Acerca del otorgamiento
Artículo Nº 16, 1984
Explicación de la cuestión del otorgamiento. Cuando una persona sirve a otra persona a quien el mundo considera importante, la persona importante no necesita recompensar al otro por este servicio. Por el contrario, el servicio realizado a una persona importante es considerado por la persona que sirve, como si ya hubiese sido recompensado. Significa que si él sabe, que aquel es una persona importante, ya disfruta del servicio y no necesita mayor recompensa. El servicio mismo es su placer.
Pero si está sirviendo a una persona común, este servicio no le aportará ningún placer y necesita ser recompensado por su servicio. Significa que si ese mismo servicio se le hace a una persona importante, no necesitará ninguna recompensa. Si, por ejemplo, una persona importante viaja por avión, llevando una maleta pequeña. Y hay muchas personas que esperan su llegada. La persona importante entrega su maleta a alguien, para que la coloque en el vehículo que lo llevará hasta su destino. Por este servicio la persona importante quiere darle, digamos, cien dólares. Sin embargo, la otra persona se negará a recibir este dinero, porque el placer que se deriva de su servicio es mayor que los cien dólares.
Pero si él viajero fuese una persona común, el otro no le serviría ni siquiera por dinero. En cambio, le diría: "Hay aquí personas que se ocupan de cargas; ellos le llevarán su maleta hasta el coche. En cuanto a mí, no me honra servirte. Pero dado que ese es el trabajo de las personas de carga, ellos estarán encantados de atenderte si tú les pagas". Por consiguiente, al realizar el acto, hay una diferencia y distinción importante, no en la acción, sino para quien se hace − Si se hace para una persona importante, depende solamente de la importancia que representa aquel individuo en particular, ante los ojos de esa otra persona, lo que se traduce en qué tipo de sentimientos profesa esa persona hacia la grandeza de aquel individuo. No importa si entiende que es una persona importante o si dicen que es una persona importante; esto ya le da la fuerza para servirle sin necesidad de recompensa.
De acuerdo con lo anterior, debemos entender cuál es la verdadera intención de la persona que está sirviendo al individuo importante. ¿Es su intención disfrutar de servirle, ya que lo considera un gran privilegio, o es porque le produce un gran placer servirle? ¿De dónde se origina el placer de servir al individuo importante? Él no lo sabe. Sin embargo, lo ve como natural − que existe un gran placer involucrado − por consiguiente él quiere servirle.
En otras palabras, su intención es, que al tratarse de una persona importante, quiere darle placer a ese individuo, o desea servirle porque a él mismo le da alegría. Por consiguiente, si él pudiera recibir el mismo placer que obtiene al prestar este servicio, de alguna otra fuente, entonces renunciaría a este servicio. Ya que él sólo quiere servirle, porque siente que de esta manera, podría obtener una sensación agradable, y por eso le brinda su servicio. El asunto es, si el servicio es brindado, porque se quiere, que la persona importante se sienta bien. Y el placer que se deriva de este servicio, es sólo un resultado. Pero la intención no es para sí mismo, sino para que la persona importante, se sienta bien. O si de hecho, no está considerando a la persona importante, sino que todos los cálculos son acerca de cuánto placer puede obtener de esto. Y si se nos preguntara: "¿Qué obtenemos al cuestionarnos sobre la intención que usa?" La respuesta es que deberíamos saber el significado de "vasija de otorgamiento".
En un acto de otorgamiento hallamos 3 discernimientos.
1) Ocuparse en el otorgamiento en favor de otros − ya sea con su cuerpo o con su patrimonio − a fin de ser recompensado por ello. En otras palabras, el servicio en sí no es suficiente para darle placer. Sino que quiere, que se le dé algo a cambio. Por ejemplo, él quiere que se le rinda honores a cambio de su trabajo de otorgamiento. De ello obtiene la fuerza para trabajar. Pero si no está seguro de recibir honor a cambio, no haría lo que hace por los demás.
2) Ocuparse en el otorgamiento a otros y no querer recibir ninguna recompensa por el trabajo. O sea otra cosa aparte, algo adicional. Sino que se conforma, en realizar actos de otorgamiento. Su naturaleza es disfrutar haciendo el bien a los demás, y ese es su gran placer. Sin duda, se trata de un grado mayor que el anterior, ya que desde aquí vemos que él hace las cosas con el fin de hacer el bien a los demás. Deberíamos llamarlo "Otorgar con el fin de otorgar".
