Lo escuché en Sucot, Inter 4
La alegría es un reflejo de las buenas acciones. Si las acciones son de Kedushá (Santidad), aparece la alegría. Sin embargo, debemos tener presente que también hay un estado de Klipá (cáscara). Para poder saber si es Kedushá, el escrutinio debe hacerse a través de la razón. En Kedushá hay razón, y en la Sitra Ajra no hay razón porque cualquier otro dios es estéril y no puede dar fruto. Por lo tanto, cuando uno recibe alegría, debe profundizar en las palabras de la Torá para poder descubrir el razonamiento de la Torá.
Además, debemos saber que la alegría es un estado de iluminación superior que se manifiesta por medio de MaN[1], que son las buenas acciones. El Creador nos sentencia estemos donde estemos. En otras palabras, si asumimos la carga del Reino de los Cielos para toda la eternidad, hay una iluminación superior inmediata que también se considera eternidad. Incluso si uno ve de manera evidente que pronto caerá de su grado actual, Él de todos modos sentencia allí donde uno se encuentra. Esto significa que si uno decide en ese momento cambiar de opinión y aceptar sobre sí la carga del Reino de los Cielos para toda la eternidad, se considera plenitud.
Sin embargo, si uno asume la carga del Reino de los Cielos sin desear que ese estado permanezca en él permanentemente, entonces este asunto y este acto no se consideran plenitud, y como es natural, la Luz Superior no puede venir y reposar sobre esto porque esta Luz es plena y eterna, y no cambiará. En cuanto a la persona, sin embargo, el estado en el que se encuentra no será eterno, aunque así lo desee.