Lo escuché durante una comida de Shajarit en Shabat; Tel Aviv, 2 de Av
El Jazak[1] que decimos después de completar la serie significa que de la finalización debemos recibir la fuerza para completar todos los niveles. Así como el cuerpo tiene 248 órganos y 365 tendones, el alma también tiene esta cantidad de canales que suman 613, que son canales del alma a través de los cuales es extraída la abundancia. Y estos canales se abren por medio de la Torá. Mientras que no estén todos estos canales abiertos, entonces incluso que se perciba una carencia en el grado particular, este grado particular se incluye en el todo.
De este modo, si falta un elemento del todo, ese mismo discernimiento también estará faltando respecto de cada individuo, y estos se habrán de encarnar gradualmente según el orden de los grados. Y cuando queden completados, se alcanzará el final de la corrección. Antes de esto emergerán y se corregirán uno por uno. Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron: “la Torá precede al mundo”. Significa que la Torá ya estaba antes de que apareciera la limitación del mundo. ¿Y entonces cómo pudo iluminar dentro del mundo, considerado un límite?
Lo que sucede es que la Torá ilumina a modo de uno después del otro. Y cuando se completan todos los discernimientos, uno debe abandonar este mundo, pues ya habrá cosechado todo lo que había de aprehender de la Torá. Por ende, de cada final debemos recibir el refuerzo para seguir avanzando. Y los cinco libros de la Torá corresponden a las siete Sefirot, que esencialmente son cinco, ya que Yesod y Maljut no son parte de su esencia, sino que sólo están incluidas.