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¿Qué es “La entrega de los fuertes en mano de los débiles”, en el trabajo?

 

¿Qué es “La entrega de los fuertes en mano de los débiles”, en el trabajo?

Artículo Nº 13, 1991




Aquí se encuentra el orden del trabajo. Cuando una persona desea hacer todo por el Creador, es decir, que sus actos sean con el propósito de otorgar y no recibir recompensa, eso va en contra de la naturaleza, porque el hombre fue creado con el deseo de recibir para su propio beneficio. Por eso se nos dio el trabajo de salir del amor propio y trabajar sólo para otorgar en beneficio del Creador. Para poder llevar a cabo este trabajo, es decir, para salir del dominio del amor propio, se nos dio el mandamiento “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, el cual, como dijo Rabí Akiva: “Es una gran regla en la Torá”. Tal como está expresado en el Libro La Entrega de la Torá, con este remedio saldremos del dominio del deseo de recibir para uno mismo y podremos trabajar en beneficio del Creador. Y en cuanto a “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” debemos hacer dos interpretaciones: Literalmente entre un hombre y su amigo. Entre un hombre y el Creador, como nuestros sabios dijeron (Midrash Rabá, Itró, 27, 1): “No abandonarás a tu amigo ni al amigo de tu padre”. “Tu amigo” se refiere al Creador, como está escrito: “Para beneficio de mis hermanos y amigos”, lo que se interpreta como el Creador, quien les llamó “hermanos” y “amigos”. Se deduce que el asunto de “ama a tu prójimo como a ti mismo” se refiere a alcanzar ama al Creador como a ti mismo. Por lo tanto hay dos discernimientos en “amarás a tu prójimo como a ti mismo”: 1) Debemos considerarlo como una cura. En otras palabras, la razón por la que uno debe amar a su amigo es que sólo mediante ello también podremos llegar al amor al Creador, tal como se presenta en el Libro La Entrega de la Torá.

Por eso, en el amor de los amigos, cuando una persona quiere adherirse a los amigos, decide con quién unirse. En otras palabras, cuando una persona escoge amigos para sí mismo, busca que tengan buenas cualidades. De la misma manera, cuando uno desea amar al Creador, debería intentar ver la grandeza e importancia del Creador. Esto despierta el amor al Creador en una persona. Si no puede ver la grandeza e importancia del Creador porque el mal en el hombre indica difamar contra el Creador, entonces uno debe rezar por la ayuda del Creador, para obtener la fuerza para superarse y decir por encima de la razón: “Quiero creer en la grandeza e importancia del Creador, a fin de poder amarle”, tal como está escrito: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”. En otras palabras, el amor de los amigos es un medio a través del cual alcanzar la meta, que es el amor del Creador. Con ello, hay que interpretar lo que dijeron nuestros sabios: “Es bueno observar la Torá con la conducta correcta, ya que el esfuerzo en ambas revoca la transgresión”. Significa que esforzarse en la conducta correcta, que es el trabajo entre un hombre y su amigo, es un remedio mediante el que puede llegar a amar al Creador, el cual es llamado la “Torá”.

La esencia de la enseñanza es que, mediante la Torá, puedes unirte al que entrega la Torá. Nuestros sabios dijeron acerca de ello: “El Creador dijo: ‘Yo he creado la inclinación al mal, Yo he creado el condimento de la Torá’. En otras palabras, mediante la Torá, que es el condimento, uno es recompensado con la adhesión al Creador, lo que considera como que “lo reforma”. Este es el significado de, “El esfuerzo de ambos hace que se olvide la transgresión”. En otras palabras, por medio del trabajo entre un hombre y su amigo y entre un hombre y el Creador, es decir, mediante el esfuerzo en la Torá, esto hace que se olvide la transgresión. En otras palabras, el pecado del árbol del conocimiento, del que se extienden las transgresiones, es corregido por ambos. Las escrituras dicen (Salmos 33, “Regocijaos vosotros los Justos”): “He aquí el ojo del Señor que se dirige hacia quienes Le temen, hacia aquellos quienes esperan Su misericordia para rescatar sus almas de la muerte y para mantenerlos vivos durante la hambruna”. Debemos entender qué significa “El ojo del Señor se dirige (específicamente) hacia quienes Le temen”. Después de todo, los ojos del Creador deambulan por todas partes. Y debemos creer que el Creador supervisa a todo el mundo en modo de Providencia privada, desde la benevolencia, y no necesariamente hacia los que Le temen.

