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1234. ¿Qué significa que el Señor permanece en Su campo cuando la cosecha está madura, en el trabajo

 

¿Qué significa que el Señor permanece en Su campo

cuando la cosecha está madura, en el trabajo?

Artículo Nº 10, 1990/91


 

 

Nuestros sabios dijeron acerca del verso “El Señor permaneció sobre él” (presentado en “La opinión de los Ancianos”, de los autores de Tosafot, VaYetzé): “No encontramos esto en el resto de los patriarcas. Rabí Shimon dijo: ‘El rey no permanece en Su campo ni cuando se está arando ni cuando se está sembrado, sino cuando la cosecha está madura’. Así es como Abraham lo aró, como está dicho, ‘Levántate, camina a través de la tierra’. Itzjak (Isaac) lo sembró, como está dicho: ‘E Itzjak sembró’, Iaakov (Jacob) llegó y él es la madurez de la cosecha, como está dicho: ‘La santidad de Israel es para el Señor, sus primeros frutos, sobre aquellos permaneció”. Debemos entender qué viene a enseñarnos en cuanto al trabajo: qué es “un campo”, qué es “Cuando la cosecha está madura”, y cuál es la alegoría del Rey que permaneció sobre Su campo.

Es sabido que nuestro trabajo es esencialmente sólo sobre el reino de los cielos, lo cual se llama “fe”. Nuestros sabios dijeron acerca de ello: “Javakuk llegó y los fundó en uno: ‘Un justo vive por su fe’”. Fe significa la necesidad de creer en el Creador, que Él conduce al mundo como un guía benevolente. Y aunque uno aun no tiene esa sensación, debe creer y decir que el hecho de que no esté viendo como el bien es revelado en el mundo, aun así debe creer, por encima de la razón, que no ve el bien revelado ante sus ojos porque mientras no se encuentre fuera del dominio del amor propio, no tiene las fuerzas para ver. Eso es porque hubo un Tzimtzum (restricción) sobre las vasijas de recepción para que la Luz no pudiera brillar ahí, debido a la desigualdad de forma, como está escrito en el Comentario HaSulam (Introducción al Libro del Zóhar, punto 138). Por esta razón, uno no puede ver la verdad. En cambio, debe creer que eso es así. Y en el trabajo colectivo, los estados de guía de recompensa y castigo no son muy evidentes. Pero en el trabajo individual, es decir, cuando una persona desea tratar de lograr el grado donde todas sus acciones son para otorgar, cuando comienza a esforzarse para lograr el grado de un otorgante en favor del Reino de los Cielos, entonces, toda su base debe ser construida en la grandeza del Creador.

Se habla de ello en El Zóhar: “Uno debe temerle a Él porque Él es grande y soberano”, y entonces empieza el trabajo fundamentalmente sobre esa fe –que el Creador conduce al mundo de manera benevolente. Y entonces le llegan estados de ascensos y descensos. En otras palabras, a veces, tiene recompensa y puede creer en el Creador, que Él es benevolente, y puede amar al Creador por Su grandeza. Eso le llega a la persona a través de grandes esfuerzos en la fe en la recompensa y el castigo. Esto significa que si uno trabaja con fe por encima de la razón, es recompensado, y su recompensa es que llega a sentir el amor del Creador por él. Y el castigo es que si quiere ir específicamente dentro de la razón, entonces se aleja del amor al Creador.

Peor aun, algunas veces se convierte en lo opuesto, es decir, odia al Creador, ya que tiene muchas quejas en Su contra porque ya ha rezado muchas veces y ve que el Creador no escucha su rezo. Y de ahí, una persona llega al estado de ascensos y descensos. Sin embargo, si uno se sobrepone, va por encima de la razón, y dice: “Tienen ojos y no ven”, temporalmente es recompensado y se siente cerca del Creador. Se escribe acerca de ello en la Introducción al Estudio de las Diez Sfirot (punto 132): ‘Debemos saber que el atributo mencionado, denominado intermedio se aplica incluso cuando uno está bajo la Providencia de la ocultación del Rostro. A través de un gran esfuerzo en la fe de la recompensa y el castigo, una Luz de gran confianza en el Creador aparece en ellos. Durante un tiempo, les es otorgado un grado de revelación de Su Rostro en la medida del intermedio. Pero la desventaja es que no pueden establecerse de manera permanente en sus grados ya que, esto es sólo posible a través del arrepentimiento desde el temor”. De eso se deduce que el orden de nuestro trabajo comprende tres períodos, antes de llegar a la salida del trabajo, que es el discernimiento de Adam (humano).

