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Reflejo Interior


El Lenguaje de las Ramas

Cuando se trata de referirnos al Mundo Superior y decimos que es independiente del tiempo, del lugar y del movimiento, no tenemos palabras para describirlo, porque nuestro vocabulario proviene de la percepción de nuestros sentidos. Cuando nuestros órganos sensoriales o nuestra imaginación no funcionan, nos sentimos impotentes para expresar lo que experimentamos al adquirir este nuevo sentido que llamamos la pantalla.

En este caso ¿cómo podemos describir nuestra investigación y las sensaciones del Mundo Superior? ¿Además, cómo podemos revelar el Conocimiento Superior con la ayuda de palabras, escribiendo, por medio de libros, tal como es aceptado en la investigación científica? Ciertamente, la transmisión de la información debe ser absolutamente precisa, porque si el lenguaje no es exacto, por el uso incorrecto de una sola palabra, la noción entera se puede distorsionar y el estudiante se puede confundir.

Sin embargo, puesto que todos los objetos y las fuerzas de nuestro mundo se originan en las raíces del Mundo Superior (todo empieza en el Mundo Superior y gradualmente desciende hasta nosotros), los cabalistas formularon un lenguaje con el cual poder comunicarse entre ellos lo que alcanzan, ya sea oralmente o por escrito. Tomaron los nombres de las ramas en nuestro mundo, cuyo nombre corresponde a su raíz en el Mundo Superior. Los cabalistas han elegido este lenguaje especial para su ciencia y lo llamaron "el lenguaje de las ramas".

En ocasiones encontramos algunas definiciones "burdas" en Cabalá que no se utilizan comúnmente en el lenguaje cotidiano. No obstante, una vez que los cabalistas han elegido "el lenguaje de las ramas" para describir su investigación en el Mundo Superior, no pueden dejar de utilizar las definiciones por encontrarlas "burdas", ya que no es posible utilizar alguna otra rama en su lugar.

Todo lo que existe en el universo se origina en el Infinito

Las nociones que son opuestas a nuestra percepción están en unidad simple en el Infinito.

Nada de lo que percibimos con nuestros sentidos o aprehendemos con la mente está ausente en la Fuerza Superior. Sin embargo, es necesario entender que en nuestra percepción todas las nociones están separadas o son contradictorias. Por ejemplo, la palabra "ciencia" difiere de la palabra "placer", porque "ciencia" y "placer" son dos nociones distintas. De igual manera, las palabras "trabajador" y "trabajo" designan dos nociones diferentes. La distinción entre opuestos como "dulce" y "amargo" es aún más aguda porque definen gustos opuestos.

Sin embargo, "ciencia" y "placer", "trabajador" y "trabajo", "dulce" y "amargo", así como otros atributos y formas diferentes y opuestas, se encuentran unidas en la sencilla Luz Superior, sin distinción o separación entre ellas. Hay tres aspectos de la Luz.
  • Una, que implica que es totalmente homogénea.
  • Única, que quiere decir que el infinito número de formas que emanan de ella están unidas en su esencia.
  • Indivisible, sugiere que aunque la Luz realice muchas acciones, todas ellas se funden en una sola imagen que asume diferentes formas en nuestras sensaciones.
Dos diferentes tipos de la Providencia Superior: antes y después del alcance.

Todas las nociones en Cabalá son sencillas e indivisibles, aunque consistan de un gran número de formas y atributos en la percepción del hombre. El observador material y limitado distingue una forma en particular en la sencilla Luz Superior entre una multitud de otras formas.
Por lo tanto, deberíamos diferenciar dos aspectos en la influencia Superior: 
  • La forma del deleite Superior antes de su recepción: la simple e indivisible Luz Superior.
  • La forma individual y particular que la Luz Superior asume después que ha llegado hasta la vasija receptora dependiendo de los atributos de la vasija.
El alma es un aspecto del atributo Superior

Por lo anterior, nos queda claro lo que los cabalistas querían decirnos al hablar sobre la esencia del alma. No existe diferencia entre el alma y la Fuerza Superior, excepto porque la Fuerza Superior es un todo y el alma es una parte de ella. El alma es como una lasca desprendida de una piedra, y para el caso, la piedra sería el todo y la lasca una pequeña parte.

