Lo escuché en Shabat Terumá, 5 de marzo de 1949, en Tel Aviv
“El Señor es excelso, y los inferiores lo verán”. ¿Cómo puede haber equivalencia con el Creador si el hombre es el que recibe y el Creador es el que da? A esto, responde el versículo: “El Señor es excelso, y los inferiores...”
Si uno se anula, no tiene autoridad que lo separe del Creador. En ese estado uno “verá”, esto quiere decir que se le impartirá Mojin de Jojmá, “y al altanero, Él lo reconoce desde lejos”. No obstante, el orgulloso, aquel que se siente dueño de sí mismo, se encuentra distanciado, pues carece de equivalencia con Él.
No se considera inferioridad al hecho de rebajarse ante los demás. Esto es humildad, y con ella se obtiene sensación de plenitud. Inferioridad, muy al contrario, significa que el mundo lo desprecia a uno. Precisamente cuando las personas desprecian, esto se considera inferioridad. En ese instante uno no siente plenitud alguna, pues es ley que aquello que uno piensa, le afecta.
Por lo tanto, si la gente lo considera, él se siente pleno; y aquellos a quienes los demás desprecian, se sienten despreciables.