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710. ¿Qué significa que uno comienza en Lo Lishmá en el trabajo?

 

¿Qué significa que uno comienza en Lo Lishmá en el trabajo?

Artículo N° 23, 1987-88



Está escrito en Pesajim (pág. 50): “Rabí Yehuda dijo: ‘Rav dijo: ‘Uno debe siempre ocuparse de la Torá y las Mitzvot, incluso si es en Lo Lishmá (no en beneficio/nombre de la Torá), ya que de Lo Lishmá llega a Lishmá (en beneficio/nombre de la Torá)’”. Maimónides dijo (Hiljot Teshuvá Capítulo 10, 5): “Los sabios dijeron: ‘Uno debe ocuparse en la Torá, incluso si es en Lo Lishmá, ya que de Lo Lishmá se llega a Lishmá’. Por lo tanto, cuando se les enseña a los pequeños, a las mujeres, y a las personas comunes, se lo hace sólo para trabajar por temor y para recibir una recompensa. Hasta que incrementen su conocimiento y obtengan mucha sabiduría, se les dirá ese secreto de a poco, hasta que suavemente lo alcancen y lo conozcan a Él y Lo sirvan por amor”. Y en Pesajim (pág. 50) está escrito, en el Tosfot: “En el Capítulo dos de Brajot, se dice: ‘Todo el que se dedica a la Torá en Lo Lishmá, es mejor para él no haber nacido’. Y Rabí Yehuda dice: ‘Ahí trata acerca de uno que está estudiando para alardear y burlarse’”. Y en Brajot, el Tosfot explica: “Debemos preguntar, ya que aquí trata de uno que estudia sólo para molestar a sus amigos, y allí trata sobre alguien que estudia para ser respetado”.

Con lo antes dicho, podemos ver que, en general, debemos hacer dos discernimientos en el trabajo del Creador:

1) Lishmá (en beneficio/nombre de la Torá),

2) Lo Lishmá (no en beneficio/nombre de la Torá).

Debemos saber qué es exactamente Lishmá y qué es exactamente Lo Lishmá. En Lo Lishmá, vemos que tenemos cinco discernimientos que hacer:

1) Como dijo Maimónides, él se ocupa de la Torá y las Mitzvot (preceptos), porque el Creador nos lo ordenó, y él desea observar Sus preceptos y por eso lo hace. Pero debemos discernir cuál es la razón que lo compromete a observar los preceptos del Creador. Maimónides dice que debemos decirle: “Por recompensa y castigo”. En otras palabras, si cumple los preceptos del Creador, Él lo recompensará: Tendrá una larga vida, riqueza y el mundo por venir. Y si no los cumple, será castigado por no querer cumplir esos preceptos. Sin embargo, debemos hacer dos discernimientos en cuanto a la recompensa y el castigo: Como Maimónides dice (placeres materiales); Hay recompensa y castigo de los placeres de la Torá y las Mitzvot. Este asunto, no puede ser revelado a estudiantes que comienzan en el trabajo, ni a pequeños ni a mujeres.

2) El segundo discernimiento en Lo Lishmá, como dice el Tosfot, es que está estudiando la Torá para ser respetado. Esto es peor que el primer discernimiento que Maimónides menciona, ya que no exige del Creador que pague su recompensa. Más bien, quiere que las personas le respeten −ya sea con riqueza o con honores− y esta es la razón que lo obliga a ocuparse de la Torá y las Mitzvot. Podríamos decir que parece que observa la Torá y las Mitzvot porque las personas le comprometen, porque de otra manera las personas no lo recompensarán, y no porque el Creador le ordenó observar la Torá y las Mitzvot. Sin embargo, esto también ingresa bajo el discernimiento “de Lo Lishmá se llega a Lishmá”.

3) El tercer discernimiento es como el Tosfot dice: “Uno que estudia la Torá con el fin de burlarse y molestar a sus amigos”. Esto es peor que los discernimientos previos de Lo Lishmá. Sobre eso, está dicho, “Todo el que se ocupa de la Torá en Lo Lishmá es mejor para él no haber nacido”. 

