues de alguna manera lograban satisfacer sus deseos. La persona deseaba recibir placer y adquirir aquello que contemplaba en el mundo que le rodeaba. Todo lo que deseaba estaba más o menos a su alcance. Al considerar una meta, decidía si valía la pena esforzarse para alcanzarla. Siempre decidía si ir tras un determinado objetivo o no, y se decidía por este o aquel camino. Nunca se quedó con una pregunta abierta que no recibiera una respuesta.
El individuo trabajaba arduamente, atravesaba sufrimientos increíbles, era vendido como esclavo, pero aún creía en el placer que tanto ansiaba, lo anticipaba. La persona claramente comprendió que a cambio de algo, o realizando algún tipo de esfuerzo, podía conseguir lo que quería. Si su sueño no era realista, prefería olvidarlo, porque el cuerpo (el deseo de recibir) no desea sufrir y lo elimina de su campo visual, tal y como está escrito: "El plebeyo no pedirá la mano de la hija del Rey".
Incluso cuando la meta parece distante, la persona está dispuesta a trabajar arduamente durante años para alcanzarla. No necesita drogas como una vía de escape a la realidad, porque él espera la satisfacción por venir.
¿Cuándo se recurre a las drogas? Cuando la persona no puede llenar sus deseos en este mundo. Al no encontrar otra opción, prefiere desconectarse del sentimiento de deficiencia y frustración, y recurre a las drogas. El hombre nunca las hubiera buscado si hubiera logrado percibir una fuente de placer.
Sabemos que los deseos humanos crecen y se desarrollan de una generación a otra: desde necesidades corporales y placeres como alimento, sexo, casa y familia, que la persona tiene incluso cuando vive sola y apartada de la sociedad, hasta los deseos de:
El problema de la drogadicción en el mundo moderno ha sido minuciosamente investigado, descrito y presentado en numerosas conferencias. Está en la agenda de las Naciones Unidas y se discute en debates gubernamentales tanto a puerta cerrada como de manera pública. Por tanto, para no resultar repetitivos, vamos a abordar directamente en qué consiste la solución que ofrecemos.
Desde el punto de vista de su producción, las drogas resultan mercancías muy baratas. Fácilmente se podrían surtir a toda la humanidad. Así que, ¿por qué no se hace precisamente eso? Hay tanta gente sobre la Tierra que sufre de enfermedades, desempleo, drogadicción, falta de un hogar o dolencias. Los presupuestos sanitarios exceden los gastos militares. Recibiendo su dosis diaria, los drogadictos no supondrían ninguna amenaza para la sociedad. En comparación con cualquier otro problema de un ciudadano desempleado medio, sólo requerirían un cuidado mínimo. Ellos existen en su propio mundo, separados de los problemas de la sociedad y no causan ningún daño serio.
El problema es que un estado de anulación por narcóticos en el individuo frena el desarrollo de la humanidad, contradice la ley fundamental de la Naturaleza. La Naturaleza nunca permitirá la desconexión del hombre del proceso de comprensión consciente del sentido de la vida. Nunca verá con buenos ojos un consumo incontrolado de drogas.
La humanidad conoce los narcóticos desde hace miles de años. Sin embargo, nunca los había utilizado excesivamente en el pasado. La gente no sentía la imperiosa necesidad de desconectarse de la sensación de la vida, pues de alguna manera lograban satisfacer sus deseos. La persona deseaba recibir placer y adquirir aquello que contemplaba en el mundo que le rodeaba. Todo lo que deseaba estaba más o menos a su alcance. Al considerar una meta, decidía si valía la pena esforzarse para alcanzarla. Siempre decidía si ir tras un determinado objetivo o no, y se decidía por este o aquel camino. Nunca se quedó con una pregunta abierta que no recibiera una respuesta.
El individuo trabajaba arduamente, atravesaba sufrimientos increíbles, era vendido como esclavo, pero aún creía en el placer que tanto ansiaba, lo anticipaba. La persona claramente comprendió que a cambio de algo, o realizando algún tipo de esfuerzo, podía conseguir lo que quería. Si su sueño no era realista, prefería olvidarlo, porque el cuerpo (el deseo de recibir) no desea sufrir y lo elimina de su campo visual, tal y como está escrito: "El plebeyo no pedirá la mano de la hija del Rey".
Incluso cuando la meta parece distante, la persona está dispuesta a trabajar arduamente durante años para alcanzarla. No necesita drogas como una vía de escape a la realidad, porque él espera la satisfacción por venir.
