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270. Quién causa el Rezo

 

¿Quién causa el rezo?
Artículo Nº 18, 1985-86

 


Nuestros sabios escribieron (Masejet Brajot 32): “Uno debe siempre alabar al Creador y luego rezar”. Eso nos muestra, que uno debe creer, que cuando una persona llega al estado, en que siente sus fallas en el trabajo del Creador –cuando siente que su fe no es como debería ser, esto es, tener la habilidad de creer que el Creador es benevolente. Y este sentimiento surge, cuando ve que no puede dar las gracias al Creador y decir sinceramente: “Bendito sea Aquel que dijo: ‘Que haya un mundo’”, es decir, que disfruta tanto del mundo, que agradece al Creador por haber creado el mundo, para que él tenga algo con lo que disfrutar. Si no siente el bien y el placer que hay por recibir, es difícil para él el estar agradecido por ello. Y le duele no poder alabar al Creador por el mundo que Él ha
creado y decir sinceramente: “Bendito sea Aquel que dijo: ‘Que haya un mundo’”.


Y esa carencia le duele, o sea, que él dice que ese sentimiento debe haber llegado hasta él porque está alejado del Creador, es decir, porque está inmerso en el amor propio. Eso le provoca separarse del Creador, lo que significa que no siente la grandeza del Creador debido a que el Creador se oculta de él. Y, por lo tanto, no puede ver la verdad, tal como está escrito: “Pues es tu vida y la extensión de tus días”. Y tampoco puede sentir la importancia de la Torá, tal como está escrito: “Pues esta es tu sabiduría y tu comprensión, ante los ojos de las naciones, que escucharán todas estas leyes y dirán: ‘Esta gran nación es ciertamente un pueblo sabio y versado’”. Cuando la persona se evalúa, concluye: “¿Dónde está este entusiasmo del que hablan las naciones acerca de nosotros? Como está escrito: ‘... ciertamente un pueblo sabio y versado.’ que somos por la fuerza de la Torá, porque observamos lo que está escrito: ‘Observa y cumple; pues esta es tu sabiduría y tu comprensión ante los ojos de las naciones’.


Entonces, ¿por qué no siento la importancia de la Torá y las Mitzvot?” En ese estado de reflexión, cuando él siente cuán alejado está de cualquier importancia por el trabajo del Creador, y comienza a despertar y pensar: “Algo debe hacerse. No puedo estar en este estado de bajeza durante el resto de mi vida”. Ciertamente, este es el momento en el que una persona comienza a rezar al Creador para que lo acerque a Él y lo ayude desde arriba, como nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a purificarse recibe ayuda”. En otras palabras, que el Creador quite de él, la ocultación de la grandeza y la importancia de la Kdushá (Santidad), para poder vencer todos los pensamientos y deseos bajos, que llegan desde el amor propio. 


Y que todas sus preocupaciones sean solamente sobre lo que puede hacer por la Kdushá, llamada “para otorgar satisfacción a su Hacedor”. Y, ciertamente, eso sólo puede hacerse en la medida en que cree en la grandeza e importancia del Creador. Por lo tanto, pide del Creador que le abra los ojos, para que vea y sienta la grandeza e importancia del Creador, como está escrito (Salmos 88):  “Señor, ¿por qué abandonas mi alma? ¿Por qué me ocultas Tu Rostro?” Y entonces es un rezo desde el fondo del corazón.

Esto es, en ese momento, la persona quiere que el Creador sane su corazón, tal como está escrito (Salmos 147): “Él sana a los de corazón roto y venda su tristeza”. Y entonces la persona probablemente piense, que el despertar del rezo, para que el Creador lo acercara a Él, proviene de sí mismo, y espera la salvación del Creador, y que Él le ayude, con recibir y conceder su plegaria. Esto es, que Él lo llevará cerca de Él, puesto que está rezando ahora, porque ahora siente Su carencia, la cual no sentía antes. Por lo tanto, cuando la persona no recibe del Creador lo que piensa que el Creador debería darle, se enfada porque el Creador no le concede su plegaria. En cuanto a las otras personas, cree que Él no les acerca porque no tienen un deseo por la espiritualidad. Pero ella no es como la otra gente, quienes no tienen ninguna afinidad con el Creador, por lo que el Creador no necesita acercarles de ninguna manera.


Pero de esa persona, que rezó para que el Creador le ayude, el propio Creador puede ver que ese hombre, no es como las demás personas, sino que es más elevado que el resto; él entiende el mundo y su propósito, y considera el propósito por el que fue creado y lo que debe lograr. Pero cuando ve a las otras personas, ve su bajeza –que todos sus pensamientos y acciones son para su propio beneficio– y siente que él tiene una comprensión diferente porque su mente y sus cualidades son más virtuosas y dignas, que el resto de las personas.  Además, algunas veces la persona ve que incluso es más virtuosa, que las otras personas de su grupo. Ve que ellas piensan ocasionalmente en la espiritualidad, pero ella, cada pensamiento y todos sus deseos son solo sobre la espiritualidad. Y ella, siempre quiere salir del amor propio, y todas sus peticiones al Creador son solo para que Él le libere de esta bajeza. Y no ve que sus amigos sean así de serios también, y que piensen sólo sobre espiritualidad.


Por esa razón, está molesta con el Creador, por no concederle su plegaria, dejándola en su estado actual, como el resto de los amigos, y no es considerado con ella, es decir, con su plegaria, ya que ella reza de verdad y desde el fondo del corazón. Por lo tanto, con respecto a que se le conceda su plegaria, encuentra que hay una falla arriba. Y se pregunta a sí misma: “Pero está escrito: ‘Porque Tú escuchas el rezo de cada boca’, y ‘Cada boca’4 significa que toda la boca debe pedir el rezo, es decir, que todo su cuerpo exija que el Creador le ayude. Pero, en cuanto al resto de las personas, sus rezos no son respondidos porque no es con ‘cada boca’”.