Sin embargo, si miramos un poco más profundamente y examinamos la intención verdadera, al otorgar a los demás, vemos que si la persona efectúa todas esas obras, es porque desea disfrutar – es decir por su amor propio, ya que por su naturaleza disfruta los actos de otorgamiento, o su intención es disfrutar de que los demás tengan cosas buenas. En otras palabras, la persona disfruta que otros estén de buen ánimo y por esta razón trata de hacer el bien a los demás, de manera que aquellos eleven sus espíritus y disfruten de sus vidas. Y si, por casualidad, ve que hay otra persona que tiene mayor éxito que él, haciendo lo que él desea hacer por la gente de su ciudad, entonces ¿podría renunciar a su placer en la realización de actos de otorgamiento y permitir a esta otra persona que lo haga? Por cierto que esa persona − quien participa en actos de otorgamiento sin querer ninguna recompensa por su trabajo − no sería capaz de hacer la concesión de permitirle a la otra persona, obrar por la gente de su ciudad, a pesar de que él sabe, que la otra persona es más competente. Acerca de esto, todavía no podemos decir que se trate de "otorgar con el fin de otorgar", ya que al final de cuentas, el amor propio es su factor determinante.
3) Trabajar con el fin de no recibir ninguna recompensa. Incluso, cuando ve que hay otra persona que es más competente, renuncia a su placer de otorgar a otros y se preocupa sólo por el bienestar de los demás. Esto se denomina "otorgar con el fin de otorgar". Por lo tanto, existe una gran examinación que debe realizarse aquí, acerca de su verdadera intención: si quiere obtener buen ánimo para sí mismo y es por eso que brinda su servicio, o si desea otorgar buen ánimo a la persona importante. Para comprender este discernimiento, podemos entender el asunto a través de una situación que la persona se imagine. Siendo que se trata de una persona muy importante, por eso se le quiere complacer, para que tenga buen ánimo. Por ello desea servirle. Pero durante el servicio que brinda, él mismo se siente en un excelente estado de ánimo, y siente dentro de sí, que todos los placeres que sintió en su vida, son nada comparado con lo que siente ahora, ya que le está sirviendo a la persona más importante del mundo, y no tiene palabras, para describir la gran satisfacción que le genera, al querer hacer feliz a esa importante personalidad.
Ahora él puede examinarse a sí mismo, es decir, cuál es su intención, al querer dar satisfacción a la persona importante − si se está preocupando por su propio bien, lo que significa que él quiere deleitarse porque sentiría mucha felicidad − o que toda su intención, es que la persona importante disfrute, de manera que la persona importante sea muy feliz, y debido a la grandeza de esa persona, se despierte en él un gran deseo de servirle. Así pues, a pesar de que durante el servicio, siente el gran placer que se deriva de este, aun así, si él sabe que hay alguien, que le brindaría mayor alegría a la persona importante al servirle, él renunciaría al propio placer, que él pudiera sentir durante el servicio. Y desea sinceramente, que el otro pueda hacer este servicio, porque le proporcionaría mayor alegría a la persona importante, que si él le sirviera. De manera que si él accede a conceder su servicio –a pesar de que le produce gran placer, este servicio,- de todas formas, a fin de beneficiar a la persona importante, para que ella obtenga mayor placer, él renuncia, porque no está pensando en sí mismo, sino sólo en el beneficio de la persona importante. Esto se considera que él no tiene intención de beneficiarse a sí mismo. Sino que, todo es con el fin de otorgar y no tiene ninguna consideración consigo mismo. En ese momento, él obtuvo la examinación completa, ya que no puede engañarse a sí mismo, y a esto se le llama "Otorgamiento completo".
Sin embargo, debemos saber que uno no puede lograr esto por sus propias fuerzas. Por el contrario, como está dicho (Kidushin, 30) "La inclinación del hombre le supera cada día y trata de matarle, como está dicho: ‘El malvado vigila al justo y trata de exterminarlo’. Y si el Creador no le ayuda, él no podrá superarlo, como está dicho: ‘El Señor no lo dejará en sus manos’". Significa que, primero, la persona debe ver si tiene la fuerza para llegar a ser capaz de realizar actos, con el fin de otorgar placer al Creador. Entonces, cuando llegue a darse cuenta, de que no podrá lograrlo por sí mismo, se enfocará en la Torá y las Mitzvot en un único punto, que es "la Luz en ella lo reforma", y esta será toda la recompensa que querrá obtener de la Torá y las Mitzvot. En otras palabras, la recompensa por su esfuerzo será, que el Creador le dé esta fuerza llamada "la fuerza de Otorgamiento".