Explicaremos a continuación qué es Lishmá, y los cinco discernimientos en Lo Lishmá, Comenzaremos de abajo hacia arriba. Lo Lishmá con el fin de burlarse es el peor. Lo es tanto, que los sabios dijeron que uno que va por este camino “es mejor no haber nacido”. Debemos entender por qué “con el fin de burlarse” es peor que uno que estudia “para ser respetado”. Después de todo, está estudiando en ambos casos para los creados y no para el Creador. Debemos explicar la diferencia entre ambos. Se sabe que se nos ha dado el precepto “ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Rabí Akiva dijo acerca de esto que es la gran regla de la Torá. Se presenta en el libro La Entrega de la Torá, que esta es la transición para salir del amor propio y entrar en el amor a los demás, que es el amor a los amigos, y luego ingresar en el amor al Creador. Significa que es imposible trabajar en Lishmá antes de que uno salga del amor propio. Por eso debemos hacer dos distinciones con respecto al amor al prójimo:

1) Cuando se tiene amor al prójimo;

2) Cuando no se tiene amor al prójimo. Pero hay una tercera distinción, que es el odio al prójimo. En otras palabras, hace cosas para herir al otro. Esto se denomina “Aquel que tiene honor en la desgracia de su amigo”. En otras palabras, disfruta que su amigo se encuentre en desgracia y esté atormentado, y aquello le aporta placer. Esa persona es considerada como una dedicada al odio de las personas. Por eso podemos distinguir entre uno que está estudiando para ser respetado y uno que estudia para molestar.

El propósito es llegar a Lishmá, y se nos dio el consejo mediante el cual podemos llegar a Lishmá – que es a través del amor a los demás. En consecuencia, aun cuando uno que estudia para ser respetado, no se está ocupando del amor al prójimo, pero todavía no hace cosas con odio hacia las personas, ya que aquellos que le respetan disfrutan de él y por eso le dan honor. A pesar de esto, él todavía tiene una oportunidad de llegar a Lishmá, simplemente por el hecho de que se dedica a la Torá y las Mitzvot, ya que por sí mismas le aportan un espíritu purificador con el que será capaz de ascender en los grados y llegar al amor al prójimo y al amor al Creador. Por eso dijeron al respecto: “De Lo Lishmá se llega a Lishmá”. Pero uno que estudia para molestar, que es un acto que le conduce al odio del prójimo, desea ser honrado con la desgracia de su amigo, y por cierto nunca será capaz de llegar al amor al Creador, ya que sus acciones detienen su salida del amor propio. Así, ¿cómo saldrá del amor propio y llegará al amor al Creador? Y todavía hay un discernimiento más que hacer en Lo Lishmá: mediante coacción, como está escrito en el Artículo Nº 19, año 1986-87. Por ejemplo, si una persona trabaja para una otra persona ortodoxa y recibe un buen salario por su labor, y el patrón le dice: “Quiero que observes la Torá y las Mitzvot. Caso contrario, no quiero que trabajes para mí”. Él llega a casa y le dice a su esposa que el empleador quiere despedirlo.

La esposa dice, “¿Por qué observar la Torá y las Mitzvot? ¿Acaso porque tienes un empleador ortodoxo? Nosotros no creemos en eso. ¿Vamos a vender nuestra consciencia por dinero?” Pero cuando le dice a su esposa: “He estado en muchos otros lugares y es muy difícil encontrar un trabajo en estos días, así que si no aceptamos la condición del empleador, pasaremos hambre”. “Por lo tanto”, dice el esposo, “No debemos sacrificarnos por nuestra consciencia, sino que sabemos la verdad, que no creemos en la Torá y las Mitzvot.

En cambio, observaremos la Torá y las Mitzvot no porque el Creador nos lo dijo, sino porque el dueño de la fábrica nos ordenó, y por eso lo hacemos. Y no tenemos que creer en el empleador. Así que, ¿qué pasará si observamos la Torá y las Mitzvot? El acto no mancilla nuestra consciencia, y no nos hace creyentes súbitamente. Porque permanecemos como no creyentes en el Creador incluso cuando hacemos esos actos”. Ante esto: ¿qué clase de importancia hay para tal Torá y Mitzvot, cuando explícitamente dice que en sus puntos de vista, permanece como el resto de los seculares? ¿Cuál es el valor de tales actos de acuerdo a nuestro entendimiento? Sin embargo, desde la perspectiva de la ley halájica (ley religiosa), debemos forzarle incluso si dice que no quiere. Significa que mediante eso, él todavía observa los preceptos del Creador, pero se denomina Lo Lishmá.

