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Parábola de la grandeza del esclavo con la ayuda de los ministros

Parábola de la grandeza del esclavo con la ayuda de los ministros

 

…Está escrito: “porque uno que es elevado cuidará a otro que también lo es, y aquellos que lo son más, de igual manera harán sobre ellos”. Esto requiere de una respuesta firme; es por eso que te diré, que todos creen en la Providencia Privada, pero no hay quién se adhiera a ella para nada.

La razón se debe a que, ¿cómo es posible atribuir al Creador un pensamiento extraño y corrupto, ya que Él es el principio del “Bueno que hace el Bien”? Sino que sólo a los verdaderos sirvientes del Creador les ha sido abierto principalmente el conocimiento de la Providencia Privada, puesto que hubo quien cambió todos los factores que precedieron a este, de los bienes y males juntos. Siendo entonces que aquellos se encuentran adheridos a la Providencia Privada, puesto que todos los que están conectados con lo puro, son puros.

Y puesto que el guardián está unido con aquello que guarda, no hay aparente división entre bien y mal. Todos son amados y todos están limpios, pues todos ellos son portadores de la vasija del Creador, listos para engalanar la revelación de Su singularidad. Esto es conocido en sensación, y por éste mérito, al final obtienen conocimiento de que todas las acciones y pensamientos, tanto buenos como malos, son portadores de la vasija del Creador. El mismo que las preparó y las sacó de Su boca, y esto será sabido por todos al final de la corrección.

Pero mientras tanto, hay un largo y amenazante exilio. Y el principal inconveniente es que cuando uno ve alguna revelación de una acción incorrecta, cae de su nivel, se une a la mentira famosa y, olvida que es como un hacha en la mano del que corta. Pues se considera a sí mismo el dueño de dicho acto y olvida la razón de todas las consecuencias, ya que todo viene de Él y no hay ningún otro que opere en el mundo aparte de Él.

Esta es la lección. La cual también se mantuvo en el aspecto de conocimiento desde el principio. De todas maneras, al momento de la necesidad, uno no podrá controlar su conocimiento para unificar todo con la causa en singularidad, la misma que lo sentencia a una escala de méritos. Esta es toda la respuesta a su carta.

Ya te relaté cara a cara una parábola verdadera acerca de estos dos conceptos, donde uno elucida al otro. Aun así, la fuerza del ocultamiento domina y controla en medio de ustedes.

Se trata de una parábola acerca de un rey, cuyo sirviente halló gracia delante de sus ojos, a tal punto que quiso engrandecerlo y ponerlo por sobre todos los ministros, pues había reconocido un verdadero y consistente amor en su corazón.

Excepto que no está en las costumbres reales ascender a alguien al nivel más alto de una sola vez, sin razón aparente. Sino que la costumbre real es revelar las razones para ello a todos con una gran sabiduría.

¿Qué hizo? Nombró al sirviente guardián de la puerta de la ciudad, y le dijo a un ministro, que era entendido en la sabiduría de la comedia, que se disfrazara y fingiera ser como un rebelde para el reino, y salió a la guerra para conquistar el reino cuando los guardias no estuvieran preparados.

El ministro hizo lo que el rey le indicó y, con artimañas y una gran sabiduría, se puso a luchar contra la casa del rey. En tanto que el sirviente que cuidaba la puerta, arriesgó su vida para pelear en nombre de la casa del rey, peleando contra el ministro con poder vehemente y abnegación inmensa, hasta que se hizo evidente para todos, su gran amor por el rey.

Entonces el ministro se quitó las vestiduras y se hizo una gran risa, pues él había peleado tan feroz y valientemente, y ahora se daba cuenta de que sólo había fingimiento en la lucha, y que no fue real lo que sucedió. Y aumentaron más las risas cuando el ministro habló de lo profundo que eran los pasamientos de crueldad y miedo que había visto en sus ojos. Y que todos y cada uno de los detalles en esta guerra terrible se habían tornado en una gran risa y alegría.

Pero a pesar de todo esto el sirviente no tuvo instrucción. ¿Cómo podría ser elevado por encima de todos los sirvientes y ministros del rey?

Entonces el rey meditó y dijo al mismo ministro, que tendría que disfrazarse de ladrón y asesino, y pelear ferozmente contra él. Pues el rey sabía que en esta segunda batalla descubriría una sabiduría maravillosa, hasta que se haga merecedor de estar por sobre todos los ministros.

Así, el rey puso al sirviente a cargo del Tesoro del rey, y en esta ocasión el ministro se disfrazó de ladrón y asesino sin escrúpulos, y llegó para saquear el Tesoro del rey. El humilde sirviente peleó sin temor alguno y devotamente, hasta que estuvieron satisfechos. Entonces el ministro se quitó el disfraz y hubo aun más risas y gozo que en la ocasión anterior.

Los detalles que usó el ministro provocaron muchas risas, pues en esta ocasión el ministro tendría que ser más listo pues era evidente que nadie en el reino era cruel. Por lo tanto, el ministro adquirió sus dotes de artesano para hacerse de un disfraz de demonio.

Mientras tanto, el sirviente heredó sabiduría y conocimiento después de los eventos, y fue erigido por la eternidad.

La verdad, todas las guerras en el exilio son vistas maravillosas, y todos saben en su interior que cualquier tipo de gozo trae bien. Aún así, no hay una táctica para aliviar el peso de la guerra y las amenazas.

Ya les he hablado largamente de ello cara a cara, y ahora tienen el conocimiento de uno de los finales de esta alegoría, y con la ayuda del Creador entenderán la alegoría en sus otros finales también.

Y  aquello de lo que me quieren escuchar hablar es una cosa a la que no tengo respuesta. Les he dado una alegoría acerca de ello cara a cara también, pues “el reino de los hombres es como el reino del firmamento”, y la verdadera capacidad de guiar se ha dado a los ministros.

Aun así, todo es hecho de acuerdo al consejo del rey y con su firma. El rey no hace más que firmar el plan que los ministros elaboran, no lo corrige, pone a otro ministro en su lugar, y el primero renuncia a la oficina.

Así el hombre, en un mundo pequeño, comportándose de acuerdo a lo que está ya en él, pues el rey tiene control de las siete naciones dentro de él. Este es el significado de lo que está escrito en el Sefer Yetzirá (Libro de la Creación): “El coronó una cierta carta” Cada carta es un ministro a su tiempo, haciendo evaluaciones, y el rey del mundo firmándolas. Cuando la letra se equivoca en alguno de los planes, de inmediato el ministro renuncia a la oficina, y él corona a otro ministro en su lugar.

Este es el significado de, “Cada generación y sus jueces”. Al final de la corrección, la carta llamada Mesías gobernará y completará y unirá a todas las generaciones a una misma corona de Gloria en las manos de Dios.

Ahora puedes entender cómo es que puedo interferir con sus cosas en cada estado, y cada uno debe descubrir lo que se la ha asignado a descubrir, y todo se hará claro a través de las encarnaciones.

 

 

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