Lo escuché
Todo eso agrada al espíritu de la gente. Él se planteó: “Hemos visto que los más grandes y renombrados estaban en desacuerdo. Por lo tanto, el espíritu de la gente no se encuentra a gusto con esto”.
Él respondió que no dijeron “toda la gente”, sino “el espíritu de la gente”. Esto significa que solamente los cuerpos son los que están en desacuerdo, es decir, cada uno de estos está trabajando con el deseo de recibir.
Sin embargo, “el espíritu de la gente” ya es espiritualidad; y “agrada”, pues el justo que atrae la abundancia, lo hace para la generación entera. Y solo quienes aún no han revestido su espíritu, no pueden alcanzar y sentir la abundancia que atrae este justo.