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Del Prólogo al Libro del Zohar

Está escrito en el libro del Zohar que todos los mundos - el Superior y el inferior, y todo lo que existe en ellos, fueron creados solamente para hombre. Todos estos niveles fueron creados con un solo propósito- llevar a todas las almas a la perfección; a la adhesión con el Creador en el nivel que carecen desde el momento del Pensamiento de la Creación.

Al principio de la creación, se formaron cinco niveles, o mundos desde el Creador hasta nuestro mundo para que el alma pudiera vestirse dentro del cuerpo material de nuestro mundo. El cuerpo material de nuestro mundo se llama "deseo de recibir", sin dar nada a cambio. Esta es la forma final de un deseo por placer. Es por esto que, en términos de sus atributos, que una persona en nuestro mundo es absolutamente opuesta al Creador.

Mediante el estudio de la Cabalá, el hombre gradualmente adquiere el atributo de otorgamiento y, en consecuencia, asciende progresivamente. Durante este proceso el hombre va adquiriendo las propiedades de los niveles que descienden. Estos niveles se caracterizan por el atributo de otorgamiento, hasta el nivel en que uno otorga sin recibir nada a cambio. Como resultado, una persona completamente se funde con el Creador: alcanza el estado por el cual fue creado. Es por eso que se dice que todos los mundos fueron creados por el bien del hombre.

El alma pasa a través de 125 niveles en su camino del ocultamiento total del Creador al estado de Su completa revelación. Cada uno de estos niveles revela al Creador en un grado diferente. Entre más bajos los niveles, más se ocultan. En el momento exacto que una persona levanta la cortina más baja que lo separa del siguiente nivel, la Luz del Creador brilla directo sobre él o ella y empieza a ver manifestaciones de la Fuerza Superior en todo lo que lo rodea a él o a ella en este mundo.

Para esta persona, la naturaleza (los niveles inanimado, vegetativo, animado, y humano), todo lo que sucede a su alrededor y dentro de él o ella, todos los deseos por placeres animales, riqueza, poder, aspiración por el conocimiento y la ciencia se convierten en una manifestación del Creador. Una persona siente cómo el Creador afecta el "yo" de él o ella por medio de la realidad circundante y los atributos de la Luz Superior. El primer nivel de la revelación es el más difícil, pero al mismo tiempo es el más importante. Al superarlo, la persona adquiere inmediatamente una conexión con el Creador, aunque sea mínima y nunca la pierde. Algunas veces le parece a la persona que cae de este nivel y pierde lo que ha alcanzado. Pero, esta sensación en enviada desde arriba para que más adelante la persona pueda elevarse aún más. El grado del ocultamiento depende de lo la persona puede superar.

Todos los mundos espirituales existen en el alma de un hombre, formando una escalera entre el hombre y el Creador. El hombre está rodeado únicamente de esto: un atributo absolutamente altruista de otorgamiento y placer. El hombre llama a este atributo el Creador. La sensación del Creador que llena a una persona, dependiendo del grado de corrección de esta persona, se llama "ascenso espiritual" de un nivel al otro, de un mundo a otro. Todo sucede exclusivamente dentro de una persona.

El mundo circundante no es otra cosa sino la reacción de los atributos internos del hombre a la influencia del Creador. Esto es, todos los mundos - Partzufim, Sefirot - todo lo que pensamos, existe dentro de una persona y nada existe fuera de ella. Podemos decir que solamente existen cuatro atributos de la Luz directa fuera del hombre.

La luz que llega hasta una persona lo construye a él y a todos sus atributos interiores. Todos los mundos espirituales dentro de una persona son solamente diferentes medidas de sentir al Creador. Inicialmente, estos mundos se restringieron, nivel tras nivel, mundo tras mundo, y descendieron al nivel de nuestro mundo. Esto sucedió para poder vestir al alma dentro de un cuerpo en nuestro mundo. En otras palabras, para vestir el "yo" del hombre dentro de atributos absolutamente egoístas que están muy distantes y opuestos al Creador. Por eso es que a estos atributos se les llama, "atributos de este mundo." No nos referimos a los objetos materiales que nos rodean como fluidos, gaseosos, o materia dura. Por "mundo material" nos referimos a los atributos absolutamente egoístas que nos caracterizan a todos por igual, desde el menos importante hasta que al más sobresaliente. Puede tratarse de un bebé o el adulto más egoísta en el mundo. No tiene importancia.