Nuestros sabios dijeron acerca de ello (Nidá 31): “Hay tres asociados en la persona: el Creador, su padre y su madre. Su padre da el blanco; su madre da el rojo; y el Creador pone un espíritu y un alma (Rúaj y Neshamá, respectivamente) dentro de él”. Eso se explica en el trabajo, donde aprendimos que hay tres líneas: Jésed (gracia), Din ( juicio) y Rajamim (compasión/misericordia). Es como dijimos en los ensayos previos, que para que una persona tenga la posibilidad de caminar, necesita dos piernas, derecha e izquierda. Estos son como los dos versos, que se rebaten el uno al otro hasta que el tercer verso llega y sentencia entre ellos. Así, las dos líneas han dado nacimiento a la línea decisiva. Con ello, podemos interpretar el significado de arar, sembrar y la cosecha madura en el trabajo. La línea derecha es “arar”.

Este es el trabajo del hombre que quiere ser admitido en el trabajo de otorgamiento. El hombre es creado para preocuparse sólo de sí mismo. Y puesto que hubo una corrección sobre el deseo de recibir para sí mismo, para evitar el asunto de la vergüenza debida a la diferencia de forma con el Creador – ya que lo que vemos de Él es sólo cómo otorga a los creados, y no hay recepción para Sí mismo en absoluto– por lo tanto, un Tzimtzum (restricción) y ocultación fueron hechos sobre el deseo de recibir para uno mismo, de forma que las criaturas no pueden recibir el gozo y el placer que Él desea impartir sobre ellas. Esto fue para permitirle al hombre corregir las vasijas de recepción, de forma que sean sólo para otorgar. En otras palabras, el hombre debe cambiar el deseo de recibir en él, y recibir en su lugar un deseo de otorgar. Es decir, lo que antes fue de gran importancia para él –el deseo de recibir− ahora será inferior en importancia. No deseará usarlo sino que, por el contrario, el deseo de otorgar, que fue de poca importancia para él y que no quería usar, ahora será de gran interés. Eso significa que ahora ese deseo de otorgar es importante para él y quiere usar sólo el deseo de otorgar. Eso es llamado ‘arar’, cuando la tierra es volteada y lo que estuvo arriba ahora pasa a estar abajo, y lo que estuvo abajo, pasa a estar arriba.

Eso es llamado “la línea derecha”, Abraham, Jésed. En otras palabras, ahora desea comprometerse sólo en Jésed, llamada “la voluntad de otorgar”, y la línea derecha es llamada “perfección”. Así, aunque uno ve que aun no puede llevar a cabo Jésed, debe imaginarse que ya ha sido retribuido con otorgamiento, llamado Jésed, y dar gracias al Creador por recompensarlo con realizar acciones con el fin de otorgar. Todo eso es sólo por encima de la razón. Y, aunque considere la situación en la que se encuentra, verá, por otro lado, que eso es un asunto de “por encima de la razón”, es decir, que debe imaginar que ya ha sido recompensado con un deseo de otorgar, o arar. Uno también debe humillarse y decir: “Estoy contento y agradecido por cualquier pensamiento y deseo de hacer algo en la espiritualidad, que el Creador me da, por recompensarme con hacer un pequeño servicio al Creador, es decir, que puedo hacer algo por Él”. Y está contento con ello porque ve que el Creador no le dio al resto de la gente la oportunidad de servirlo a Él. Esa es la razón por la que es feliz con ello. Eso es considerado como “perfección”, ya que ahora cree, por encima de la razón, que el Creador conduce al mundo de manera benevolente y, de este modo, ahora puede mostrar el amor por el Creador y ser siempre feliz.