Es como escribió Maimónides (Hiljot Deot, Capítulo Seis): “Pero en cuestiones de santidad, si no se arrepiente en secreto, es avergonzado en público y es desagraciado y maldecido hasta que se corrija y vuelva al bien”. Esto significa que incluso esta forma se llama Lo Lishmá, pues desde ese Lo Lishmá, la persona llega a Lishmá, más que aquel que estudia para molestar, de quien nuestros sabios dijeron, “es mejor no haber nacido”. Y aquí debemos interpretar que al cumplir con la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá, no está haciendo nada en contra del amor a los demás. Más bien, esto proporciona placer a los otros. Esto es, al ortodoxo, quien ve que ahora él se ha convertido en respetuoso de la Torá y las Mitzvot, porque no le importa el motivo, sino la acción.

Por consiguiente, lo disfruta. Pero aquel que estudia para burlarse va en contra de lo que una persona debe hacer. Con lo anterior, hemos explicado la diferencia que hay entre la persona que estudia para molestar, que es el peor, y aquel que trabaja por coacción, que se ve forzado a trabajar por los demás, lo cual es Lo Lishmá y que se ubica por encima del que estudia para molestar. Y a pesar de que es difícil decirlo, está cumpliendo con la Torá y las Mitzvot por su propia voluntad y no por coacción, pero lo hace para burlarse, que es tan sólo un pensamiento y no una acción. Pero, ¿por qué el que observa por coacción la Torá y Mitzvot, que está bajo la presión de las personas, es mejor que uno que estudia para molestar, si aquel no actúa por su propia voluntad? Tal vez deberíamos decir que, a pesar de todo, a través de esta obra que realiza, aunque sea por coacción, el acto en sí tiene el poder de llevarle a una buena voluntad y pensamiento, como nuestros sabios dijeron sobre el versículo, “Se sacrificarán por su voluntad ante el Señor”. Y ellos dijeron (Arajin 21), “Se sacrificarán” alude a que él se ve forzado y tú puedes decir que es contra su voluntad. El Talmud dice que es su voluntad. ¿Cómo se le fuerza? Hasta que él dice, ‘Yo quiero’.

Por esta razón, podemos decir que es más importante que aquel que estudia para molestar. Sin embargo, debemos preguntar, “Al final de cuentas, él realiza el acto de forma íntegra, pero piensa que a través de esto recibirá honores cuando demuestre que sabe y el otro no. ¿Por qué es tan difícil lograr la meta que se llama Lishmá con Lo Lishmá que es para molestar, hasta el grado en que los sabios dijeron que es mejor no haber nacido? Podríamos decir que la persona que está estudiando para molestar debe hallarse completamente inmersa en la Torá y probablemente se considera a sí misma como un hombre íntegro en la Torá. De ser así, nunca pensará sobre el asunto de Lishmá porque ve que investiga la Torá más que sus compañeros, que no dedican tantas horas ni calidad en el esfuerzo. Y él ve que hace mayores esfuerzos en la Torá que sus compañeros pues la examina para conocer el significado correcto que debe desprenderse de la Torá, y no estudia superficialmente como los otros, sino que se esfuerza mentalmente. Por consiguiente, ¿cómo puede considerar que él tiene una carencia? Nunca podrá llegar al reconocimiento del mal para saber que debe lograr Lishmá. Por esta razón está perdido. Por eso es que ellos dijeron sobre él, “es mejor no haber nacido”. Y lo más importante en Lo Lishmá que lleva a Lishmá.

Es como dijo Maimónides, “Para recibir recompensa y no ser castigado”. Porque el Lo Lishmá al que se refieren en el Tosfot (por respeto), él realiza acciones para que las personas lo vean y lo aprecien. Por lo tanto, parece que está cumpliendo con los preceptos de la gente, que trabaja para ellos y que son ellos los que le pagarán su recompensa. Pero aquel que trabaja con la intención de la recompensa y el castigo trabaja para el Creador, porque quiere que el Creador le pague su recompensa por su labor en la Torá y las Mitzvot. No quiere que la gente le pague su recompensa porque no está trabajando para ellos.

Más bien, trabaja y observa la Torá y las Mitzvot porque el Creador nos las ha entregado para que se cumplan. Y con esto, recibiremos recompensa por nuestra labor. Por lo tanto, este es ciertamente un grado más elevado que aquel al que se refiere el Tosfot, esto es, Lo Lishmá para recibir respeto. Esto es porque allí él trabaja para que la gente le respete, pero con la recompensa y el castigo, trabaja para el Creador, lo cual se llama Lishmá, es decir para el Creador, salvo que aun quiere recompensa por su trabajo y es debido a esto que no se considera todavía como “Lishmá verdadero”. Pero, debemos tomar en cuenta otro discernimiento que se llama Lo Lishmá como Maimónides dijo. La cual se refiere a la recompensa y el castigo que son de un carácter diferente.