Por "el cuerpo de este mundo" los cabalistas quieren decir un deseo de recibir placer. Está el "cuerpo de este mundo" (un deseo egoísta de recibir) y el "cuerpo espiritual" (un deseo de recibir que tiene una pantalla), es decir, un deseo egoísta convertido en uno altruista.

El Mundo de Briá (en hebreo la palabra Briá tiene la misma raíz que la palabra Bar que significa afuera, exterior), es el primer mundo por debajo del mundo de Atzilut. Empezando desde el mundo de Atzilut, las almas empiezan su transición al estado de la "acción". El mundo de Briá es el primer mundo en el que las almas, de alguna manera, dejan el Pensamiento de la Creación y se vuelven más como un objeto, existiendo "independientemente". Todos los pensamientos y deseos en nuestro mundo y en el mundo espiritual llegan a una persona desde arriba. La ciencia de la Cabalá investiga lo que el hombre tiene que hacer con estos pensamientos y deseos.

Todo lo que existe dentro y fuera de una persona no lo crea ella. Una persona reacciona a cualquier irritación externa según su naturaleza animal. Uno puede calcular las reacciones de una persona por adelantado y predecir que es lo que él o ella harían en una situación dada. Entonces surge la pregunta: ¿existe la libertad de elección, o el libre albedrío?"

El mundo entero promulga la voluntad del Creador y no se mueve un solo átomo en contra de su voluntad. La única diferencia es que el cabalista conscientemente intenta alinear sus propios movimientos con las acciones del Creador. En decir, interiormente, en todos sus deseos, un cabalista quiere permanecer exactamente en la misma corriente que el Creador establece para el Universo entero. De esta manera, el cabalista se encuentra en el estado más cómodo de absoluta libertad y perfección.

El tiempo desaparece y todo se esfuma excepto la sensación del Infinito, porque no hay fallas ni contradicciones entre el que comprende, el resto del Universo y el Creador. Se dice que todas las almas están incluidas en el Maljut del mundo del Infinito, llamado "el punto central." Este punto es el Pensamiento de la Creación: todas las vasijas, todos los atributos del alma salen del allí. Sin embargo, este acto empieza en el mundo de Briá y continúa en los mundos de Yetzirá y Assiyá.

Todo lo que existe en los mundos del Infinito, Adam Kadmon y Atzilut, aún pertenecen al Pensamiento de la Creación. Esto está descrito en las cuatro fases de emanación de la Luz directa: la luz emanando del Creador se llama Fase Shoresh (literalmente en hebreo "fase raíz", base cero). Más adelante esta Luz crea una vasija. Sin embargo, la vasija aún no tiene sensaciones independientes y se llama Fase Alef (la primera fase). La Luz emana del Creador en la Fase Shoresh, una Vasija en la Fase Alef. Estos dos estados aún están bajo el control absoluto del Creador; existen en el Pensamiento de la Creación y aún no están separadas de Él. El mundo de Adam Kadmon corresponde a la Fase Shoresh, del mundo de Atzilut o Fase Alef. Partzuf Galgalta es la raíz de las Luces, AB (la raíz de las vasijas).

La tarea del hombre es tomar consciencia de lo que le está sucediendo, ver la forma en que el Creador trabaja con él y llegar a estar totalmente de acuerdo con las acciones del Creador. Cuando una persona alcanza el estado de total auto-sacrificio y deleite, la Luz Superior pasa a través de él, regresando a la misma fuente. A eso se le llama, la luz reflejada. Desciende desde arriba como luz directa y es reflejada de regreso, llenando la vasija completamente. La Luz directa se viste en la luz reflejada y la persona se vuelve una con el Creador.

En el momento que una persona recibe atributos espirituales, el tiempo y el espacio se fusionan en un punto donde no existe el movimiento. Entonces, la persona ve que todo a su alrededor está absolutamente estático; esto es, nada está sucediendo a su alrededor y todo sucede solamente dentro de él. Dependiendo de su estado interior, o sus atributos espirituales, una persona empieza a ver un mundo completamente diferente a su alrededor. Cada vez que sus atributos se transforman, surge en la persona una imagen completamente diferente.

En otras palabras, lo que existe es lo inmutable, indeterminada, sencilla Luz Espiritual llamada el Creador. El hombre percibe al Creador a través de sus sentidos, los cuales crean dentro de él una imagen conjunta del Universo, llamada nuestro mundo o este mundo. Si los sentidos cambiaran un poco, o fueran menos opuestas a esta Luz adquiriendo atributos más cercanos a los de la Luz, entonces la persona percibiría la Luz con mayor exactitud; es decir, más de acuerdo con lo que la Luz realmente es. El mundo de Assiyá es un ejemplo de esta sensación conjunta. En otros mundos, el mundo de Assiyá no es sino una medida de percepción de la equivalencia a o la diferencia de la Luz, el Creador. Por eso se dice que todos los mundos existen dentro de una persona.

