"Y entre estas naciones no encontrarás ningún reposo". (Deuteronomio 28:85)
"Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones". (Ezequiel 20:32)
La historia demuestra que aunque el pueblo de Israel se esparció entre otras naciones, no se pudieron mezclar con ellos, de acuerdo a lo que dice la profecía, "El Señor te llamará desde lejos y Lo buscarás y Lo encontrarás". Faltar al cumplimiento de su destino y la revelación de la Fuerza Superior acarrea problemas al pueblo de Israel para hacerle ver cuán inevitable es la Divina Providencia.
Además, el pueblo de Israel ha sido predestinado a desarrollarse más rápidamente que los otros pueblos ya que tiene la obligación de revelar a la Fuerza Superior, por medio de la sabiduría de la Cabalá.
Antiguamente, cuando por primera vez el pueblo de Israel tuvo deseos de satisfacer su egoísmo terrenal e intentó imitar a otros pueblos, eso lo llevó a la destrucción del Primer Templo. Sin embargo, la caída fue continua y puesto que la Cabalá prohíbe los placeres egoístas, los judíos [de esa época] la repudiaron y adoptaron las costumbres de sus vecinos y disfrutaron la vida como lo exigía su egoísmo.
El resultado fue que se dividieron en dos partes:
"Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones". (Ezequiel 20:32)
La historia demuestra que aunque el pueblo de Israel se esparció entre otras naciones, no se pudieron mezclar con ellos, de acuerdo a lo que dice la profecía, "El Señor te llamará desde lejos y Lo buscarás y Lo encontrarás". Faltar al cumplimiento de su destino y la revelación de la Fuerza Superior acarrea problemas al pueblo de Israel para hacerle ver cuán inevitable es la Divina Providencia.
Además, el pueblo de Israel ha sido predestinado a desarrollarse más rápidamente que los otros pueblos ya que tiene la obligación de revelar a la Fuerza Superior, por medio de la sabiduría de la Cabalá.
Antiguamente, cuando por primera vez el pueblo de Israel tuvo deseos de satisfacer su egoísmo terrenal e intentó imitar a otros pueblos, eso lo llevó a la destrucción del Primer Templo. Sin embargo, la caída fue continua y puesto que la Cabalá prohíbe los placeres egoístas, los judíos [de esa época] la repudiaron y adoptaron las costumbres de sus vecinos y disfrutaron la vida como lo exigía su egoísmo.
El resultado fue que se dividieron en dos partes:
- Los partidarios de los reyes egoístas y sus cortesanos, y
- Aquellos que deseaban alcanzar la semejanza con el Creador.
En la época del Segundo Templo, el cisma se agravó dividiendo a las personas en dos facciones:
- Saduceos, llenos de egoísmo, y por lo tanto acaudalados y presuntuosos, y
- Fariseos, seguidores de la Cabalá.
Los saduceos facilitaron el establecimiento de la ley romana sobre el pueblo de Israel, lo que condujo al exilio que siguió.
Ideales mundanos y espirituales
El ideal terrenal es satisfacer los deseos egoístas. Por lo tanto, no puede elevarse por encima de él. Su base reposa en el aprecio de la sociedad. Su recompensa es la fama entre las personas (incluso si la persona es despreciada por sus contemporáneos, espera ganar el reconocimiento de las futuras generaciones).
El ideal espiritual es alcanzar el atributo del Creador y ascender por encima de los atributos humanos. La base del ideal espiritual es adquirir la gloria a los ojos del Creador. Por lo tanto, la persona que estudia Cabalá puede ascender por encima de los atributos humanos.
Mientras las personas de Israel se adhirieron a los principios de la Cabalá se hallaban protegidas: explotadas por los otros pueblos, pero permanecían espiritualmente fuertes.
Sin embargo, un gran número de judíos se apresuró a satisfacer sus deseos egoístas, perdió el propósito espiritual de la vida (semejanza con el Creador), se enriquecieron y presentaron sus metas falsas como dignas de aprecio y maravillosas. Gastaron sus riquezas en las diversiones de la vida y no fueron diferentes de las personas entre las que vivían.
Como resultado, provocaron el odio de las personas que los rodeaban y una influencia severa desde Arriba. Descuidar la sabiduría de la Cabalá los llevó muy cerca de la destrucción. Si hubieran cumplido con los requerimientos de la Cabalá, hubieran percibido a la Divina Providencia como buena y bondadosa.
Concordancia entre el propósito del Creador y la estima humana
Sobre una base de experiencia histórica y los consejos de los cabalistas, al pueblo de Israel se le puede ofrecer examinar todos los infortunios que le han acontecido incluso aún después del regreso a su tierra, y con la ayuda de la Cabalá volver a vivir conforme a las leyes altruistas prescritas por la Divinidad.
Ideales mundanos y espirituales
El ideal terrenal es satisfacer los deseos egoístas. Por lo tanto, no puede elevarse por encima de él. Su base reposa en el aprecio de la sociedad. Su recompensa es la fama entre las personas (incluso si la persona es despreciada por sus contemporáneos, espera ganar el reconocimiento de las futuras generaciones).
El ideal espiritual es alcanzar el atributo del Creador y ascender por encima de los atributos humanos. La base del ideal espiritual es adquirir la gloria a los ojos del Creador. Por lo tanto, la persona que estudia Cabalá puede ascender por encima de los atributos humanos.
Mientras las personas de Israel se adhirieron a los principios de la Cabalá se hallaban protegidas: explotadas por los otros pueblos, pero permanecían espiritualmente fuertes.
Sin embargo, un gran número de judíos se apresuró a satisfacer sus deseos egoístas, perdió el propósito espiritual de la vida (semejanza con el Creador), se enriquecieron y presentaron sus metas falsas como dignas de aprecio y maravillosas. Gastaron sus riquezas en las diversiones de la vida y no fueron diferentes de las personas entre las que vivían.
Como resultado, provocaron el odio de las personas que los rodeaban y una influencia severa desde Arriba. Descuidar la sabiduría de la Cabalá los llevó muy cerca de la destrucción. Si hubieran cumplido con los requerimientos de la Cabalá, hubieran percibido a la Divina Providencia como buena y bondadosa.
Concordancia entre el propósito del Creador y la estima humana
Sobre una base de experiencia histórica y los consejos de los cabalistas, al pueblo de Israel se le puede ofrecer examinar todos los infortunios que le han acontecido incluso aún después del regreso a su tierra, y con la ayuda de la Cabalá volver a vivir conforme a las leyes altruistas prescritas por la Divinidad.
A menos que el pueblo de Israel, (altamente evolucionado y renuente a comprometerse) siga este consejo, constantemente va a socavar su propia estabilidad. Otro destruirá de inmediato lo que uno edifique. La esperanza generalizada de que el adversario verá el peligro y se guarde su opinión, es totalmente irrealista. Ninguna amenaza obligará a nadie a renunciar a la realización de sus propias intenciones.
Por consiguiente hay una solución: el pueblo debe abandonar sus metas y proyectos mundanos y aceptar el elevado propósito de alcanzar al Creador. Únicamente en este caso, la Divina Providencia positivamente se ocupará de cada individuo y de la nación como un todo, y a través de él del mundo entero.
Por consiguiente hay una solución: el pueblo debe abandonar sus metas y proyectos mundanos y aceptar el elevado propósito de alcanzar al Creador. Únicamente en este caso, la Divina Providencia positivamente se ocupará de cada individuo y de la nación como un todo, y a través de él del mundo entero.