Siendo que, hay una regla que dice que "si la persona hace un esfuerzo, es decir, que anula su descanso, es porque quiere algo, que sabe que sin esfuerzo, no se le otorgará, por lo que debe esforzarse". Por esta razón, una persona que se esfuerza en cumplir con la Torá y las Mitzvot, es seguro que le falta algo, y por eso, esa persona se esfuerza en la Torá y las Mitzvot, para obtener lo que desea a través de ellas. En consecuencia, uno debe prestar atención y pensar, antes de empezar en la labor al servicio del Creador, qué quiere. Es decir, qué recompensa quiere por el trabajo. O, sencillamente, ¿cuál es la razón que le obliga a estudiar la Torá y las Mitzvot? Entonces, cuando se detiene a observar esto, o sea, saber cuál es su carencia, para la cual debe esforzarse, la persona comienza a pensar intensamente, hasta que le resulta difícil saber lo que realmente quiere. Esa es la razón por la cual hay muchas personas que, cuando empiezan a analizar el propósito de su trabajo, no pueden determinar el verdadero objetivo. Por esta razón, dicen: "¿por qué debemos cansarnos con estas investigaciones?" Y trabajan sin ningún propósito y dicen: "estamos trabajando para el mundo por venir". Y, ¿qué es el mundo por venir? "¿Por qué debemos pensar en eso? Sólo creemos que es algo bueno y nos conformamos con eso. Cuando recibamos la recompensa del mundo por venir, entonces sabremos lo que es. ¿Por qué vamos entrar en estas examinaciones?"
Hay sólo unos pocos, que dicen, que está la cuestión de la Adhesión con el Creador, y para alcanzar Adhesión, se debe lograr la equivalencia de forma, lo que significa "Como Él es misericordioso, tú también eres misericordioso". Entonces, comienza a buscar la equivalencia de forma − que todas las acciones sean en otorgamiento − sólo entonces la restricción y la ocultación que existen en el mundo, desaparecen, y comienza a sentir la Kdushá (santidad). Pero cuando comienza a alcanzar el grado de otorgamiento en el trabajo, nota que está muy lejos de ello, que no tiene ningún deseo de pensamiento, palabra o acción que tenga la capacidad de tener la intención "con el fin de otorgar". Y entonces no sabe qué hacer para obtener la fuerza de otorgamiento. Y cada vez que agrega fuerzas, nota que toda esta cuestión no le pertenece. Hasta que llega a darse cuenta de que no es humanamente posible, que se haga realidad, el llegar a ello. En este punto, reconoce que sólo el Creador puede ayudarle, y sólo entonces entiende que debe ocuparse de la Torá y las Mitzvot con el fin de recibir recompensa. Y la recompensa por su esfuerzo será que el Creador le dé el poder del otorgamiento. Esta es la recompensa que él espera, ya que él quiere lograr Adhesión con el Creador, que es la equivalencia de la forma, es decir, el otorgamiento. Y esta es toda su recompensa, a la cual espera − que a través de su esfuerzo con la Torá y las Mitzvot, le será otorgado aquello que no puede obtener por sí mismo y, necesita que otro se lo dé. Es como esforzarse en el mundo material: puesto que uno no puede obtener dinero por sí mismo, se esfuerza y, a cambio, le dan dinero. Del mismo modo, en la espiritualidad, a lo que uno no puede obtener por sus propias fuerzas, y necesita de alguien que se lo proporcione, le que llamamos "recompensa".
De manera que, cuando una persona desea lograr la cualidad del otorgamiento, porque quiere alcanzar Adhesión con el Creador y no puede alcanzar esta cualidad, pero siente la necesidad de que el Creador se la otorgue, lo que él quiere obtener se denomina "recompensa". Y como existe una regla que dice que si uno quiere una recompensa, debe hacer un esfuerzo y trabajar, entonces observa la Torá y las Mitzvot para recibir esta recompensa, llamada "la fuerza de otorgamiento", es decir, salir del amor propio y recibir el deseo, de obtener la fuerza, para ocuparse sólo en el amor hacia los demás.