Sin embargo, ¿cómo podemos imaginar al alma como una parte de la Fuerza Superior (atributo de otorgamiento)? ¿Cómo podemos distinguir entre las dos?
Las entidades espirituales están separadas por la transformación de sus atributos.

Los objetos espirituales -los atributos de otorgamiento-, se separan debido a la transformación de sus atributos. Si un determinado objeto espiritual adquiere dos atributos de otorgamiento distintos, de inmediato se escinde en dos.

Al igual que los objetos materiales, al ser separados por una fuerza física, se alejan uno de otro. También los objetos espirituales se escinden cuando surge una diferencia en sus atributos de otorgamiento. El grado de esta diferencia determina la distancia espiritual entre ellos.

La diferencia entre los atributos de la Creación y el Infinito

El alma se separa de la Fuerza Superior de otorgamiento hasta tal punto que pueda considerarse su parte. Sin embargo, si la Fuerza Superior es la sencilla Luz que contiene toda la variedad posible de atributos y formas y abarca todos los opuestos en el mundo en una sencilla unidad que es "una, única e indivisible", ¿cómo pueden cambiar sus atributos? Cómo puede ser diferente la parte de la Totalidad y, en consecuencia, separarse de ella, al tiempo que retiene el mismo atributo de la Fuerza Superior de la cual se apartó?

El universo y todos sus mundos tienen dos aspectos: 
  • La forma ilimitada de esta realidad llamada la Luz del Infinito anterior a la restricción;
  • La forma de esta realidad después de la restricción, en donde todo existe dentro de los límites y medidas de los cuatro mundos: Atzilut, Briá, Yetzirá y Assiyá.
La esencia de la Fuerza Superior es inconcebible en la mente humana, por lo tanto, no podemos darle un nombre. Nosotros, únicamente podemos nombrar conforme al atributo que caracteriza el objeto. Todos nuestros términos y definiciones se refieren a la Luz que es emanada por la Fuerza Superior. La Luz que se expandió e interminablemente llenó la realidad entera, antes de la restricción, se llama Infinito.

El trabajo como la recompensa del alma

Primero, vamos a tratar de comprender el propósito de la Fuerza Superior al crear esta realidad total que incluye los mundos Superior y el nuestro. Si la intención de la Fuerza Superior es otorgar deleite a los seres creados ¿por qué tuvo que crear un mundo material tan desagradable y lleno de sufrimiento? ¿No hubiera sido posible deleitar a las criaturas sin necesidad de esto? Lo que es más ¿por qué fue necesario poner un alma en un cuerpo tan insignificante y egoísta?

Los cabalistas que alcanzan el Gobierno Superior, responden a estas preguntas de la siguiente manera. Alguien que sin merecerlo recibe placer experimenta vergüenza, convirtiendo así el deleite en sufrimiento. Para evitarlo, nuestro mundo fue creado para permitir a las criaturas realizar sus propios esfuerzos y recibir placer sin sentir vergüenza.

El esfuerzo comparado con el placer

¿Cómo podríamos comparar los esfuerzos que realiza el hombre en el transcurso de su breve existencia con el deleite eterno? Esta comparación nos muestra que los esfuerzos no pueden compensar los placeres, lo que quiere decir que la vergüenza permanece y el propósito, el deleite perfecto y eterno, no puede alcanzarse.

Sería como si una persona le dijera a otra: trabaja para mí un día y a cambio voy a satisfacer todas tus necesidades hasta el final de tus días. Parecería más un regalo que un trabajo, porque el trabajo que se realiza en este mundo transitorio, es incomparablemente insignificante frente a la recompensa y los deleites del mundo eterno.

Un pensamiento creó a toda la Creación

Un pensamiento, o más bien, una acción de la Fuerza Superior, creó el universo entero en su forma completa. Este pensamiento es la causa, la acción; y Quien realiza la acción, es la recompensa prevista y la esencia de todos los esfuerzos. Por encima de todo, incluyó todo lo que puede concebirse en el corazón y se fusiona en la Fuerza Superior Gobernante. Por consiguiente, el hombre debe creer que el universo existe en su forma única y perfecta, porque la Fuerza Superior altruista nos creó de esta manera. El hombre sólo necesita corregir su percepción de este estado ideal que él percibe como imperfecto, debido a la diferencia entre su egoísmo y el altruismo de la Fuerza Superior.

¿Cómo pudo el Creador perfecto crear acciones tan imperfectas?

