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Escritos del Rabash parte 1

ESCRITOS DE RABASH

 

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Contenido 

11. El Propósito del grupo (1) 2

12. El Propósito del grupo (2) 4

13. Acerca del Amor de los Amigos. 6

14. El amor de los amigos. 7

15. Cada uno ayudó a su amigo. 8

16. ¿De qué nos sirve la regla “Amarás a tu prójimo”?. 9

17. El amor de los amigos. 10

21. ¿Qué tipo de observación de la Torá y las Mitzvot purifica el corazón?. 17

23. Uno debe siempre vender las vigas de su casa. 19

29. Sobre la importancia del grupo. 23

31. Algunas veces la espiritualidad es llamada “un Alma”. 25

41. Acerca del otorgamiento. 28

48. El asunto de la importancia de los amigos. 37

50. La Agenda de la reunión de los amigos. 40

56. Aquí estáis hoy todos vosotros. 42

63. Hazte de un Rav y Cómprate un Amigo (1) 47

84. Hazte de un Rav y cómprate un amigo (2) 52

101. Poderosa roca de mi salvación. 56

Pero cuanto más les oprimían. 60

Y fue de tarde, y fue de mañana. 64

176. Quién da testimonio de una Persona. 68

225. La importancia de una plegaria de muchos. 77

249. Ven hacia el Faraón (2) 84

262. La Plegaria Colectiva. 96

La Agenda para la Reunión. 100

270.  Quién causa el Rezo. 105

284. Acerca de “por encima de la razón”. 109

436. La grandeza de uno depende de la medida de su fe en el futuro. 119

444. ¿Cuál es la substancia de la difamación y contra quién está dirigida?. 130

489. La Severidad para enseñar la Torá a los idólatras. 143

644. La necesidad del Amor de los Amigos. 158

654. ¿Cuál es el fundamento sobre el que se edifica la Kedushá?. 161

746. Qué buscar en la reunión de los amigos. 204

877. ¿Por qué se hacen específicamente cuatro preguntas en la noche de Pésaj?  212

1011. ¿Qué significa que las Velas de Januká estén colocadas sobre la izquierda, en el Trabajo?  220

1048. ¿Qué significa que la Torá se llame “La Línea Media”, en el trabajo?  226

1108. ¿Qué significa que no hay bendición en aquello que se cuenta, en el trabajo?  234

1234. ¿Qué significa que el Señor permanece en Su campo cuando la cosecha está madura, en el trabajo?  243

¿Qué es “La entrega de los fuertes en mano de los débiles”, en el trabajo?. 250

1426. Carta Nº 5. 257

29. Carta Nº 8. 258

1446. Carta Nº 16. 266

1462. Carta Nº 24. 269

1486. Carta Nº 34. 272

1492. Carta Nº 37. 275

1497. Carta Nº 40. 276

1796. El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal 281

1947  Reprender al Otro. 283

1986. El Hombre como un Todo. 284

2015A. Haremos y Escucharemos (2) 286

2016B. Interioridad y Exterioridad. 287

 

11. El Propósito del grupo (1)

Artículo Nº 1, Parte 1, 1984

Nos hemos reunido aquí para establecer un grupo para todos aquellos que deseen seguir el camino y método de Baal Ha Sulam, que es el camino por el que ascender los grados del hombre y no quedarse en el aspecto de la bestia, tal como dijeron nuestros sabios (Yebamot, p. 61) acerca del verso: ”Y vosotros, mis ovejas, las ovejas de Mi rebaño, hombres sois”. Y Rashbi dijo: “Vosotros sois llamados ‘hombres’, y los idólatras no son llamados ‘hombres’”.

Para comprender el mérito del hombre, vamos a explicar un artículo de nuestros sabios (Berajot, 6b) acerca del verso: “A fin de cuentas todo ha sido escuchado, teme a Dios y cumple sus preceptos, ya que así es el hombre completo” (Eclesiastés, 12:13). Y pregunta la Gemará: ¿“Qué es ‘ya que así es el hombre completo”? Dijo Rabí Elazar: El Creador dijo: “El mundo completo fue creado para ese propósito, lo cual significa que todo el mundo fue creado para temer al Creador”.

No obstante, hemos de entender qué es el temor a Dios, ya que es la razón por la que fue creado el mundo. De todas las palabras de nuestros sabios, aprendemos que la razón de la creación fue hacer el bien a Sus creaciones. Es decir, que el Creador quiso complacer a las criaturas, de tal manera que se sintieran felices en el mundo. Y aquí los sabios dijeron sobre el verso: “ya que así es el hombre completo”, porque la razón de toda la creación era el temor a Dios.

PPero, según lo que se explica en el ensayo La entrega de la Torá, está escrito que la razón por la cual los seres creados no reciben el bien y el deleite, a pesar de que esta es la razón de la Creación, es a causa de la disparidad de forma entre el Creador y los creados. El Creador es el otorgante y los creados los receptores. Pero existe una regla que dice que las ramas se parecen a las raíces de las cuales nacieron.

Y como no hay recepción en nuestra raíz, ya que el Creador no es en modo alguno deficiente, ni necesita recibir nada para satisfacer Su carencia, el hombre siente desagrado cuando necesita ser un receptor. Por eso, toda persona se siente avergonzada de comer el pan de la vergüenza.

Y para corregir eso fue necesario crear el mundo. Olam (mundo) significa HaAlam (ocultación), pues el deleite y el placer deben estar ocultos. ¿Por  qué es así? La respuesta es: por temor. En otras palabras, es así para que el hombre sienta temor de usar sus vasijas de recepción, llamadas “amor propio”. Esto significa que uno deberá evitar recibir placeres para sí mismo, por el hecho de que lo desea, y deberá tener la fuerza para superar esta inclinación hacia el objeto del deseo de uno.

En cambio, uno debe recibir placeres que produzcan satisfacción al Creador. Esto significa que la criatura querrá otorgar al Creador, y sentirá temor del Creador, de recibir para su propio beneficio, ya que la recepción del placer −cuando la persona recibe para su propio beneficio−, lo separa de la adhesión con el Creador.

Entonces, cuando la persona lleva a cabo una de las Mitzvot (mandamientos/preceptos) del Creador, uno debe enfocarse en que esta Mitzvá le traiga pensamientos puros, de tal manera que quiera otorgarle al Creador mediante el cumplimiento de Sus Mitzvot. Es como nuestros sabios dijeron: “Rabí Janania Ben Akashia dijo: ‘El Creador quiso purificar a Israel; por lo tanto, hizo abundar en ellos la Torá y las Mitzvot”.

Y por eso nos reunimos aquí, para establecer un grupo en el que cada uno de nosotros se guíe por el espíritu de otorgar al Creador. Y para alcanzar el otorgamiento al Creador, debemos comenzar con el otorgamiento al hombre, lo que se llama “amor al prójimo”.

Y el amor al prójimo sólo puede darse con la anulación de uno mismo. Así pues, por otra parte, cada persona debe sentirse inferior y, por otro lado, debe estar orgullosa de que el Creador nos haya dado la posibilidad de poder reunirnos en un grupo, en el que cada uno tiene un solo propósito: que la Divinidad habite entre nosotros”.

Y aunque aún no hemos alcanzado esta meta, tenemos el deseo de alcanzarla. Y esto también debemos apreciarlo porque, a pesar de que aún nos encontramos al comienzo del camino, esperamos poder alcanzar este sublime propósito.

12. El Propósito del grupo (2)

Artículo Nº 1, Parte 2, 1984

Debido a que el ser humano ha sido creado con un Kli (vasija), llamado “amor propio”, cuando uno no ve que una acción le aporta un beneficio propio, uno no tiene ninguna motivación para hacer el más mínimo movimiento. Y sin anular el amor propio es imposible alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador, es decir, la equivalencia de forma.

Y debido a que esta equivalencia de forma con el Creador se opone a nuestra naturaleza, necesitamos un grupo que pueda formar una gran fuerza para que podamos trabajar juntos en la anulación del deseo de recibir, denominado “el mal”, ya que es lo que nos impide la consecución de la meta para la cual fue creado el hombre.

Por esta razón, el grupo debe estar formado por individuos que de manera unánime estén de acuerdo en que deben alcanzarla. Entonces todos los individuos se convierten en una gran fuerza que puede luchar contra sí misma, ya que cada uno está integrado en todos los demás. Así pues, cada persona está fundamentada sobre un gran deseo de llegar a la meta.

Para estar integrado uno en el otro, cada uno necesita anularse a sí mismo ante los demás. Esto se hace por medio de que cada uno vea las virtudes de su amigo y no sus fallas. Pero quien piensa que es algo superior a sus amigos, ya no puede unirse a ellos.

Así mismo, es importante permanecer serios durante la reunión para no perder la intención ya que es por este objetivo por el que se han reunido. Y en cuanto a caminar humildemente, lo que es un tema muy importante, uno debe acostumbrarse a parecer que no es tan serio, aunque, en realidad, un fuego arde en sus corazones.

Pero, respecto a las personas sencillas, durante la reunión, uno debe tener cuidado de no perseguir palabras ni acciones que no estén dirigidas hacia la meta de la reunión, ya que por medio de esto deben alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador. Y sobre el tema de la adhesión, fíjate en el libro Matán Torá (La Entrega de la Torá, p. 168).

Pero cuando uno no está con los amigos, entonces es mejor no mostrar nada del propósito del corazón de uno y mostrarse como cualquier otra persona. Esto es lo que significa “caminar humildemente con el Señor tu Dios”. Aunque hay explicaciones más elevadas al respecto, la explicación sencilla también es algo grande.

Por lo tanto, es bueno que haya igualdad entre los amigos que se unen para que uno pueda anularse ante el otro. Y dentro del grupo debe observarse cuidadosamente que no haya entre ellos ninguna frivolidad, ya que la frivolidad lo arruina todo. Pero como hemos dicho anteriormente, esto debe ser un asunto interno.

Pero mientras haya alguien que no pertenezca a este grupo, no se debe mostrar ninguna seriedad, excepto para asemejarse con la persona que acaba de llegar. En otras palabras, evita hablar de temas serios, y habla sólo de cosas que sean adecuadas para la persona recién llegada, quien es llamada “un huésped inesperado”.

13. Acerca del Amor de los Amigos

Artículo Nº 2, 1984

 

1.La necesidad del amor por los amigos

2.¿Cuál es la razón por la que elegí precisamente a estos amigos? ¿Y por qué ellos me eligieron a mí?

3.¿Debe revelar cada uno de los amigos su amor por el grupo, o es suficiente con sentir amor en el corazón de uno y que profese el amor a los amigos desde la ocultación, sin necesidad de mostrar abiertamente lo que hay en su corazón?

Se sabe que la humildad es algo de gran valor. Aunque también podemos decir lo opuesto, que uno debe revelar el amor que hay en su corazón hacia los amigos, puesto que mediante esta revelación causa en el corazón de su amigo el despertar del amor hacia el grupo, y que los demás amigos también sientan que cada uno de ellos profesa amor a los amigos. Y el beneficio de ello radica en que de este modo, uno recibe una mayor fuerza para profesar el amor a los amigos con más fuerza, ya que la fuerza del amor de cada persona está integrada en cada uno de los otros.

Resulta que cuando una persona tiene una medida de fuerza para profesar amor a los amigos, si el grupo está compuesto de diez miembros, entonces se asimilan en él diez fuerzas de la necesidad, quienes entienden que necesitan ocuparse del amor de los amigos. Pero si cada uno ellos no revelan al grupo que está profesando amor a los amigos, entonces le falta la fuerza del grupo.

Esto es así porque es muy difícil juzgar a un amigo según una escala de méritos. Cada uno piensa de sí mismo, que él es justo y que sólo él se ocupa del amor por los amigos. En esta situación, uno tiene poca fuerza para poder practicar el amor al prójimo. De ese modo, resulta que este trabajo, específicamente, debe ser realizado públicamente y no oculta.

Pero uno debe recordarse a sí mismo constantemente cuál es el propósito del grupo. De otra forma, el cuerpo tiene la tendencia a empañar la meta, porque el cuerpo siempre se preocupa de su propio beneficio. Debemos recordar que el grupo fue establecido únicamente sobre el principio fundamental de alcanzar el amor al prójimo y que esto sería el trampolín para el salto hacia el amor al Creador.

Esto se alcanza específicamente diciendo que uno necesita del grupo para poder otorgar a su propio amigo sin recibir nada a cambio.

Lo que significa que no necesita al grupo para que este le otorgue ayuda y regalos,  lo cual daría satisfacción a sus vasijas de recepción. Tal grupo está basado en el amor propio, y le incita solamente a desarrollar sus vasijas de recepción, ya que ve que ahora tiene la oportunidad de que crezca su riqueza a través de la ayuda de su amigo para obtener posesiones corpóreas.

Por el contrario, debemos recordar que el grupo ha sido establecido en base al amor al prójimo; es decir, que todos y cada uno recibirán del grupo el amor al prójimo y el odio a su propio “yo”. Y al ver que su compañero se esfuerza en anular su “yo” y en amar al prójimo, eso causa que todos se incluyan en la intención de su amigo.

Así pues, si el  grupo tiene diez miembros, por ejemplo, entonces cada uno tendrá diez fuerzas que estarán practicando la anulación de su propio “yo”, el odio hacia su “yo” y del amor al prójimo.

De otra manera, uno permanece únicamente con la fuerza de uno sólo en el amor al prójimo, ya que no ve que los amigos lo practiquen, ya que los amigos practican el amor al prójimo en la ocultación. Es más, los amigos le hacen que pierda su fuerza y su voluntad de seguir por el sendero del amor al prójimo. En ese estado, aprende de sus acciones y cae en el dominio del amor propio.

4  ¿Debe conocer cada uno cuáles son las necesidades de sus amigos, de manera específica para cada uno de ellos, de forma que sepa cómo les puede complacer, o es suficiente ocuparse del amor a los amigos, en general?

14. El amor de los amigos

Artículo Nº 3, 1984

“Y lo encontró un hombre, y he aquí que él estaba deambulando por el campo. Y el hombre le preguntó diciendo: ¿Qué estás buscando? Y le respondió: ‘Estoy buscando a mis hermanos, dígame por favor dónde están pastando’” (Génesis, 37).

Un hombre “deambulando por el campo”, se refiere al lugar de donde tiene que emerger la cosecha del campo, para sustentar al mundo. Y el trabajo del campo es arar, sembrar y cosechar. Y acerca de eso está dicho: “El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha”. Y esto se llama: “un campo bendecido por el Señor”.

Baal HaTurim explica que una persona que deambula por el campo se refiere a uno que ha perdido el camino del intelecto, es decir, que no conoce el camino verdadero, el cual le conduce al lugar al que necesita llegar, como en la frase “un burro deambulando en el campo”. Y llega a un estado tal que piensa que jamás llegará a la meta que debe alcanzar.

“Y el hombre le preguntó diciendo: ¿Qué estás buscando?”, es decir: “¿En qué puedo ayudarte?” Y le respondió: ‘Estoy buscando a mis hermanos’”. Estando junto a mis hermanos, es decir, estando en un grupo en el que hay amor entre los amigos, entonces podré ascender por la senda que asciende a la casa del Señor.

Y esta senda es llamada “el camino del otorgamiento”, que es un camino que va en contra de nuestra naturaleza. Y para poder llegar a eso, no hay otra manera más que el del amor de los amigos, mediante el que cada uno puede ayudar a su amigo.

“Y el hombre dijo: ‘Se fueron de aquí’”. Y Rashi interpretó, que se fueron de la hermandad, es decir, que no quieren unirse a ti. Esto, finalmente, causó que el pueblo de Israel terminara entrando en el exilio de Egipto. Y para redimirnos de Egipto, tenemos que asumir nosotros mismos entrar en un grupo que quiera estar en el amor de los amigos, y por medio de eso seremos recompensados con la salida de Egipto y con la recepción de la Torá.

15. Cada uno ayudó a su amigo

Artículo Nº 4, 1984

Hemos de entender cómo uno puede ayudar a su amigo. ¿Acaso este asunto se refiere específicamente a cuando hay ricos y pobres, sabios y necios, débiles y fuertes? ¿Pero, cuando todos son ricos, inteligentes o fuertes, en qué puede ayudar una persona a la otra?

Vemos que hay una cosa que es común a todos: el estado de ánimo. Tal como dijeron: “Una preocupación en el corazón de uno, déjale hablar sobre ello con los demás”. Esto es porque en el asunto de que el hombre tenga un estado de ánimo elevado, ni la riqueza, ni la erudición, podrán ayudarle.

En cambio, es una persona la que puede ayudar a otra al ver que su amigo se encuentra en un estado de caída. Está escrito “Uno no puede liberarse a sí mismo de la cárcel”. Más bien, es su compañero quien le puede levantar el ánimo.

Significa que el amigo de uno le eleva del estado en el que se encuentra hacia el estado de viveza. Entonces empieza a recuperar de nuevo la fuerza y la confianza en la vida y la riqueza, y comienza como si su objetivo se encontrara ahora cercano a él.

Resulta que todos y cada uno tienen que estar atentos y pensar cómo pueden ayudar a su compañero, elevar su espíritu, porque en referencia al estado de ánimo, cada uno puede encontrar en su compañero un espacio vacío que puede llenar.

16. ¿De qué nos sirve la regla “Amarás a tu prójimo”?

Artículo Nº 5, 1984

¿Qué es lo que Klal (“regla”, así como “colectivo”), “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” nos aporta? A través de esta ley podemos llegar al amor al Creador. Si es así, ¿qué beneficio nos trae el cumplimiento de las 612 Mitzvot (mandamientos/preceptos).

Antes de nada, hay que saber lo que es una regla. Se sabe que un colectivo (Klal) consiste de muchos individuos. Sin individuos, no puede haber un colectivo. Por ejemplo, cuando nos referimos a una audiencia como a una “sagrada audiencia”, nos estamos refiriendo a un número de individuos que se han reunido y han formado una unidad. Después, un líder es designado por la audiencia, etc., y este es llamado Minyán (diez/quórum) o congregación. Al menos han de estar presentes diez personas, y entonces podemos decir Kedushá (parte específica de una oración judía) en el oficio.

El Zóhar dice sobre esto: “Kol Bi Asará, Shjinta Shariá”, que significa: ”Donde hay diez personas hay espacio para la inspiración de la Shejiná. Significa que en un lugar donde hay diez hombres, hay un lugar para la morada de la Divinidad.

Y según esto resulta que la regla “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, está construida en base a las 612 Mitzvot. Es decir, que si cumplimos las 612 Mitzvot, podremos llegar a la regla de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Resulta que los elementos particulares nos permiten llegar a lo colectivo. Y cuando tengamos lo colectivo, entonces podremos alcanzar el amor al Creador, como está escrito: “mi alma anhela al Señor”.

Sin embargo, la persona no es capaz de cumplir las 612 Mitzvot ella sola. Toma como ejemplo la redención del primogénito. Si el primogénito es una niña, ya no se puede observar la Mitzvá de la Redención del primogénito. Igualmente, las mujeres están eximidas del cumplimiento de aquellas Mitzvot dependientes del tiempo, como los Tzitzit y los Tefilín. Pero debido a que “Todo Israel es responsable el uno del otro”, por medio de todos se cumple todo. Esto se considera como si todos hubieran cumplido todas las Mitzvot, conjuntamente. Por ello, a través de las 612 Mitzvot, podemos alcanzar la ley “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

17. El amor de los amigos

Artículo Nº 6, 1984

“Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Rabí Akiva dice: “Es una gran regla (en hebreo: también significa colectivo) en la Torá”. Significa que si uno cumple con esta regla, todos los detalles están incluidos en ella. Es decir, se da por sentado que llegaremos a todas las leyes particulares, sin esfuerzos y sin tener que trabajar por ello.

Sin embargo, vemos que la Torá nos dice: “¿Qué es lo que el Señor pide de ti? Tener temor de Mí”. Por lo tanto, el requisito principal de una persona es solamente el temor. Si uno cumple el mandamiento del temor, toda la Torá y las Mitzvot están incluidos en él. Incluso el mandamiento “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Sin embargo, según las palabras de Rabí Akiva, es lo contrario. Es decir, el temor está contenido en la regla “Ama a tu prójimo”. Además, según nuestros sabios (Berajot, p. 6), el significado no es como dice Rabí Akiva. Ellos se referían al versículo: “A fin de cuentas, habiéndose oído todo: teme a Dios y observa Sus mandamientos, pues este es  el hombre completo”. La Gemará pregunta: “¿Qué significa ‘así es el hombre completo’? Rabí Elazar dijo: ‘El Señor dijo que el mundo entero no fue creado sino para eso’”. Sin embargo, según las palabras de Rabí Akiva parece que todo está contenido en la regla “Ama a tu prójimo”.

Sin embargo, encontramos en las palabras de nuestros sabios (Makot 24) que dijeron que la fe era lo más importante. Dijeron que Habakkuk llegó y que declaró que sólo había uno: “el justo vivirá por su fe”. El Maharshá interpreta: “Lo que es más concluyente para cualquier persona de Israel, en cualquier momento, es la fe”. En otras palabras, la esencia de la regla es la fe. Por consiguiente, resulta que tanto el temor como “Ama a tu prójimo” están incluidas en la regla de la fe.

Si queremos comprender lo anterior, debemos considerar detenidamente lo siguiente:

  1. ¿Qué es la fe?
  2. ¿Qué es el temor?
  3. ¿Qué es “Ama a tu prójimo como a ti mismo”?

Lo más importante es recordar siempre el propósito de la creación, que se sabe que es “hacer el bien a Sus creaciones”. Por lo tanto, si Él desea otorgarles deleite y placer, ¿por qué, entonces, se necesitan estas tres cosas, es decir, la fe, el temor y “ama a tu prójimo”? Más bien, significa que sólo necesitan volver aptas sus vasijas para poder recibir el deleite y el placer que el Creador desea dar a sus criaturas.

Ahora debemos comprender para qué nos capacitan los tres puntos antes mencionados. La fe, incluyendo la seguridad, nos aporta una creencia preliminar en la meta, que consiste en hacer el bien a Sus creaciones. También debemos creer con certeza para poder prometernos a nosotros mismos que también podemos alcanzar esa meta. En otras palabras, el propósito de la creación no está destinado necesariamente a un grupo selecto, sino que el propósito de la creación pertenece a

todas las creaciones sin excepción. No solamente concierne a los fuertes e inteligentes y a los valientes que pueden trascender su estado, sino a toda la gente.

(Examina la Introducción al Estudio de las Diez Sefirot, Artículo 21, donde cita a Midrash Rabba, porción “Esta es la Bendición”: “El Creador dijo a Israel: ‘Mira, toda la sabiduría y toda la Luz son cuestiones sencillas. Aquél que siente temor de Mí y realiza las obras de la Torá, posee toda la sabiduría y la Luz en su corazón.’”).

Por lo tanto, debemos emplear la fe para tener la confianza de que podemos alcanzar la meta, y no desesperar a mitad del camino abandonando la misión, sino creer, más bien, que el Señor puede incluso ayudar a una persona tan baja y vil como yo mismo. Significa que el Creador me acercará a Él y así podré alcanzar la adhesión con Él.

Sin embargo, para adquirir la fe, el temor debe llegar primero, como se explica en la introducción al Zóhar: “El temor es un mandamiento que contiene todos los mandamientos en la Torá, puesto que es la puerta hacia la fe en Él. Dependiendo del despertar del temor de uno (en Su guía), en esa medida uno cree en Su guía”. Termina ahí: “El temor es para que no reduzca la satisfacción que le da a su Creador”. Significa que el temor que uno debe sentir con respecto al Creador es que quizás no pueda brindarle contento a Él y no que el temor preocupará al beneficio de uno. Se deduce que la puerta hacia la fe es el temor; es imposible alcanzar la fe mediante ningún otro medio.

Para adquirir ese temor, es decir, el temor de que uno no pueda dar satisfacción a su Creador, primero uno debe desear y anhelar otorgar. Luego, uno puede decir que hay lugar para el temor de que no pueda mantener el temor. Sin embargo, normalmente uno teme que tal vez su amor propio no se quede satisfecho y no se preocupe por no poder otorgar al Creador.

¿Qué es lo que podría conducir a uno a adquirir un nuevo atributo, que es que deba otorgar y que la recepción para sí mismo es un error? ¡Esto va en contra de la naturaleza! Aunque a veces uno recibe ese pensamiento y un deseo de renunciar al amor propio, que nos puede llegar a través de amigos y de libros, se trata de una fuerza muy pequeña. Este pensamiento no siempre prevalece en nosotros para considerarlo y utilizarlo permanentemente y para afirmar que esta sea la regla para todas las Mitzvot y para la Torá,

Así vemos que no hay más que un consejo: Varios individuos deben reunirse con el deseo de renunciar al amor propio, pero sin la suficiente fuerza de otorgar para ser independientes sin ayuda externa. Ahora, si estos individuos se anulan entre sí, puesto que cada uno siente, al menos potencialmente, amor por el Creador, aunque en realidad no puedan mantenerlo, entonces, al unirse cada uno al grupo, y al anularse ante este, se convierten en un cuerpo único.

Por ejemplo, si hay diez personas en ese cuerpo, este cuerpo tiene diez veces más poder que una sola persona. Sin embargo, es bajo la condición de cuando se reúnen que cada uno tenga en cuenta que ha llegado ahora con el propósito de anular el amor propio. Significa que no considerará como saciar su deseo de recibir en este momento, sino que pensará tanto como sea posible solamente en el amor de los otros. Esta es la única forma de adquirir el deseo y la necesidad de obtener ese nuevo atributo llamado “el deseo de otorgar”.

Al final, a partir del amor por los amigos uno puede alcanzar el amor por el Creador; es decir, desear brindar satisfacción al Creador. Resulta que solamente a partir de esto se obtiene la necesidad y la comprensión de que otorgar es importante y necesario; y esto le llegó a través del amor por los amigos. Entonces sí podemos hablar de temor; o sea, que él siente temor de no poder brindar satisfacción al Creador.  Y a esto se le llama temor.

Por lo tanto, la base primordial sobre la cual se puede edificar la santidad es la regla “Ama a tu prójimo”. Mediante esta, uno puede adquirir la necesidad de otorgar satisfacción al Creador. Después de esto, puede existir el temor, es decir, el temor de tal vez no poder dar satisfacción al Creador. Cuando realmente se ha cruzado la puerta del temor, se puede llegar a la fe, pues la fe es la vasija dentro de la cual se puede alojar la Divinidad, como ha sido explicado en varios sitios.

Por consiguiente, vemos que existen tres reglas ante nosotros: La primera regla es la de Rabí Akiva: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Antes de esto, no hay nada que le dé a la persona la energía necesaria para modificar su situación ni lo más mínimo, pues esta es la única forma de salir del amor propio hacia el amor al hombre y de sentir que el amor propio es malo.

Ahora llegamos a la segunda regla, que es el temor. Sin temor no hay lugar para la fe, como dice Baal HaSulam.

Finalmente, llegamos a la tercera regla, que es la fe. Una vez que se han adquirido las tres reglas antes mencionadas uno llega a sentir el propósito de la creación, que consiste en hacer el bien a Sus creaciones.

19. Acerca de lo explicado sobre “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

Artículo Nº 7, 1984

Acerca de lo explicado sobre “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, todos los detalles de estas 612 Mitzvot, (mandamientos) están contenidos en esta regla. Como dijeron nuestros sabios: “El resto es su comentario; ve a estudiar”. Significa que al cumplir las 612 Mitzvot seremos recompensados con la regla “Amarás a tu prójimo”, y luego, con el amor a Dios.

Así pues, ¿qué nos brinda el amor por los amigos? Está escrito (Artículo Nº 5, 1984-5) que cuando se reúnen unos pocos amigos, puesto que ninguno de ellos tiene más que una pequeña fuerza de amor al prójimo, es decir, que pueden llevar a cabo el amor al prójimo sólo en potencia, cuando lo ponen en práctica, entonces se acuerdan de que decidieron renunciar al amor propio en favor del prójimo. Pero en la práctica, uno ve que no es capaz de renunciar a ninguno de los placeres del deseo de recibir en favor del prójimo, ni siquiera un poco.

Al reunirse unas pocas personas que están de acuerdo en que es necesario alcanzar el amor al prójimo, anulándose una ante la otra, entonces, todas se entremezclan. Así, va acumulándose una gran fuerza en cada persona, según sea el tamaño del grupo. Y entonces, realmente tienen el poder de poner en práctica el amor al prójimo.

Sin embargo, ¿qué nos brinda el cumplimiento de las 612 Mitzvot, las cuales dijimos que estaban para cumplir la regla, si la regla se cumple mediante el amor a los amigos? Y vemos que en la realidad, también existe amor de los amigos entre los seculares. Ellos también se reúnen en toda clase de círculos para lograr el amor de los amigos. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los religiosos y los seculares?

Dice el verso (Salmos 1): “No sentarse en el asiento de los arrogantes”. Debemos entender cuál es la prohibición del “asiento de los despreciables”. ¿Esto se debe a la difamación o son palabras sin valor? Entonces la prohibición no proviene del “asiento de los arrogantes”. ¿Qué nos aporta entonces la prohibición de “asiento de los arrogantes”?

Significa que incluso cuando se reúnen varias personas con el propósito del amor de los amigos con la intención de que cada uno ayude a su amigo a mejorar su estado corporal, cada uno espera que al participar en más reuniones saque provecho del grupo y mejore así su estado corporal.

Sin embargo, después de todas las reuniones, cada uno echa sus cuentas sobre cuánto ha recibido del grupo a cambio del amor propio; es decir, qué es lo que el deseo de recibir ganó con ello, ya que él está invirtiendo tiempo y esfuerzo en beneficiar al grupo. Y ¿qué ganó con esto? Seguramente, podría haber tenido más éxito si se hubiera dedicado a su beneficio personal, al menos en cuanto a sus propios esfuerzos. Pero “Me integré en el grupo porque pensé que a través de este sería capaz de ganar más de lo que podría ganar sólo. Pero ahora veo que no gané nada”.

Entonces se lamenta, diciendo “hubiera sido mejor para mí usar mi pequeño empuje en lugar de haber entregado mi tiempo al grupo. Sin embargo, ahora que invertí todo mi tiempo en el grupo para poder obtener más bienes con su ayuda, por fin me doy cuenta de que no solo no gané nada del grupo, sino que incluso salí perdiendo lo que podía haber ganado yo sólo”.

Cuando hay alguien que desea decir que hay que dedicarse al amor de los amigos con la intención de otorgar, o sea, que todos trabajen para el bien del prójimo, todos se ríen y le ridiculizan. Y les parece como una especie de chiste. Y esta es una morada de seculares. Y acerca de ello dijeron “Ve Jésed Leumim Jatat, Ki Kol Tuvó De’Ovdín, Le’Garmeihu Ovdín” (pero el pecado es algo a reprochar a cada persona, y todo el bien que hacen lo hacen para sí mismos). Tal tipo de grupo aleja al individuo de la santidad. Arroja al hombre hacia el mundo de escarnio. Y esta es la prohibición del  “asiento de los arrogantes”.

Nuestros sabios dijeron sobre tales grupos: “Dispersa a los malos; mejor para ellos, y mejor para el mundo”. En otras palabras, es mejor que no existan. Sin embargo, con los justos es al contrario: “Reúne a los justos; mejor para ellos, y mejor para el mundo”.

¿Cuál es el significado de “justos”? Es el de los que quieren cumplir la regla “ama a tu prójimo como a ti mismo”, que toda su intención es la de salir del amor propio y adoptar una naturaleza distinta, la de amar al prójimo. Y aunque es una Mitzvá que hay que cumplir, y el individuo podría obligarse a cumplirla contra su voluntad, el amor, ya es algo que pertenece al corazón, y el corazón, por naturaleza, no está de acuerdo. Entonces, ¿qué puede hacer el individuo para que lo del amor al prójimo le toque el corazón?

Para eso nos asignaron el cumplimiento de las 612 Mitzvot, que contienen el poder de permitir llegar a sentirlo en el corazón. Pero puesto que esto está en contra de nuestra naturaleza, entonces esa sensación es demasiado leve como para que tenga la capacidad de mantener el amor de los amigos, de facto, aunque tenga la necesidad de ello. Por eso, ahora tiene que buscar consejos que le ayuden a cumplirlas en la práctica.

El consejo para que uno pueda incrementar su fuerza con la regla “Amarás a tu prójimo”, es el amor de los amigos. Si cada uno se integra y se anula ante su amigo, se vuelven como una masa única, en donde todas las partes pequeñas que quieren el amor al prójimo se integran en una fuerza general, incluida de muchas partes. Y cuando tiene gran poder, entonces tiene la habilidad de llevar a la práctica el amor al prójimo.

Y entonces, puede llegar al amor a Dios. Pero esto es sólo bajo la condición de que cada uno se anule ante el otro. De no ser así, cuando se separa de su amigo, no puede recibir la parte que debiera recibir de su amigo.

Así pues, cada uno tiene que decir que uno mismo es nada comparado con su amigo. Y esto se parece a cuando escribimos números. Cuando escribimos la cifra 1 al principio, y luego agregamos el 0, resulta el múltiplo de diez, o sea, equivale a 10. Y cuando escribimos dos ceros, entonces resulta el múltiplo de cien, o sea, que equivale a 100. Es decir, que si su amigo es número uno, y le sigue el cero, entonces el individuo es considerado que recibe diez veces más de su amigo. Y si dice que él equivale a dos ceros ante su amigo, recibe entonces de su amigo cien veces más.

Sin embargo, si uno dice que su amigo es cero y él mismo es uno, entonces resulta diez veces menor que su amigo, o sea, 0.1. Y si puede decir que él es uno, y tiene dos amigos que son ceros comparados con él mismo, entonces se considera cien veces menos que ellos, o sea, 0.01. Resulta entonces que su grado disminuye según el número de ceros que tiene de los amigos.

Aun cuando ya posee este poder y puede cumplir el amor al prójimo en la práctica, y siente que el beneficio propio es malo para él, aún así, “jamás creas en ti mismo.” Tiene que tener temor de caer en el amor propio en mitad de trabajo. En otras palabras, que si le dieran un placer aun más grande de lo que él acostumbraba a recibir –aunque ya tuviera la intención de otorgar en los placeres pequeños, estando dispuesto a renunciarlos–, aún así, vive en el temor de los placeres mayores.

A esto se le llama “temor”, y esta es la puerta para recibir la Luz de la fe, llamada “La inspiración de la Shejiná (Divinidad)”, como está escrito en El Sulam “por la medida del temor se mide la fe”.

Por eso hay que recordar que la cuestión “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, hay que cumplirla porque es una Mitzvá; es decir, porque Dios ordenó dedicarse al amor de los amigos. Y Rabí Akiva sólo interpreta esta Mitzvá que el Creador ordenó. Tenía la intención de hacer una regla de esta Mitzvá, para que así pudieran cumplirse todas las Mitzvot por mandamiento del Creador, y para el beneficio propio.

Es decir, no es que las Mitzvot deban ampliar nuestro deseo de recibir, es decir, que al cumplir las Mitzvot el individuo sea generosamente recompensado. Por el contrario, al cumplir las Mitzvot llegaremos a la recompensa de poder anular nuestro amor propio y alcanzar el amor al prójimo y, después, el amor a Dios.

Ahora podemos entender lo que dijeron nuestros sabios sobre el versículo VeSamtem “ponlos”, de la palabra Sam (“poción” así como también poner). “Si se le concedió, es una poción de vida; si no se le concedió, es una poción de muerte” (Masejet Yomá, 72,72).

Es decir que “no se le concedió” significa que se dedica a la Torá y las Mitzvot para aumentar su amor propio y que su cuerpo adquiera bienes. Si “se le concedió” significa que anuló su amor propio y su meta es recibir una recompensa que es la fuerza del amor al prójimo, por medio de la cual llegará al amor del Creador y su único deseo será otorgar placer al Creador.

21. ¿Qué tipo de observación de la Torá y las Mitzvot purifica el corazón?

Artículo Nº 8, 1984

Pregunta: Si se observa la Torá y las Mitzvot con el fin de recibir recompensa, ¿esto también purifica el corazón? Nuestros sabios dijeron “Creé la inclinación al mal, creé la Torá como condimento”. Significa que esta purifica al corazón. Pero, ¿es así cuando uno intenta observar la Torá y las Mitzvot sin el objetivo específico de recibir recompensa, o también purifica el corazón si uno trabaja con el fin de recibir recompensa?

Respuesta: En la Introducción al Libro del Zóhar (Artículo 44), está escrito: “Cuando una persona comienza a dedicarse a la Torá y las Mitzvot, incluso sin ninguna intención, es decir, sin amor ni miedo, como corresponde cuando se sirve al Rey, aunque sea en Lo Lishmá (no en beneficio de Él), entonces el punto en su corazón comienza a crecer y a mostrar actividad. Esto es así porque una Mitzvá no requiere intención, y que incluso las acciones sin intención son capaces de purificar su voluntad de recibir, aunque solamente en su primer grado, el cual es denominado “Inanimado”. Y en la medida en que uno purifica la parte del inanimado del deseo de recibir, la persona construye gradualmente los 613 órganos del punto en el corazón, que es el inanimado de Néfesh de Kedushá (santidad)”. Por consiguiente, vemos que al observar la Torá y las Mitzvot, incluso Lo Lishmá purifica el corazón.

Pregunta: ¿El camino del cumplimiento de la Torá y las Mitzvot seguido sin finalidad de recibir una recompensa, está destinado sólo a unos pocos elegidos, o cualquiera puede seguir este camino –es decir, el camino de la observancia de todo con el fin de no recibir una recompensa, tal que por medio de esto sean recompensados con Dvekut (adhesión) con el Creador?

Respuesta: A pesar de que el deseo de recibir sólo para uno mismo, llegó a estar en el Pensamiento de la Creación, el darnos una corrección para que las almas lo corrijan para estar en el otorgamiento, es decir, mediante la observación de la Torá y las Mitzvot, nuestro deseo de recibir cambiará por el deseo de otorgar. Esto se da a todos, sin excepción, ya que a todos se les dio este remedio y no precisamente a unos cuantos elegidos.

Pero, como esto es una cuestión de elección, hay quienes avanzan más rápidamente y otros más lentamente. Pero como está escrito en la Introducción al Libro del Zóhar (Puntos 13, 14): “No obstante, a fin de cuentas, todos llegarán a la perfección completa, como está escrito: ‘Para que aquel que es desterrado no esté exiliado de Él’”.

Aun asíCuando comenzamos a aprender la observancia de la Torá y las Mitzvot, empezamos en Lo Lishmá. Esto es porque el hombre ha sido creado con el deseo de recibir; por consiguiente, no entiende nada que no le aporte un beneficio propio, con lo que  no querrá comenzar a observar la Torá y las Mitzvot.

EsComo escribió Rambam (Hiljot Tshuvá, Cap. 10), “Los Sabios dijeron: ‘Uno  siempre debe dedicarse a la Torá, aunque sea en Lo Lishmá, ya que de Lo Lishmá llega a Lishmá’. Por lo tanto, cuando se les enseñe a niños y mujeres y al pueblo, sólo se les enseña a trabajar desde el temor y para recibir recompensa. Y cuando ganan conocimiento y adquieren sabiduría, el secreto se les va revelando paulatinamente. Se les acostumbra a esto con calma, hasta que Le alcanzan y Le sirven con amor”. De este modo, vemos de las palabras de Rambam que todo el mundo debe alcanzar Lishmá, aunque la diferencia está en el tiempo.

Pregunta: Si una persona ve y siente que está yendo por el camino que conduce a Lishmá, ¿debe tratar de influenciar también a otros para que también ellos vayan por el camino correcto, o no?

Respuesta: Esta es una cuestión general. Es como si una persona religiosa examinara a una persona secular. Si sabe que puede reformarla, entonces debe reformarla, debido a la Mitzvá: “Si duda, reprenderás a tu prójimo”. Del mismo modo, en este caso se puede decir que debes hablarle a tu amigo sobre el mejor camino por el que uno puede ir, siempre y cuando tu intención sea sólo la Mitzvá. Pero hay muchas veces en las que una persona llama la atención a otra, solamente con el fin de dominarle y no para “reprenderás a tu prójimo”

Y de lo anterior aprendemos que todo el deseo de todo el mundo de que el otro vaya por el camino de la verdad ha creado diferencias entre ortodoxos y seculares, entre Litaim[1] y Jasidim, al igual que entre los mismos Jasidim. Esto es porque cada uno piensa que está en lo cierto y, cada uno intenta persuadir al otro para que vaya por el camino correcto.

23. Uno debe siempre vender las vigas de su casa

Artículo Nº 9, 1984

 

“Rabí Yehudá dijo, ‘Rav dijo: ‘Uno debe siempre vender las vigas de su casa y poner zapatos en sus pies’’” (Shabbat, 129). Debemos entender la precisión acerca de las vigas de su casa y la gran importancia de los zapatos, en el sentido de que vale la pena vender las vigas de su casa por esto, es decir, tener la habilidad poner zapatos en sus pies.

Debemos interpretarlo en el trabajo. La expresión Korot (vigas) de su casa se deriva de la palabra Mikreh (incidente/evento), es decir, todo lo que una persona experimenta en su casa. Percibimos al hombre mediante dos discernimientos: mediante el conocimiento, es decir, con el intelecto, y mediante la emoción, es decir, lo que una persona siente en su corazón, si es feliz o infeliz.

Esos incidentes que una persona experimenta evocan preguntas en su vida diaria. Esto se aplica tanto a las situaciones entre una persona y el Creador, como a las situaciones entre una persona y su amigo.

Entre una persona y el Creador significa que él tiene quejas de que el Creador no satisface sus necesidades. En otras palabras, lo que uno piensa que necesita, el Creador debe satisfacerlo porque la regla es que la conducta del Creador es hacer el bien. Y algunas veces él tiene quejas como si sintiera lo opuesto, ya que su situación es siempre peor que la de otros, que están en un grado más alto que él.

De esto se deduce que él está en un estado que se llama “espías”, que difaman en contra de la Providencia porque no sienten ese deleite y placer en su vida y es difícil para él decir “Sólo bondad y gracia me seguirán todos los días de mi vida”. Así es que en ese momento él se encuentra en el estado de “espías”.

Nuestros sabios dijeron acerca de eso (Berajot [Bendiciones], 54): “Uno debe bendecir por lo malo así como también bendice por lo bueno”, dado que la base del judaísmo está construida sobre la fe por encima de la razón, es decir, no apoyarse en lo que el intelecto le fuerza a uno a pensar, decir y hacer, sino en la fe en una Providencia benevolente y más sublime. Y precisamente mediante la justificación de la Providencia, después uno es merecedor de sentir deleite y placer.

Baal HaSulam nos dio una alegoría acerca de una persona que tenía quejas y exigencias hacia el Creador porque no le había concedido todos sus deseos. Como una persona que marcha por la calle con su hijo pequeño, quien llora amargamente. Todas las personas en la calle  miran a este hombre pensando: “¿Cuán cruel es este hombre que puede oír llorar a su hijo sin prestarle ninguna atención? El llanto del niño logra que incluso las personas en la calle se sientan apenadas por él, pero este hombre, que es su padre, no lo está. Y existe una regla, ‘Como un padre siente compasión por sus hijos.’”

El llanto del niño hace que las personas se acerquen a su padre y le pregunten, ¿”Dónde está tu compasión?”, a lo que el padre responde: “¿Qué puedo hacer, si mi hijo, a quien cuido como a la niña de mis ojos, me exige darle un alfiler para poderse rascar el ojo porque tiene un picor en el ojo? ¿Se me puede llamar “cruel” por no conceder su deseo, o es por compasión por lo que no se lo doy para que no se hurgue el ojo y se quede ciego para siempre?”

Por lo tanto, debemos creer que todo lo que el Creador nos da es por nuestro propio bien. Aunque debemos rezar, por si acaso el Creador apartara esos problemas de nosotros. Sin embargo, debemos saber que la plegaria y la concesión de la plegaria son dos cuestiones distintas. En otras palabras, si hacemos lo que debemos, entonces el Creador hará lo que es bueno para nosotros, como se ilustra con la alegoría anterior. Se dice acerca de eso: “Y el Señor hará lo que le parezca bien a Él”.

El mismo principio se aplica entre una persona y su amigo, es decir, que él debe vender las vigas de su casa y poner zapatos en sus pies. En otras palabras, una persona debe vender las vigas de su casa, es decir, todos los incidentes que su casa experimentó en relación al amor por los amigos.

Uno puede tener preguntas y quejas acerca de su amigo, ya que está trabajando devotamente en el amor por los amigos pero no ve ninguna respuesta por parte de los amigos que le ayuden de alguna manera. Todos se están comportando no según su comprensión acerca de cómo debería ser el amor por los amigos, es decir, que cada uno hablará a su amigo de manera respetuosa, como debe ser entre individuos distinguidos.

Con respecto a las acciones, tampoco ve ninguna acción por parte de los amigos que pueda considerar como relativa al amor por los amigos. En cambio, todo es normal, ya que está entre personas ordinarias que aún no tienen un interés en unirse y tomar la decisión de construir un grupo donde haya amor por los amigos, donde cada uno se preocupe por el bienestar del otro.

Así, ahora ve que no hay nadie a quien seguir, que se dedique al amor por los amigos. Y como piensa que es el único que está marchando por el sendero correcto, y observa a todos con desdén y desprecio, a esto se le llama “espías”, ya que está espiando a sus amigos para comprobar si se están comportando correctamente hacia él en lo relativo al amor al prójimo. Y como escucha constantemente que los amigos predican todo el día el amor hacia los demás como lo más importante, él quiere ver si lo que dicen es lo que hacen.

Y entonces ve que todo es de boca hacia fuera. Descubre que incluso al hablar entre ellos no existe amor hacia los demás, y esto es lo mínimo en el amor hacia los demás. En otras palabras, si le hace una pregunta a alguien, el otro le responde en forma brusca, de manera indiferente, no de la manera en la que alguien le responde a un amigo. Por el contrario, todo es muy frío, como si quisiera librarse de él.

Y no me preguntes: “Si estás pensando en el amor por los demás, ¿por qué estás criticando si tu amigo te ama, como si el amor por los amigos estuviese establecido sobre la base del amor propio, y por eso quiero ver lo que obtuvo mi amor propio de este compromiso?” Esos no son mis pensamientos. Más bien, realmente quiero amar a los demás.

Por eso estaba interesado en establecer este grupo, de manera que viera que todos y cada está dedicándose al amor por los demás, para que a través de esto, la poca fuerza que tengo en amar a los demás se fortaleciera y tuviera la fuerza para ocuparme del amor por los demás más poderosamente de lo que podría hacer por mí mismo. Pero ahora veo que no he ganado nada porque veo que ni  uno sólo lo está haciendo bien. Así, sería mejor que no estuviera con ellos y no aprendiera de sus acciones.

Para eso hay una respuesta: que si un grupo es establecido con ciertas personas, cuando se reunieron, debió haber habido alguien que deseó establecer específicamente esta “banda”. Por consiguiente, él hizo una selección entre esas personas para asegurarse de que eran las adecuadas. En otras palabras, que cada uno de ellos tuviera una chispa de amor por los demás, pero la chispa no pudo encender la luz de amor para iluminar en cada uno. Por lo tanto, acordaron que, al unirse, las chispas se convertirían en una gran llama.

Por lo tanto, también ahora, cuando les espía, él debe superarlo y decir: “Así como todos tenían el mismo pensamiento de que debían marchar por el sendero del amor hacia los demás cuando el grupo fue establecido, así sigue siendo ahora”. Y cuando todos juzguen favorablemente a sus amigos, todas las chispas se encenderán una vez más y otra vez existirá una gran llama.

Es como Baal HaSulam dijo una vez cuando preguntó acerca del pacto que hacen dos amigos, como el que vemos en la Torá (Gen 21:27): “Y Abraham tomó ovejas y bueyes y se los dio a Abimelej; y ellos dos hicieron un pacto”. Él preguntó: “Si los dos se aman, por supuesto que se hacen bien el uno a otro. Y, naturalmente, cuando no hay amor entre ellos porque el amor se ha marchitado por alguna razón, no se hace ningún bien el uno al otro. Por lo tanto, ¿en qué les ayudaría establecer un pacto entre ellos?”

Él respondió que la alianza que ellos establecen no es para el presente, ya que ahora, cuando se siente el amor entre ellos, no hay necesidad de hacer un pacto. En cambio, establecer el pacto se hace deliberadamente para el futuro. En otras palabras, es posible que después de algún tiempo no sientan el mismo amor que ahora, pero aún así mantendrán sus relaciones como antes. Para esto se hace el pacto.

Podemos ver, además, que aun cuando ahora no sienten el amor como era cuando el grupo fue establecido, todos deben superar su punto de vista e ir por encima de la razón. Mediante eso, todo será corregido y cada uno juzgará a su amigo favorablemente.