Este es el significado de aquello que dice: "Uno debe estudiar siempre la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá (no en Su beneficio), pero desde Lo Lishmá uno llega a Lishmá (en Su beneficio) porque la luz en ella le reforma". Significa que a través del esfuerzo en la Torá y las Mitzvot a fin de alcanzar Lishmá, logrará el grado de Lishmá por medio de un esfuerzo previo. Por esa razón será recompensado con "la Luz en ella le reforma", y a esto se le llama, que desde el Cielo se le concedió la fuerza del otorgamiento. Sin embargo, deberíamos preguntarnos: ¿por qué uno primero tiene que esforzarse y después se recibe la Luz de la Torá? ¿Por qué no recibimos la Luz de la Torá inmediatamente, de manera que nos reformemos al instante? Y también, ¿por qué esforzarse e invertir energías y tiempo gratuitamente? ¿No sería mejor si se recibiera la Luz desde el principio del trabajo, es decir, recibir la Luz inmediatamente e inmediatamente comenzar el trabajo en Lishmá? El asunto es que no hay luz sin un Kli (vasija), y un Kli significa deseo. En otras palabras, cuando una persona tiene una carencia y un anhelo de satisfacer esa carencia, esto se denomina "Kli". Sólo cuando tiene un Kli, es decir, un deseo de algún llenado, puede decirse que se le ha dado el llenado y está conforme con lo que se le dio, ya que esto era lo que anhelaba. La recompensa se llama un llenado, y es cuando lo anhelado se recibe. Además, la medida de la importancia del llenado depende de la medida del anhelo. Y según el nivel de su sufrimiento, en esa misma medida disfruta del llenado.
Por esta razón, es imposible dar a una persona la Luz que le reforma cuando no tiene ningún deseo de ella. Esto es porque reformarla significa que perdería la fuerza del amor propio y recibiría la fuerza de amar a los demás. Y si la persona no tiene ningún deseo de dejar el amor propio y se le dice: "Haz algunos trabajos y a cambio no tendrás ningún deseo de amor propio", esto no lo considerará como una recompensa. Por el contrario, pensará que por el trabajo que hizo para el patrón, este debería haber hecho algo bueno por él a cambio de su trabajo. Pero, a cambio, le está dando algo muy malo, tanto que perdería todo su amor propio en un instante. ¿Quién estaría de acuerdo con esto? Por este motivo, en primer lugar uno debe estudiar en Lo Lishmá, de manera que el cuerpo le ayude, ya que una persona estará dispuesta a renunciar a un placer pequeño para recibir un placer mayor. Pero, por naturaleza, uno es incapaz de imaginar placer a menos que esté basado en el amor propio. Entonces, se le dice que será recompensado, por ocuparse en la Torá y las Mitzvot. Esto no es mentira, ya que sin duda, obtendrá recompensa. En otras palabras, se le dice que por el esfuerzo en la Torá y las Mitzvot, será recompensado, y esta es la verdad porque, de hecho, será recompensado, excepto que la recompensa cambiará.
Por ejemplo, un padre le dice a su hijo, "Si eres un buen chico, te compraré un coche de juguete, un coche de plástico". Entonces, el padre va al extranjero y regresa unos años más tarde. El hijo ya ha crecido, y le dice a su padre: "Papá, antes de irte al extranjero, me prometiste un coche de juguete". Entonces el padre va y le compra un coche real, uno con el que se puede viajar a grandes distancias. Y el hijo ya tiene uso de razón y entiende que ya no tiene edad para un coche de juguete, sino para uno real. ¿Se consideraría esto un engaño por parte del padre? Por supuesto que no. Ahora el joven se da cuenta de que cuando era un niño, no podía comprender otra forma de recompensa, más que algo insignificante. Aquí, también, comienza con una insignificante recompensa, que se llama Lo Lishmá, lo que significa, que está esperando ser recompensado con algo que es insignificante en comparación con la verdadera recompensa que va a recibir − ser recompensado con Lishmá, que es el Kli o vasija donde uno puede recibir el deleite y el placer que el Creador desea dar. Estos son los verdaderos placeres. Se deduce que, pidiéndole que trabaje en Lo Lishmá, que significa recibir una recompensa, eso es verdad. Es decir, que cuando tenga la intención de otorgar, también será recompensado. La única mentira está en la recompensa. Mientras una persona está en Lo Lishmá, piensa que se le dará una recompensa diferente, y que el Kli que la recibe se denomina "amor propio".