Toda la abundancia y deleite, así como todos los defectos y fallas, se originan en la Fuerza Superior altruista, única y perfecta. Sin embargo ¿cómo pueden existir tantos atributos contrastantes?

Comprendiendo el pensamiento de la Creación

No cabe duda que el fin de la acción está incrustado en el pensamiento inicial. El fin de la acción es la meta de "deleitar a las criaturas", por la que todo fue creado. El pensamiento Superior de la Creación es instantáneo y final. A diferencia del hombre, la Fuerza Superior no requiere de tiempo ni de instrumentos para realizar una acción.
De lo anterior se deduce que el pensamiento "de crear seres y deleitarlos" aparece de inmediato y esta Luz se expande en todas las formas y medidas de deleite que la Fuerza Superior concibió. Todo está incluido en este único pensamiento. Los cabalistas lo llaman "el pensamiento de la Creación" o "la Luz del Infinito", porque no podemos aprehender o dar un nombre a la esencia de la Fuerza Superior.

La voluntad de otorgar crea el deseo de recibir

La voluntad de otorgar de la Fuerza Superior crea el deseo de recibir de la Creación. Ésta es una vasija en la que la Creación recibe el deleite.
Al principio de la Creación, la Luz del Infinito llenó la realidad entera, lo que significa que, debido a la voluntad de otorgar, la Luz se expandió desde la Fuerza Superior y el deseo de recibir la Luz/placer, fue por primera vez incluido en la Luz. Este deseo constituye la medida en que se expande la intensidad de la Luz; es decir, la cantidad de Luz correspondiente a la medida del deseo de disfrutarla.

El deseo crea un estado

El deseo de recibir placer que se origina en el pensamiento de la Creación, deriva placer de la Fuerza Superior, creando así el estado del Infinito, lo cual nos permite comprender la manera en que la Luz del Infinito emana de la esencia de la Fuerza Superior que no tiene nombre. La definición "Luz del Infinito", aparece porque el deseo de recibir está contenido en ella. Esta nueva forma o atributo constituye la cantidad de dicha Luz y no tiene nada que ver con la esencia de la Fuerza Superior.

No existe diferencia entre el deseo y el llenado en el Infinito

Aunque la Luz abandona a la Fuerza Superior cuando se reviste en el deseo de recibir, esta nueva forma aún no se ha definido como el cambio de la Luz de la Fuerza Superior, porque tanto el deseo (Maljut del Infinito) y el llenado (la Luz del Infinito) emanan de la Fuerza Superior, del Pensamiento de la Creación, y no se manifiesta una disparidad de atributos en el deseo. La Luz y el lugar son un conjunto.

La restricción del deseo induce la desaparición del placer

La esencia de la restricción del deseo se encuentra en el hecho que el deseo de recibir placer, que está en la Luz del Infinito (llamado Maljut del Mundo del Infinito) y que comprende toda la realidad, comparó su propio atributo con el de la Fuerza Superior. Como resultado, disminuyó su deseo de recibir, con la intención de corregirlo mediante la creación de todos los mundos hasta el nuestro y así poder ser semejante a la Fuerza Superior. Sin embargo, con la contracción del deseo de recibir, la Luz que lo llenaba desapareció, porque el deseo es el lugar en donde entra la Luz. Por lo tanto, la restricción del deseo, significa que Maljut del Mundo del Infinito redujo su deseo de recibir y expulsó a la Luz, pues no puede haber Luz sin un Kli (vasija).

Separación del alma

Ahora aclaremos la noción de la separación del alma, que se dice es "una parte de la Fuerza Superior". Se planteó la pregunta sobre ¿cómo cambia la forma (atributos) del alma para llegar a apartarse de la Fuerza Superior?

De lo anterior se desprende que hubo una transformación significativa de atributos en el alma, pues aunque la Fuerza Superior contiene todos los atributos, queda claro que el atributo del deseo de recibir está ausente en ella. Como el propósito de la Creación de las almas es el deseo de la Fuerza Superior de deleitarlas, el deseo de recibir se convirtió en la esencia de ellas. Y el cambio en los atributos del alma causó la separación de la Fuerza Superior.

De la misma forma que los objetos materiales se apartan uno de otro con la ayuda de una fuerza, los objetos espirituales se apartan como resultado del cambio en sus atributos. Entre mayor es el cambio, más grande la distancia entre ellos. Si sus propiedades cambian de tal forma que se convierten en opuestos, los dos objetos ya no pueden recibir uno de otro.