Ahora podemos entender las palabras de nuestros sabios, quienes dijeron: “Uno debe siempre vender las vigas de su casa y poner zapatos en sus pies”. Min’alim (zapatos) se deriva de la palabra Ne’ilat Delet (asegurar una puerta), es decir, cerrar. Una vez que una persona ha espiado a su amigo −y Rigel (espiado) se deriva de la palabra Raglaim (pies/piernas)− él debe “Vender las vigas de su casa”, es decir, todo lo que sucedió a su casa en la conexión entre él y su amigo, es decir, los espías que él tiene, quienes calumnian a sus amigos.

Entonces, “Vende todo”, es decir, elimina todos los incidentes que los espías le han traído y en su lugar pon zapatos en sus pies. El significado es que él debe encerrar a los espías como si ya no existieran en la tierra, y así acallará todas las preguntas y exigencias que tiene sobre ellos. Y entonces todo ocupará su lugar en paz.

29. Sobre la importancia del grupo

Artículo Nº 12, 1984

Se sabe que como el hombre siempre se encuentra entre personas que no tienen ninguna relación con el trabajo del camino de la verdad sino al contrario, siempre se opone a los que van  por este camino; y como los pensamientos de las personas se entremezclan entre sí, resulta que las ideas de quienes se oponen al camino de la verdad, penetran en aquellos que tienen un cierto anhelo de ir por el camino de la verdad.

Por eso no hay otro consejo excepto que establezcan para ellos un grupo para que sea su entorno, es decir, una comunidad separada que no se mezcle con otras personas cuyas opiniones difieran de las de este grupo. Y deben evocar constantemente en sí mismos la cuestión del propósito del grupo, para que no sigan a la mayoría, ya que nuestra naturaleza es seguir a la mayoría.

Si el grupo se aísla del resto de las personas, es decir, si no tienen ningún tipo de relación con otras personas en lo concerniente a los asuntos espirituales, sino que todo el contacto con ellos es sobre temas corporales, entonces, no se entremezclan con sus puntos de vista, ya que no tienen ningún nexo en lo concerniente a la religión.

Pero cuando una persona se encuentra entre personas religiosas y comienza a hablar y a discutir con ellas, inmediatamente se mezcla con sus puntos de vista. Sus puntos de vista penetran en su mente más allá del umbral de su conciencia hasta tal punto que no será capaz de discernir que no se trata de sus propias ideas, sino que las recibió de las personas con las cuales se había relacionado.

Por lo tanto, en lo que respecta al trabajo en el camino de la verdad, la persona debe aislarse del resto de la gente. Esto es porque el camino de la verdad requiere de un esfuerzo constante, debido a que está en contra de la opinión del mundo. El punto de vista del mundo es conocimiento y recepción, mientras que el de la Torá es fe y otorgamiento. Y si uno no le presta atención a esto, olvida de inmediato todo el trabajo del camino de la verdad y cae en un mundo de amor propio. Solamente desde un grupo en el grado de “Cada uno ayudó a su amigo“, cada persona del grupo recibe la fuerza para luchar contra el punto de vista del mundo.

También encontramos en las palabras del Zóhar (Pinjas, p. 31, Punto 91, y en El Sulam) que: “Cuando una persona reside en una ciudad habitada por personas malvadas, no puede cumplir las Mitzvot de la Torá, y no tiene éxito en la Torá; cambia de lugar y sale de allí, para arraigarse en un lugar en el cual habiten personas buenas, que se dediquen a la Torá y las Mitzvot. Porque la Torá se llama ‘Árbol’. Como está escrito: ‘Es un Árbol de la vida para los que se aferran a ella’. Y el hombre es un árbol, como está escrito ‘porque el hombre es el árbol del campo’. Y las Mitzvot de la Torá son como frutos. ¿Y qué dice? ‘Sólo de los árboles de los que sepas que no son árboles frutales, a estos destruirás y cortarás’. Los destruirás de este mundo y los cortarás para el mundo por venir”.

Por este motivo, la persona necesita desarraigarse de aquel lugar en el cual hay malvados, porque de lo contrario no podrá prosperar en la Torá y las Mitzvot. Y se plantará a sí mismo en otro lugar, entre los justos, y así tendrá éxito en la Torá y las Mitzvot.

Y el hombre, a quien El Zóhar compara con el árbol del campo, sufre como aquel árbol a causa de los malos vecinos. En otras palabras, siempre debemos cortar las malas hierbas que nos afectan de nuestro alrededor, y también debemos mantenernos alejados de los malos ambientes, de aquellas personas que no siguen el camino de la verdad. Necesitamos ser muy cuidadosos para no ser arrastrados a seguirles.

Esto se llama “aislamiento”, cuando uno tiene pensamientos de “la única autoridad”, llamada “otorgamiento” y no de “la autoridad de las masas”, que es el amor propio. A esto se le llama “dos autoridades” −la autoridad del Creador y la propia autoridad de uno.

Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron (Sanhedrín, p. 38): “Rav Yehuda dijo:Rav dijo: Adam HaRishón era herético’, como está escrito, ‘Y El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás? ¿Hacia dónde te lleva tu corazón?’”.

En la interpretación de Rashi, “herético” se refiere a la tendencia a idolatrar. Y en el comentario “Etz Yosef” (El árbol de Yosef), está escrito: “Cuando se escribe: ‘¿Dónde estás, hacia dónde te lleva tu corazón?’’, se refiere a herejía, como está escrito: ‘que no corres tras tu propio corazón’, esta es la herejía, cuando su corazón se deja llevar hacia otro lado”.

Pero todo esto es bastante confuso: ¿Cómo puede decirse que Adam HaRishón se inclinó hacia la idolatría? O, según el comentario de Etz Yosef, que estaba en “que no corres tras tu propio corazón”, ¿es esto herejía? Según lo que aprendemos sobre el trabajo de Dios, sobre que todo trata del fin de otorgar, si una persona trabaja con el fin de recibir, este trabajo es ajeno a nosotros, ya que tenemos que trabajar sólo con la intención de otorgar, en tanto que él lo tomó todo con la intención de recibir.

Este es el significado de lo que dijo sobre que Adam HaRishón falló en “no corres tras tu propio corazón”. Es decir, que no había podido recibir alimento del Árbol del Conocimiento con objeto de otorgar, sino que recibió el alimento del Árbol del Conocimiento con objeto de recibir. Y esto se llama “corazón”, lo que significa que el corazón sólo quiere recibir para su propio beneficio. Y este fue el pecado del Árbol del Conocimiento.

Para entender este asunto, revisa la Introducción al libro Panim Masbirot. Y con esto comprenderemos el beneficio del grupo –en cuanto a que puede introducir otra atmósfera–, trabajando sólo con el fin de otorgar.

31. Algunas veces la espiritualidad es llamada “un Alma”

Artículo N°13, 1984

Debemos entender por qué la espiritualidad es llamada a veces “un Alma” (Neshamá), como está escrito, “Cuerpo y alma”, y a veces a la espiritualidad se le llama “alma” (Néfesh), como está escrito “Y amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma”.

Normalmente, cuando se habla de espiritualidad, hablamos de su discernimiento más elevado, que es Neshamá, para que uno sepa que ha sido preparado para él un alto grado, que es Neshamá, para evocar en su corazón el deseo de lograrlo y pensar cuál es la razón de que no lo haya logrado aún. Entonces llegaremos a saber que todo lo que necesitamos para alcanzar la espiritualidad es la equivalencia de forma.

El cuerpo nace con la característica del amor propio, que es la disparidad de forma con el Creador, a quien alcanzaremos sólo otorgando. Por lo tanto, uno debe limpiar su cuerpo y alcanzar la equivalencia de forma por lo que, también él, querrá hacer cosas sólo para otorgar. Mediante eso, será capaz de alcanzar este alto grado llamado Neshamá. Por eso siempre hablamos en términos de cuerpo y Neshamá (alma).

Pero cuando se hace referencia al orden del trabajo, tras el grado del cuerpo, viene el grado de Néfesh. Por eso las escrituras dicen: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma (Néfesh)”, ya que este es el siguiente grado después del cuerpo.

Por ello, dice: “Con todo tu corazón” y, posteriormente: “Con toda tu alma”. En otras palabras, uno debe estar dispuesto a dar todo lo que tiene al Creador. Pero después, si obtiene un grado mayor, lo que significa Ruaj (espíritu) y a continuación, Neshamá, todavía debe estar dispuesto a darlo todo por el Creador. Pero el texto comienza con el primer grado que viene después del cuerpo.

Todo lo que tiene el hombre, debe entregárselo al Creador. Significa que él no hace nada para su propio beneficio. Por el contrario, todo es por el bien del Creador. Esto se considera que todos sus obras son sólo para otorgar, mientras que él es completamente intrascendente. Por el contrario, todo es por el bien del Creador.

Ahora puedes entender lo que está escrito en el Zóhar (Teruma [Contribución], p. 219, Artículo 479 en el Comentario Sulam): “’Con toda tu alma’. Él pregunta ‘Debería haber dicho: ‘En tu alma’, que es: ‘¿Con toda tu alma?’ ¿Por qué dice ‘con’? Él contesta que proviene de incluir Néfesh, Ruaj, Neshamá. A esto se refiere “con toda tu alma”, donde “toda” significa lo que Néfesh aferra’”.

Entonces vemos que El Zóhar interpreta con “Toda”, que la Torá viene a decirnos que Néfesh y Ruaj están incluidos en Neshamá. Sin embargo, deliberadamente comienza con Néfesh, pues después del cuerpo viene Néfesh. Pero cuando hablamos de espiritualidad en general, nos referimos a la espiritualidad como Neshamá, como está escrito: “Y Él insufló en su nariz la Neshamá (“alma” o “aliento”) de la vida”.

Para obtener el grado de NRN (Néfesh-Ruaj-Neshamá), debemos ir por un camino de otorgamiento y tratar de salir del amor propio. Esto se llama “el camino de la verdad”, lo que significa que, a través de eso, lograremos la cualidad de la verdad que existe en Su Providencia, que llega a nosotros con la cualidad de la benevolencia.

Esto se llama “El sello del Creador es la verdad”. Significa que el final de la obra del Creador, es decir, Su trabajo en la creación de los mundos −que es hacer el bien a Sus creaciones− es que el hombre debe alcanzar la cualidad de la verdad del Creador. El hombre sabrá que ha logrado su plenitud después de que haya alcanzado la providencia del Creador como benevolente, si él tiene abundancia. Pero debe ver que otros también tengan esa abundancia, lo que significa ver que todo el mundo tiene abundancia completa.

Esto se presenta en el libro Introducción al Estudio de las Diez Sefirot (Artículo 150), ”El cuarto discernimiento del amor, que es el amor incondicional, es eterno. Esto es así porque después de haber juzgado favorablemente a todo el mundo, el amor es eterno y absoluto. No habrá nada oculto ni escondido en el mundo porque allí existe un lugar de revelación completa del Rostro, como está escrito: ‘Tu Maestro ya no Se ocultará, sino que tus ojos verán a Tu Maestro’, ya que él ya conoce todas las acciones del Creador con todas las personas en la forma de Verdadera Providencia que aparece en Su nombre: ‘El bueno que hace el bien a los buenos y a los malos’”.

Por lo tanto, se deduce que si alcanzó su perfección completa, alcanza su verdadero estado. Sin embargo, hay grados preliminares antes de eso, como está escrito en la Introducción al Estudio de las Diez Sefirot, que el primer discernimiento es el arrepentimiento desde el temor. Sobre ello está escrito (Artículo 63): “El primer grado de alcance de la revelación del rostro, es decir, el alcance y la sensación de la Providencia de la recompensa y el castigo, de tal manera que Él, quien conoce todos los misterios, dará testimonio de que no volverá a la necedad, se llama “arrepentimiento desde el temor”. En ese momento, sus pecados se convierten en errores para él, y  se le llama ‘justo incompleto’ o ‘medio’”.

Sin embargo, de acuerdo con lo anterior, existe otro signo de si está caminando por el sendero de la verdad: el estado de negación. En otras palabras, aun cuando él se observa dentro de un estado peor, es decir, que antes de que comenzara a caminar por el sendero de la verdad, se sentía más cerca de Kedushá (santidad), considerando que ahora que ha comenzado a caminar por ese sendero se siente más alejado. Pero según la regla conocida: “La Santidad ha aumentado, no disminuido”, surge la pregunta: “¿por qué ahora que está caminando por el sendero de la verdad piensa que está yendo hacia atrás en lugar de avanzar, tal como debería ser, al estar caminando por el sendero de la verdad? Al menos, no debería descender de su estado anterior”.

La respuesta es que debe haber ausencia, antes de que haya presencia. Significa que en primer lugar, debe haber un Kli (vasija), que se denomina “carencia”, y a continuación, hay espacio para llenar la carencia. Por lo tanto, en primer lugar, uno debe seguir adelante y estar cada vez más cerca a la verdad. En otras palabras, cada vez que él avanza, ve su situación −que está inmerso en el amor propio. Y cada vez debería ver más claramente que el amor propio es malo porque el amor propio es lo que nos impide alcanzar el deleite y el placer que el Creador ha preparado para nosotros, ya que esto es lo que nos separa del Creador.

En consecuencia, podemos entender que lo que una persona piensa −que está retrocediendo ahora que ha entrado en el sendero de la verdad, debe saber que no es así. Por el contrario, está avanzando hacia la verdad. Anteriormente, cuando su trabajo no se basaba en el otorgamiento y la fe, estaba lejos de ver la verdad. Pero ahora debe sentir el mal dentro de él, como está escrito: “No habrá ningún dios extraño dentro de ti”. Nuestros sabios dijeron: “¿Quién es el dios extraño en el cuerpo de un hombre? Es la inclinación al el mal”. En otras palabras, dentro de una persona, el deseo de recibir es su verdadero mal.

Entonces, cuando ha logrado el reconocimiento del mal, puede decir que va a corregirlo. Resulta que antes de que alcanzara su mal hasta un punto en el que ya no podía tolerarlo por más tiempo, no había nada para corregir. Por lo tanto, realmente ha recorrido un largo camino hacia la verdad, para ver su situación real.

Y cuando una persona ve el mal dentro de sí hasta el punto de no poder tolerarlo, comienza a buscar asesoramiento para saber cómo salir de eso. Pero el único consejo para un hombre de Israel es acudir al Creador, para que Él abra sus ojos y su corazón y lo llene de una abundancia sublime, como nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a ser purificado será ayudado”.

Cuando se recibe la ayuda del Creador, todas las carencias se llenan con la luz del Creador, y comienza a aumentar en grados de santidad, debido a que la necesidad ha sido preparada dentro de él al llegar a ver su verdadero estado. Por lo tanto, ahora hay lugar para recibir su plenitud.

A continuación, una persona comienza a ver cómo, cada día, de acuerdo a su trabajo, asciende cada vez más. Sin embargo, siempre debemos despertar lo que olvida el corazón, lo que es necesario para la corrección del corazón −el Amor por los amigos −cuya finalidad es lograr el amor por los demás.

Esto no es algo agradable para el corazón, el cual es llamado “amor propio”. Por lo tanto, cuando hay una reunión de amigos, debemos recordar plantear el asunto, lo que significa que todo el mundo debe preguntarse cuánto hemos avanzado en el amor hacia los demás, y cuánto hemos hecho para elevarnos en este asunto.

41. Acerca del otorgamiento

Artículo Nº 16, 1984

Explicación de la cuestión del Otorgamiento.  Cuando una persona sirve a otra persona a quien el mundo considera importante, la persona importante no necesita recompensar al otro por este servicio. Por el contrario, el servicio realizado a una persona importante es considerado por la otra persona como si ya le hubiese recompensado. Significa que si él sabe que aquel es una persona importante, ya disfruta del servicio y no necesita mayor recompensa. En cambio, el propio servicio es su placer.

Pero si está sirviendo a una persona ordinaria, este servicio no le aportará ningún placer y deberá ser recompensado por su servicio. Significa que si ese mismo servicio se le hace a una persona importante, no necesitará ninguna recompensa.

Si, por ejemplo, una persona importante viaja por avión, llevando una maleta pequeña, muchas personas estarán esperando su llegada y la persona importante entrega su maleta a alguno de los que la espera, para que la coloque en el coche que la llevará hasta su destino. Por este servicio la persona importante quiere darle, digamos, cien dólares estadounidenses. Sin embargo, la otra persona se negará a recibir este dinero porque el placer que se deriva de su servicio es mayor que los cien dólares.

Pero si él viajero fuese una persona ordinaria, el otro no le serviría ni siquiera por dinero. En cambio, le diría: “Hay mozos aquí; ellos le llevarán su maleta hasta el coche. En cuanto a mí, servirte a ti está por debajo de mis capacidades. Pero dado que ese es el trabajo de los mozos, ellos estarán encantados de atenderte si tú les pagas”.

Por consiguiente, en la misma situación, hay una diferencia y distinción importante, no en la circunstancia, sino para quién se hace −si se hace para una persona importante. Depende solamente de la importancia que representa aquel individuo en particular  ante los ojos de esa otra persona, lo que se traduce en qué tipo de sentimientos profesa esa persona hacia la grandeza de aquel individuo. No importa si entiende que es una persona importante o si dicen que es una persona importante; esto ya le da la fuerza para servirle sin necesidad de recompensa.

De acuerdo con lo anterior, debemos entender cuál es la verdadera intención de la persona que está sirviendo al individuo importante. ¿Es su intención disfrutar de servirle, ya que lo considera un gran privilegio, o es porque le produce un gran placer servirle? ¿De dónde se  origina el placer de servir al individuo importante? Él no lo sabe. Sin embargo, está viendo algo natural −que existe un gran placer involucrado− por consiguiente él quiere servirle.

En otras palabras, ¿su intención es que al tratarse de una persona importante, por ello quiere agradar a ese individuo, o desea servirle porque le da alegría? Por consiguiente, si él pudiera recibir el mismo placer que obtiene al prestar este servicio de algún otro medio, ¿renunciaría a este servicio, ya que él sólo quiere servirle porque siente que de esta manera podría encontrar una buena sensación, y por eso le da su servicio?

El asunto es si el servicio es brindado porque se quiere que la persona importante se sienta bien, y el placer que se deriva de este servicio es sólo un resultado, pero la intención no es para uno mismo, sino para que la persona importante se sienta bien; o, he hecho, no está considerando a la persona importante, sino que todos los cálculos son acerca de cuánto placer puede obtener de esto.

Y si se nos preguntara: “¿Importa con qué intención está trabajando?” La respuesta es que deberíamos saber lo que significan las vasijas de otorgamiento.

Hay tres discernimientos que encontramos en un acto de otorgamiento.

1)  Ocuparse en el otorgamiento a otros −ya sea con el cuerpo o con el dinero− a fin de ser recompensado por ello. En otras palabras, el servicio en sí no es suficiente para darle placer. En cambio, él quiere que se le dé algo a cambio. Por ejemplo, él quiere que se le rindan honores a cambio de su trabajo de otorgamiento. Por eso, él tiene la fuerza para trabajar. Pero si no está seguro de recibir honor a cambio, no hará lo que hace por los demás.

2)  Ocuparse en el otorgamiento a otros y no querer recibir ninguna recompensa por el trabajo, lo que significa otra cosa, algo más. Entonces, se dispone a realizar actos de otorgamiento. Su naturaleza es disfrutar haciendo el bien a los demás, y ese es su gran placer. Sin duda, se trata de un grado mayor que el anterior, ya que desde aquí vemos que él hace las cosas con el fin de hacer el bien a los demás. Deberíamos llamarlo “Otorgar con el fin de otorgar”.

Sin embargo, si miramos un poco más profundamente y examinamos la intención verdadera al otorgar a los demás, la persona efectúa todas esas obras porque desea disfrutar – es decir por su amor propio, ya que por su naturaleza disfruta los actos de otorgamiento – ¿o será que su objetivo es disfrutar de que los demás tengan cosas buenas?

En otras palabras, ¿la persona disfruta que otros estén de buen humor y por esta razón  trata de hacer el bien a los demás, de manera que aquellos eleven sus espíritus y disfruten de sus vidas? Y si, por casualidad, ve que hay otra persona que tiene mayor éxito que él haciendo lo que él desea hacer por la gente de su ciudad, ¿podría renunciar a su placer en la realización de actos de otorgamiento e intentar hacer que esta otra persona lo haga?

De hecho, si esa persona −quien participa en actos de otorgamiento sin querer ninguna recompensa por su trabajo− no fuera capaz de hacer la concesión de permitirle a la otra persona hacer esas cosas para la gente de su ciudad, a pesar de que él sabe que la otra persona es más competente, todavía no podemos decir que esto se llame “otorgar con el fin de otorgar”, ya que al final del día, el amor propio es su factor determinante.

3)  Trabaja con el fin de no recibir ninguna recompensa. E incluso cuando ve que hay otra persona que es más competente, renuncia a su placer de otorgar a otros y se preocupa sólo por el bienestar de los demás. Esto se denomina “Otorgar con el fin de otorgar”.

Por lo tanto, existe una gran investigación que debe hacerse aquí acerca de su verdadera intención: si quiere mucha felicidad para sí mismo y es por eso por lo que él sirve, o si desea otorgar  mucha felicidad a la persona importante.

Para comprender la explicación anterior, podemos entender el asunto a través de una persona que se muestra a sí misma como una persona muy importante, y por eso se le quiere complacer, por lo que al servirle se estaría muy feliz, y por eso se le quiere servir.

Pero durante el servicio, uno mismo está muy feliz y se siente eufórico. Ahora siente que todo los placeres que sintiera en su vida son nada comparado con lo que siente ahora, ya que le está sirviendo a la persona más importante del mundo, y no hay palabras para describir la alegría que se genera al querer hacer feliz a esa importante personalidad.

Ahora él puede examinarse a sí mismo, es decir, cuál es su objetivo al querer dar satisfacción a la persona importante −si se está preocupando por su propio bien, lo que significa que él quiere deleitarse porque sentiría mucha felicidad− o su objetivo sólo es que la persona importante disfrute, de manera que la persona importante sea muy feliz, y tenga un gran deseo de servirle debido a la grandeza de esa persona.

Así pues, a pesar de que durante el servicio siente el gran placer que se deriva de este, aún así,  si él sabe que hay alguien que le brindaría más alegría a la persona importante al servirle, él renunciaría al propio placer que él pudiera sentir durante el servicio. Entonces, agradece sinceramente que el otro pueda hacer este servicio porque le proporcionaría más alegría a la persona importante que si él le sirviera.

De manera que si él accede a conceder su servicio –a pesar de que le produce gran placer, este servicio y de beneficiar a la persona importante, por lo que él estaría más contento,  él renuncia porque no está pensando en sí mismo, sino sólo en el beneficio de la persona importante– esto se considera que él no tiene intención de beneficiarse a sí mismo. En cambio, todo es con el fin de otorgar y no se tiene ninguna consideración.  En ese momento, él tiene el reconocimiento completo, porque él no puede engañarse a sí mismo, y a esto se le llama “Otorgamiento Total”.

Sin embargo, deberíamos saber que uno no puede lograr esto por su propia cuenta. Por el contrario, como está dicho (Kidushin, 30) “La inclinación del hombre le supera cada día y trata de matarle, como está dicho: ‘El malvado vigila al justo y trata de exterminarlo’.  Y si el Creador no le ayuda, él no podrá superarlo, como está dicho: ‘El Señor no lo dejará en sus manos’”.

Significa que, primero, uno debe ver si tiene la fuerza para llegar a ser capaz de actuar con el fin de otorgar alegría al Creador. Entonces, cuando lleguemos a darnos cuenta de que no podemos lograrlo por nosotros mismos, nos enfocaremos en la Torá y las Mitzvot en un único punto, que es “la Luz en ella reforma”, y esta será la única recompensa que se quiere de la Torá y las Mitzvot. En otras palabras, la recompensa por el trabajo será para que el Creador nos brinde esta fuerza llamada “el poder de Otorgamiento”.

Hay una regla que la persona hace un esfuerzo, es decir, que cancela su descanso, es porque quiere algo, ya que él sabe que sin trabajo no se le otorgará nada, por lo que debe esforzarse. Por esta razón, a una persona que utiliza la Torá y las Mitzvot le debe sin duda faltar algo, y por eso esa persona utiliza la Torá y las Mitzvot, para obtener lo que desea a través de ellas.

En consecuencia, uno debe prestar atención y contemplar lo que quiere, es decir, qué recompensa se quiere por el trabajo, antes de comenzar el trabajo al servicio del Creador. O, sencillamente, ¿cuál es la razón que le empuja a estudiar la Torá y las Mitzvot? Entonces, cuando determine lo que necesita, para lo cual debe esforzarse, la persona comienza a pensar intensamente hasta que le resulta difícil saber lo que realmente quiere.

Esa es la razón por la cual hay muchas personas que, cuando empiezan a analizar el propósito de su trabajo, no pueden determinar el verdadero objetivo. Por esta razón, dicen: “¿por qué debemos cansarnos con estas investigaciones?” En cambio, trabajan sin ningún propósito y dicen: “estamos trabajando para el mundo por venir”. Y, ¿qué es el mundo por venir? “¿Por qué debemos pensar en eso? Sólo creemos que es bueno y nos conformamos con eso. Cuando recibamos la recompensa del mundo por venir, entonces sabremos lo que es. ¿Por qué nos detenemos en examinarnos?”

Sólo unos pocos pueden decir que está la cuestión del Dvekut (adhesión) con el Creador, y para alcanzar Dvekut, se debe lograr la equivalencia de forma, lo que significa “Como Él es misericordioso, tú también eres misericordioso”. Entonces, comenzamos a buscar la equivalencia de forma −que todas las acciones sean en otorgamiento− sólo entonces la restricción y la ocultación que existen en el mundo son eliminados y comenzamos a sentir Kedushá (santidad).

Pero cuando se comienza a alcanzar el grado de otorgamiento en el trabajo, notamos que estamos muy lejos de ello, que no tenemos ningún deseo de pensamiento, palabra o acción que tenga la capacidad de aspirar a “con el fin de otorgar”. Y entonces no sabemos qué hacer para obtener el poder del otorgamiento. Y cada vez que nos esforzamos un poco más notamos que toda esta cuestión está lejos de nosotros. Al final nos damos cuenta de que no es humanamente posible que alguna vez pueda ocurrir el hecho de alcanzarle.

En este punto, se da cuenta de que sólo el Creador puede ayudarle, y sólo entonces entiende que debe ocuparse de  la Torá y las Mitzvot con el fin de recibir la recompensa. Y la recompensa por su trabajo será que el Creador le dé el poder del otorgamiento. Esta es la recompensa que él espera, ya que él quiere lograr Dvekut con el Creador, que es la equivalencia de la forma, es decir, el otorgamiento

Y esta es la única recompensa que espera −que a través del  trabajo con la Torá y las Mitzvot, le será otorgado aquello que no puede obtener por sí mismo y, en cambio, necesita a otro para dárselo. Es como trabajar en la corporalidad: puesto que uno no puede obtener dinero por sí mismo, trabaja y, a cambio, percibe un salario. Asimismo, en la espiritualidad, lo que uno no puede obtener por sí mismo, necesita de  alguien que se lo proporcione, así que a esto es a lo que llamamos “recompensa”.

De manera que, cuando una persona desea lograr la cualidad del otorgamiento porque quiere alcanzar Dvekut con el Creador y no puede alcanzar esta cualidad, pero siente la necesidad de que el Creador se la otorgue, lo que él quiere obtener se denomina “recompensa”. Y como existe una regla que dice que si uno quiere una recompensa, debe hacer un esfuerzo y trabajar, entonces observa la Torá y las Mitzvot para recibir esta recompensa, llamada “el poder de otorgamiento”, es decir, salir del amor propio y recibir el deseo de tener la fuerza necesaria para participar sólo en el amor hacia los demás.

Este es el significado de aquello que dice: “Uno debe estudiar siempre la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá (no en beneficio de Él), pero desde Lo Lishmá uno llega a Lishmá (en beneficio de Él) porque la luz allí contenida le reforma”. Significa que a través del trabajo con la Torá y las Mitzvot a fin de alcanzar Lishmá, logrará el grado de Lishmá trabajando primero. Por esa razón será recompensado con la Luz allí contenida, la cual le reforma, y esto se considera que se le concedió el poder del otorgamiento desde arriba.

Sin embargo, deberíamos preguntarnos: ¿por qué uno primero tiene que esforzarse y después se recibe la luz de la Torá? ¿Por qué no recibimos la Luz de la Torá inmediatamente, de manera que nos reformemos al instante? Y también, ¿por qué esforzarse penosamente para nada y perder el tiempo por nada? ¿No sería mejor si se recibiera la Luz desde el principio del trabajo, es decir, recibir la luz inmediatamente e inmediatamente comenzar el trabajo en Lishmá?

El asunto es que no hay luz sin un Kli (Vasija), y un Kli significa un deseo. En otras palabras, cuando una persona tiene una necesidad y ansía satisfacer esa necesidad, esto se denomina “un Kli”. Sólo cuando tiene un Kli, es decir, un deseo de algún llenado, puede decirse que se le ha dado el llenado y está contento con lo que se le dio, ya que esto era lo que  le interesaba. La recompensa se considera un llenado, cuando el deseo recibe. Además, la medida de la importancia del llenado depende de la medida del deseo. Y en la misma medida de su sufrimiento, en esa misma extensión disfruta del llenado.

Por esta razón, es imposible dar a una persona la luz que le reforma cuando no tiene ningún deseo de ella. Esto es porque reformarle significa que perdería el poder del amor propio y recibiría el poder de amar a los demás. Si una persona no tiene ningún deseo de dejar el amor propio y se le dice: “Haz algunos trabajos y a cambio no tendrás ningún deseo del amor propio”, esto no lo considerará como una recompensa. Por el contrario, pensará que por el trabajo que hizo para el patrón, este debería haber hecho algo bueno por él a cambio de su trabajo. Pero, a cambio, le está dando algo muy malo, tanto que perdería todo su amor propio en un instante. ¿Quién estaría de acuerdo con esto?

Por este motivo, en primer lugar uno debe estudiar en Lo Lishmá, de manera que el cuerpo le ayude, ya que una persona estará dispuesta a renunciar a un placer pequeño para recibir un placer mayor. Pero, por naturaleza, uno es incapaz de imaginar placer a menos que esté basado en el amor propio Entonces, se dice que seremos recompensados por esforzarnos en la Torá y las Mitzvot. Esto no es mentira, ya que sin duda, seremos recompensados.  En otras palabras, está escrito que por el esfuerzo al estudiar la Torá y las Mitzvot, seremos recompensados, y esta es la verdad porque, de hecho, seremos recompensados, excepto que la recompensa cambiará.

Por ejemplo, un padre le dice a su hijo, “Si eres un buen chico, te compraré un coche de juguete, un coche de plástico”. Entonces, el padre va al extranjero y regresa unos años más tarde. El hijo ya ha crecido, y le dice a su padre: “Papá, antes de irte al extranjero, me prometiste un coche de juguete”.  Entonces el padre va y le compra un coche real, uno de los que pueden viajar grandes distancias.

El hijo ya tiene uso de razón y entiende que ya no tiene edad para un coche de juguete, sino para uno real. ¿Se consideraría esto un engañó por parte del padre? Por supuesto que no. Ahora el joven se da cuenta de que cuando era un niño no podía comprender otra forma de recompensa que los simples juguetes.

Aquí, también, comienza con una pequeña recompensa, que se llama Lo Lishmá, lo que significa que está esperando ser recompensado con algo que es inútil en comparación con la verdadera recompensa que va a recibir −ser recompensado con Lishmá, que es el Kli o vasija donde uno puede recibir la deleite y el placer que el Creador desea impartir. Estos son los verdaderos placeres.

Se deduce que pidiéndole que trabaje en Lo Lishmá, lo que significa recibir una recompensa, esto es cierto, es decir, que cuando se tiene un deseo con el fin de otorgar, también será recompensado. La única mentira está en la recompensa real. Mientras una persona está en Lo Lishmá, piensa que se le dará una recompensa diferente, y que el Kli que recibe se denomina “amor propio”.

Pero después, cuando una persona crece, comienza a comprender que los Kelim (vasijas), que de hecho reciben recompensas, son los Kelim de otorgamiento, que es precisamente a través de esos Kelim donde se recibe el verdadero deleite y placer. En ese momento, siente que es el hombre más feliz de la tierra. Pero la recompensa que él deseaba recibir mientras estaba en Lo Lishmá, en aquel momento sólo podía recibir una recompensa adecuada para un niño pequeño.

Por lo tanto, cuando enseñamos a recibir placer y recompensa por el trabajo en Lo Lishmá, no se considera una mentira, ya que él no perdió nada, puesto que su recompensa se convirtió en una recompensa mayor. Nosotros sólo debemos explicar que Lo Lishmá, es decir, esta recompensa, no es el verdadero nombre, como él piensa. En cambio, la recompensa tiene un nombre diferente al que pensaba. Sin embargo, una recompensa sigue siendo una recompensa y la recompensa no ha cambiado; cambia sólo el nombre de la recompensa −de una recompensa falsa e imaginaria a una verdadera recompensa.

De todo lo anterior se deduce que lo más importante que una persona necesita a cambio de su trabajo con la Torá y las Mitzvot es que el Creador le dé las vasijas de otorgamiento, que no puede obtener por sí mismo porque son contrarias a la naturaleza. Sin embargo, esto es un regalo de arriba, que su recompensa será esperar siempre el momento en el que pueda causar satisfacción al Creador. Y puesto que se trata de la recompensa que él espera, entonces será “su recompensa”.

Para comprender lo anterior, debemos mirar en el Prefacio General al Árbol de la Vida (Punto 3), donde se escribe: “La raíz de la oscuridad es el Masaj en el Kli de Maljut, y la raíz de la recompensa está arraigada en la Luz Reflejada que sale a través de un Zivug de Hakaa”.

Ahí propone la raíz de lo que vemos en este mundo −que cada cosa que vemos en este mundo es una rama que se extiende desde las raíces, desde los mundos superiores. Dice aquí: “La raíz del trabajo que una persona siente en este mundo se extiende desde la raíz del Masaj en el Kli de Maljut”. Esto significa que el Kli que tienen las criaturas se llama “deseo de recibir placer”, el cual creó el Creador por Su deseo de deleitar a Sus criaturas. Por tanto, Él creó en las criaturas un deseo de recibir placer. En el Sefirot superior, se llama Maljut

Después, aprendemos que hubo un Tzimtzum (restricción). Esto significa que él no quiere ser un receptor, porque quiere la equivalencia de forma con el Creador; por tanto, se creó una regla en la Kedushá (santidad), que dice que no se recibe nada a menos que exista la meta de otorgar.

Este es el significado de la corrección del Masaj (pantalla). Como estamos hablando de las luces superiores, el no querer recibir luz se llama “un Masaj”. Es como una persona que pone una cortina o un velo donde el sol resplandece con demasiado brillo y no quiere recibir la luz del sol, así que el sol no brillará dentro de su casa.

Por tanto, cuando hablamos de luces superiores, aunque Maljut tenía un gran deseo y anhelo de recibir la luz del placer, aún así ella renunció al placer, a no recibirlo porque quería la equivalencia de forma. Esto se llama “trabajo”, es decir, cuando ella hace algo en contra de su voluntad, esto es, impidiéndose a sí misma recibir el placer.

También en el mundo corporal, cuando una persona debe renunciar a algún placer, se considera un esfuerzo. Por ejemplo, si una persona disfruta del descanso, y por alguna razón debe renunciar a su descanso e ir a hacer algo, a esto se le llama “trabajo”.

Él también nos muestra cómo, cuando la rama corporal recibe recompensa, dónde está arraigada en los mundos superiores. Nos muestra que la raíz de la recompensa se extiende desde la Luz Reflejada, la cual es el deseo de otorgar que sale del Zivug de Hakaa que sucedió entre la luz superior y el Masaj y Aviut (grosor) (ver El Estudio de las Diez Sefirot, Parte 4, Punto 8). Él escribe ahí: “El vestido de la Luz Reflejada sale como resultado de dos fuerzas.”

En la espiritualidad, un Zivug de Hakaa significa que si dos cosas son opuestas entre sí, se refiere como Hakaa (impactar/golpear). Esto significa que, por una parte, él realmente quiere eso porque ve que le aportará un inmenso placer, pero por otra parte, se sobrepone y no lo recibe porque quiere la equivalencia de forma.

En otras palabras, hay dos deseos aquí: 1) Su deseo de recibir placer, y 2) su deseo por la equivalencia de forma. Y de esos dos, nace uno nuevo, llamado “vestir la Luz Reflejada”. Con esta fuerza, puede obtener más tarde la abundancia superior porque esta Luz Reflejada es el Kli apropiado para la recepción de la recompensa.

En otras palabras, con este Kli, él tiene dos cosas: 1) Recibe el placer que se encuentra en la abundancia superior, que llega desde el pensamiento de la creación, para hacer el bien a Sus creaciones. 2) Al mismo tiempo, se encuentra en equivalencia de forma, que es el segundo discernimiento que tiene sobre la recepción de la abundancia.

De todo lo anterior, vemos que toda la recompensa es sólo la Luz Reflejada, que es el poder del otorgamiento que el inferior recibe del superior, lo que él llama “Luz Reflejada”, es decir, que el inferior da al superior. Esto significa que la abundancia que inicialmente vino del Creador se llama “Luz Directa”, como está escrito: “Dios creó al hombre recto”. Es como sabemos, que el pensamiento de la creación era hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que los inferiores reciban abundancia y esto se llama “recto.”

Pero los receptores de la abundancia desean la equivalencia de forma, por lo tanto tenemos una corrección llamada “Luz Reflejada”. Esto significa que el receptor de la abundancia no la recibe porque desee disfrutar, sino porque desea dar al superior. En otras palabras, como el superior desea que disfrute el receptor, el receptor de la abundancia aspira a devolver placer al otorgante, es decir, para que el superior disfrute el llenado de Su pensamiento. De ahí se deduce, por tanto, que la recompensa es, principalmente, la Luz Reflejada, es decir, el poder del otorgamiento que el inferior recibe del superior.

Pero aún debemos entender por qué decimos que el Kli, el cual es llamado “poder de otorgamiento”, es toda la recompensa. Después de todo, recompensa implica que algo se recibe. Decimos: “Trabajo por el sueldo”, o decimos que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que recibirán recompensa. Y aquí estamos diciendo que la recompensa es llamada “poder de dar”. ¿Y qué entendemos? Que la recompensa debe ser para que a una persona se le imparta el alcance a la Santidad y los secretos de la Torá, etc. Pero, ¿por qué dice que la recompensa es obtener el poder de dar, es decir, el poder del otorgamiento? Más aún, está diciéndonos que esto se extiende desde la raíz superior, llamada “Luz Reflejada”

Existe una conocida regla en la que la vaca quiere amamantar más de lo que el ternero quiere succionar. Se deduce, por tanto, que el Creador desea dar a las criaturas más de lo que las criaturas desean recibir. Así que, ¿quién está reteniendo? Debemos recordar el Tzimtzum que ocurrió para que las criaturas tuvieran equivalencia de forma. Esto es una corrección para evitar el pan de la vergüenza, el cual se extiende desde nuestra raíz porque el Creador está ocupado en el otorgamiento y no recepción, ya que Él no tiene necesidades y no existe tal cosa como la recepción en Él. Así pues, según la regla que existe en nuestra naturaleza −que cada rama desea parecerse a su raíz− cuando el inferior debe llevar a cabo una acción que no está presente en la raíz, siente desagrado.

Se deduce que para recibir abundancia, que es luz y placer, uno no necesita hacer nada para ello, ya que, más de lo que la criatura quiere recibir, el Creador quiere darle. Sin embargo, la criatura no tiene Kli en el cual disfrutar los placeres que le serán dados, debido a la vergüenza. Se deduce que la única recompensa que necesitamos es el Kli, que es denominado “poder de otorgamiento”. Así, todo lo que necesitamos son Kelim (plural de Kli), y no luces, y por ello la recompensa es, principalmente, el poder de otorgamiento.

Sin embargo, para obtener ese Kli, llamado “deseo de otorgar”, necesitamos un deseo, es decir, sentir que necesitamos este Kli. Por eso, primero debemos dedicarnos a la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá, y este es nuestro trabajo −ver que todo lo que hacemos es para nuestro propio beneficio, sin ninguna intención de otorgar.

Y entonces vemos que necesitamos el poder del otorgamiento, y queremos una recompensa por nuestro trabajo −que el Creador nos dé esta recompensa−, el deseo de otorgar. Y cuando tengamos ese poder, podremos recibir el deleite y el placer que ya está disponible y por el cual no necesitamos trabajar en absoluto porque el Creador lo da. Pero para que una persona ascienda de grado en grado, debe ir adquiriendo poder de otorgamiento, y no hace falta nada más.

48. El asunto de la importancia de los amigos

Artículo Nº 17, Parte 1, 1984

Con respecto a la importancia de los amigos que se encuentran dentro del grupo, ¿de qué manera hay que estimarlos? Es decir, ¿con qué tipo de importancia debe observar cada uno a su amigo? El sentido común dicta que si uno observa que su amigo se encuentra en un escalón más bajo que el suyo, entonces él querrá enseñarle cómo comportarse de manera más virtuosa que las cualidades que aquel posee. Así pues, no puede ser su amigo; él puede tener a su amigo como a un alumno y no como a un amigo.

Y si él ve que su amigo está en un escalón más alto que el suyo y ve que puede aprender de él buenas cualidades, entonces él puede ser su Rav (maestro), pero no su amigo.

Significa que precisamente cuando uno ve que su amigo se encuentra en el mismo nivel que él, entonces lo puede aceptar como amigo pudiendo conectarse con él. Esto es así porque un “amigo” significa que ambos están en el mismo estado. Y esto es lógico. Es decir, que ambos tienen equivalencia de opiniones y, por consiguiente, han decidido que unirían y activarían esta meta, la cual ambos quieren alcanzar.

Es como dos amigos que concuerdan en sus ideas y hacen juntos algún negocio, a fin de que este negocio les aporte alguna ganancia. En ese estado, ambos sienten que tienen los mismos poderes. Pero si uno de ellos debe sentir que es más competente que el otro, entonces no querrá aceptarlo como a un socio igualitario. En cambio, se hacen socios de acuerdo a un cierto porcentaje, es decir, de acuerdo a los poderes y virtudes que tiene uno en comparación al otro. Y entonces el negocio es por un porcentaje de un treinta y tres o veinticinco por ciento, por lo que no se puede decir que ambos son socios igualitarios.

Pero en el amor de los amigos, cuando los amigos se conectan para que exista entre ellos unidad, significa explícitamente que entre ellos hay igualdad. Esto se llama “unidad”. Por ejemplo, si hacen algún negocio juntos y dicen que no dividirán las ganancias a partes iguales, ¿podría esto llamarse “unidad”?

Indudablemente todo este asunto del amor de los amigos debería ser realizado de tal manera que todas las ganancias del amor de los amigos fueran controlados de una forma equitativa por ellos. No deberían esconderse u ocultarse entre ellos, sino que todo habría de ser con amor, amistad, con verdad y paz.

Pero en el ensayo, Un discurso para la conclusión del Zohar está escrito: “La medida de la grandeza viene bajo dos condiciones:

  1. 1. Siempre escuchar y aceptar la apreciación del grupo en la medida de su grandeza;
  2. 2. El ambiente debe ser grande, tal como está escrito ‘En la multitud  reposa La Gloria del Rey’“.

Y a fin de aceptar la primera condición, cada estudiante debe sentirse como si fuera el más pequeño de todos los amigos. Y entonces podrá recibir de todos el valor de la grandeza, ya que un grande no puede recibir de uno más pequeño y menos aún inspirarse de sus palabras. Y sólo el más pequeño se impresiona del valor del grande.

Y con respecto a la segunda condición, cada estudiante debe elevar las virtudes de su amigo como si fuera el más grande de la generación. Y entonces, el entorno actuará sobre él como debe hacerlo un gran entorno, pues la calidad es más importante que la cantidad.

Y lo dicho anteriormente implica que en el asunto del amor de los amigos “Un hombre a su amigo ayudará”, lo que significa que es suficiente que cada uno mantenga a su amigo como si estuviera con él en el mismo nivel. Pero como cada uno tiene que aprender de su amigo, entonces existe el asunto del Rav (maestro) y el estudiante. Por eso tiene que considerar a su amigo como más grande que él.

Pero ¿cómo es posible considerar a su amigo como más grande que él si, por el momento, ve que tiene virtudes más grandes que su amigo, es decir, que tiene más talento y mejores atributos? Esto se puede entender de las dos formas siguientes:

  1. 1. Él va con fe por encima de la razón, de manera que desde el momento en que escogió un amigo para él, ya lo aprecia por encima de la razón.
  2. 2. Esta forma es más natural: desde dentro de la razón. Puesto que si decidió aceptarlo como amigo y trabaja consigo mismo para amarlo, es natural que por medio del amor se vean sólo las cosas buenas. E incluso aunque existan cosas malas en su amigo, él no puede verlas, como está escrito: “El amor cubre todas las transgresiones”.

Podemos observar que un hombre puede ver faltas en los hijos del vecino, pero no las ve en sus propios hijos. Y cuando le dicen que sus hijos tienen algunas faltas, de inmediato empieza a discutir con su amigo y comienza a nombrar todas las virtudes que tienen sus hijos.

Y la pregunta es, ¿cuál es la verdad? Después de todo, en sus hijos hay virtudes, y por eso se enfada cuando otros hablan de ellos. El asunto es así, tal y como lo escuché de mi padre: Realmente, en cada persona hay virtudes y faltas. Y tanto el vecino como el padre están diciendo la verdad. Pero el vecino no se relaciona con los hijos del otro, como en una relación de un padre hacia su hijo, ya que no siente el mismo amor hacia esos niños tal y como lo siente su propio padre.

Por lo tanto, cuando mira a los hijos del otro, sólo ve las faltas que hay en ellos, ya que esto le causa más placer. Es así porque puede demostrar que es más que el otro por el hecho de que sus propios hijos son mejores. Por eso sólo ve las faltas de los demás. Lo que está viendo es verdad, pero sólo ve las cosas que le causan placer.

Pero el otro padre también ve sólo la verdad, excepto que él mira únicamente las cosas buenas que tienen sus hijos. Sin embargo las cosas malas que tienen sus hijos no las ve, debido a que eso no le causa placer. Por lo tanto, él dice la verdad de lo que ve en sus hijos, porque sólo mira las cosas que le aportan placer; es decir, ve sólo las virtudes.

Por eso resulta, que si él siente amor hacia los amigos, al igual que el aspecto del amor, el cual es una ley, de tal manera que quiere ver precisamente las virtudes de su amigo y no sus faltas, resulta que si él ve alguna falta en su amigo, esta es una señal que la falta no se encuentra en su amigo sino en sí mismo. Es decir, que él ha perjudicado el amor hacia los amigos y por eso ve dichas faltas.

No obstante, él necesita ver ahora, no que su amigo se corrija, sino lo que él por sí mismo debe corregir. De lo dicho anteriormente, concluimos que él mismo no necesita ver que su amigo reciba corrección sobre sus faltas, las cuales ve en su amigo, sino que él mismo necesita una corrección por el perjuicio que causó en el amor hacia los amigos. Y cuando se corrija a sí mismo, verá solamente las virtudes de su amigo y no sus faltas.

50. La Agenda de la reunión de los amigos

Artículo Nº 17, Parte 2, 1984

Al comienzo de la reunión, debe haber una agenda. Cada uno debe hablar, de acuerdo a su capacidad, de la importancia del grupo, describiendo las ventajas que le traerá el grupo y qué cosas importantes espera que le aporte, las cuales no es capaz de conseguir por sí mismo–, y cómo valora al grupo, en esa misma medida.

CEsomo los sabios escribieron (Berajot, 32): “Rabí Shamlai dijo: ‘Uno siempre alaba al Creador y luego reza’. ¿De dónde sacamos esto? De Moshé (Moisés), como está escrito: ‘E imploré al Señor en aquel momento’. También está escrito: ‘Oh, Señor Dios, Tú has comenzado’, tal como está escrito: ‘Déjame cruzar, Te ruego y ver la buena tierra’”.

Y la razónY la razón por la que necesitamos comenzar alabando al Señor es porque es natural que existan dos condiciones cuando uno pide algo a alguien:

  1. Que tenga lo que le pido, como riqueza, poder y que sea famoso por su riqueza y prestigio.
  2. Que tenga un buen corazón, es decir, un deseo de hacer el bien a los demás.

A una persona así, le puedes pedir un favor. Por eso dijeron: “Uno siempre alabará al Creador y luego rezará”. Esto significa que después de que uno cree en la grandeza del Creador, de que Él tiene toda clase de placeres que dar a las criaturas y que Él desea hacer el bien, entonces cabe decir está rezando al Creador quien, indudablemente, le ayudará, porque Él desea otorgar. Y entonces, el Creador puede darle lo que desea. Entonces, también la oración puede hacerse desde la confianza de que el Creador se lo concederá.