Baal HaSulam dijo acerca de esto: “Está escrito: ‘Y sucederá que antes de que ellos llamen, Yo responderé, y mientras aun estén hablando, Yo escucharé’”. Él interpreta que cuando una persona siente su carencia y reza para que el Creador le ayude, no es porque la persona siente su carencia, y eso le da una razón para rezar. Más bien, la razón es que ella está siendo favorecida por el Creador, y el Creador desea acercarla. En ese momento, el Creador le envía la sensación de su propia carencia, y le llama para unirse a Él. En otras palabras, es el Creador quien le acerca, dándole un deseo de dirigirse hacia el Creador y hablar al Creador. De eso se deduce que el Creador la acercó, con ello que le dio lugar, para hablar con el Creador. Eso se llama “Antes de que llamen, Yo responderé”. En otras palabras, el Creador acercó a esa persona a Él, antes de que apareciera el pensamiento en la mente de la persona de que debía rezar al Creador. Pero, ¿por qué el Creador le eligió a ella y le llamó para presentarse ante a Él y rezar? Para eso, no tenemos respuesta. En lugar de esto, debemos creer por encima de la razón que eso es así.

Eso es lo que llamamos “Guía de la Providencia privada”. O sea que la persona no debe decir: “Estoy esperando que el Creador me dé el despertar desde arriba y entonces tendré la posibilidad de trabajar en el trabajo de santidad”. Baal HaSulam dijo que, con respecto al futuro, una persona debe creer en la recompensa y el castigo, es decir, que debe decir (Avot, Capítulo 1): “¿Si no estoy yo por mí, quién está por mí, y cuando yo estoy para mí, qué soy yo, y si no es ahora, cuándo? Por lo tanto, no se debe esperar ni un instante. En cambio, debe decir: “¿Si no es ahora, cuándo?” Y no se debe esperar un mejor momento en el que entonces: “Luego me levantaré y haré el trabajo de santidad”. Más bien, es como nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 2): “No digas: “cuando me desocupe cambiaré”, no vaya a ser que no te desocupes”.

Pero después del hecho, dijo Baal HaSulam, uno debe creer en la Providencia privada –que no fue la persona quien llamó al Creador, sino el Creador quien llamó a la persona y le dijo: “Quiero que Me hables”. De eso se deduce que la razón del acercamiento no provino del individuo sino del Creador. Por esa razón, uno no debe pensar que el Creador no escucha su rezo. En cambio, Él lo acercó incluso antes de que se volviera al Creador para que lo acercara a Él.
Eso se llama “Antes de que llamen, Yo responderé”. De lo antes dicho se deduce que si la persona ha despertado para sentir su estado de bajeza, eso no vino de la persona, sino del Creador que le envió ese sentimiento, para que pidiera que la acercara. Por lo tanto, en cuanto la persona tiene un pensamiento de que está alejada del Creador y desea rezar al Creador para que la acerque, no debe rezar antes de agradecer al Creador, por haberla llamado para acercarla.
El Creador quiere que la persona le rece al Creador. Y cuando una persona hace un autoanálisis sobre por qué de pronto recordó que hay espiritualidad en el mundo, y que ella debería tratar de obtener algo en la espiritualidad, si inmediatamente dice que el Creador le envió ese pensamiento, entonces puede rezar. Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron: “Uno debe siempre alabar al Creador”. En otras palabras, tan pronto como uno comienza a considerar su situación con respecto a la espiritualidad, debe inmediatamente alabar y agradecer al Creador por haberle dado el pensamiento y deseo por la espiritualidad. Luego, cuando sabe que el Creador lo está llamando, inmediatamente comienza a agradecer y a alabar al Rey por haberle acercado. Es en este momento cuando puede
rezar por su situación, ya que ve que carece de la Torá y no ve la distinción entre verdadero y falso, y reza para que el Creador le enseñe el camino de la verdad.


Ahora podemos entender lo que nuestros sabios dijeron (Midrash Rabá, Toldot 63, Marca 5): “‘Y el Señor le respondió’. Rabí Levi dijo: ‘Hay una alegoría acerca de un príncipe que se esforzaba por tomar una libra de oro de su padre. Él se esforzaba desde dentro y se esforzaba desde fuera, ya que en árabe, ‘esforzarse’ significa ‘pedir’. Interpreta allí el “Matanot Kehuna”, que ‘tomar una libra significa que su padre también deseaba darla, y se esforzaba de manera opuesta para apresurarlo a que tomara’”. De lo que hemos explicado, la razón de que una persona quiera
acercarse proviene del Creador. El Creador no espera que la persona despierte, sino que despierta a la persona. Después, uno ruega que el Creador la acerque. Podemos entenderlo con la alegoría que da acerca del verso, “Y oró Isaac”, lo que significa que Isaac le rezó al Creador. Y dio una alegoría acerca de ello, es decir, que su padre, esto es, el Creador, conspira desde dentro, lo que significa que su Padre le dio el pensamiento y el deseo de rezarle a Él, y luego el príncipe conspira desde fuera. En otras palabras, el pueblo de Israel son príncipes, y están fuera del palacio del Rey y desean acercarse al Creador, es decir, entrar al palacio del Rey. Eso significa que su Padre en los Cielos comenzó primero.

 

 

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