Dos sistemas separados de fuerzas positivas y negativas

Después que el deseo de recibir se restringe y adquiere una pantalla, ya no es un Kli de recepción y abandona el sistema de fuerzas positivas. En su lugar, la Luz reflejada es ahora utilizada en esta capacidad, mientras que el Kli del deseo de recibir pasa al sistema de fuerzas negativas.

Ahora, este Kli llamado deseo de recibir, se nulifica, se separa y es expulsado del sistema de fuerzas positivas y la Luz reflejada se convierte en el Kli de recepción en su lugar. Ésta es la diferencia entre los mundos positivos de ABYA (Atzilut, Briá, Yetzirá, y Assiyá), el sistema de fuerzas positivas, y los mundos negativos de ABYA, el sistema de fuerzas negativas. El Kli de recepción en el ABYA positivo, es la Luz Reflejada que está corregida y coincide en sus atributos con la Fuerza Superior. Al mismo tiempo, el ABYA negativo utiliza el deseo de recibir como su Kli de recepción. Este Kli es opuesto al Mundo del Infinito, restringido y, por lo tanto, está separado de la Luz.

El hombre bajo el poder de fuerzas negativas

El hombre recibe su sustento del sistema de fuerzas negativas; por tanto, él utiliza el deseo de recibir de la manera en que ellas lo hacen.

La raíz de todo el mal inicialmente se encuentra insertada en el pensamiento de la Creación, que es otorgar deleite a los seres creados. Como resultado del desarrollo de los cinco mundos de Adam Kadmon y la revelación de las fuerzas negativas en los mundos de ABYA, un cuerpo material negativo (egoísta) cobra vida. El sistema de fuerzas negativas lo sostiene.

El carácter negativo del deseo de recibir es opuesto a la Fuerza Superior, que es sólo el deseo de otorgar placer. Los deseos egoístas se definen como muertos porque como sus atributos son opuestas a la Fuerza Superior, se encuentran totalmente separados de ella y desprovistos de la Luz de la Vida.

Por lo tanto, el cuerpo sostenido por el sistema egoísta y que existe únicamente en el deseo de recibir, se desconecta de la Luz y su deseo siempre está dispuesto a devorar al mundo entero. Aún cuando la gente parece realizar actos de otorgamiento, sus intenciones son siempre egoístas, enfocadas a su propio beneficio.

Sólo con la ayuda de la Cabalá, con la intención de adquirir los atributos de otorgamiento genuinos y alcanzar la equivalencia en la forma con la Fuerza Superior, puede un estudiante corregir su intención de "para mí mismo" a "para la Fuerza Superior". Se le llama "purificación del cuerpo", que transforma en otorgante a la vasija de la persona.

Como resultado de tal transformación, los atributos de la persona se vuelven semejantes a los de la Fuerza Superior y se funde con ella.

La Creación entera se origina en el Mundo del Infinito

La Creación entera, a la cual dio origen la Fuerza Superior, fue creada de la nada, esto es, no tenía raíz antes de aparecer. Esta novedad se refiere estrictamente al deseo de recibir en cada ser creado. Nada más fue creado porque la Luz emana de la Fuerza Superior y no contiene nada nuevo. La Creación se origina en el Mundo del Infinito y desciende de la realidad existente. Sólo el deseo de recibir surge de la nada. Todo lo nuevo que aparece en el mundo es el resultado del cambio en el deseo.

El deseo de recibir es la única creación

Sin embargo, es indispensable generar en los seres creados un atributo nuevo transformado en la forma del deseo de recibir ¿Pues, cómo podrían apartarse de la Fuerza Superior y ser independientes?

El deseo de recibir placer es el atributo principal de la Creación entera, siendo su causa el pensamiento de la Creación. Sucede que es la medida del deleite; por lo tanto, se llama "lugar". Este deseo desciende al atributo de la muerte, separando a las vasijas de recepción de la Fuerza Superior.

La rama aspira a Su Raíz

Como la naturaleza de la rama coincide con su raíz, todas las propiedades inherentes a la raíz serán percibidas por la rama como buenas; va a desearlas y a aspirar a ellas. Por el contrario, la rama rechazará las propiedades que están ausentes en la raíz; las aborrecerá y se apartará de ellas. Esta ley se aplica a cada raíz y su rama.