Sin embargo, al mismo tiempo, uno necesita caminar con la otra pierna, la izquierda, es decir, necesita criticar sus acciones. Debe tener un deseo de ver la verdad, cuánto esfuerzo tiene que hacer para otorgar, y cuánta importancia tiene la espiritualidad. ¿Realmente entiende que es mejor trabajar sólo para el Creador y no para sí mismo? En ese estado, ve de manera muy diferente: Todas sus acciones mientras caminaba en la línea de la derecha, cuando pensó que de verdad era un hombre íntegro, ahora que ha cambiado a la línea de la izquierda, ve que él no tiene nada que sea auténticamente con el fin de otorgar. Eso se llama “sembrar”. Por ejemplo, cuando se toman buenas semillas de trigo y se siembran en el campo, si hay una persona que no sabe acerca del trabajo del campo, ve a la persona que tomó el trigo y lo sembró en la tierra, como si este estuviera loco. De manera similar, aquí, cuando uno adquiere buenos estados, que contienen integridad, por los que ha dado las gracias al Creador, ahora los cancela.

Eso es como el hombre que tomó buenas semillas de trigo y las sembró en el campo. Pero en realidad, uno no puede caminar con una sola pierna. Esas dos piernas son consideradas dos versos que se contraponen el uno al otro. Esa es la razón por la que Isaac es considerado como que siembra su campo, que es la izquierda. Nuestros sabios dijeron acerca de ello: “Uno siempre debe rechazar con la izquierda y atraer con la derecha” (Sotá 47). Debemos interpretar que cuando uno siente que está cerca del Creador, eso se llama “atraer con la derecha”. “Rechazar con la izquierda” significa que cuando critica, ve que ha sido rechazado del trabajo de otorgamiento. Esto significa lo que nuestros sabios vinieron a decirnos: que el hombre necesita dos cosas, derecha e izquierda, ya que no puede caminar con una sola pierna. Eso es considerado Isaac, que se llama “sembrar”. Abraham, quien es llamado “derecha”, es decir, Jésed, perfección, es llamado “blancura”, como fue dicho arriba, que ahí los tres asociados son su padre, su madre y el Creador. Su padre es el primer discernimiento – la primera línea, que es Jésed– mostrando integridad. La integridad se llama “blanco”, como está escrito: “Aunque tus pecados sean como escarlata, serán blanqueados como la nieve”.

Eso se llama ‘La derecha atrae’, cuando él siente que se ha acercado al Creador. “Y su madre da el rojo”. El rojo señala una deficiencia, Nukva (o femenino), donde él ve que está siendo completamente rechazado del trabajo de otorgamiento. De este modo, está en un estado de ascensos y descensos. Eso se considera como que tiene sólo fe parcial, como él dice (Introducción al Estudio de las Diez Sfirot, Punto 14) que eso es porque tiene muchos descensos y, durante el descenso, está sin fe. Sin embargo, uno no debe pasar mucho tiempo en la línea izquierda, llamada “la segunda línea”, ya que durante ese tiempo uno está en estado de separación. Así, la mayor parte del tiempo, el trabajo de uno debe ser en un estado de integridad.

Eso se llama “la renovación de la luna”. Eso significa que uno debe renovar constantemente el blanco en él, la línea derecha, que es blancura. Pero durante el descenso, la fe se aleja de él y algunas veces permanece inconsciente, como una persona que cae debajo de un carro y está herida, pero que no sabe que ha caído. La lección es que la persona yace bajo su carga, como está escrito: “Si ves al burro del que te odia yacer bajo su carga” porque el burro no puede ir por encima de la razón, porque el trabajo de ir por encima de la razón es para él una carga y un lastre que no puede tolerar. Por lo tanto, si se distrae, inmediatamente cae bajo el carro/carga. Esto se llama ser lastimado en un accidente de tránsito. Por lo tanto, uno debe siempre ser cuidadoso y permanecer en la derecha.

De eso se deduce que la corrección de una persona que camina en la línea izquierda, es porque no espera tener un descenso y una caída y, entonces, esperará hasta que un despertar le llegue desde arriba. Por el contrario, atrae la izquierda sobre él, y entonces ve que está en un estado de descenso, es decir, que no tiene una sola chispa de deseo de trabajar para otorgar y no para su propio beneficio. Y entonces puede rezar. Es como Baal HaSulam mencionó acerca de lo que nuestros sabios dijeron de David, quien dijo: “Despierto al amanecer, y el amanecer no me despierta a mí”. Esto es, el Rey David no esperó al amanecer (Shajar), que es llamado “negro” (Shajor), que es oscuridad, es decir, que la oscuridad le despierte a él. En cambio, él despierta a la oscuridad.