Si una persona perfecciona sus sentidos, él o ella reciben una imagen que se llama el mundo de Yetzirá, la cual es aún más verdadera y semejante a la Luz, etc. En el nivel más elevado, esta imagen se percibe como la sencilla Luz Superior sin distorsiones. En otras palabras, al llenar una vasija, la luz homogénea entrará en ella a través de los cinco sentidos sin que estos la distorsionen. Eso le permitirá a uno sentir al Creador Mismo, Sus verdaderos atributos, pensamientos y deseos dirigidos hacia la creación.

Existen cinco niveles de existencia:

● Inanimado
● Vegetativo
● Animado
● Humano
● El nivel más elevado - el nivel del Creador

Estos son cinco niveles de la naturaleza. Cinco niveles del desarrollo de los atributos interiores que existen también en el mundo espiritual.

¿Qué significa nivel inanimado? La creación permanece en el mismo estado, inmutable, sin movimiento, como objetos inmóviles de la naturaleza. En otras palabras, en el nivel inanimado la creación actúa sin involucrarse o sin intención espiritual individual.

La transición a un nivel más elevado (vegetativo) ocurre cuando uno toma ventaja del método de la Cabalá, que "tira de" una persona fuera de este mundo y convierte a "una piedra" en una "planta". La acción se efectúa solamente mediante la intención, cambiando una intención de recibir placer "para uno mismo" a una de recibir placer "por Creador". La magnitud de la intención determina el nivel espiritual que el cabalista alcanza a través de esta acción.

Al interactuar con el Creador, interiormente, una persona se va volviendo semejante al Creador hasta que llega a la completa equivalencia de forma con Él. La totalidad de las interacciones entre una persona y el Creador se dividen en 620 acciones diferentes. Estas son 620 leyes o acciones espirituales que un cabalista realiza mientras pasa a través de todos los niveles, empezando desde nuestro mundo hasta la completa adhesión con el Creador.

El hombre nace como cualquier otro animal en nuestro mundo lo que significa que no hay nada espiritual en él. Solamente tiene una característica distintiva: a una persona se le puede dar un deseo que no existe en nuestro mundo. Es el deseo altruista de otorgar, el cual es un deseo espiritual. Se llama "punto en el corazón" porque, inicialmente, no está lleno de luz.

Al desarrollarse, el punto gradualmente crece y aparecen en su interior diez Sefirot. Inmediatamente después de la aparición de las diez primeras Sefirot, estas se incluyen dentro del Partzuf espiritual más elevado y a eso se le llama "concepción". Este punto es Sefira Kéter, y es el origen del alma. Las diez primeras Sefirot que surgen en la criatura se llaman "el alma" o "la vasija del alma", y la luz que las llena es "la luz del alma".

Por lo tanto, existe lo siguiente:
  • Infinito
  • 10 Sefirot de ocultación - pantallas
  • Las almas
Si el alma existe detrás de las diez "cubiertas", no siente el mundo del Infinito. Los grados para sentir el mundo del Infinito se llaman "mundos": Adam Kadmon, Briá, Yetzirá, Assiyá, o la escalera espiritual, por llamarla de manera diferente.

Las almas adquieren los atributos de la Luz dependiendo de la cantidad de Luz que reciben, así como en qué nivel de las diez Sefirot y bajo qué "cubierta" existen. Sin embargo, la luz dentro de las diez Sefirot es absolutamente indivisible e inamovible en todos los niveles de todos los mundos. Las almas que reciben esta luz, por el contrario, están divididas en diez niveles que corresponden a los atributos de los nombres de estos niveles. Lo que se quiere determinar es que el Creador es uno e inamovible en el Infinito. Cuando un alma (existiendo en cierto nivel) recibe Luz, la recibe a través de las pantallas u ocultamientos del Creador. Obviamente, se deduce que el alma recibe Luz distorsionada.

Cada uno de estos nombres: Kéter, Jojmá, Biná, Hesed, Gvurah, Tifferet, Netzah, Hod, Yesod, y Maljut se refieren a cierto atributo que oculta y revela. Por un lado, cada nombre indica en que medida oculta del Creador, y por el otro, cada uno señala la medida que el alma revela al Creador elevándose al nivel correspondiente.