Debemos interpretar que hablamos del Creador sólo desde la perspectiva de “Por tus actos Te conocemos”. Significa que es específicamente aquellos que Le temen quienes sienten que el ojo del Creador está cuidando de todo el mundo. En otras palabras, sólo aquellos que temen al Creador alcanzan que Él cuide del mundo en Providencia privada, desde la benevolencia. Pero, en cuanto al resto del mundo, para ellos, hay ocultación del Rostro, ya que no pueden alcanzar Su Providencia, que es benevolente. Está escrito en la Introducción al Libro del Zóhar (pág. 138): “Mientras los receptores no lleguen a la integridad, pudiendo recibir Su benevolencia completa, la cual planeó para nosotros en el pensamiento de la Creación, la guía debe ser por medio del bien y del mal”. En otras palabras, mientras nuestras vasijas de recepción estén llenas de recepción para sí mismas, es imposible ver la Providencia como benevolente. Más bien, aquellos que pueden ver el ojo del Creador, que Su guía es benevolente, son solo aquellos que “Esperan Su misericordia”. Porque “Su misericordia” significa que están ansiando recibir la cualidad de Jésed (misericordia/gracia) del Creador, es decir, esperan recibir del Creador la cualidad del otorgamiento, llamada “igualdad de forma”, conocida como “Adhesión” con el Creador”. Por eso, cuando el hombre es recompensado con la cualidad del otorgamiento, sus vasijas de recepción ya no se encuentran impuras.

En ese momento, son recompensados con “El ojo del Señor” para sentir que Su Providencia es benevolente. Pero aquellos que no desean obtener la cualidad de Jésed, es decir, las vasijas de otorgamiento, se encuentran bajo el dominio del bien y el mal. No obstante, ¿a quién da Jésed el Creador, llamadas “vasijas de otorgamiento”, que es la segunda naturaleza? No a todos. O sea que hay muchas personas que esperan Su misericordia, que el Creador les dé la cualidad de Jésed. Sin embargo, el Creador no da Jésed, llamado “vasijas de otorgamiento” a aquellas personas que piensan que la cuestión de Jésed es solamente una añadidura, es decir, aquellos que se consideran íntegros, y necesitan que el Creador les dé la cualidad de Jésed como un suplemento justo. Esto es así porque sólo aquellos que tienen Kelim (vasijas) para el llenado se les puede otorgar desde arriba. En otras palabras, si no hay una carencia real, no hay posibilidad de llenarla. Entonces, precisamente ¿cuándo es posible saciar una necesidad? Cuando una persona no pide ningún lujo, sino que pide por necesidad. Entonces recibe porque los lujos no se consideran una carencia. Cuando está escrito, “El ojo del Señor se dirige hacia quienes Le temen, hacia aquellos que esperan Su misericordia”, ¿quiénes son estas personas, antes mencionadas, quienes esperan Su misericordia? Es decir, ¿con qué propósito ansían que el Creador les dé la cualidad de Jésed? Son precisamente tales personas quienes necesitan la cualidad de Jésed, “Para librar sus almas de la muerte”. En otras palabras, es precisamente en aquellas personas que desean alcanzar Adhesión con el Creador, para adherirse a la Vida de Vidas. De otra manera, si no tienen Adhesión, sienten que se encuentran en equivalencia con la muerte, tal como dijeron nuestros sabios: “Los malvados, en sus vidas, son llamados ‘muertos’”. Por esta razón, piden al Creador que los libere de la muerte, porque la desigualdad de forma los separa de la Vida de Vidas. Adhesión con el Creador se considera vida, como está escrito: “Pero vosotros, los que os adheristeis al Señor vuestro Dios, en este día cada uno de vosotros está vivo”. Se deduce que lo que la razón por la que piden la cualidad de Jésed es porque no desean ser como “Los malvados, en sus vidas, son llamados ‘muertos’”, y, el Creador les da la cualidad de Jésed, es decir, las vasijas de otorgamiento. Cuando está escrito: “Para liberar de la muerte sus almas”, es decir, su petición al Creador para que le dé la cualidad de Jésed, es para “Liberar de la muerte sus almas”, lo cual se llama “una carencia”, que es el Kli que puede recibir el llenado. Pero aquellas personas que necesitan de la ayuda del Creador como quien necesita de un lujo, no tienen verdaderos Kelim, no tienen verdadera necesidad de que el Creador les dé los Kelim “Para liberar sus almas de la muerte”, sino como un mero lujo.