Puesto que la Fuerza Superior es la raíz de todas las criaturas, naturalmente nos va a gustar todo aquello que la constituye y que desciende directamente hasta nosotros. Los atributos que están ausentes en ella, los sentiremos como antagonistas a nuestra naturaleza y los percibiremos como sufrimiento.

La fuente de todos los placeres y sufrimientos en el mundo

Nos gusta la paz y odiamos el movimiento tan intensamente, que todos nuestros movimientos aspiran a alcanzar paz y relajamiento. Se debe a que nuestra raíz está inmóvil y el movimiento es opuesto a nuestra naturaleza. Nosotros valoramos la sabiduría, el poder, la riqueza, las cualidades buenas, porque son inherentes a la Fuerza Superior. Por otro lado, detestamos la ignorancia, la debilidad, la pobreza y la humillación porque están ausentes en nuestra raíz. En consecuencia, como somos las ramas que descienden del Mundo del Infinito, percibimos todo lo que se origina en la raíz como placentero y relacionamos todo lo que está ausente con el sufrimiento.

Influencia indirecta de la Fuerza Superior

Si la Fuerza Superior y su creación es todo lo que existe, entonces todo lo que la creación recibe es emanada por la Fuerza Superior o se origina en la creación misma. Podemos deducir que todas las sensaciones desagradables son provocadas por los atributos de la creación y no provienen directamente de la Fuerza Superior. Es equivalente a una persona acaudalada que invita a un mendigo a su mansión y le ofrece comida y bebida. Le regala también joyas costosas. El mendigo simultáneamente experimenta placer y vergüenza. Ambas sensaciones las provoca el hombre rico con su actitud hacia el mendigo. Sin embargo, la influencia bondadosa proviene directamente del anfitrión, mientras que la incomodidad por recibir inmerecidamente se origina en la esencia del huésped como resultado de la acción indirecta del anfitrión.

Compensación de la vergüenza
De lo anterior se desprende que siempre sentimos como algo insoportable el atributo de recepción indirectamente instalado en nosotros por la Fuerza Superior. El deseo de recibir un nuevo atributo creado en el receptor no es malo en sí mismo. Lo que es más, constituye la esencia de la Creación. No obstante, la persona que detecta esta propiedad en su ser siente cuán intolerable es porque está ausente en su raíz.

Este mundo fue creado para permitir al hombre sentir vergüenza ante el Otorgante como resultado de recibir inmerecidamente, así como la diferencia en sus atributos. Para corregir esta situación, el alma desciende a este mundo, se encarna en el cuerpo y, por medio del estudio de Cabalá con la intención de ser similar a la Fuerza Superior, convierte al deseo de recibir en deseo de otorgar. El alma deja de correr tras el placer; ahora recibe deleite con el propósito de otorgar a la Fuerza Superior, porque Ella desea que las almas disfruten su Luz. Como resultado de la purificación de su deseo de recibir egoísta, el alma deja de experimentar vergüenza y en consecuencia, revela cuán absolutamente perfectos son los seres creados.

Por lo tanto, en vista de que el deseo de recibir es inherente a nuestra raíz, sentimos vergüenza y no lo podemos tolerar. Para corregir esta sensación, la Fuerza Superior nos hace capaces de transformar nuestro deseo egoísta en un deseo de otorgar. Este esfuerzo formidable sólo puede realizarse en este mundo.

Ganancia doble o pérdida doble

Nuestro mundo se encuentra totalmente desprovisto del deleite Superior y uno tiene que esforzarse para alcanzarlo. Este esfuerzo lo percibimos como sufrimiento porque viene indirectamente de la Fuerza Superior. Sin embargo, es imposible permanecer sin placer alguno, pues esto también contradice nuestra raíz que está llena de deleite. Por lo tanto, un hombre elige sufrir y trabajar duro para alcanzar la plenitud. No obstante, como recibir es egoísta, nunca está contento. Lo que es más, sufre el doble, al duplicar sus esfuerzos, pero permanece vacío y frustrado.

En contraste, los que transforman su "deseo de recibir" en "un deseo de otorgar" (esto es, reciben con la intención de dar) ganan el doble. Ellos se fusionan con la Fuerza Superior y alcanzan la paz, porque en ese caso, sin esfuerzo alguno, ellos reciben el deleite desde arriba.

