Lo escuché
“En el lugar donde encuentras Su grandeza, allí encontrarás Su humildad”. Quiere decir que quien está siempre en verdadera Dvekut (adhesión), ve que el Creador se humilla, que el Creador está presente en los lugares bajos.
Uno no sabe qué hacer, y por eso está escrito “quien se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra”. Uno observa la grandeza del Creador y luego “que se humilla”, es decir, que baja el cielo a la Tierra. El consejo que se ofrece con respecto a esto es pensar que si este deseo proviene del Creador, no tenemos nada mayor que eso, tal como está escrito: “Él levanta al pobre de las basuras”.
Primero, uno debe ver si tiene carencia. De lo contrario, debe rezar por ella: ¿Por qué no la tengo? La razón por la que no tiene carencia se debe a la falta de reconocimiento.
Por ende, en cada Mitzvá (precepto) uno debe rezar: ¿por qué no soy consciente de que no estoy observando la Mitzvá plenamente? En otras palabras, el deseo de recibir lo envuelve de tal forma que no ve la verdad. Si uno viera que se encuentra en un estado tan bajo, ciertamente desearía no seguir en ese estado. Por el contrario, uno debe esforzarse constantemente en su trabajo hasta alcanzar el arrepentimiento, tal como está escrito: “Él lo lleva a uno al inframundo, y luego lo eleva”.
Esto significa que cuando el Creador desea que el malvado se arrepienta, hace para él que el inframundo sea tan bajo de modo que el mismo malvado no quiere serlo más. Por lo tanto, uno necesita elevar una plegaria para que el Creador le enseñe la verdad incorporándole a uno la Luz de la Torá.