Lo mismo sucede con el amor de los amigos, cuando se reúnen al principio de la reunión, deberíamos alabar primero a los amigos, la importancia de cada uno de los amigos. En la medida en que asumimos la grandeza del grupo, en esa misma medida, uno puede apreciar al grupo.

“Y luego, recen”, es decir, que cada uno tiene que examinarse a sí mismo y ver cuánto esfuerzo está invirtiendo en el grupo. Y, en consecuencia, cuando ve que no tiene la fuerza para hacer nada por el bien del grupo, entonces es momento de suplicar al Creador que le ayude, y le dé la fuerza y el deseo para dedicarse al amor al prójimo.

Y después, todos deben comportarse igual que en las tres últimas partes del rezo “Shmoné Esré” (Rezo dieciocho). En otras palabras, después de haber suplicado ante el Creador, el Sagrado Zóhar dice que en las tres últimas partes del rezo “Shmoné Esré”, uno debe pensar como si el Señor ya le hubiese concedido su petición y se hubiese marchado.

Respecto al amor de los amigos debemos comportarnos igual: Tras examinarnos a nosotros mismos y seguir el conocido consejo de rezar, debemos pensar como si nuestro rezo hubiese sido respondido y alegrarnos con nuestros amigos, como si todos los amigos fueran un solo cuerpo. Y así como el cuerpo desea que todos los órganos disfruten, así nosotros queremos que todos nuestros amigos disfruten ahora.

Por lo tanto, después de todos los cálculos, llega el momento de la alegría y del amor de los amigos. En ese momento, cada uno debe sentir que es feliz, como si hubiera hecho un buen negocio por medio del cual ganará mucho dinero. Y en ese momento es costumbre que él dé bebidas a los amigos.

ADe manera similarquí cada uno necesita que su amigo beba, coma pasteles, etc. Como ahora él es feliz, entonces también quiere que los amigos se sientan bien. Por eso, el momento de culminar la reunión debe darse con alegría y júbilo.

Esto sigue el camino de “un tiempo de Torá” y “un tiempo de plegaria”. “Un tiempo de Torá” significa perfección, donde no hay carencia alguna. A esto se le llama “derecha”, como está escrito: “en Su mano derecha había una ley ardiente”.

Pero “un tiempo de plegaria”, se llama “izquierda”, ya que un lugar de carencia es un lugar que necesita corrección. A esto se le llama “la corrección de los Kelim (vasijas)”. Pero en el estado de “Torá”, llamado “derecha”, no hay lugar para la corrección, y por eso a la Torá se le llama un “regalo”.

Es costumbre dar regalos a la persona a la que amas. Y también es habitual el no amar a uno que es deficiente. Por tanto, durante el “tiempo de Torá”, no hay lugar para pensamientos de corrección. Así, cuando se abandona la reunión, debe ser como en las tres últimas partes del “Rezo Dieciocho”. Y por esta razón, todo el mundo sentirá plenitud.

56. Aquí estáis hoy todos vosotros

Artículo Nº 19, 1984

Están hoy todos ustedes

Los intérpretes preguntan sobre las palabras: “Aquí estáis hoy todos vosotros… vuestras cabezas, vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros funcionarios, cada hombre de Israel”. Comienza en plural: “Vosotros”, y termina en singular: “Cada hombre de Israel”. El autor del libro Luz y Sol, explica que al usar el plural y el singular, alude al asunto del amor a los amigos. Aunque entre vosotros hay “cabezas, tribus”, etc., no obstante ninguno ve en sí mismo más mérito que en cualquier hombre de Israel. Al contrario, todos son iguales en que ninguno se queja sobre el otro. Por esta razón, desde lo alto también son tratados de la misma manera, y este es el motivo por el que se concede gran abundancia abajo.

Está en nuestro camino el estudiar todas las cuestiones dentro de un tema. Resulta que una persona debe tomar para sí misma la carga del reino del cielo, como un buey toma la carga, y como un burro el peso, los cuales son mente y corazón. En otras palabras, todo el trabajo de uno debe ser con el fin de otorgar.

En consecuencia, si uno trabaja con el fin de otorgar y no desea ninguna recompensa a cambio –excepto servir en el santo trabajo sin esperar que se le conceda ninguna adición a lo que él tiene– ni siquiera tiene deseos de trabajo adicional. En otras palabras, recibir algún conocimiento de que él está caminando sobre el camino correcto es, ciertamente, una demanda justa; y, sin embargo, abandona incluso eso porque desea ir con los ojos cerrados y creer en el Creador. Y hace lo que puede y está contento con su suerte.

E incluso siente que hay gente que tiene alguna comprensión del trabajo del Creador, mientras él ve que está completamente vacío. En otras palabras, muchas veces saborea el trabajo, y a veces siente que está en un estado de “Tus cabezas”. En otras palabras, a veces piensa que ahora ha alcanzado un grado en el que es imposible que descienda alguna vez a un estado de bajeza, un estado en el que  si desea comprometerse con el trabajo de Dios, tiene que hacer grandes esfuerzos para forzar a su cuerpo, pues las cosas que hace en ese momento son por compulsión ya que no siente deseo por el trabajo y el cuerpo sólo desea descanso, y no le importa nada.

En cambio, en ese momento siente que ya ha llegado a conocer de manera evidente que aquí no hay nada más en el mundo excepto trabajar con el fin de otorgar y, entonces, ciertamente le encuentra el buen sabor al trabajo. Y cuando se refiere a sus estados anteriores, no los puede comprender, ahora que está en un estado de ascenso. Por tanto, según todos los cálculos, decide que ahora es imposible que pueda volver a sufrir una caída.

Pero a veces, un día o una hora después, o tras unos minutos, desciende a tal estado de bajeza que no puede sentir, de manera inmediata, que se ha caído desde su elevado estado “a la profundidad del gran abismo”. En cambio, a veces, después de una hora o dos, de repente ve que ha caído del nivel más alto, es decir, de su certeza anterior de que él era el hombre más fuerte, y él es como cualquier hombre de Israel, es decir, una persona común. Entonces, comienza a buscar consejo en su corazón: “¿Qué debería hacer yo ahora?” “¿Cómo puedo retornar al estado de Gadlut (grandeza/edad adulta) que tenía antes?”

En ese momento, uno tendría que andar por el camino de la verdad para decir: “Que actualmente yo esté en la bajeza completa, significa que fui deliberadamente expulsado desde arriba para saber si realmente deseo hacer el santo trabajo con el fin de otorgar, o si deseo ser el sirviente de Dios, porque lo encuentro más gratificante que otras cosas”.

Entonces, si uno puede decir: “Ahora quiero trabajar con el fin de otorgar y no quiero hacer el santo trabajo para recibir alguna recompensa en el trabajo. En cambio, me conformo haciendo el trabajo de santidad como cualquier hombre de Israel –rezando o asistiendo a una lección de la porción diaria− y no tengo tiempo para pensar con qué intención estudio o rezo, sino que simplemente observo las acciones sin ninguna intención especial”. En ese momento, entra de nuevo en el santo trabajo porque ahora desea ser el sirviente de Dios sin ninguna condición previa.

Este es el sentido de lo que está escrito. “Aquí estáis hoy, todos vosotros”, es decir, todos los estados que has experimentado –estado de Gadlut o estados inferiores a Gadlut, los cuales fueron considerados más o menos como estados intermedios. Tú tomas todos aquellos detalles y no comparas un grado al otro porque no estás interesado en ninguna recompensa, sino sólo en hacer la voluntad del Creador. Él nos ha mandado observar las Mitzvot (mandamientos) y estudiar la Torá, y esto es lo que hacemos, como cualquier hombre común de Israel. En otras palabras, el estado en el que está justo ahora, es tan importante para él como cuando él pensó que estaba en un estado de Gadlut. En ese momento: “El Señor, tu Dios, para hacer hoy de ti”.

Significa que entonces el Creador hace un pacto con él. En otras palabras, precisamente cuando uno acepta Su trabajo sin ninguna condición y está de acuerdo en hacer el santo trabajo sin ninguna recompensa, lo cual es llamado “rendición incondicional”, es el momento en el que Creador hace un pacto con él.

Baal HaSulam explicó la cuestión de hacer un pacto: Cuando dos personas ven que se aman la una a la otra, hacen un pacto entre sí: que su amor permanecerá para siempre. Y él preguntó: “Si se aman la una a la otra y entienden que este amor nunca les abandonará; ¿para qué este pacto? ¿Por qué hacen este pacto, es decir, con qué propósito? En otras palabras, ¿qué ganan haciendo este pacto? ¿Es sólo un ritual o es por algún beneficio?

Él dijo que la cuestión de hacer un pacto es que ahora ellos entienden que es del interés de ambos amarse el uno al otro; debido a que ellos ahora pueden ver que cada uno siente al otro y se preocupa sólo por el bienestar del otro, por eso hacen un pacto. Y como ahora ninguno de ellos tiene queja alguna contra su amigo, o no hubieran hecho el pacto, se dicen el uno al otro: “Vale la pena, para nosotros, hacer un pacto de una vez para siempre”. En otras palabras, si alguna vez existe un estado en el que uno pueda tener alguna queja contra el otro, ambos recordarán el pacto que hicieron cuando el amor fue revelado entre ellos.

De manera similar, aunque actualmente no sientan el amor como cuando entonces lo sintieron, entonces aún evocan el viejo amor y no miran al estado en el que se encuentran actualmente. Al contrario, regresan para hacer cosas el uno por el otro. Este es el beneficio del pacto. Así, aun cuando el amor que hubo entre ambos haya perdido su encanto, como hicieron el pacto, tienen la fuerza para revivir el brillo del amor que tuvieron antes. En este sentido, se conducen el uno al otro de vuelta al futuro.

Resulta que el pacto se hace para el futuro. Es como un contrato en el que firman que no podrán arrepentirse al ver que los lazos de amor no son lo que fueron, que este amor les dio gran placer mientras se hacían el bien el uno al otro, pero ahora que el amor ha sido corrompido, se sienten impotentes y ninguno puede hacer nada para el otro.

Pero si desean hacer algo por sus amigos, deben considerar realizar el pacto que tenían antes, y con esto deberían reconstruir su amor. Es como una persona que firma un contrato con su amigo, y el contrato les conecta de modo que no pueden dejarse el uno al otro.

Se deduce que: “Aquí estáis hoy todos vosotros” En otras palabras, él piensa en detalles: “Vuestras cabezas, vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros funcionarios, cada hombre de Israel”. Significa que de todos los grados elevados que tuvo, ahora considera que está en un estado de “Cada hombre de Israel”, y asume ese estado, como en el estado en el que tenía estados que consideró buenos. Él dice: “Ahora hago lo que quiero, y estoy de acuerdo en que el Creador me dará lo que Él quiera, y yo no tengo críticas”. En ese momento, es recompensado con hacer un pacto. En otras palabras, la conexión permanece para siempre porque el Creador hizo un pacto con él para toda la eternidad.

De acuerdo con lo dicho arriba, deberíamos interpretar el verso: “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las cosas que son reveladas nos pertenecen y nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que nosotros podamos observar todas las palabras de esta ley”. Deberíamos entender qué viene a decirnos este verso. No podemos decir que viene a decirnos que nosotros no sabemos qué está oculto y que sólo el Creador lo sabe. No podemos decir eso porque sin el verso vemos que no sabemos qué está oculto de nosotros. Así pues, ¿qué es lo que viene a decirnos el verso?

Es sabido que existe algo que está escondido y algo que está revelado. Significa que la parte activa de lo que hacemos es cuando podemos ver si lo estamos haciendo o no. Y si el cuerpo no desea realizar la Mitzvá (mandamiento), existe una táctica: uno puede forzarse a sí mismo, es decir, que a él se le obliga a hacer la Mitzvá en contra de su voluntad. Resulta que la coacción es relevante con cosas reveladas.

La cuestión oculta es la intención en la Mitzvá. Esto no lo puede ver uno, es decir, qué intenta el otro mientras lo hace. Es lo mismo con la persona en sí misma, aquel quien actúa. Él tampoco puede saber, a menos que se mienta a sí mismo mientras lo hace. Él piensa que no tiene otra meta y que está completamente dedicado al Creador. Pero con la acción, llamada “la parte revelada”, es irrelevante hablar de una persona que se miente a sí misma, que piensa que está usando Tefilin cuando en verdad, no es Tefilin. De forma similar, una mujer no puede mentirse a ella misma diciendo que ella encendió las velas del Shabat, cuando de hecho no lo hizo.

Pero con la intención, puede decirse que uno se miente a sí mismo. Él piensa que está trabajando en Lishmá (en beneficio de Él), cuando de hecho está totalmente en Lo Lishmá (no en beneficio de Él). Además, no puede haber coacción porque uno no puede coaccionar a su pensamiento a pensar lo que él quiera. En las cosas que pertenecen a la emoción o al conocimiento, una persona es impotente. No puede forzar a su mente a entender de forma diferente a como lo hace o a sentir de forma diferente a como siente.

Ahora podemos entender el asunto anterior de que todo lo que se nos deja a nosotros es la parte práctica. Esto es llamado “Las cosas que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, de tal manera que podamos observar todas las palabras de esta ley”. A nosotros se nos ordena realizar la acción, es decir, que es la acción que se nos ordena hacer, incluso obligatoriamente.

Pero en cuanto a la intención, llamada “la parte oculta”, en eso, ningún hombre tiene visión o dominio alguno. Por lo tanto, ¿qué es lo que deberíamos hacer para mantener también la parte oculta? Aquí todo lo que uno puede hacer es probar, es decir, examinarse a sí mismo para ver si realmente está haciendo todo con el fin de otorgar, o si el cuerpo ofrece resistencia para dirigirse hacia el otorgamiento. Él siente que está apartado de eso, hasta el punto de que no hay nada que pueda hacer por sí mismo, pues lo que sea que planee hacer, todas las tácticas para poder tener como meta el fin de otorgar, no le ayudan.

Lo que aquel verso viene a decirnos es sobre esto: que este asunto de Lishmá, llamado “la parte oculta”, pertenece al Señor nuestro Dios. En otras palabras, sólo el Creador puede ayudarle, mientras que no hay absolutamente ninguna posibilidad de que él, por sí mismo, pueda realizarlo. Esto no está en las manos del hombre porque está por encima de la naturaleza. Por esta razón, el verso dice: “Las cosas secretas pertenecen al Señor, nuestro Dios”; es decir, que esto Le pertenece, que el Creador debe dar esta fuerza llamada “para otorgar”.

Por eso nuestros sabios dijeron (Kidushin 30): “La inclinación del hombre le subyuga cada día y busca darle muerte, tal como está dicho: ‘El malvado vigila al justo y busca matarlo’. Y si el Creador no le prestara ayuda, él no podría dominarlo, tal como se ha dicho: ‘El Señor no lo dejará en su mano’”.

El asunto de buscar darle muerte, significa que desea que el hombre haga todo con el fin recibir, lo que se considera como estar separado de la Vida de Vidas. Naturalmente, uno permanece como una bestia. Por eso nuestros sabios dijeron: “A los malvados se les llama ’muertos’, cuando aún están con vida”. Resulta que se le llama “muerte”, cuando su intención es recibir. Esto se considera separación. Para ser recompensado con Dvekut (adhesión), es decir, para que se le conceda la fuerza para otorgar –para tener tal cosa– solamente el Creador se lo puede dar; no está en el poder del hombre el obtenerlo.

Por eso nuestros sabios dijeron: “La inclinación del hombre lo subyuga cada día y busca darle muerte, y si el Creador no le prestara ayuda, él no podría dominarlo, tal como se ha dicho, ’El Señor no le dejará en su mano’”. De lo que hemos explicado, entenderemos el verso: “Las cosas secretas le pertenecen al Señor, nuestro Dios, pero las cosas que están reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos”, que sólo el acto es para que nosotros lo hagamos, pero la parte oculta es para que el Creador la haga.

Sin embargo, todavía hay algo que debemos hacer acerca de lo oculto, para que el Creador nos entregue la parte oculta. Esto sigue la regla de que todo requiere de un despertar desde abajo. El asunto es este: Hay una regla que dice que no hay luz sin un Kli (vasija), es decir, no hay llenado sin una deficiencia. No puedes insertar algo a menos que no exista una vacante y entonces se puede poner dentro lo que se desee. Pero si no existe una cavidad, un lugar vacío, ¿cómo podríamos introducir algo?

Por consiguiente, primero debemos ver que no tenemos la vasija de otorgamiento denominada “deseo de otorgar”, y que esta es nuestra luz. Como explicamos en artículos anteriores, nuestra principal recompensa es adquirir el deseo de otorgar, que se llama “Luz Reflejada”, tal como se ha dicho: “Toda la recompensa que esperamos es la Luz Reflejada” (Prefacio general al Árbol de la Vida).

Por lo tanto, si el deseo de otorgar se llama “la luz”, entonces esta deficiencia, en la que él ve que no tiene el poder de otorgar, se llama “un Kli”. Siente que esto es lo que le falta, es decir, que él ve que está perdiendo al no tener este poder que se llama “el poder del otorgamiento”. Por ello, su deficiencia se construye dentro de él a través de su sensación. A esto se le llama “un Kli” y “una vacante”, pues aquí, donde carece del poder del otorgamiento, no hay lugar para que acceda este llenado. A esto se le llama, “la llegada de la luz al Kli”.

Sin embargo, debemos saber que recibir este Kli requiere de mucho trabajo. Tenemos Kelim (plural de Kli) denominados “deficiencias”, que deseamos llenar. Se llaman “Kelim de amor propio”, es decir, que deseamos recibir llenado. Estos son Kelim muy importantes porque estos Kelim provienen del lado del Creador, quien creó su existencia de la ausencia porque Él desea hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que Él desea otorgar llenado. Pero, ¿cómo sería posible otorgar un llenado si no existe un lugar en donde colocar este llenado? Por esta razón, Él creó estos Kelim, la existencia de la ausencia, para poner el deleite y el placer dentro de ellos. Resulta que esta es la esencia del Kli que el Creador creó.

Sin embargo, debido a que este Kli se llama “deseo de recibir”, este deseaba tener equivalencia de forma, llamada “Dvekut (adhesión) con el Creador”. Por ello este Kli fue descalificado de ser un Kli para la recepción de la abundancia superior. Ahora se necesita de un nuevo Kli para la recepción, que se vista en el Kli anterior, y en donde sólo mediante los dos −al vestir el deseo de otorgar dentro del deseo de recibir−, este Kli será apto para la recepción.

El Kli anterior, llamado “deseo de recibir”, provino de Aquel que emana, y el inferior no participa en el trabajo del deseo de recibir, sino que todo proviene de Aquel que emana. De igual forma, el segundo Kli llamado “deseo de otorgar”, proviene sólo de Aquel que emana también y el inferior no puede añadir, al igual que en el primer Kli, llamado “deseo de recibir”.

Sin embargo, la diferencia es que la vasija de otorgamiento primero debe tener una exigencia del inferior, quien busca que el Creador le dé el nuevo Kli. Este primer Kli no la tenía porque llegó hasta él sin ningún despertar por parte del inferior.

63. Hazte de un Rav y Cómprate un Amigo (1)

Artículo Nº 1, 1984-85

En la Mishná (Avot, 1), Yehoshua Ben Perajia dice: “Hazte de un Rav (grande/maestro), cómprate un amigo, y juzga a cada persona según una escala de méritos (favorablemente)”. Vemos que aquí hay tres cosas: 1) Hazte de un Rav, 2) cómprate un amigo; 3) juzga a cada persona favorablemente.

Significa que además de hacerse de un Rav, hay algo más que debe hacer en relación con el público en general. En otras palabras, comprometerse en el amor a los amigos no es suficiente. Además, debe ser respetuoso con toda persona y juzgarles favorablemente.

Debemos entender la diferencia entre el léxico de “hacer”, “comprar”, y “favorablemente”. Hacer es una cosa práctica. Significa que no hay implicación de la mente, sino sólo acción. En otras palabras, incluso si uno no está de acuerdo con lo que desea hacer, sino al contrario, la mente le hace ver que no vale la pena: esto se llama hacer, es decir, la fuerza pura, sin inteligencia, ya que está en contra de su razón.

En consecuencia, debemos interpretar en relación al trabajo, que el hecho de que uno tiene que asumir el reino de los cielos se llama “un acto”. Es como poner el yugo en un buey para que pueda arar la tierra. Aunque el buey no desea encargarse de ese trabajo, no obstante le forzamos.

Del mismo modo, con el reino de los cielos también deberíamos obligar y esclavizarnos a nosotros mismos porque es el mandamiento del Creador, sin más. Esto es así porque el hombre debe aceptar el reino de los cielos no porque el cuerpo sienta que le pueda llegar algún tipo de beneficio en consecuencia, sino a fin de dar satisfacción al Creador.

Pero, ¿cómo puede el cuerpo estar de acuerdo con eso? Esta es la razón por la cual el trabajo debe estar por encima de la razón. Esto se llama Hazte de un Rav, ya que debe ser el reino de los cielos, porque “Él es grande y gobernante”.

Está escrito en El Zóhar (Introducción al Libro del Zóhar): “El temor es lo más importante, el temor reverencial del hombre a Lo Superior, porque Él es grande y dominante, la esencia y la raíz de todos los mundos, y todos son intrascendentes comparados con Él. Por lo tanto, hay que temer al Creador, porque Él es grande y domina sobre todo. Él es grande, porque es la raíz a partir de la cual todos los mundos se expanden, y Su grandeza se ve por Sus acciones. Y Él gobierna sobre todo porque todos los mundos que Él creó, tanto los superiores como los inferiores, son considerados como apenas nada en comparación con Él, ya que no aportan nada a Su esencia”.

Por lo tanto, el orden de trabajo es empezar por “hacerse de un Rav”, y tomar sobre sí mismo la carga del reino de los cielos por encima de la lógica y de la razón. Esto es lo que se llama “hacer”, refiriéndose sólo a la acción, a pesar de la desaprobación del cuerpo. Después, “Cómprate un amigo”. Comprar es igual que cuando una persona desea comprar algo –debe dejar algo que ya ha adquirido. Da lo que ha tenido durante hace algún tiempo y, a cambio, adquiere un objeto nuevo.

Con el trabajo de Dios es parecido. Para lograr Dvekut (adhesión) al Creador, como en “Así como Él es misericordioso, sé tú también misericordioso”, debe ceder muchas de las cosas que tiene para comprar la unión con el Creador. Este es el significado de “Cómprate un amigo”.

Antes de que una persona se haga de un Rav, es decir, el reino de los cielos, ¿cómo puede comprarse un amigo, o sea, el vínculo con el Rav? Después de todo, aún no tiene un Rav. Sólo después de haberse hecho de un Rav, tiene sentido pedir al cuerpo que haga concesiones para así comprar el vínculo con el que desea satisfacer al Creador.

Por otra parte, debemos entender que tiene la fuerza para observar “cómprate un amigo” en la misma medida de la grandeza del Rav. Esto es así porque él está dispuesto a hacer concesiones con el fin de vincularse al Rav en la misma medida en que siente la importancia del Rav, ya que entiende que la obtención de Dvekut (adhesión) al Creador merece cualquier esfuerzo.

Pues resulta que si uno ve que no puede vencer al cuerpo porque piensa que no es lo bastante fuerte, que nació con una naturaleza débil, no es así. La razón es que no siente la grandeza del Rav. En otras palabras, aún no sabe lo que significa el reino de los cielos, por lo que no tiene fuerzas para superar algo que no es muy importante. Pero, para lo que importa, cualquiera puede conceder las cosas importantes que ama para recibir lo que necesita.

Por ejemplo, si una persona está muy cansada y se va a dormir alrededor de las 11 pm y se despierta a las 3 am, por supuesto, dirá que no tiene energía para levantarse a estudiar porque está muy cansada. Y si se siente un poco débil o tiene un poco de fiebre, el cuerpo sin duda no tendrá fuerzas para levantarse a la hora a la que está acostumbrado a hacerlo.

Pero si una persona está muy cansada, se siente enferma, se va a dormir a medianoche, pero se despierta a la 1 am y le dicen: “Hay fuego en el jardín, y está a punto de llegar a tu habitación. Rápido, levántate y salvarás tu vida a cambio del esfuerzo que estás haciendo”, no pondrá ninguna excusa sobre que está cansado, atolondrado o enfermo. Es más, incluso si está muy enfermo, hará todo lo posible por salvar su vida. Evidentemente, como obtendrá algo importante, el cuerpo tiene la energía para hacer todo lo posible para conseguir lo que quiere.

Por lo tanto, mientras trabaja en “Hacerse de un Rav”, una persona cree que es “Porque son nuestras vidas y la extensión de nuestros días”. En la medida en que siente que se trata de su vida, el cuerpo tiene la fuerza suficiente para superar todos los obstáculos. Por esta razón, en todas las obras del hombre, en el estudio o en la oración, debe concentrar todo su trabajo en la obtención de la grandeza y de la importancia del Rav. Debe dedicarse mucho trabajo y muchas oraciones sólo a eso.

En palabras de El Zóhar, esto se llama “Elevar la Divinidad desde el polvo”, lo que significa elevar el reino de los cielos, el cual se baja al polvo. En otras palabras, uno no pone una cosa importante en el suelo y lo que no es importante se tira al suelo. Y como el reino de los cielos, llamado “Divinidad”, “Se baja hasta lo más bajo”, se dice en los libros que antes de cada acción espiritual hay que rezar por “elevar la Divinidad desde el polvo”, es decir, rogar que podamos ver el reino de los cielos como algo importante y que valga la pena esforzarse por él y elevarlo a su grandeza.

Ahora podemos entender lo que decimos en oración de la víspera de  de Rosh Hashaná (Víspera de Año Nuevo): “Da gloria a Tu pueblo”. Esto parece bastante desconcertante. ¿Cómo se autoriza a orar por el honor? Nuestros sabios dijeron: “Sé muy, muy humilde”, así que ¿cómo podemos rezar para que el Creador nos otorgue gloria?

Debemos interpretar que oramos para que el Creador otorgue la gloria de Dios a Tu pueblo. No tenemos la gloria de Dios, pero “La ciudad de Dios se rebaja hasta lo más bajo”, llamado “Divinidad en el polvo”. Además, no apreciamos la verdadera importancia en la cuestión de “Hazte de un Rav”. Por lo tanto, en Rosh Hashaná, el momento en que tomamos la responsabilidad del reino de los cielos, le pedimos al Creador dar la gloria de Dios a Tu pueblo, para que el pueblo de Israel sienta la gloria del Creador. Y entonces seremos capaces de mantener la Torá y las Mitzvot (mandamientos) en su totalidad.

Por lo tanto, debemos decir: “Da la gloria de Dios a Tu pueblo”, lo que significa que Él dará la gloria de Dios al pueblo de Israel. Esto no quiere decir que Él dará la gloria de Israel al pueblo de Israel, sino que el Creador le dará la gloria de Dios al pueblo de Israel, porque esto es todo lo que necesitamos para sentir la importancia y la grandeza de Dvekut con el Creador. Si apreciamos su importancia, cada persona será capaz de esforzarse y no habrá nadie en el mundo que diga que no tiene fuerzas para salvar su vida, y que quiere seguir siendo una bestia, si siente que la vida es algo muy importante porque puede disfrutar de la vida.

Pero si una persona no siente que la vida tiene un sentido, muchas personas eligen morir. Esto es así porque nadie puede experimentar el sufrimiento en su vida porque esto está en contra del propósito de la creación, puesto que el objetivo de la creación fue hacer el bien a Sus creaciones, lo que significa que disfruten de la vida. Por lo tanto, cuando uno ve que no puede ser feliz ahora o, al menos, más tarde, se suicida porque no posee la meta de la vida.

De ello se deduce que lo único que nos falta es “Hazte de un rav”, para sentir la grandeza del Creador. Entonces, todo el mundo será capaz de alcanzar la meta, que es la adhesión con Él.

Y también debemos interpretar las palabras del Rabí Yehoshua Ben-Perajia que dice tres cosas: 1) Hazte de un Rav. 2) Cómprate un amigo. 3) Juzga a cada persona favorablemente, respecto al amor de los amigos.

Sería lógico pensar que la amistad se refiere a dos personas con el mismo nivel de habilidades y cualidades, ya que entonces les resulta fácil comunicarse y se unen como una sola. Y luego, “Cada uno ayudó a su amigo”, como dos personas que crean una alianza y cada uno invierte la misma energía, recursos y trabajo. Entonces, los beneficios también se dividen por igual entre ellos.

Sin embargo, si uno es superior al otro, es decir, si invierte más dinero o más experiencia o más energía que el otro, la división de los beneficios también es desigual. Esto se llama “una sociedad a un tercio” o “una sociedad a un cuarto”. Por lo tanto, no se considera una verdadera alianza, porque uno tiene un estatus más elevado que el otro.

Resulta que la amistad verdadera −cuando cada uno hace el pago necesario para comprar a su amigo− es, precisamente, cuando ambos poseen el mismo estatus, y entonces ambos pagan por igual. Es como un negocio físico, donde ambos dan todo por igual, o no puede haber una verdadera asociación. Por lo tanto, “Cómprate un amigo”, ya que sólo puede haber unión −cuando cada uno compra su amigo− cuando son iguales.

Pero, por otro lado, es imposible aprender el uno del otro si uno no ve que su amigo es más grande que él. Pero si el otro es más grande, no puede ser su amigo, sino su Rav (maestro/grande), mientras que él se considera un estudiante. En ese momento, él puede aprender conocimientos o virtudes de él.

Por eso se dice: “Hazte de un Rav y cómprate un amigo”, ambos han de existir. En otras palabras, cada uno debe considerar al otro como un amigo, y entonces no hay lugar para comprar. Significa que cada uno debe pagar con concesiones al otro como un padre concede su descanso, trabaja para su hijo, y dedica dinero a su hijo, y todo por amor.

Sin embargo, aquí se trata del amor natural. El Creador dio el amor natural para criar a los hijos para que hubiera perpetuidad en el mundo. Si, por ejemplo, el padre criara a los hijos porque es una Mitzvá (mandamiento), sus hijos tendrían alimento, ropa y otras cosas necesarias para los niños en la medida en que una persona se compromete a observar todas las Mitzvot (plural de Mitzvá). Algunas veces observaría las Mitzvot y otras veces sólo haría lo mínimo, por lo que sus hijos podrían morir de hambre.

Por ello el Creador dio a los padres el amor natural a sus hijos, para que pudiera perpetuarse el mundo. Esto no es así con el amor de los amigos. Aquí todo el mundo debe hacer un gran esfuerzo por sí mismo para crear el amor de los amigos en su corazón.

Lo mismo sucede con “Y cómprate un amigo”. Una vez que comprenda, al menos intelectualmente, que necesita ayuda y que no puede hacer el trabajo sagrado, si entiende que necesita ayuda, en la medida en que lo entiende en su mente, comienza a comprar, a hacer concesiones por el bien de su amigo.

Esto es así porque entiende que el trabajo consiste principalmente en otorgar al Creador. Sin embargo, está en contra de su naturaleza porque el hombre ha nacido con el deseo de recibir sólo para su propio beneficio. Por lo tanto, se nos dio la cura mediante la que ir del amor propio al amor a los demás, y mediante este poder llegar al amor del Creador.

Por lo tanto, uno puede encontrar a un amigo a su nivel. Pero después, hacer del amigo un Rav, lo que significa sentir que su amigo está en un grado más alto que él es algo que uno no puede ver, que su amigo es como un Rav y es como un estudiante. Pero si él no considera a su amigo como un Rav, ¿cómo va a aprender de él? A esto se le llama “Hacer“, es decir, una acción sin discernimiento. En otras palabras, debe aceptar, por encima de la razón, que su amigo es más grande que él, y a esto se le llama “Hacer”, es decir, actuar por encima de la razón.

En el ensayo, Artículo para la conclusión del Zóhar está escrito: “Para recibir la primera condición, cada estudiante debe sentirse el más pequeño entre todos los amigos. En ese estado, uno puede recibir el reconocimiento de la grandeza del grande”. Así, está afirmando explícitamente que todos deben verse a sí mismos como al más pequeño entre los estudiantes.

Y, sin embargo, ¿cómo puede uno verse como el más pequeño de los estudiantes? Aquí sólo viene al caso por encima de la razón. A esto se le llama “Hazte de un Rav”, lo que significa que cada uno de ellos se considera un Rav en comparación con él, y él se considera un mero estudiante.

Esto es un gran esfuerzo, ya que existe una regla en la que las deficiencias de los demás son siempre visibles mientras los defectos propios siempre están ocultos. Y, sin embargo, debe considerar al otro como un ser virtuoso, y que merece la pena aceptar lo que dice o lo que hace, y aprender de las acciones del otro.

Pero el cuerpo no está de acuerdo con esto porque cada vez que uno debe aprender de otro, lo que significa que si se tiene en alta estima del otro, el otro le compromete a esforzarse, el cuerpo revoca las opiniones y acciones del otro. Como el cuerpo quiere descansar, es mejor y más conveniente para él descartar las opiniones y acciones de su amigo para no tener que hacer ningún esfuerzo.

Por eso se le llama “Hazte de un Rav”. Significa que, para que el amigo sea su Rav, tú tienes que hacerlo. En otras palabras, no es mediante la razón, puesto que la razón afirma lo contrario, y a veces incluso le muestra todo lo contrario, que puede ser el Rav y el otro su estudiante. Por eso se llama “Hacer”, es decir, hacer y no razonar.

3) “Y juzga a cada persona favorablemente”.

Después de decir: “Cómprate un amigo”, nos queda la pregunta: “¿Qué pasa con el resto de la gente?” Por ejemplo, si una persona elige a unos pocos amigos de su congregación y deja a los demás y no se relaciona con ellos, la pregunta es: “¿Cómo debería tratarles?” Después de todo, no son sus amigos, ¿y por qué no les eligió? Probablemente podríamos decir que no encontró virtudes en ellos dignas de dedicar su tiempo en relacionarse con ellos, es decir, que no les aprecia.

Por lo tanto, ¿cómo debe tratar al resto de la gente de su congregación? Y lo mismo se aplica para el resto de personas que no forman parte de la congregación, ¿cómo debe tratarles? Rabí Yehoshua Ben Perajia dice al respecto: “Y juzgará a cada persona favorablemente”, es decir, hay que juzgar a cada uno favorablemente.

Significa que el hecho de que no les encuentre cualidades no es culpa de ellos. Por el contrario, no está en sus manos el poder ver las cualidades del público en general. Por esta razón, ve según las cualidades de su propia alma. Esto será exacto de acuerdo a su alcance, pero no de acuerdo a la verdad. En otras palabras, existe tal cosa como la verdad en sí misma, independiente de aquel que alcanza.

Existe la verdad que cada uno alcanza dependiendo de su alcance, es decir, que la verdad cambia según quien la alcance. O sea, que está sujeta a cambios según los estados cambiantes de quien alcanza.

Pero la verdad real no cambió en su esencia. Por eso, cada persona puede alcanzar lo mismo de manera diferente. Por lo tanto, a los ojos del público, puede que el público esté bien, pero él ve de manera diferente según su propia cualidad.

Por eso, dice: “Y juzgará a cada persona favorablemente”, lo que significa que debe juzgar a todos los demás, además de a sus amigos, favorablemente, es decir, que todos son dignos en y de sí mismos y que no tiene ninguna queja en cuanto a su comportamiento. Pero él no puede aprender nada de ellos porque no tiene equivalencia con ellos.

84. Hazte de un Rav y cómprate un amigo (2)

Artículo Nº 8, 1984-85

Tomando en consideración lo que discutimos en el Artículo Nº 1 (1984-5), debemos hacer ciertos discernimientos.

Debemos distinguir entre a) el hombre y el Creador, b) el hombre y su amigo, y c) un hombre y el resto de la gente, quienes no son sus amigos, aunque existe un dicho: “Todos los de Israel son amigos”.

En cierto momento, encontramos que las palabras: “Hazte de un Rav (Maestro/persona importante) y cómprate un amigo”, son el camino de la corrección. Y en otro momento, esto se encuentra en las palabras: “Y juzga a cada persona según una escala de méritos (favorablemente)” (Avot, Capítulo 1). Debemos entender la diferencia entre “hacer” y “comprar”, y el significado de juzgar favorablemente.

Deberíamos interpretar “hacer” como llegar a excluir a la razón. Esto es porque cuando la razón no puede entender si algo es digno de hacerse o no, ¿cómo puede determinar lo qué es bueno para mí? O viceversa, si la razón los considera iguales, ¿quién determinará lo que la persona debe hacer? Así, el acto puede decidir.

Deberíamos saber que existen dos caminos ante nosotros: el trabajo con el fin de otorgar, o el trabajo con el fin de recibir. Existen partes en el cuerpo del hombre que le dicen: “Tendrás éxito en la vida si trabajas con el fin de otorgar, y de esta forma disfrutarás de la vida”. Este es el argumento de la inclinación al bien, como nuestros sabios dijeron: “Si lo haces así, serás feliz en este mundo y feliz en el mundo por venir”.

Y el argumento de la inclinación al mal es opuesto: “Es mejor trabajar con el fin de recibir”. En este estado, sólo la fuerza llamada: “acción que está por encima de la razón” es la fuerza determinante, y no el intelecto o la emoción. Por eso “hacer” se llama: “por encima de la razón” y “por encima del razonamiento”; y esta fuerza es llamada “fe que está contra el intelecto”.

“Comprar” está dentro de la razón. Normalmente, la gente desea ver lo que quiere comprar; entonces el comerciante le muestra las mercancías y negocian si el precio que el comerciante le pide es o no es digno. Si la gente piensa que no es digno, no compra. De ese modo, “comprar” está dentro de la razón.

Ahora explicaremos el asunto del “Rav” y el asunto del “amigo”. Un amigo se llama, algunas veces, “sociedad” cuando la gente se reúne y desea unirse. Esto puede suceder a través de la equivalencia de forma, preocupándose cada uno del amor por los demás. Por eso, se unen y se vuelven uno.

Por tanto, cuando se establece una asociación para ser un sólo grupo, vemos que la gente que considera crear tal grupo, normalmente busca a personas que sean parecidas en sus puntos de vista y atributos, a quienes puedan ver como más o menos iguales. De otra manera, no los aceptarán en el grupo que desean establecer. Y después de eso, comienza el trabajo de amor de los amigos.

Pero si no tienen equivalencia con las metas del grupo desde el principio, incluso antes de que hayan entrado al grupo, no se puede esperar que salga algo de aquella vinculación. Sólo si había igualdad aparente entre ellos antes de que entraran en el grupo, se puede decir que pueden comenzar a esforzarse en el trabajo del amor por los demás.

Entre el hombre y el Creador

Entre el hombre y el Creador el orden comienza con: “Hazte de un Rav”, y después: “cómprate un amigo”. En otras palabras, primero, uno debe creer, por encima de la razón, que el Creador es grande; como está escrito en El Zóhar (Comentario Sulam, p. 185, Punto 191): “El miedo, que es el principio básico, significa que el hombre debe temer a su Maestro porque Él es grande y gobernante”.

Hasta el punto en que uno crea en la grandeza del Creador, quien es llamado “Grande”, se tiene la fuerza de dar para “comprar”, es decir, comprar a través de conceder amor propio, con el objetivo de alcanzar equivalencia de forma, lo que es llamado Dvekut (adhesión) con el Creador. Y esto es llamado un Haver (amigo): uno que está en Hibur (creador de lazos afectivos/una conexión) con el Creador.

Cuando compramos cosas corporales, debemos renunciar al dinero, al honor, o a simplemente hacer un esfuerzo para obtenerlos. De manera similar, cuando una persona desea comprar lazos con el Creador, debe deshacerse de su amor propio; porque de otra manera no puede alcanzar la equivalencia de forma.

Cuando uno ve que es incapaz de hacer concesiones para comprar la equivalencia de forma, no es porque nació con un carácter débil y que por eso no puede superar su amor propio. Por el contrario, el fallo está en “Hacerse de un rav”, es decir, no estar trabajando en la cuestión de la fe, pues en la medida de la importancia de su fe en la grandeza del Creador, en esa medida lo será su poder para hacer concesiones.

Además, uno debe saber que si desea medir su grado de fe, puede verlo en el grado de concesiones que pueda hacer en el amor propio, y así sabrá el grado que tiene en el trabajo de fe por encima de la razón. Esto se puede aplicar entre el hombre y el Creador.

Entre el hombre y su amigo

Entre el hombre y su amigo debemos empezar con “Cómprate un amigo” y después “Hazte de un rav”. Esto es así porque, cuando una persona busca a un amigo, debe examinarle primero para ver si realmente vale la pena unirse a él. Después de todo, vemos que se ha establecido una plegaria especial acerca de un amigo, la cual pronunciamos después de las bendiciones en el rezo: “Te ruego…mantennos alejados de una mala persona y de un mal amigo”.

Significa que antes de aceptar para sí un amigo, se le debe examinar en cada forma posible. En ese momento, uno debe usar su razón. Por eso no se dijo: “Hazte de un amigo”, ya que “haz” implica ir por encima de la razón. Por lo tanto, en lo concerniente a un hombre y su amigo, debe ir con su razón y analizar, tanto como pueda, si su amigo está bien, como rezamos cada día: “Mantennos alejados de una mala persona y de un mal amigo”.

Y cuando ve que le merece la pena unirse a ese amigo, debe rezar con el fin de unirse a él, es decir, hacer concesión en el amor propio y, a cambio, recibir el poder del amor de los demás. Y entonces, puede esperar ser recompensado también con el amor del Creador.

Después de haberse unido a un grupo de personas que deseen alcanzar el grado de amor del Creador y desee tomar de ellos la fuerza para trabajar con el fin de otorgar y ser movido por sus palabras sobre la necesidad de obtener el amor del Creador, él debe considerar a cada uno de los amigos en el grupo como más grandes que él mismo.

Fue escrito en el libro Matan Torá (La Entrega de la Torá, p. 143), que uno no es impresionado por el grupo o toma su apreciación de algo, a menos que considere al grupo como más grande que él. Esta es la razón del porqué cada uno debe sentir que es el más pequeño de todos ellos; pues aquel que es más grande no recibe de aquel que es más pequeño, y mucho menos puede ser impresionado por sus palabras. Al contrario, sólo el más pequeño es quien se impresiona a través del reconocimiento del más grande.

Resulta que en el segundo paso, cuando cada uno debe aprender de los demás, está la cuestión de “Hazte de un rav”. Esto es porque para ser capaz de decir que su amigo es más grande que él mismo, debe usar el “hacer”, que es hacer sin la razón; pues sólo por encima de la razón puede ver que su amigo se encuentra en un grado más alto que él mismo. Por tanto, entre un hombre y su amigo, el orden es comenzar con “Cómprate un amigo” y después “Hazte de un rav”.

Entre un hombre y cada persona

La Mishná nos dice: “Hazte de un rav, cómprate un amigo, y juzga a cada persona favorablemente” (Avot, Capítulo 1)

Hemos explicado que entre un hombre y su amigo, el orden es que primero uno vaya y se compre un amigo –y explicamos que comprar es con la razón– y después, se debe comprometer en “Hacerse de un rav”. Y entre al hombre y el Creador, el orden es primero “Hacerse de un rav” y después “comprarse un amigo”.

Deberíamos entender el significado de decir: “Juzga favorablemente”, en lo que se refiere a cada persona. ¿Esto es “comprar” o “hacer”? Según lo anterior, debemos interpretar el significado de: “Y juzga a cada persona favorablemente” como “hacer” y no como “comprar”.

Por ejemplo, asumamos que hay muchas personas en la congregación, y que un pequeño grupo de entre ellos decide que desean unirse en un grupo que se comprometa en el amor de los amigos. Y digamos que, por ejemplo, hay 100 hombres en la congregación, y diez de ellos deciden unirse. Deberíamos examinar el por qué estos 10 individuos específicos decidieron unirse entre ellos, y no con otros en la congregación. ¿Esto es porque hallaron que esas personas son más virtuosas que el resto de las personas de la congregación, o porque ellos son peores que los otros y sienten que deben emprender alguna acción para ascender en la escalera de la Torá y el temor?

Según lo mencionado anteriormente, podemos interpretar que la razón por la que estas personas accedieron a unirse en un grupo particular que se involucre en el amor de los amigos, es que cada uno de ellos siente que tiene un deseo de poder unir todos sus puntos de vista, para recibir la fuerza del amor de los otros.

Existe una máxima famosa de nuestros sabios: “Así como sus rostros difieren, sus puntos de vista difieren”. Así pues, aquellos quienes acordaron entre ellos unirse en un grupo, entendieron que no hay gran distancia entre ellos, en el sentido de que entienden la necesidad de trabajar en el amor de otros. Por tanto, cada uno de ellos será capaz de hacer concesiones a favor de los demás, y pueden unirse alrededor de eso.  Pero el resto de la gente no tiene la comprensión de la necesidad de trabajar en el amor de los otros, ya que no pueden unirse con ellos.

De esto resulta que, cuando se comprometen en la unidad del amor de los amigos, cada uno examina al otro, su razón y sus atributos, para ver si reúne los requisitos o si es digno de unirse al grupo al cual decidieron permitirle ingresar. Es como cuando rezamos: “Mantennos alejados de una mala persona y de un mal amigo”, dentro de la razón.

Resulta que él mismo se enorgullece por encima del resto de la gente de la congregación. ¿Cómo se permite esto? Después de todo, esto va en contra de una ley explícita que dice: “Rabí Levitas, hombre de Yavne, diría: “Sé muy, muy humilde” (Avot, capítulo 4).

Rabí Yohoshua Ben Perachia dice sobre esto: “Juzga a cada persona favorablemente” (Avot, capítulo 1) es decir, que con respecto al resto de la gente, él debería ir por encima la razón, lo cual es llamado “hacer”, es decir, actuar y no razonar. Esto es así, porque su razón le muestra que ellos no son tan apropiados como la gente a quien él mismo se asoció, y esto es lo que cada uno se dice a sí mismo. Así, cada uno se enorgullece de sí mismo por encima de los demás. El consejo para esto es lo que él dice: “Y juzga a cada persona favorablemente”.

Significa que, con respecto a cada persona, es decir, con respecto al resto de la gente en esa congregación, debería juzgarlos favorablemente y decir que realmente son personas más importantes que él mismo, y es culpa suya el que no pueda apreciar la grandeza de la importancia de todos en general, quienes son llamados por nuestros sabios: “Cada persona”. Así, dentro de su razón, él no ve la grandeza de los demás, y podemos decir que entre un hombre y si amigo debería haber “compra”; pero se debe usar el “hacer”, lo cual es por encima de la razón. Y a esto se le llama: “Juzga a cada persona favorablemente”.

101. Poderosa roca de mi salvación

Artículo Nº 13, 1984-85

En la canción de Januká decimos: “Poderosa roca de mi salvación, alabarte es un deleite; restaura mi Casa de Rezo, y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento”. La canción comienza con palabras de alabanza: “Alabarte es un deleite”, y luego comienza con palabras de rezo: “Restaura mi Casa de Rezo”. Después, vuelve a palabras  de agradecimiento y alabanza: “Y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento”.

Por lo tanto, hay tres asuntos aquí, en el mismo orden que el rezo: 1) Los tres primeros de los Dieciocho (una secuencia de rezos) son de alabanza y agradecimiento. 2) Los tres de en medio son súplicas. 3) Los tres últimos son de alabanza y agradecimiento nuevamente.

Así, empezamos con el presente, como dice: “Alabarte es un deleite”, lo que significa que Te agradecemos y alabamos por el bien que hemos recibido de Ti. Es como nuestros sabios dijeron: “Uno debe siempre alabar al Creador y después rezar” (Berajot [Bendiciones], 32).

La razón es que aquel que cree que el Creador es misericordioso y clemente, y que Él desea hacer el bien a las creaciones, tiene lugar para el rezo. Esa es la razón por la que primero debemos establecer la alabanza al Creador, es decir, que la propia persona debe establecer la alabanza del Creador. Eso no significa que el Creador debe ver que la persona está alabándolo, ya que el Creador no necesita a las personas. Más bien, la propia persona debe ver la alabanza al Creador, y luego puede pedir que le ayude, pues Su comportamiento es hacer el bien a Sus creaciones.

Así pues, después de decir: “Alabarte es un deleite” llega el rezo y decimos: “Restaura mi Casa de Rezo”. ¿Qué es “Mi Casa de Rezo”? Significa, tal como está escrito: “Incluso  a ellos les llevaré a Mi montaña santa, y les alegraré en Mi casa de rezo”. En “Mi montaña santa”, Har (montaña) se deriva de la palabra Hirhurim (pensamientos/contemplaciones), lo que significa que Él les traerá pensamientos de Kedushá (santidad), es decir, que todos sus pensamientos serán sólo de Kedushá.

“Y les alegraré en Mi casa de rezo” es el corazón del hombre, para que haya allí un lugar para la presencia Divina. La Divinidad es llamada “rezo”, como es sabido que Maljut es llamada “rezo”, tal como está escrito: “Pero yo soy todo rezo”.

