¿Qué tipo de observación de la Torá y las Mitzvot purifica el corazón?
Artículo Nº 8, 1984
Pregunta: Si se observa la Torá y las Mitzvot (preceptos) con el fin de recibir recompensa, ¿acaso esto también purifica el corazón? Ya que nuestros sabios dijeron “Creé la inclinación al mal, creé la Torá como condimento”. Significa que esta purifica al corazón. Pero, ¿es así únicamente cuando la persona observa la Torá y las Mitzvot, dirigiendo la intención a no recibir recompensa?, ¿o también purifica el corazón si uno trabaja con el fin de recibir recompensa? Respuesta: En la Introducción al Libro del Zóhar (Artículo 44), está escrito: “Cuando una persona comienza a dedicarse a la Torá y las Mitzvot, incluso sin ninguna intención, es decir, sin amor ni temor, como corresponde cuando se sirve al Rey, aunque sea en Lo Lishmá (no en Su beneficio), entonces el punto en su corazón comienza a crecer y a mostrar actividad.
Esto es así porque una Mitzvá no requiere intención, y que incluso las acciones sin intención son capaces de purificar su voluntad de recibir, aunque solamente en su primer grado, el cual es denominado “Inanimado”. Y en la medida en que uno purifica la parte inanimada del deseo de recibir, la persona construye gradualmente los 613 órganos del punto en el corazón, que es el inanimado de Néfesh de Kdushá (santidad)”. Por consiguiente, vemos que observar la Torá y las Mitzvot, incluso en Lo Lishmá, purifica el corazón.
Pregunta: ¿El camino del cumplimiento de la Torá y las Mitzvot, a fin de no recibir una recompensa,–es decir, observar todo con el fin de no recibir una recompensa, para que por medio de esto, sean recompensados con Adhesión con el Creador.- está destinado sólo a unos pocos elegidos, o cualquiera puede seguir este camino? Respuesta: A pesar de que el deseo de recibir para sí mismo, salió y estuvo en el Pensamiento de la Creación, pero al darnos la corrección, o sea para que las almas lo corrijan para que sea con el fin de otorgar, es decir, mediante la observación de la Torá y las Mitzvot, se invertirá el deseo con el fin de recibir, en deseo con el fin de otorgar. Esto se da a todos, sin excepción, ya que a todos se les dio este remedio y no solamente a unos pocos elegidos. Pero, como esto es una cuestión de elección, hay quienes avanzan más rápidamente y otros más lentamente. Pero como está escrito en la Introducción al Libro del Zóhar (Puntos 13, 14): “Pero, a fin de cuentas, todos llegarán a la perfección final, como está escrito: ‘Porqué Él no rechazará a quién esté alejado’”.
Cuando se comienza a enseñar la observancia de la Torá y las Mitzvot, se empieza en Lo Lishmá. Esto es porque el hombre ha sido creado con el deseo de recibir; por consiguiente, no entiende nada que no le aporte un beneficio propio, con lo que nunca querrá comenzar a observar la Torá y las Mitzvot. Como escribió RaMBaM (Hiljot Tshuvá, Cap. 10), “Los Sabios dijeron: ‘La persona siempre debe dedicarse a la Torá, incluso en Lo Lishmá, ya que de Lo Lishmá se llega a Lishmá’. Por lo tanto, cuando se les enseña a niños, mujeres y al pueblo en general, sólo se les enseña a trabajar desde el temor y para recibir recompensa. Y cuando acumulen conocimiento y adquieran suficiente sabiduría, el secreto se les revela paulatinamente. Se les acostumbra a esto con calma, hasta que Le alcancen y Le sirvan desde el amor”.
De este modo, vemos de las palabras de RaMBaM, que todo el Los Escritos Sociales 23 mundo debe alcanzar Lishmá, pero la diferencia está en el tiempo. Pregunta: Si una persona ve y siente que está yendo por el camino que conduce a Lishmá, ¿debe tratar de influenciar también a otros para que también ellos vayan por el camino correcto, o no? Respuesta: Esta es una cuestión general. Es como si una persona religiosa examinara a una persona secular. Si sabe que puede reformarla, entonces debe reformarla, debido a la Mitzvá: “Si duda, reprenderás a tu prójimo”. Del mismo modo, en este caso conviene hablarle al amigo, sobre el mejor camino por el que uno puede ir, siempre y cuando la intención sea sólo por la Mitzvá. Pero hay muchas veces en las que una persona reprende moralmente a otra, solamente con el fin de dominarle y no por el precepto “reprenderás a tu prójimo” Y de lo anterior aprendemos que, el hecho que todos desean que el otro vaya por el camino de la verdad, ha creado diferencias entre ortodoxos y seculares, entre Litaim y Jasidim (movimientos religiosos), al igual que entre los mismos Jasidim. Esto es porque cada uno piensa que está en lo cierto y, cada uno intenta persuadir al otro para que vaya por el camino correcto.