Por lo tanto, permanecen con las vasijas de recepción, preocupándose sólo por su propio beneficio. No sienten que poseen Kelim impuros, y que es imposible introducir la Kdushá (santidad) dentro de estos Kelim, ya que la Kdushá y el beneficio propio son dos cosas contrapuestas. Por lo tanto se deduce que solamente aquellas personas que comprenden que si no son capaces de realizar actos de otorgamiento, serán separados de la Vida de Vidas, piden del Creador que les dé la fuerza para otorgar, lo cual es una segunda naturaleza; como dijo Baal HaSulam que así como

el Creador dio la primera naturaleza, el deseo de recibir, es imposible cambiar la primera naturaleza por la segunda. Es más, sólo el Creador puede hacerlo. Tal como ocurrió en la salida de Egipto, el Propio Creador los sacó del dominio del Faraón, Rey de Egipto, como dijeron nuestros sabios en la Agadá Shel Pésaj (el relato de Pésaj): “El Señor nos sacó de Egipto, no por medio de un ángel, ni mediante un serafín, ni tampoco por medio de un mensajero, sino el Propio Creador”. No obstante, ¿cuándo recibe uno ayuda para que el Creador lo saque del dominio de Egipto, que es el deseo de recibir para sí mismo? Es, precisamente, cuando una persona tiene una necesidad real, y no superflua. Por eso, si uno desea alcanzar Adhesión con el Creador, uno recibe ayuda por esa necesidad. En otras palabras, él sentirá que se encuentra en carencia, es decir, que no es que le falte perfección, sino que le falta vida, ya que el mal que hay en él es muy extenso. Por eso, desde Arriba se le informa de que es un pecador, como está escrito en el Zóhar acerca de lo que está dicho: “Se le informó su pecado”. Y pregunta: “¿Quién le informó?”. Y responde: “El Creador le informó que ha pecado”. Esto significa que el Creador le muestra la verdad de cuan alejado está del Creador, y que tiene una verdadera necesidad de una vida de Kdushá. Así pues, uno pide del Creador que le ayude y que le provea del deseo de otorgar porque le falta vida. Y, entonces, como ya tiene una verdadera necesidad, el Creador le da el deseo de otorgar, que es la segunda naturaleza. Según lo anterior, debemos interpretar lo que está escrito (en “Y acerca de los milagros”): “Y Tú, en Tu gran misericordia, has puesto a los fuertes en manos de los débiles, los muchos en manos de los pocos, y a los impuros en manos de los puros”.

Esto viene a decirnos que antes de que una persona llegue a un estado en el cual ve cuan débil es, hasta qué punto el mal se encuentra en tal abundancia en él que no puede superarlo, y cuan impuro es él, hasta entonces es imposible recibir el llenado desde Arriba. Esto es porque aun no tiene un Kli completo que pueda recibir el llenado, lo que está relacionado con la deficiencia del Kli. Por eso está escrito: “Porque vosotros erais unos pocos de entre todos los pueblos”. En otras palabras: “El Señor no estableció Su amor en vosotros ni os eligió por estar en mayor número que ningún pueblo, ya que vosotros erais unos pocos de entre todos los pueblos”. Así pues, cuando una persona ve que él es peor que el resto del mundo, precisamente en el estado de bajeza, el Señor te escoge y te libera del dominio de Egipto, como está escrito: “Yo soy el Señor vuestro Dios, quien os sacó de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios”. Está escrito (en el Salmo: Canción de Januká) “Te alabaré, oh Señor, porque me has elevado, y no has permitido que mis enemigos se burlen de mí”. Debemos entender quiénes son los enemigos de David, de quienes él dijo: “Y no has permitido que mis enemigos se burlen de mí”. Debemos interpretar que se sabe que David es considerado Maljut, es decir, el reino de los cielos, esto es, que las criaturas deben asumir sobre sí mismas la carga del reino de los cielos con el objetivo de no recibir recompensa, porque “Él es Grande y Soberano”, y no para el propio beneficio. Pero todo el mundo se opone a esto y odian hacerlo todo por el Creador y no para su propio beneficio. Así pues, la Kdushá es completamente otorgar, es decir, beneficiar al Creador, tal como está escrito: “Sagrados seréis, porque Yo, el Señor, soy Sagrado”. O sea, como el Creador sólo otorga a los creados, los creados deben otorgarle al Creador, pues esto se llama “igualdad de forma”, lo que se considera Adhesión con el Creador. De esto se deduce que todos aquellos que desean trabajar solamente para ellos mismos y no para el Creador, son llamados “los enemigos del Creador”, es decir, los enemigos del reino de los cielos. Por esa razón, son llamados “enemigos de David”, y este es el significado de las palabras de David: “Y no permitiste que mis enemigos se burlaran de mí”. En general, solo hay dos aspectos a los que referirse:

1) El Creador

2) Los creados

En otras palabras, el Creador hizo a los creados para darles deleite y placer, como está escrito: “Su deseo es hacer el bien a Sus creados”. Antes del pecado, Adam HaRishón tuvo la perfección de su Neshamá, ya que en ese momento, tuvo el aspecto de NaRaN de BYA, y NaRaN de Atzilut. Sólo después del pecado se produjo la salida de su NaRaN, y se quedó solamente con Néfesh. Entonces tuvo que arrepentirse, elevar sus Kelim, los cuales cayeron a las Klipot, y reunirlos con la Kdushá, es decir, adherirse a Él una vez más con el fin de otorgar, y a esto se le llama “arrepentimiento” (“volver”), como está escrito en El Zóhar: “La Hei volverá a la Vav” Hei significa Maljut, quien recibe con objeto de recibir, y todas las almas se extienden de ella. Por eso Maljut se llama “la congregación de Israel”, quien contiene todas las almas. Una corrección tuvo lugar sobre esta Maljut, para que fuera con el fin de otorgar, y se dio este trabajo a los creados, en el que, comprometiéndose en la Torá y las Mitzvot (preceptos) con el fin de otorgar, inspiran a cada una para tener el objetivo de otorgar en la raíz de su alma, en Maljut de Atzilut. Haciendo esto, dan lugar a la unificación Arriba, llamada “la unificación del Creador y Su Divinidad”, es decir, Maljut, quien es llamada “Divinidad” con Zeir Anpin, quien es llamado “Vav de HaVaYaH”. Este es el significado de “arrepentimiento” cuando El Zóhar dice: “La Hei volverá a la Vav”. En general, debemos hacer tres distinciones: Ejad (Uno), Yajid (Único), y Meyujad (unificado/especial).

Está escrito en El Estudio de las Diez Sfirot (Parte 1, Punto 1): “Uno indica que Él está en equivalencia uniforme. Único indica lo que se extiende desde Él, que en Él, todas aquellas multiplicidades son uniformes, como Su esencia. Y Unificado indica que, aunque Él ejecuta las múltiples acciones, una única fuerza opera sobre todas ellas y todas ellas vuelven y se reúnen en la forma de único”. El significado de Uno es que Él se encuentra en equivalencia uniforme, es decir, que Él creó toda la creación con un solo deseo: hacer el bien a Sus creaciones. Único significa que aunque vemos que hay multiplicidad de acciones, es decir, buenas y malas, esto es, que Él parece que supuestamente hace bien y mal, Él es llamado “Único” porque Sus diferentes acciones tienen un único resultado: hacer el bien. Se deduce que Él es único en cada acción y que no cambia en el transcurso de todas Sus diferentes acciones. Por encima de cada acción, se encamina una sola forma: hacer el bien. Uno debe creer en ello. En otras palabras, a pesar de que una persona sienta que esta acción viene del Creador y no es una acción favorable, uno todavía debe pensar que su acción le permitirá alcanzar el bien. Este es el trabajo del hombre, creer que esto es así, aunque no lo entienda, y dar gracias al Creador por ello. Nuestros sabios dijeron: “Uno debe bendecir el mal, así como uno bendice el bien”. En otras palabras, una persona debe creer que esto es para su propio bien, o el Creador, no le hubiese hecho sentir aquellos estados, ya que Su deseo es hacer el bien a los creados, porque ese fue el pensamiento de la Creación. Unificado significa que una persona ya ha sido recompensada con ver cómo toda la multiplicidad de sucesos recibió ya la forma de Único, es decir, que fue recompensado con ver cómo, para cada mal, hay un bien correspondiente. Uno es recompensado con estar Unificado sólo después de haber corregido sus Kelim para que sean con el fin de otorgar. En ese momento, se recompensa a la persona con el propósito de la creación, que es el bien completo. Este es el significado de lo que está escrito en el Salmo, La apertura de la Casa de David. La apertura de la casa se refiere al Templo Sagrado que, en el trabajo: el corazón de un hombre debe ser un Templo para el Creador, tal como está escrito: “Y que Me hagan un Templo, y Habitaré entre ellos”. Uno debe ser recompensado con la presencia de la Divinidad, como nuestros sabios dijeron: “El Misericordioso necesita el corazón”, es decir, que todo lo que el Creador necesita es el corazón del hombre, para así darle lo que Él desea darle. Y cuando una persona es recompensada con ser Unificada, esto significa que ha sido recompensada con la construcción del Templo. David dijo acerca de esto: “Te alabaré, Oh Señor, porque Tú me has elevado y no has permitido que mis enemigos se burlen de mí”. Significa que todos los enemigos –que son los deseos de recepción para sí mismo– quienes estaban obstruyendo la Kdushá; el Creador le salvó de todos los enemigos y fue recompensado con su admisión en la Kdushá. Este es el significado de las palabras: “Oh Señor, Tú has elevado mi alma desde el mundo de las tinieblas; Tú me has mantenido vivo, para que no descienda al pozo”. Decimos (en, La ayuda de nuestros padres): “Tú eres el primero; Tú eres el último, y aparte Ti no tenemos un Rey que redima y libere”.