El pensamiento de la Creación

La unidad de la Fuerza Superior manifiesta en nuestra comprensión que el único propósito detrás de todos los atributos y formas en el universo, en el incluyente pensamiento de la Creación, es "otorgar deleite a los seres creados". Este pensamiento envuelve a la realidad entera hasta su corrección completa, porque es el propósito de la Creación y al mismo tiempo, su fuerza motora. El pensamiento de la Fuerza Superior es una ley para los seres creados.

Puesto que el deseo de Él es complacernos, ella nos creó como los receptores de su deleite. Una vez que esta ley se convirtió en parte de nuestra naturaleza, perdimos contacto con el Creador y asumimos el estado de la Creación.

Al alejarnos de la Fuerza Superior, el alma alcanza el estado de "cuerpo separado" en este mundo. Mientras se encuentra en el estado opuesto a la Fuerza Superior, el hombre puede atraer la Luz Superior con la ayuda de la Cabalá. Corregirá su intención y en consecuencia convertiremos el deseo de recibir en un deseo de otorgar. Esta es nuestra recompensa, porque mientras que el deseo de recibir permanezca sin corrección con la intención "para otorgar", el hombre no pude recibir más placer sin sufrir la "vergüenza".

Sin embargo, al corregir el deseo de recibir, el hombre logra la equivalencia de forma con la Fuerza Superior y puede recibir deleite infinito.

Evidentemente, estos atributos espirituales como acción, corrección, trabajo, recompensa y muchos otros, se originan en un pensamiento incluyente del Creador, "para deleitar a sus criaturas".

Movimiento espiritual

El movimiento espiritual difiere del que podemos percibir con nuestros sentidos. Cualquier transformación en los atributos se llama movimiento porque un nuevo atributo se separa y se aleja del objeto espiritual. Adquiere un nombre y un lugar, lo que lo vuelve similar a un objeto material cuya parte se mueve a otro lugar. El movimiento espiritual indica la aparición de nuevos atributos.

Tiempo espiritual, pasado y futuro

La esencia del tiempo está en la sensación de movimiento. La mente humana imagina y da forma a un cierto número de movimientos que se perciben en una secuencia, uno tras otro, y crean el concepto de "tiempo". Sin embargo, si el hombre y su medio ambiente hubieran estado inmóviles, la noción del tiempo habría dejado de existir.
Lo mismo se aplica a la espiritualidad. Un número de atributos transformados, definidos como movimientos espirituales, uno ocurriendo tras otro bajo la forma de causa y efecto, se llaman "tiempo". Las nociones "antes" y "después" siempre significan causa y efecto.

Material de la Creación

El material de la Creación es el deseo de recibir placer y se le conoce como una vasija. Todo lo que existe en la Creación entera que no sea el deseo de recibir se refiere a la Fuerza Superior y es llamada Luz.

El deseo de recibir es la forma primaria de cada esencia
Puesto que no podemos aprehender la esencia, definimos la forma primaria como el material. Aunque "al deseo de recibir" se le conozca como la forma y la manifestación de la esencia ¿cómo podemos percibirlo como material de la esencia?

Pero lo mismo ocurre en los objetos materiales, en donde la forma primaria de la esencia se llama "el material primario" de esta esencia, porque ni percibimos ni aprehendemos ningún material, ya que nuestros órganos sensoriales son incapaces de detectarlo. Nuestros sentidos -vista, oído, olfato, gusto y tacto-, envían al cerebro las señales que reflejan algunos de los atributos de la esencia y que asumen una determinada forma sólo a través del contacto con nuestros sentidos.

Si tomamos, por ejemplo, los átomos que conforman la base primaria de alguna esencia aislada como resultado de un proceso químico, aún así no son sino propiedades que nuestros sentidos perciben de esta manera. Por otro lado, son discernibles gracias a la manifestación de su "deseo de recibir y ser recibido". En ellos, encontramos que conforme a las leyes de estas acciones, podemos distinguir estos átomos en varias combinaciones, al punto de identificar la materia primaria de esta esencia. Aún así, éstos constituyen las fuerzas de la esencia, no el material.

Por lo tanto, vemos que es imposible que nosotros comprendamos el material primario como no sea suponiendo que la forma primaria es el material primario que contiene todas las demás formas que se derivan de él. Así es particularmente en los Mundos Superiores, porque nada de los que percibimos con nuestros sentidos existe allí.
 

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