¿Cuándo se recurre a las drogas? Cuando la persona no puede llenar sus deseos en este mundo. Al no encontrar otra opción, prefiere desconectarse del sentimiento de deficiencia y frustración, y recurre a las drogas. El hombre nunca las hubiera buscado si hubiera logrado percibir una fuente de placer.
Sabemos que los deseos humanos crecen y se desarrollan de una generación a otra: desde necesidades corporales y placeres como alimento, sexo, casa y familia, que la persona tiene incluso cuando vive sola y apartada de la sociedad, hasta los deseos de:
- Riqueza,
- Honor, fama, poder, y
- Conocimiento.
Cada persona tiene todos estos deseos en diversas combinaciones, pero en el transcurso de la historia se han desarrollado tanto en cantidad como en calidad. El progreso de la humanidad viene determinado únicamente por el crecimiento de estos deseos en cada persona..
Resulta que cuando el crecimiento de todos los deseos humanos se detiene, surge un nuevo deseo y aspiración por algo vago e incomprensible. El individuo ni siquiera puede describirlo, simplemente quiere algo sin saber lo qué es o si será capaz de encontrarlo en este mundo.
Estas personas denominan este estado depresión. Esto conduce a una gran cantidad de divorcios. El hombre siente la necesidad de cambiar algo en su vida y cree que un nuevo matrimonio solucionará su problema. Por regla general, descubre cuán vano es su comportamiento y se desilusiona y lo invade una soledad aún más profunda.
Muchas personas interpretan la aparición de este nuevo deseo por algo desconocido como una aspiración a la espiritualidad, al más allá. Cada vez más personas lo perciben y engrosan el número de drogadictos y pacientes bajo tratamiento psicológico.
A la larga, la persona gradualmente descubre que este nuevo anhelo es realmente un deseo por el Mundo Superior. La gente empieza a precipitarse en busca de un método para alcanzar la fuente de la satisfacción espiritual. Viajan a la India y otros países del Este buscando gurúes; las librerías están repletas de toda clase de literatura sobre métodos y búsquedas espirituales.
Todos los deseos de una persona se les conoce como su "corazón." Y a este deseo por lo desconocido que surge y que ninguna fuente puede llenar se llama "punto en el corazón."
La ciencia ha confirmado recientemente la existencia del Mundo Superior. Cada vez más científicos prominentes, en el trascurso de su investigación sobre la materia y la energía, llegan a la conclusión de que existe otro tipo de realidad. Por regla general, son físicos nucleares, biólogos, etc., es decir, personas que, cada uno en su propio campo, estudian la materia.
La humanidad tiene a su disposición el método para alcanzar el Mundo Superior. Este método se llama Cabalá. La Cabalá es un medio para llenar ese deseo por el placer espiritual desconocido. Deberíamos confirmar este método, no rechazarlo. No hay otra alternativa al creciente problema de depresión, divorcios, distanciamiento entre la gente y lo más importante el abuso de drogas.
La situación sólo empeora . La gente va a continuar comprando drogas. Y se producirá un tremendo aumento en su producción; aparecerán pequeñas fábricas por todas partes; se cultivarán enormes plantaciones de plantas narcotizantes; los estupefacientes se elaborarán en laboratorios caseros.
Sin embargo, todo alcanzará tales dimensiones que políticos, economistas y otras figuras influyentes verán que no tienen a nadie quien controlar. Ya no sentirán placer con el dinero y el reconocimiento, etc. ¡El problema se convertirá entonces en "estratégico!"
Cuando una persona descubre la Cabalá, empieza a darse cuenta de que existe una solución, una respuesta. Es cierto que aún puede tomar unos cinco o diez años, pero la solución está allí. En este caso, la persona no tendrá necesidad de drogas, porque ya vive anticipando el futuro. En lugar de los narcóticos tendrá la revelación del propósito y con ello una oportunidad para sentirse pleno.
Resulta que cuando el crecimiento de todos los deseos humanos se detiene, surge un nuevo deseo y aspiración por algo vago e incomprensible. El individuo ni siquiera puede describirlo, simplemente quiere algo sin saber lo qué es o si será capaz de encontrarlo en este mundo.
Estas personas denominan este estado depresión. Esto conduce a una gran cantidad de divorcios. El hombre siente la necesidad de cambiar algo en su vida y cree que un nuevo matrimonio solucionará su problema. Por regla general, descubre cuán vano es su comportamiento y se desilusiona y lo invade una soledad aún más profunda.
Muchas personas interpretan la aparición de este nuevo deseo por algo desconocido como una aspiración a la espiritualidad, al más allá. Cada vez más personas lo perciben y engrosan el número de drogadictos y pacientes bajo tratamiento psicológico.