Después de “Restaura mi Casa de Rezo” viene “Y allí llevaremos una ofrenda de agradecimiento”. De ahí se deduce que primero hay una alabanza, luego hay oración, y después alabanza nuevamente, como el orden del rezo, que concluye con alabanza y agradecimiento.

Pero, ¿qué puede uno hacer si quiere empezar con alabanza pero su corazón está cerrado, y siente que está lleno de defectos y no puede abrir su boca y cantar y alabar? El consejo es ir por encima de la razón y decir que todo es “Jasadim encubiertas”. En otras palabras, debe decir que todo es Jésed (clemencia/misericordia), pero que está oculto a él porque aún no está calificado para ver el deleite y placer que el Creador ha preparado para Sus creaciones.

Y después de establecer la alabanza del Creador –lo que significa que cree por encima de la razón que todo es bueno y clemente– debe rezar para que el Creador enmiende su corazón y lo convierta en “Mi Casa de Rezo”, lo que significa que las bendiciones del Creador aparecerán allí. A esto se le llama “Jasadim reveladas”.

Y entonces “llevaremos una ofrenda de agradecimiento”, lo que significa que dará gracias por haber sido privilegiado con poder ofrecer las vasijas de recepción. A eso se le llama “Allí llevaremos  una ofrenda de agradecimiento”, por haber sido merecedor de sacrificar su deseo de recibir, y a cambio de esto llega el deseo de otorgar, que es llamado “el lugar del Templo”.

Pero el asunto importante para la persona es tener, primero, un deseo de sacrificar el deseo de recibir. Y como el deseo de recibir es la esencia misma del Creador, la criatura lo ama y le es muy difícil entender que debe ser anulado o, de lo contrario, es imposible ser merecedor de algo espiritual.

En la corporalidad, vemos que la persona tiene un deseo y una carencia que le concierne, que le llega de las entrañas de su cuerpo, y hay un deseo que uno adquiere desde el exterior, y no desde sí mismo. En otras palabras, si no hubiera gente en el exterior que engendrara ese deseo en él, nunca sentiría que lo necesita; pero la gente en el exterior engendra ese deseo en él.

Por ejemplo, una persona, que esté sola, seguirá queriendo comer, beber, dormir, etc., incluso cuando no haya otras personas a su alrededor. Sin embargo, si hay gente a su alrededor, está la cuestión de la vergüenza, en que los otros le obligan. Entonces debe comer y beber lo que le impone la gente que le rodea.

Eso es evidente fundamentalmente en cuanto a la ropa. En casa, la persona lleva puesto lo que le resulta cómodo. Pero cuando está entre la gente, debe vestir conforme a la manera en que los otros le vean. No tiene opción, ya que la vergüenza lo obliga a perseguir sus caprichos.

Es lo mismo en la espiritualidad. La persona tiene un deseo en su interior, que proviene desde dentro de sí mismo. En otras palabras, incluso cuando está solo y no hay gente a su alrededor que le afecte y de quien absorba algún deseo, recibe un despertar y anhela ser un siervo del Creador. Pero su propio deseo tal vez no sea suficiente para no necesitar intensificar ese mismo deseo y  poder trabajar con él para obtener la meta espiritual. Por lo tanto, existe una manera –al igual que en la corporalidad– de intensificar ese deseo a través de la gente del exterior, que le impulse a seguir sus opiniones y su espíritu.

Eso se hace a través de la unión con la gente que él ve que también tiene una necesidad de espiritualidad. Y el deseo que tiene esa gente del exterior engendra un deseo en él, y así recibe un gran deseo por la espiritualidad. En otras palabras, además del deseo que siente en su interior, recibe un deseo por la espiritualidad que ellos engendran en él, y entonces adquiere un gran deseo con el cual puede alcanzar la meta.

Por lo tanto, en el asunto del amor de los amigos es donde cada persona del grupo, además de tener un deseo propio, adquiere el deseo de los amigos. Ese es un gran beneficio que sólo se puede obtener a través del amor a los amigos. Sin embargo, se debe tener gran cuidado de no ir con amigos que no tengan el deseo de examinarse a sí mismos, es decir, a la base de su trabajo –ya sea para otorgar o para recibir– y para ver si están haciendo lo indicado para llegar al sendero de la verdad, que es el camino de nada más que el otorgamiento.

Sólo dentro de un grupo así es posible inculcar en los amigos el deseo de otorgar, lo que significa que cada uno absorberá la carencia de los amigos, ya que él carece del poder de otorgar y, adonde quiera que vaya, buscará con impaciencia un lugar donde quizá alguien tenga la posibilidad de darle el poder de otorgar.

Por lo tanto, cuando llega a un grupo en el que todos están sedientos del poder de otorgar, cada uno recibe esa fuerza de todos los demás. Esto se considera que está recibiendo fuerza desde el exterior, además del pequeño poder que tiene en su interior.

Sin embargo, y en oposición a esto, existe una fuerza en el exterior de la cual está prohibido recibir ninguna asistencia, a pesar de que esa fuerza, que puede recibir desde el exterior, le dará el combustible para trabajar. Se debe ser muy cuidadoso de no recibirla. Y se necesita tener mucho cuidado porque el cuerpo tiende a recibir fuerza para el trabajo particularmente de la gente en el exterior. Llega a la persona cuando oye que se dice acerca de él, por ejemplo, que es una persona virtuosa, o un discípulo sabio, o un hombre con temor al cielo, o cuando se dice de él que es un hombre que busca la verdad. Cuando la persona escucha esas cosas, las palabras que escucha −que su trabajo es apreciado−, le dan fuerza para el trabajo porque está recibiendo honor por su trabajo.

Y entonces no necesita fe por encima de la razón ni el poder de otorgar, es decir, que el Creador le ayudará y que esa será su motivación. En lugar de esto, recibe el combustible del exterior. En otras palabras, la gente del exterior le obliga a esforzarse en la Torá y las Mitzvot (preceptos).

Ese es el asunto en cuanto a ser humilde –una de sus razones es que no habrá nutrición de los del exterior. Por eso cada uno debe caminar humildemente, como está escrito: “Y caminar humildemente con el Señor tu Dios”.

Las personas del exterior son gente que se encuentran fuera de él. Ellos lo nutren por su trabajo, pero luego –es decir, después de escuchar que es respetado– aprende a trabajar por las personas del exterior y no por el Creador. Esto es así porque ya no necesita que el Creador lo acerque a Su trabajo, porque ahora él es el operador, porque la gente del exterior le da el combustible para estudiar y trabajar para ellos. En otras palabras, ellos son quienes le obligan a trabajar y no es el Creador quien le obliga a trabajar para Él. Más bien, otros le inspiran a trabajar por ellos –para que le respeten, etc.

Se deduce que esto es similar a trabajar para un dios extraño. Esto es, ellos le ordenan trabajar por la recompensa del respeto y similares, lo que le darán a cambio de esforzarse en la Torá y las Mitzvot. Eso significa que si ellos no conocen su trabajo, y él no vio que hay alguien que observa y se dedica a la Torá, no hay quien le obligue a trabajar. Esto se llama “el control de los externos” y es por esto por lo que la persona debe trabajar de manera oculta.

Sin embargo, trabajar de manera oculta no es suficiente. Aunque es cierto que ahora sólo el Creador le impulsa a hacer el santo trabajo, debe haber una cosa más: la persona no debe trabajar para recibir recompensa. Eso es un asunto completamente diferente porque  ello está en contra de nuestra naturaleza. Somos creados con la naturaleza llamada “deseo de recibir”. Pero ahora debemos trabajar sólo en el trabajo de otorgamiento, y no recibir nada para nosotros mismos.

Para eso, debemos buscar un grupo, en donde cada uno sea de la opinión de que debemos trabajar para otorgar. Como esta es una pequeña fuerza dentro de la persona, debe buscar personas que también estén buscando tales poderes. Pero unidos, cada uno de ellos puede recibir fuerza de los demás y eso es todo lo que necesita. Y el Creador le enviará ayuda desde arriba para que podamos caminar en el sendero del otorgamiento.

Pero cuanto más les oprimían

Artículo Nº16 1984-5

Está escrito: “Pero cuanto más les oprimían, más se multiplicaban y  más se extendían, de tal modo que temían a  los hijos de Israel” (Éxodo 1:12). El significado de las palabras: “Pero cuanto más les oprimían” es que se multiplicaban y se propagaban en la misma medida en que eran oprimidos. Parece como si fuera una condición, es decir, que no puede haber multiplicación ni propagación del trabajo si no existe primero una base de  opresión.

Pero para entender lo anterior, debemos conocer cuál es nuestro principio, es decir, nuestra esencia. Como se explica en las introducciones,  sólo está el deseo de recibir. Y ciertamente, cuando el deseo de recibir cumple su deseo, ese llenado no se considera trabajo, ya que este sólo es considerado como tal cuando uno es recompensado.

En otras palabras, el trabajo consiste en las acciones que el hombre preferiría evitar, pero que hace sólo porque no tiene otra opción, ya que desea recibir alguna recompensa. Esta es considerada como  lo que el hombre ansía, representando su único deseo y anhelo. Deseo verdadero significa que esta recompensa le toca tan profundamente que dice: “Prefiero morir que vivir sin conseguirla”. De ello se deduce que si no se siente afligido y  dolido por no tener lo que anhela, no se considera como deseo. Su deseo se mide según la magnitud de su sufrimiento.


De ello se deduce que si uno desea recibir cierta satisfacción, primero tiene que haber una carencia. Esto es así porque no hay Luz sin un Kli (vasija) y nadie puede llenarla con nada, si no hay deficiencia. Por ejemplo, no se puede comer sin apetito o disfrutar del descanso sin fatiga.

Por lo tanto, uno no sufre porque los egipcios en su cuerpo le estén oprimiendo a menos que no quiera obedecerles y quiera seguir un camino que les desagrade. La raíz de la recepción en el hombre  se llama “amor propio”, y esto es considerado como “Egipto”. Hay muchas naciones, generalmente  llamadas “las setenta naciones”, que son lo contrario de Kedushá (santidad) y representan las siete Sefirot, donde cada Sefirá (singular de Sefirot) consta de diez, de ahí el número de setenta naciones. Y también, cada nación tiene su deseo propio y único.

La Klipá (cáscara) de Egipto es una Klipá general. Es donde cayeron las chispas de Kedushá, las cuales tuvo que corregir el pueblo de Israel (que se encontraba en Egipto). Así pues, primero ha de haber dolor y aflicción, por no poder salir de su gobierno, como está escrito: “Y los hijos de Israel gemían a causa del trabajo, y lloraban, y su clamor subió hasta Dios a causa del trabajo. Y Dios  oyó su gemido”.

Debemos hacer una precisión acerca de las palabras “a causa del trabajo”, ya que aparecen escritas dos veces. Debemos explicar que todos los gemidos venían del trabajo, lo que significa que no podían trabajar para el Creador. De hecho, su sufrimiento era porque no podían lograr que el trabajo que estaban realizando fuera para el Creador, debido a la Klipá de Egipto. Esta es la razón por la que escribe “a causa del trabajo” dos veces.

1) Sus gemidos no provenían del hecho de que les faltara algo. En verdad, les faltaba sólo una cosa, lo que significa que no deseaban ningún lujo o pago. Su única carencia, por la que sentían dolor y sufrimiento, era no poder hacer nada por el Creador. En otras palabras, anhelaban tener el deseo de satisfacer al Creador, en vez de a ellos mismos, pero no podían y esto les afligía. Esto se llama “querer aferrarse a la espiritualidad”.

2) El segundo “a causa del trabajo” viene a enseñar que: “Y su clamor subió a Dios”, que Dios escuchara su gemido, fue debido a que su única petición era el trabajo. Esto, por tanto, alude al otro  “a causa del trabajo”. Resulta que todo el exilio que sentían era sólo porque estaban bajo el dominio de la Klipá de Egipto y no podían hacer nada para convertirlo en sólo para otorgar.

Está escrito en El Zóhar (Éxodo, del Artículo 381 en el Comentario Sulam): “Dijo Rabí Yehudá: ‘Ven y ve que esto es así, como Rabí Yehoshua de Sakhnin dijo: ‘Todo el tiempo que a su ministro se le dio dominio sobre Israel, el llanto de Israel no fue escuchado. Cuando cayó su ministro, escribe: ‘Murió el rey de Egipto’, y acto seguido: ‘Y los hijos de Israel gemían a causa del trabajo, y lloraban, y su clamor subió a Dios a causa del trabajo’. Pero hasta entonces no se dio respuesta a su clamor’’”.

Por esta razón, podemos decir que si no es hora de destronar al ministro de Egipto, no hay lugar para la elección, para que se arrepientan y puedan ser redimidos del exilio. Él dice (Éxodo, Artículo 380 en el Comentario Sulam): “En aquellos muchos días’.  “Muchos” se refiere a la permanencia de Israel en Egipto, es decir, que el fin ha llegado. Y como su exilio ha terminado,  ¿qué es lo que dice? “El rey de Egipto murió”. ¿Qué significa eso?  Significa que el ministro de Egipto fue descendido de su estado y cayó de su orgullo. Esta es la razón por la que la escritura dice acerca de él: “El rey de Egipto murió”, ya que el descenso es considerado por él como morir.  Sólo cuando el rey de Egipto (que era su ministro) cayó, el Creador se acordó de  Israel y oyó su gemido”.

El Zóhar hace esta pregunta sobre el versículo: “En tu angustia, cuando todas estas cosas vienen sobre ti” (Deuteronomio 4). Significa que antes de que cada cosa suceda, es imposible lograr la perfección. Resulta que tú das una excusa, un pretexto de que todas las cosas por las que ellos deben pasar pueden experimentarse por la sensación de sufrimiento, y que esto no se mide ni por la cantidad ni por el tiempo que dure la aflicción, sino por la medida de la sensación (ver en El Zóhar).

Podemos entenderlo a través de una alegoría. Si una persona debe realizar un trabajo equivalente a un kilogramo, que constituye mil gramos de sufrimiento, la recompensa también ha de ser de un kilogramo. Como nuestros sabios dijeron: “La recompensa va pareja al dolor”. Significa que el trabajo que uno debe realizar, antes de recibir la recompensa, está basado en que no hay Luz sin un Kli, ya que no hay llenado sin una deficiencia. Y el trabajo que uno ofrece es la cualificación para la recepción de la carencia, para que después dicha persona sea capaz de recibir el llenado en este.

Digamos que esa persona puede dar los mil gramos de deficiencia de forma intermitente, que son discernimientos en cantidad y calidad. La persona puede esforzarse durante diez minutos al día, lo que significa que lamenta su alejamiento del Creador. O puede lamentar su alejamiento del Creador durante diez minutos a la semana, o diez minutos al mes, que le recuerdan su alejamiento del Creador, etc.

Es similar a la calidad de los sufrimientos que padece cuando recuerda que está alejado del Creador. A pesar de que le duele, no es algo insoportable y, además, hay cosas que le duelen más, las cosas que ansía. De ahí de deduce que también debería considerarse la calidad. Así, la persona tiene una opción, aunque tiene que experimentar todo el proceso del trabajo y la aflicción hasta el final, hasta que llega a un estado de “Y volverás al Señor tu Dios y escucharás Su voz”.

Por lo tanto, el hombre tiene la opción de  acortar el tiempo del proceso de aflicción debido a la prolongación del tiempo, que, como hemos dicho, se llama “cantidad”, y añadir calidad, que es la sensación de sufrimiento causada por el distanciamiento del Creador.

Pero deberíamos saber que hay una gran diferencia entre la cantidad y la calidad, en la forma de trabajar. En cuanto a la cantidad de tiempo, una persona puede organizar su horario, es decir, la cantidad de tiempo que asigna para sí mismo, incluso bajo coacción. Significa que a pesar de que su cuerpo no desea sentarse durante todo el tiempo de la lección en la que decidió participar −es decir, tener que estar sentado durante varios minutos u horas y lamentar estar tan distanciado del Creador−, si tiene un fuerte deseo y no es débil de carácter, puede sentarse y mantener el horario que dispuso para sí mismo, ya que esto es un acto, y mediante acciones, una persona puede hacer cosas por coacción.

Pero en lo concerniente a la calidad, esto es muy difícil porque uno no puede obligarse a sí mismo a sentir de forma diferente a como lo hace. Resulta que si examina su sensación, es decir, cuánto dolor y sufrimiento está experimentando por encontrarse alejado del Creador, a veces, llega a un estado en el que esto deja  de importarle. En ese momento, no sabe qué hacer porque no puede cambiar lo que siente, y se encuentra perplejo.

Esto causa la prolongación del exilio, ya que es difícil para nosotros dar la cantidad necesaria, y mucho menos la calidad. Y cuando empieza a analizar la calidad de la deficiencia, ve que no siente dolor, que está aparentemente inconsciente, insensible. Y a pesar de que estar lejos del Creador significa no tener vida, no le duele el no tenerla. Entonces no tiene más remedio que rezar al Creador, para que le dé algo de vida y así poder sentir que está gravemente enfermo y necesita curar el alma.

Y, a veces, uno llega a un estado en el que se encuentra en un descenso tal, que ni siquiera tiene fuerzas para rezar. Es más, se halla en un estado de completa indiferencia. Esto se llama “estar en un estado inanimado”, lo que significa que se encuentra completamente inmóvil.

En ese estado, sólo el grupo puede ayudarle. En otras palabras, si viene al encuentro de los amigos y no  los critica, bajo ningún concepto, sino que examina si ellos también tienen los mismos pensamientos y obstáculos, pero los superan, o simplemente no les interesa la introspección, lo cual les permite poder ocuparse de la Torá y las Mitzvot, entonces, ¿cómo puede ser como ellos?

Durante ese período, él no puede recibir ninguna ayuda del grupo porque no tiene Dvekut (adhesión) con ellos,  ya que son demasiado pequeños para ser sus amigos. Por lo tanto, naturalmente  no se ve afectado por ellos de ninguna manera.

Pero si viene con los amigos no con la cabeza alta, como si fuera sabio y los amigos necios, sino que arroja su orgullo lejos de él, siguiendo la regla: “La pobreza sigue al pobre”, así pues, no sólo se encuentra en una estado de descenso y no siente ninguna necesidad de espiritualidad, sino que también recibirá pensamientos de orgullo, es decir, que es más sabio que todo su grupo.

Ahora volvamos a la primera cuestión, respecto a lo que dice El Zóhar: “Y como su exilio ha terminado”, qué es lo que dice:  “El rey de Egipto murió”, ya que compara el destrono con la muerte. Y como el rey de Egipto (que es su ministro) cayó, el Creador se acordó de Israel y escuchó su oración. De ello se deduce que existe un pretexto de que ninguna oración nos ayudará, antes de su debido tiempo. Por lo tanto, no hay nada que se pueda hacer porque el Creador no escuchará su oración.

Con lo dicho anteriormente, podemos entender las cuestiones tal como son. Este es el mismo asunto del que nuestros sabios hablaron acerca del versículo: “Yo, el Señor, lo aceleraré en su momento”. Si son recompensados, “lo aceleraré”. Y si no son recompensados, “A su debido tiempo”. Dicho de otro modo, cuando llegue el momento, un despertar llegará, por parte del Creador y, a través de él, Israel se arrepentirá. Resulta que la elección radica en los tiempos, como él comenta en la Introducción al Libro del Zóhar (Artículo 16).

De todo lo anterior se deduce que uno no debería considerar el período de la redención –que está escrito que antes de eso, la oración de ellos no fue aceptada− porque esto está relacionado con el tiempo de la cantidad y la calidad del sufrimiento, y con que existe un cierto plazo de tiempo en el que el sufrimiento se completará. Sin embargo, podemos reducir este tiempo, es decir, que la cantidad y la calidad totales en las que aparecerá el sufrimiento, pueden acortarse de modo que todo ese sufrimiento llegará en un breve período de tiempo, pero ya todo el sufrimiento habrá aparecido allí.

Y fue de tarde, y fue de mañana

Artículo 36, 1984-1985

El sagrado Zóhar dice acerca de este versículo: “Y fue de tarde, y fue de mañana” (Génesis 3, p. 96, Punto 151 en el Comentario Sulam): “‘Y fue de tarde’” según dicen las escrituras, que significa que se extiende desde el lado de la oscuridad, es decir, desde Maljut: “Y fue de mañana”; significa que se extiende desde el lado de la luz, que es Zeir Anpin.

Esta es la razón por la que se escribe acerca de ellos: “Primer día”, indicando que tanto la tarde como la mañana son como un cuerpo, y que ambos hacen el día. Rabí Yehudá dijo: “¿Cuál es el motivo?” Pregunta: “Puesto que: ‘Y fue de tarde, y fue de mañana’, apunta hacia la unificación de ZON, a que la Luz del día sale de ambos, después de que el texto lo anuncia en el primer día: ¿por qué dice sobre cada día: ‘Y fue de tarde, y fue de mañana’?

Y responde: ‘Es para saber que no hay un día sin una noche, y una noche sin un día, y ellos nunca se separarán el uno del otro. Esto es el porqué el texto nos repite e informa sobre todos y cada uno de los días, para indicar que es imposible que pudiera existir la luz del día sin la oscuridad de la noche. Del mismo modo, nunca habrá oscuridad de la noche que no traiga al día tras de sí, pues ellos nunca se separarán el uno del otro’”. Hasta aquí sus palabras.

Deberíamos entender lo antes escrito en cuanto al trabajo, qué significa “Luz” y qué significa “oscuridad”, y por qué es imposible tener un día a menos que surja la unión de ambos, es decir, que la luz y la oscuridad producen un sólo día, esto es, que se toma de ambos para construir un sólo día. Significa que el día empieza cuando la oscuridad comienza, porque esto es cuando inicia la secuencia de la formación de un nuevo día. Deberíamos entender cómo, la palabra “día”, puede aplicarse a la oscuridad, ya que cuando la oscuridad ha comenzado, yo puedo empezar, realmente, a contar el día.

Se sabe que después de las restricciones y de la salida de la luz que ocurrió en los mundos superiores, después de la segunda restricción y del rompimiento, emergió el sistema de las Klipot (cáscaras), hasta que el lugar de BYA se dividió en dos discernimientos. Desde su parte media hacia arriba era BYA de Kedushá (santidad), y desde su parte media hacia abajo el lugar se convirtió, permanentemente, en la sección de las Klipot (cáscaras), como se explica en TES (Parte 16, p. 1938, Artículo 88).

En consecuencia, en este mundo,  “El hombre nace como el potrillo de un burro salvaje”, y no tiene ningún deseo por la espiritualidad. Así pues, ¿de dónde le llega a una persona la sensación de necesitar la espiritualidad, hasta el punto de decir que siente oscuridad, la cual se llama “noche”, por sentir que está alejado del Creador? Debemos saber que, en el mismo momento en el que él comienza a sentir que está alejado del Creador, es cuando, en cierta medida, comienza a creer en la existencia del Creador. Si no, ¿cómo puede decir que está alejado de alguien que no existe? En lugar de esto, debe decirse que tiene una iluminación desde lejos, la cual lo ilumina hasta el punto que siente que está alejado del Creador.

Por lo tanto se deduce, que tan pronto como comienza la oscuridad, es decir, la sensación de la existencia de la oscuridad, la luz, inmediatamente, comienza a iluminar hasta cierto punto. Y la medida de la iluminación de la luz solamente es reconocida a través de la negación. Significa que él siente una carencia, que no tiene la luz del Creador iluminándolo en una manera afirmativa. Sin embargo, la luz brilla para él en forma de carencia, lo que significa que ahora comienza a sentir que le falta la luz del Creador, la cual se llama “día”.

Pero para aquellos, a quienes no les ilumina la luz del día, no saben si existe tal realidad, en donde una persona deba sentir la ausencia de la Luz del Creador, la cual se llama “día”. Hablemos de una sola persona, dentro del mismo cuerpo. Algunas veces uno siente que se encuentra en la oscuridad, es decir, que está alejado del Creador y anhela acercarse al Creador. Siente sufrimiento por estar alejado del Creador.

La pregunta es: “¿Quién le causa el que se preocupe por la espiritualidad?” Y a veces siente oscuridad y sufrimiento cuando ve que otro tiene éxito en la corporalidad, en las posesiones y con las personas, mientras que a él le falta el sustento y el respeto. Y ve, en sí mismo, que en verdad es más talentoso que el otro, tanto en términos de talento como en su herencia ancestral, y que merece más respeto. Pero en realidad, está muchos grados por debajo del otro, y esto le duele terriblemente.

En ese momento, no tiene ninguna conexión con la espiritualidad, y ni siquiera recuerda que alguna vez la tuvo, que él mismo consideraba a todos los amigos con quienes estudiaba en el seminario, pues cuando los veía con los sufrimientos que tenían debido a su preocupación por lograr la integridad en vida, eran para él como niños pequeños quienes no podían hacer un cálculo intencionado, y que todo lo que sus ojos veían era lo que ellos deseaban. Por un momento, ellos veían que lo principal en la vida era el dinero, en otros momentos pensaban que lo principal en la vida era conseguir una posición honorable entre las personas, etc. Y ahora él se encuentra dentro de esas mismas situaciones de las cuales se burlaba, y siente que su vida es insípida a menos que establezca toda la esperanza y la paz en la vida al mismo nivel en que ellos lo hacen, ya que esto se llama: “el propósito de la vida”.

Y, ¿cuál es la verdad?  Que ahora el Creador se ha apiadado de él y ha iluminado el discernimiento de “el día” para él, y este día comienza con la negación. En otras palabras, cuando el día comienza a brillar en su corazón bajo la forma de oscuridad, a esto se le llama “el comienzo del amanecer” y entonces los Kelim empiezan a formarse en él, en los cuales la luz será capaz de brillar de una forma positiva. Esta es la luz del Creador, cuando él comienza a sentir el amor del Creador y comienza a saborear la Torá y las Mitzvot.

De esto podemos entender las palabras citadas del sagrado Zóhar, sobre que el día surge específicamente de ambos, como está escrito: “Por eso se escribe sobre ellos: “Un día”, indicando que el atardecer y la mañana son como un cuerpo, y ambos forman el “día”.  También, cuando Rabí Yehudá dijo que por eso los textos se refieren a cada día como nuevo –para indicar que es imposible que pudiera haber Luz sin que la oscuridad de la noche venga primero. Y también, que no podrá haber oscuridad de la noche que no traiga a la luz del día tras ella, por lo que nunca se separarán la una de la otra.

Como se mencionó anteriormente: 1) siguiendo la regla de que no existe la luz sin un Kli, y 2) también se requiere de la luz, a la cual se llama “día”,  para hacer un Kli.

Pero deberíamos entender por qué, si a uno se le ha concedido ya un poco del día en la forma negativa, y siente que su vida entera  sólo vale si es recompensado con Dvekut con el Creador, y comienza a atormentarse por estar alejado del Creador, así pues, ¿quién le provoca caer de su estado de ascenso? Es decir, que toda su vida debería estar sólo en la vida espiritual, y en esto radica toda su esperanza; y, de pronto cae en un estado de bajeza, al estado en que siempre se burlaba de las personas cuya esperanza en la vida era obtener el llenado de los animales lujuriosos. Pero ahora, él mismo se encuentra entre ellos, nutrido por los mismos alimentos de los que ellos se nutren.

Además, deberíamos preguntarnos cómo ha olvidado que alguna vez estuvo en un estado de ascenso. Ahora está en un estado de amnesia tal, que ni siquiera se le ocurre que podría tener en consideración a la gente entre la que ahora se encuentra; es decir, que sus únicas ambiciones están a tan bajo nivel, y que no se avergüenza de sí mismo por haberse atrevido a ingresar en tal ambiente, del que siempre había querido huir. En otras palabras, este aire que con gusto respiran, él siempre decía que era un aire que sofoca a la Kedushá (santidad), y ahora él está entre ellos, y siente que no hay faltas en ellos.

La respuesta es, como dicen las escrituras (Salmos 1): “Feliz es el hombre que no ha seguido el consejo del malvado”. Debemos entender qué es el consejo de los malvados. Se sabe que la pregunta del malvado que aparece en la Hagadá (narrativa de Pésaj) es: “¿Qué significa para ti este servicio?” Baal HaSulam explica que significa que cuando la persona comienza a trabajar con el objetivo de otorgar, la pregunta  del malvado llega y cuestiona: “¿Qué obtendrás al no trabajar para ti mismo?”

Y cuando la persona recibe tal pregunta, comienza a meditar si, tal vez, el malvado tiene razón. Y entonces cae en su red. De acuerdo a esto, deberíamos interpretar “Feliz es el hombre que no ha seguido el consejo del malvado”, que cuando el malvado llega a él y le aconseja que no vale la pena trabajar si no ve que le reporta algún beneficio y ganancia para sí mismo, él no le escucha. Al contrario, se refuerza a sí mismo en el trabajo y dice: “Ahora veo que voy por el camino de la verdad, y que ellos desean confundirme”. Resulta que cuando esta persona se sobrepone, es dichosa.

Después las escrituras dicen: “Tampoco permaneció en el camino de los pecadores”. Y hay que interpretar “camino de pecadores”. Él dice: “tampoco permaneció”. El pecado es, como explicamos en el ensayo anterior (Artículo 35, 1984-85), que el pecado es si la persona no cumple “No te deberás agregar”. En otras palabras, el verdadero camino es que tenemos que ir por encima de la razón, llamado “fe”. Y lo opuesto a esto es saber que el cuerpo entiende que no tiene otra opción, excepto creer por encima de la razón.

Por lo tanto, cuando él siente algún gusto por el trabajo y lo toma como apoyo, y dice que ahora no necesita la fe, porque ya dispone de algunas bases, inmediatamente cae de su grado. Y cuando uno es cuidadoso acerca de esto, y no se detiene ni durante un minuto, para mirar y ver si es posible cambiar sus bases, se considera que es dichoso porque no permaneció en el camino de los pecadores, para mirar su camino.

Y después, las escrituras dicen: “Ni se sentó en el asiento de los despreciables”, refiriéndose a aquellas personas que pasan sus días ociosamente, quienes no toman sus vidas de forma seria y consideran cada momento como precioso. Deberíamos saber qué es “el asiento de los despreciables”. Aquellos quienes aprecian cada momento y se sientan a pensar en los demás −si están bien, y en qué medida los demás deberían  corregir sus acciones, y no tener piedad por sí mismos, preocupándose de sus propias vidas−, esto les provoca todos los descensos. El RADAK interpreta “despreciables” como aquellos que tienen una mente astuta en cuanto a malvada, encontrando faltas en las personas y revelando secretos entre ellos. Esto  es para la gente perezosa y ociosa. Por eso dijo: “Ni se sentó en el asiento de los despreciables”, y esta es la razón de los descensos.

176. Quién da testimonio de una Persona

Artículo Nº 37, 1984-85

Está escrito en El Zóhar, Shoftim (Jueces) (y en el Comentario Sulam, p. 8, Artículo 11): “Es una Mitzvá (mandamiento/buena obra) testificar en el tribunal de manera que su amigo no pierda dinero porque él no está testificando. Por eso los autores de la Mishná dijeron: ‘¿Quién da testimonio de una persona? Los muros de su casa’.

¿Cuál es el significado de “Los muros de su casa”? Estos son los muros de su corazón, como está escrito: “Entonces Ezequías volvió su rostro hacia el muro”. Los autores de la Mishná afirmaron que esto nos enseña que Ezequías rezó desde los muros de su corazón. Más aún, su casa da testimonio de él. Su casa son sus 248 órganos, ya que el cuerpo es llamado “casa”.

“Esto es lo que los autores de la Mishná afirmaron: ‘Un malvado, sus iniquidades están grabadas en sus huesos. De la misma manera, un justo, sus méritos están grabados en sus huesos’. Esta es la razón por lo que David dijo: ‘Todos mis huesos deberán decir’. Pero, ¿por qué las iniquidades están grabadas en los huesos más que en la carne, los tendones y la piel? Esto es porque los huesos son blancos, y la escritura en negro es visible sólo dentro del blanco. Es como la Torá, que es blanca por dentro, es decir, el pergamino, y negro desde fuera, es decir, la tinta. Negro y blanco son oscuridad y luz. Y más aún, el cuerpo está destinado a incorporarse sobre sus huesos; así que los pecados y méritos están grabados en sus huesos. Si es recompensado, el cuerpo se incorporará sobre sus huesos. Si no es recompensado, no se incorporará y no tendrá la resurrección de los muertos”. Hasta aquí sus palabras.

Debemos entender por qué El Zóhar interpreta que una persona debe testificar ante un tribunal para que su amigo no pierda dinero. Esto es interpretado en el trabajo del Creador. Así, debemos entender cuál es la demanda que él está exigiendo, y a quién se lo está exigiendo. Y para que sea digno de crédito, una persona debe dar testimonio.

En el trabajo del Creador, una persona exige del Creador que le dé lo que quiere del Creador. Así, para demostrar que su argumento es verdadero, ¿no sabe el Creador si una persona está diciendo la verdad o no? Sin embargo, si un hombre testifica, entonces él sabe que su argumento es verdadero. Más aún, ¿cómo pueden confiar en uno si testifica para sí mismo? Y debemos entender, además, por qué el testimonio debe ser desde los muros de su corazón, ya que él aporta evidencia del significado de “muros de su casa” de Ezequías, en las palabras: “Entonces Ezequías giró su rostro hacia el muro”, que interpretamos que significaba “los muros de su corazón”.

Así, aquí, el testimonio de una persona también debería ser desde los muros de su corazón. Sin embargo, se sabe que el testimonio debe ser desde su boca, como nuestros sabios dijeron: “Desde sus bocas, no desde sus escritos”, y aquí dice que debe ser desde los muros de su corazón, y no desde la boca.

Deberíamos entender por qué dice: “Esto es lo que los autores de la Mishná afirmaron: ‘Un malvado, sus iniquidades son grabadas en sus huesos. Y de la misma manera, un justo, sus méritos están grabados en sus huesos”’. Pero, ¿están los pecados y los méritos, grabados en los huesos corporales? ¿Cómo un asunto espiritual, como los pecados y las Mitzvot, están grabados en los huesos? Y es aún más difícil entender su respuesta: “Esto es porque los huesos son blancos, y la escritura en negro es visible sólo dentro del blanco”.

Además, deberíamos entender por qué dice: “Y más aún, el cuerpo está destinado a incorporarse sobre sus huesos”. Por qué dice, en particular, “Sobre sus huesos”, es decir, que depende de sus huesos si es reanimado o no.

Para entender lo antes dicho sobre el trabajo, debemos recordar la conocida regla que dice: “no hay luz sin un Kli (vasija)”; es decir, que es imposible recibir  cualquier llenado si no hay un hueco y una deficiencia ahí, donde el llenado pueda entrar. Por ejemplo, una persona no puede comer una comida si no tiene hambre.

De ahí se deduce que, cuando uno no siente ninguna carencia, no hay esperanza de que se sienta placer, de que se tenga la habilidad de recibirlo, ya que no hay espacio para recibir ningún llenado.

Se deduce que cuando hablamos del orden del trabajo, cuando una persona comienza a entrar al interior del trabajo, es decir, cuando desea hacer el trabajo de santidad, con el fin de otorgar complacencia a su Hacedor, de acuerdo a la regla antes mencionada, debe tener una necesidad por ello −sentir que necesita otorgar al Creador. Y podemos decir que él tiene un Kli, en el grado de su necesidad de dar al Creador. Y el llenado para ese Kli, ocurre mientras él le da al Creador, es decir, cuando desea aportarle satisfacción, lo que significa que el cuerpo ya está de acuerdo con otorgar al Creador.

Y como el hombre nació con una naturaleza para la recepción y no para el otorgamiento, si uno desea dedicarse al otorgamiento, el cuerpo ciertamente se resistirá. Y si una persona desea ocuparse del otorgamiento, es decir, que tiene un deseo de obtener tal Kli, y un Kli significa un deseo y una carencia, entonces el cuerpo inmediatamente llega y pregunta: “¿Por qué quieres cambiar la naturaleza en la que fuiste creado? ¿Cuál es la carencia que sientes, que sientes que careces de esto? ¿Estás seguro al cien por cien de que entiendes que necesitas trabajar para otorgar? Mira como hace el trabajo por la santidad la mayoría; no son meticulosos con lo que hacen. En otras palabras, en su dedicación a la Torá y las Mitzvot, ellos observan, principalmente, que el acto sea adecuado, con todas sus precisiones y detalles; pero no la intención. Ellos dicen: ‘Ciertamente, hacemos lo que podemos’. No ponen ninguna atención en la intención, porque dicen que el trabajo Lishmá (en beneficio de Él) pertenece a unos cuantos elegidos, y no a todos”,

De ahí se deduce que el cuerpo, que llega y hace sus preguntas, probablemente está preguntando sobre un tema importante. Y como no se le está dando una respuesta suficiente, esto no le permite a la persona tener pensamientos de deseo de otorgar, ya que tiene razón, no hay luz sin un Kli. En otras palabras: “Si no sientes la necesidad de ocuparte del otorgamiento, ¿por qué estás armando jaleo?” Así que primero le dice: “Dame esta necesidad, la necesidad de otorgar, y después hablamos”. Pero, de acuerdo a lo dicho antes, la necesidad por el deseo debe estar presente; es decir, que debe atormentarse por no ser capaz de otorgar. Así pues, como no tiene ningún Kli, ciertamente no se le puede conceder la luz, es decir, el llenado.

Por lo tanto, una persona debe tratar de tener una gran deficiencia en cuanto a que es incapaz de otorgar al Creador. Y se sabe que una deficiencia viene determinada por la sensación de sufrimiento que siente a causa de esta deficiencia. De otra manera, aun cuando no tiene lo que está pidiendo, todavía no es considerada una deficiencia; porque una carencia real se mide por el dolor que siente al no tenerla. De otra manera, no son sino palabras huecas.

Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron (Taanit, 2a): “’Amar al Señor tu Dios y servirlo con todo tu corazón’. ¿Cuál es el trabajo del corazón? Es una plegaria. Debemos entender por qué extendieron la plegaria más allá de su significado literal. Normalmente, cuando uno quiere que otra persona le dé algo, se lo pide verbalmente, como está escrito: ‘Porque Tú escuchas la plegaria de cada boca’. Entonces, ¿por qué dijeron que a una plegaria se le llama ‘el trabajo del corazón’?”

Dijimos antes que una plegaria es denominada “una deficiencia”, y él quiere que su deficiencia sea llenada. Y, aun así, ninguna deficiencia es sentida en la boca de una persona; por el contrario, todas las sensaciones del hombre son sentidas en el corazón. Por eso, si una persona no siente una carencia en su corazón, lo que expresa en su boca no cuenta para nada, de manera que podríamos decir que, verdaderamente, necesita lo que está pidiendo con su boca. Esto es así, porque el llenado que está pidiendo debe entrar a un lugar de deficiencia, el cual es el corazón. Por ello, nuestros sabios dijeron que una plegaria debe ser desde el fondo del corazón; es decir, que el corazón por entero sentirá la carencia de lo que está pidiendo.

Se sabe que la luz y el Kli se llaman “deficiencia” y “llenado” (o “satisfacción”). Adscribimos la luz, que es el llenado, al Creador; y el Kli, que es la carencia, es adscrito a las criaturas. Así, una persona debe preparar el Kli de manera que el Creador vierta la abundancia ahí, o no habrá espacio ahí para la abundancia. Por esta razón, cuando una persona pide al Creador que lo ayude, para poder dirigir sus acciones hacia el otorgamiento, el cuerpo viene y le pregunta: “¿Por qué estás rezando esta plegaria? ¿Qué te pierdes sin ello?”

Por esta razón, debemos estudiar e investigar los libros que hablan sobre la necesidad del trabajo de otorgamiento, hasta que una persona entiende y siente que si no tiene este Kli, no será capaz de acceder en la Kedushá. No debe mirar a la mayoría, que dice que lo más importante es el acto y que aquí es hacia donde debe ir toda la energía, hacia que los actos de las Mitzvot y el establecimiento de la Torá que realizamos, es suficiente para nosotros.

En cambio, él debe llevar a cabo cada acto de la Torá y las Mitzvot para conducirlo hacia el objetivo de otorgar. Más adelante, cuando tiene una comprensión completa de cuánto necesita comprometerse con el propósito de otorgar, y siente dolor y sufrimiento al no tener esta fuerza, entonces se considera que ya tiene algo por lo que orar, por trabajar en el corazón, ya que el corazón siente lo que necesita.

De tal plegaria llega la respuesta a la plegaria. Significa que se le da esta fuerza desde arriba, de manera que sea capaz de aspirar hacia el propósito de otorgar, porque entonces él ya tiene la luz y el Kli. Sin embargo, ¿qué podemos hacer si después de todos los esfuerzos que ha hecho, aún no siente una carencia por no ser capaz de otorgar, en forma de dolor y sufrimiento? La solución es pedirle al Creador que le dé el Kli llamado “Una carencia por no sentir”, que él es un inconsciente, y que no siente ningún dolor por no ser capaz de otorgar.

De esto se deduce que, si puede lamentarse y sentir dolor por no tener la deficiencia, es decir, por no sentir cuán remoto está de la Kedushá (santidad), que él es completamente mundano y que no entiende que la vida que está viviendo −al querer satisfacer sus necesidades corporales− no es más importante que la de cualquier otro animal que ve, y que si prestara atención en ver cuán similar es a ellos en todas sus aspiraciones, vería que la única diferencia sería la astucia humana y su habilidad de explotar a otros, mientras que los animales no son lo suficientemente listos para explotar a otros.

Algunas veces, aun cuando ve que está estudiando la Torá y observando las Mitzvot, no puede recordar −mientras observa las Mitzvot o mientras estudia la Torá– que debe obtener conexión con el Creador al ocuparse de la Torá y Mitzvot. Es como si fueran cosas separadas de él −la Torá y las Mitzvot son una cosa y el Creador es otra.

Y si se lamenta por no tener ninguna sensación de deficiencia, de que es como los animales, a esto también se le llama “trabajo en el corazón”. Se llama “una plegaria”. Significa que gracias a esta deficiencia, ya dispone de un lugar en el cual recibir el llenado del Creador, de darle la sensación de deficiencia, que es el Kli que el Creador llena con un llenado.

Ahora podemos entender lo que preguntamos acerca de por qué una plegaria está en el corazón y no en la boca. Es porque una plegaria se llama “una deficiencia”, y no puede decirse que él tenga una deficiencia en la boca. Más bien, la deficiencia es una sensación en el corazón.

Ahora deberíamos explicar por qué preguntamos sobre él, diciendo que los méritos y los pecados se graban en los huesos y si él puede o no revivir a partir de los huesos. El Zóhar compara los huesos, que son blancos, a la Torá, que es negro sobre blanco, donde el negro es la oscuridad y el blanco es la luz.

Debemos explicar el significado de que los huesos sean blancos. Por eso los méritos y los pecados se escriben sobre ellos ya que, en lo que respecta al trabajo del Creador, debe interpretarse que una persona que se ocupa en la Torá y las Mitzvot es llamada “un hueso”. La parte principal de la Torá y las Mitzvot es considerada blanco, ya que algo en lo que no hay deficiencias es llamado “blanco”. Y como no hay nada que añadir a las acciones que esa persona hace, porque está dicho sobre esto: “No añadirás ni sustraerás”, así, su ocupación en la Torá es denominada “huesos”. Son blancos porque los méritos y los pecados de una persona están grabados en ellos.

Sin embargo, si una persona crítica sus propias acciones, la razón por la cual está construyendo sus cimientos −es decir, la razón que lo impulsa a embarcarse en la Torá y las Mitzvot, su objetivo al hacer sus obras, y él trata de ver si está haciendo esas obras verdaderamente para el Creador, para otorgar contento a su Hacedor−, entonces puede ver la verdad: que está dentro de la naturaleza en la que nació, llamada “recibir para recibir”, y no quiere dedicarse a la Torá y a las Mitzvot sin ninguna recompensa.

Y la verdadera razón por la que uno no puede salir de su naturaleza, es que no ve la necesidad para ello, así que tendría que cambiar la naturaleza que fue grabada en él, que se llama “amor propio”, y asumir el amor de los demás para lograr el amor del Creador. Esto es así porque una persona siente que es deficiente del amor que lo circunda; es decir, que su familia lo amará, y las personas de su pueblo, etc. Pero, ¿qué ganará por amar al Creador? Además, ¿qué ganaría si amara a sus amigos? Después de todo, siempre está considerando la ganancia en relación al amor propio. Así que, ¿cómo puede salir de este amor?

Y si se pregunta a sí mismo por qué está observando la Torá y las Mitzvot en las acciones y, lo que es más, es meticuloso acerca de todas sus precisiones y detalles, entonces se responde que recibió fe a través de la educación. En la educación, comienzas a guiar a una persona para ocuparse de la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá (no en beneficio de Él), como dice Maimónides (al final de Hiljot Teshuvá [leyes del arrepentimiento]). De ahí se deduce que ha asumido el creer en el Creador, que servirá en el trabajo sagrado y que, a cambio, recibirá recompensa en este mundo y en el siguiente.

Por eso se le dice a una persona que el trabajo real es creer en el Creador, quien nos dio la Torá y las Mitzvot para observarlas y, mediante eso, lograremos la equivalencia de forma, llamada “Dvekut (adhesión) con el Creador”. Significa que uno debe salir del amor propio y tomar la responsabilidad del amor de los demás. Y en el grado en el que sale del amor propio, en ese mismo grado puede ser recompensado con la fe completa. De otra manera, está separado, como dice en el Comentario Sulam (Introducción al Libro del Zóhar, p. 138): “Es una ley que la criatura no puede recibir daño manifiesto de Él, porque es un defecto en Su gloria que la criatura deba percibirle a Él como haciéndole daño, ya que no corresponde con el Operador perfecto. Así, cuando uno se siente mal, en el grado en el que haya negación de Su guía sobre él y el Operador esté oculto a él, este es el castigo más grande en el mundo”.

Si una persona hace introspección, reconoce la verdad de que la Torá y las Mitzvot deben ser por el Creador. Él siente cuán remoto está de la verdad, y el escrutinio le conduce al dolor y al sufrimiento, marchando constantemente en el camino equivocado de ser llamado “sirviente del Creador”. Más bien, todo su trabajo es por su propio beneficio, lo que se llama “trabajar para sí mismo”, que es el modo de los animales, pero es inapropiado para el hablante.

De esto se deduce que, a través de esos sufrimientos, él recibe un Kli, es decir, una deficiencia. Y como ve que es incapaz de salir del amor propio por sí mismo, porque no tiene la fuerza para ir en contra de la naturaleza, la solución es pedir al Creador que lo ayude, como dijeron nuestros sabios: “Aquel que viene a ser purificado, es asistido”. De ello resulta que, entonces, tiene espacio para llenar la deficiencia, ya que no hay luz sin un Kli.

Esto saca a colación la pregunta que hicimos anteriormente: ¿Qué puede hacer uno si, aunque entiende que vale la pena trabajar para otorgar, aún no siente el dolor y el sufrimiento de no ser capaz de aspirar hacia el propósito de otorgar? En ese caso, debe saber que esto no significa que él no tenga fe completa en el Creador, sino sólo que no puede aspirar al propósito de otorgar. Debe saber que carece de fe completa ya que, cuando tiene fe total en el Creador, hay una ley en la naturaleza que dice que el pequeño se anula ante el grande. Así, si verdaderamente tuviera fe total en la grandeza del Creador, sería anulado ante el Creador de forma natural y desearía servirle a Él sin ninguna recompensa.

Por lo tanto, resulta que no hay deficiencia aquí, porque él no puede imponerse sobre la naturaleza. Es más, ahí hay una falta de fe total, aunque tenga fe. La evidencia de ello es que está observando la Torá y las Mitzvot. Sin embargo, no es fe total como debe ser en la fe completa.

En otras palabras, la plenitud total es que ellos creen en Su grandeza, y si uno desea saber si tiene fe total, puede ver cuánto está dispuesto a trabajar para otorgar, en qué grado se anula el cuerpo ante el Creador. En otras palabras, la incapacidad de una persona para trabajar para otorgar es la deficiencia, pero hay una deficiencia más grande aquí: que carece de la fe completa, y esta es la principal.

Pero, ¿qué puede hacer uno si incluso cuando ve que carece de fe completa, esa deficiencia aún no le produce dolor y sufrimiento por ser deficiente? La razón verdadera es que él está mirando a la mayoría, y ve que son personas importantes, de influencia y estatus, y no es evidente que carezcan de fe completa. Cuando hablamos con ellos, dicen que esto es sólo para unos cuantos elegidos, lo que es su bien conocido punto de vista. Esta es la gran división que llega a ser una barrera para una persona, deteniendo su progreso sobre el camino correcto.

Esta es la razón por la que necesitamos un entorno, es decir, un grupo de personas en el que todas tengan la opinión de que deben lograr la fe completa. Esto es lo único que puede salvar a una persona de los puntos de vista del colectivo. En ese momento, todos refuerzan a todos los demás para ansiar el lograr fe completa, y que él pueda otorgar satisfacción al Creador, y que esta sea su única aspiración.

