Lo escuché en la noche de Púrim, después de leer la Meguilá; 3 de marzo de 1950
Acerca de comer los “Hamán Tash”, o sea, los “Bolsillos de Hamán”[1], dijo que comemos los Bolsillos de Hamán, ya que “el hombre debe embriagarse en Púrim hasta no poder distinguir entre el malvado Hamán y el bendito Mordejay”. Esto es, para que podamos recordar que Hamán no nos dio más que bolsillos, o vasijas, pero no el contenido. Quiere decir que sólo es posible recibir los Kelim (vasijas) de Hamán, y no las Luces, llamadas interioridad. La razón de esto es, que las vasijas de recepción se encuentran en el dominio de Hamán, y es esto de lo cual debemos despojarlo. No obstante, es imposible atraer las Luces con los Kelim de Hamán. Esto se puede hacer concretamente con los Kelim de Mordejay, que son vasijas de otorgamiento. Pero las vasijas de recepción están restringidas.
Y esto está explicado así en el texto: “a Hamán dijo internamente: ‘¿A quién querrá el rey honrar aparte de mí?’”. Esto viene a ser un verdadero deseo de recibir. Por eso dijo que traigan un manto real con el que se haya vestido el rey, y un caballo en el cual el rey haya montado, etc. Pero en realidad, las vasijas de Hamán, que son vasijas de recepción, no reciben nada a causa del Tzimtzum (restricción). Todo lo que tiene es un deseo y una carencia; es decir, sabe qué pedir. Por eso está escrito “Entonces el rey dijo a Hamán: ‘Toma rápido el manto y el caballo como has dicho, y haz así con el Judío Mordejay’”.
Esto recibe el nombre de Luces de Hamán dentro de las vasijas de Mordejay, es decir: dentro de las vasijas de otorgamiento.