Normalmente, entendemos que la recompensa y el castigo se revisten en ropajes corporales, como comer, beber, etc. El Zóhar dice que nuestra capacidad de disfrutar los deseos corporales se componen de una luz tenue, que cayó del mundo de la rotura, que son la fragmentación de las chispas sagradas en las Klipot (cáscaras) y este es todo el placer que mora en ellos. Todo el mundo persigue estos placeres. Cuando se escribe que la mayor parte de la Luz está vestida en la Torá y las Mitzvot, esta es la clase de recompensa y castigo que él quiere. Y siempre debemos tener cuidado, cuando hablamos con alguien que empieza a observar la Torá y las Mitzvot, pues debemos pensar primero en cuál sería el motivo adecuado para esa persona. Cada quien tiene una cuestión que le interesa, una razón por la cual ve que valdría la pena observar la Torá y las Mitzvot, pues por medio de esto recibirá algo que merezca hacer un gran esfuerzo y un arduo trabajo. Y estará dispuesto a darlo todo para obtener aquello que él piensa que vale la pena para él. 

Por esta razón, debemos siempre hablar con una persona sobre aquello que sea tan importante que valga la pena para que entregue todo lo que se le pide. De otra forma, si no se le da una razón que le haga ver la ganancia, no escuchará lo que se le dice. Siendo que el individuo se conforma con lo que tiene y es difícil que cambie sus costumbres, a menos que obtenga un beneficio por ello, algo que tenga la importancia suficiente que le dé la energía para cambiar sus hábitos y comience a trabajar en forma distinta a la que está acostumbrada.

Por lo tanto, frente a nosotros hay cinco discernimientos en Lo Lishmá:

1. Por coacción;

2. El que estudia para molestar;

3. El que estudia para ser respetado, como se refiere en Tosfot;

4. Por recompensa y castigo material, como dice Maimónides.

5. Recompensa y castigo espiritual. Lo material es algo que todos entienden. Sino que él quiere recompensa y castigo de placeres espirituales, como está escrito en la Introducción al Libro del Zóhar (Ítem 31) “Y el grado final en esta división, en Lo Lishmá, ‘Es que se enamora apasionadamente del Creador, como el que se enamora apasionadamente de un amor corporal, hasta que el objeto de su pasión se halla delante de sus ojos todo el día y toda la noche, como dice el poeta, ‘Cuando pienso en Él, Él no me deja dormir’”.

Pero con respecto al quinto discernimiento en Lo Lishmá, no podemos decirle a una persona que comience con este Lo Lishmá, pues no todas las personas pueden comprenderlo, es decir, creer que existe en la Luz que se viste en la Torá y las Mitzvot un placer mayor, del que uno puede disfrutar en el goce que se viste en los placeres corporales. Esto es que si la Luz del placer que se viste en la Torá y las Mitzvot fuese evidente de inmediato, se llamaría “la Providencia Revelada”. En ese estado sería imposible que una persona pudiese trabajar en Lishmá, porque el placer que experimentaría por la Torá y las Mitzvot le forzaría a hacer todo, y no porque el Creador ha mandado que se cumpla. Es como está escrito en la Introducción al Estudio de las Diez Sfirot (Ítem 43), “Si, por ejemplo, permítanos suponer que el Creador realizara providencia revelada con Sus creaciones de esta manera: Quienquiera coma algo prohibido se asfixia inmediatamente y todo el que realiza un Mitzvá encuentra inmediatamente en esto un placer tan maravilloso como los deleites más finos de este mundo material. ¿Qué necio consideraría todavía probar una cosa prohibida, sabiendo que debido a ello perderá su vida?... Del mismo modo, ¿qué necio dejaría Mitzvá sin realizar tan rápidamente como fuera posible, y se retiraría o demoraría (en recibir) tan gran placer corporal que llega a su mano en forma tan inmediata como pueda?” De esto se desprende que no cabría posibilidad de elección, pues los grandes placeres que se visten en la Torá y las Mitzvot son inmensas Luces.

Es debido a esto que el placer está oculto. En forma inversa, en la corporalidad, el placer en cada acción está revelado, lo cual hace que anhelemos cualquier lugar en donde vemos que existe algo de placer. Y el cuerpo no dice si está prohibido o está permitido. Debido a esto, se desprende el asunto de la elección y el asunto de la recompensa y el castigo. Se deduce de esto que al platicar con alguien sobre tomar sobre sí la carga de la Torá y las Mitzvot, uno debe considerar seriamente qué tipo de Lo Lishmá presentarle, pues como se dijo antes, a cada quien se le debe entregar el Lo Lishmá adecuado a su carácter, para que vea que Lo Lishmá vale la pena tomar sobre sí mismo en la Torá y las Mitzvot. Por ejemplo, el primer discernimiento (por coacción) es adecuado para todos.