Sin embargo, esto no concluye la solución para lograr una deficiencia de la fe completa. En cambio, uno debe esforzarse en acciones más de lo que él está acostumbrado, tanto en cantidad como en calidad. Y el cuerpo, ciertamente, se resistirá y preguntará: “¿Cómo es que hoy es diferente de otros días?” Y él responderá: “Estoy imaginándome como un sirviente del Creador, cómo serviría al Creador si tuviera fe completa. Por eso, quiero servirle a Él al mismo ritmo que si ya hubiera sido recompensado con la fe completa”. Esto crea en él una deficiencia y dolor por no tener fe completa, ya que la resistencia del cuerpo le provoca tener una necesidad de fe completa. Pero, ciertamente, esto se dice de manera específica cuando él va contra el cuerpo, en coacción, cuando trabaja con el cuerpo no de acuerdo a su voluntad.

Se deduce que esas dos acciones, tanto él, trabajando más de lo que está acostumbrado, como la resistencia del cuerpo, le provocan la necesidad de fe completa. Sólo entonces se forma un Kli en él, de manera que, después, la luz se vista en este, ya que ahora tiene lugar en su corazón para la plegaria, es decir, un lugar de deficiencia. Y entonces el Creador, que escucha una plegaria, le da la luz de la fe, por la cual puede servir al Rey no para ser recompensado.

Ahora podemos entender lo que preguntamos acerca del significado de los méritos y pecados que son grabados en huesos corporales. Huesos se refiere al corazón del asunto (“hueso del asunto” es una expresión en hebreo), refiriéndose a la Torá y las Mitzvot que está observando. Se considera que se nos entregó para observarlo en la acción, y no hay nada que añadir a eso, como está escrito: “No debes añadir ni sustraer”.

Y sobre esas acciones, los pecados y méritos son grabados; es decir, que si él desea andar en el camino de la verdad, y critica sus propias acciones –si son con la intención de otorgar o no–, y es un hombre que ama la verdad y no está interesado en lo que hacen los otros, sino que quiere saber si está ocupado en la Torá y las Mitzvot Lishmá (en beneficio de Él), o es todo para sí mismo; entonces, ve que está inmerso en el amor propio, y que no puede salir de ahí por sí mismo.

Entonces, llora porque el Creador le ayude a salir del amor propio y ser recompensado con el amor de los otros y el amor del Creador, y “El Señor está cerca de todos los que Lo llaman, de todos los que Lo llaman con sinceridad”. Por eso es recompensado con Dvekut (adhesión) con el Creador.

Resulta, entonces, que los méritos están grabados en sus huesos, es decir, que la Torá y las Mitzvot que son observadas se llaman: “blanco”; ya que, en términos de acciones, todo es blanco, es decir, positivo y no hay nada que añadir a ellos. Pero, más adelante, él investigó y vio que el objetivo no estaba en orden, y vio que hay oscuridad en ellos porque está separado y no tiene Dvekut, llamada “equivalencia de forma”; es decir, que hará todo con el objetivo de otorgar, y en cambio, está gobernado por el amor propio.

Así pues, él tiene oscuridad colocada sobre el blanco, que son los huesos blancos, como está escrito en las palabras de El Zóhar. Significa, que ve que existe oscuridad en la Torá y las Mitzvot que llevó a cabo, que está separado de la luz −ya que la luz quiere otorgar mientras que él hace todo con el propósito de recibir−, que no puede hacer nada, excepto lo que le concierne al amor propio.

De esto se deduce que sus huesos, es decir, la Torá y las Mitzvot prácticas, son blanco; que significa que no hay deficiencias en el acto, que no requiere adiciones. Pero, a través de la crítica que él aplica en este blanco, él ve que ahí hay oscuridad. Y si pone atención en arreglarlo, porque le causa dolor y sufrimiento que él este en la oscuridad, reza al Creador para que lo ayude, para que lo libere del amor propio, y mediante eso, más tarde, sea recompensado con adherirse al Creador.

A esto se le llama: “Un justo, sus méritos están grabados en sus huesos”; es decir, que su crítica de sus huesos blancos le causó ser recompensado con la resurrección de los muertos, ya que “los malvados, en sus vidas son llamados ‘muertos’”, ya que están separados de la Vida de Vidas. Así, cuando son recompensados con aferrarse al Creador, se considera que han sido recompensados con la resurrección de los muertos.

Pero: “Un malvado, sus iniquidades son grabadas en sus huesos”, ya que un malvado es uno que aún está inmerso en el amor propio, y a un justo se le llama “bueno”, y “bueno” se denomina “otorgamiento”, como está escrito: “Mi corazón se desborda con algo bueno; digo: ‘Mi trabajo es por el Rey’”. En otras palabras, ¿qué es algo bueno? Es como cuando uno dice: “Mi trabajo es por el Rey”, es decir, que todas sus acciones son para el Creador y no para su propio bien.

Por eso: “Aquel que tiene un buen ojo será bendecido”. Por esta razón, esas personas que tienen la Torá y las Mitzvot prácticas, lo que es considerado el núcleo, que la Torá y las Mitzvot fueron entregadas por el Creador para observarlas, a esto se le llama “blancos”, ya que las acciones no tienen deficiencias, como está escrito: “No debes agregar ni sustraer”. Por eso sus huesos son blancos.

Y “Sus iniquidades están grabadas en sus huesos”, que son blancos, porque él no crítica sus acciones, si son o no para otorgar. En cambio, confió en la mayoría y en cómo observan la Torá y las Mitzvot. Y ellos dicen que trabajar para el Creador es trabajo que corresponde a unos pocos elegidos, y que no todos deben emprender este camino de estar preocupados de que su trabajo sea con el fin de otorgar.

EA esto se le llama “El punto de vista de los dueños”. Pero “El punto de vista de la Torá” es diferente. Se sabe que “El punto de vista de los dueños es opuesto al punto de vista de la Torá”, ya que el punto de vista de los dueños es que cuando alguien se ocupa de la Torá y las Mitzvot, sus posesiones crecen y se expanden, porque se convierte en el dueño de una casa más grande. En otras palabras, todo lo que hace va hacia el amor propio.

Pero la visión de la Torá es como nuestros sabios dijeron acerca del verso: “cuando un hombre muere en una tienda”. Ellos dijeron: “La Torá existe sólo en alguien que está dispuesto a morir por ella”. Significa que se expone a sí mismo a la muerte; es decir, que es el amor propio lo que expone a la muerte. Así, él no tiene posesiones porque no hay dueño con el que relacionar dichas posesiones, ya que su único objetivo es otorgar, no recibir. Así pues, él anula a su yo.

De esto se deduce que: “Un malvado, sus iniquidades son grabadas en sus huesos”, lo que significa que no caminó por el sendero de la Torá, ya que la Torá se llama “negro sobre blanco”, como dice El Zóhar, que por eso sus méritos son grabados en sus huesos. “Porque los huesos son blancos, y una escritura en negro es visible sólo desde dentro del blanco”. Como en la Torá; es decir, si hay blanco −si observa la Torá y las Mitzvot, puede decirse que él es como la Torá, que tiene negro sobre blanco. Entonces, está tratando de lograr Dvekut o permanece con los huesos blancos y no escribe nada sobre ellos.

Por eso se llama “malvado”, porque sus iniquidades están grabadas en sus huesos. Pero aquellos que no tienen blanco en ellos, que no tienen la Torá y las Mitzvot prácticas, no pertenecen al discernimiento de “malvados”. Más bien, pertenecen al discernimiento de animales, es decir, son sólo bestias.

225. La importancia de una plegaria de muchos

Artículo Nº 7, 1985-86

Está escrito en El Zóhar, Vaishlaj (Y Jacob envió, p. 13, Artículo 45 en el Comentario Sulam): “Ven y ve. Rabí Shimon dijo: “Una plegaria de muchos se eleva ante el Creador y el Creador se corona a Sí Mismo con aquel rezo porque este se eleva de varias formas: Una pide Jasadim (gracia), otra pide Gevurot (fuerza), y otra solicita Rajamim (misericordia). Esto consta de varios lados −el lado derecho, el lado izquierdo, y el de en medio. Y como consta de varios lados y formas, esto se convierte en una corona y es colocada sobre la cabeza del Justo, quien vive por siempre, esto es, Yesod, quien imparte toda la salvación a la Nukva y, de ella, a todo el público. Y ven y ve, Jacob consistió de las tres líneas; por eso el Creador quiso su plegaria, pues esta fue en integridad total de las tres líneas, como una plegaria de muchos. Por eso está escrito: ‘Entonces Jacob sintió mucho miedo y aflicción’, pues el Creador lo hizo de esta forma para él, para que rezara, porque Él anhelaba su plegaria”.

Vemos en las palabras del sagrado Zóhar que interpreta una plegaria de muchos como una sola persona, diciendo que Jacob constaba de las tres líneas. Pero en todos los lugares en los que se escribe sobre una plegaria de muchos significa, literalmente, que muchos rezan, como nuestros sabios dijeron (Berajot, p. 8a): “Rabí Yojanan dijo en el nombre de Rabí Shimon Bar-Yojai: ‘¿Por qué está escrito: ‘Y yo, mi rezo, es un tiempo de buena voluntad para Ti, Oh Señor’’? ¿Cuándo es un tiempo de buena voluntad? Cuando muchos rezan”.

Significa, literalmente, que hay muchos rezando juntos. También, debemos entender que el sagrado Zóhar dice que: “Una corona está colocada sobre la cabeza del Justo, quien vive para siempre”. ¿Qué significa que se convierte en una corona sobre la cabeza? Una corona significa la corona del rey, como la corona del reino. Y, ¿qué significa que la corona sobre su cabeza está hecha del rezo? ¿Qué nos hace entender la importancia y grandeza de un rezo? Como él desea revelarnos la importancia del rezo, nos dice: “Has de saber que la corona para el rey está hecha del rezo”.

Dice que este se llama Yesod y que imparte toda la salvación a Nukva, y desde ella a todo el público. Debemos entender por qué la corona está hecha específicamente sobre Yesod, pues es sabido que nosotros rezamos a Ein Sof, entonces, ¿qué significa que una plegaria de muchos se convierte en una corona específicamente sobre Yesod? Y también, ¿por qué dice que Yesod imparte a la Nukva, y desde la Nukva al público?

Baal HaSulam explicó el asunto de una plegaria de muchos como una persona rezando para la multitud; esto se llama “una plegaria de muchos”. Por eso un rezo de muchos se llama “un tiempo de buena voluntad”. Cuando una persona reza para sí misma, tiene acusadores: si su rezo es verdaderamente digno de aceptación o no. Pero cuando reza para el público, se vuelve irrelevante investigarse y discernir si es digno de que su rezo sea contestado, ya que no pide nada para sí mismo, sino sólo para el público.

Por eso se dijo que una plegaria de muchos se llama “un tiempo de buena voluntad” y su plegaria es contestada. Y de acuerdo a lo que está explicado en varios lugares en el Comentario Sulam, una plegaria de muchos se refiere a Maljut, que es llamada “la congregación de Israel” o “la Divinidad Sagrada”. Ella es denominada “muchos, multitud” porque contiene todas las almas. Y como la Divinidad está en el exilio, pedimos sobre el exilio de la Divinidad, el cual es llamado algunas veces “Divinidad en el polvo”, ya que todos esos nombres nos  indican el contenido del propósito de la creación, que era hacer el bien a Sus creaciones.

Es sabido que para que Él revele la perfección de Sus obras, hubo la primera restricción. Significa que en un lugar donde existe sólo un Kli llamado “recibir con el fin de recibir”, la recompensa superior estará oculta de ese lugar. La abundancia llega sólo a un lugar donde es posible aspirar a con el fin de otorgar. Y como por naturaleza el hombre nació sólo para recibir, en ese lugar que él ve, su receptor –llamado “amor propio”− no puede recibir. Por el contrario, él debe hacerlo todo por la Divinidad, esto es, por Maljut, pues sólo por eso Su gloria aparecerá en Maljut. Esto es así porque sólo cuando el Creador puede aparecer a los inferiores, Su gloria es visible. Fue escrito que el lugar en donde Shojen (morador) aparece, se llama Shejiná (“morando” pero también “Divinidad”).

A esto se le llama “Que Su gran nombre sea magnificado y santificado”, pues el nombre del Creador, quien es llamado: “El Bien que hace el bien”, aparece en el mundo. Esto es así porque todos obtienen el propósito de la creación llamado: “Hacer el bien a Sus creaciones”, ya que ahora hay un Kli que está listo para recibir, siendo la intención la de otorgar, llamada Dvekut (adhesión) con el Creador.

Resulta que, ya que por su naturaleza, las criaturas están únicamente para recibir con el fin de recibir, y no pueden trabajar con el fin de otorgar sin superar su propia naturaleza, provocan que Maljut permanezca en el polvo, es decir, que ellas no pueden ver su mérito. Significa que no pueden ver lo que ella puede recibir del Creador porque todo está escondido debido a la restricción.

Sin embargo, necesitamos alguna introspección. Esto es, debemos creer lo que nuestros sabios nos dicen, que todos los placeres en el goce corporal no son más que una pequeña llama comparada con los placeres que existen en la espiritualidad. Como está escrito en el Comentario Sulam (Introducción al Libro del Zóhar, p. 173): “Este es el significado del rompimiento de las vasijas que precedió la creación del mundo. A través del rompimiento de las vasijas de Kedushá (santidad) y su caída en los mundos separados de BYA, cayeron chispas sagradas junto con ellas a las Klipot (cáscaras), de las que llegaron los placeres y el amor de todo tipo al dominio de las Klipot, que los pasan para la recepción y el deleite del hombre”.

Por consiguiente, resulta que la mayoría de los placeres está en la Kedushá, mientras que nosotros vemos lo contrario, que en la corporalidad todo el mundo ve cosas que pueden ser disfrutadas. Pero en el duro trabajo de la Torá y las Mitzvot (mandamientos), es imposible decir a una persona que se comprometa en la Torá y las Mitzvot sin prometerle una recompensa por su trabajo, porque mientras se compromete a cumplir las Mitzvot, las encuentra completamente insulsas. Pero, cuando se le promete una recompensa, y cree en ella, puede trabajar en la Torá y las Mitzvot porque será recompensado.

Esto no es así cuando se ocupa de asuntos corporales tales como comer, beber, dinero, honor, etc. La persona no pregunta: “¿Por qué debo lidiar con estos asuntos mundanos?” ya que donde uno siente placer, no pregunta sobre el propósito de recibir el placer. Todo lo que puede pensar sobre esto mientras recibe el placer es cómo aumentar el placer en cantidad y calidad. Dios no permita que uno llegue a contemplar el asunto de la recepción de placer, es decir: ¿Por qué necesito recibir placer?

Algunas veces, una persona recibe placer de algo por lo que no pagó nada. A pesar de que esto le proporciona mucho placer, la pregunta aún está presente en él: “¿Cuál es el propósito de ese placer?” Por ejemplo, un placer que no cuesta dinero es el placer del descanso. No existe necesidad de comprar este placer, pues uno recibe este placer gratuitamente. Con todo, muchas veces una persona se pregunta a sí misma: “¿Qué ganaré disfrutando el descanso?”

Pero cuando una persona experimenta verdadero deleite y placer, ni siquiera se le ocurre el propósito de este deleite. Y si resulta que sí debe contemplar el propósito de este placer que ahora goza, esto es un signo de que el placer que él está sintiendo no es un placer real, pues aún hay un espacio en su mente para reflexionar sobre el propósito. Esto es una señal de que existe una deficiencia en aquel placer, y donde existe deficiencia, puede contemplar un propósito diferente del que está sintiendo ahora.

De todo lo dicho arriba, resulta que la mayor parte del buen gusto y del placer de la vida se encuentran en la Torá y las Mitzvot, pues es ahí donde la luz superior está depositada. Sobre esto, está escrito en el Comentario Sulam (Introducción al Libro del Zóhar, p. 242, Visiones de la escalera, Artículo 1): “Cuando uno es recompensado con escuchar a la voz de Su palabra, las 613 Mitzvot se vuelven Pekudin, de la palabra Pikadon (depósito). Esto es así porque existen 613 Mitzvot, y en cada Mitzvá, una luz de un grado único es depositada, y corresponde a un órgano único en los 613 órganos y tendones del alma y el cuerpo. Resulta que mientras se realiza la Mitzvá, uno extiende al órgano correspondiente en su alma y cuerpo el grado de luz que le pertenece a ese órgano y tendón. Esto es considerado el Panim (Cara/Anterior) de las Mitzvot.

Resulta que por observar la Torá y las Mitzvot, se revela el propósito de la creación –hacer el bien a Sus criaturas−. Sin embargo, él dice ahí, en el Comentario Sulam, que esto viene específicamente después de que uno es recompensado con observar la Torá y las Mitzvot en la forma de “Escuchar la voz de Su palabra”. Pero cuando él observa la Torá y las Mitzvot en la forma de “Eso cumple con Su palabra”, antes de que ellos sean recompensados con escuchar, las Mitzvot son llamadas Eitin (consejo), y se consideran como Ajor (espalda/posterior). Significa que la Luz superior que pertenece a esa Mitzvá aún no está brillando en ellos, pero se consideran como consejos por los cuales llega la Luz de Panim, la cual pertenece a la Mitzvá.

Y todo el trabajo y la fortaleza que uno necesita para sobreponerse a sus deseos y pensamientos,  los cuales son un obstáculo para ir sobre el camino de la verdad, se aplican sólo cuando él está en Ajoraím (espalda), en la forma de “Que cumple con Su palabra”. Esto es así porque en ese estado, él aún no siente la luz superior que está investida en la Torá y las Mitzvot y, por lo tanto, hace todo porque cree que es un gran privilegio ser recompensado con su esfuerzo en la Torá y las Mitzvot aun cuando él no siente su importancia, pero hace todo con fe por encima de la razón, pues este es el propósito del hombre –alcanzar Dvekut con el Creador– y lo hace todo por alcanzarlo. Como resultado, lo observa todo y hace grandes esfuerzos siempre que puede y su intención es, exclusivamente, alcanzar la perfección

Y ve que, después de todos sus esfuerzos y sobreponiéndose cuando desea superar los obstáculos que se oponen a él, él aún permanece afuera, pues Dvekut significa equivalencia de forma, y él aún no se movió ni un centímetro desde el amor propio, lo cual es un acto opuesto al Dvekut con el Creador. En ese estado, va a rezar al Creador para que lo ilumine y así pueda elevar la Divinidad desde el polvo. Significa que el reino de los cielos –tal como aparece la Divinidad ante un hombre cuando desea trabajar sólo por ella, para revelar la gloria del cielo en el mundo– sabe como el polvo, en ese estado. Y ve que todos son como él, irreverentes hacia la gloria del cielo, pues no pueden apreciar su importancia. Esto se llama “un rezo de muchos”, es decir, que él reza para la colectividad.

Deben hacerse dos discernimientos: 1) Maljut es llamada “muchos, multitud” porque contiene todas las almas. 2) Un rezo de muchos, cuando él reza para la colectividad, es decir, que la colectividad será recompensada con la importancia de la Torá y Mitzvot, y que serán recompensados con 613 depósitos que la Luz superior ilumina en todas y cada una de las Mitzvá.

Resulta que al final del día, los dos discernimientos de “muchos” se hacen uno. Significa que él reza para que la generalidad sea recompensada, para que la grandeza e importancia de Maljut, quien es llamada “muchos, multitud”, se haga patente, lo que ocurre cuando todos son recompensados con vasijas de otorgamiento. En ese momento, las 613 Mitzvot serán reveladas, como en “Escucha a la voz de Su palabra”, en el momento en el cual las 613 Mitzvot son llamadas 613 depósitos.

Lo mencionado arriba significa que un rezo de muchos no es rechazado, cuando uno reza por la colectividad. La colectividad se llama “la totalidad de Israel”, y la colectividad es llamada “la Sagrada Divinidad”. Y, como la colectividad comprende varios discernimientos, el sagrado Zóhar dice que la razón por la que el rezo de la colectividad es aceptado, es porque hay perfección en él. Está escrito: “Y el Creador se corona a Sí mismo con el rezo, porque este se eleva de varias maneras, pues uno pide Jasadim, otro Gevurot, y otro Rajamim”.

Deberíamos entender por qué un rezo debe consistir de todos ellos. La regla es que todos los discernimientos que discernimos en la espiritualidad son revelaciones que deberían ser reveladas con el propósito de corregir a los inferiores. Resulta que el asunto de las tres líneas que mencionamos –que perfección significa que las tres líneas son reveladas ahí  –significa que el Creador desea dar abundancia a los inferiores para que puedan usarla y allí no habrá ningún daño. Esto es diferente de cómo estaba en el mundo de Nekudim, donde ocurría el rompimiento de las vasijas porque allí no había corrección de las líneas, como dijo el santo ARÍ.

En otras palabras, cuando el superior da algo de abundancia al inferior, él desea que la abundancia que el inferior recibe beneficie al inferior. Pero, si el Kli donde la abundancia debe ir está imperfecto, toda la recompensa irá hacia los externos. Esta es la cuestión con el rompimiento de las vasijas –que la recompensa se fue al exterior de la Kedushá (santidad). Por esta razón, la recompensa no se vierte a los inferiores, y esto se considera que el rezo no es aceptado.

Y aquí viene el asunto de la corrección de las tres líneas que existen en la colectividad. Significa que la multitud, que es Maljut, consiste de la colectividad. En otras palabras, existe una corrección llamada “las tres líneas” por las cuales la abundancia permanece en Kedushá y no va a los externos. Así, tal rezo puede ser aceptado, es decir, que ella (Maljut) puede recibir abundancia.

El sagrado Zóhar interpreta acerca de esto: “Porque Jacob consistió de tres líneas”, pues Jacob es llamado “la línea de en medio”, la cual incluye la derecha y la izquierda. Por eso el Creador quería su rezo, pues este está en total perfección, comprendiendo las tres líneas, como el rezo de muchos. En otras palabras, por parte del Creador no existe demora en impartir la abundancia abajo, pues Su deseo es beneficiar a Sus criaturas. Sin embargo, es como si Él esperase que las vasijas de recepción de los inferiores sean aptas para la recepción.

Así, cuando hay un Kli apropiado en la parte del inferior –es decir, que la plegaria es el Kli que es adecuado para la recepción– debe ser con la condición de que la abundancia no se perderá, esto es, que la abundancia no podrá ir a los externos, a las Klipot. Por eso hay una corrección en el Kli de Maljut por lo que ella debe transferir la recompensa a los inferiores, y esta corrección se llama “corrección de las líneas”.

Ahora explicaremos el resto de las palabras del sagrado Zóhar, sobre las que preguntamos qué decían. Está escrito: “Y porque esto consta de varios lados y formas, esto se convierte una corona y es colocada sobre la cabeza del Justo, quien vive por siempre, es decir, Yesod, quien imparte toda salvación a la Nukva y, de ella, a todo el público”.

Nosotros preguntamos: “¿Acaso nosotros no rezamos a Ein Sof? Así pues, ¿qué significa que el rezo de muchos se convierte en una corona específicamente sobre Yesod? La cuestión es que el orden de la impartición de la recompensa que viene a Maljut se llama Yesod. Significa que las nueve primeras Sefirot dan su esencia a Yesod, y esta es llamada “todos”.

Resulta que siempre hablamos desde la perspectiva del otorgante y del receptor de la recompensa, quien es llamada Maljut. Así pues, como Quien emana desea otorgar y espera a los inferiores para darles los Kelim apropiados para la recepción de la abundancia, cuando las plegarias se elevan, esto es, cuando las plegarias son dispuestas de tal forma que son aptas para ser aceptadas, se llaman “un Kli para la recepción de la abundancia”. Se deduce que el Kli se elevó al otorgante, y como el otorgante general es Yesod, se considera que la plegaria se elevó a Yesod.

Por consiguiente, esto sigue la regla: “El acto de otorgar despierta al acto arriba”. Significa que, a través del despertar de los inferiores, quienes desean ir más cerca del Creador y ser recompensados con Dvekut con el Creador, solicitan la ayuda del Creador. Esto es como nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a purificarse recibe ayuda”, (Zóhar, Noé, p. 23, y en el Comentario Sulam, Artículo 63). Si una persona viene para purificarse, se le ayuda con una santa alma y es purificado, santificado, y es llamado “santo”.

Por tanto, vemos que cuando un hombre desea mejorar sus acciones, provoca un Zivug arriba, por el que la abundancia es vertida hacia abajo. Esto se llama elevando el MAN, es decir, causando una deficiencia arriba. Pero debemos entender cómo podemos decir que el inferior causa una deficiencia arriba. Y también deberíamos conocer el significado de “deficiencia”. Se sabe que un Kli es llamado “una deficiencia”, es decir, que si existe una deficiencia, existe un lugar en el que colocar el llenado y llenar la deficiencia.

No existen retrasos en otorgar por parte de Quien Emana, pues Su deseo es hacer el bien. La razón por la que vemos que existe ocultación de la Luz es porque el inferior no tiene los Kelim para recibir la abundancia. Así, cuando el inferior despierta para purificarse él mismo pero carece de fuerza, pide al Creador que le ayude. Entonces, esta deficiencia se eleva, así que ahora el superior tiene un Kli para darle abundancia, y esto se llama elevando el MAN.

Resulta que cuando el rezo - que es una deficiencia que el inferior busca para que su carencia sea satisfecha - cuando este se eleva al otorgante, y el otorgante es llamado Yesod, quien otorga sobre la congregación de Israel, llamada Maljut - este rezo se convierte en una corona sobre Su cabeza. Esto es así, porque una corona significa Kéter (corona), aludiendo a la corona del Rey, es decir, la importancia del rey. Significa que cuando existe revelación de Su luz, todos reconocen la importancia del Creador.

Sin embargo, durante la ocultación del rostro, la Divinidad −el lugar donde aparece el rey– se llama “exilio” y “polvo”. Esto es así porque no se distingue ningún sabor en la espiritualidad, sino que les parece que la Torá y las Mitzvot les saben a polvo.  Y todo esto es porque los inferiores no tienen los Kelim para recibir la abundancia. Y debido a eso, Su gloria es profanada entre las naciones, es decir, que antes de que una persona sea recompensada con el discernimiento de ser judío, él es similar a las naciones, al igual que se sabe que cada persona es un pequeño mundo y está formado de las 70 naciones así como también de Israel.

Pero después, durante la ocultación, cuando la recompensa superior no puede mostrarse para los inferiores porque no tienen los Kelim apropiados, cualquier iluminación que se les dé a ellos se irá a las Klipot.  Por eso, la abundancia superior hubo de serles ocultada. Esto es llamado “la corona ha caído de nuestra cabeza”, es decir, que la importancia del Creador es profanada.

Pero cuando una persona viene a purificarse, cuando desea que el Creador lo acerque y le dé una vasija de otorgamiento con la cual ser recompensado con Dvekut, toda la recompensa superior que será revelada será con el fin de otorgar. En otras palabras, él desea que se le dé fuerza desde arriba para tener la habilidad de estar siempre en Kedushá, lo cual es Dvekut.

Entonces, una corona está hecha de su rezo, la corona del Rey, ya que entonces se reconoce la importancia del Rey. Y este es el significado de que el sagrado Zóhar diga que la plegaria “se convierte en una corona y es colocada sobre la cabeza del Justo, quien vive para siempre, es decir, Yesod, quien imparte toda la salvación a la Nukva, y de ella al público en general”. Esto es así porque a través del rezo, la abundancia superior es otorgada a los inferiores, momento en el cual el deleite y placer se revelan. Esto se llama “una corona”, la corona del Rey, la importancia del Rey.

249. Ven hacia el Faraón (2)

Artículo Nº 13, 1985-86

El Zóhar pregunta: “Está escrito: ‘Ven hacia el Faraón’, pero debería haber dicho: ‘”Ve hacia  el Faraón’,  etc. Dado que el Creador vio que Moisés tenía miedo, y otros emisarios designados no podían acercársele, el Creador dijo: ‘He aquí, yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran monstruo que yace en medio del Nilo’. El Creador tuvo que librar una guerra contra Él y nadie más, como está escrito: ‘Yo soy el Señor’, explicaron, ‘no soy un mensajero’”. Hasta aquí sus palabras (en el principio de la porción, Bo [Ven]).

La diferencia entre “ven” y “ve” es que “ven” significa que nosotros debemos caminar juntos, como la persona que le dice a su amigo “Ven”

Debemos entender esto, ya que el Zóhar pregunta: ¿por qué el Creador necesitaba ir con Moisés? Porque Moisés por sí solo no podía luchar contra el Faraón, sólo el propio Creador y nadie más. Por lo tanto, ¿por qué necesitó Moisés ir con el Creador? Después de todo, dice: “Yo no soy un mensajero”. Entonces, ¿cuál es el propósito del Creador al ir con Moisés hasta el Faraón, quien es llamado “el gran monstruo”? Él podría haber ido con el Faraón sin Moisés.

También debemos entender lo que decían nuestros sabios (Kidushin [Matrimonio] 30b): “Rish Lakish dijo: ‘la inclinación del hombre le supera cada día y busca matarle’ como está dicho: ‘El malvado observa al justo’ y si el Creador no le ayudase, no lograría superarlo, como está dicho:: ‘El Señor no lo dejará en sus manos’”.

Aquí también surge la pregunta: “Si una persona no puede sobreponerse por sí misma y necesita la ayuda del Creador, ¿por qué esta duplicación?”  En otras palabras, el Creador le otorga a una persona la fuerza para superarse por sí misma, o el Creador lo hará todo.  ¿Por qué parece que aquí son necesarias dos fuerzas, una del hombre y, posteriormente, la fuerza del Creador? Es como si sólo se pudiera derrotar al mal con las dos, y una sola fuerza fuera insuficiente.

Es bien sabido que la perfección del hombre es que debe alcanzar el propósito de la creación para obtener la razón por la cual el mundo fue creado, lo que se llama “hacer el bien a Sus creaciones”. En otras palabras, las criaturas deben llegar a recibir las delicias y el placer que Él ha contemplado para deleitarles.

Anteriormente, la creación no era considerada una creación que correspondiera al Creador, ya que es sabido que desde el Operador perfecto deben surgir operaciones perfectas.  Significa que todos deberían sentir la belleza de la creación y ser capaces de admirar y glorificar la creación, y que todos fuéramos capaces de agradecer al Creador por la creación que creó y que todos pudiéramos decir, “Bendito sea El que dijo: ‘que se haga el mundo’”. En otras palabras, todos deberíamos bendecir al Creador por habernos creado un buen mundo, lleno de placeres, en donde todos están alegres y felices por la satisfacción que sienten por  todos los placeres que experimentan en el mundo.

Sin embargo, cuando una persona comienza a examinar si está realmente satisfecha con su vida y cuánta satisfacción está recibiendo de sí mismo y de su entorno, entonces ve todo lo opuesto −todos están sufriendo, atormentados y cada persona sufre de diferente manera.  Pero uno debe decir: “Bendito sea Él que dijo: ‘que se haga el mundo’”, y entonces se da cuenta de que sólo lo dice de manera superficial.

Sin embargo, es bien sabido que las delicias y placeres no pueden aparecer en el mundo antes de tener un Kelim (vasija) de otorgamiento, ya que nuestras vasijas de recepción continúan estando contaminadas por la propia recepción, la cual está fuertemente restringida en su medida y nos separa del Creador (lo que significa que había una primera restricción dentro de la vasija de recepción de manera que la abundancia no brillaría allí; consulta la Introducción al Libro de Zóhar, p. 138). 

Al obtener las vasijas de otorgamiento es cuando comienzan las guerras y disputas, ya que va en contra de nuestra naturaleza.  Por esta razón se nos dio la Torá y las Mitzvot, para alcanzar el grado de otorgamiento, como dijeron nuestros sabios: “Yo he creado la inclinación al mal, Yo he creado la esencia de la Torá” (Kidushin 30).

También se nos ha dado la Mitzvá (mandamiento/buena acción) de “ama a tu prójimo como a ti mismo”, y Rabí Akiva dijo: “Este es el gran mandamiento de la Torá” (Bereshit Rabba, Parashá 24).  En otras palabras, al trabajar en el amor hacia los amigos, una persona se acostumbra a salir de su egoísmo y a cultivar el amor de los demás.

Sin embargo, debemos entender lo que vemos frente a nosotros, en cuanto a que existen personas que profesan amor por los amigos y aun así no se acercan ni un centímetro al amor del Creador, de manera que puedan trabajar con la Torá y las Mitzvot debido al amor del Creador.  Significa que dicen que, de hecho, están avanzando un poco en cuanto al amor a los amigos, pero no ven progreso alguno en cuanto al amor hacia el Creador.  Sin embargo debemos saber que, en cuanto al amor de los amigos también hay grados, lo que significa que debemos contemplar la obligación de amar a los amigos.

Podemos compararlo con un edificio de dos pisos, que también tenga un piso inferior.  El Rey está en el segundo piso, y se dice que aquel que desea ir hacia el Rey −cuyo único objetivo es conversar con el Rey cara a cara− se le dice que primero debe subir al primer piso, ya que es imposible llegar al segundo piso sin llegar antes al primero.

Sin duda, todo el mundo entiende que esto es así.  Sin embargo, existe una razón por la cual se debe alcanzar primero el primer piso –esto se denomina “correcciones”.  En otras palabras, al alcanzar el primer piso, esta persona aprende cómo dirigirse al Rey cara a cara y ser capaz de preguntarle al Rey por su deseo.

Esa persona, que escucha que primero debe subir al primer piso y posteriormente al segundo piso, lo entiende muy bien.  Pero dado que su único deseo es ver la cara del Rey y no le importa nada más, esto hace que  lo que se le dijo –que debía subir al primer piso– se le convierte en una carga y un trabajo duro.

Sin embargo, no tiene más opción, así que sube al primer piso.  No está interesado en ver lo que hay allí, aunque escuchó que en el primer piso es donde se aprende a hablar con el Rey.  Pero no le presta atención a eso ya que no es su objetivo.  Su objetivo es el Rey, no lo que pueda aprender en el primer piso.  Su meta no es el estudio, sino ver la cara del Rey.  ¿Para qué desperdiciar su tiempo en cosas triviales, cuando todo es nulo y vacío comparado con el Rey? Por lo tanto, ¿para qué prestarle atención a lo que se aprende en el primer piso?

De manera que cuando sube al primer piso, no tiene deseos de quedarse allí.  En cambio, desea subir pronto al segundo piso, donde está el Rey, ya que esto es todo lo que desea.  Sin embargo, se le dice: “Si no conoces las normas que rigen en el primer piso,  seguramente vas a mancillar el honor del Rey. Por esta razón, no puedes aspirar a subir al segundo piso sin antes aprender todo lo que tienes que aprender en el primer piso”.

De igual forma, con el amor a los amigos escuchamos que es imposible ser recompensado con el amor del Creador antes de ser recompensado con el amor de los amigos, como dijo Rabí Akiva: “amar al prójimo como a ti mismo es la gran regla de la Torá”.  Por lo tanto, mientras nos dedicamos al amor de los amigos, no se está considerando amar a los amigos como algo valioso sino redundante.

Él lo mantiene porque no tiene otra opción, pero está buscando constantemente el momento en el que “Seré recompensado con el amor del Creador”  y  “Seré capaz de deshacerme del amor de los amigos.  Este trabajo me resulta pesado porque a duras penas puedo soportar a mis amigos, ya que veo que todos ellos tienen rasgos diferentes a los míos y yo no tengo nada en común con ellos, pero no tengo opción, ya que se me dijo que sin el amor de los amigos no seré capaz de conseguir el amor del Creador. Así que, en contra de mi voluntad, me siento con ellos”.

“Sin embargo, puedo preguntarme: ¿qué estoy obteniendo de los amigos?” Una sola cosa: estoy corrigiéndome a través del tormento que me impongo al sentarme con ellos y tolerar sus conversaciones, las cuales me desagradan y van en contra de mi naturaleza.  Pero ¿qué puedo hacer? Se me ha dicho que debo sufrir en este mundo, así que lo hago: me siento y espero el momento en el que pueda huir de ellos y evitar ver la bajeza que veo en ellos.

Resulta que él no está tomando del amor a los amigos el remedio llamado: “amar a los demás”, sino sólo porque se le ha dicho que no tiene otra opción, o de lo contrario no obtendrá el amor del Creador.  Esta es la razón por la cual participa en el amor de los amigos y cumple con todas las obligaciones a la que los amigos le comprometen. Pero lo que debe aprender de ellos está a millas de distancia.

Significa que no está dejando su amor propio, y que no está alcanzado el amor de los demás.  Está observando el amor de los amigos no desde el amor, sino desde el temor, ya que no le está permitido llegar al amor del Creador antes de entrar al amor de los amigos.  Como resultado, teme no cumplir con el amor a los amigos porque no le será permitido entrar en el amor del Creador.

Esto es similar a la alegoría acerca de no poder subir al segundo piso, donde se encuentra el Rey, a menos que suba primero al primer piso.  La idea es que aprenda las reglas de cómo rendirle honor al Rey, así que parecería razonable que se sintiera feliz por  subir al primer piso, ya que de esa manera aprendería como ser cuidadoso del honor del Rey. Esto lo beneficiaría ya que, después de todo, cuando entre en el palacio del Rey, no mancillará el honor del Rey.  Por lo tanto, mientras está en el primer piso, le presta atención a todas las reglas que se aplican allí para acostumbrarse a ellas, ya que desea llegar al Rey, para honrar al Rey y de ninguna manera desdeñar el honor del Rey.

Esto aplica sólo a aquel que desea presentarse ante el Rey para darle contento.  Pero, aquel que desea presentarse ante el Rey para su recibir para sí mismo considera lo que se encuentra en el primer piso como redundante.  No es de su interés.  Sube al primer piso sólo porque tiene temor, ya que sabe que no le será permitido llegar al segundo piso sin antes pasar por el primero.  No siente la necesidad de estudiar las leyes que son enseñadas allí –como evitar mancillar el honor al Rey− ya que la razón por la cual él desea llegar ante el Rey es por sus propósitos egoístas.

Así que deberíamos saber que se nos dio el asunto del amor de los amigos de manera que aprendiéramos a evitar manchar el honor del Rey.  En otras palabras, si no se tiene otro deseo excepto el de satisfacer al Rey, ciertamente mancharíamos el honor del Rey, el cual se llama “Trasmitir la Kedushá (santidad) a los de afuera”.  Por esta razón, no debemos restarle importancia al trabajo del amor de los amigos, ya que de allí aprenderemos como salir del amor propio y entrar en el camino del amor hacia los demás.  Cuando completemos ese trabajo de amar a los amigos podremos recibir la recompensa del amor del Creador.

Deberíamos saber que existe una virtud al amar a los amigos: uno no puede engañarse a sí mismo y decir que ama a los amigos si, de hecho, no lo hace.  Podemos examinar si verdaderamente amamos a nuestros amigos o no.  Pero con el amor del Creador, uno no se puede examinar a sí mismo, si la intención es el amor por el Creador, lo que significa que queremos otorgarle al Creador, o si nuestro deseo es recibir con el fin de recibir.

Pero deberíamos saber que después de todas las correcciones que a un hombre se le dan para que haga, sin la ayuda del Creador no se le concederá ningún progreso en el trabajo de otorgamiento. Y nos preguntamos: “Entonces, ¿por qué debemos hacer cosas para ser recompensados más tarde con la ayuda del Creador? Después de todo, el Creador puede ayudarnos aun sin el trabajo de los inferiores, y el trabajo del hombre sobre los progresos en ese trabajo no le ayudarán en ningún caso”.

El asunto es que si no empezamos a trabajar, no sabremos si podemos triunfar sobre la inclinación al mal.  Pero cuando una persona comienza transitar el sendero hacia el Creador y hace lo que puede hacer, entonces puede ofrecer una verdadera oración para que el Creador le ayude.

Pero, ¿por qué el Creador desea que se le ofrezca una plegaria verdadera? Desde la carne y sangre, se puede decir que él desea que se haga una plegaria genuina porque cuando una persona eleva una plegaria genuina de sus amigos, éstos se lo agradecen sinceramente. La carne y sangre, la cual persigue honores, la gratitud que da es como si se desvalorizara ante él y él lo disfrutara. Pero en cuanto al Creador, ¿necesita que las personas le brinden respeto? Entonces, ¿por qué el Creador desea que una persona le haga una oración sentida de corazón?

Lo que sucede es que se sabe que no hay luz sin un Kli.  Es imposible para una persona dar algo que es muy importante, y si no siente deseo por algo, entonces lo despreciará y lo desechará. Se perderá por su necesidad de que algo encaje con lo que se necesita; esto le da la importancia.  En la medida de la importancia, él impedirá que el regalo se pierda ya que, de otra manera, todo irá a las Klipot.

A esto se le llama “alimentar a las Klipot”, lo que significa que todo va a las vasijas de recepción, las cuales toman bajo su mando todo lo que una persona desecha en materia de Kedushá.  De aquí sabemos por qué debemos empezar a trabajar. Pero, ¿por qué el Creador no nos da la fuerza para completar el trabajo por nosotros mismos sin su ayuda?

Se sabe la forma en que El Zóhar interpreta aquello que nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a ser purificado, es ayudado”, y pregunta: “¿Con qué?” Y responde: “Con un alma sagrada”, lo que significa que recibe iluminación desde arriba, lo que se llama Neshamá (un alma), llamado “alcanzar la Divinidad”, lo que significa que se le incluye en el pensamiento de la creación para hacer el bien a Sus creaciones.

Resulta que al tener un Kli y un deseo por las vasijas de otorgamiento, él recibe la luz, llamada Neshamá.  Así pues, ambos son requeridos.  En otras palabras, una persona debe empezar, y de esa manera recibe un Kli. Y al ser incapaz de terminar, pide ayuda al Creador y entonces recibe la luz.

Ahora podemos entender lo que está escrito: “Ven hacia el Faraón, ya que he endurecido su corazón y el corazón de sus sirvientes, para que pueda  mostrar Mis señales en medio de ellos”.

Y a esto se plantea una pregunta: “¿Por qué el Creador ha endurecido el corazón del Faraón?” El texto responde “Para que pueda mostrar Mis señales en medio de ellos”. Y la interpretación es: “¿Por qué el Creador ha endurecido el corazón del hombre y no puede ganar la guerra contra sus propias inclinaciones por sí mismo?”

La respuesta es,  entonces el hombre llamará al Creador, y así conseguirá el Kli.  Y luego el Creador será capaz de colocar en él las letras de la Torá, dentro del Kli. Esta es el alma que el Creador le da como ayuda.

Esto es considerado: “La Torá y el Creador son uno”.  “Mis señales” se refiere a las letras de la Torá, como en los nombres del Creador. Esto es “hacer el bien a Sus creaciones”, que es el pensamiento de la creación, hacer el bien a Sus creaciones.  Esto le llega a una persona específicamente cuando tiene un Kli, y este Kli viene a través del endurecimiento del corazón, de manera que entonces exista un lugar desde donde puede pedir la ayuda del Creador, y Él le ayuda con un alma divina.

Ahora podemos ver el asunto de “Ven hacia el Faraón”, es decir, los dos, juntos,  En otras palabras, una persona debe empezar y luego ver que no puede vencerle, y esto queda implícito cuando Moisés tenía miedo de acercársele.  Entonces el Creador dijo: “He aquí que Yo estoy en tu contra, Faraón”, es decir, que luego llega la ayuda del Creador. Y ¿con qué? Con un alma divina, como está escrito en el Zóhar.

De ello se desprende que el endurecimiento del corazón, en las palabras: “Porque he endurecido su corazón”, era para hacerle un lugar a la oración.  Y esta oración no es como una hecha por la carne y sangre, quien quiere respeto, para que sea respetada.  Por el contrario, aquí el propósito de la oración es para que él obtenga un Kli, una necesidad de la ayuda del Creador, ya que no hay luz sin un Kli.  Y cuando una persona ve que no se puede ayudar a sí misma de ninguna manera, entonces siente la necesidad de la ayuda del Creador.

Este es el significado de lo que decían nuestros sabios: “El Creador ansía la oración de los justos”.  Aquí también surge la interrogante: ¿pero acaso el Creador necesita la rendición del hombre para que este le ruegue a Él?” Sin embargo, como Su deseo es beneficiar a Sus creaciones, pero no hay luz sin un Kli, Él ansía la oración del justo, ya que gracias a eso se revelan los Kelim (vasijas) a través de las cuales Él puede otorgar. Por consiguiente, cuando una persona ve que no puede sobreponerse al mal, entonces es realmente el momento para pedir la ayuda del Creador.

Ahora podemos entender lo que dijo el Creador (Éxodo 6): “Y te traeré hacia Mí como mi pueblo, y Yo seré tu Dios; y debes saber que Yo soy el Señor tu Dios, quien te liberó del yugo de los egipcios”.

En Masejet Berajot (38 a) nuestros sabios escribieron acerca de eso de la siguiente manera: “Quien te liberó del yugo de los egipcios”. Los sabios… así dice el Creador a Israel: “Cuando yo os saque, haré por vosotros algo para demostraros que  fui Yo quien os liberó de Egipto, como está escrito: “Que Yo soy el Señor vuestro Dios, quien os liberó”.

Significa que no es suficiente que el Creador sacara a la gente de Israel fuera de Egipto, que ellos fueran liberados del tormento y sufrimiento que padecían allí.  Cuando hablamos del trabajo del Creador, surge el interrogante: “¿Esto no fue suficiente?” Ahora que han sido liberados de la esclavitud y del exilio después de no haber sido capaces de servir al Creador debido a las leyes del Faraón, y todo aquello que construyeron para ellos mismos, en cualquier situación en el trabajo, todo ello fue tragado por la tierra, como dicen nuestros sabios (Sutá, p. 11): “Pithom y Ramsés. Rav y Shmuel, una dice que su nombre era Pithom. Entonces, ¿por qué era su nombre Ramsés? Primero por su cabeza Mitroses (fragmentos)”. Rashi interpreta que: “Cuando construían algo, se fragmentaba y caía.  Ellos lo reconstruían y se volvía a caer.  Y alguien dijo: ‘Su nombre es Ramsés, y entonces, ¿por qué era su nombre Pithom? Porque lo primero es lo primero, fue tragado por el Pi Tehom (la boca del abismo)’”.

Vemos entonces que no hay disputa entre Rav y Shmuel con respecto a los hechos, sino sólo en cuanto a la interpretación.  El hecho era que todo lo que construían se caía.  Esto significa que cada vez que ellos construían para ellos mismos alguna estructura en el trabajo, los egipcios venían, es decir, los pensamientos negativos de los egipcios, y arruinaban todo su trabajo.  En otras palabras, todo el trabajo que hicieron con todos sus esfuerzos para superarse y servir en el trabajo santo, fue tragado por la tierra.

Así que cada día tenían que empezar de nuevo, y les parecía como si nunca se hubieran ocupado en  el trabajo de santidad.  Es más, cada vez que empezaban a avanzar, notaban que no sólo no progresaban sino que retrocedían, puesto que las nuevas preguntas “quién” y “qué” surgían siempre en sus mentes.

En consecuencia, debemos entender este éxodo de Egipto como la manera en que ellos finalmente obtuvieron la habilidad de servirle al Creador sin los pensamientos negativos de los egipcios. Por lo tanto, ¿qué, viene a decirnos este conocimiento en las palabras: “Y tú sabrás”?  Que debemos saber que es el Creador quien les sacó de la tierra de Egipto.  Y hay más sobre lo que deberíamos preguntarnos, ya que empezamos a examinar la esclavitud en Egipto, cuando estuvieron haciendo un duro trabajo, y han sido liberados de eso, así que, ¿qué más perdieron?

Pero, ¿qué es el trabajo duro? Nuestros sabios explicaron el verso: “Todas las labores que rigurosamente se les impusieron” (Sutá 11b). “Rabí Shmuel Bar Nahmany dijo: ‘Rabí Yonatan dijo: ‘Ellos reemplazaron el trabajo de los hombres con el trabajo de las mujeres y el trabajo de las mujeres con el trabajo de los hombres. Y los Egipcios hicieron que los hijos de Israel sirvieran BeParej (con rigor).’’  Rabí Elazar dice: ‘Be Pe Raj (con una boca suave).’”

También debemos entender lo que sucede con el trabajo duro en el camino hacia la santidad.  Debemos hacer dos discernimientos:

1.El acto que se llama “la parte revelada”, lo que una persona puede ver, y donde uno no puede decir que se está equivocando o engañando a sí mismo, ya que no se puede decir que hay un error en cuanto a algo que es aparentemente visible. Esto es así porque con el acto de Mitzvot y el estudio de la Torá, él ve, y otros también pueden ver si él está ejecutando o no acciones de Torá y Mitzvot.