Él reza para que el Creador ilumine su rostro para así ganar tiempo al tener la preparación para la oscuridad, y entonces es más fácil corregirla. Y las dos líneas mencionadas arriba −derecha e izquierda− engendran una tercera línea, la central. Es como nuestros sabios dijeron: “Y el Creador pone el espíritu y el alma dentro de este”. De este modo, después de que una persona ha completado el trabajo en dos líneas, todo el mal es revelado en él, el cual llega a él porque esas dos líneas son como dos versos que se rebaten el uno al otro. Y uno ve que los ascensos y descensos no tienen fin, y entonces hace una súplica sincera al Creador para que le ayude a recibir el deseo de otorgar. Cuando el Creador lo ayuda, es recompensado con fe completa y permanente, puesto que ya tiene las vasijas de otorgamiento. Antes de que uno obtenga las vasijas de otorgamiento, le es imposible tener fe permanente, ya que durante el descenso pierde su fe y no puede, de manera permanente, creer en el Creador.

Eso se explica (Introducción al Libro del Zóhar, punto 138): “Puesto que usamos las vasijas de recepción de manera opuesta a como fueron creadas, necesariamente sentimos los actos de la Providencia como mal, en contra nuestra. Por lo tanto, cuando una persona siente mal es, por consiguiente, una herejía contra Su Providencia, y el Creador se oculta de él”. Así, vemos que antes de que uno sea recompensado con vasijas de otorgamiento, no puede tener fe permanente. De eso se deduce que, a través de ser recompensado con el deseo de otorgar –que se extiende desde el trabajo en las dos líneas, a través de lo cual todo el mal aparece completamente– uno llega a la resolución de que sólo el Creador puede ayudarle. Entonces se esfuerza en ese trabajo y no se escapa de la campaña, y es recompensado con la línea media, llamada “el Creador da el espíritu y el alma”. Eso se llama “revelación del Rostro”. Es considerado como lo que está escrito: “Hay arrepentimiento, cuando Aquel que conoce todos los misterios testifica que la persona no volverá a pecar”. Con ello, podemos interpretar lo que preguntamos: “Qué significa, en el trabajo, que está escrito: ‘Jacob llegó y él es la madurez de la cosecha’, tal como está dicho: ‘La santidad de Israel es para el Señor, sus primeras frutas’, él permaneció en ello. Nuestros sabios dieron una alegoría acerca de ello: “El Rey no permanece en Su campo, a menos que la cosecha esté madura”. Debemos interpretar que el Rey que permanece en su campo, se refiere a permanecer sobre el hombre. El hombre se extiende desde Maljut, la cual es llamada “un campo”. Y el hombre debe llegar a un estado de “Un campo que el Señor ha bendecido”. Eso se hace a través de esfuerzo en las dos líneas arriba mencionadas –el arar de Abraham y la semilla de Isaac.  

Y después llega el discernimiento de “Cuando la cosecha está madura”, cuando ya puedes ver la recompensa del trabajo –la cosecha– que es Jacob. Es como dijimos arriba –después de ser recompensado con ayuda del Creador, cuando el Creador le haya dado un alma, llamada “revelación del Rostro”, eso se considera que el Creador se posa sobre él de manera permanente, es decir, que entonces es recompensado con fe permanente. Ese es el significado de lo que está escrito: “Y el Señor permaneció sobre él”. En otras palabras, una vez que la persona ha alcanzado el grado de la línea central, que es considerado Jacob, el Creador está sobre él, como se mencionó en la alegoría de arriba, donde el rey permanece en su campo cuando la cosecha está madura. Está escrito (Introducción al Estudio de las Diez Sfirot, Punto 54): “Cuando el Creador ve que uno ha completado la medida del esfuerzo de uno y ha terminado todo lo que tenía que hacer en fortalecer su elección en la fe en el Creador, el Creador le ayuda. Entonces, uno alcanza la Providencia de forma revelada, es decir, la revelación del Rostro. Entonces, es recompensado con el arrepentimiento completo”. Él dice (Introducción al Estudio de las Diez Sfirot, Punto 56): “En verdad, uno no está absolutamente seguro de que no pecará otra vez antes de ser recompensado con el alcance mencionado de recompensa y castigo, es decir, la revelación del Rostro. Y esa revelación del Rostro, desde la perspectiva de la salvación del Creador, se llama ‘testimonio’… eso garantiza que no volverá a pecar otra vez”. Eso significa que en ese momento es recompensado con fe permanente. Ahora podemos interpretar lo que está escrito: “El Señor vive, y bendita sea mi Roca”. “Mi alma será glorificada en el Señor”.