Pero después, cuando la persona crece, comienza a comprender que los Kelim (vasijas), que de hecho reciben recompensas, son los Kelim de otorgamiento, que es precisamente a través de esos Kelim donde se recibe el verdadero bien y el placer. En ese momento, siente que es el hombre más feliz de la tierra. Pero la recompensa que él deseaba recibir mientras estaba en Lo Lishmá, y la única que podía recibir, es una recompensa adecuada para un niño pequeño. Por lo tanto, cuando enseñamos a recibir placer y recompensa por el trabajo en Lo Lishmá, no se considera una "mentira", ya que él no perdió nada, puesto que su recompensa se convirtió en una recompensa mayor. Nosotros sólo debemos explicar que Lo Lishmá, es decir, esta recompensa, no es el verdadero nombre, como él piensa. En cambio, la recompensa tiene un nombre diferente al que pensaba. Sin embargo, una recompensa sigue siendo una recompensa. Y la recompensa no se cambia; cambia sólo el nombre de la recompensa − de una "recompensa falsa e imaginaria" a una "recompensa auténtica". De todo lo anterior se deduce que, lo más importante que una persona necesita a cambio de su trabajo con la Torá y las Mitzvot es que el Creador le dé las vasijas de otorgamiento, que no puede obtener por sí mismo porque son contrarias a su naturaleza. Sin embargo, esto es un regalo del Cielo, y esa es su recompensa, ya que siempre esperaba y decía "cuando será el momento en el que pueda causar satisfacción al Creador". Y puesto que se trata de la recompensa que él espera, entonces se denomina "su recompensa".
Para comprender lo anterior, debemos mirar en el Prefacio general al Árbol de la Vida (Punto 3), donde se escribe: "La raíz de la oscuridad es el Masaj (pantalla) en el Kli de Maljut, y la raíz de la recompensa está arraigada en la Luz reflejada que sale a través de un Zivug de Akaá (acoplamiento de golpe)". Ahí nos da la raíz, de lo que vemos en este mundo − que cada cosa que vemos en este mundo es una rama que se extiende desde las raíces, en los mundos superiores. Dice aquí: "La raíz del esfuerzo, que una persona siente en este mundo, se extiende desde la raíz del Masaj en el Kli de Maljut". Esto significa que el Kli que tienen los creados se llama "deseo de recibir placer", el cual hizo el Creador, por Su deseo de deleitar a Sus creados. Por tanto, Él creó en los creados un deseo de recibir placer. En las Sfirot superiores, el cual se llama Maljut Después, aprendemos que hubo un Tzimtzum (restricción). Esto significa que él no quiere ser un receptor, porque desea la equivalencia de forma con el Creador; por tanto, se creó una regla en la Kdushá, que dice que no se recibe nada, a menos que pueda dirigir la intención hacia el otorgamiento.
Este es el significado de la corrección del Masaj. Como estamos hablando de las Luces superiores, el no querer recibir luz se llama "Masaj". Es como una persona que pone una cortina o un velo donde el sol resplandece con demasiado brillo y no quiere recibir la luz del sol, para que el sol no brille dentro de su casa. Por tanto, cuando hablamos de Luces superiores, aunque Maljut tenía un gran deseo y anhelo de recibir la Luz del placer, aun así ella renunció al placer, al no recibirlo, porque quería la equivalencia de forma. Esto se llama "esfuerzo", es decir, cuando ella hace algo en contra de su voluntad, esto es, impidiéndose a sí misma recibir el placer. También en el mundo material, cuando una persona debe renunciar a algún placer, se considera un esfuerzo. Por ejemplo, si una persona disfruta del descanso, y por alguna razón debe renunciar a su descanso e ir a hacer algo, a esto se le llama "esfuerzo".Él también nos muestra cómo, cuando la rama corporal recibe recompensa, y dónde está arraigada en los mundos superiores. Nos muestra que la raíz de la recompensa se extiende desde la Luz reflejada, la cual es el deseo de otorgar que sale del Zivug de Akaá que sucede entre la Luz superior y el Masaj y Aviut (grosor) -(ver El Estudio de las Diez Sfirot, Parte 4, Hoja 258, Punto 8). Él escribe ahí: "La Luz reflejada que reviste, sale como resultado de dos fuerzas".
En la espiritualidad, un Zivug de Akaá significa que si dos cosas son opuestas entre sí, se considera como Akaá (golpe). Esto significa que, por una parte, él realmente quiere eso porque ve que le aportará un inmenso placer, pero por otra parte, se sobrepone y no lo recibe porque quiere la equivalencia de forma.
En otras palabras, hay dos deseos aquí:
1) Su deseo de recibir placer.
2) Su deseo por la equivalencia de forma.