2.La intención.  Esto se denomina: “la parte oculta”, ya que los demás no pueden ver la intención detrás de los actos de una persona.  Y él tampoco puede ver la intención en el acto ya que es posible estar equivocado acerca de la intención y desviarse, pues sólo en las cosas aparentes, que se denominan “la parte revelada”, todos pueden ver la verdad.  Pero uno no puede confiar en lo relativo a las intenciones del corazón o el pensamiento de la mente. Por consiguiente, esto está oculto para uno mismo y para los demás.

Ahora podemos interpretar el significado de trabajo pesado, lo que se dijo que era “Reemplazar el trabajo de los hombres con el trabajo de las mujeres”. “El trabajo de los hombres” significa que ya es un Gever (hombre) que puede LeHitgaber (superar) su maldad y participar activamente en la Torá y Mitzvot. Por lo tanto, ¿qué debe hacer cuando ya es llamado “un hombre”, es decir, un hombre de guerra, que puede pelear con su maldad en acción? Ahora le llegó el momento de empezar su trabajo en el segundo discernimiento, es decir, en lo oculto, que es el objetivo.  En otras palabras, en lo sucesivo, deberá tratar que todas sus acciones sean para otorgar placer al Creador y no para su propio beneficio.

¿Y qué hicieron los egipcios cuando vieron que él era un hombre que podía salir de sus normas y entrar en la santidad? Le cambiaron su trabajo por el trabajo de las mujeres.  Lo que significa que todo su trabajo era trabajo de mujeres, es decir, los egipcios les hicieron pensar: “¿Quién necesita intenciones? Las acciones son lo que cuenta, y aquí en acción tendrás éxito, como puedes ver −eres un hombre, puedes triunfar sobre el mal dentro de ti y esforzarte en la Torá y las Mitzvot en cada detalle y precisión, y debes emplear todos tus esfuerzos en ser más meticuloso con la Torá y las Mitzvot”.

“Sin embargo, ¡no debes dedicarte a las intenciones! Este trabajo no es para ti, sino sólo para unos pocos escogidos.  Si empiezas con el trabajo de otorgamiento, es decir, dándote cuenta de que debes aspirar a que todo sea con el fin de otorgar, no tendrás la energía para ser tan meticuloso en la acción revelada, donde no te engañarás a ti mismo porque ves lo que estás haciendo. Por lo tanto, allí es donde puedes expandirte en cada detalle y precisión en tus acciones”.

“Pero con respecto a las intenciones, no tienes ninguna prueba real.  Así pues, te recomendamos, por tu propio bien, que no pienses que, Dios no lo quiera, queremos desviarte de tu trabajo de santidad.  Por el contrario, queremos que te eleves hacia los grados de santidad”.

A esto se le denomina “Reemplazar el trabajo del hombre por el trabajo de la mujer”. Donde tenían que realizar trabajos pertenecientes a los hombres, le explicaron a la gente de Israel que sería mejor para ellos realizar trabajos de mujeres, es decir, lo que pertenece a las mujeres.

“Y el trabajo de las mujeres con el trabajo de los hombres” significa que aquellas personas no tenían el poder de superarse. Por el contrario: “Son tan débiles como una fémina”, es decir, que son débiles para mantener la Torá y las Mitzvot y no tenían la fuerza suficiente para mantener y observar las Mitzvot, ni siquiera en su forma revelada, lo que se denomina “solo en acción”.  Y todo el trabajo de superación fue solo en la acción, no en la intención.

Los egipcios vinieron  con ellos y les hicieron entender: “No queremos interrumpir vuestro trabajo sagrado. Por el contrario, queremos que seáis verdaderos servidores del Creador.  En otras palabras, vemos que deseáis servir en el trabajo de la santidad, por lo tanto os aconsejamos que lo más importante no es la acción; es la intención.  De manera que, en lugar de practicar para superar la acción, acostumbraos a superar a vuestros cuerpos, a estudiar otra hora más o rezar otra hora y media más, tratando de responder “Bendito sea Él” y “Bendito sea Su nombre” y “Amén”, no hablar en medio de las repeticiones del cantor. ¿Quién lo necesita?

“El principal anhelo es por el Creador.  Allí es donde debéis enfocar todos vuestros esfuerzos.  ¿Para qué desperdiciar tus fuerzas en cosas banales? De hecho, la Halajá (Ley Religiosa) dice que debemos mantener todas aquellas pequeñas cosas, pero este trabajo no es para ti; es trabajo para las mujeres.  El hombre necesita participar en trabajos masculinos. El hecho de que participes sólo en acción no es apropiado. Deberías enfocarte primeramente en el intento, lo que significa utilizar cada porción de energía que tienes para tratar de que todo sea para el Creador.  Sin embargo, no pienses ni por un minuto que estamos tratando, ni lo permita Dios, de interrumpir tu trabajo para el Creador.  Queremos lo contrario, que subas la escalera de la santidad y alcances la perfección, es decir, que todas tus acciones sean sólo para otorgar satisfacción a tu Creador”.

Y como se encontraban en el grado llamado “mujeres”, y todavía no tenían la fortaleza para superarse, ni siquiera en la parte de la acción, considerando que eran tan débiles como las féminas, los egipcios les hicieron ver que lo importante es alcanzar Lishmá (en beneficio de Él). De esa manera, los egipcios se aseguraron de que ellos no tendrían la fortaleza para continuar y superarse en el trabajo de la santidad.

Es como dice Maimónides, cuando escribió (Hiljot Teshuvá [Leyes de Arrepentimiento], Parashano, 10): “Los sabios dijeron: ‘Una persona debe siempre ocuparse de la Torá, aun en Lo Lishmá (no en beneficio de Él) ya que desde Lo Lishmá, llegará a Lishmá (en beneficio de Él)’. Por lo tanto, cuando enseñamos a los niños, las mujeres, y a los iletrados en general, se les debe enseñar a trabajar por temor y para recibir recompensa.  Cuando consiguen el conocimiento y adquieren mucha sabiduría, se les enseñará ese secreto poco a poco, y se deben acostumbrar a ello con facilidad, hasta que alcancen ese secreto y le conozcan a Él y le sirvan con amor”.

Los egipcios les advirtieron, a aquellos que se encontraban bajo el discernimiento de las mujeres, que no hicieran caso a las palabras de Maimónides.  Por el contrario, aun cuando ellos estaban al nivel de las mujeres y de los pequeños, les hicieron entender que debían empezar inmediatamente el trabajo para alcanzar Lishmá.  De esa manera, los egipcios se aseguraron de que ellos permanecerían bajo su dominio, fuera de la Kedushá (santidad).

De manera que esto se denomina “trabajo duro”, como interpretó Rabí Shmuel Bar Nahmany,  “BaParej (con trabajo duro) significa BePrija (frágil/desmoronado)” y Rashi interpretó: “En el desmoronamiento y rompimiento del cuerpo y la cintura”. La razón es que cuando se reemplaza el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres y el trabajo de las mujeres por el trabajo de los hombres, será como explicamos, ya que el trabajo del hombre era el de superación y avance, y aspirar a alcanzar la intención Lishmá, pero les debilitaron en este trabajo porque los egipcios impidieron este trabajo. Así que, además de tener que trabajar duro para superarse y así poder aspirar a poder otorgar, tenían más trabajo con que los egipcios les hicieron pensar que todo su trabajo era redundante, que el trabajo de otorgamiento no tenía relación con ellos, sino sólo con unos pocos escogidos.

Se le denomina “doble trabajo”: 1) agotarse hasta alcanzar el fin de otorgar, y 2) pelear con ellos y decirles que no es cierto, que ellos sí serán capaces  de alcanzar Lishmá, y no como afirmaban los egipcios, de que debían hacer el trabajo de las mujeres. Y esa era toda la intención de los egipcios, impedirles que se acercaran al trabajo de otorgamiento.

También reemplazaron el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres cuyo trabajo, como dijimos, es inútil porque es mantener la Torá y las Mitzvot sólo en acción.  Significa que toda su guerra contra la inclinación es sólo sobre la acción y no como dijo Maimónides, que el trabajo de las mujeres debe tratar sólo acerca de hacer cosas y no enseñarles que deban querer Lishmá.

De manera que, cuando los egipcios vinieron y les dijeron que tenían que hacer el trabajo de los hombres, es decir, la intención de otorgar, fue un trabajo duro para ellos: 1) En relación a Lishmá, vosotros sois totalmente incapaces de eso. 2) Superar el cuerpo y mantener las Mitzvot prácticas fue más difícil para ellos antes de que los pensamientos negativos de los egipcios llegaran y les hicieran pensar que el acto de las Mitzvot sin intención es completamente inútil y degrada la importancia de la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá.  Por lo tanto, ahora, a través de los egipcios, el trabajo en la forma de mujeres ha sido degradado, y esto les generó un trabajo duro, como se dijo, que es el rompimiento del cuerpo y de la cintura.

De todo lo anterior se desprende que hay tres significados para la palabra Perej (trabajo pesado), aunque no hay contradicción entre una interpretación y la otra. Por el contrario, las tres cosas estaban allí, y cada cual las interpretó de acuerdo a su propia necesidad:

1. En la primera interpretación de Parej, Rabí Elazar dice que es “en Pe Raj (boca suave)”.

2. Rabí Shmuel Bar Nahmany dijo: “En Perijá”, que significa rompimiento.

3. Rabí Shmuel Bar Nahmany: “Rabí Yonatan dijo: ‘Reemplazaron el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres, y el trabajo de las mujeres por el trabajo de los hombres’”.

Sin embargo, todos ellos interpretan que el trabajo duro es Perijá (desmenuzable), es decir, el rompimiento del cuerpo. Y la razón por la cual era trabajo duro hasta el punto que llamaron este trabajo: “Trabajo que rompe el cuerpo y la cintura”, es que reemplazaron el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres y el trabajo de las mujeres por el trabajo de los hombres.  Esto les ocasiono el trabajo duro.

Entonces, ¿por qué escucharon los puntos de vista de los egipcios?  Porque ellos le hablaron a Israel con Pe Raj (una boca suave) lo que significa que los pensamientos de los egipcios les llegaban a Israel con una boca suave.  Esto es, todo lo que ellos les decían que tenían que hacer no era para separarlos del servicio al Creador, no lo permita Dios.  Por el contrario, ellos deseaban guiarlos para que caminaran por los senderos del Creador de una manera exitosa, para que no desperdiciaran su tiempo en vano, inútilmente, es decir, que no vieran progreso en el trabajo de santidad.  Y puesto que les hablaron con boca suave, fue duro para ellos superar estos pensamientos.

Esto implica que cuando él dice que les fue reemplazado el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres, explica por qué escucharon a los egipcios. La respuesta es que, a causa del Perej, ellos le hablaron a Israel con Pe Raj (una boca suave). Por lo tanto, es por las dos razones arriba mencionadas por lo que llegaron a trabajar duramente: como dice Rabí Shmuel Bar Nahmany, Perej significa el trabajo de Perijá (rompimiento), que es un trabajo que rompe el cuerpo.

En consecuencia, debemos entender por qué no es suficiente para el pueblo de Israel que el Creador les sacara de Egipto, es decir, que los liberara de su esclavitud y pudieran estudiar la Torá y las Mitzvot, cada uno de acuerdo a su desarrollo, y la Klipá de Egipto no tenía la fuerza suficiente para resistir su trabajo.

En verdad, ¿qué tan grande es el milagro y quién puede apreciar la importancia de la cuestión. La persona, cuando considera la cantidad de sufrimiento y tormento que siente al estar en el exilio bajo la esclavitud del Faraón, Rey de Egipto, en la medida de la oscuridad de Pithom y Ramsés que asume en su corazón, el cual estaban construyendo.

Y ahora, las puertas de la Klipá de Egipto se abrieron ante ellos de una vez y quedaron bajo su propia autoridad. Significa que ahora eran libres para estudiar la Torá y las Mitzvot como lo desearan, sin interrupciones. Cuánta alegría y júbilo siente una persona cuando compara el tiempo de oscuridad con el tiempo de la iluminación.  Es como está dicho: “Quien separa entre oscuridad y luz”.

De acuerdo a lo anterior, debemos entender la necesidad de saber que solo el Creador les liberó de las ataduras de los egipcios, como dicen nuestros sabios: “Cuando te saque, haré por ti algo para mostrarte que he sido Yo quien te ha liberado de Egipto, como está escrito: ‘Yo soy el Señor tu Dios, quien te ha liberado de las cargas de los egipcios’”.

El asunto es que siempre debemos recordar la meta que debemos alcanzar. Y dado que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, nuestra meta es recibir las delicias y placeres que Él ha provisto para nosotros. Pero para los fines de la corrección, llamado Dvekut (adhesión), que trata de la equivalencia de forma, tenemos que trabajar para obtener las vasijas de otorgamiento.

Sin embargo, esto es sólo la corrección de la creación; no es la perfección,  La perfección significa conocer al Creador, conocer y alcanzar la Torá, la cual es llamada “los nombres del Creador”.

En consecuencia, no es suficiente que ya tengamos la fuerza para observar la Torá y las Mitzvot sin ninguna interrupción, ya que esto es sólo una corrección, no la meta completa, que es obtener el conocimiento del Torá como en: “La Torá, Israel y el Creador son Uno”.  Por esta razón nuestros sabios dijeron: “Esto es lo que el Creador le dijo a Israel: ‘Y tú debes saber que Yo soy el Señor tu Dios, quien te ha liberado. Yo no soy un mensajero’”.  Significa que cada uno debe llegar a conocer al Creador, y a esto se le llama: “Torá”, los Nombres del Creador.

262. La Plegaria Colectiva

Artículo 15, 1985-86

Está escrito en el sagrado Zóhar (Beshalaj, (Cuando el Faraón Permitió) y en el Comentario Sulam, Artículo 11): “Y ella dijo, ‘Yo resido entre mi propia gente’. Él pregunta: ‘¿Qué significa eso?’ Él responde: ‘Cuando el Din está presente en el mundo, uno no debe jamás separarse del pueblo y estar solo, porque cuando el Din está presente en el mundo, aquellos que son notados y son vistos solos, son atrapados primero, incluso si son justos. Por lo tanto, uno nunca debe alejarse de la gente, porque la misericordia del Creador siempre se encuentra en toda la gente en conjunto. Este es el motivo por el cual ella dijo: ‘Yo resido entre mi propia gente’, y no deseo alejarme de ellos’”.

“Cuando el Din está presente en el mundo” se refiere al deseo de recibir, que es el amor propio; la naturaleza en la cual las criaturas nacen, debido a Su deseo de hacer el bien a Sus criaturas. Y como hubo un deseo de adquirir la equivalencia de forma para que no exista el pan de la vergüenza, se dictó la sentencia (Din) de que está prohibido usar las vasijas de recepción, excepto cuando uno sabe que puede tener el propósito de recibir con el objetivo de otorgar. Entonces se le permite a uno usar las vasijas de recepción.

De acuerdo a lo dicho, el significado de “Cuando el Din está presente en el mundo” es que cuando todo el mundo está inmerso en el amor propio, hay oscuridad en el mundo porque no hay lugar para que luz sea atraída hacia abajo a los creados, debido a la disparidad de forma entre la luz y las criaturas que reciben la luz. La sentencia fue dictada debido a esta disparidad de forma, es decir, que la abundancia Superior no les será otorgada a las criaturas.

Por lo tanto, cuando una persona se despierta y desea que el Creador lo acerque a Él, es decir, que le dé vasijas de otorgamiento, lo cual se llama “acercar”, la persona le pide al Creador que le ayude. Pero es sabido que la ayuda que llega del Creador se llama “abundancia Superior” que se llama Neshamá, “un alma Sagrada”. Es como dice el sagrado Zóhar, que la ayuda recibida de arriba está en un alma sagrada.

Por este motivo, cuando una persona llega a pedirle al Creador que lo acerque al Él, pero está solo, eso significa que la persona entiende que el Creador debe acercarle personalmente. Pero, ¿qué le hace pensar que la gente puede permanecer en su estado actual y sólo él debe ser tratado de manera distinta del Creador?

Es porque la persona entiende que tiene méritos que los demás no tienen. Y a pesar de que estos son individuos que no pertenecen al colectivo porque entienden que merecen acercarse al Creador más que otros, y que se consideran justos, éstos son atrapados primero. En otras palabras, el Din, que es la recepción para sí mismo, está presente en ellos más que en todos los demás, y ellos se vuelven peores que los demás en las cualidades del amor propio.

Esto es así porque la persona piensa que merece más que otros. En otras palabras, es suficiente que otra gente tenga lo que ya tiene, pero cuando se considera a sí mismo, él merece más que el resto de las personas. Este pensamiento es considerado, de hecho, como recepción, es decir, cien por ciento amor propio. Resulta que el amor propio comienza a desarrollarse en él más que en otros.

Por lo tanto, resulta que está trabajando constantemente en amor propio. Pero, a sus ojos, la persona tiene la impresión de que es justa, ya que desea trabajar como otorgante. Él se dice a sí mismo que su petición al Creador de que lo acerque a Él es justa, porque, ¿qué está pidiendo? Que el Creador le dé fuerzas para observar la Torá y las Mitzvot con la intención de otorgar y, ¿qué falta podría haber ahí en desear servir al Rey?

Con elloPodemos interpretar las palabras del sagrado Zóhar, que aconseja a las personas que tienen una demanda interna, que no pueden aceptar el estado en que se encuentran porque no ven ningún progreso en el trabajo del Creador, y que creen lo que está escrito (Deuteronomio 30:20): “Para amar al Señor tu Dios, para escuchar Su voz, y para adherirte a Él; porque esta es tu vida, y la extensión de tus días”. Ellos ven que les falta amor y Dvekut (adhesión) y no sienten la vida en la Torá, ni saben cómo encontrar consejo para sus almas, para llegar a sentir en sus órganos lo que el texto nos dice.

El consejo es pedir por todo el colectivo. En otras palabras, todo lo que uno siente que le falta y lo que pide para que su petición sea satisfecha, uno no debe decir que uno es la excepción, es decir, que merece más que lo que el colectivo tiene. Por el contrario: “Yo vivo entre mi propia gente”, es decir, estoy pidiendo para toda la colectividad, porque deseo llegar a un estado en el que no tendré absolutamente ninguna preocupación por mí mismo, sino sólo por causarle satisfacción al Creador. Por lo tanto, es lo mismo para mí si el Creador siente placer de mis acciones o si Él puede recibir placer de los demás.

En otras palabras, uno le pide al Creador que nos dé el entendimiento llamado “completamente para el Creador”. Significa que la persona estará segura de que no se está engañando a sí misma con que quiere otorgarle al Creador, y que tal vez, en realidad, está pensando solamente en su propio amor, es decir, en que sentirá placer y deleite.

Por lo tanto, la persona reza por la colectividad. Significa que si hay unas pocas personas en la colectividad que pueden alcanzar el objetivo de Dvekut (adhesión) con el Creador, y esto le causará mayor satisfacción al Señor de la que le causaría si él mismo fuera premiado con el acercamiento al Hacedor, la persona renuncia a sí misma. Por el contrario, la persona desea que el Creador les ayude porque esto causará mayor satisfacción arriba que su propio trabajo. Por este motivo, la persona reza por la colectividad, para que el Creador ayude a toda la colectividad y les dé esa sensación: que ellos reciban satisfacción al ser capaces de otorgarle al Creador, de causarle satisfacción.

Y como todo requiere de un despertar desde abajo, la persona otorga ese despertar desde abajo, y otros recibirán el despertar desde arriba –aquellos a quienes el Creador sabe que le serán más beneficiosos.

Resulta que si uno tiene la fuerza para pedir tal plegaria, entonces ciertamente tendrá que enfrentarse a una verdadera prueba –si está de acuerdo con tal plegaria. Pero si sabe que lo que está diciendo son solo palabras vacías, ¿qué puede hacer cuando ve que el cuerpo está en desacuerdo con tal plegaria de tener solo otorgamiento sin ningún vestigio de recepción?

Aquí sólo se le puede dar un famoso consejo –que le rece al Creador y que crea por encima de la razón que el Creador le puede ayudar, tanto a él como a toda la colectividad. Y él no debe impresionarse si ve que ya ha rezado muchas veces pero su plegaria no ha sido respondida. Esto le conduce a uno a la desesperación, y el cuerpo se burla de uno y le dice: “¿Acaso no puedes ver que no puedes hacer absolutamente nada? Y como si ahora estuvieras completamente sin esperanza, ahora estás pidiendo que el Creador te otorgue cosas que son inaceptables para las personas razonables”.

Entonces, el cuerpo reclama: “Dime, ¿quién, entre la gente práctica y piadosa, desea que el Creador les dé algo que es completamente irracional?” Es más, tú puedes ver por ti mismo que no te fueron otorgadas cosas incluso menores que la demanda que estás haciendo ahora del Creador, de que te ayude, y aún no has recibido ayuda, a pesar de que ya le pediste al Creador que te ayude. Y ahora dices que quieres que el Creador te otorgue algo grandioso. Esto es ciertamente algo grandioso, porque no hay muchas plegarias en el mundo que pidan que el Creador les dé fuerza para hacer cosas por el bien de la colectividad, es decir, que todo el público sea premiado con deleite y placer por medio de tu esfuerzo, y esto se llama “otorgamiento puro y limpio, sin ningún vestigio de amor propio”.

“Y tú piensas que tu plegaria por cosas pequeñas no fue otorgada, pero las cosas grandiosas e importantes, ciertamente, no tienen precio”. Por ejemplo, si decimos que vale la pena ir a cierta persona, quien tiene parafernalia tan preciosa, que tuvieras que buscar por todo el mundo para encontrar tales objetos, ya que estos se encuentran solamente en manos de unos pocos elegidos en el mundo; y una persona de la clase media llega, quien apenas tiene la parafernalia usual en su casa y, de pronto, se le ocurre que él también debería tratar de obtener aquellos objetos que se encuentran en manos de los pocos elegidos. Ciertamente, si alguien escuchara eso, se reiría de él.

Es lo mismo para nosotros. Cuando una persona no es educada, pero se encuentra por debajo del promedio y, aún así, desea pedirle al Creador que le otorgue Kelim (vasijas) que se encuentran en manos de unos pocos elegidos en el mundo, aquí el propio cuerpo se burla de él.  Le dice: ¡Necio! ¿Cómo puedes siquiera pensar en pedirle al Creador algo que ni las personas con estudios tiene? ¿Cómo puedo darte fuerza para trabajar para tal necedad?

Y aquí comienza el verdadero trabajo, ya que el trabajo del hombre en este mundo consiste en salir del dominio de la inclinación al mal, llamada “recibir para recibir”. Y ahora desea que el Creador le ayude a caminar por el camino del otorgamiento puro y limpio, sin un vestigio de recepción para sí mismo.

Resulta que su trabajo está realmente en contra de la inclinación al mal, ya que no desea cederle ninguna posesión. Por el contrario, desea que desde ahora en adelante su trabajo no esté en el deseo de recibir. Es más, le pide al Creador que incluso lo que ha trabajado para ese deseo antes, y fue registrado en el domino del deseo de recibir, sea transferido completamente de la autoridad del deseo de recibir a la autoridad del Creador.

Resulta que ahora reza para que el Creador le dé fuerzas para arrepentirse. Es decir, para que el Creador le dé fuerzas para transferir todas las acciones que realizó por el deseo de recibir de vuelta al dominio del Creador −tanto las acciones del pasado como las del futuro. Es como Maimónides dice (Leyes de Arrepentimiento, Capítulo 2): “El arrepentimiento también debe ser por el pasado”.

Él escribe: “¿Qué es el arrepentimiento? El  arrepentimiento consiste en que el pecador abandone su pecado, lo saque de su mente, y que resuelva en su corazón no volver a cometerlo nunca, como está escrito: ‘Que el malvado deje sus costumbres’. Y él también debe arrepentirse por el pasado, como está escrito: ‘Ya que, después de volver, me arrepentí’ y Él, que conoce todos los misterios, testificará que la persona nunca retornará a este pecado”.

Ahora podemos entender la importancia de la plegaria colectiva, como está escrito: “Yo resido entre mi propia gente”. El sagrado Zóhar dice: “Uno jamás debe retirarse de la gente, porque la misericordia del Creador siempre está en todo el pueblo, en conjunto”. Significa que si uno le pide al Creador que le dé vasijas de otorgamiento, como nuestros sabios dijeron: “Así como Él es misericordioso, tú también debes serlo”, uno debería rezar por toda la colectividad. Esto es así porque entonces es palpable que su objetivo es que el Creador le dé vasijas de otorgamiento puro, como está escrito: “La misericordia del Creador se encuentra siempre en todo el pueblo, en conjunto”. Se sabe que desde arriba no se otorga la mitad de algo. Eso significa que cuando la abundancia llega de arriba hacia abajo, esta abundancia es para toda la colectividad.

Por este motivo, uno debe pedir para toda la gente, ya que cualquier abundancia que llega desde arriba, siempre llega para toda la gente. Por eso dice: “La misericordia del Creador siempre está en toda la gente”. Por lo tanto, esto tiene dos significados ya que, para tener otorgamiento puro, hubiera sido suficiente rezar solo por una persona además de para sí mismo. Pero aquí hay otra cuestión: una persona debe pedir algo completo, porque es una regla en la espiritualidad que lo que llega es algo completo, y todas las observaciones se dan solamente en los receptores. Por este motivo, uno debe pedir para toda la gente.

Y como la abundancia llega a todo el público, y como no hay luz sin un Kli (vasija), es decir, que es imposible recibir satisfacción si no hay un lugar vacío para ella, donde la satisfacción pueda entrar, entonces la plegaria que la persona estaba realizando por el bien de la gente es respondida. Es como nuestros sabios dijeron (Baba Kama, 92): “Quien suplica misericordia para su amigo es respondido primero, ya que él necesita lo mismo”. Significa que a pesar de que la abundancia llega a la colectividad, a la colectividad le faltan las vasijas.

En otras palabras, la abundancia que proviene de arriba es suficiente para toda la gente, pero sin Kelim –carencias para poder llenar las cavidades–, el público no obtiene la abundancia que llega desde arriba. Mientras que quien tiene carencias, recibe respuesta primero.

La Agenda para la Reunión

Artículo Nº 17, 1985-86

En Masejet Berajot (p. 32), nuestros sabios escribieron: “Rabí Shamlai dijo, ‘Se debe alabar siempre al Creador y luego rezar’. ¿De quién recibimos esto? De Moisés, tal como está escrito: ‘Y yo imploré’”. Baal HaSulam interpreta que cuando uno desea pedir un favor a otro, debe saber: a) Si tiene lo que se él le pide porque, si no lo tiene, no tiene sentido pedir; y b) Que tenga un buen corazón. Esto es así porque él puede que tenga lo que pide, pero que no tenga el tipo de corazón que lo daría.

Así pues, primero se necesita alabar al Creador, es decir, creer que el Creador tiene todo lo que se le pide, y que el Creador es misericordioso y concede a todos su deseo para bien.

Resulta que cuando los amigos se reúnen en un sitio, la reunión tiene seguramente un propósito, pues cuando uno dedica parte de su tiempo –que debería emplear para sus propias necesidades, renunciando a sus compromisos y participando en una reunión– es porque desea adquirir algo. Por lo tanto, es importante ver que cuando cada amigo se marche a casa examine con qué vino a la reunión, y lo que ha adquirido ahora que vuelve a su hogar.

Algunas veces, durante la reunión de los amigos, todos se sienten bien durante la reunión. En ese momento no se les ocurre reflexionar con qué posesiones volverán a su casa, es decir: qué es lo que tengo en mi mano, qué he adquirido durante la reunión de los amigos y que no tenía antes de venir al grupo. Y entonces observa que no tiene nada.

Esto es igual a lo que está escrito (Deuteronomio, 23:25): “Si entras a la viña de tu prójimo, podrás comer todas las uvas que quieras, hasta que hayas saciado tu alma, pero no meterás ninguna en tus vasijas”. Debemos interpretarlo como que cuando los amigos se reúnen se le denomina “La viña de tu prójimo”, cuando te sientas y comes y bebes juntos, charlando de esto y lo otro, y el cuerpo disfruta durante estas acciones. Esto es igual a: “Podrás comer todas las uvas que quieras hasta que hayas saciado tu alma”.

Pero cuando te vas a casa y deseas ver lo que tienes en tus Kelim (vasijas), para llevarte algo del buen ánimo a casa, esto es, cuando has abandonado la reunión y quieres examinar lo que llevas en tus Kelim después de todo el festejo, vemos que: “Pero no meterás ninguna en tus vasijas”. En otras palabras, que no hay nada en los Kelim con lo que revivir el alma después de la reunión.

Sin embargo, cuando uno se esfuerza, se debe asegurar de que no lo hace sin una recompensa. Es como decimos en el rezo “Y vino a Sión”: “Para que no lleguemos en vano”. En cambio, cuando uno va a una reunión, debe adquirir alimentos allí, para que cuando regrese a casa pueda ver si tiene algo que poner en los Kelim. Entonces tendrá el nutrimento para alimentarse hasta la siguiente reunión. Y, hasta entonces, tendrá de lo que se ha preparado, es decir, de lo que ha adquirido durante la reunión de los amigos.

Por lo tanto, primero, la persona debe alabar la importancia de la reunión y luego ver lo que va a adquirir de esa actividad. Es como nuestros sabios dijeron: “Se debería siempre alabar al Creador y luego rezar”. En otras palabras, al comienzo de la reunión, es decir, al comienzo de las discusiones, al inicio de la reunión, se debe alabar al grupo. Todos y cada uno debe intentar proporcionar razones y explicaciones acerca de su mérito y su importancia. No deben hablar de nada que no sea para ensalzar al grupo.

Finalmente, el enaltecimiento debe ser revelado por todos los amigos. Luego, ellos deberán decir: “Ya hemos concluido con la primera etapa de la reunión de los amigos y comienza la etapa número dos”. Entonces, cada uno manifestará lo que piensa acerca de las acciones que podemos tomar para que cada uno pueda adquirir el amor por los amigos. En otras palabras, lo que cada persona puede hacer para adquirir el amor en su corazón por todos y cada uno de los que integran el grupo.

Y una vez que se ha completado la etapa dos −que consiste en las sugerencias de lo que se puede hacer en favor del grupo– da inicio la etapa número tres. Esta se refiere a llevar a cabo las decisiones de los amigos respecto a lo que se debería hacer.

Y con respecto al enaltecimiento del grupo, en Matan Torá (La entrega de la Torá) en el Punto 137, se introduce el asunto del amor por los amigos, que al vincularse con los amigos se puede adquirir la grandeza del Creador. Todo el mundo se encuentra inmerso en su amor propio y él desea seguir el camino del otorgamiento. Pero esto va en contra de la opinión general, pues es la naturaleza con la que fuimos creados, debido al propósito de la creación, que es, como se dijo: “Su voluntad de hacer el bien a Sus criaturas”.

Y todo nuestro poder para resistirla, para actuar al contrario –que no solo no queramos recibir para nosotros mismos, sino que deseamos dar, lo que se considera que todas nuestras acciones serían para otorgar satisfacción a nuestro Hacedor– radica en que, debido a la naturaleza del otorgamiento, una persona disfruta cuando da a una persona importante. Resulta que, sin el placer, la persona no puede hacer nada porque va en contra de su naturaleza.

Sin embargo, podemos reemplazar el placer. Eso significa que en lugar de recibir placer de un acto de recepción, desearemos recibir placer de un acto de otorgamiento. A esto se le llama “equivalencia de la forma”. Debemos decir que así como el Creador disfruta de dar a las criaturas, nosotros debemos disfrutar de dar al Creador.

De otra forma, es decir, si no sentimos alegría y placer cuando le damos al Creador, estamos mancillando la equivalencia de la forma. Es como nuestros sabios dijeron: “No ha habido alegría tal ante Él como el día en que los cielos y la tierra fueron creados”. No hubo alegría ante del Creador desde el día en que el mundo fue creado como la alegría que Él está destinado a disfrutar con los justos en el futuro (El Zóhar, 1, 115).

Por consiguiente, si no sentimos alegría al cumplir los mandamientos del Creador, aspirando al otorgamiento, no se considera como equivalencia de forma, porque la persona solo puede sentir alegría cuando existe el placer. Resulta que si él no siente deleite y placer al dar al Creador, no se considera todavía como equivalencia de forma, y que tiene espacio para recibir la abundancia superior, pues todavía carece del placer que el Creador siente cuando les da a las criaturas.

Se deduce que toda la base sobre la cual podemos recibir deleite y placer y sobre la que tenemos permitido disfrutar –y hasta es obligatorio–  es disfrutar de un acto de otorgamiento. Por lo tanto, hay un punto en el que debemos trabajar –la valoración de la espiritualidad. Se expresa cuando tengo cuidado en ver a quien me dirijo, con quien hablo, de quien son los mandamientos que cumplo, de quien son las leyes que aprendo, es decir, en buscar consejo sobre cómo valorar al Otorgante de la Torá.

Y antes de obtener por sí mismo alguna iluminación desde lo alto, uno debe buscar personas con los mismos pensamientos, quienes también busquen enaltecer la importancia de cualquier contacto con el Creador, de la forma que sea. Y cuando un gran número de personas lo apoyan, todos pueden recibir la ayuda de su amigo.

Debemos saber que “Dos es el plural menor”. Eso quiere decir que si dos amigos se sientan juntos y reflexionan sobre cómo engrandecer la importancia del Creador, es que ya tienen la fuerza de recibir el enaltecimiento de la grandeza del Creador bajo la forma del despertar desde abajo. Y a este acto, le sigue el despertar desde arriba y comienzan a tener alguna sensación de la grandeza del Creador.

Conforme a lo que está escrito: “En la multitud de la gente se halla la gloria del Rey”, se deduce que cuanto mayor sea el número del colectivo, más efectivo es el poder del colectivo. En otras palabras, ellos generan una atmósfera poderosa de la grandeza y la importancia del Creador. En ese momento, el cuerpo de cada persona siente que todo lo que desea hacer por la santidad –es decir, otorgar al Creador– como una inmensa fortuna; que tiene el privilegio de encontrarse entre personas que han sido recompensadas con servir al Rey. En ese momento, cualquier pequeña cosa que haga, lo llena de alegría y placer y ahora tiene algo con lo que puede servir al Rey.

En la medida en que el grupo considere la grandeza del Creador con sus pensamientos durante la reunión, cada cual conforme a su grado, genera la importancia del Creador dentro de sí. Por consiguiente, puede transitar todo el día por el mundo de la alegría y el regocijo, es decir, que disfruta de cada pequeña cosa que hace ligada al servicio del Creador. Eso se debe a que si él recuerda que debe contemplar la espiritualidad aunque sea durante un minuto, de inmediato dice: “Ya estoy muy agradecido por alabar y glorificar al Creador”, pues ahora cree que el Creador lo ha convocado y desea hablar con él.

Y cuando la persona imagina que el Rey le convoca y le dice que quiere jugar con él, ¿cuánta alegría experimentaría entonces y cuán animado se sentiría? Ciertamente, en ese estado de exaltación, no tendría pensamientos triviales. Se sentiría un poco turbado por no conocer las leyes y las costumbres del Rey −cómo comportarse cuando el Rey le habla.

Pero considera lo que sabe hacer para el rey como una gran fortuna, pues de cualquier forma conoce algunas de las reglas para cumplir los mandamientos del Rey, que aprendió en la escuela cuando era joven. Y ahora que ya ha crecido y desea servir al rey, seguro que carecerá del conocimiento de las leyes del Rey.

Resulta que su preocupación es que no sabe qué es lo que le proporciona al Rey mayor placer: qué acción o qué intención. Y además de esto, vive en un mundo que es todo bienestar. Al juntarse para la reunión, esto es en lo que el grupo debería pensar, y hablar de la grandeza del grupo, tal como está escrito: “Se debe alabar al Creador y luego rezar”.

Es lo mismo con el grupo. Cuando deseamos pedir algo al grupo, y a esto se le denomina “rezar”, primero debemos establecer el mérito del propio grupo y después “rezar”, es decir, pedir al grupo que nos proporcione lo que queremos de él.

Por lo tanto, primero necesitamos ver lo que tiene el grupo, cuáles son las posesiones que podemos recibir de ellos al vincularnos con ellos. Tal vez no necesitamos las posesiones del grupo, sino que, es más, nos alejamos de éstas tanto como nos es posible.

Y, en consecuencia, cuando alguien viene a la reunión de los amigos, siempre debe ver si los amigos tienen la meta que él anhela, que cada uno de ellos comprenda algo de la meta. Y él piensa que al unirse por la meta, cada uno recibirá su parte, así como las partes de todo el grupo. Resulta que cada uno de los integrantes del grupo tendrá la misma fuerza que la del conjunto del grupo unido.

Se desprende de ahí que cada uno debe considerar seriamente el propósito de la reunión −que al término de la reunión de los amigos esta debe aportar la sensación de que, cada uno tenga algo en su mano que pueda poner en sus vasijas, y que él no se encuentre en la situación de: “Pero no la meterás en tus vasijas”.  Cada uno debe considerar que si no se sienta especialmente atento durante la reunión, no solamente pierde él mismo, sino que corrompe a todo el grupo.

Esto se parece a lo que está escrito en el Midrash (Vaikra Rabba, Capítulo 4): “Dos personas entraron en un bote. Una de ellas comenzó a horadar un hoyo en el bote debajo de él. Aquel le dijo: “¿Por qué estas horadando?” Y este le replicó: “¿De qué te preocupas, si estoy horadando justo debajo de mí, y no debajo de ti?” Entonces aquel le respondió: “¡Qué necio! ¡Ambos nos ahogaremos al hundirse el bote!”

Y una vez que hayan hablado de la importancia y de la necesidad del grupo, comienza el orden de la corrección −cómo y con qué podemos fortalecer al grupo para que se convierta en una agrupación sólida, tal como está escrito: “Y allí acampó Israel frente al monte” (Éxodo 19:2), y fue explicado que “como un hombre y un corazón”. El orden debe ser que cualquiera que tenga una sugerencia en cuanto a mejorar el amor por los amigos, esta debe discutirse, pero debe ser aceptada por todos los amigos para que no exista aquí ningún asunto de coacción

Hasta ahora, hemos discutido la conexión entre hombre y hombre, que sirve para conducirnos a la conexión entre el hombre y Dios, tal como está escrito en Matan Torá (La entrega de la Torá) en el Punto 137. Resulta que al hablar de la importancia de los amigos y de que toda su importancia radica en que nos conduce hasta el amor por el Creador, también deberían pensar que el amor por los amigos debe conducirnos a la importancia del amor por el Creador.

270.  Quién causa el Rezo

Artículo Nº 18, 1985-86

Nuestros sabios escribieron (Masejet Berajot 32): “Uno debe siempre alabar al Creador y luego rezar”. Eso nos muestra que uno debe creer que cuando una persona llega al estado en que siente sus fallas en el trabajo del Creador –cuando siente que su fe no es como debería ser, esto es, tener la habilidad de creer que el Creador es benevolente, y este sentimiento, cuando ve que no puede dar las gracias al Creador y decir sinceramente: “Bendito sea Aquel que dijo: ‘Que haya un mundo’”, es decir, que disfruta tanto del mundo que agradece al Creador por haber creado el mundo para que él tenga algo con lo que disfrutar. Si no siente el deleite y el placer que se pueden recibir, es difícil para él el estar agradecido por ello. Y le duele no poder alabar al Creador por el mundo que Él ha creado y decir sinceramente: “Bendito sea Aquel que dijo: ‘Que haya un mundo’”.

Y esa carencia le duele, es decir, que él dice que ese sentimiento debe haber llegado hasta él porque está alejado del Creador, es decir, porque está inmerso en el amor propio. Eso le provoca separarse del Creador, lo que significa que no siente la grandeza del Creador debido a que el Creador se oculta de él.

Y, por lo tanto, no puede ver la verdad, tal como está escrito: “Pues es tu vida y la extensión de tus días”. Y tampoco puede sentir la importancia de la Torá, tal como está escrito: “Pues esta es tu sabiduría y tu comprensión a los ojos de las naciones, que escucharán todos estos estatutos y dirán: ‘Seguramente esta gran nación es la de un pueblo sabio y versado.’”

Cuando una persona medita y concluye: “¿Dónde está este entusiasmo del que hablan las naciones acerca de nosotros: ‘Seguramente esto… es un pueblo sabio y versado’, lo somos, por la Torá, porque observamos lo que está escrito: ‘Observa y cumple; porque en eso estriba tu sabiduría y tu entendimiento a los ojos de las naciones’. Entonces, ¿por qué no siento la importancia de la Torá y las Mitzvot?”

En ese estado de reflexión, cuando él siente cuán alejado está de cualquier reverencia por el trabajo del Creador, y comienza a despertar y pensar: “Algo debe hacerse. No puedo estar en este estado de bajeza durante el resto de mi vida”. Ciertamente, este es el momento en el que una persona comienza a rezar al Creador para que lo acerque a Él y lo ayude desde arriba, como nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a purificarse recibe ayuda”.

En otras palabras, Él debe elevar la ocultación de la grandeza y la importancia de la Kedushá (Santidad) desde sí mismo, para poder  vencer todos los pensamientos despreciables y deseos que llegan desde el amor propio, y que todas sus preocupaciones traten solamente sobre lo que puede hacer por la Kedushá, llamada “para otorgar satisfacción a su Hacedor”. Y, ciertamente, eso sólo puede hacerse en la medida en que cree en la grandeza e importancia del Creador.

Por lo tanto, pide del Creador que le abra los ojos para que vea y sienta la grandeza e importancia del Creador, como está escrito (Salmos 88): “Señor, por qué rechazas mi alma? ¿Por qué me ocultas Tu rostro?” Y entonces es un rezo desde el fondo del corazón. Esto es, en ese momento, la persona quiere que el Creador sane su corazón, tal como está escrito (Salmos 147): “Él sana a los de corazón roto y venda su tristeza”.

Y entonces uno probablemente piense que el despertar del rezo para que el Creador lo acercara a Él proviene de sí mismo, y espera la salvación del Creador, y que Él le ayude concediéndole su plegaria. Esto es, que Él lo llevará cerca de Él, puesto que está rezando ahora porque ahora siente Su carencia, la cual no sentía antes.

Por lo tanto, cuando una persona no recibe del Creador lo que piensa que el Creador debería darle, se enfada porque el Creador no le conceda su plegaria. En cuanto a las otras personas, cree que Él no les acerca porque no tienen un deseo por la espiritualidad. Pero él no es como la otra gente, quienes no tienen ninguna afinidad con el Creador, por lo que el Creador no necesita acercarles de ninguna manera.

Pero el Propio Creador puede ver que ese hombre, quien reza para que el Creador le ayude a acercarse a Él, no es como las demás personas, sino que es más elevado que el populacho; él entiende el mundo y su propósito, y considera el propósito por el que fue creado y lo que debe lograr. Pero cuando ve a las otras personas, ve su bajeza –que todos sus pensamientos y acciones son para su propio beneficio– y siente que él tiene una comprensión diferente porque su mente y sus cualidades son más virtuosas y dignas que las de las de las otras personas.

Además, algunas veces uno ve que incluso es más virtuoso que las otras personas de su grupo. Ve que ellos piensan ocasionalmente en la espiritualidad, pero él, cada pensamiento y todos sus deseos son solo sobre la espiritualidad. Siempre quiere salir del amor propio, y todas sus peticiones al Creador son sólo para que Él le libere de esta bajeza. Y no ve que sus amigos sean así de serios también, y que piensen sólo sobre espiritualidad.

Por esa razón, está molesto con el Creador por no concederle su plegaria, dejándolo en su estado actual como el resto de los amigos, y no es considerado con él, es decir, con su plegaria, que es un verdadero rezo desde el fondo del corazón. Por lo tanto, con respecto a que se le conceda su plegaria, encuentra que hay una falla arriba.

Y se pregunta a sí mismo: “Pero está escrito: ‘Para que escuches el rezo de cada boca’, y ‘Cada boca’ significa que toda la boca debe pedir el rezo, es decir, que todo su cuerpo exige que el Creador le ayude. Pero, en cuanto al resto de las personas, sus rezos no son respondidos porque no es con ‘cada boca’.”

Baal HaSulam dijo acerca de esto: “Está escrito: ‘Y sucederá que antes de que ellos llamen, Yo responderé, y mientras aún estén hablando, Yo escucharé.’” Él interpreta que cuando una persona siente su falta y reza para que el Creador le ayude,  no es porque la persona siente su falta, y eso le da una razón para rezar. Más bien, la razón es que él está siendo favorecido por el Creador, y el Creador desea acercarlo.

En ese momento, el Creador le envía la sensación de su propia carencia, y le llama para unirse a Él. En otras palabras, es el Creador quien le acerca, dándole un deseo de volverse hacia el Creador y hablar al Creador. De eso se deduce que ya se le ha concedido el rezo incluso antes de que rezara. Eso se llama “Antes de que llamen, Yo responderé”. En otras palabras, el Creador acercó a esa persona a Él antes de que apareciera el pensamiento en la mente del hombre de que debía rezar al Creador.

Pero, ¿por qué el Creador le eligió a él y le llamó para presentarse ante a Él y rezar? Para eso, no tenemos respuesta. En lugar de esto, debemos creer por encima de la razón que eso es así. Eso es lo que llamamos “Guía de la Providencia Privada”. Uno no debe decir: “Estoy esperando que el Creador me dé el despertar desde arriba y entonces tendré la posibilidad de trabajar en el trabajo de santidad”. Baal HaSulam dijo que, con respecto al futuro, una persona debe creer en la recompensa y el castigo, es decir, que debe decir (Avot, Capítulo 1): “¿Si yo no estoy para mí, quién está para mí, y cuando yo estoy para mí, qué soy yo, y si no es ahora, entonces cuándo?

Por lo tanto, uno no debe esperar otro momento. En cambio, debe decir: “¿Si no es ahora, entonces cuando?” Y no debe esperar un mejor momento, entonces: “Luego me levantaré y haré el trabajo de santidad”. Más bien, es como nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 2): “No digas: ‘Estudiaré cuando tenga tiempo’, no sea que no tengas tiempo”.

Pero después del hecho, dijo Baal HaSulam, uno debe creer en la Providencia privada –que no fue la persona quien llamó al Creador, sino el Creador quien llamó a la persona y le dijo: “Quiero que Me hables”. De eso se deduce que la razón del acercamiento no provino del individuo sino del Creador. Por esa razón, uno no debe pensar que el Creador no escucha su rezo. En cambio, Él lo acercó incluso antes de que se volviera al Creador para que lo acercara a Él.

Eso se llama “Antes de que ellos llamen, Yo responderé”. De lo antes dicho se deduce que si la persona ha despertado para sentir su innoble estado, eso no vino del individuo, sino del Creador que le envió ese sentimiento para que pidiera que lo acercara. Por lo tanto, en cuanto uno tiene un pensamiento de que está alejado del Creador y desea rezar al Creador para que lo acerque, no debe rezar antes de no haber dado gracias al Creador por haberlo llamado para acercarlo.

El Creador quiere que el hombre rece al Creador. Y cuando una persona hace un autoanálisis sobre por qué de pronto recordó que hay espiritualidad y que él debería tratar de obtener algo en la espiritualidad, si inmediatamente dice que el Creador le envío ese pensamiento, entonces puede rezar.

Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “Uno debe siempre alabar al Creador”. En otras palabras, tan pronto como uno comienza a considerar su situación con respecto a la espiritualidad, debe inmediatamente alabar y agradecer al Creador por haberle dado el pensamiento y deseo por la espiritualidad. Luego, cuando sabe que el Creador lo está llamando, inmediatamente comienza a agradecer y a alabar al Rey por haberle acercado. Es en este momento cuando él puede rezar por su situación, ya que ve que carece de la Torá y no ve la distinción entre verdadero y falso, y reza para que el Creador le enseñe el camino de la verdad.

Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron (Midrash Rabba, Toldot, 63, Marca 5): “‘Y el Señor le respondió’. Rabí Levi dijo: ‘Hay una alegoría acerca de un príncipe que se esforzaba por tomar una libra de oro de su padre. Él se esforzaba desde dentro y se esforzaba desde fuera, ya que en árabe, ‘esforzarse’ significa ‘pedir’. Él interpreta allí los regalos del sacerdocio, pues ‘tomar una libra significa que su padre también deseaba darla, y se esforzaba de manera opuesta para apresurarlo a que tomara’”.

De lo que hemos explicado, la razón de que una persona quiera acercarse proviene del Creador. El Creador no espera que la persona despierte, sino que despierta a la persona. Después, uno ruega que el Creador lo acerque. Podemos entenderlo con la alegoría que da acerca del verso,  “Y… le respondió”, lo que significa que Isaac le rezó al Creador.

Y dio una alegoría acerca de ello, es decir, que su padre, esto es, el Creador, conspira desde dentro, lo que significa que su padre le dio el pensamiento y el deseo de rezarle a Él, y luego el príncipe conspira desde fuera. En otras palabras, el pueblo de Israel son príncipes, y están fuera del palacio del Rey y desean acercarse al Creador, es decir, entrar al palacio del Rey. Eso significa que su padre del cielo comenzó primero.

