El Asunto de Lishmá
Para que la persona alcance Lishmá necesita un Ataruta de Leíla (despertar de arriba) porque se trata de una revelación de las alturas y no está al alcance de la mente humana entenderla, pues sólo quien prueba sabe. Y acerca de esto fue dicho: “Prueben y verán cuan bueno es el Señor“.
Y es por esto que se necesita de la persona, al momento de la recepción de la carga del reino de los cielos, que esté en un propósito pleno; es decir, en completo otorgamiento y no para recibir nada. Y si la persona ve que sus órganos no están en concordancia con este pensamiento, no le queda otro consejo excepto el rezo: de tal manera que dirija sus palabras hacia el Señor para que lo ayude, tal que su cuerpo esté de acuerdo en someterse a sí mismo al Creador.
Y no se le ocurra decir la persona, que si el aspecto de Lishmá es un regalo de las alturas; entonces, ¿en qué le beneficia la superación de su trabajo y todos los méritos y correcciones que hace para llegar a Lishmá, si esto depende de la mano del Señor? Y acerca de esto los sabios respondieron y dijeron: “No está en ti hijo de esclavos deshacerte de ella“. Sino que al hombre se le ha impuesto dar un Ataruta de letata, el cual es el aspecto del rezo. Pero es imposible que haya un rezo verdadero, si de antemano no sabe que el aspecto de Lishmá sin el rezo es imposible de alcanzar.
Por lo tanto, por medio de los actos y méritos que la persona hace para llegar a Lishmá, se expanden en ella las vasijas corregidas que querrán recibir “Lishmá”, y es entonces que después de todos los actos y méritos, puede dar un rezo verdadero, porque ve que todos sus actos no la beneficiaron en nada, y solamente entonces puede dar un rezo verdadero desde Umka de Liva (lo profundo del corazón). Y entonces el Creador escucha el rezo y le da el regalo de Lishmá.
También necesita saber que por medio de la adquisición de “Lishmá”, elimina la inclinación al mal, porque la inclinación al mal es llamada “la que recibe para beneficio propio”, y por medio de esto es que llega a otorgar; anulando entonces el beneficio para sí mismo. Y el asunto de la muerte significa que deja ya de usar su vasija de recepción para su propio beneficio. Y puesto que anuló la función de la inclinación al mal, es que es considerado un muerto.
Y en caso de que la persona de cuentas de su alma: “¿Qué obtiene de su esfuerzo, tal que se esforzará bajo el sol?”, ella ve que no es tan difícil someterse a sí misma al Creador por dos razones:
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Entre que sí y entre que no; es decir, entre que quiere y entre que no quiere, es que la persona está obligada a esforzarse en este mundo.
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También durante el trabajo, si ella trabaja en Lishmá, ella recibe placer del trabajo en sí mismo. Como la parábola del predicador de Dubna quien dijo acerca del verso: “No me llames Ya’akov, porque se esforzará por mi Israel“, queriendo decir que quien trabaja para el Creador, no existe ningún esfuerzo, sino al contrario, hay en él placer y elevación de espíritu. En tanto que, quien no trabaja para el Creador y lo hace por otros propósitos, no puede quejarse ante Él preguntando: “¿Por qué es que el Creador no le otorga vitalidad en el trabajo?“, debido a que él trabaja por un objetivo diferente. Ya que solamente quien trabaja puede ir hacia Él con una demanda para que le otorgue vitalidad y placer durante el trabajo. Y sobre esto se dijo:”Como ellos serán aquellos que hagan todo lo que se les confió“.
Y no se complicará con esto: ¿Por qué durante el tiempo en que la persona recibe sobre sí la carga del reino de los cielos; es decir, que está dispuesta a trabajar con el fin de otorgar al Creador la carga del reino de los cielos, ella no siente ninguna vitalidad, de tal manera que dicha vitalidad le obligue a recibir sobre sí la carga del reino de los cielos? Sino que debe recibir sobre sí, la carga del reino de los cielos contra su voluntad, con la sensación de que no es para su bien; es decir, que el cuerpo no acepta este trabajo. ¿Por qué es entonces que el Creador no le otorga vitalidad y placer?
El motivo para esto es que se trata de una gran corrección, que de no haber sido así, sino que el deseo de recibir hubiese aceptado este trabajo, la persona nunca habría tenido la posibilidad de llegar a Lishmá, sino que siempre hubiese trabajado para su propio beneficio; es decir, para llenar su lujuria. Esto es semejante al dicho: El ladrón que por sí mismo corre y grita:”Atrapen al ladrón“. Ya que entonces es imposible distinguir quién es el verdadero ladrón, para atraparlo y quitarle de la mano lo robado.
Pero al momento en que el ladrón; es decir, el deseo de recibir, no siente placer en el trabajo de recepción de la carga del reino de los cielos; entonces, en vista que el cuerpo se acostumbró a sí mismo a trabajar en contra de su deseo, es que adquiere los medios por los cuales puede venir mediante su trabajo, el cual será solamente con el propósito de producir placer a su Hacedor, porque toda su intención tiene que ser solo hacia Él, como está escrito : “Entonces te deleitarás en el Creador“; es decir de antemano, cuando había trabajado para el Creador, no tuvo placer de su trabajo, sino que su trabajo fue mediante obligación. Mas no así cuando ya se acostumbró a sí mismo a trabajar con el fin de otorgar, por consiguiente la persona merece “deleitarse en el Creador“, puesto que del trabajo en sí mismo tendrá placer y vitalidad. Y esto es llamado, que también el Creador se deleitó con él, porque él es para el Creador precisamente.