En otras palabras, si uno puede forzar a otra persona, con coacción, no importa si el otro entiende o no entiende. En cualquier caso, se llama “coacción” es decir, que uno puede realizarlo, incluso si él entiende totalmente que está en lo correcto pero no tiene elección. A esto se le dice “coacción”. Pero, con las otras formas de Lo Lishmá, cada persona tiene un carácter distinto y es importante presentar lo que sea aceptable para la persona.

Podemos entender las otras tres formas de Lo Lishmá:

1) Para molestar;

2) Para ser respetado;

y 3) Para recibir una recompensa o castigo material.

Sin embargo, cada persona tiene una naturaleza distinta, por lo que se debe tener mucho cuidado en conocer qué tipo de Lo Lishmá debe presentarse, es decir qué Lo Lishmá la persona encontrará que vale la pena trabajar por ello. Pero con la quinta forma de Lo Lishmá, anhelar el amor del Creador porque siente placer con la Torá y las Mitzvot, esto no podemos comprenderlo porque depende de los sentimientos. Y antes de que la persona empiece a probar esa sensación no tiene caso hablarle de ello. Es debido a esto que se llama “la forma final de Lo Lishmá”, es decir, que luego uno ingresa al grado de Lishmá.

Sin embargo, debemos entender que si una persona llega al grado en que anhela la Torá y Mitzvot en la medida que se menciona anteriormente, “Cuando pienso en Él, Él no me deja dormir”, ¿por qué a esto se le  considera Lo Lishmá? Ciertamente es porque el placer en la Torá y las Mitzvot es lo que le obliga a observar la ley y los preceptos. Lishmá quiere decir que la grandeza del Creador, “porque Él es grande y poderoso”, es la causa que le obliga a observar la Torá y las Mitzvot. Por lo tanto, no es el placer la razón que le obliga, sino el Creador. Este discernimiento de Lishmá está descrito en la Introducción al libro del Zóhar, (Ítem 32), “El trabajo con la Torá y Mitzvot Lishmá, para otorgar y no recibir recompensa lo hace digno de recibir las cinco partes del alma que se llaman NaRaNJaY. Sin embargo, conforme a la regla de que el hombre es un mundo pequeño, que se compone de setenta naciones, también se compone de Israel.

Por lo tanto, dijimos que hay cinco discernimientos en Lo Lishmá, pues hay personas que pertenecen a un determinado tipo de Lo Lishmá, pero debemos también apuntar que todos estos tipos de Lo Lishmá existen dentro de la persona, pero surgen en un determinado momento. Algunas veces trabaja con Lo Lishmá para ser respetado, y algunas veces, usa Lo Lishmá por coacción, como dijo Maimónides, “Es avergonzado en público y es desagraciado y maldecido hasta que se corrige y vuelve al bien”. En otras palabras, cuando una persona viene a rezar en la sinagoga, o a estudiar la Torá para que sus amigos no le desprecien, pues todos lo despreciarán en sus corazones a pesar de que nadie se lo informe.

Dirán “¿Por qué no vienes a las lecciones de Torá en la sinagoga?” Pero, él se dará cuenta que ciertamente todos le consideran como inferior. Por lo tanto, la desgracia que siente le obliga a ir a la sinagoga. De esto se desprende que la causa de Lo Lishmá que le fuerza es la coacción, como dijo Maimónides. Es más sencillo emplear este Lo Lishmá porque es efectivo, pues Lo Lishmá que está conectado al sufrimiento –la desgracia– proporciona más energía para vencer los obstáculos que él enfrenta. Por lo tanto, en los momentos en que una persona se encuentra en un descenso pronunciado, Lo Lishmá de la vergüenza todavía puede tener efecto en él. Se considera coacción por la vergüenza, es decir la vergüenza -que es el sufrimiento– le obliga a hacer cosas a pesar de que el cuerpo no esté de acuerdo. Y algunas veces la persona se fortalece con Lo Lishmá de recompensa y castigo, como dijo Maimónides. Y algunas veces él tiene recompensa y castigo al descubrir un sentido en el trabajo, mientras que si no observara la Torá y las Mitzvot carecería de sentido y este es el último Lo Lishmá.

 

 

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