284. Acerca de “por encima de la razón”

Artículo Nº 21, 1985-86

Con respecto a por encima de la razón, debemos usar esa herramienta entre amigos y entre un individuo y el Creador. Sin embargo, hay una diferencia entre ellos. Entre un individuo y el Creador, esa herramienta debe permanecer para siempre. En otras palabras, uno no debe subestimar esa herramienta llamada ‘fe por encima de la razón’. Pero entre amigos, si puede ver la virtud de sus amigos dentro de la razón, todo es mejor.

Y, sin embargo, la naturaleza del cuerpo es lo opuesto −pues siempre ve los defectos de su amigo, y no sus virtudes. Esa es la razón por la que nuestros sabios dijeron: ‘Juzga a cada persona favorablemente’. En otras palabras, aunque dentro de la razón veas que tu amigo está equivocado, aun así debes tratar de juzgarle favorablemente. Y esto puede ser por encima de la razón. Es decir, aunque lógicamente no puede justificarlo, por encima de la razón, no obstante, puede justificarlo.

Sin embargo,  si puede justificarlo dentro de la razón, es ciertamente mejor. Si, por ejemplo, ve que sus amigos están en un grado más elevado que el suyo, ve dentro de la razón cómo él se encuentra en absoluta bajeza, comparado con sus amigos, ya que todos los amigos cumplen con el programa para asistir al seminario, y se interesan por todo lo que está ocurriendo entre los amigos, para ayudar a cualquiera de la manera en que pueden, e inmediatamente implementan con hechos reales cada consejo que dan los maestros para el trabajo, etc. Eso, ciertamente, le afecta y le da fuerza para sobreponerse a su pereza, tanto cuando necesita despertar antes del amanecer como cuando es despertado.

Durante la lección, su cuerpo también está más interesado en las lecciones, pues de otra manera irá por detrás de sus amigos. Igualmente, con cualquier cosa que concierna a la Kedushá (santidad), debe tomarla más seriamente porque el cuerpo no puede tolerar la bajeza. Además, cuando su cuerpo observa a sus amigos ve, dentro de la razón, que todos están trabajando para el Creador y, entonces, su cuerpo también le permite trabajar para el Creador.

Y la razón por la que el cuerpo le ayuda a hacer el cambio al otorgamiento es como se mencionó −que el cuerpo no desea tolerar la bajeza. En lugar de esto, cada uno siente orgullo, y él no quiere aceptar una situación en donde su amigo es más grande que él. Así, cuando ve que los amigos están en un nivel más elevado que el suyo, eso le provoca ascender de cualquier manera.

Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “La envidia hacia lo opuesto incrementa la sabiduría”. En otras palabras, cuando todos los amigos ven que el grupo se encuentra en un nivel elevado, tanto en pensamientos como en acciones, es natural que cada uno deba aumentar su grado a un nivel más alto del que tiene por las cualidades de su propio cuerpo.

Eso significa que si, por naturaleza, no siente grandes deseos, no se siente intensamente atraído por el honor ni siquiera a través de la envidia, puede adquirir poderes adicionales que su naturaleza no tenía al nacer. En lugar de eso, la cualidad de la envidia dentro de él, esa fuerza procreó nuevos poderes dentro de él, los cuales existen en el grupo. Y a través de ellos, recibe esas nuevas cualidades, es decir, poderes que no le fueron transmitidos por sus progenitores. Así pues, ahora tiene nuevas cualidades que el grupo ha procreado en él.

De eso se deduce que una persona tiene cualidades que los padres dan en herencia a sus hijos, y tiene cualidades que adquiere del grupo, lo cual es una nueva posesión. Y eso le llega sólo por medio del vínculo con la sociedad y por la envidia que siente hacia los amigos cuando ve que ellos tienen mejores cualidades que las suyas. Eso le motiva a adquirir esas buenas cualidades que él no tiene y de las que está celoso.

Así, a través del grupo, adquiere nuevas cualidades que adopta al ver que ellos se encuentran en un grado más elevado que el suyo, y les tiene envidia. Esa es la razón por la que ahora puede ser más grande que cuando no tenía un grupo, ya que obtiene nuevos poderes a través del grupo.

Sin embargo, esto puede decirse si verdaderamente ve a los amigos en un grado más elevado que el suyo. Pero, al mismo tiempo, la inclinación al mal le muestra la bajeza del grupo y le hace pensar: “Por el contrario, ese grupo al que deseas unirte no es para ti. Ellos se encuentran muchos grados por debajo del tuyo. Así, de ese grupo, no sólo no ganarás nada, sino que incluso las fuerzas que posees de nacimiento, y que son pequeñas, ese grupo tiene cualidades incluso menores que las tuyas.

Así que, de hecho, deberías permanecer alejado de ellos. Y si quieres unirte a ellos, al menos asegúrate de que todos te obedezcan, es decir, sigan tu razonamiento de cómo debería comportarse el grupo: cómo sentarse cuando se reúnen, cómo estudiar, y cómo rezar. En otras palabras, que  todos sean serios, y Dios no permita que sonrían o discutan con los amigos sobre asuntos mundanos: si se ganan la vida o cómo se ganan la vida, fácilmente o con dificultades, si tienen un trabajo donde no sufren o si tienen dificultades con el patrón que le hace la vida imposible, o si sus compañeros no se burlan de él por ser ortodoxo, etc.

Todos esos asuntos no son importantes y es una pérdida de tiempo pensar sobre ellos, porque son sólo asuntos corpóreos. Él, por otro lado, vino a tomar parte en una asamblea de Israel con un propósito noble, que es ser un verdadero siervo del Creador”.

De eso se deduce que cuando desea olvidar su corporalidad –cuando, de hecho, su corporalidad le preocupa profundamente y no le hace caso y no quiere recordarla– los amigos llegan y empiezan a discutir la corporalidad de sus amigos. Y él no se interesa sobre la corporalidad de sus amigos, ya que ahora quiere espiritualidad: “Entonces, ¿por qué, de pronto, los amigos enturbian mi mente con asuntos mundanos que no me conciernen a mí en absoluto? ¿Para eso quiero olvidar mi corporalidad, para tener tiempo para pensar en la corporalidad de mis amigos, es posible? Así pues “Más vale que me escuches a mí y permanezcas lejos de ellos”, le dice su cuerpo: “Y ciertamente tendrás más éxito. ¿Por qué enturbiar tu mente con tales absurdos?”

De eso se concluye que cuando el cuerpo le muestra la inferioridad de sus amigos, ¿qué puede responderle a su cuerpo cuando llega con los argumentos de un justo? En otras palabras, el cuerpo no le aconseja alejarse del grupo porque el cuerpo le sugiera que es malvado. Por el contrario, el cuerpo le dice: “Permaneciendo lejos del grupo, serás justo y pensarás sólo acerca de tu espiritualidad y, cuando sea necesario, también de tu corporalidad”.

Por lo tanto, si una persona cree que sin un grupo es imposible avanzar y alcanzar el amor al Creador, ya que ese es el trampolín para salir del amor propio y entrar en el amor al Creador, no tiene otra opción sino ir por encima de la razón. En otras palabras, debe decirle a su cuerpo: “El hecho de que veas que ellos realmente no están en el grado de anhelar alcanzar el amor al Creador como tú deseas –esto es, puesto que tú eres mi cuerpo, veo en ti que eres más santo que el resto de los cuerpos de los amigos, ya que tú deseas ser siervo del Creador.

Veo que me aconsejas dejar a los amigos porque sus cuerpos ya muestran su inferioridad y no tienen la fuerza para ocultar sus cualidades inadecuadas, ya que la gente normalmente oculta su maldad a los demás para que estos le respeten por tener cualidades sobresalientes. Pero aquí, su maldad es tan grande que son incapaces de superar el mal y ocultarlo para que otros no lo vean. Así pues, desde mi perspectiva, son ciertamente innobles.

“Sin embargo, sin una sociedad no ganaré nada, para todas mis buenas cualidades. Así pues, por encima de la razón, observaré lo que los sabios dijeron (Avot, Capítulo 4): ‘Sé muy, muy humilde’. En otras palabras, debo ir por encima de la razón y creer que ellos están en un grado más alto que el mío. Y, entonces, en el grado de mi fe, podré recibir coraje y fuerza de la sociedad, y recibir de ellos lo que la sociedad puede dar”.

De eso se deduce que la única razón por la que está aceptando amor a los amigos por encima de la razón es por necesidad, por falta de otras opciones; pero, dentro de la razón, ve que él está en lo correcto.

Sin embargo, es precisamente aquí, es decir, con respecto a los amigos, donde el ir “desde la razón” es más importante que el grado de “por encima de la razón”. Eso es así porque, en verdad, cuando una persona desea acercarse en Dvekut (adhesión) con el Creador a través del trabajo que desea hacer sólo para otorgar, el mal comienza a aparecer en él. Y el asunto del reconocimiento del mal no es una cuestión intelectual. Más bien, es una sensación en el corazón.

Eso significa que debería sentirse como si él fuera peor y más vil que el resto del mundo. Y si no ha llegado a sentirlo, sino que piensa que hay alguien que aún es peor que él, entonces probablemente no ha obtenido el reconocimiento del mal. En otras palabras, el mal aún está oculto en su corazón y aún no le ha sido revelado.

Eso es así porque sólo es posible ver el mal cuando él posee algo de bien. Por ejemplo, es imposible detectar algo sucio en la casa si está oscuro. Pero cuando enciendes una lámpara, puedes ver que hay suciedad.

Igualmente, si uno no lleva a cabo buenos actos, es decir, si no se dedica a la Torá y a la plegaria y desea acercarse al Creador, no tiene luz que ilumine su corazón para que le permita ver el mal que hay en éste. De eso se deduce que la razón por la que aún no ve que hay más mal en su corazón que en el de todos los amigos es que aún necesita más bien. Por eso, piensa que es más virtuoso que sus amigos.

Por lo tanto, resulta que si ve que sus amigos son peores que él es porque carece de  la luz que brillará para él y mediante la que verá el mal en sí mismo. Así pues, todo el asunto del mal que está en el hombre no está en descubrir el mal, ya que cada uno tiene este mal, llamado “deseo de recibir por recibir”, que es el amor propio, sino que toda la diferencia está en la revelación del mal. En otras palabras, no todas las personas ven y sienten que el amor propio es malo y dañino, ya que la persona no ve que dedicarse a satisfacer su deseo de recibir, llamado “amor propio” lo dañará.

Sin embargo, cuando comienza a hacer el santo trabajo en el sendero de verdad, esto es, cuando desea obtener Dvekut (adhesión) con el Creador, para que todas sus acciones sean para el Creador, a través de esto recibe un poco más de luz que ilumina para él a cada vez y entonces comienza a sentir que el amor propio es algo malo.

Es un proceso gradual. Cada vez ve que eso es lo que le obstruye obtener Dvekut con el Creador, ve cada vez más claro cómo el deseo de recibir es su enemigo real, tal y como el Rey Salomón se refirió a la inclinación al mal como “un enemigo”. Acerca de ello, está escrito: “Si tu enemigo tiene hambre, aliméntale de pan, porque apilarás carbones ardientes en su cabeza”.

Por lo tanto, vemos que, en verdad, la persona debe sentir que es peor que los demás porque, de hecho, es cierto. Y también debemos entender lo que nuestros sabios dijeron: “La envidia de los contrarios incrementa la sabiduría”. Eso es, precisamente, dentro de la razón. Pero, por encima de la razón, el mérito de sus amigos no es tan evidente como para decir que siente envidia de ellos, puesto que entonces eso le haría trabajar y esforzarse ya que sus amigos le obligan, debido a la envidia.

Baal HaSulam interpretó una frase de Rabí Yohanan: “El Creador vio que los justos eran pocos. Él los situó y plantó en todas y cada una de las generaciones”, como se dijo: “Porque los pilares de la tierra son del Señor, y Él ha establecido el mundo sobre ellos”. Rashi interpreta: “Espárcelos a través de todas las generaciones”, para que sean una base, sustento, y fundación para la existencia del mundo (Yoma 78b). “Pocos” significa que fueron disminuyendo. Por lo tanto, ¿qué hizo Él? “Él los puso en todas y cada una de las generaciones”. Así, poniéndolos en cada generación, se multiplicarían.

Debemos entender cómo se multiplicarían si Él los plantó en todas y cada una de las generaciones. Debemos entender la diferencia entre todos los justos estando en una sola generación o estando disgregados a través de todas las generaciones, como se entiende de las palabras del comentario de RASHI, que al esparcirlos a través de las generaciones los justos se incrementarían.

Él, Baal HaSulam, dijo: “Teniendo justos en cada generación, habrá sitio para la gente que no tiene las cualidades innatas para obtener Dvekut con el Creador. Sin embargo, mediante la unión con los justos que estarán en cada generación, mediante su adhesión a ellos, aprenderán de sus acciones y tendrán la posibilidad de adquirir nuevas cualidades a través de los justos que estarán en cada generación. Esa es la razón por la que Él esparció a los justos en todas y cada una de las generaciones, para que, de esa manera, los justos se incrementaran”.

Y como fue dicho, puede obtenerse lo mismo a través de adhesión con los amigos –nuevas cualidades por las que estarán capacitados para obtener Dvekut con el Creador. Y todo eso puede decirse mientras ve los méritos de los amigos. En ese tiempo, es relevante decir que debe aprender de sus acciones. Pero cuando ve que él está mejor calificado que ellos, entonces no tiene nada que pueda recibir de los amigos.

Esa es la razón por la que dijeron que cuando la inclinación al mal llega y le muestra la bajeza de los amigos, debe ir por encima de la razón. Pero, ciertamente, será mejor y tendría más éxito si pudiera ver, desde la razón, que los amigos están en un nivel más alto que el suyo. Con ello podemos entender el rezo que Rabí Elimelej escribió para nosotros: “Permite que nuestros corazones vean las virtudes de nuestros amigos, y no sus defectos”.

Sin embargo, entre un individuo y el Creador, eso es un asunto completamente distinto. En otras palabras, es mejor “por encima de la razón”. Significa que si asume la fe por encima de la razón, su trabajo está en el sendero correcto. No ocurre así dentro de la razón, aunque el intelecto de la persona lo capte de manera diferente. En otras palabras, cada persona conoce y entiende que si no tuviera que creer, sino que Su Providencia fuera revelada a través del mundo, esto es, a todas las criaturas, ciertamente todo el mundo se esforzaría en la Torá y las Mitzvot, y no habría lugar para los seculares. Por el contrario, todos serían ortodoxos.

Sin embargo, Su Providencia no es revelada a los inferiores. En lugar de esto, ellos deben creer. No obstante, la fe es un asunto difícil, ya que el Creador nos da el intelecto y la razón para ver cada asunto según nuestros propios ojos. Nosotros consideramos todo lo que concierne a las relaciones humanas de acuerdo a nuestro mejor juicio, y ahí no hay nada que nos aporte distinciones excepto nuestras mentes, como nuestros sabios dijeron: “Un juez sólo tiene lo que sus ojos ven” (Baba Batra 131). Se deduce que nosotros conducimos todos nuestros asuntos dentro de la razón, no por encima de la razón.

Y, por ese motivo, cuando la persona comienza con el trabajo del Creador y le dicen que debe asumir la fe por encima de la razón, comienza a pensar: “Pero yo veo que el Creador nos da la razón para entenderlo todo de acuerdo al intelecto, es decir, según la manera en la que comprende nuestra mente. Así, ¿cómo puedo asumir algo que va en contra de mi mente?” Es un asunto muy difícil para el cuerpo el entender que hacer el trabajo de santidad en la fe por encima de la razón va en su propio interés.

Por encima de la razón se aplica en mente y en corazón. Ese es el motivo por el que no todas las personas pueden entrar en el trabajo de santidad en la forma de otorgamiento, que es el trabajo por encima de la razón. Por ese motivo, cuando se enseña al resto del mundo el trabajo del Creador, la orden es como Maimónides dijo, que empiezan en Lo Lishmá (no en beneficio de Él), hasta que ganan conocimiento y adquieren mucha sabiduría, y entonces se les dice que la esencia del trabajo es para otorgar, lo cual se llama “trabajar para el Creador”.

Sin embargo, debemos entender por qué es mejor por encima de la razón. Lo opuesto parece tener más sentido: que si servir al Creador estuviera vestido dentro de la razón, llegaría más gente que querrían ser siervos del Creador. Baal Hasulam dijo acerca de ello que uno no debe pensar que el que Creador nos dé Su trabajo en la forma de “por encima de la razón”, es un grado bajo. En cambio, debemos creer que es un grado muy alto, porque sólo a través de ello uno tiene la posibilidad de ser apto para trabajar por otorgar. De otra manera, tendríamos que caer en “con el fin de recibir”.

Por lo tanto, aunque habría más gente que estaría sirviendo si el trabajo hubiera sido dentro de la razón, nunca tendrían la posibilidad de lograr Dvekut con el Creador, que es el trabajo para otorgar. Por lo tanto, aunque hubiera un incremento en cuanto a la cantidad, en términos de calidad sería imposible para el hombre el ser capaz de recibir el deleite y el placer que el Creador desea dar a las criaturas, de acuerdo a Su deseo, que es hacer el bien a Sus creaciones.

Por lo tanto, para el deleite y el placer que las criaturas recibirán para no tener defectos, esto es, evitar el pan de la vergüenza, para eso existió la corrección del Tzimtzum (restricción) −ya que la abundancia superior no brilla salvo en donde hay equivalencia de forma. Eso se considera que las criaturas reciben la abundancia en vasijas de otorgamiento. Y cuando no hay vasijas de otorgamiento, las criaturas deben permanecer en la oscuridad, que se llama “morirán sin sabiduría”.

Sin embargo, debemos saber que, aunque hay luz de la Torá, también en Lo Lishmá, sobre lo cual nuestros sabios dijeron: “Uno siempre debe esforzarse en la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá, porque de Lo Lishmá uno llega a Lishmá, ya que la luz en ésta, reforma”, después, uno debe alcanzar Lishmá. En otras palabras, debe llegar a trabajar por encima de la razón en mente y corazón.

Pero, entre el hombre y su amigo, si puede trabajar en el amor de los amigos dentro de la razón, es decir, si trata de ver a los amigos como que están en un nivel de santidad más alto que él mismo, esto es ciertamente mejor. En otras palabras, si ve dentro de la razón que los amigos están más cerca de Dvekut con el Creador que él, esto es indudablemente mejor que si tuviera que creer por encima de la razón.

Así, en verdad, ve que está en un grado más alto que los amigos. Dentro de la razón, siempre ve a los amigos como inferiores. Sin embargo, cree, por encima de la razón, que debe decir −porque es una Mitzvá (mandamiento/buen acto)− que debe creer que no es como él lo ve. Ciertamente, si puede ver dentro de la razón que los amigos se encuentran en grados de santidad, mejor todavía.

De manera similar, si podemos interpretar (Samuel, 16:7): “Pero el Señor le dijo a Samuel: ‘No mires su apariencia o lo elevado de su estatura, porque Yo lo he rechazado; porque no es como el hombre ve, porque el hombre mira los ojos, pero el Señor mira al corazón’”.

Nosotros, por lo tanto, vemos que cuando el Creador envío a Samuel a ungir a uno de los hijos de Yishai, Samuel entendió a través de lo que vio en sus ojos que Eliab hijo de Yishai era adecuado para ser el rey de Israel en lugar del Rey Saúl, pero el Creador no estuvo de acuerdo con su percepción. Al final, trajeron a David, quien estaba pastoreando al ganado, y David era pelirrojo con ojos claros y de hermosa apariencia, “Y el Señor dijo: ‘Levantaos, ungidle, porque es Él’”.

¿Qué nos enseña eso? Aquí vemos dos cosas:

1)  Desde la perspectiva de Samuel, él apreció que las virtudes de Eliab –de acuerdo a su mente− eran adecuadas para ser el rey de Israel. Pero el Creador le dijo: “Ahora, no sigas a tu razón”, ya que en lo que se refiere al Creador, la razón no tiene valor. Más bien, como el Creador quiso coronar a un rey, a eso se le llama “entre un individuo y el Creador”, donde no hay lugar para la razón: “Porque Mis pensamientos no son tus pensamientos, tampoco Mis modos son tus modos”. En cambio, ¿qué le dijo el Creador? “Porque no es como el hombre mira, porque el hombre mira a los ojos, y el Señor mira hacia el corazón”.

De acuerdo a lo dicho antes, podemos interpretar que “Porque el hombre mira a los ojos”, es bueno entre una persona y su amigo. En ese caso, es bueno si uno puede ir dentro de la razón, y que esto está de acuerdo con lo que uno ve.

No es así con: “Y el Señor mira hacia el corazón”. En otras palabras, con respecto a asuntos del Creador, uno no debe ver según sus propios ojos, sino por encima de la razón. Así pues, aquí se deben hacer dos discernimientos: 1) Entre una persona y el Creador: es mejor por encima de la razón, 2) entre una persona y su amigo: es mejor dentro de la razón.

Ese es el motivo por el que el Creador le dijo: “No mires su apariencia”, ya que respecto a seguir lo que ven sus ojos, esto es bueno entre un hombre y su amigo. Si puedes ver los méritos del amigo desde de la razón, mejor todavía. Pero no es así cuando quiero ungirle como rey. Esa decisión Me pertenece, le quiero como rey. A esto se le llama “Entre una persona y el Creador”. Aquí el trabajo correcto es por encima de la razón, ya que, precisamente de esa manera, es posible alcanzar el “recibir para otorgar”. De otra manera, caerá en “recibir para recibir”, lo que causa la separación y el alejamiento de la Kedushá (santidad).

Sin embargo, aquí surge una pregunta, después de que uno ha decidido ir por encima de la razón y no mirar a todas las cuestiones que el cuerpo comienza a preguntar. Cuando empieza a trabajar en el sendero de otorgamiento y de la fe por encima de la razón, y supera los obstáculos –las cuestiones que el cuerpo le trae del mundo que le rodea– y cierra sus ojos y no desea ver nada que contradiga la mente y el corazón, sino que ha decidido ir sólo por encima de la razón; después de esa decisión, de pronto, algunas veces, aduce grandes excusas con las que el cuerpo debe estar de acuerdo.

Así pues, ve que ahora está yendo dentro de la razón. Pero, ¿qué puede hacer, cuando ahora ve, a través de las excusas que recibió desde arriba, que se dice a sí mismo: “¿Qué puedo hacer ahora que no tengo sitio donde poder trabajar por encima de la razón? Ahora veo que todo lo que hago para otorgar es como debe ser”.

Así pues, ya no tiene ninguna pregunta sobre servir al Creador, que lo fuerce a trabajar por encima de la razón. Pero, como el trabajo es fundamentalmente por encima de la razón, ¿qué puede hacer cuando se encuentra en tal estado?

Baal HaSulam dijo que cuando una persona es recompensada con alguna revelación desde arriba y ahora siente que tiene valor ser siervo del Creador, de eso se deduce que hasta ahora había trabajado en la forma de “por encima de la razón”: el cuerpo no estaba de acuerdo con ese trabajo y siempre había tenido que sobreponerse, necesitando que el Creador le diera fuerza por encima de la razón. Pero ahora ya no necesita la ayuda del Creador, ya que ahora siente que tiene una base en la cual construir su estructura. En otras palabras, ya tiene un apoyo en el cual confiar.

Así pues, ahora está dañando la fe que usaba antes, ya que ahora ya puede decir: “Gracias a Dios, me deshice de la carga de fe, que fue una carga y un lastre para mí”. Pero ahora ya tengo una base dentro de la razón porque ahora he recibido algún despertar desde arriba con el que el cuerpo está de acuerdo en que vale la pena observar la Torá y las Mitzvot. De ahí resulta que, mediante ello, está dañando la fe.

Y Baal HaSulam dijo que en ese momento, uno debe decir: “Ahora veo que la manera real es, de hecho, ir por encima de la razón. Y la evidencia de eso es el hecho de que ahora he sido recompensado con alguna iluminación desde arriba, sólo porque he tomado sobre mí el ir por encima de la razón. Ese es el motivo por el que fui recompensado con que el Creador me acercara un poco más a Él y me diera algún despertar desde arriba”.

Y esta iluminación que ha recibido ahora le da una respuesta a todas sus preguntas. Resulta que esto da evidencia de “por encima de la razón”. Así pues, ¿qué debo hacer ahora para continuar con por encima de la razón? Sólo hay que reforzar y empezar a buscar maneras de vestir su trabajo de “por encima de la razón”.

De ahí se deduce que mediante ello, no dañó su fe en absoluto, ya que caminaba en ella antes de ser recompensado con alguna iluminación desde arriba, ya que incluso ahora no está recibiendo la iluminación como fundamento sobre el que construir la estructura de su trabajo. Más bien, está tomando la iluminación como testimonio de que está en el sendero correcto, que está en la fe por encima de la razón. Sólo mediante esa forma de trabajo, el Creador acerca a la persona a Él y le da lugar a acercarse a Él ya que esa cercanía no le dejará caer en las vasijas de recepción, llamadas “dentro de la razón”, ya que el Creador ve que está tratando de ir sólo por encima de la razón.

De todo lo anterior se deduce que en cuanto a “por encima de la razón”, hay una diferencia entre una-persona-y-el-Creador y entre una-persona-y-su-amigo. Entre una persona y su amigo: si puede ver los méritos de los amigos dentro de la razón, todavía mejor. Pero si desde de la razón sólo ve los defectos de los amigos, no tiene más opción que ir por encima de la razón y decir: “Todo lo que veo, oigo y siento está equivocado y no es cierto. Es imposible que estuviera equivocado sobre los amigos con los que elegí unirme, es decir, que hice un mal cálculo”.

“Esto es, creo que habría crecido en riqueza espiritual a través de ellos, ya que ellos tenían posesiones que yo no tenía. Por lo tanto, si fuera a unirme con ellos, podría elevarme a un grado más alto del que pensaba. Pero ahora veo que, de hecho, discierno de otra manera. Y escuché que Baal HaSulam dijo que lo único que puede ayudar a la persona a salir del amor propio y ser recompensado con el amor al Creador es el amor a los amigos. Por lo tanto, no tengo opción sino unirme con esos amigos aunque, en mi opinión, sería mejor permanecer lejos de ellos y no unirme a ellos.”

“Sin embargo, no tengo elección y debo creer por encima de la razón que, de hecho, todos los amigos están en un grado elevado, pero yo no puedo ver su virtud con mis ojos”. Esa es la razón por la que debo creer por encima de la razón. Pero cuando observa el mérito de sus amigos desde la razón, ciertamente puede derivar grandes beneficios de los amigos. Pero, ¿qué puede hacer? No tiene elección.

“No obstante, es diferente entre la persona y el Creador. En un lugar en el que puede ir por encima de la razón, es mejor. Por ese motivo, donde uno puede ser asistido desde dentro de la razón, es decir, si es recompensado con alguna iluminación desde arriba, entonces puede decir: “Ahora veo que vale la pena ser un sirviente del Creador porque siento un buen estado en el trabajo”.

De eso se deduce que él tomó esta sensación de encontrar significado en el trabajo como base y fundamento sobre el cual construir su judaísmo. Ahora que entiende con su razón que vale la pena guardar la Torá y Mitzvot, toda su base está construida sobre esta condición. Eso significa que cuando encuentra significado en el trabajo, debe obedecer la voz del Creador. Así pues, si no encuentra significado en el trabajo, no puede guardar las Mitzvot del Creador.

Se Sabe que asumir el reino del cielo debe ser “Con todo tu corazón y con toda tu alma”. En otras palabras, incluso si Él toma su alma, es decir, incluso si no tiene energía, ni siquiera Néfesh, aún está obligado a ser siervo del Creador y a no presentar ninguna condición ante el Creador, diciéndole: “Si haces lo que deseo, de acuerdo a lo que entiendo que necesito −es decir, que siento una carencia en esto, y si Tú satisfaces mi necesidad−, prometo ser un siervo del Creador. Pero si Tú no satisfaces todos mis deseos –conforme a lo que yo entiendo que necesito− no puedo asumir todo lo que Tú me ordenas a través de Moisés”.

Sin embargo, uno debe asumir la carga del reino de los cielos sin ninguna condición, es decir, por encima de la razón. Además, uno debe decir: “El tener que trabajar por encima de la razón no es porque el Creador no pueda darnos razón”. Más bien, debemos creer que todo es para nuestro beneficio. Resulta que entre una persona y el Creador debemos tratar de observar por encima de la razón y, si recibe algo de razón, debe hacer como se menciona arriba.

436. La grandeza de uno depende de la medida de su fe en el futuro

Artículo Nº 9, 1986-87

Está escrito en El Zóhar (BeShalaj (Cuando el faraón envió], p. 64, y en el Comentario Sulam, Artículo 216): “‘Entonces Moisés… cantará’. Debió haber dicho: ‘Cantó’. Y responde, pero esta cuestión depende del futuro, que él complementó para esa vinculación y complementó para el futuro, cuando Israel alaba este canto en el futuro. ‘Esta canción’ está en forma femenina (en hebreo), pero debería haber dicho: ‘Este canto’, en forma masculina (en hebreo). Y responde: ‘Esta canción es que la reina alaba al Rey’. Rabí Yehudá dijo: ‘Por tanto, es el cántico de la reina al Rey, entonces, ¿por qué dice: ‘Moisés y los hijos de Israel’? Después de todo, la reina debió haber sido la que estuviera alabando’. Responde, ‘Felices son Moisés e Israel, porque conocen como alabar apropiadamente al Rey por la reina.’”

Debemos entender la respuesta que da acerca de lo que está escrito en tiempo futuro, que se refiere al futuro. ¿Qué viene a enseñarnos en el trabajo? Debemos, además, entender la respuesta que está dando acerca de por qué escribe “Canción” en forma femenina, lo que interpreta la intención a Maljut, es decir, que Maljut está alabando al Rey, sobre lo cual preguntó Rabí Yehudá. Entonces, si su intención es Maljut, ¿por qué dice “Moisés y los hijos de Israel”? Por esta razón, él debe interpretar su intención como que proviene de Moisés y los hijos de Israel, que saben cómo alabar al Rey por la Maljut. También debemos entender el significado de Moisés e Israel al tener que alabar al Rey por la Maljut, y por qué no tienen que alabar al Rey por sí mismos, sino por Maljut.

Se sabe que Moisés es llamado “el pastor fiel”. Baal HaSulam interpretó que Moisés estaba proveyéndole la fe al pueblo de Israel, y la fe se llama Maljut (el reino). En otras palabras, él instiló el temor por el cielo, llamado “el reino de los cielos”, en el pueblo de Israel. Por esto a Moisés se le llama “el pastor fiel”, debido a la fe. Sobre esto está escrito: “Y ellos creyeron en el Señor y su siervo, Moisés”, es decir, porque Moisés había instilado en ellos la fe en el Creador.

Es sabido que uno no puede vivir de negatividad, sino de positivismo. Esto es así porque “provisión” se refiere a lo que una persona recibe y disfruta de recibir. Esto nos llega del propósito de la creación, llamado “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”. Por lo tanto, una persona debe recibir deleite y placer para tener algo con lo que deleitar a su propio cuerpo. Esto se llama “positivismo”, es decir, un llenado. Y con este llenado, él satisface sus necesidades.

Pero una persona necesita, además, una carencia. De otra manera, no hay lugar donde la luz de vida pueda entrar. Una carencia es llamada “un Kli” (una vasija). Significa que si uno no tiene Kelim (vasijas), no puede recibir nada. Una carencia es llamada “un deseo”, es decir, que él tiene un deseo por algo y siente que carece de esto y desea llenar la necesidad. En el grado en que siente su ausencia y en el grado en que necesita satisfacer su necesidad, esta es la medida de su carencia. En otras palabras, una carencia grande o pequeña depende de la medida de la propia sensación de necesidad por satisfacer esa necesidad.

Significa que si una persona llega a pensar que carece de algo, y siente esa sensación en todos sus órganos, pero no tiene un deseo fuerte de satisfacer su necesidad, hay muchas causas por las que no tiene este gran deseo de satisfacer su necesidad.

1. Dijo a sus amigos que necesita y siente la necesidad de ello. Sin embargo, los amigos le hicieron ver que lo que necesita es inalcanzable. Así que sus amigos lo influyeron, mediante sus puntos de vista, acerca de que debe aceptar esta situación. Ellos debilitaron su fuerza para superarse para poder prevalecer sobre los obstáculos en su camino y obtener lo que quiere. En consecuencia, la necesidad y anhelo también se debilitaron, ya que ve que nunca obtendrá lo que quiere. Por esta razón, es decir, como ve que es absolutamente imposible que alguna vez satisfaga su necesidad, esta es la razón por la que no obtiene su objetivo: esto provoca el debilitamiento de su necesidad. Resulta que el gran deseo ha disminuido debido a que perdió la esperanza.

2. A veces ni siquiera dice a sus amigos lo que quiere; él sólo escucha a los amigos que estaban hablando entre sí. Y escuchó que ellos ya se han dado por vencidos, y eso también le afecta. En otras palabras, la pérdida de esperanza de ellos le afecta y pierde el entusiasmo que tenía por lograr Dvekut (adhesión) lo más pronto posible. Por lo tanto, el pierde su fuerza de voluntad.

3. Y, a veces, uno piensa para sí mismo, sin ningún rumor falso del exterior, pero ve que cada vez que desea acercarse a la Kedushá (santidad), cuando comienza a analizar, se da cuenta de lo opuesto, de que está retrocediendo en lugar de avanzar. Y esto le provoca el perder su fuerza para el trabajo.

Resulta que entonces él colapsa bajo su carga porque no tiene nada de lo que recibir sustento porque sólo ve negatividad y oscuridad. Por tanto, pierde el espíritu de vida que tenía cuando aparentemente tenía alguna vitalidad, llamada “revivir su alma”. Y ahora se siente espiritualmente muerto, es decir, que no puede hacer un sólo movimiento en el trabajo, exactamente como si, de hecho, estuviera muerto.

Significa que aunque ahora ve la verdad, es decir, que reconoce el mal, es negativo, y de ahí uno no puede recibir ninguna vitalidad, ya que la provisión para el cuerpo es exclusivamente del positivismo. Por esta razón, uno debe caminar en la línea derecha por dos razones: 1) Para proteger que su deseo no se debilite cuando escucha rumores falsos; 2) para recibir vitalidad, la cual viene específicamente del positivismo, es decir, que es un asunto importante y que aquí hay un asunto de perfección.

Sin embargo, es difícil entender cómo cuando critica su orden de trabajo, y ve la verdad –que está inmerso en el amor propio− y ve que esta es la verdad, ¿cómo decirle que camine en la línea derecha, llamada “perfección”? Después de todo, hasta donde puede ver, cuando juzga honestamente, es una mentira total.

Se sabe que lo particular y lo general son lo mismo. Significa que el individuo sigue el mismo orden que se aplica al colectivo. Con respecto al colectivo, se nos dicho que debemos creer en la venida del Mesías (en la plegaria: “Yo Creo”): “Yo creo en la venida del Mesías. Y aun cuando puede demorarse, aún espero su llegada”.

Entonces, uno nunca debe darse por vencido y decir: “Veo que soy incapaz de obtener Dvekut (adhesión) con el Creador”. Esto se considera que él sale del exilio de entre las naciones del mundo, llamado “amor propio”, y entra en la Kedushá (santidad), y vendrá a corregir la raíz de su alma y aferrarse a la Vida de Vidas.

De esto se deduce que si uno cree en la redención general, en que Él vendrá, debe creer que la redención vendrá en lo particular. Entonces, uno debe recibir perfección para sí mismo en relación al futuro de una manera que uno pueda trazarse para sí mismo la medida de bondad, placer, y alegría que recibirá cuando reciba el llenado para todas sus necesidades. Y esto, ciertamente, le da satisfacción emocional y energía para trabajar para obtener esta meta que espera lograr.

Resulta que primero uno debe describirse a sí mismo qué es lo que espera, qué le hará feliz y gozoso si obtiene aquello que anticipa. Sin embargo, primero uno debe conocer exhaustivamente la meta que quiere obtener. Y si uno no presta mucha atención y examina bien lo que espera de su vida, es decir, diciéndose a sí mismo: “Ahora tengo decidido lo que quiero, después de analizar el gozo de la vida que puede obtenerse en el mundo”.

Si tiene la oportunidad de obtenerlo, entonces tendrá la fuerza y sabiduría para decir: “Ahora puedo agradecer al Creador por haber creado Su mundo”. Es sólo que ahora él puede decir de corazón: “Bendito sea Él que dijo, ‘Hágase el mundo’, ya que siento el deleite y el placer, que realmente vale la pena para mí y para todas las creaciones el recibir este deleite y placer que ahora he recibido del propósito de la creación, llamado ‘Su deseo de hacer bien a Sus creaciones’”.

Y aun cuando todavía está lejos de obtener la meta, no obstante, si sabe con certeza qué es lo que puede darle su futura felicidad, es como está escrito (Avot, Capítulo 6): “Rabí Meir dice: ‘Cualquiera que se ocupe de la Torá Lishma (por Su Nombre) es recompensado con un gran número de cosas. Más aún, el mundo entero merece la pena para él. Es admitido en los secretos de la Torá y llega a ser como un interminable manantial.’”

Y cuando presta atención a eso –a lo que puede lograr– es decir, cuando siente la importancia de la meta y traza para sí mismo la felicidad que logrará, la alegría y el regocijo que tendrá cuando lo alcance son inimaginables.

Por lo tanto, en el grado que él crea en la importancia de la meta, y en el grado en el que crea que “Aunque pueda retrasarse, aún espero su llegada”, él puede recibir el llenado de la luz de vida de la meta futura. Es sabido que hay luz interna y hay luz circundante. Baal HaSulam una vez interpretó luz interna como refiriéndose a lo que uno recibe en el presente, y luz circundante como la luz que está destinada a iluminar, pero que aún no ha alcanzado. Sin embargo, la luz circundante ilumina en el presente también, en la medida de su confianza en que la alcanzará.

Él dijo que es como una persona que compró mercancía del mercado. Y como muchas personas trajeron esta mercancía al mercado, perdió su valor y todos los mercaderes querían vender la mercancía a cualquier precio. Pero no había compradores debido a que todos tenían miedo de comprar, tal vez se volvería incluso más barata.

Y un hombre compró toda la mercancía por un precio muy bajo. Cuando llegó a casa y les dijo lo sucedido en el mercado, todos se rieron de él: “¿Qué has hecho? Claro que los mercaderes querían vender toda la mercancía que tenían almacenada. Esto sólo hará que toda la mercancía sea más barata y, como resultado, perderás todo tu dinero”.

Pero él insistió, diciendo: “Ahora estoy más feliz que nunca ya que voy a obtener ganancia de esta mercancía, no como antes que podía ganar el veinte por ciento de la mercancía. En cambio, obtendré una ganancia del cincuenta por ciento. Sin embargo, no la venderé ahora. La almacenaré y la llevaré al mercado en tres años, pues para entonces ya no habrá esa mercancía aquí en el país, y obtendré el precio que quiera”. Resulta que si calcula cuánto ha ganado en el presente, es decir, este año, entonces no tiene nada. Se considera que no tiene nada en el presente con lo que ser feliz.

Pero esta es una alegoría de la luz interna, que ilumina en el presente. Pero la luz circundante, llamada “luz que ilumina específicamente en el futuro”, esta lo ilumina  en el presente también, en la medida en la que él crea que en el futuro recibirá la recompensa entera que espera. Y entonces su alegría será completa. Y ahora está recibiendo alegría y buen ánimo del hecho de que recibirá en el futuro.

Esto explica la alegoría anterior, que este mercader, a quien todos ridiculizan por comprar la mercancía en el mercado precisamente cuando era irrelevante, cuando nadie quería comprarla. Aun así la compró como algo que otros dejaron porque no tenía valor, y ahora se deleita porque está convencido al cien por cien de que en tres años, esta mercancía no será encontrada en ningún lado, y entonces se hará rico. Y disfruta en el presente de lo que le sucederá en el futuro.

Resulta que, en la medida en que él cree que le llegará −y no pierde la esperanza en el futuro− como está escrito: “Aunque pueda retrasarse, todavía espero su llegada”, puede disfrutar en el presente por lo que vendrá en el futuro.

Así, cuando se le dice a una persona que a pesar de que caminó en la línea izquierda −es decir, criticada, y vio que está en total bajeza−, y ve esta verdad, ya que no desea engañarse y justificar sus pensamientos y acciones, sino que busca la verdad, y no le importa si la verdad es amarga, sino que desea llegar a la meta por la cual nació, pero debido a esta verdad, no puede seguir viviendo porque es imposible vivir sin placer, llamado “vitalidad” y “vida”. Y para vivir, uno necesita luz, que reviva a una persona. Y, al vivir, es posible trabajar y llegar a la meta; y, por esta razón, debe pasarse a la línea derecha, llamada “integridad”.

Pero esta integridad −de la cual ahora recibe la vitalidad que alimenta su cuerpo− debe construirse sobre la base de la verdad. Y esto trae la pregunta: “¿Cómo puede recibir integridad cuando ve la verdad −que está en el estado más bajo, inmerso en el amor propio de pies a cabeza y sin una chispa de otorgamiento?”

A eso debe decir: “Todo lo que veo es verdad”, sin embargo, lo es desde la perspectiva de la luz interna. Significa que en el presente, él está en bajeza y no tiene nada de qué recibir alegría y vida. Pero con respecto a la luz circundante, que es el futuro, él cree que “Aun cuando puede retrasarse, todavía espero su llegada”.

Resulta que a través de la luz circundante que brilla en relación al futuro, él puede atraerla para que ilumine en el presente. Y en la medida de la fe y la confianza que tenga en la venida del Mesías en el nivel personal, puede atraer vitalidad y alegría para que ilumine en el presente.

Resulta que está caminando en la línea derecha para recibir integridad, es la auténtica verdad, ya que la luz circundante ilumina en el presente. Y, además, es un camino de verdad, y como mediante eso cree en la venida del Mesías en un nivel personal, es un gran remedio que a través del mandamiento de fe, el futuro se acercará más al presente en él. Significa que la luz circundante será interna, y esto se considera que la luz, de hecho, se viste en el presente. Se llama “lo circundante se volverá interno”.

Así pues, de aquí −es decir, partiendo de la fe, de creer que al final, llegará a la meta, aunque la razón le muestre a cada momento que está retrocediendo de la meta y no avanzando, aun así se supera y va por encima de la razón. Y entonces la propia fe se acumula cada vez en la forma de “cada céntimo se reúne en una gran cantidad”, hasta que es merecedor de la fe completa y permanente, que es obtener la luz de Jasadim en la iluminación de Jojmá, tal como está escrito en el Comentario Sulam.

Ahora podemos entender lo que preguntamos sobre por qué El Zóhar explica que es por esto que está escrito, “Cantará…” en tiempo futuro. Por medio de esto, se da a entender que Israel en el futuro entonará esta alabanza. ¿Cuál es la enseñanza en el trabajo?  En cuestiones de trabajo debemos saber lo que tenemos que saber, en el presente, y saber lo que debemos hacer. Así pues, ¿qué podemos aprender sobre lo que depara el futuro?

Como explicamos, debemos andar por la línea derecha, lo cual es la perfección y recibir vitalidad de ella, porque es imposible vivir en la negatividad. Por lo tanto, se aconseja sentir la perfección de lo que sucederá en el futuro. Este es el significado de lo que los justos llaman, “cantar en el futuro”. En otras palabras, ahora – en el presente – cantan sobre lo que recibirán en el futuro. Esto significa que en la medida en que imaginan el deleite y el placer que recibirán en el futuro, pueden sentirlo en el presente, siempre y cuando tengan fe en que existe un futuro, esto es, que en el futuro todos serán corregidos.

Esto es algo por lo que uno puede sentirse agradecido en el presente. En la medida en que la persona lo siente, esa es la medida de la alabanza que puede dar en el presente. Y además de recibir vida en el presente debido al positivismo, gana por el hecho de que la meta es importante para él, porque debe imaginarse el deleite y el placer que les aguarda a las criaturas.

Y cada vez que reflexiona en el asunto, gradualmente puede percibir un poco más de lo que recibirá en el futuro, es decir, lo que ha sido preparado para nosotros a través del propósito de la creación. Y a pesar de que ve que en su estado actual se encuentra a mucha distancia de la meta, esto depende de la medida de su fe en la meta, como en el ejemplo de la alegoría anterior. Esto sigue la regla, “Todo lo que es seguro que será recogido se considera como recogido” (Yevamot, 38).

A partir de lo anterior, podemos entender lo que El Zóhar explica, que la razón por la que escribe “Cantará…”, en futuro, es para dar a entender que Israel está destinado a alabar con este cántico en el futuro. Esto es así porque debemos saberlo, con el fin de que podamos recibir alegría y vitalidad en el presente de lo que acontecerá en el futuro. Por esto, podemos cantar en el presente como si ahora recibiéramos todo el deleite y el placer.

Esto se considera como tener la capacidad de recibir iluminación de lo circundante. En otras palabras, lo circundante ilumina en lo interior desde lejos, es decir que a pesar de que la persona aún se halla lejos de obtener el deleite y el placer, aún puede atraer la iluminación de lo circundante en el presente.

Ahora explicaremos lo que preguntamos acerca de la explicación del Zóhar cuando él escribe, “Esta canción”, en femenino (en hebreo). Es porque Moisés e Israel saben cómo alabar apropiadamente al Rey por la reina. Y preguntamos “¿Por qué Moisés e Israel no alaban al Rey por ellos mismos?”

Primero debemos entender el asunto de alabar al Rey. En la corporalidad, entendemos que un rey de carne y sangre necesita honores, para ser respetado. Él recibe alegría por las alabanzas que ellos le confieren. Pero con respecto al Creador, ¿por qué Él necesitaría que nosotros le alabemos y entonemos cánticos y canciones?

Es una regla conocida que todo lo que decimos en relación al Creador es solamente por medio de “Por Tus acciones te conoceremos”. Sin embargo, no existe alcance de Él, de Él Mismo, en absoluto, sino que todo de lo que hablamos se relaciona al alance de los inferiores.

Esta es la razón por la cual la persona debe alabar y dar gracias al Creador, pues por medio de esto, puede medir y suponer la grandeza y la importancia de la dádiva que el Creador le da. En esta medida, uno puede atestiguar cuánta es la importancia y la grandeza del Rey que él siente.

El propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que las criaturas disfruten de Él. Y en la medida de la grandeza del Otorgante, existe significado y placer en la dádiva, que ellos le dan a Él para disfrutar. Y cuando una persona quiere dar las gracias, ya tiene una razón para considerar y escudriñar la dádiva: lo que recibió y de quién lo recibió, es decir la grandeza de la dádiva y la grandeza de quien lo da.

Se deduce que la gratitud de la persona no debe derivarse de que el superior lo disfrute, sino de que el inferior lo disfrute. De otra forma, es similar a la alegoría que Baal HaSulam decía acerca del versículo, “Que no ha tomado Mi nombre en vano”.

Él preguntaba, “¿Qué significa que una persona tome en vano? ¿Significa que desde lo alto se le entregó un alma en vano?” Dijo que es similar a un niño a quien se le entrega un bolso con monedas de oro; está encantado con las monedas porque son bonitas y es agradable verlas. Pero el niño no es capaz de apreciar el valor de las monedas de oro.

A partir de esto podemos entender que la gratitud y la alabanza que ofrecemos al Creador son únicamente para beneficiar a las criaturas, es decir, que tenemos algo por lo cual alabar al Rey. Esto quiere decir que cuando una persona intenta alabar al Creador, este es el momento en que es capaz de sentir la importancia del obsequio y la importancia de quien da el regalo. Y por esta razón, lo que a uno debe importarle más es la alabanza que le da al Rey. Esto le permite que se le de de nuevo a cada vez.  De otra forma, si uno no puede apreciar el obsequio del Rey, no se le puede dar nada porque cae bajo la definición de “¿Quién es un necio? Es aquel que pierde lo que se le ha dado” (Hagiga, 4ª).

¿Y cuál es la razón por la que el necio pierde lo que se le dio? Es sencillo, es un necio. No aprecia la importancia del asunto, por lo que no presta atención en cuidar el obsequio que se le ha dado. Por esta razón, la medida de la importancia del obsequio es la forma en que se le cuida. Por consiguiente, él puede encontrarse en un estado de ascenso constante porque es evidente que no pierde lo que se le ha obsequiado, pues lo aprecia.

De lo anterior se deduce que uno puede tener muchos descensos porque no aprecia el regalo del Rey. En otras palabras, no puede apreciar la medida de la importancia de la aproximación, al haberle dado desde lo alto un deseo y un pensamiento que es valioso: ser un siervo del Creador.

Y puesto que él no apreció la importancia del asunto, es decir el llamado que se le hizo para ingresar al servicio del Rey, incluso podría corromper, si sirve al Rey sin saber cómo guardarse de mancillar algo. En ese estado una persona es arrojada de nuevo a un lugar de basura y desperdicio.

