Lo escuché a la noche de Shabat, 4 de septiembre de 1942
Entiendan lo que está explicado en el Shulján Aruj[1]: la ley establece que uno debe volver a repasar las plegarias de los Días Terribles[2], para que cuando llegue el tiempo de la oración, ya esté acostumbrado y habituado a rezar.
El hecho es que la plegaria debe realizarse en el corazón. Esto es lo que se quiere decir mediante “el trabajo en el corazón”: que el corazón acceda a lo que uno dice con la boca (de lo contrario, es una farsa; pues su boca y su corazón se contradicen). Por ende, en el mes de Elul[3] uno debe acostumbrarse a este gran trabajo.
Y lo más importante es que uno puede decir “escríbenos a la vida”. Esto significa que cuando uno dice así, el corazón también debe acceder (para que no sea meramente una adulación) a coincidir con lo que su boca dice, “porque el hombre se fija en la apariencia exterior, pero el Creador se fija en el corazón”.
De acuerdo con esto, cuando uno clama “escríbenos a la vida”, “vida” se refiere a la adhesión a la vida de las vidas; y es precisamente por medio de esto que uno desea trabajar enteramente con el fin de otorgar, y todos sus pensamientos de gratificación propia sean revocados.
Entonces, cuando siente lo que está diciendo, su corazón puede temer que su oración sea aceptada; o sea, que no tenga ningún deseo para sí mismo.
Y en lo referente al beneficio propio, aparece un estado en el que parece que uno renunciara a todos los placeres del mundo, incluyendo a todas las personas, amigos, familiares, a todas sus posesiones, y que se retirara al desierto donde no hay nada salvo bestias salvajes, pero sin nadie que lo conozca y que sepa de su existencia. Le parece como si perdiera su mundo entero de golpe; y siente que está perdiendo un mundo lleno de vida, y que lo cambia por una muerte que viene de este mundo. Cuando percibe esta imagen, siente como si se estuviera suicidando.
A veces la Sitra Ajra le ayuda a representarse su propio estado con todos estos colores oscuros. Entonces, su cuerpo repele esta plegaria, y en tal estado su plegaria no puede ser aceptada, pues él mismo no lo desea.
Por esta razón debe haber una preparación para la oración, para acostumbrarse misma rezar y para que su boca y su corazón coincidan. Y el corazón puede llegar a acceder a esto mediante el hábito, y así comprender que la recepción implica separación, y que lo más importante es la adhesión a la vida de vidas, que corresponde al atributo de otorgamiento.
Uno siempre debe esforzarse en el trabajo de Maljut, llamado “escritura”, considerado “tinta” y Shajarit (negrura). Esto significa que uno no quiera que su trabajo sea precisamente a nivel de “Livní (blancura) y Shimí”; es decir, que sólo en el tiempo de blancura se adhiere con la Torá y las Mitzvot incondicionalmente, ya sea en blanco o en negro, que siempre será lo mismo para él; y de todos modos, siempre obedecerá a los mandamientos de la Torá y de las Mitzvot.