Las pantallas de ocultamiento en cuestión operan solamente en el mundo de Briá y descienden porque las almas que reciben esta luz existen solamente en los mundos de Briá, Yetzirá y Assiyá

En los mundos de Adam Kadmon y Atzilut las almas existen solamente como el pensamiento de la Creación y aún no están separadas del Creador. Es por esto que diez "cubiertas" operan solamente en diez Sefirot que están presentes en tres mundos. Briá, Yetzirá y Assiyá. Pero aún aquí las diez "cubiertas" son consideradas como manifestaciones del Creador, hasta llegar al mundo de Assiyá.

En otros mundos, no existe absolutamente diferencia entre los Sefirot y el Creador, como antes de todas las restricciones. La diferencia radica solamente en las vasijas de estas diez Sefirot. El poder de las diez Sefirot, no se manifiesta lo suficiente en los mundos de Adam Kadmon y Atzilut. Estas diez existen ahí como el Pensamiento de la Creación. Las vasijas de las diez Sefirot empiezan a manifestar su poder de ocultamiento solamente en los mundos de Briá, Yetzirá y Assiyá.

Sin embargo, estas cubiertas o pantallas no alteran la luz existente en esas diez Sefirot, como se ha dicho: "Yo, el Señor no cambio", "la luz está en eterna quietud."

Pero surge entonces una pregunta. ¿Si las almas que están recibiendo la Luz no se manifiestan en los mundos de Adam Kadmon y Atzilut, entonces por qué existen en ellas diez Sefirot (diez vasijas)? Si allí no hay almas, para empezar, ¿por qué existen los mundos de Adam Kadmon y Atzilut? Si estos mundos no ocultan nada, no impiden nada, entonces, ¿cuál es su papel? ¿Si ellos guardan medidas diferentes de su propia luz allí, para quién lo hacen?

Hay dos respuestas a esta pregunta:

1. Así es como todos los mundos y Sefirot tienen que desarrollarse.

2. Las almas recibirán la luz, la cual es el deleite de las diez Sefirot en los mundos de Adam Kadmom y Atzilut en el futuro. Esto sucederá después de que los tres mundos, Briá, Yetzirá, y Assiyá se eleven al mundo de Atzilut, y más tarde al mundo de Adam Kadmon. Para que estos tres mundos, Briá, Yetzirá y Assiyá puedan ascender a los mundos de Adam Kadmon y Atzilut (para unirse a ellos) y para recibir una revelación mayor del Creador, los mundos de Adam Kadmon y Atzilut tienen que contener por adelantado niveles o lugares preparados para este proceso.

De otra manera, el alma no es capaz de ascender. Se eleva solamente en conjunción con los mundos de Briá, Yetzirá, y Assiyá. Así es como las almas tienen que ascender allí. Los mundos de Adam Kadmon y Atzilut brillarán para las almas, elevándose a este nivel junto con los mundos de Briá, Yetzirá y Assiyá. De esta manera, las almas recibirán su propio nivel de estas diez Sefirot.

Las Sefirot y Partzufim en cualquier lugar espiritual están divididas en tres partes principales: la esencia del Creador, vasijas de recepción y la luz. Nosotros no podemos ni comprender ni sentir al Creador Mismo. La luz que existe en las Sefirot es la medida de la luz del Creador que las almas reciben conforme a sus atributos corregidos. Esto es porque todo emana del Creador, tanto las vasijas receptoras como la luz que las llena.

No podemos distinguir entre la luz del Creador y el Creador Mismo. El Creador Mismo (en el exterior de la vasija de recepción) es absolutamente imperceptible. No podemos alcanzarlo a Él de ninguna manera. Únicamente alcanzamos lo que penetra en nuestras vasijas; nuestros atributos corregidos que consisten de diez Sefirot. Por eso llamamos Luz a todo lo que percibimos como proviniendo del Creador. Sin embargo, esta es una sensación subjetiva dentro de los atributos corregidos de nuestras almas.

La vasija se percibe a sí misma como si existiera independientemente y esta es una ilusión. ¿Qué podría revelar en el Creador? Solamente puede revelar sus propios atributos corregidos. Atribuye al Creador los mismos atributos que utiliza para nombrar sus propios atributos corregidos: "misericordia", "bondad", etc. Esta es la meta de la existencia de la creación. Ser completamente uno con el Creador y percibir Su absoluta grandeza, alcanzar eternidad y perfección.
 

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