En ese estado, se sustenta con los mismos desperdicios que los perros y los gatos buscan para mantenerse y él también busca las provisiones para su cuerpo en ese lugar. No se da cuenta que puede encontrar provisiones en otro lugar. Esto es, que durante el descenso aquellas cosas que él decía que eran basura e inadecuadas para consumo de humanos, sino que son apropiadas como alimento para animales, él mismo ahora busca esa provisión y no quiere alimento para humanos porque encuentra que es completamente desabrido

Por esta razón, la estabilidad de los estados de ascenso depende ante todo de la importancia del asunto. Es debido a esto que depende principalmente de la alabanza y la gratitud que él ofrece por ser aceptado en lo alto. Esto es así porque las alabanzas mismas que él ofrece al Creador enaltecen Su importancia y estima. Es por esto que se nos ordena pensar seriamente acerca de la alabanza.

Hay tres discernimientos con respecto a la alabanza:

  1. La medida de la dádiva. Esto quiere decir que la importancia del obsequio es acorde a la medida de la alabanza y la gratitud que uno ofrece por el obsequio.
  2. La grandeza del otorgante, es decir si el otorgante es una persona importante. Por ejemplo, si el rey da un obsequio a una persona, el regalo puede ser algo insignificante, pero de cualquier forma será importante. En otras palabras, la medida de la alabanza y la gratitud no toma en cuenta la grandeza del regalo, sino que más bien mide la grandeza de quien da el regalo. Por lo tanto, la misma persona podría obsequiar a dos personas, pero para una de ellas, el que obsequia es más importante y reconoce la importancia de la grandeza de quien da. Así pues estará más agradecido que el otro, que no reconoce la importancia del que otorga en la misma medida.
  3. La grandeza del que da, sin importar si otorga o no. Algunas veces el rey tiene tal importancia a los ojos de la persona, que esta tiene un deseo muy grande de hablar con el rey, pero no porque quiera hablar con el rey para que el rey le conceda algo. No quiere nada, pero todo su placer sería tener el privilegio de hablar con el rey.

Sin embargo, no es cortés acercarse al rey sin una petición, por lo que busca alguna petición que el rey podría concederle. En otras palabras, lo que dice es que quiere acercarse al rey para que el rey le de algo, pero en realidad, dice que quiere que el rey le de de algo solamente en el exterior. En su corazón, no quiere nada del Creador Sólo el poder hablar con el rey es suficiente para él y no le importa si el rey le da algo o no.

Cuando las personas en el exterior ven que no recibió nada del rey, y lo ven cuando sale de la casa del rey encantado y gozoso, se ríen de él. Le dicen, “¡Qué necio eres! ¿Qué tan inconsciente puedes ser? Puedes ver que sales con las manos tan vacías como cuando entraste. Fuiste a ver al rey para pedirle algo, pero sales con las manos vacías. ¿Por qué estás tan gozoso?

Podemos entender lo anterior si cuando la persona le reza al Creador para que le otorgue algo, podemos discernir en esto:

1) Que la persona le reza al Creador para que le otorgue lo que le pide al Creador. Si Él acepta su solicitud para que su rezo sea concedido, cuando recibe lo que quiere, está dispuesto a dar gracias al Creador. Y la medida de la salvación que recibió del Creador es la medida de su alegría, de su buen ánimo, su alabanza y gratitud. En otras palabras, todo se mide por el grado de grandeza de la salvación que recibió del Creador.

2) La medida de la grandeza del otorgante. En otras palabras, ya que él cree en la grandeza del Creador, esto es lo que determina para él lo que recibe de Él. Esto es, a pesar de que a los ojos del receptor sea una pequeña cosa, de cualquier forma recibió algo del Creador. Así, puede sentirse alegre y alabar y agradecer al Creador, pues es el otorgante quien es importante para él, como en la alegoría antes mencionada.

3)  La grandeza del otorgante sin otorgar. Él también tiene gran importancia. En otras palabras, el rey es tan importante a sus ojos que no quiere nada del rey, pero pensará que sería una gran ventura si pudiese hablar aunque fuese unas cuantas palabras con el rey. Y la razón por la que viene con alguna petición es tan solo superficial pues la persona no puede presentarse ante el rey sin una petición. Pero él no viene con el rey para que le conceda una petición. La razón por la que dijo que pedía algo fue tan solo para los externos, que no entienden que hablar con el rey es la dádiva más valiosa, pero los externos no lo entienden.

Y cuando hablamos de un solo cuerpo, deberíamos decir que “los externos” son los pensamientos que vienen hasta la persona desde el mundo exterior, es decir aquellos que no tienen el concepto de la interioridad y no tiene herramientas para entender que la interioridad del rey es lo que cuenta. Más bien, ellos valoran al rey sólo por lo que se extiende desde el rey hasta ellos, que se llama “la exterioridad del rey”. Pero no tienen ni idea de la interioridad del rey, es decir, del rey mismo y no lo que se extiende desde el rey hacia afuera.

Por consiguiente estos pensamientos se burlan de la persona cuando ella dice, “Puesto que acabo de hablar con el rey, no tiene importancia si el rey me concede mi deseo”. Más bien su único deseo es la interioridad del rey, no lo que se extiende de él.

Por lo tanto, si una persona reza al Creador y no ve que el Creador le ha otorgado algo - puesto que lo que le importa es la interioridad del rey – él puede alegrarse y regocijarse por haber sido recompensado con hablar con el rey. Pero, los pensamientos externos dentro de él quieren anular esa alegría que tiene porque consideran solamente las vasijas de recepción, lo que él recibió del rey en sus vasijas de recepción, mientras él les dice, “Estoy gozoso y alegre y alabo y doy gracias al rey, por haberme dado sencillamente la oportunidad de hablar con Él. Esto me basta”.

Por otra parte, él dice a sus externos, “Deben saber que no quiero nada del rey, excepto alabarlo y darle las gracias. Por medio de esto me adhiero al rey porque quiero otorgarle alabándole;  y no tengo nada más que darle. Resulta que ahora se considera que soy un ‘siervo del Creador’ y no un ‘siervo de mí mismo’. Por esta razón no puedo escuchar cuando me dicen, “¿Qué es lo que has ganado?”

“Por ejemplo, todo el año te esforzaste en la Torá y en la oración, observando todas las Mitzvot (mandamientos), pero aún te encuentras en el mismo grado del año pasado o de hace dos años. Así pues, ¿por qué tienes gozo al alabar al Creador y dices, ‘Esta es mi ganancia, haber hablado al Creador muchas veces y ¿qué más necesito?’ En otras palabras, si el rey me hubiera otorgado algo, podría haberlo recibido para recibir. Pero ahora, que no tengo nada en mi mano, estoy feliz y agradezco al Creador porque mi intención en el trabajo era solamente para otorgar”.

Sin embargo, ya que en ese estado una persona dice la verdad, se enfrenta a una fuerte resistencia por parte de los externos, que no pueden tolerar a aquel que camina en el camino de la verdad, si su único propósito es otorgar. En ese estado, se encuentra en medio de una gran batalla y ellos quieren destrozar su alegría. Le hacen pensar que lo opuesto es lo verdadero, que de lo que le están hablando es del camino de la verdad y que él se engaña al pensar que está en lo correcto.

En este mundo una mentira generalmente triunfa. Por esta razón, él necesita fortificarse para decirles, “Yo estoy marchando por el camino de la verdad y ahora mismo no quiero críticas. Si hay verdad en sus palabras, les pido que vengan a quejarse, para mostrarme la verdad, cuando yo decida que llega el momento para la crítica. Solamente entonces estaré dispuesto a escuchar sus opiniones”.

Por consiguiente, se deduce que uno no necesita tener alegría en el trabajo, sino solamente fe. En otras palabras, cuando él cree en la grandeza del Creador, no necesita que el rey le conceda nada. Sencillamente poder hablar con el rey es todo lo que él quiere, es decir, hablar con el rey como lo mencionamos en el tercer discernimiento sobre el ofrecimiento de la alabanza.

Si él presta más atención a la alabanza del rey, entonces le llegará una gran inspiración por sí misma porque él no quiere nada del rey. Esto es igual a la Sefira de Bina. Se sabe que en su extremo, Jojmá no quiere recibir la luz de Jojmá, sino que Jojmá quiere otorgar al que emana, ya que el que emana otorga a Jojmá y esta quiere la equivalencia de forma.

En ese estado, la abundancia, que se llama “luz de Jasadim”, por el Kli, llega por sí misma. Esto quiere decir que el receptor quiere esforzarse en Jesed (gracia/misericordia) por lo tanto, la abundancia se llama “luz de Jasadim” (plural de Jesed). Es igual aquí. Cuando la persona no quiere nada del rey salvo otorgar al rey, y presta atención a lo que piensa, una inspiración le llega desde lo alto por sí misma cuando se comienza a entonar cánticos y a alabar al rey, en la medida en que se ha preparado.

Ahora podemos entender el asunto de Moisés e Israel cantando y alabando al rey por la reina, y no por la reina misma. Se sabe que todo lo que decimos sobre los mundos superiores es solamente en relación a las almas, que se llaman, “el alma colectiva de Israel”, o “la congregación de Israel”. Se explica en el Talmud Eser Sefirot (Parte 16) que el alma de Adam HaRishon surgió del interior de los mundos Beriá, Yetzirá y Asiyá, de los cuales él recibió, Néfesh, Ruaj, Neshamá. Y todas emergieron de Maljut de Atzilut, llamada “Divinidad”. Y Zeir Anpin quien le imparte a Maljut, se llama “Rey”.

Y como Maljut es la receptora para las almas, se deduce que Maljut no puede recibir la abundancia para el pueblo de Israel, porque aún no son aptos, al no tener vasijas de otorgamiento. De otra forma, todo iría a Sitra Ajra, que se llama “muerte”, pues allí hay recepción para recibir para sí mismos, que se llama, “separación y lejanía del Creador”, que se llama “la Vida de las Vidas”. Es debido a esto que ellos se llaman “muertos”.

En El Zóhar se considera que una persona debe preocuparse sobre la “aflicción de la Divinidad”, es decir la pena de no poder recibir la abundancia para sus hijos, que son el pueblo de Israel. Ella se llama “la congregación de Israel”, porque reúne dentro de sí la abundancia que  debe entregar a Israel. Por lo tanto, cuando el pueblo de Israel se ocupa de la equivalencia de forma, se abre un espacio para que Maljut reciba la abundancia superior del rey, que se llama “el otorgante”, ZA, para poder otorgar al pueblo de Israel.

Esto se llama “Maljut, que se llama ‘la reina’, alabando al rey por la abundancia que ha recibido de Él”. De igual forma, cuando ella no puede recibir del Rey la abundancia para Israel, a esto se le llama, “la aflicción de la Divinidad”. Y cuando  puede recibir la abundancia, se dice que, “la madre de los hijos está feliz”, y ella alaba al Rey.

Sin embargo, todo el dolor y la alegría se relacionan únicamente con Israel en su totalidad. Es debido a esto que El Zóhar dice que Moisés e Israel pronuncian la canción, refiriéndose a la alabanza por la reina. Quiere decir que la razón por la cual Moisés e Israel alaban al rey es por la reina, lo que significa que ellos se han establecido para alabar al rey, pues lo que el rey debía dar a Moisés y a Israel no era para ellos, sino para Maljut. En otras palabras, ellos no pueden tolerar la aflicción de la Divinidad y es debido a esto que se ocupan de la equivalencia de forma para que Maljut pueda otorgar. Es debido a esto que dice, “Felices son Moisés e Israel, pues saben cómo alabar apropiadamente al Rey por la reina”.

444. ¿Cuál es la substancia de la difamación y contra quién está dirigida?

Artículo Nº 10, 1986-87

Está escrito en El Zóhar (Metzorá, p. 2; Comentario Sulam, Artículo 4): “Ven y ve, con la calumnia que la serpiente le dijo a la mujer, provocó que la mujer y Adán fueran sentenciados a muerte, ellos y el mundo entero. Está escrito acerca de la difamación: ‘Y su lengua, una espada afilada’. Por esta razón, ‘Cuídate de la espada’, es decir, de la difamación. “La ira atrae el castigo de la espada”. ¿A qué se refiere ‘La ira atrae el castigo de la espada’? Es la espada del Creador, como aprendimos sobre que el Creador tiene una espada con la cual juzga a los malvados. Acerca de esto, está escrito: ‘El Señor tiene una espada llena de sangre”: “Y Mi espada devorará carne”, lo cual es Maljut del lado de Din (juicio) en ella. Por lo tanto: ‘Cuídate de la espada, pues la ira trae los castigos de la espada para que sepas que existe el juicio’.

“Escribe, Din, pero quiere decir: ‘Para que sepas que así es como se juzga’, que cualquiera con una espada en su lengua, que difama, la espada que lo consume todo está lista para él, la Maljut con la forma del Din en ella. Acerca de esto, está escrito: ‘Esta será la ley del leproso’. Maljut, que se denomina ‘Esta’, sentencia al leproso porque ha difamado, pues las desgracias provienen de la difamación”. Hasta aquí sus palabras.

Es necesario entender este asunto, pues El Zóhar dice que cualquiera que tiene una espada en su lengua, es decir, que difama, la espada que lo consume todo está lista para él: la Maljut con la forma del Din en ella. Y lo aprendemos de lo que está escrito acerca de la serpiente, que ella difamó a la mujer. Sin embargo, allí la difamación era acerca del Creador; ¿cómo constituye esto una prueba entre una persona y su amigo, que sea tan grave para provocar la muerte, como lo explica en el verso: “Y su lengua, una espada afilada”, acerca de la difamación entre un hombre y su amigo?

En otras palabras, existe la misma medida de severidad de la iniquidad de la difamación entre una persona y su amigo como la hay entre una persona y el Creador. ¿Es posible que uno que difama en contra de su amigo sea similar a uno que difama en contra el Creador? Cuando difama al Creador, podemos entender que cause la muerte, ya que al difamar al Creador se separa del Creador. Por esta razón, al estar separado de la Vida de Vidas, se considera que está muerto. Pero, ¿por qué causaría la muerte cuando él habla sobre la difamación entre una persona y su amigo?

El Zóhar dice que las aflicciones vienen de la difamación. Nuestros sabios dijeron (Arajin 15b): “En el Oeste dicen: Hablar de un tercero mata a tres: mata al que habla, al que recibe, y a aquel de quien se dice”. Rashi interpreta “Hablar de un tercero”, como una habladuría, que es el tercero entre una persona y su amigo, revelándole un secreto. También ahí, Rabí Yohanan, en nombre de Rabí Yosi Ben Zimra: “Cualquiera que difama, es como si negara los preceptos”. Y Rav Hasda dijo: “El señor Ukva dijo: ‘Cualquiera que difama, el Creador dice: ‘Él y yo no podemos morar en el mundo’”.

También debemos entender la severidad de la prohibición de difamar, hasta el punto que es como si uno hubiera negado los preceptos, o conforme a lo que el señor Ukva dice que el Creador dice: “Él y yo no podemos morar en el mundo”. Significa que si decimos, por ejemplo, que si Reuben difamó ante Shimon acerca de que Levi hizo algo mal, el Creador no puede habitar en el mundo, debido a la difamación de Reuben, hablando mal de Levi. Pero con otros pecados que Reuben pudo haber cometido, el Creador puede habitar con él en el mundo. Por lo tanto, si este es un asunto tan grave entonces debemos entender qué es la difamación que la hace ser tan mala.

Lo interpretaremos en referencia al trabajo. En el libro La Entrega de la Torá, él explica la gran importancia del mandamiento: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. “Rabí Akiva dice, ‘Esta es la gran regla de la Torá’. Esta aseveración de nuestros sabios exige una explicación. La palabra Klal (colectivo, regla) indica una suma de detalles que, al ponerlos juntos, forma el colectivo anterior. Por tanto, cuando él dice sobre el mandamiento: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’, sobre que esa es un gran Klal en la Torá, debemos entender que el resto de los 612 mandamientos en la Torá, con todas sus interpretaciones son, ni más ni menos la suma de los detalles insertados y contenidos en ese único mandamiento, ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’.

“Esto es bastante confuso, porque puedes decir esto en relación a las Mitzvot (mandamientos) entre cada hombre y su amigo, pero, ¿cómo puede esa sola Mitzvá (mandamiento) contener todas las Mitzvot entre el hombre y Dios, que son la esencia y la vasta mayoría de las leyes?

También escribe ahí: “Acerca de un converso que vino ante Hillel (Shabbat 31) y le dijo: ‘Enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna’. Y él respondió: ‘Lo que odias, no se lo hagas a tu amigo’ (la traducción de ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’), y el resto, es su comentario; ve a estudiar”.

“Aquí, ante nosotros, hay una ley clara, que en los 612 mandamientos y en todos los escritos en la Torá no hay nada que se prefiera por encima del mandamiento, ama a tu prójimo como a ti mismo… ya que él dice específicamente, ‘el resto es su comentario; ve a estudiar’. Significa que el resto de la Torá son interpretaciones de ese único mandamiento, que el mandamiento de ama a tu prójimo como a ti mismo no podría ser completado si no fuera por estas interpretaciones”.

Debemos entender por qué cuando el converso le dijo en la lengua sagrada (el hebreo): “Enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna”, Hillel no le respondió en la lengua sagrada, sino en el lenguaje de traducción (el arameo) y le dijo: “Aquello que odies, no se lo hagas a tu amigo”.

Debemos entender que en la Torá está escrito: “ama a tu prójimo como a ti mismo”, que es una Mitzvá afirmativa (mandamiento para llevar a cabo una acción), pero Hillel habló en términos negativos (mandamiento para evitar una acción], ya que dijo: “Aquellos que odies, no lo hagas a tu amigo”, que es una frase negativa.

En el libro La Entrega de la Torá, él explica la grandeza e importancia de la regla: “ama a tu prójimo como a ti mismo”, ya que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, y que las criaturas sientan el deleite y placer sin ninguna carencia. Hay una regla que dice que toda rama desea parecerse a su raíz. Y como nuestra raíz es el Creador, quien creó a todas las criaturas, Él no tiene deficiencias o necesidades de recibir nada de nadie.

Por lo tanto, cuando las criaturas reciben de alguien, ellas también se sienten avergonzadas de sus benefactores. Por tanto, para que las criaturas no se sientan avergonzadas mientras reciben deleite y placer del Creador, se estableció el asunto del Tzimtzum (restricción) en los mundos superiores. Esto provoca que la abundancia superior esté oculta a nosotros, para que no sintamos el bien que Él ha escondido en la Torá y las Mitzvot que el Creador nos ha entregado.

Y a pesar de que estamos hechos para creer que los placeres corporales que vemos ante nosotros, y de los que el mundo entero siente su virtud y beneficio –es decir, todas las criaturas en este mundo persiguen devotamente placeres para obtenerlos− y, aun así, no hay sino una diminuta luz en ellos, una iluminación muy pequeña comparada a la que se puede obtener al observar la Torá y las Mitzvot. Se escribe sobre ello en El Zóhar que la Kedushá (santidad) sostiene a las Klipot (cáscaras). Significa que si la Kedushá no le diera alimento a las Klipot, estas no serían capaces de existir.

Y hay una razón por la cual las Klipot deben existir ya que, al final, todo será corregido y entrará en la Kedushá. Esto le fue entregado a las criaturas para que lo corrijan, porque al estar bajo la influencia del tiempo, puede haber dos cuestiones dentro del mismo tema, aunque se encuentren opuestos el uno al otro. Sobre ello está escrito (Introducción al Libro del Zóhar, Artículo 25): “Por esta razón, existen dos sistemas, la ‘Kedushá (santidad)’, y el ‘ABYA impuro’, que son opuestos el uno al otro. Por lo tanto, ¿cómo puede la Kedushá corregirlos?”

Esto no es así con el hombre, que ha sido creado en este mundo. Como existe una cuestión de tiempo, estos (los dos sistemas) se encuentran en una persona, pero sólo uno a la vez. Y entonces hay una manera de que la Kedushá corrija la impureza. Es así porque hasta los trece años de edad, una persona alcanza la voluntad de recibir que está en el sistema de impureza. Más adelante, a través de involucrarse en la Torá, comienza a obtener Néfesh de Kedushá y entonces es alimentado por el sistema de los mundos de la Kedushá.

Aun así, toda la abundancia que tienen las Klipot, las cuales reciben de la Kedushá, no es sino una luz diminuta que cayó debido el rompimiento de las vasijas, y a través del pecado del árbol del conocimiento, por el que se crearon los ABYA impuros. Y, aun así, debemos creer, imaginar y observar cómo todas las criaturas persiguen esa diminuta luz con todas sus fuerzas, y ninguna dice: “Me conformo con lo que he adquirido”. Por el contrario, cada uno siempre desea añadir a lo que tiene, como nuestros sabios dijeron: “El que tiene cien, desea doscientos”.

Y la razón es que no había perfección en ellos, ya que no había perfección en ellos de la que partir. Pero en la espiritualidad, la Luz Superior está vestida en todo lo espiritual. Entonces, cuando una persona alcanza alguna iluminación de espiritualidad, no puede decir si es en un grado pequeño o grande, ya que en lo espiritual, incluso el grado de Néfesh de Néfesh, que es una parte de la Kedusháy, como el resto de la Kedushá, es perfección− hay integridad incluso en cada parte de esta. Esto es así porque los discernimientos de “grande” o “pequeño” en la luz superior lo son de acuerdo al valor del receptor.

En otras palabras, depende del nivel al que el receptor es capaz de obtener la grandeza e importancia de la luz. Pero no hay cambio en la propia luz en absoluto, como está escrito: “Yo, el Señor (HaVaYaH) no cambio” (como se explica en el Prefacio a la Sabiduría de la Cabalá, Artículo 63).

En consecuencia, surge allí una pregunta: “¿Por qué el mundo entero persigue esa diminuta luz que brilla en los placeres corporales, mientras que para los placeres espirituales, que contienen la mayoría del deleite y placer, no vemos a nadie desear hacer esfuerzos tan grandes como los hacen por la corporalidad?” Sin embargo, los placeres corporales están en los ABYA impuros. De manera deliberada, no hubo restricción ni ocultación en esto, o el mundo no habría existido, ya que es imposible vivir sin placer.

Además, se extiende desde el propósito de la creación, que es hacer bien a Sus creaciones. Por lo tanto, sin placer no hay existencia en el mundo. Resulta que los placeres debían serles develados. Esto no es así con los añadidos es decir, con recibir deleite y placer por algo más que sustentar el cuerpo, que es el verdadero placer. Por ello hubo restricción y ocultación, para que ellos no vieran la luz de vida que está vestida en la Torá y Mitzvot, antes de que una persona pudiera acostumbrarse a trabajar para otorgar, lo que se llama “equivalencia de forma”. Esto es así porque si la luz que está vestida en la Torá y las Mitzvot estuviera revelada, no habría lugar para la elección.

En otras palabras, donde la luz es revelada, el placer que uno sentiría al observar la Torá y las Mitzvot sería en la forma de recibir para uno mismo. Por consiguiente, no podría decir que está observando la Torá y las Mitzvot por mandamiento del Creador, sino que, más bien, habría observado la Torá y las Mitzvot por el placer que siente en ellas. Mientras una persona siente placer en alguna trasgresión, puede calcular que el placer es sólo una diminuta luz comparado con el verdadero gusto que hay en la Torá y las Mitzvot y cuán difícil es superar el deseo; y cuanto más grande es el deseo, más difícil es soportar la prueba.

Resulta que mientras se revela la inmensidad del placer en la Torá y las Mitzvot, una persona no puede decir: “Estoy haciendo esta Mitzvá (mandamiento) porque es la voluntad del Creador”, es decir, que quiere otorgar al Creador al observar Sus Mitzvot (mandamientos). Después de todo, sin el mandato del Creador, aun observaría la Torá y las Mitzvot por amor propio, y no porque quiera otorgarle al Creador.}

Esta es la razón por la que se establece la restricción y la ocultación sobre la Torá y las Mitzvot. Y por esta razón el mundo entero persigue placeres corporales, en tanto que no tiene energía para los placeres en la Torá y las Mitzvot, porque el placer no se revela por la razón antes mencionada.

Se deduce, por lo tanto, que con respecto a la fe, debemos asumir la importancia que hay en la Torá y las Mitzvot y, en general, creer en el Creador, ya que Él vigila a sus criaturas. Significa que uno no puede decir que no está observando la Torá y las Mitzvot porque no siente la guía del Creador, que Él otorga abundancia a las criaturas, ya que aquí también debe creer, incluso si no lo siente.

Esto es así porque si él sintiera que Su guía es benevolente, ya no sería una cuestión de fe. Pero, ¿por qué el Creador lo hizo de manera que le sirviéramos con fe? ¿No hubiera sido mejor si pudiéramos servir en un estado de conocimiento?

La respuesta es, como Baal HaSulam dijo, que uno no debe pensar que el hecho de que el Creador quiere que le sirvamos con fe es porque Él no puede iluminar sobre nosotros bajo la forma del conocimiento. En cambio, el Creador sabe que la fe es la mejor forma para que lleguemos a la meta, que se llama “Dvekut (adhesión) con el Creador”, que es la equivalencia de forma. Mediante eso, tendremos el poder de recibir el bien,  en tanto que sin “el pan de la vergüenza”, es decir, sin vergüenza. Esto es así porque la única razón por la que querremos recibir deleite y placer del Creador es porque sabremos que el Creador obtendrá placer de ello, y como deseamos otorgar al Creador, deseamos recibir deleite y placer de Él.

Así, vemos que el principal trabajo que debemos hacer, lograr el propósito para el que el mundo fue creado −que es hacer el bien a Sus creaciones− es prepararnos para adquirir vasijas de otorgamiento. Esta es la corrección para hacer que el obsequio del Rey sea completo, de manera que no sientan vergüenza en la recepción de los placeres. Y todo el mal en nosotros nos aleja del bien que estamos destinados a recibir.

Se nos entregó el remedio de la Torá y las Mitzvot para adquirir esos Kelim. Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron (Kidushin, 30): “El Creador dice: ‘Yo he creado la inclinación al mal, Yo he creado para ella la especia de la Torá’, mediante la cual perderá todas las chispas de amor propio dentro de él y será recompensado con que su deseo sea sólo para otorgar satisfacción a su Hacedor”.

En el ensayo La Entrega de la Torá (Artículo 13) él dice: “Hay dos partes en la Torá: 1) Mitzvot (mandamientos) entre el hombre y Dios, y 2) Mitzvot entre el hombre y el hombre. Y ambos aspiran a lo mismo: llevar a la criatura a la meta final de Dvekut con Él”.

“Además, incluso la parte práctica de ambos es realmente la misma… Hacia aquellos que observan la Torá y las Mitzvot Lishmá, no hay diferencia entre las dos partes de la Torá, incluso en la parte práctica. Esto es porque antes de lograrlo, uno es obligado a sentir cualquier acto de otorgamiento −ya sea hacia otra persona o hacia el Creador− como un vacío imposible de concebir.

“Como es este el caso, es razonable pensar que la parte de la Torá que trata de la relación del hombre con su amigo es más capaz de acercarle a uno a la meta deseada. Esto es porque el trabajo en Mitzvot entre el hombre y Dios es fijo y específico, y no es exigente, y uno llega a acostumbrarse fácilmente, y todo lo que se hace por hábito ya no es útil. Pero las Mitzvot entre los hombres son cambiantes e irregulares, y las exigencias le rodean dondequiera que mire Entonces, su cura es mucho más cierta y su objetivo es más cercano”.

Ahora entendemos por qué Rabí Akiva dijo sobre el verso: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, que es “la gran regla de la Torá”. Es porque lo importante es ser merecedor de Dvekut con el Creador, lo que se llama “una vasija de otorgamiento”, es decir, equivalencia de forma. Y por ello fue entregado el remedio de la Torá y las Mitzvot, para que a través de este seamos capaces de salir del amor propio y llegar al amor a los demás, ya que la fase uno es el amor entre una persona y su amigo, y entonces podemos lograr el amor al Creador.

Ahora podemos entender lo que preguntamos antes, por qué cuando el converso vino a Hillel y le dijo: “Enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna”, Hillel no le respondió en el lenguaje sagrado, como solicitaba, “Enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna”, sino que le respondió en el lenguaje de la traducción (arameo): “Lo que odies, no se lo hagas a tu amigo” (la traducción de “ama a tu prójimo como a ti mismo”). Y hay más que entender, pues en la Torá está escrito, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, que es una Mitzvá afirmativa (mandamiento de llevar a cabo alguna acción), mientras que él le respondió al converso en una lengua negativa: “No hagas”, ya que le dijo: “Lo que odies, no se lo hagas a tu amigo”.

Según lo que él explica sobre la importancia de la Mitzvá: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, en su explicación de las palabras de Rabí Akiva, que dijo que “Ama a tu prójimo como a ti mismo” es la gran regla de la Torá, que específicamente esta Mitzvá tiene el poder de traerle a uno el remedio para llegar al amor por el Creador. Y, por esta razón, cuando el converso vino a Hillel y le dijo: “enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna”, él deseaba decirle la regla: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, como está escrito en la Torá. Sin embargo, él deseaba explicarle el serio asunto llamado “difamación”, que es incluso más dura que la Mitzvá: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

La Mitzvá “Ama a tu prójimo como a ti mismo” le da a uno el poder de superar y salir del amor propio, mediante lo cual sale del amor propio y puede lograr el amor por el Creador.

Por lo tanto, si él no se ocupa de la Mitzvá “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, está en un estado de “siéntate y no hagas nada” y no progresa en salir del dominio del amor propio, pero tampoco retrocede. En otras palabras, aunque no dio amor a los demás, tampoco retrocedió y no hizo nada para evocar el odio hacia los otros.

Aún así, si difama a su amigo, al hacer eso, retrocede. No solo no se esfuerza en el amor por los demás, sino que incluso hace lo opuesto −se esfuerza en las acciones que causan odio en los otros al difamar en contra de su amigo. Naturalmente, uno no difama a la persona que ama, porque eso separa los corazones. Por lo tanto, no deseamos difamar en contra de aquel a quien amamos para no echar a perder el amor entre nosotros, ya que la difamación genera odio.

Resulta, por tanto, que la gravedad de la transgresión de la difamación es que el amor al prójimo produce amor al Creador. Pero el odio al prójimo produce odio al Creador, y no hay nada peor en el mundo que aquello que produce odio al Creador. Pero cuando una persona peca con otras trasgresiones y no puede superar su voluntad de recibir porque está inmersa en el amor propio, esto aún no le hace odiar al Creador. Por eso está escrito acerca del resto de las trasgresiones: “Yo soy el Señor, que habita con ellos en medio de su impureza”. Pero con respecto a la difamación, con esta acción se convierte en aquel que odia al Creador, que es lo opuesto al acto del amor por los demás.

Ahora podemos entender las palabras de Rabí Yohanan en el nombre de Rabí Yosi Ben Zimra: “Cualquiera que difama, es como si negara los preceptos”. ¿Acaso la difamación le hace a uno negar los preceptos? Sin embargo, como le provoca odiar al Creador, niega el mismo propósito de la Creación que es hacer el bien. Y vemos que alguien que hace bien a otro y le da cada vez más placer y deleite, ciertamente le ama. Pero cuando una persona difama, esto le conduce a odiar al Creador. Por lo tanto, esta persona niega el mismo propósito de la creación, que es hacer el bien.

Ahora también podemos entender lo que preguntamos sobre lo que Rav Hasda dijo en nombre del señor Ukva: “Cualquiera que difama, el Creador dice: ‘Él y Yo no podemos morar en el mundo’”. ¿Es posible que la difamación pueda causar que el Creador no habite en el mundo con él?

Como dijimos antes, el que difama se convierte en alguien que odia al Creador. Como en la corporalidad, una persona puede estar en una casa con muchas personas y aun así ser indiferente hacia si son buenas personas o no. Pero cuando ve al que le odia allí, de inmediato huye de ese sitio, porque no puede estar en una misma habitación con alguien que lo odia. De manera similar, decimos que si uno se convierte en alguien que odia al Creador, el Creador no puede morar con él en el mundo.

Podríamos preguntar: “¿Pero uno que roba algo a su amigo también provoca el odio en su amigo, pues cuando aquel que fue robado descubre que el otro le robó, verá que es él quien le odia?” O podríamos decir que incluso si no llegara a saber quién le robó, el propio ladrón  −en lugar de dedicarse al amor por los demás−, se embarca en un acto opuesto, en el odio hacia los otros, con lo cual llega a encontrarse inmerso en el amor propio. Y, aun así, no dicen que robar sea tan malo como difamar. También significa que robar no es tan grave como difamar.

La respuesta debe ser que aquel que se ocupa de hurtar o robar no hurta o roba por odio. La razón es que siente amor por el dinero o por artefactos importantes y que por eso hurta o roba, no por odio, Dios lo prohíba. Pero en cuanto a la difamación, no es por algún capricho, sino sólo por odio.

Es como dijo Rish Lakish (Arajín 15): “Rish Lakish dijo: ‘¿Por qué está escrito: ‘Si la serpiente muerde sin susurrar, no hay ventaja para el de la lengua?’ En el futuro, todos los animales irán a la serpiente y le dirán: ‘El león caza y come; un lobo caza y come. Pero tú, ¿qué placer obtienes?’ Ella les dice: ‘¿Y cuál es la ventaja del de la lengua?’”

Rashi interpreta: “‘Un león caza y come’, todo el que daña a las personas obtiene como resultado placer. El león caza y come. Él come de lo que está vivo. Y si un lobo caza, mata primero y luego come. Él obtiene placer, pero tú, ¿cuál es el placer que obtienes al morder a las personas? La serpiente respondió: ‘¿Y cuál es la ventaja del de la lengua? Uno que difama, ¿qué alegría siente? De manera similar, cuando muerdo, no obtengo ningún placer’”.

Con lo dicho antes, podemos ver que hay una diferencia entre dañar personas porque él obtiene placer, como el león y el lobo, que no tienen ningún deseo de dañar porque odien a las personas, sino por deseo, ya que obtienen placer de las personas. Así pues, la razón por la que dañan a otros es sólo por deseo.

Esto no es así con la difamación. Uno no recibe ninguna recompensa por ello, sino que es un acto que causa el odio hacia las personas. Y conforme a la regla “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, que dice que del amor al hombre se llega al amor al Creador, se deduce que del odio a las personas uno llega al odio al Creador.

De igual forma, encontramos estas palabras (Berajot 17ª): “‘El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría; tienen una buena comprensión todos aquellos que lo hacen’. No dijo ‘Que hacen’ sino ‘Que lo hacen’, aquellos que hacen Lishmá (en beneficio de Él) y no aquellos que hacen Lo Lishmá (no en beneficio de Él). Y cualquiera que hace Lo Lishmá, sería mejor para él que no hubiera nacido. En el Tosfot, pregunta: ‘Y si el que dice debiera decir: ´Rav Yehudá dijo: ‘Rav dijo: ‘Uno debe siempre ocuparse en la Torá y las Mitzvot, hasta en Lo Lishmá, y de Lo Lishmá vendrá a Lishmá’”. Debemos decir: ‘Aquí estamos tratando con alguien que estudia solo para molestar a sus amigos, y allí trataba sobre alguien que estudia para ser respetado’”.

Debemos entender la respuesta del Tosfot, cuando dice que debemos distinguir entre Lo Lishmá, para molestar, y Lo Lishmá, para ser respetado, es decir, llamarle “un Rabí”, etc. Debemos entenderlo conforme a la regla que Rabí Akiva dijo: “ama a tu prójimo como a ti mismo es la gran regla de la Torá”. Por lo que explica en el ensayo, La Entrega de la Torá, es porque a través de esta Mitzvá (mandamiento) adquirirá el amor a los otros, y desde eso después llegará al amor al Creador.

Por lo tanto, resulta que uno debe tratar de salir del amor propio, y entonces será capaz de ocuparse en la Torá y las Mitzvot Lishmá, es decir, para otorgar y no para su propio beneficio. Y esto se logra por observar la Torá y las Mitzvot. De esta forma, mientras no salga del amor propio, no puede ocuparse en Lishmá. Y a pesar de que esté comprometido con el amor propio, existe poder al observar la Torá y las Mitzvot con el fin de salir del amor propio y de ahí, posteriormente, llegar al amor por el Creador, en cuyo momento hará todo para otorgar.

Alcanzar Lishmá es posible sólo cuando se dedica a la Torá y las Mitzvot para ser respetado. Es decir, está estudiando pero aún no puede trabajar en beneficio de los otros, ya que no ha adquirido la cualidad del amor por los demás. Entonces, el dedicarse a la Torá y las Mitzvot le ayudará a lograr la cualidad del amor a los demás.

Pero cuando estudia para molestar, que es un acto opuesto al amor por los demás, pues observa la Torá y las Mitzvot debido al odio por los otros, lo cual es para molestar, ¿cómo pueden dos opuestos encontrarse en el mismo portador? Esto es, se dice que la Torá ayuda a lograr el amor por los demás cuando él lleva a cabo un acto de otorgamiento −aun cuando la intención es recibir una prerrogativa, la Torá también lo asiste con la intención de obtener el deseo de otorgar. Pero aquí él se dedica a lo diametralmente opuesto, a odiar a los demás. ¿Cómo puede eso originar el amor por los otros?

Es como dijimos acerca de la distinción entre un ladrón o timador y un difamador. Los ladrones y timadores aman el dinero, el oro, y otros objetos importantes. No tienen ningún tema personal con el propio individuo. En otras palabras, los ladrones y los timadores no piensan o consideran a la persona misma, sino que enfocan sus pensamientos en cómo pueden obtener más dinero fácilmente, y que la dificultad para que la policía los exponga como el ladrón o el timador sea mayor. Pero nunca piensan en la propia persona.

Con la difamación, sin embargo, él no tiene en consideración el acto mismo cuando difama. Más bien, su único pensamiento es humillar a su amigo ante los ojos de las personas. Por lo tanto, el único pensamiento es el odio. Es una regla que uno no difama contra aquel a quien ama. Por lo tanto, es específicamente la difamación lo que causa el odio a los otros, que, en consecuencia, conduce al odio al Creador. Por esta razón, la difamación es un asunto muy grave, que realmente trae la destrucción al mundo.

Ahora explicaremos la medida de la difamación −cómo y cuánto se considera difamación, si una palabra o frase que se dice sobre el amigo se considera como difamación. Encontramos esta medida en la respuesta de Hillel al converso: “Lo que odies, no se lo hagas a tu amigo”. Significa que cualquier palabra que quieras decir acerca de tus amigos, observa y considera si odiarías que se dijera esto de ti. En otras palabras, cuando tú no encontraras ningún placer por esas palabras: “No se lo hagas a tu amigo”.

Por lo tanto, cuando uno desea decir algo acerca de su amigo, debe pensar inmediatamente: “¿Si se dijera esto de mí, odiaría esas palabras?” “No se lo hagas a tu amigo”, como Hillel dijo al converso. De aquí debemos aprender la medida de difamación que está prohibido decir.

Y con lo dicho antes podemos entender por qué Hillel habló al converso en el lenguaje de traducción y no en la lengua sagrada (el hebreo), lo mismo que el converso, que le dijo (en hebreo): “Enséñame la Torá completa mientras me sostengo sobre una pierna”. En cambio, él habló en el idioma de traducción, es decir, que lo que le dijo fue: “Lo que odies, no se lo hagas a tu amigo” (en arameo), la traducción de “ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Primero, debemos entender lo que el lenguaje de traducción implica para nosotros. El ARÍ dijo (Talmud Eser Sefirot, Parte 15, p. 1765): “‘Y el Señor Dios le provocó un sueño profundo’, es la traducción en Gematría (Tardema [sueño] = Targum [traducción]), y es considerado Ajoraím (posterior)”. Significa que la lengua sagrada (hebreo) se llama Panim (anterior) y la traducción (arameo) se llama Ajoraím (posterior).

Panim significa algo que ilumina o algo completo. Ajor (atrás) significa algo que no está iluminando o que es incompleto. En la lengua sagrada, que se llama Panim, escribe: “ama a tu prójimo como a ti mismo”, que es la perfección o integridad, ya que, a través del amor de los hombres, uno logra el amor del Creador, que es la consecución de la meta, porque uno debe lograr Dvekut (adhesión), como está escrito: “Y apegarse Él”.

Pero de la traducción de “ama a tu prójimo como a ti mismo” que Hillel le dijo: “Lo que odies, no lo hagas a tu amigo”, debemos decir que se relaciona con la difamación, la cual trata de la negación, pues la difamación está prohibida porque trae el odio y, a partir de eso, uno puede llegar al odio al Creador. Sin embargo, esto aún no es considerado perfección porque al no difamar, uno aún no logra el amor por los otros, y del amor por los otros llegará a la perfección, llamada Dvekut con el Creador.

Sin embargo, por eso la difamación es peor, porque no sólo no se ocupa del amor por los demás, sino que hace lo opuesto: se dedica al odio por los demás. Por esta razón, cuando se enseña al colectivo a comenzar el trabajo, primero se les enseña a no echar a perder y dañar al colectivo. Esto se llama “evitar”. De otra manera, estás dañando al colectivo al hacer cosas que dañan.

Por eso Hillel sólo le dijo al converso que vino hasta él la traducción de “ama a tu prójimo como a ti mismo”: 1) Porque es más dañino cuando difamas, porque causas odio, que es lo opuesto al amor por los demás. 2) Porque es más fácil de cumplir, porque sólo se trata de “sentarse y no hacer”. Pero “Ama a tu amigo” es “Incorpórate y haz”, cuando uno tiene que emprender acciones para sustentar el amor por los amigos.

Sin embargo, más adelante hay excepciones: las personas que desean ser siervas del Creador personalmente. A una persona se le dice que el asunto de “Ama a tu amigo”, que es la regla que dijo Rabí Akiva, como se mencionó anteriormente, el amor por los otros puede llevarlo a lograr el amor al Creador. Esta es la meta principal −que uno tenga vasijas de otorgamiento y que en esas vasijas sea capaz de recibir el deleite y placer, que es el propósito de la creación, hacer el bien a Su creación.

Y de ahí surgen dos métodos en la educación:

  1. Enfocar el estudio en no difamar porque es la peor iniquidad.
  2. Enfocar la educación en “Ama a tu amigo”, ya que esto llevará al hombre al amor por los demás, y del amor por los demás llegará al amor del Creador, y del amor al Creador podrá entonces recibir el propósito de la creación –hacer el bien a Sus creaciones. Esto es porque él tendrá ya las vasijas adecuadas para recibir la abundancia superior, ya que tendrá vasijas de otorgamiento, que ha obtenido mediante el amor por los demás. Y entonces no habrá lugar para la difamación.

Con respecto a la difamación, El Zóhar dice que la difamación que hizo la serpiente a la mujer causó la muerte en el mundo. Dice que la espada que lo consume todo está lista para cualquiera que tenga una espada en su lengua, es decir, para quien difama. Y El Zóhar concluye: “Como está escrito: ‘Esta será la ley del leproso’, porque las aflicciones provienen de la difamación”. Resulta que él comenzó con muerte y terminó con aflicciones, lo que significa que sólo las aflicciones llegan y no la muerte.

Ciertamente, hay explicaciones en el sentido literal. Pero, en el trabajo, debemos interpretar que las aflicciones y la muerte son una y la misma cosa. En otras palabras, el propósito del trabajo es lograr Dvekut con el Creador, adherirse a la Vida de Vidas. Mediante eso, tendremos vasijas adecuadas para la recepción del deleite y del placer que se encuentra en el propósito de la creación, el hacer bien a Sus creaciones. Y, a través de la difamación, él se convierte en alguien que odia al Creador, y no hay separación más grande que esa. Y ciertamente, por ello se separa de la Vida de Vidas.

De esto se deduce que donde debió recibir deleite y placer del Creador, él recibe lo opuesto. En otras palabras, en lugar de placer, se convierte en aflicción (en hebreo, “placer” y “aflicción” contienen las mismas letras). Este es el significado de que a través de la difamación vienen las aflicciones en lugar de los placeres. Este es el significado de “Los malvados, en sus vidas, son llamados ‘muertos’”, ya que están separados de la Vida de Vidas. Resulta que en el trabajo, tanto la muerte como las aflicciones son la misma cosa. En otras palabras, si uno se adhiere a la Vida de Vidas, recibe la abundancia de Él. Y si es al contrario y llega a separarse de Él, entonces se llena de aflicciones cuando debería estar lleno de placeres.

Con lo dicho anteriormente, podemos interpretar lo que dijeron (Arajin 15): “En el Oeste dicen: Lo que dice un tercero mata a tres: mata al que habla, al que recibe, y a aquel de quien se dijo”. Conocemos las palabras de nuestros sabios: “La Torá, Israel, y el Creador son uno”. Significa, como está explicado en el libro El fruto del Sabio (Parte Uno p. 65), que Israel es aquel que desea adherirse al Creador. Él logra esto a través de los 613 Mitzvot (mandamientos) de la Torá, momento en el que cual es recompensado con la Torá, con los nombres del Creador. Y entonces todo se vuelve uno. Resulta que uno que difama causa la muerte de tres: 1) el que dice; 2) el que recibe; 3) aquel de quien se dice.

Los tres discernimientos deben hacerse entre una persona y su amigo.

Sin embargo, entre una persona y el Creador también está el asunto de la difamación, como se menciona respecto a “La Torá, Israel, y el Creador son uno”. Cuando una persona viene y busca en la Torá, y ve todas esas cosas buenas que el Creador nos prometió al observar la Torá. Por ejemplo, está escrito: “Porque esta es tu vida”, y está también escrito: “Son más deseables que el oro, sí, que el oro más fino; también más dulce que la miel y que el goteo del panal”, y otros versos semejantes. Si una persona no es merecedora y no lo siente, esto se llama “difamar al Creador”.

De esto resulta que aquí se deben hacer tres discernimientos: 1) La persona que difama; 2) la Torá; 3) el Creador.

Cuando una persona busca en la Torá, si no fuera merecedora, no ve el deleite y el placer que está revestido en la Torá y deja de estudiar la Torá porque dice que no encontró ningún sentido en ello. Por lo tanto, al hablar así de la Torá, está difamando al Creador.

Resulta que él mancilla tres cosas: la Torá, Israel, y el Creador. En donde uno debe esforzarse por hacer la unificación, de “Son uno” −de que todos brillarán, es decir, que el discernimiento de Israel obtendrá la unificación de que toda la Torá está conformada con los nombres del Creador− él provoca ahí la separación a través de la difamación.

Una persona debe creer por encima de la razón que lo que la Torá nos promete es verdad, y que la única falla está en nosotros −que aún no somos aptos para recibir el deleite y el placer, llamado “la luz oculta” o “los sabores de la Torá y las Mitzvot”, como está escrito en El Zóhar que toda la Torá está conformada por los nombres del Creador.

Para obtener eso, necesitamos vasijas de otorgamiento, tener equivalencia de forma entre la luz y el Kli (vasija). Obtener las vasijas de otorgamiento se logra a través del amor por los amigos. Es como dijo Rabí Akiva: “ama a tu prójimo como a ti mismo es la gran regla de la Torá”, porque a través de ella llegamos al amor por los demás, y a través del amor por los demás llegamos al amor al Creador y el amor a la Torá. La Torá es llamada “un obsequio”, y los obsequios se dan a los seres amados. Lo opuesto de eso es la difamación, que causa odio entre las personas, y odio al Creador, como dijimos antes.

Ahora podemos entender lo que dijeron nuestros sabios sobre la difamación: “Lo que dice un tercero mata a tres: mata al que dice, al que recibe, y a aquel de quien se dice”. Rashi interpreta que debido al odio, se provocan el uno al otro y se matan entre sí. Podemos entender que esto aplica entre una persona y su amigo, pero, ¿cómo se aplica entre una persona y el Creador?

Cuando una persona busca en la Torá y dice a la Torá que no ve ni siente el deleite y el placer que el Creador dijo que está impartiendo al pueblo de Israel, está difamando al Creador. Aquí hay tres temas: La persona que dice, el receptor, es decir, la Torá, y aquel de quien se dice, es decir, el Creador. Y como cuando una persona se dedica al amor por los demás, obtiene el amor al Creador y el amor a la Torá, en ese estado, el Creador le imprime vida, como está escrito: “Porque contigo está la fuente de vida”. Esto es del lado de Dvekut (adhesión) como está escrito: “Y tú que te apegas”.

En ese estado, uno es merecedor de la ley de la vida. Pero, a través de la difamación, la vida que proviene del Creador, que debía estar recibiendo, queda restringida. Por lo tanto, 1) la vida de la Torá –en donde debió haber sentido la Torá de la vida, se aparta de ella. 2) Él mismo se queda sin vida, y esto se considera como que se le da muerte; y 3) la vida se detiene en tres lugares. Y, a través del amor por los otros, la vida fluye de dos lugares y él es el receptor de la vida.

Escritos del Rabash parte 2

 

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