Y de esos dos, nace uno nuevo, llamado "la Luz reflejada que reviste". Con esta fuerza, puede obtener luego, la abundancia Superior, porque esta Luz reflejada es el Kli apropiado para la recepción de la recompensa.
En otras palabras, con este Kli, él tiene dos cosas:
1) Recibe el placer que se encuentra en la abundancia Superior, que llega desde el pensamiento de la creación, o sea, hacer el bien a Sus creaciones.
2) Al mismo tiempo, se encuentra en equivalencia de forma, que es el segundo discernimiento, que tiene durante la recepción de la abundancia.
De todo lo anterior, vemos que la recompensa es únicamente la Luz reflejada, que es la fuerza del otorgamiento, que el inferior recibe del superior, que él denomina "Luz reflejada", es decir, que el inferior da al superior. Esto significa que la abundancia que llega del Creador se llama "Luz directa". Como está escrito: "Dios creó al hombre recto". Es como estudiamos, que el pensamiento de la creación era hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que los inferiores reciban abundancia y esto se llama "recto".
Pero los receptores de la abundancia desean la equivalencia de forma. Por eso tenemos una corrección, llamada "Luz reflejada". Esto significa, que el receptor de la abundancia no la recibe porque desee disfrutar, sino porque desea otorgar al Superior. En otras palabras, así como el Superior desea que disfrute el receptor, el receptor de la abundancia aspira a devolver placer al otorgante, es decir, para que el Superior disfrute que se cumple de Su pensamiento. De ahí se deduce, por tanto, que la recompensa es, principalmente, la Luz reflejada, es decir, la fuerza de otorgamiento que el inferior recibe del superior.
Pero aun debemos entender por qué decimos que el Kli, el cual es llamado "fuerza de otorgamiento", es toda la recompensa. Después de todo, recompensa implica que algo se recibe. Decimos: "Trabajo por el salario". Y también decimos que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que recibirán recompensa. Y aquí estamos diciendo que la recompensa es llamada "la fuerza de dar". Y nosotros entendemos, que la recompensa debe ser, que una persona alcance la Santidad y los secretos de la Torá, etc. Pero, nos dice que la recompensa es obtener la fuerza de dar, es decir, la fuerza del otorgamiento. Más aun, está diciéndonos que esto se extiende desde la raíz superior, llamada "Luz reflejada".
Existe una regla conocida en la que la vaca desea amamantar más de lo que el ternero desea succionar. Se deduce, por tanto, que el Creador desea dar a los creados, más de lo que los creados desean recibir. Así que, ¿quién lo está demorando? Es que debemos recordar el Tzimtzum que ocurrió, para que los creados tuvieran equivalencia de forma. Esto es una corrección para evitar el pan de la vergüenza, el cual se extiende desde nuestra raíz. Siendo que el Creador es el que otorga y no recibe, ya que Él no tiene carencia y no existe tal cosa como la recepción en Él. Así pues, según la regla que existe en nuestra naturaleza − que cada rama desea parecerse a su raíz, por eso, cuando el inferior debe llevar a cabo una acción que no está presente en la raíz, siente desagrado.
Se deduce de esto, que para recibir la abundancia, que es Luz y placer, uno no necesita hacer ninguna acción. Ya que, más de lo que el creado quiere recibir, el Creador quiere darle. Sin embargo, el creado no tiene un Kli en el cual disfrutar los placeres que le serán dados, debido a la vergüenza. Se deduce que la única recompensa que necesitamos es el Kli, que es denominado "fuerza de otorgamiento". Así, todo lo que nos falta son Kelim (pl. de Kli), y no Luces, y por ello la recompensa es, principalmente, la fuerza de otorgamiento. Sin embargo, para obtener ese Kli, llamado "deseo de otorgar", necesitamos también un deseo, es decir, sentir que necesitamos este Kli. Por eso, primero debemos dedicarnos a la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá, y este es nuestro esfuerzo −ver que todo lo que hacemos es para nuestro propio beneficio, sin ninguna intención de otorgar.Y entonces vemos que nos falta la fuerza del otorgamiento. Y queremos una recompensa a cambio de nuestro trabajo −que el Creador nos dé esta recompensa, que es, el deseo de otorgar. Y cuando tengamos esa fuerza, podremos recibir el bien y el placer que ya está disponible y por el cual no necesitamos trabajar en absoluto, porque el Creador lo da. Pero siempre que una persona ascienda de grado en grado, es solamente para adquirir fuerza de otorgamiento, y otra cosa no hace falta.