A la larga, la persona gradualmente descubre que este nuevo anhelo es realmente un deseo por el Mundo Superior. La gente empieza a precipitarse en busca de un método para alcanzar la fuente de la satisfacción espiritual. Viajan a la India y otros países del Este buscando gurúes; las librerías están repletas de toda clase de literatura sobre métodos y búsquedas espirituales.
Todos los deseos de una persona se les conoce como su "corazón." Y a este deseo por lo desconocido que surge y que ninguna fuente puede llenar se llama "punto en el corazón."
La ciencia ha confirmado recientemente la existencia del Mundo Superior. Cada vez más científicos prominentes, en el trascurso de su investigación sobre la materia y la energía, llegan a la conclusión de que existe otro tipo de realidad. Por regla general, son físicos nucleares, biólogos, etc., es decir, personas que, cada uno en su propio campo, estudian la materia.
La humanidad tiene a su disposición el método para alcanzar el Mundo Superior. Este método se llama Cabalá. La Cabalá es un medio para llenar ese deseo por el placer espiritual desconocido. Deberíamos confirmar este método, no rechazarlo. No hay otra alternativa al creciente problema de depresión, divorcios, distanciamiento entre la gente y lo más importante el abuso de drogas.
La situación sólo empeora . La gente va a continuar comprando drogas. Y se producirá un tremendo aumento en su producción; aparecerán pequeñas fábricas por todas partes; se cultivarán enormes plantaciones de plantas narcotizantes; los estupefacientes se elaborarán en laboratorios caseros.
Sin embargo, todo alcanzará tales dimensiones que políticos, economistas y otras figuras influyentes verán que no tienen a nadie quien controlar. Ya no sentirán placer con el dinero y el reconocimiento, etc. ¡El problema se convertirá entonces en "estratégico!"
Cuando una persona descubre la Cabalá, empieza a darse cuenta de que existe una solución, una respuesta. Es cierto que aún puede tomar unos cinco o diez años, pero la solución está allí. En este caso, la persona no tendrá necesidad de drogas, porque ya vive anticipando el futuro. En lugar de los narcóticos tendrá la revelación del propósito y con ello una oportunidad para sentirse pleno.
La esencia de la Cabalá
Esta sabiduría revela a las personas la fuerza más integral y general de la naturaleza. Al estudiarla, la persona descubre que hacia el final de su evolución la humanidad entera deberá llegar inevitablemente a la revelación del universo y su propósito.
Esta revelación no ocurre simultáneamente en toda la gente. Es un proceso individual dentro del progreso colectivo de todos. A partir del siglo veinte, la mayoría de la humanidad alcanza un cierto nivel en su desarrollo. Como consecuencia , muchas personas sienten un deseo por alcanzar algo que sobrepasa los límites de este mundo.
La ciencia de Cabalá se divide en dos caminos paralelos:
1. El orden de descenso de las Fuerzas Superiores, desde el mundo más elevado hasta este mundo, y
2. El orden de alcance desde abajo hacia arriba. Desde este mundo la persona asciende por los niveles de alcance que se formaron durante el descenso. Tiene la obligación de alcanzar gradualmente cada nivel de plena conformidad con las leyes establecidas durante el descenso de las Fuerzas Superiores. "Alcance", significa un nivel de comprensión más elevado.
La realidad del alcance espiritual es similar a nuestro examen cotidiano de las fuerzas que nos rodean. La realidad material, percibida a través de nuestras sensaciones, se compone de cosas verdaderas, cuya esencia no podemos comprender ni siquiera con nuestra imaginación. Por ejemplo, pensemos en fenómenos como la electricidad y el magnetismo. ¿Podríamos afirmar que son irreales, si nuestro conocimiento sobre ellos nos satisface completamente, a pesar de que no tenemos la más mínima idea sobre su esencia?
Lo principal en el conocimiento no es la esencia, sino sus manifestaciones. Nuestro conocimiento de cualquier objeto material o persona - de todo lo que podemos tocar - no es otra cosa que "familiarizarse con las acciones," que nos proporcionan impresiones al entrar en contacto con nuestros sentidos. Esto nos da plena satisfacción , aunque no conozcamos nada sobre la esencia.
El alcance del Mundo Superior ocurre de forma similar. El estudiante se siente plenamente satisfecho con el conocimiento completo, aunque sólo alcance las acciones. Esto aparece como consecuencia del contacto que establece la Luz Superior con aquel que la alcanza. Lo anterior se asemeja a la persona que no siente ninguna necesidad de tener un sexto dedo, pues con cinco, está más que satisfecha .