Debemos entender el significado de “El Señor vive”, con respecto al Creador. ¿Qué tipo de alabanza al Creador es esa? En el trabajo, debemos interpretar “Vive”. ¿Quién es Él, que es llamado “El Señor vive”? Es quien cree en el Creador, en que Él cuida del mundo de manera benevolente. Esa persona es llamada “Vive”. “Bendita sea mi Roca” es uno que recibe del Creador la forma de su fe, donde el Creador es Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones. Ese hombre bendice al Creador por darle fe, ya que él solo no tendría la posibilidad de asumir la fe por encima de la razón, porque ese es el regalo de Dios. También debemos interpretar: “Mi alma será glorificada en el Señor”. “En el Señor” significa en el Creador acercándole a Él. Por ello, su alma es glorificada, es decir, que el alma del hombre está profundamente agradecida al Creador por acercarlo. Eso se llama “El Creador da el espíritu y el alma”. Con su propia fuerza, una persona no podría lograrlo. Por eso, alaba al Creador –porque ahora tiene fe. Bendice al Creador sólo por lo que le ha dado. El Creador también es llamado “la línea media”, como fue dicho anteriormente, que sólo a través de trabajar en las dos líneas previas, uno es, luego, recompensado con que el Creador le dé el espíritu y el alma. Así, sólo el Creador puede ayudarle a uno a salir del dominio de las vasijas de recepción.

Por lo tanto, durante el descenso, uno no debe negociar con su deseo de recibir, suplicándole ser mejor para él que el deseo de recibir deje los argumentos y haga sitio al deseo de otorgar, y él quiere hacerlo entrar en razón para que se rinda ante él. Uno debe saber que el cuerpo nunca estará de acuerdo con ello; eso es un desperdicio de palabras. En cambio, debe pedirle al Creador, para que sólo Él tenga la fuerza para anularlo, y no otro. En otras palabras, el cuerpo nunca estará de acuerdo con ello, por lo tanto, es inútil discutir con el cuerpo. Pero cuando desea hacer algo por el Creador, debe pedirle al Creador que le dé la fuerza para sobreponerse al deseo de recibir para sí mismo. Con lo dicho antes, debemos interpretar lo que ellos dicen (Avot 1,5): “No te extiendas en conversaciones con la mujer. Eso se dijo acerca de su mujer. Es tanto más, sobre la mujer de su amigo”. Aunque el significado literal es el principal, en el trabajo; podemos interpretar que la mujer y el hombre están en un cuerpo. La mujer del hombre es llamada “el deseo de recibir”, lo que se llama “femenino”, y que siempre quiere sólo recibir.

Por lo tanto, algunas veces, cuando uno desea hacer algo para otorgar, lo cual es llamado “masculino”, un hombre, y el deseo de recibir resiste, y el hombre desea extenderse en discusión con su deseo de recibir para hacerle entender que es mejor para este dejarlo trabajar para otorgar, nuestros sabios dijeron que eso es un desperdicio de palabras. Ellos dijeron: “Esto se dice sobre su propia mujer”, es decir, el deseo de recibir en sí mismo. “Tanto más con la mujer de su amigo”, es decir, discutir con el deseo de recibir de su amigo –que argumentará con ellos y les hará ver que es mejor hacer todo para otorgar– ya que sólo el Creador puede ayudarlos a salir del dominio del deseo de recibir para uno mismo. Por lo tanto, tales personas –quienes desean caminar en el sendero de llegar a un estado donde todas sus acciones sean para otorgar– no deben reprochar a sus amigos acerca de la razón de no dedicarse al trabajo de otorgamiento. Eso es porque si él quiere corregir el deseo de recibir de su amigo, es como si ese hombre tuviera poder. Pero en realidad, lo que la persona hace para otorgar es sólo a través de la fuerza del Creador. Por esa razón está prohibido reprender moralmente a su amigo.




 

 

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