También decimos: “Tú estás antes de que el mundo fuera creado; Tú estás después de que el mundo fuera creado; Tú estás en este mundo, y Tú estás en el mundo por venir”. Entendemos que se refiere, literalmente, a la grandeza del Creador. Sin embargo, ¿qué es lo que esto viene a decirnos en cuanto al trabajo? Se sabe que el orden del trabajo es que el hombre debe corregir sus vasijas de recepción, para así tener la fuerza para realizar todo con el fin de otorgar. Uno debe esforzarse y hacer todo lo que pueda. En ese momento, llega a la resolución de que sin la ayuda del Creador no hay manera de salir del dominio del deseo de recibir para sí mismo. A esto se le llama “redención”, cuando se sale del exilio de Egipto, esto es, del dominio del deseo de recibir. Todos entienden que la redención es una cuestión del Creador, ya que una persona ve que no hay ninguna posibilidad de salir del exilio por sí misma. Y, no obstante, debemos preguntarnos: ¿Cómo sabe uno que salir del exilio del deseo de recibir depende solamente del Creador y que esto se encuentra más allá de las capacidades del hombre? La respuesta es que, desde su punto de vista, ya ha hecho lo que podía, pero no se movió ni una pulgada de su deseo de recibir. Por el contrario, él ve que desde que comenzó con el trabajo, con el fin de alcanzar el grado de que todas sus acciones sean “por el bien del Creador”, ahora lo observa todo de manera muy diferente: ¡está yendo hacia atrás! En otras palabras, ve que ahora está inmerso en el amor propio más que nunca.

Por esta razón, cuando una persona es recompensada con la redención, con salir del exilio, él dice que solamente el Creador puede liberar al pueblo de Israel de Egipto, es decir, que la redención le corresponde al Creador. Sin embargo, ingresar en el exilio, es decir, rendirse al dominio del deseo de recibir, ciertamente esto le corresponde al hombre. En otras palabras, que el hombre tiene la culpa de no poder superar el deseo de recibir para sí mismo. Así pues, una persona va al exilio por sí misma. Acerca de esto, los escritos nos dicen que esto no es como lo entendemos. Y aunque uno debe decir: “¿Si no soy yo, quién estará por mí?”, es decir, que todo depende de la decisión del hombre, aun así uno debe creer que todo está bajo su Providencia, es decir, que todo depende del Creador. Acerca de esto, se dice: “Tú estás antes de que el mundo fuera creado”. Se sabe que “Olam” (mundo) se deriva de la palabra He’elem (desaparición) y ocultación. Y debemos saber que en cuanto al exilio hay que realizar dos discernimientos: no siente que haya desaparición y ocultación. siente que se encuentra en un estado de encubrimiento y ocultación. Este es el significado de las palabras: “Tú estás antes de que el mundo fuera creado”. En otras palabras, el hecho de que una persona no sienta que se encuentra en un estado de ocultación, es obra del Creador. Pero esto ocurre por el bien del hombre, ya que antes de que una persona pueda corregir el mal que se encuentra en sí mismo, existe una corrección en la que no ve el mal. Así pues, el Creador creó la situación que precede la entrada del hombre al encubrimiento y la ocultación. Este es el significado de: “Tú estás antes de que el mundo fuera creado”, es decir, antes de que la ocultación fuera creada. Después de eso, una persona llega a un estado de encubrimiento y ocultación. Uno llega a ese estado precisamente de acuerdo a su esfuerzo en la Torá y las Mitzvot, a fin de alcanzar el grado en el que todas sus acciones sean con el fin de otorgar. 

Ese es el significado de las palabras: “Tú estás después de que el mundo fuera creado”. Así pues, el hecho de que uno entre en el encubrimiento y la ocultación vino de Él. Y después de estar ya en el exilio, entonces llega la redención, y esto es: “Tú eres el primero. Tú eres el último”.

 

 

 

 

 

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